[66] BAJO LAS ESTRELLAS
Acompañaron a Andrea fuera y le dieron un auto para que se lo llevara de regreso a Woodbury. Nadie la quería allí, independientemente de si había sido o no parte de su grupo antes de que todo saliera mal en la granja. Lara, aunque sabía que probablemente estaba mal, no quería que Andrea se reincorporara a su grupo debido a la enemistad muy clara que tenía con ella.
Cuando Andrea se fue, el grupo volvió a entrar, sin saber muy bien qué hacer por el resto del día. Lara se las arregló para recuperar algunas horas de sueño, usando a Daryl como almohada mientras recostaba su cabeza en su regazo. A Daryl no le importó, porque pasaron un rato hablando antes de que ella se durmiera, y mientras pasaba los dedos por su pelo, miró a su chica y no pudo evitar sonreír.
Cuando cayó la noche, Lara estaba completamente despierta, al igual que sus amigos. Se aventuró hacia donde un pequeño grupo había encendido una linterna y algunas velas, proyectando sombras en la habitación mientras se sentaban en silencio. Cuando Lara se unió a ellos, llamó la atención de Beth y sonrió, haciéndole un gesto para que comenzara a cantar, y cuando Beth comenzó a cantar, todos se detuvieron para escuchar.
Apoyó la espalda contra la pared con las piernas estiradas frente a ella y Carl se acercó a sentarse entre sus piernas, con la espalda contra su pecho mientras ella lo abrazaba.
Cuando todos se retiraron a la cama, Lara se aseguró de que Carl estuviera dormido leyéndole un cuento. Ella solía hacerlo cuando él era pequeño, crear pequeñas historias en su cabeza y contárselas para tranquilizar su mente para dormir, y cuando notó lo inquieto que estaba, se ofreció a leerle una historia y él le dio un respuesta muy entusiasta.
Se quedó dormido en la mitad de la historia, y cuando Lara estuvo segura de que no se iba a despertar, se aventuró a salir de la celda en silencio y se dirigió por el pasillo a la celda de Daryl. Estaba acostado en su litera, con los ojos muy abiertos mientras jugueteaba con una de sus flechas.
Ella sonrió desde la entrada, apoyándose contra la puerta de la celda—. ¿No puedes dormir?
—No.
—¿Quieres dar un paseo? —preguntó Lara.
—¿A dónde?
—No lo sé —dijo Lara—. A cualquier lugar.
Daryl se sentó—. Claro.
Salieron del bloque de celdas, ignorando a Merle y sus crudos comentarios sobre adónde iban exactamente y qué iban a hacer, antes de dirigirse al pasillo de la parte de afuera. Era uno de los lugares favoritos de Lara, porque era, quizás, el lugar más seguro de la prisión para estar al aire libre. Las puertas cerradas a ambos lados significaban que ningún caminante los atraparía, y las fortificaciones que habían construido les daban espacio para respirar sin temor a ser eliminados por posibles francotiradores.
Se sentaron y, cuando Lara se inclinó más cerca de Daryl, miró hacia el cielo. Estaba claro como el cristal, y Lara nunca había sido capaz de ver tantas estrellas.
—Sabes, cuando empezó todo esto, nunca imaginé que estaría viviendo en una prisión —dijo Lara—. Pensé que sería algo rápido, ¿sabes? Que todo volvería a la normalidad a fin de año.
—Mucha gente pensó eso —respondió Daryl.
—Me di cuenta cuando bombardearon Atlanta —dijo Lara—. Fue entonces cuando me di cuenta de que el mundo que conocíamos se había ido. Demonios, ni siquiera puedo recordar la última vez que pensé en álgebra o fracciones. ¿No es estúpido? Pasas gran parte de tu vida aprendiendo sobre fórmulas y ecuaciones, pero nunca aprendes a... vivir, ¿sabes?
—Sí, te entiendo —dijo Daryl—. Nunca te preparan para algo así.
Lara se encogió de hombros—. No creo que nadie realmente pensara que esto sucedería, pero sigue siendo surrealista. Antes de esto nos preocupabamos por los impuestos, el alquiler... ahora somos libres, y ver cómo algunas personas han optado usar esta libertad... es aterrador.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Daryl.
—No lo sé —respondió Lara—. Quiero decir, piénsalo. Apenas hemos sobrevivido como estamos. Hemos peleado, discutido. Ninguno de nosotros nos habríamos convertido en amigos si no fuera por esto. Entonces pienso, ¿y si no conocía a este grupo? ¿Y si me cruzaba con alguien como el Gobernador? La gente mala. Me parece que la gente mala prospera en esto, mientras que la gente buena sufre. No es justo.
—No estamos sufriendo —dijo Daryl—. Nos encontramos. Encontramos este grupo.
—Y agradezco la suerte que tuvimos al hacerlo —respondió Lara—. Este grupo es mi familia. Pase lo que pase, este grupo es para mí.
—Lo sé —dijo Daryl—. Me alegra que me aceptaras de vuelta.
—¿Estás bromeando? —preguntó Lara—. Rick estaba prácticamente perdido sin ti. Pero él sabía que volverías. Pero, ¿no es una locura pensar que si esto nunca hubiera sucedido, nunca nos hubiéramos conocido?
Daryl asintió—. Sí. Seguiríamos siendo solo Merle y yo.
—Todavía iría por partidos de béisbol los viernes a lo de Rick —dijo Lara—. Cuidaría niños un sábado y dejaría que se queden despiertos toda la noche. A decir verdad, ni siquiera sé qué día es.
—Yo tampoco —respondió Daryl—. Es solo otro día, ¿sabes? Seguimos vivos, eso es todo lo que importa.
Lara asintió—. No es así como me imaginaba que se desarrollaría mi vida. Quería casarme y tener hijos. Ahora eso parece un... recuerdo lejano.
—¿Por qué? —preguntó Daryl—. ¿Por qué no nos casamos?
—¿Estás bromeando? —preguntó Lara—. No bromees con eso.
—Lo digo en serio —dijo Daryl—. ¿Qué vamos a perder?
—Tienes razón —dijo Lara—. Pero, ¿y si... sobrevivimos a todo esto y encuentras a alguien más?
—¿Hablas en serio? —preguntó Daryl—. Nunca voy a encontrar a nadie más.
—¿Porque no puedes o no quieres? —preguntó Lara.
—Ambas —respondió Daryl—. No quiero a nadie más. No sé... soy una mierda con los sentimientos, ¿sabes? Pero contigo es diferente. Te amo, y si no lo crees, ¿qué puedo hacer para demostrarlo?
—Nunca dije que no lo creía —dijo Lara—. Estaba pensando, ¿sabes? Después de que te fuiste. Estaba pensando, ¿y si encuentra a alguien más por ahí?
—Mujer, tienes que dejar de sobrepensar —le dijo Daryl—. No hay nadie más ahí fuera para mí. Demonios, la primera vez que nos conocimos casi te disparo, así que si sigues hablando conmigo después de eso, entonces eres tú.
—Lo recuerdo —dijo Lara riendo.
Daryl se rió—. Entonces, ¿qué dices? ¿Quieres casarte?
—No pareces del tipo que se casa —respondió Lara—. No quiero que hagas nada que no quieras hacer solo porque dije que quería casarme cuando el mundo era normal.
—Tampoco soy del tipo que anda diciendo te amo —dijo Daryl—. Pero te amo, y si tengo que casarme contigo frente a todo el grupo para demostrarlo, entonces lo haré.
—Te morirías de vergüenza —dijo Lara.
—Probablemente, pero lo haría.
—Yo también me moriría de vergüenza —añadió Lara—. ¿De verdad quieres casarte?
—¿Contigo? Sí —respondió Daryl.
—¿No crees que es demasiado pronto? —preguntó Lara.
—Ahora me haces pensar que no quieres —dijo Daryl.
—No, quiero hacerlo —dijo Lara—. Solo... quiero estar segura, ¿sabes?
Daryl asintió—. Bueno, podríamos estar muertos mañana. ¿Por qué perder el tiempo que tenemos?
—¿Quieres casarte ahora mismo? —preguntó Lara, levantando las cejas.
Daryl suspiró—. Eso no es lo que dije.
—Eso es lo que escuché.
—¿Alguien te ha dicho que eres molesta?
—Sí, tú —respondió Lara alcanzando la mano de Daryl—. No tenemos que tomar ninguna decisión todavía, pero sé que me encantaría casarme contigo, si eso es lo que quieres.
—No lo querría de otra manera —dijo Daryl.
Lara se movió para apoyarse en Daryl, su brazo alrededor de sus hombros. Cerró los ojos y dejó escapar un suave suspiro—. Te amo.
No necesitaban decirlo a cada rato, porque la verdad era que lo habían estado diciendo todo el tiempo. Cada vez que decían "ten cuidado" o preguntaban: "¿estás bien?", estaba claro en esos intercambios que el amor estaba ahí.
Daryl Dixon había amado a Lara Grimes durante mucho tiempo antes de decirlo, y aunque estaba encantada de escuchar esas palabras salir de sus labios, cuanto más lo pensaba, más se daba cuenta de que lo habían estado diciendo hace mucho, a su manera.
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