[65] DOS PALABRAS
—El campo está lleno de caminantes —anunció Rick cuando regresó de su guardia, enviando a Maggie a hacerse cargo—. No vi a ningún francotirador allá afuera, pero mantendremos a Maggie vigilando.
—Subiré a la torre de guardia —sugirió Daryl—. Sacaré a la mitad de los caminantes para darles una oportunidad de arreglar la cerca.
—O usamos algunos de los autos para acomodar el autobús —propuso Michonne.
—No podemos acceder al campo sin gastar nuestras balas —dijo Hershel.
—¿Entonces estamos atrapados aquí? —preguntó Glenn—. Apenas hay comida o munición.
—Hemos estado así antes —dijo Daryl—. Estaremos bien.
—Eso era cuando estabamos solos, antes de que hubiera una serpiente en el nido —dijo Glenn.
—Hombre, ¿vamos a seguir con esto? —preguntó Daryl con cansancio.
Lara se acercó a ellos para separarlos—. No se atrevan a empezar a pelear.
—Mira, Merle se queda aquí. Está con nosotros ahora —dijo Daryl—. Acostúmbrate. Todos ustedes.
Daryl corrió por las escaleras lejos del grupo y Glenn susurró—: En serio, Rick, no creo que Merle viviendo aquí pueda funcionar.
—No puedo echarlo —dijo Rick.
—No te pediría que vivieras con Shane después de que tratara de matarte —señaló Glenn.
—Merle tiene experiencia militar. Puede ser errático, pero no subestimen su lealtad a su hermano —dijo Hershel.
—Sí, o la lealtad de Daryl a Merle —murmuró Lara.
—¿Y si resolvemos ambos problemas de una vez? —preguntó Glenn—. Entregar a Merle al Gobernador. Una negociación. Dale a su traidor, tal vez declare una tregua.
Lara negó con la cabeza, levantando sus manos en rendición—. Estoy fuera. Esta ya no es mi conversación.
Se dirigió por las escaleras, vagando por la fila de celdas hasta llegar a la de Daryl. Se apoyó contra la puerta y bajo la intensidad de su mirada, se sentía repentinamente nerviosa.
—No tuve la oportunidad de decir que me alegra que hayas vuelto —dijo Lara—. Mira, lamento como reaccioné, pero tienes que entender que realmente me lastimaste.
—Lo siento —dijo Daryl, moviendo las piernas de la cama y palmeando el espacio a su lado—. ¿Quieres sentarse?
Lara asintió, sentándose torpemente—. Te extrañé.
—Yo también te extrañé —respondió Daryl—. Tú eres la razón por la que volví. Me di cuenta de que había cometido un error. Yo...
No sabía si decirlo; no sabía si era demasiado temprano después de lastimarla para que saliera con eso, pero cuando vio a Lara esperando que terminara, forzó los nervios que estaba sintiendo y se inclinó hacia ella, besándola suavemente. Su mano se acercó a su mejilla, dedos corriendo por su pelo, que estaba suelto alrededor de sus hombros.
Cuando se alejó, apoyó la frente contra la de Lara—. Te amo.
Sintió que su corazón se saltaba un latido cuando dijo eso, y una sonrisa apareció en su rostro, los ojos se iluminaban por primera vez en días.
Ella parpadeó, y había lágrimas en sus ojos—. Yo también te amo.
—Quise decirlo antes —susurró Daryl—. Solo estaba asustado, ¿sabes?
—Yo también —respondió Lara—. Solo prométeme que no volverás a irte.
—Nunca te dejaré de nuevo —prometió Daryl.
Lara abrazó a Daryl, envolviendo los brazos alrededor de su cuello mientras presionaba su cara en su hombro, sintiendo el suave cuero de su chaleco debajo de sus dedos. La sostuvo fuerte, y cuando sus dedos rozaron las vendas alrededor de la cintura de Lara, ella se estremeció ligeramente y se apartó.
—Mierda, ¿te lastimé? —preguntó Daryl, una mirada preocupada cruzando su rostro.
—Estoy bien —respiró Lara levantando su camiseta—. ¿Ves? Hershel me cosió.
—No debería haberte dejado —dijo Daryl—. Podrías haberte desangrado.
—Casi lo hago —respondió Lara—. Estuve inconsciente por un día.
—Soy un idiota —suspiró Daryl.
Lara negó con la cabeza—. No, no lo eres. Estabas haciendo lo que creías que era lo mejor. Él es tu hermano, pero él no es bueno para ti —Daryl frunció el ceño—. No dejes que destruya. Después de todo, mira qué tan lejos has llegado. Ya no eres un idiota.
Daryl se rió—. ¿Estás diciendo que era un idiota?
—Eras muy idiota —aclaró Lara—. Pero ahora lo eres un poco menos porque regresaste.
Daryl rodó los ojos—. Supongo que merecía eso.
Lara sonrió—. Entonces... ¿estamos bien?
—Estamos bien —asintió Daryl.
Lara se sintió aliviada. Había estado esperando escuchar esas palabras durante mucho tiempo. Se sentía como si finalmente hubiera encontrado a la persona con la que podría estar por lo que vivía. Si ella muriera hoy, moriría feliz sabiendo que fue amada por el mismo hombre que amaba con todo su corazón.
Habría estado contenta de quedarse con él todo el día, sentado en la litera inferior de su celda, pero Carl corrió hacia el bloque de celdas gritando que Andrea estaba llegando.
Lara fue golpeada por una ola de confusión, en la que cuestionó el hecho de que Andrea estuviera viva antes de darse cuenta de que ya lo sabía.
—¿Andrea está viva? —susurró Lara.
—Sí —dijo Daryl.
Lara se quedó sin aliento—. Seguro cree que la dejamos allí a propósito... me salvó...
—Tendremos tiempo para eso más tarde —dijo Daryl—. Vamos.
Corrieron hacia el patio y encontraron a Rick ya en las puertas mientras Andrea se dirigía hacia ellos. Lara tenía su arma lista en caso de que la presencia de Andrea fuera una cortina de humo para un ataque.
Rick vio a Andrea acercarse a la puerta y Lara gritó—: ¿Estás sola?
—Abre la puerta —exigió Andrea, desconfiando de los caminantes que se acercaban a ella.
—La escuchaste —gritó Rick—. ¿Estás sola?
—¡Rick!
Abrieron la puerta y la dejaron entrar, pero en el momento en que Andrea cruzó la puerta, Rick hizo que levantara las manos y la empujó contra la cerca. Comenzó a registrarla, buscando algún tipo de arma, antes de que un caminante se abalanzara sobre la cerca y los obligara a moverse. Rick empujó a Andrea sobre sus rodillas antes de terminar su búsqueda, alejándose de ella cuando lo hizo.
—Te preguntamos si estabas sola —siseó Rick.
—Lo estoy —respondió Andrea mientras Rick le quitaba el bolso y lo arrojaba lejos de ella.
—Bienvenida de nuevo —dijo Rick sin emoción en su tono—. Levántate.
Aunque Andrea había sido su amiga alguna vez, el hecho de que se hubiera refugiado voluntariamente en la ciudad del Gobernador y hubiera visto cómo dos de sus antiguos amigos eran sometidos a un combate a muerte y otros dos fueran torturados, había logrado que Rick dudara de ella.
La llevaron al bloque de celdas, conscientes del tiempo que ya habían pasado afuera a la intemperie, y una vez adentro, Andrea abrazó a Carol a modo de saludo, aliviada de ver otra cara familiar de Atlanta.
—Después de que me salvaste, pensamos que estabas muerta —dijo Lara, llamando la atención de Andrea—. Nunca tuve la oportunidad de agradecerte por eso.
—De nada —respondió Andrea—. ¿Me redimí en tus ojos?
Lara se encogió de hombros—. Veremos. Depende de qué pase en los próximos minutos.
Andrea notó las muletas de Hershel—. Hershel, Dios mío. No puedo creerlo. ¿Dónde está Shane?
—Está muerto —respondió Lara sin rodeos.
—¿Y Lori?
—Tuvo una niña —dijo Lara, aunque le temblaba la voz al hablar—. Lori... no sobrevivió.
—T-Dog tampoco —dijo Maggie.
—Lo siento mucho —jadeó Andrea—. Carl... Rick —miró a su alrededor, una combinación de confusión y asombro en su rostro—. ¿Todos viven aquí?
—Aquí y en el bloque de celdas —respondió Glenn.
Andrea señaló—. ¿Ahí? ¿Puedo entrar?
—No permitiré eso —respondió Rick.
—No soy el enemigo, Rick —dijo Andrea.
—Teníamos ese campo —respondió Lara—. Ese patio, hasta que tu novio derribó la cerca con un camión y nos disparó.
—Dijo que ustedes dispararon primero —dijo Andrea.
—Está mintiendo —respondió Rick.
—Mató a un preso que sobrevivió aquí —dijo Hershel.
—Nos agradaba —dijo Daryl—. Era uno de nosotros.
—Yo no sabía nada de eso —respondió Andrea—. En cuanto lo supe, vine. Ni siquiera sabía que estaban en Woodbury hasta después del tiroteo.
—Eso fue hace días —dijo Glenn.
—Te lo dije, vine tan pronto como pude —dijo Andrea. Se volvió hacia Michonne—. ¿Qué les dijiste?
—Nada.
—No lo entiendo —dijo Andrea—. Me fui de Atlanta con ustedes, ¿y ahora soy una extraña?
—Casi mata a Michonne, y nos habría matado a nosotros —dijo Glenn—. Su gente le disparó a Lara y casi la mata. Se sentó y la vio desangrarse y ni siquiera pestañeó.
—Luego nos tiró caminantes a Daryl y a mí —agregó Lara—. Y viste lo bien que manejé ese festival de mierda.
—¡Con su dedo en el gatillo! —argumentó Andrea, señalando a Merle—. ¿No es él quien te secuestró? ¿Quién te golpeó? —ella suspiró—. Miren, no puedo disculpar ni explicar lo que Philip ha hecho...
—Philip —se burló Lara.
—Pero estoy aquí tratando de unirnos. Tenemos que resolver esto —finalizó Andrea.
—No hay nada que resolver —respondió Rick—. Vamos a matarlo. No sé cómo ni cuándo, pero lo haremos.
Andrea negó con la cabeza—. Podemos resolver esto. Hay lugar en Woodbury para todos ustedes.
Merle se rió—. No seas tan ingenua.
—No hay manera de que vuelva allí —dijo Lara, moviéndose para pararse al lado de Daryl.
—¿Qué te hace pensar que este hombre quiere negociar? —preguntó Hershel—. ¿Él te dijo eso?
—No —respondió Andrea.
—Entonces, ¿por qué estás aquí? —preguntó Rick.
—Porque está preparándose para la guerra —respondió Andrea—. La gente está aterrada. Los ven como asesinos. Están entrenando para atacar.
—Te diré algo —dijo Daryl—. La próxima vez que veas a Philip, dile que le quitaré el otro ojo.
—Hemos soportado demasiada mierda durante mucho tiempo —agregó Glenn—. ¿Quiere una guerra? La tendrá.
—Rick, si no te sientas y tratas de resolver esto, no sé qué va a pasar —dijo Andrea—. Tiene un pueblo entero. Mirense. Han perdido mucho. No pueden estar más tiempo solos.
—No estamos solos —dijo Lara—. Mientras nos tengamos el uno al otro, somos más fuertes que cualquier otra cosa. Esto de aquí, lo que tenemos ahora, es familia.
—¿Y supongo que ya no soy parte de esa familia? —preguntó Andrea.
—No veo cómo eso sea posible cuando estás literalmente en la cama con el enemigo —dijo Lara.
—¿Te salvé la vida y así es como me tratas? —preguntó Andrea con incredulidad—. ¡Te salvé!
—Sí, ¿y qué hiciste antes de eso? —replicó Lara—. ¿Necesitamos volver atrás y sacar viejos recuerdos? Porque ninguno de ellos es agradable.
Andrea se tambaleó por un momento antes de mirar a Lara—. Nunca debí haberte salvado la vida.
—Tienes razón —espetó Lara—. Pero lo hiciste, y esa fue tu decisión, y aunque estoy agradecida no significa que estés perdonada.
—Rick, solo quiero ayudarte —dijo Andrea, mirando a Rick mientras se daba cuenta de que discutir con Lara era inútil—. Por favor.
—¿Quieres hacer esto bien? —preguntó Rick—. Ayúdanos a entrar.
—No.
—Entonces no tenemos nada de qué hablar.
—¡Hay gente inocente!
—¡Nosotros también somos inocentes! —espetó Lara—. No pedimos esto. No queremos esto. Tu novio decidió atormentarnos. Casi mata a golpes a Glenn; humilló a Maggie, me disparó y se sentó allí mientras me desangraba frente a él y luego hizo que Daryl y yo entretuviéramos a la multitud.
—No pueden simplemente matarlos a todos —protestó Andrea.
Rick negó con la cabeza—. No, no lo haremos. Solo un hombre necesita morir, si otros se interponen en el camino, es culpa de ellos.
—No eres el Rick que conocía —dijo Andrea.
—Ninguno de nosotros somos los que solías conocer —dijo Lara—. Cambiamos. Todos, incluso tú. ¿Pero sabes qué no ha cambiado? El hecho de que moriríamos el uno por el otro, y tu precioso Philip nos amenazó, así que vamos a hacer lo que tenemos que hacer.
Rick asintió—. Vamos a matarlo.
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