Lara siguió a Daryl por el bosque, en busca de algo que valiera la pena.

Daryl mantuvo la vista en el suelo, buscando huellas a seguir mientras Lara lo seguía, sin saber qué decir. Ella quería ayudarlo, pero cuando estaba herido él se cerraba y eso dificultaba atravesar las paredes que levantaba.

—¿Algo? —preguntó Lara finalmente, buscando una forma de iniciar una conversación.

—No, está muy seco —respondió Daryl—. No hay nada aquí.

—Quizá debamos volver —sugirió Lara.

—Ve tú —respondió Daryl.

—No —dijo Lara—. No te voy a dejar.

Mientras hablaba, Lara se miró su estómago. Según su estimación, tenía poco más de dos meses y ya mostraba signos de embarazo. Entre su falta de nutrición y la pérdida de peso, era fácil ver dónde sobresalía un poco su estómago. Le preocupaba que no estuviera recibiendo suficiente comida. Ella no quería perder al bebé; no si todos estaban infectados. Si este bebé moría dentro de ella, por más pequeño que fuera, la desgarraría por dentro.

Todos lo sabían, por lo que todos tenían mucho cuidado con ella, protegiéndola y asegurándose de que no se esforzara. Estaba claro en los ojos de Daryl que sin importar lo que pasara, no iba a dejar que Lara muriera por el bebé, sin importar cuánto le rogara que salvara al bebé por encima de ella.

—Vete —insistió Daryl.

—No.

—¡Vete!

—¡No! —dijo Lara en voz alta—. Te prometí que nunca te dejaría, ¡y eso incluye ahora!

—Déjame en paz.

—Basta —dijo Lara, agarrándolo del brazo. Trató de apartarla pero ella se mantuvo firme—. Deja de alejarme. Todos queríamos a Beth. Te conozco. Tienes que permitirte sentirlo. No alejes a todos.

—Lo siento —murmuró Daryl.

—Está bien —dijo Lara en voz baja—. Estoy aquí, ¿de acuerdo? No iré a ninguna parte.

Daryl asintió.

—Todavía estamos vivos —susurró Lara—. No estamos muertos. Seguimos avanzando

Daryl dio un paso hacia Lara y colocó su mano sobre su estómago—. Seguimos avanzando.

No fue hasta que regresaron a la carretera que Lara y Daryl se dieron cuenta de que su grupo estaba metido en un lío. Los caminantes que los habían estado siguiendo finalmente los alcanzaron, y lo que Rick pensó que sería un plan bien ejecutado, fue rápidamente "arruinado" por Sasha, quien todavía se estaba recuperando de la muerte de Tyreese. Se había desviado de la formación y se había embarcado en una ola de asesinatos, rompiendo filas y poniendo en peligro a todos.

Cuando Lara vio a un caminante agarrar el brazo de Rick y enseñarle los dientes, provocando un fuerte gruñido, sacó su cuchillo de la vaina y apuñaló al caminante en la cabeza, liberando a Rick del caminante que lo estaba sujetando.

Otro caminante se acercó a Lara y ella lo empujó hacia atrás hasta que se cayó, pisándolo con la bota en el cráneo y salpicando sesos y sangre por todo el camino. Se giró y mató a otro caminante salvando a Glenn mientras se dirigía hacia él, y luego sintió que un caminante agarraba la parte de atrás de su camiseta. Intentó girarse y tomarlo, pero Daryl la salvó rápidamente, agarró el caminante y lo arrojó lejos de Lara antes de matarlo.

Cuando la costa estuvo despejada, el grupo siguió adelante, y Lara siguió al lado de Daryl miserablemente. Le dolían los pies y se moría de hambre, pero sentía que no podía quejarse. Todos se sentían de la misma manera.

Carl habló después de un rato—. Papá, mira.

Al otro lado del puente había una fila de vehículos abandonados en medio de la carretera. Lara se quedó sin aliento cuando los vio, pensando que tal vez esta era la gracia salvadora que necesitaban.

Daryl miró a Rick—. Voy a adentrarme al bosque. Lo rodearé.

Se alejó y Lara sorprendió a Rick observándola—. ¿Qué?

—¿Están bien? —preguntó Rick.

Lara asintió—. Sí, estamos bien —señaló a Daryl—. Voy a seguirlo.

—Ten cuidado —dijo Rick.

Lara corrió detrás de Daryl, alcanzándolo fácilmente. Se giró cuando la escuchó acercarse—. No pensé que me seguirías.

—No pensé que serías tan fácil de seguir —respondió Lara—. Somos un equipo, ¿recuerdas? ¿U olvidaste cuando hicimos esa promesa?

—En la granja —dijo Daryl—. Justo antes de que me comportara como un imbécil contigo.

—Sí —dijo Lara—. No me gusta la idea de que deambules solo por el bosque.

Daryl sonrió—. Puedo cuidarme solo.

—Solo porque puedas, no significa que tengas que hacerlo —le dijo Lara.

Usaban esa frase muchísimo hoy en día, recordándole a cualquiera que necesitaba que le recordaran que ya no estaba solo. Había algo en la forma en que el mundo se había derrumbado lo que hizo que se unieran de la mejor manera posible, encontrando unidad en los brazos de extraños y consuelo en sus amigos.

Daryl tomó la mano de Lara—. Bueno, vamos.

Continuaron por el bosque durante un par de kilómetros y encontraron los restos de un ciervo muerto y el cuerpo de un caminante junto a él. Aparte de eso, se quedaron con las manos vacías y regresaron al grupo con los hombros caídos. Moviéndose entre los árboles, Lara tomó la mano de Daryl, la sostuvo y le hizo saber que ella estaba allí.

Abraham sacó una botella de whisky y Tara preguntó—: ¿Todo lo que encontramos fue alcohol?

—Sí —respondió Rosita.

—Eso no ayudará —dijo Tara, mientras Abraham bebía de la botella.

—Él lo sabe —dijo Rosita.

—Va a empeorar las cosas —agregó Tara.

—Sí, así es.

—Es un hombre adulto —dijo Eugene—. Y, honestamente, no sé si las cosas pueden empeorar.

—Sí, pueden —respondió Rosita.

Mientras decía eso, escucharon un gruñido detrás de ellos y se dieron vuelta para ver una manada de perros salvajes mostrándoles los dientes, ladrando fuertemente. Lara sintió que Daryl la empujaba ligeramente hacia atrás mientras se agachaba y sacaba el cuchillo para defenderse a sí mismo y a Lara si era necesario.

Antes de que nadie pudiera reaccionar, Sasha estaba de pie, disparando a cada perro en la cabeza.

Mirando a los perros muertos en el suelo, Lara levantó las cejas—. Supongo que conseguimos algo de comida.

—¿Y si estuvieron comiendo caminantes? —preguntó Maggie.

—Es un riesgo que estoy dispuesto a tomar —respondió Abraham.

Encendieron un fuego y Daryl desolló a los perros, proporcionando al grupo suficiente comida para llenarlos. Aunque nunca antes había comido carne de perro, Lara no podía quejarse cuando la estaba comiendo, porque sabía que probablemente pasaría mucho tiempo antes de que comieran de nuevo. Nadie parecía particularmente emocionado mientras comía, pero comida era comida y estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para llenar sus barrigas.

A la mañana siguiente se movieron de nuevo, esta vez sintiéndose un poco más enérgicos. Lara y Daryl caminaron uno al lado del otro en silencio. Realmente no había mucho que decir para dejar de pensar en la terrible situación en la que se encontraban, caminando hacia DC sin comida, sin agua y con la esperanza de que lo lograrían.

Incluso Lara se había dado por vencida un poco, porque las horas de pie se le estaban desgastando lentamente en la espalda y le causaban dolor en las piernas. También estaba muy preocupada por Daryl, porque todavía no parecía él mismo y le preocupaba perderlo.

Antes de Beth había estado muy emocionado de tener un bebé con Lara, pero ahora, cuando la miraba, ella se preguntaba si solo estaba viendo fantasmas. Él había visto muchas cosas, había pasado por más cosas de las que ella quería admitir, pero verlo tan completamente derrotado era aterrador.

Glenn retrocedió y le ofreció a Daryl una botella de agua medio vacía—. Daryl.

—No, estoy bien.

—Daryl.

—No.

—Oye, podemos lograrlo juntos —dijo Glenn, mientras le ofrecía a Lara la botella—. Pero solo podemos lograrlo así, juntos.

Lara le devolvió la botella de agua después de tomar un sorbo—. Tiene razón.

—Diles que fui a buscar agua —dijo Daryl, besando la sien de Lara antes de alejarse entre los árboles.

Abraham, que caminaba detrás de ellos, lo vio alejarse y luego miró a Lara—. ¿Irás tras él?

—No lo sé —respondió Lara—. ¿Debería?

—Creo que te necesita ahora más que nunca —respondió Abraham—. Aunque no lo parezca.

—Dile a Rick que estaré bien —dijo Lara—. Volveremos pronto.

Luego se adentró en el bosque detrás de Daryl, siguiendo el sonido de sus pasos. No era tan experta en maniobrar a través de los árboles como Daryl, así que se las arregló para romper posiblemente todas las ramas bajo sus pies mientras caminaba. No pasó mucho tiempo antes de que Daryl se diera cuenta de que lo seguían y se diera la vuelta con la ballesta levantada.

Lara levantó sus manos—. Me rindo.

Ese momento le recordó cómo se sintió años atrás, cuando conoció a Daryl por primera vez en una situación muy parecida a la que se encontraban ahora; él de pie con su ballesta y Lara con las manos levantadas en señal de rendición.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Daryl.

—Asegurándome de que estés bien.

—No necesito una maldita niñera —replicó Daryl.

—No estoy haciendo de niñera —respondió Lara—. Solo estoy aquí para ofrecerte mi apoyo. No tienes que pasar por esto solo, y no quiero verte así. Beth no querría que te hicieras esto a ti mismo.

—¿Qué sabes lo que ella querría? —preguntó Daryl—. Está muerta.

—Sí, pero era buena —respondió Lara—. Ella no quería que la gente fuera derrotada por este mundo... vió morir a su propio padre y siguió adelante. Ella no querría que te cerraras.

—No quiero hablar de ello.

—Daryl —dijo Lara—. Si hay algo que aprendí desde que pasó todo esto es que no puedes guardarte las cosas. Cuando Dale murió y viniste a consolarme, estaba realmente deprimida. Nunca le dije a nadie, pero estaba tan segura de que fue mi culpa que él muriera que estaba contemplando...

—¿Por qué no le dijiste a nadie?

—Porque pensé que nadie lo entendería —respondió Lara—. No pensé que nadie compartiría el mismo nivel de culpa que yo estaba sintiendo. Pero ahora puedo asegurarte que sé exactamente cómo te sientes.

—No lo sabes.

—¿No? —preguntó Lara, su voz elevándose peligrosamente—. Apuesto a que sé que sientes que Beth fuera secuestrada por tu culpa. Que te sentiste responsable por ella y no estabas ahí para protegerla. Apuesto a que sentiste que le habías fallado o decepcionado de alguna manera. Apuesto a que sé exactamente cómo se siente porque me pasó lo mismo cuando vi a Dale ser destrozado justo en frente de mis ojos y llegué demasiado tarde para salvarlo —Lara estaba llorando, por el estrés, las hormonas y el pensamiento de Dale muriendo repitiéndose en su cabeza—. Así que adelante, dime que no quieres hablar de eso. Soy tu esposa y estoy tratando de ayudarte. Lo que sea, no me hables. Sé cuando no me quieren cerca —se dio la vuelta—. Voy a volver con el grupo.

Dio quizás dos pasos antes de sentir un par de brazos alrededor de su cintura, tirando de ella hacia atrás. Su espalda golpeó el pecho de Daryl y lo sintió descansar su frente en su hombro, dejando escapar un silencioso suspiro.

—Nunca pienses que no te quiero —dijo Daryl—. Nunca pienses eso.

—Solo quiero que me hables —respondió Lara con la voz entrecortada—. No tienes que pasar por esto solo.

—Lo sé —dijo Daryl—. Simplemente no quiero pensar en eso. Quiero decir, ¿y si fueras tú?

—Pero no era yo —le aseguró Lara, dándose la vuelta para mirarlo—. Todavía estoy aquí, y no voy a ir a ninguna parte.

—No te merezco —susurró Daryl—. He sido una mierda recientemente. Desapareciendo... no soy lo suficientemente bueno.

—No te atrevas a decir eso, Daryl Dixon —espetó Lara—. Nunca te engañes pensando eso. Eres una de las personas más importantes de este grupo. Todos en este grupo te aman, especialmente yo. Eres lo suficientemente bueno.

—Pero te dejé.

—Y entiendo por qué —le dijo Lara, suavizándose la voz—. Sé por qué, y no te culpo. Solo no quiero que me dejes fuera porque ya no soy solo yo —se tocó el estómago suavemente—. Ahora somos nosotros, y este bebé va a necesitar a su papá.

—¿Y si soy malo en ello? —preguntó Daryl—. Nunca tuve un bebé.

—Yo tampoco —respondió Lara—. Pero lo resolveremos. Seremos lo mejor que podamos ser.

—Solo no quiero que estés en peligro —dijo Daryl, colocando sus manos sobre el estómago de Lara, sintiendo cómo se formaba el bulto—. Ninguno de los dos.

—Estaremos bien —prometió Lara.

Los ojos de Daryl se llenaron de lágrimas—. Te amo.

—Yo también te amo —susurró Lara—. Y siempre lo haré.