[48] NO ES UNA DEMOCRACIA
Amaneció antes de que llegaran a la carretera, pero en el camino Lara y Daryl habían encontrado a Glenn y Maggie en su auto, y a Lori y el resto en otro, llevándolos a la carretera en procesión.
Cuando se detuvieron, Lara vio a Rick, Carl y Hershel, y no esperó a que la motocicleta se detuviera para bajarse.
—¡Tía Lara! —gritó Carl, corriendo hacia su tía.
Ella lo atrapó cuando saltó a sus brazos, abrazándolo con fuerza—. ¡Dios, nos tenías tan preocupados, idiota!
—Lo siento —respondió Carl—. Me alegra que estés viva.
—Lara —jadeó Rick, con una expresión de alivio en su rostro mientras colocaba una mano en la nuca de su hermana y la besaba en la frente—. Dios, estás bien.
Lara asintió cuando apareció Lori y Carl corrió hacia ella. Rick asintió hacia Daryl.
—Gracias por mantenerla a salvo.
—Cuando quieras —respondió Daryl.
Con la amenaza de peligro desaparecida, Lara se acercó a Daryl, vio a Hershel reunirse con sus hijas y Lori reunirse con Rick y Carl. Él pasó un brazo alrededor de sus hombros y ella se apoyó contra él, su brazo alrededor de su cintura.
—¿Dónde encontraste a todos? —preguntó Rick.
—Bueno, sus luces traseras iban zigzagueando por todo el camino. Deduje que tenía que ser un asiático el que conducía así —bromeó Daryl.
—Buen chiste —rió Glenn.
—¿Dónde está el resto de nosotros? —preguntó Daryl.
—Somos los únicos que llegamos hasta ahora —respondió Rick.
—¿Shane? —preguntó Lori.
Rick negó con la cabeza y Glenn miró a su alrededor—. ¿Andrea?
—Me salvó y luego la perdí —dijo Lara.
—La vimos caer —dijo T-Dog.
—¿Patricia? —preguntó Hershel.
Beth negó con la cabeza—. También la agarraron. Me la arrebataron. Yo estaba... estaba agarrándola, papá, pero ella solo —Beth se interrumpió por un momento cuando Hershel la abrazó—... ¿Qué hay de Jimmy? ¿Vieron a Jimmy?
—Estaba en la casa rodante —respondió Rick—. Lo arrasaron.
—¿Definitivamente viste a Andrea? —preguntó Carol.
—Había caminantes por todas partes —respondió Lori.
—Volveremos —dijo Daryl.
—No —respondió Rick.
—No podemos simplemente dejarla —dijo Daryl.
—Pero ni siquiera sabemos si está allí —dijo Lori razonablemente.
—Ella no está allí —respondió Rick—. No está. Está en otro lugar o está muerta. No hay forma de encontrarla.
—¿Ni siquiera vamos a buscarla? —preguntó Glenn.
—Tenemos que seguir moviéndonos —dijo Rick—. Hay caminantes arrastrándose por todas partes.
—Yo digo que vayamos al este —propuso T-Dog.
—Lejos de las carreteras principales —dijo Daryl, agarrando su ballesta cuando un caminante se acercó a ellos—. Cuanto más grande el camino, más caminantes hay, como este. Yo me encargo.
Daryl le disparó al caminante en el ojo y fue a recuperar su flecha. Lara suspiró—. ¿Quién va con quién?
Al final, estaban Hershel, Maggie, Glenn y Beth en un auto; Rick, Carl, Lori, T-Dog y Carol en el otro, y Lara y Daryl en su motocicleta. Se pusieron en marcha y, mientras conducían, Lara mantuvo los brazos alrededor de la cintura de Daryl, con la cabeza apoyada en su espalda.
—¿Estás bien allá atrás? —preguntó Daryl después de un rato—. ¿No te estás quedando dormida?
—Podría ser —respondió Lara, sentándose un poco más derecha—. Oscurecerá pronto.
—Sí, con suerte encontraremos algún lugar —respondió Daryl—. Sólo espera, ¿de acuerdo? No quiero que te caigas.
—Te preocupas por mí —bromeó Lara, tocando la mejilla de Daryl.
—Me retracto —respondió Daryl—. Suéltate.
—Eso es grosero —rió Lara—. ¿Lo dices en serio?
—No, idiota —respondió Daryl con un movimiento de cabeza—. No te sueltes.
—No lo haré.
—
Un par de horas más tarde, Rick tocó la bocina para detenerlos y todos salieron de sus autos. Rick corrió hasta el frente del grupo, donde Daryl se giró para mirarlo—. ¿No tienes?
—Venimos con los vapores —respondió Rick.
—No podemos quedarnos aquí —dijo Maggie.
—No cabemos todos en un auto —dijo Glenn.
—Tendremos que salir a buscar gasolina por la mañana —dijo Rick.
—¿Pasaremos la noche aquí? —preguntó Lara, frotándose los brazos para intentar ganar algo de calor.
—Me estoy congelando —se quejó Carl.
—Haremos una fogata —sugirió Lori.
—Vayan a buscar leña, quédense cerca —dijo Daryl—. Solo tengo unas cuántas flechas. ¿Cuántas municiones tienes?
—No las suficientes —respondió Rick.
—No podemos quedarnos aquí sentados, con el trasero expuesto —dijo Maggie.
—Cuida tu lenguaje —advirtió Hershel—. Todos, dejen de entrar en pánico. Escuchen a Rick.
—Muy bien, delimitaremos un perímetro —dijo Rick—. Por la mañana, iremos a buscar gasolina y algunos suministros. Seguiremos adelante.
—Glenn y yo podemos ir ahora e intentar conseguir algo de gasolina —ofreció Maggie.
—No, permaneceremos juntos —contrarrestó Rick—. Dios no quiera que pase algo y que gente se quede varada sin auto.
—Rick, ahora estamos varados —dijo Glenn.
—Sé que se ve mal —dijo Rick—. Hemos pasado por el infierno y peor, pero al menos nos encontramos. No estaba seguro. De verdad no, pero lo hicimos. Estamos juntos. Lo mantenemos así. Encontraremos refugio en alguna parte. Tiene que haber un lugar.
—Rick, mira a tu alrededor —suspiró Glenn—. Hay caminantes por todas partes. Están migrando o algo así.
—Tiene que haber un lugar —insistió Rick—. No solo para refugiarnos, sino en donde nos fortalezcamos. Nos recompongamos y construyamos una vida para nosotros. Sé que está ahí fuera, solo tenemos que encontrarlo.
—Incluso si encontramos un lugar que creemos que es seguro, nunca podemos estar seguros por cuánto tiempo —dijo Maggie—. Mira lo que pasó con la granja. Nos engañamos al creer que era segura.
—No volveremos a cometer ese error —respondió Hershel.
—Acamparemos esta noche, por allí —decidió Rick, señalando una estructura de piedra—. Volveremos al camino a primera hora.
—Pero, ¿y si pasan los caminantes u otro grupo como el de Randall? —preguntó Beth.
—Sabes que encontramos a Randall, ¿no? —preguntó Daryl—. Se había convertido, pero no estaba mordido.
—¿Cómo es eso posible? —preguntó Beth.
—Rick, ¿qué diablos pasó? —preguntó Lori.
—Shane mató a Randall —respondió Daryl—. Como siempre quiso hacerlo.
—¿Y luego la horda lo atrapó? —preguntó Maggie.
Rick parecía estar teniendo una batalla interna consigo mismo, antes de decir—: Todos estamos infectados.
—¿Qué? —preguntó Lara.
—Jenner me lo dijo en el CDC —respondió Rick—. Sea lo que sea, todos somos portadores.
—¿Y nunca dijiste nada? —preguntó Carol.
—¿Habría hecho una diferencia?
—¿Lo supiste todo este tiempo? —preguntó Glenn.
—¿Cómo podría haber tenido la certeza? —respondió Rick—. Viste lo loco que ese hijo de...
—No es tu decisión —replicó Glenn—. Cuando me enteré de los caminantes en el granero, lo dije, por el bien de todos.
—Bueno, pensé que lo mejor era que la gente no lo supiera —respondió Rick, y ese fue el final de la conversación.
Acamparon cuando cayó la noche y Lara se sentó con la cabeza en el hombro de Daryl mientras el fuego crepitaba frente a ella. Había conversaciones en voz baja; Carol le pregunta a Daryl por qué se queda y trataba de convencerlo de que se vaya; Maggie sugiriendo que se arriesguen solos.
Ya nadie confiaba en Rick.
Rick manteniendo ese secreto había abierto una brecha entre el grupo, una que había causado que la confianza flaqueara. Lara entendió por qué Rick lo mantuvo en secreto. No lo sabía con certeza, e incluso si se lo hubiera dicho a todos, ¿qué diferencia habría hecho? Solo habría aumentado el pánico, hecho que todos fueran más propensos a reaccionar mal ante las situaciones.
Un susurro de hojas hizo que todos se tensaran y Beth preguntó—: ¿Qué fue eso?
—Podría ser cualquier cosa —respondió Daryl, de pie con su ballesta en alto—. Podría ser un mapache, una zarigüeya.
—¿Un caminante? —añadió Glenn.
—Tenemos que irnos —dijo Carol—. Quiero decir, ¿qué estamos esperando?
—¿Por dónde? —preguntó Glenn.
—Vino por allí —señaló Maggie.
—¿Por donde vinimos? —preguntó Beth.
—Sí —respondió Maggie.
—Lo último que necesitamos es que todos salgan corriendo en la oscuridad —dijo Rick—. No tenemos vehículos. Nadie irá a pie.
—No entren en pánico —dijo Hershel.
—No me quedaré aquí sentada esperando a que aparezca otra horda —dijo Maggie—. Tenemos que movernos, ahora.
—Nadie irá a ninguna parte —respondió Rick bruscamente.
—Haz algo —le susurró Carol a Rick.
—¡Estoy haciendo algo! —espetó Rick—. Estoy manteniendo este grupo unido. ¡Con vida! Y he estado haciendo eso todo el tiempo, sin importar qué. Yo no pedí esto. Maté a mi mejor amigo por ustedes, ¡por el amor de Dios!
Lara se dio cuenta de que toda la presión que Rick estaba sintiendo finalmente lo había aplastado, liberando sus verdaderos sentimientos.
—Ustedes vieron cómo era. Cómo me presionó, cómo nos comprometió... cómo nos amenazó. Armó todo lo de Randall; me alejó para darme un tiro por la espalda. No me dio opción. Era mi amigo, pero vino a por mí —Carl giró y sollozó en la camiseta de Lori mientras Rick caminaba de un lado a otro—. Mis manos están limpias. Tal vez ustedes estén mejor sin mí. Adelante. Digo que hay un lugar para nosotros, pero quizá, quizá sea otro sueño. Tal vez me estoy engañando nuevamente. ¿Por qué no van y lo averiguan por ustedes mismos? Envíenme una postal. Adelante, ahí está la puerta. ¿Pueden hacerlo mejor? Veamos hasta dónde llegan.
Nadie habló, demasiado sorprendidos por cómo Rick se había enojado de repente.
—¿No hay voluntarios? Bien. Pero entiendan algo: si se quedan, esta ya no es una democracia.
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