EPÍLOGO
Un mes y medio después de la derrota de Negan, las cosas habían cambiado drásticamente.
Daryl y Lara habían asumido el papel de líderes en el Santuario, tratando de ayudar a la gente a recuperarse tras la derrota de Negan. Los alexandrinos habían regresado a casa, Ezekiel y Carol habían regresado con sus fuerzas al Reino y todo estaba tranquilo.
Lara había estado visitando a Rick y Michonne durante unos días con Daryl cuando dio a luz a su bebé. Había estado jugando con Judith en el porche, dibujando en el papel que Michonne le había traído.
Estaba sentada con las piernas cruzadas en el porche cuando sintió algo cálido y húmedo entre sus muslos, y miró hacia abajo sorprendida—. ¿Qué demonios?
Judith la miró, riendo mientras señalaba el charco de agua—. ¿Orinaste?
—No —respondió Lara, preguntándose cómo estaba tan tranquila—. La tía Lara está a punto de tener un bebé. ¿Puedes correr y encontrar al tío Daryl por mí?
—Sí —respondió Judith, poniéndose de pie.
Cuando se fue, Lara se puso de pie y se dirigió al interior de la casa—. ¿Rick? —él no respondió, así que Lara recurrió a medidas drásticas, gritando—: ¡RICK!
Escuchó un estruendo en el piso de arriba, seguido de pasos y un rápido descenso de las escaleras—. ¡¿Lara?!
—En la cocina —gritó Lara.
Rick corrió hacia la habitación, abrochándose los pantalones, Michonne no muy lejos detrás de él—. ¿Qué pasa?
—Bueno, mientras ustedes dos se divertían, se me rompió la fuente —respondió Lara.
—Está bien, podemos conseguir una nueva —dijo Rick, sin prestar atención a lo que decía Lara.
Michonne golpeó su brazo—. Su fuente se rompió, idiota. Quiere decir que el bebé está en camino.
Los ojos de Rick se agrandaron—. Mierda. Está bien, ¿qué necesitas que haga?
—Llévame con Siddiq —respondió Lara, antes de dejar escapar un gemido—. Ah... contracción.
—Rick, ayúdame —dijo Michonne—. Tenemos que llevarla a la enfermería.
Sin entrar en demasiados detalles, el nacimiento del bebé de Lara fue relativamente tranquilo. Estuvo lidiando con las contracciones durante cuatro horas antes de que Siddiq le informara que podía pujar. En ese tiempo habían trasladado a Lara a la enfermería, sentándola en una de las camas.
Daryl había estado allí todo el tiempo, y era el único en la habitación además de Siddiq; Rick y Michonne esperando afuera. Lara podría jurar que nunca había sentido un dolor así, después de recibir disparos, apuñalamientos y zarandeos, esto era insoportable.
Agarró la mano de Daryl y él trató de ignorar el hecho de que probablemente se iría con algunos dedos rotos, porque Lara estaba gritando y él odiaba escucharla sufrir. Finalmente, después de unos largos y agonizantes minutos, Siddiq dio un paso atrás con la bebé en sus brazos, los pequeños gritos perforaron el silencio en la habitación.
—Está aquí —anunció Siddiq, sosteniendo a la bebé en sus brazos—. Y se ve saludable.
—Déjame verla —susurró Lara.
Siddiq la llevó con cuidado hacia Lara, donde la colocó sobre su pecho. Lara acunó a su bebé, notando el pelo oscuro que ya estaba presente en su cabeza. Ella sonrió. Justo como el de Daryl. Lara usó una manta que le entregó Siddiq para limpiarla cuidadosamente. Su grito se calmó cuando sintió el abrazo de su madre y Lara sonrió.
—Es hermosa —dijo Lara en voz baja, mirando a Daryl—. Está aquí, finalmente.
—Ella es tan pequeña —dijo Daryl.
—Es una bebé, Daryl —rió Lara tranquilamente—. Ella va a ser pequeña.
—¿Quieres ayudarme a limpiarla y a envolverla? —le preguntó Siddiq a Daryl—. A Lara le vendría bien unas horas de descanso.
Lara asintió—. Sí. No la dejes caer.
—Lo intentaré —prometió Daryl.
Con eso, Lara se desmayó por el agotamiento.
Estuvo dormida durante unas horas, y en ese tiempo Daryl ayudó a Siddiq a limpiar a la bebé y tuvo cuidado cuando la cargó. Era tan pequeña, y sin embargo podía gritar con todas sus fuerzas. Al principio a Daryl le preocupaba que despertara a Lara, pero después de un rato y sin señales de que Lara se moviera, Daryl logró mecerla suavemente para que se durmiera.
Era tan pequeña y tan frágil que sostenerla se sentía como si estuviera sosteniendo una granada. Estaba acostumbrado a ballestas y rifles, pesos familiares en sus manos que no dependían de él como ella. Estaba acostumbrado a ser bruto con las manos, pero al sostenerla, sentía que si se movía demasiado rápido, la rompería de alguna manera.
Ella tenía su pelo, y Daryl podía verlo. Donde el pelo de Lara era una especie de color rubio, el de Daryl era más oscuro, y su pequeña niña tenía su pelo. Se preguntó cómo serían sus ojos cuando los abriera, de qué color serían. ¿Serían del azul océano como los de él o de un marrón cálido como los de Lara?
Ella se agitó en sus brazos, sus diminutas manos se liberaron de las sábanas mientras su rostro se contraía levemente, una advertencia de que vendrían más gritos. Daryl la meció gentilmente, recordando cómo había sido con Judith.
—Hola, cariño —susurró Daryl en voz baja—. Oye, estás bien. Estás bien. Papá te tiene. ¿Escuchaste eso? Soy tu papá, y me aseguraré de que estés a salvo, ¿sí? Eres perfecta, Ro.
—¿Puedo sostenerla? —llegó la voz de Lara.
Daryl miró hacia arriba y vio que sus ojos lo observaban—. ¿Estás segura?
—Sí —dijo Lara—. ¿Ya entró alguien?
—No, Siddiq les dijo que estabas durmiendo —respondió Daryl.
—¿Por cuánto tiempo dormí? —preguntó Lara.
—Un par de horas —respondió Daryl.
Lara enarcó las cejas—. ¿Y no la dejaste desde entonces?
—No.
Mientras le entregaba con cuidado a su hija, Daryl de repente sintió lo pesados que estaban sus brazos. Sus brazos se habían dormido y como el peso de su hija ya no estaba en sus brazos, se cayeron a los costados cuando se sentó junto a Lara en la cama.
—Es perfecta —susurró Lara, apartando el pelo de su hija—. Hola, Ro.
—Lo hiciste muy bien —dijo Daryl—. No me dijiste que ibas a ser tan ruidosa.
Lara rió en voz baja—. ¿Vamos a dejar que entren?
Daryl se encogió de hombros—. Es tu decisión.
Lara asintió—. Sí, déjalos entrar. Apuesto a que Rick y Michonne estuvieron ahí todo el tiempo.
Cuando Rick y Michonne entraron a la habitación con Judith entre ellos, vieron a Lara acostada en la cama con el bebé en brazos y las sonrisas estallaron en los rostros de ambos.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Michonne.
Lara se encogió de hombros—. Bien, supongo. Dormí la mayor parte del dolor.
Rick miró a la bebé—. Tiene el pelo de Daryl.
—Tiene mucho pelo —dijo Lara—. Para ser honesta, no esperaba que tuviera tanto.
—Bueno, ¿vas a decirnos su nombre? —preguntó Michonne.
Lara miró a Daryl—. ¿Quieres hacerlo tú o debería ser yo?
—Díselo tú —respondió Daryl.
—Bueno, debería contarles cómo se nos ocurrió el nombre —dijo Lara—. Realmente fue elección de Carl. Si no fuera por él, nunca hubiera elegido ese nombre —vio a Rick y Michonne sonreír con tristeza—. Fue en la prisión, habíamos ido a dar un paseo por el bosque para tratar de encontrar algunas bayas y esas cosas, pero nos cruzamos con unas flores, y Carl dijo que debería ponerle a mi hija el nombre de ellas.
—Eso es dulce —dijo MIchonne.
Lara asintió—. Les presento a Rosie.
lara y daryl regresarán en
bleeding out
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