[129] UN NUEVO COMIENZO
Negan se llevó a Rick en la casa rodante y Lara no pudo hacer nada más que mirar.
La suciedad debajo de sus rodillas se hundió en sus jeans, y apretó los puños para tratar de contener el temblor. Ella no sabía qué hacer; Daryl se estaba desangrando a su lado y ella no podía tocarlo. Glenn y Abraham yacían muertos ante ellos, Maggie seguía sufriendo y, por una vez en su vida, Lara no veía una salida.
Pasó una hora antes de que regresaran, y en ese tiempo Lara había vomitado su desayuno. No era su intención, pero el olor a sangre en el aire mezclado con la vista de los cuerpos de Glenn y Abraham combinado con las imágenes que destellaban en su cabeza fue suficiente para que se doblara sobre sus manos y rodillas mientras vomitaba, jadeando cuando no quedaba nada por subir.
Daryl trató de alcanzarla, pero un arma amartilló y él cayó hacia atrás. No le habría importado si no fuera Lara, pero no podía dejar que la lastimaran, no cuando sentía que ya era responsable de la muerte de Glenn.
Lara permaneció allí, se llevó una mano a la boca y se pasó la manga por los labios, odiando el sabor amargo que permanecía en su lengua. Se reclinó y se sentó sobre los talones, pasándose una mano por el estómago para tratar de calmar la tensión. Sus ojos permanecieron bajos, pero parpadearon hacia Daryl por una fracción de segundo, y vio el dolor en sus ojos que no provenía de la herida de bala en su hombro.
Él estaba de duelo. Él había causado esto; él había causado la muerte de Glenn y había puesto a su esposa en esta posición, perdiendo al único verdadero amigo que le quedaba. Los ojos de Lara estaban tan rotos, y estaba tan pálida; Daryl sintió que su corazón se aceleraba cuando sus ojos parpadearon lejos de él cuando la sorprendió mirándolo fijamente.
Cuando la casa rodante regresó y se detuvo, Rick tropezó a través de la puerta y cayó al suelo mientras Negan emergía detrás de él, con una expresión fría en el rostro.
—Aquí estamos —dijo Negan—. Te preguntaré una cosa, Rick. ¿Sabes de qué se trató ese pequeño viaje? —Rick no respondió—. Habla cuando te hablen.
—Bien. Bien —dijo Rick derrotado.
—Ese viaje fue por la forma en que me miraste —explicó Negan—. Quería cambiar eso. Quería que lo entendieras. Pero sigues mirándome de la misma maldita manera. Y eso no puede pasar. Entonces, ¿te doy otra oportunidad?
—Sí —dijo Rick tembloroso—. Sí. Sí.
Lo que sea que sucedió después de que él y Negan desaparecieron en esa casa rodante había roto a Rick y lo había hecho sumiso. A Lara la aterrorizaba ver a su hermano de esa manera cuando, por lo general, él era el hombre al que buscaban para que los tranquilizara y los liderara. Se estaba rompiendo por dentro, y Lara no podía soportar ver que eso sucediera.
—Está bien —dijo Negan sonriendo—. Bien. Aquí está. El gran premio del juego. Lo que hagas a continuación decidirá si tu día de mierda se convierte en el último día de mierda para todos o solo otro día de mierda. Pongan algunas armas en sus cabezas.
Lara sintió el arma contra la parte posterior de su cabeza, presionando con fuerza en su cráneo. Era Dwight quien le apuntaba, y como ya odiaba a Daryl, le sonrió cuando éste vio que el arma apuntaba a la cabeza de su esposa.
—Bien —dijo Negan—. A la altura de la nariz, para que si tienen que disparar, sea un verdadero desastre —Negan hizo un sonido de explosión antes de mirar a Carl—. Chico. Ven aquí.
Negan señaló con un dedo a Carl, quien no se movió.
—Chico. Ahora. O haré que mires mientras le vuelo los sesos a tu tía, y realmente no quiero hacer eso.
Carl miró aterrorizado a Lara antes de levantarse y dirigirse hacia Negan, quien se quitó el cinturón.
—¿Mano siniestra?
—¿Qué? —preguntó Carl.
—¿Eres zurdo? —preguntó Negan.
—No.
—Bien —dijo Negan, ajustando el cinturón alrededor del brazo de Carl—. ¿Duele?
—No.
—Debería. Se supone que duele —dijo Negan sonriendo—. Bien. Baja al suelo chico, al lado de tu papá. Extiende las alas.
Negan arrojó el sombrero de Carl y lo obligó a tirarse al suelo. Lara jadeó y se inclinó hacia adelante, apoyándose en su mano cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo Negan. El cinturón debía cortar el flujo de sangre en el brazo de Carl, evitando la pérdida excesiva de sangre. Sintió otra oleada de náuseas en el estómago.
—Simon —dijo Negan—. ¿Tienes un bolígrafo?
—Sí —dijo Simon, arrojándole un bolígrafo a Negan.
Negan atrapó el bolígrafo y le quitó la tapa con los dientes, agachándose y tirando de la manga de Carl—. Lo siento, chico. Esto va a ser frío como el hielo. Eso es. Así es un poco más fácil.
—Por favor. Por favor. Por favor, no —rogó Rick—. Por favor, no lo hagas.
—¿Yo? —preguntó Negan con una risa—. Yo no voy a hacer una mierda. Rick, quiero que agarres tu hacha y le cortes el brazo izquierdo a tu hijo. Justo en esa línea. Sí, lo sé, lo sé. Necesitas tiempo para digerírlo. Es lógico. Pero, aún así, vas a tener que hacerlo o toda esta gente va a morir. Luego morirá Carl, después morirán los que están en casa. Y tú también morirás... eventualmente. Te mantendré vivo unos años para que sufras por ello.
—No tienes que hacer esto —dijo Lara, luchando contra el impulso desesperado de golpear a Negan—. Lo entendemos. Lo entendemos...
—Ustedes lo entienden —interrumpió Negan—. Sí. Pero no estoy seguro de que Rick lo entienda. Voy a necesitar un corte limpio en esa línea. Sé que es una mierda que te pidan que hagas esto, pero va a ser como cortar un salami. Sin manchar mucho, un corte limpio. Deja algo para doblar. Tenemos un gran médico. El chico estará bien. Probablemente —hizo una pausa, dejando que lo que estaba diciendo se asimilara—. Rick... esto tiene que suceder ahora. Rápido o... yo mismo aplastaré el cráneo del pequeño.
—No puedo... no puedo —tartamudeó Rick—. Puedes hacérmelo a mí. Puedes hacérmelo a mí. Yo... puedo ir contigo.
—No —respondió Negan—. Esta es la única manera. Rick, agarra el hacha. No tomar una decisión es una gran decisión. ¿De verdad quieres verlos morir a todo? Porque lo harás. Verás todos los detalles macabros —cuando Rick no se movió, Negan chasqueó la lengua—. Dios santo. ¿Vas a obligarme a contar? Está bien, Rick. Tú ganas, voy a contar. ¡TRES!
—Por favor —sollozó Rick—. Por favor. Puedo ser yo. ¡Por favor!
—¡DOS!
—Por favor —dijo Rick y Negan lo abofeteó.
—Se acabó —murmuró Negan tomando la barbilla de Rick en su mano, obligándolo a mirarlo—. ¡UNO!
Rick estaba sollozando cuando sus dedos agarraron el hacha, levantándola por encima de su cabeza. Lara dejó escapar un grito—. ¡No! ¡Por favor!
—¡Cállate! —espetó Negan—. Rick. Ahora. Última oportunidad.
Justo antes de que Rick estuviera a punto de bajar el hacha sobre el brazo de Carl, Negan se agachó frente a él, haciendo que bajara el hacha.
—Rick. Respondes ante mí. Eres mi proveedor. Me perteneces, ¿de acuerdo? —dijo Negan. Rick asintió y Negan agarró su barbilla una vez más—. ¡Habla cuando te hablen! Respondes ante mí. Eres mi proveedor.
—Soy tu proveedor —dijo Rick.
—Me perteneces, ¿verdad? —gritó Negan.
—Sí —dijo Rick.
—Bien —dijo Negan—. Esa es la mirada que quería ver.
Agarrando el hacha, Negan inspeccionó al grupo.
—Lo logramos —dijo Negan—. Todos nosotros, juntos, incluso los muertos en el suelo. Ellos se llevan el premio al espíritu, sin duda. ¡Hoy ha sido un día muy productivo! Espero, por el bien de todos, que lo entiendan. Que entiendan cómo funcionan las cosas. Las cosas han cambiado. La vida que tenían antes se acabó. Ah, Dwight, súbelo a la camioneta.
—¡No! —jadeó Lara cuando vio que Dwight agarraba a Daryl y lo arrastraba hacia la camioneta. Se puso de pie sin pensar—. ¡No! ¡Aléjate de él! ¡Déjalo en paz!
El Salvador que trató de agarrarla recibió un rodillazo en la ingle cuando Lara se dio la vuelta y levantó la pierna para incapacitarlo. Ella lo empujó lejos antes de intentar alcanzar a Daryl, su corazón latía dolorosamente contra sus costillas.
Una mano la agarró del brazo y la mantuvo en su lugar, agarrando su bíceps con una fuerza magulladora—. No, cariño. Tengo otros planes para ti.
—No me toques —espetó Lara, apartando la mano de Negan de su brazo.
Negan se rió—. Tienes coraje. No eres una pequeña perra como alguien que conozco —miró deliberadamente a Rick antes de volver a mirar a Lara—. Tienes coraje al igual que el papá de tu bebé. Me gusta. Ahora es mío. Pero, ¿todavía quieres intentar algo? ¿"Ni hoy, ni mañana"? Cortaré en pedazos a —hizo una pausa, mirando a Lara—... ¿cómo se llama?
Lara dudó, pero cuando Negan se movió incluso una fracción de pulgada, siseó—: Daryl.
—Daryl —dijo Negan apreciativamente—. Eso suena bien. Cortaré en pedazos a Daryl y lo pondré en tu puerta. O, mejor aún, lo llevaré a ti y te obligaré a hacerlo tú misma —Lara apretó los dientes y miró a Negan, quien le hizo un gesto a Dwight para que se adelantara—. Súbela a ella también.
—¿Qué? —preguntó Lara mientras Dwight la agarraba del brazo—. ¡No! ¡Suéltame!
—Voy a quitarte a tu hermana de las manos, Rick —dijo Negan—. Como un pequeño seguro, tanto para ti como para Daryl, para asegurame de que no intentes nada y de que Daryl se mantenga bajo control. No te preocupes, ella estará a salvo, a menos que intente algo estúpido, lo cual sería muy tonto.
—¡Rick! —gritó Lara mientras la obligaban a subir a una camioneta—. ¡Rick!
Rick se sentó y vio cómo metían a su hermana en una camioneta mientras el resto de sus amigos se sentaban a su alrededor. En el fondo de su mente, se decía a sí mismo que luchara, pero lo superaban en número, en personal y en armamento. Nunca sobrevivirían.
Tomaría tiempo acabar con Negan, si es que podían acabar con él.
Rick miró al hombre—. Por favor, no la lastimes.
—¿Lastimarla? —rió Negan—. No voy a lastimarla, a menos que ella o cualquiera de ustedes, idiotas, haga algo estúpido. Cuidaré bien de ella y del bebé. ¡Bienvenidos a un nuevo comienzo! Voy a dejarles un camión. Quédenselo. Usenlo para transportar la mierda que encuentren para mí. Volveremos por nuestra primera ofrenda en una semana.
Negan giró sobre sus talones con una sonrisa.
—Hasta entonces...
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