[97] DIVIDIDOS UNA VEZ MÁS

Se despidieron de Bob a la mañana siguiente y, después de su muerte, lo enterraron en el cementerio fuera de la iglesia.

Lara estaba con Rick y Carl, un brazo alrededor de los hombros de su sobrino. Ahora que el peligro había pasado, era hora de que el grupo se separara, y después de que Bob fue enterrado, se congregaron para discutir sus próximos movimientos.

Abraham le entregó a Rick un mapa—. Esta es nuestra ruta para DC. La seguiremos mientras podamos. Si no, bueno, conoces nuestro destino. Cuando Eugene se encuentre con los genios que quedan allá, todo volverá a la normalidad. Este grupo debe estar allí para presenciarlo —le dio a Rick una mirada destinada solo para él—. Tú debes estar allí para presenciarlo.

—Lo estarán —dijo Maggie.

—Lo estaremos —dijo Michonne.

—Lo estaremos —confirmó Rick.

Abraham asintió—. En marcha.

Lara no podía dejar que Glenn se fuera sin despedirse, así que cuando él se volvió para dirigirse hacia el autobús, corrió hacia él y lo abrazó. No la había visto venir, así que se sorprendió por un momento antes de devolverle el abrazo.

Lara sollozó en su hombro, con los ojos cerrados—. Ten cuidado, ¿de acuerdo?

—Lo tendré —prometió Glenn—. ¿Estás llorando?

—Hormonas —respondió Lara—. Yo solo... no mueras, ¿de acuerdo?

—No lo haré —dijo Glenn suavemente, besando su frente—. Cuídate, Lara. Nos veremos de nuevo.

—En algún lugar —respondió Lara antes de señalarlo con un dedo severo—. No te atrevas a conseguir otra mejor amiga.

—De ninguna manera —dijo Glenn—. Eres mi única mejor amiga.

Lara se despidió de Maggie, la abrazó y le hizo prometer que seguiría viva y que tanto ella como Glenn estarían a salvo, luego el grupo subió al autobús y, después de un momento, Abraham cerró las puertas. Lara vio partir el autobús, de pie junto a su hermano.

Cuando Rick notó la expresión de Lara, le pasó un brazo por los hombros y la atrajo hacia él, en un abrazo—. Glenn y Maggie estarán bien y Daryl volverá.

—Estoy preocupada por él —susurró Lara—. Estoy tan preocupada que esta mañana vomité.

—Bueno, eso no es bueno para nadie —dijo Rick—. No tienes que preocuparte por él. Él es duro.

—Solo lo extraño —dijo Lara—. Prometió no volver a irse y desaparece la noche en que nos casamos.

—Debe tener una buena razón —dijo Rick.

Lara asintió—. Estoy segura que sí, pero hasta que lo vea y escuche su razón, seguiré preocupada.

El resto del día fue tranquilo, con Rick y Tyreese limpiando los cuerpos de los muertos, quemándolos en la parte trasera de la iglesia. Lara consoló a Sasha por un tiempo, sabiendo cómo se sentía llorar por un ser querido perdido, antes de dejarla sola. La compañía era tolerable hasta que se volvía sofocante y, a veces, era necesario dejar a las personas solas y darles tiempo para procesar su trauma antes de aceptar ayuda.

Cuando cayó la noche y la iglesia se oscureció, Lara se sentó con la espalda apoyada en el remolque de los bancos, con las piernas extendidas frente a ella y una lata de frijoles a medio comer a su lado. Todos los demás estaban dispersos por toda la iglesia, pero ella estaba fuera del alcance de la mayoría de ellos. Levantó la vista hacia la ventana antes de mirar la cruz y cerrar los ojos, dejando escapar un suspiro.

—Dios —susurró Lara—. Por favor, déjalo vivir. Por favor, déjalo volver a mí —sus manos fueron a su estómago—. A nosotros. Por favor, después de cada cosa de mierda que nos has hecho a todos, por favor, no me lo quites. Sé que no he hecho mucho para merecer algo de ti, pero por favor, no puedo hacer esto sin él. Por favor, no me hagas hacer esto sola.

La puerta de la iglesia se abrió y Michonne entró, buscando a Lara en particular. Cuando vio la gorra familiar asomándose por detrás de los bancos, sonrió—. ¡Lara!

Lara se giró para mirar hacia el pasillo y se quedó boquiabierta cuando vio quién estaba de pie detrás de ella. Poniéndose de pie, dio unos pasos tentativos hacia adelante, observando cómo Daryl avanzaba hacia la luz. Entonces, cuando estuvo segura de que no estaba soñando, Lara corrió a lo largo del pasillo y saltó a sus brazos.

—¡Idiota! —gritó Lara mientras envolvía sus brazos alrededor de su cuello y sus piernas alrededor de su cintura—. ¡Eres un completo idiota! ¿Por qué te fuiste?

—Lo siento mucho —susurró Daryl mientras Lara dejaba caer los pies al suelo de nuevo—. No debería haberme ido, pero vi un auto como el que se llevó a Beth y lo seguí.

—¿La encontraste? —preguntó Lara.

Daryl negó con la cabeza—. No, pero sé dónde está.

—¿Dónde está Carol? —preguntó Lara, mirando detrás de Daryl en busca de alguna señal de su amiga—. ¿Está aquí? ¿Está bien?

—La atraparon —respondió Daryl, sonando triste—. Quienquiera que sea, la atrapó antes que yo. La chocaron y se la llevaron.

—¿Cómo saliste?

—Larga historia —respondió Daryl—. Hay alguien que quiero que conozcan.

Silbó e hizo un gesto a alguien que se escondía detrás de la puerta, y un chico adelantó. Lara parecía insegura—. ¿Quién es?

No podía tener más de veinte años, era de piel oscura y tenía una expresión aterrorizada en el rostro. Cuando dio un paso adelante, miró a Daryl, presumiblemente para tranquilizarlo, y recibió un sutil asentimiento en respuesta. Caminaba con una cojera notable, visible desde los pocos pasos que dio para llegar a la luz y ser visto por Lara.

—Este es Noah —respondió Daryl—. Robó nuestras cosas, luego las recuperamos y nos ayudó a salir. Él sabe dónde está Beth.

—¿Dónde está? —preguntó Lara.

—Atlanta —respondió Noah torpemente—. En el hospital Grady Memorial.

—¿Eso sigue en marcha? —preguntó Lara—. ¿Cómo?

—No lo sé —respondió Noah—. Pero tenemos que volver y ayudar a Beth. Ese lugar es... no es lo que parece. La mujer que lo dirige va a hacer que ese lugar se derrumbe. Beth no está segura allí. Tenemos que sacarla.

—Y a Carol —agregó Lara—. Tenemos que sacarlas a las dos.

Rick parece inseguro, habiendo estado escuchando la conversación—. No podemos simplemente ir a Atlanta. La ciudad está invadida.

—Podemos hacerlo —insistió Noah—. Tu amigo entró y salió sin que lo atraparan. Es fácil si sabes a dónde vas.

—Más despacio —dijo Lara, levantando las manos—. No quiero ser yo quien diga esto, pero, ¿cómo sabemos que podemos confiar en ti?

—No lo sabemos —respondió Rick, mirando a Daryl—. ¿Confías en este chico?

—Sí.

—Si Daryl confía en él, es suficiente para mí —le dijo Lara a Rick—. Daryl tiene un buen juicio de carácter y parece bastante inofensivo.

—¿Qué pasó mientras yo no estaba? —preguntó Daryl, notando la sangre salpicada en las paredes.

—¿Recuerdas a Gareth? —dijo Lara—. Agarraron a Bob y se comieron su pierna. Fue mordido y... murió. Los de Terminus llegaron a la iglesia; trató de matarnos.

—Cada vez que me voy te metes en algo diferente. No te voy a dejar otra vez —respondió Daryl—. Dios, podrían haberte matado.

—No hagas promesas que no puedas cumplir —dijo Lara, luego dio un paso hacia Noah—. Hola, es un gusto conocerte. Soy Lara. Lara Dixon-Grimes.

—Noah —respondió Noah, estrechándole la mano—. Encantado de conocerte. Daryl me habló de ti.

—¿Qué te dijo? —preguntó Lara, mirando a Daryl de reojo.

—Cosas buenas —respondió Noah—. Lo prometo.

Rick dio un paso adelante—. ¿Podemos confiar en ti?

—Eso espero, señor —respondió Noah—. No pretendo hacer daño. Sólo quiero ayudar a Beth.

Por alguna extraña razón, Lara le creyó.

A la mañana siguiente, después de que Lara pasara la noche acurrucada con los brazos de Daryl escuchando su historia, comenzaron a fortificar la iglesia, destrozando los bancos para proporcionar tablas para la ventana y quitando el metal del piano para crear una especie de valla alrededor de la entrada. Mientras Lara sacaba algunos de los tubos de metal, Gabriel los observaba a ella y a Daryl.

—¿También van a usar la cruz? —preguntó Gabriel amargamente.

Daryl lo miró—. Si la necesitamos.

Lara sabía que Daryl estaba ansioso por volver a Atlanta para rescatar a Beth, pero Rick dudaba. Después de una discusión con Michonne, finalmente estuvo de acuerdo y prepararon un grupo para dirigirse a la ciudad para organizar su rescate. Lara se vio obligada a quedarse atrás nuevamente, lo que no la emocionó demasiado.

—¿Por qué no puedo ir? —preguntó Lara—. Soy una gran tiradora y puedo pelear.

—Pero también estás embarazada —respondió Rick, entregándole a Judith—. Quédate aquí. Habrá otras peleas.

Lara miró su estómago—. Estúpido bebé.

—Oye, ese es mi bebé —dijo Daryl—. No lo llames estúpido.

Lara lo miró fijamente—. Quiero ir contigo.

—No —respondió Daryl, besando la frente de Lara—. Volveremos pronto. Lo prometo.

—Odio esto —dijo Lara—. Será mejor que vuelvas, porque sino puedes apostar tu trasero a que iré por ti, con o sin bebé.

Daryl suspiró—. Lo sé, pero estaremos bien. Solo ten cuidado.

—Siempre —respondió Lara, abrazando a Daryl con un brazo mientras sostenía a Judith con el otro—. Te amo.

—Yo también te amo —dijo Daryl, sonriendo.

—Cuida de Carl —le dijo Rick a Lara, antes de mirar a su hijo—. Cuida de tu tía.

Judith comenzó a llorar en los brazos de Lara cuando Carl y Michonne comenzaron a bloquear la puerta una vez que el grupo se había ido. Lara meció a la bebé suavemente mientras el sonido de Carl martillando los clavos la agitaba aún más. Ahora solo quedaban Michonne, Lara, Carl y Judith en la iglesia, con Gabriel, por supuesto.

Gabriel no parecía él mismo, y Lara se preocupó cuando empezó a fregar las salpicaduras de sangre seca en los suelos de madera. Carl colocó su arsenal de armas frente a él mientras Lara cambiaba el pañal de Judith al otro lado de la habitación.

—Escoge una —dijo Carl—. Tienes que aprender a defenderte. Podemos enseñarte.

Gabriel lo miró—. ¿Defenderme? —sonaba incrédulo—. Dijeron que se irían.

—Eran mentirosos —respondió Carl—. Y asesinos.

—Como nosotros —respondió Gabriel.

—Y comían personas, literalmente —agregó Lara, su voz resonando por toda la iglesia—. No olvides ese detalle crucial.

—Solo nos protegimos —dijo Carl—. Querían matarnos. Tienes suerte de que tu iglesia haya durado tanto. Ya no puedes quedarte en un solo lugar. No por mucho tiempo. Y cuando estés afuera, te encontrarás con problemas de los que no podrás esconderte. Tienes que aprender a pelear.

Gabriel tomó un machete de mala gana. Carl asintió.

—Buena elección. Pero no lo estás sosteniendo bien. Tienes que poder empujarlo, porque a veces sus cráneos no son tan suaves y vas a tener que...

—Lo siento —interrumpió Gabriel, poniéndose de pie—. No. Necesito acostarme.

Desapareció en la rectoría y Carl se volvió para mirar a su tía—. ¿Dije algo que no debería?

—No —respondió Lara, sacudiendo la cabeza. Agarró a Judith de la manta sobre la que estaba acostada y la metió en la cesta—. Algunas personas simplemente no están hechas para este mundo.

—Debería aprender —dijo Carl.

—Y lo hará —le dijo Lara—. De una forma u otra tendrá que enfrentarse a lo que hay ahí fuera, tal como lo hicimos nosotros. Aprenderá de la manera fácil o de la difícil. Sólo espero que, por su bien, sea por la fácil.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top