[93] CASADOS
Glenn y su grupo fueron los primeros en regresar, y lo primero que Maggie le contó a Lara fue cómo Glenn tropezó con una pila de cajas y un trapeador mientras registraba la tienda de armas que allanaron. Luego, Glenn le contó a Lara sobre los silenciadores que había encontrado escondidos en una mini nevera, el detalle realmente importante que Maggie se olvidó de compartir.
—Fue un éxito —dijo Glenn, mientras le dedicaba una sonrisa a Lara.
—Hasta que tropezó —respondió Maggie, y Glenn frunció el ceño.
—Anímate —bromeó Lara tocándole la mejilla—. No todos los días te tropiezas con un trapeador.
—¿Necesito recordarte la vez que te caíste por las escaleras cuando estábamos en Atlanta? —preguntó Glenn.
Lara dejó de reír—. No, no es necesario que mencionemos eso.
—Sí, es necesario —respondió Maggie, mirando entre los dos—. ¿Qué sucedió?
—Nada.
—Estábamos bajando las escaleras y Lara estaba hablando de lo que sea que estaba divagando, y no vió un escalón y cayó hasta el fondo —respondió Glenn, riendo—. Lo juro, debe haber habido al menos veinte escalones y ella simplemente rodó hasta el fondo.
—Eran de metal y me rasparon toda la espalda —añadió Lara, estremeciéndose al recordarlo—. Shane pensó que me habían atacado.
—Fue divertido —dijo Glenn.
—¿Qué hay de la vez que pisaste un rastrillo y te golpeó en la cara? —preguntó Lara, riendo—. Era como algo sacado de una caricatura.
—No lo vi —dijo Glenn tímidamente.
—Yo sí —respondió Lara—. Pero era una oportunidad demasiado buena como para perderla.
Los ojos de Glenn se agrandaron—. Traidora.
—Te burlaste de mí por caerme por las escaleras —dijo Lara.
—Dios, ¿cómo llegaron hasta aquí? —preguntó Maggie.
Lara y Glenn se encogieron de hombros antes de decir—: No sabemos —al unísono perfecto.
—La cantidad de accidentes que tuvimos —dijo Lara—. Hubo una vez en que Glenn se resbaló con jabón derramado y caí directamente detrás de él. Era como esa escena en la que Bambi estaba en el hielo. No podíamos levantarnos.
—Ese fue el peor —dijo Glenn—. Luego comenzamos a deslizarnos por los pasillos para ver quién podía llegar más lejos.
Maggie puso los ojos en blanco—. Cómo lograron hacer algo siempre será un misterio para mí.
—Hacemos un buen equipo —respondió Lara, apoyando su codo en el hombro de Glenn—. Y para ser honesta, no podía pensar en nadie mejor para tener como mejor amigo.
—Yo tampoco —dijo Glenn—. Por eso puedo ser el padrino de tu bebé.
Lara se rió—. Sí.
Cuando el resto de los grupos regresaron, Rick trajo suficiente comida para varias semanas y la llevó de vuelta a la iglesia en cajas de plástico apiladas en carritos. Mientras descargaban la comida en la iglesia y Daryl y Carol regresaban con el agua, Lara estaba esperándolos en los escalones, ya que se le había prohibido cualquier trabajo pesado en el futuro previsible. No podía esperar el momento en que tuviera que usar un arma o matar a un caminante simplemente para ver la expresión de los rostros de Rick y Daryl.
Cuando Daryl vio a Lara en los escalones de la iglesia, sonrió y le entregó el agua a Eugene, quien desapareció adentro con el resto del grupo. Daryl se dirigió hacia Lara y la encontró al pie de los escalones de la iglesia.
—Hola —saludó Lara—. Te extrañé.
—Solo me fui por unas pocas horas —respondió Daryl.
—¿No se me permite extrañarte? —preguntó Lara.
—Solo digo —dijo Daryl—. Unas pocas horas.
Él la abrazó y ella sonrió mientras envolvía sus brazos alrededor de él—. Sabía que tú también me extrañaste.
—No, solo extrañé al bebé.
Lara jadeó—. Eso es grosero.
Daryl se rió—. Estoy bromeando. Te extrañé.
Lara dejó escapar un suave suspiro—. Oye, he estado pensando...
—Bueno, ten cuidado de no lastimarte —respondió Daryl, con un tono sarcástico.
—¡Oye! —exclamó Lara—. Pero, en serio, he estado pensando. Estamos en una iglesia, ¿verdad?
—Sí —dijo Daryl lentamente.
—Y Gabriel es sacerdote, así que estoy segura de que hace todas las ceremonias y cosas que normalmente suceden en una iglesia —continuó Lara—. Y ahora estamos aquí... ¿por qué no lo hacemos oficial?
—¿Quieres casarte? —preguntó Daryl—. ¿Pararte frente a todos y decir votos y esas cosas?
—Bueno, no con tantas palabras —respondió Lara—. Solo quiero hacer la ceremonia porque quizás nunca volvamos a tener esta oportunidad.
—¿De verdad quieres esto? —preguntó Daryl.
—Solo si tú lo quieres —respondió Lara—. Y siempre quise casarme en una iglesia como Rick y Lori, así que esta puede ser mi única oportunidad. Obviamente, si no quieres, no tenemos que hacerlo, pero...
Daryl sonrió—. Vamos a casarnos.
Cuando le preguntaron a Gabriel si los casaría oficialmente, él estaba más que feliz de hacerlo. Sus amigos se reunieron, a pesar de que Lara les dijo que no tenían que hacerlo, y observaron cómo Gabriel repetía las palabras que la mayoría de ellos ya sabían, preguntándoles si se tomaban el uno al otro para ser su pareja de por vida, en la salud y la enfermedad, hasta que la muerte los separe.
Y finalmente anunció que estaban, oficialmente, casados.
Daryl odiaba todo el asunto, deseaba que solo fueran él y Lara, y tal vez Rick y Carl, pero ver la sonrisa en su rostro cuando Gabriel le dijo que la besara hizo que todo valiera la pena. Fue solo un beso corto, pero fue suficiente para ambos. Los dos odiaban ser el centro de atención, pero casarse frente a su familia era algo que Lara siempre quiso.
Y ahora lo tenía.
Se casó con el amor de su vida con la misma ropa sucia que siempre usaba, frente a las personas que se habían convertido en su familia, y en ese momento todo fue perfecto. No necesitaba campanas de boda, ni un vestido blanco, ni un ramo elegante, ni nada por el estilo; estaba feliz de compartir el momento con todos los que amaba.
Después de que Gabriel los casara, Rick declaró que era hora de comer, y la moral del grupo se disparó cuando llenaban sus platos con cualquier comida que pudieran encontrar. Lara fue una de las primeras en ir, porque todos coincidieron en que como estaba embarazada ella lo necesitaba más que nadie, y aunque odiaba que la obligaran a hacerlo, cuando se sentó con un plato de comida, sintió que podría realmente sobrevivir así, rodeada de gente que la amaba y viviendo como si no fuera su último día en la Tierra.
Se sentó con Glenn y Maggie por un rato, hablando y riendo como si estuvieran viviendo una vida normal. Contaron historias sobre su infancia y bromearon sobre lo que estarían haciendo ahora mismo si el mundo no se hubiera acabado. En otra vida nunca se habrían conocido, y Lara nunca se habría hecho amiga de Glenn ni conocido a Daryl, ni siquiera habría tenido un bebé en camino.
Notó a Daryl sentado solo en uno de los bancos y se excusó de Glenn y Maggie, yendo a sentarse a su lado. Ella sonrió cuando él la vio—. Hola, esposo.
Daryl se rió—. ¿Ese será mi nombre a partir de ahora?
—Solo hasta que desaparezca la adrenalina —respondió Lara, mirando el anillo en su dedo mientras Daryl pasaba un brazo alrededor de sus hombros—. No puedo creer que estemos oficialmente casados, ¿sabes?
—Lo sé —respondió Daryl en voz baja—. Estoy feliz de haberte encontrado.
—Yo también —respondió Lara—. No sé que hubiera hecho si seguía sola por más tiempo.
—No, quiero decir al comienzo de todo esto, en Atlanta —dijo Daryl—. Si no te hubiera encontrado, solo hubiera estado con Merle. Dios sabe lo que nos habría pasado.
—Bueno, nos encontramos —dijo Lara, alcanzando la mano libre de Daryl que estaba descansando en su regazo—. Y puedo decir con seguridad que conocerte ha sido la mejor experiencia de toda mi vida.
Daryl sonrió—. Te amo.
—Yo también te amo —sonrió Lara, besando su mejilla antes de mirar su estómago—. Y me siento muy llena.
—Bien —respondió Daryl—. Tengo que mantenerte alimentada.
Lara asintió antes de que una mirada triste saliera de sus labios—. Este bebé nunca sabrá a qué sabe la pizza o la comida china.
—Al menos estará vivo —dijo Daryl.
—¿Estamos haciendo lo correcto? —preguntó Lara—. Traer un bebé a este mundo... no tenemos nada resuelto como para considerar traer un bebé al mundo.
—Demasiado tarde para dar marcha atrás —dijo Daryl—. Y no podemos tener miedo de vivir. No cuando estamos rodeados de malditos muertos.
Lara miró a su alrededor; todos parecían estar mucho más animados que en los días anteriores, y los ojos de Lara se desviaron de Rick, sentado junto al altar con Judith, a Glenn y Maggie, que se habían sentado junto a Sasha y Tyreese.
Tal vez estar en la iglesia no sería tan malo.
Aún así, tenía que haber más, y Daryl tenía razón. No podían vivir con miedo a los muertos o nunca vivirían. Tenían que volver a tomar el control de sus vidas y construir algo con las cenizas de este desastre. No podían tener miedo de avanzar y crecer; y tal vez este bebé era exactamente lo que Lara necesitaba para demostrarse a sí misma que era lo suficientemente fuerte como para triunfar en el mundo gobernado por los muertos.
—¿Esto es todo para nosotros? —preguntó Lara—. ¿Esta iglesia?
—Espero que no —respondió Daryl—. Vamos a encontrar un lugar.
Lara suspiró—. Sé que lo haremos.
Y allí, en su estómago, había un pequeño destello de esperanza que le decía que todo saldría bien.
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