04- Nosotros...





Taehyung mantenía su mirada al frente, concentrado con su vista fija hacia la carretera. Era jueves por la mañana, temprano, más de lo que acostumbraba a salir de su casa a su oficina pero no tuvo más opción cuando se sentía cabreado por no poder dormir la noche anterior, y la anterior a esa, y todas las demás luego del fin de semana.

Se había mantenido del departamento a su "trabajo" durante los días siguientes, usualmente se detenía a media tarde por ahí a tomar un trago y a postas se quedaba por unas horas, ahora, su mente divagaba entre si llevar a casa la cena hecha o volver a pedir algo al restaurante de siempre, no era bueno en la cocina, hervir un huevo era tarea difícil para él y aún así, lo había intentado el martes al levantarse de la cama.

Debía alimentar a Jungkook, esa era la razón por la que cada día rechazaba los tragos sociales y pisaba el acelerador a fondo hasta llegar a casa.

No se había detenido a conversar con él desde lo ocurrido en el pequeño baño, Jungkook siempre lo observaba con esos ojos grandes sin decir nada cuando le llevaba comida todas las mañanas y noches, le decía que comiera todo y luego salía de allí sin prisa, su cabeza hecha una maraña porque no sabía qué diablos estaba haciendo con un hombre encerrado en su propio departamento.

Unas cuantas ocasiones en las que entró al escondido cuarto lo halló en el piso, sin camisa y haciendo abdominales, tampoco dijo algo, se quedaba observando como se flexionaban sus músculos, sus dientes atrapaban su labio entre ellos, mordiendo sin percatarse del todo y sumido en aquel espectáculo y es que maldita sea, Jungkook era tan perfecto ante sus ojos que se le hacía difícil de ignorar por más empeño que pusiera de si.

El semáforo indicándole que debía detenerse, los pitidos de los demás autos delante y detrás del suyo, la espera de un montón de papeles en su oficina, la llamada que recibió de su hermano mayor Seokjin la noche anterior diciéndole que debía movilizar y limpiar el traslado de nueva mercancía que estaba a punto de llegar al país, todo lo mantenía estresado ese día y a penas había salido el sol. Taehyung se encargaba del ámbito legal del negocio familiar, si le preguntaban, él realizaba la parte más importante, sin el arreglo de documentos, los permisos, el pago de impuestos, la máscara de la impresa se hubiese ido al caño, su padre lo había adiestrado bien, se lo agradecía pero aún le cabreaba que Namjoon dijese que no hacía nada y se la pasaba jugando al ejecutivo ejemplar, sin su desempeño en esa oficina no podrían trascender ni un paso a todos los negocios ilegales que mantenían a su familia en los puestos más altos de riqueza en todo el país, si el no se quemase las pestañas nada de lo habían logrado hubiese sido posible. Él era el puente más importante en el imperio Kim aunque no anduviese con tres pistolas bajo su saco y jugando al narco pistolero como lo hacía Namjoon, era su hermano y lo amaba, pero siempre deseaba que lo cogiesen por culo.

Avanzó unos minutos después cuando por fin la fila de autos delante suyo fluyó, tenía tanto trabajo por hacer que su cabeza comenzaba a palpitar y casi le estalló al llegar a la oficina, uno de los camiones que se suponía debía llegar a la ciudad de Busán a las cuatro de la mañana aún no había aparecido, Taehyung no entendía cómo mierda podía suceder. Esos camiones usualmente salían en caravanas con varías camionetas cubriendo la delantera y retaguardia del cargamento, mínimo cinco motocicletas cuyos conductores sabían exactamente a cuántos metros y kilómetros de distancia debían seguirle el paso, cómo era posible que aún no habían llegado y que a penas se le había notificado.

Quiso estrellarse en una de las paredes del pasillo hacia los baños cuando recibió una llamada de Namjoon, él era quien se encargaba de los transportes pero cuando estaba fuera del país para cumplir con otras negociaciones, Taehyung se quedaba a cargo, no era la primera vez que su hermano mayor llegaba al país y tomaba riendas nuevamente de su trabajo, todo sin decirle nada a Taehyung.

- Te he dicho un millón de veces que me llames y me digas " Oye, Taehyung ya estoy de vuelta y he ido a dirigir por mi mismo el maldito traslado, no te preocupes " .. pero no, vas y cambias todas las coordenadas y la hora de llegada sin avisarme, ¡maldita sea, me dará una embolia por tu puta culpa! - gritaba a través del aparato posado en su oreja, escuchando como del otro lado de la línea su hermano daba instrucciones a sus hombres.

- La oficina te tiene estresado, cachorro, deberías tomarte unos días. - decía con calma, Taehyung podía escuchar como soltaba el humo de su cigarrillo de su boca.

Suspiró tratando de calmarse, encajando sus dedos en el tabique de su nariz, iba a responder algo más pero en cambio, optó por decirle un "Vete a la mierda, hijo de puta. Cuida el cargamento y mantente a salvo", escuchando del otro lado un " Le diré a mamá que la llamaste puta" por parte de su hermano antes de colgar. Taehyung rodó los ojos antes de dirigir sus pasos nuevamente a su oficina y seguir con el trabajo pendiente de ese día.

Eran las siete y cuarenta de la noche cuando al fin salió de su odisea, camino a casa llamó al restaurante, ordenando lo que había aprendido que a Jungkook le gustaba, amaba la carne y las pastas, a él también le gustaban por lo que siempre era un rato ameno en el que comían juntos aunque no se dijeran nada. También le gustaba el chocolate por lo que esta noche, Taehyung también ordenó pastel, con cubierta, relleno y masa de chocolate. Se suponía que recogería la comida él mismo, no estaba de humor para aguantar los coqueteos del chico que siempre le llevaba la comida, estaba seguro que si se encontraba con gente que colmara la poca paciencia que le restaba, iba a usar los diez cartuchos que cargaba su Jericho 941. Estaba cansado, estresado y sin embargo, estaba impaciente por llegar pues la última comida de Jungkook había sido muy temprano en la mañana y ya eran casi las ocho de la noche.

Aceleró cuando pudo salir de la zona más estrepitosa de la ciudad, pasó por el restaurante tomando las bolsas con comida, algunas bebidas eligiendo esta vez jugos en vez de gaseosas, algunas ensaladas y el pastel. Salió de allí tan rápido que ni siquiera escuchó las buenas noches dichas por varios empleados del lugar y en menos de cinco minutos ya estaba estacionado a las afueras de su departamento.

A Taehyung no le volvían loco los lujos a pesar de tener mucho dinero, por ello, su departamento constaba con sólo tres pisos, él habitaba la parte más alta y los pisos de abajo los visitaba a veces, muy extraña vez iba a la piscina o usaba el jardín del primer piso, prefería salir lejos de ahí cuando quería despejar la mente. No entendía entonces el por qué estaba considerando la opción de sacar a Jungkook hasta el jardín a tomar un poco de sol algún día.

Estaba pensando en ello tan ensimismado que no puso mucha atención al momento al que llegó al último piso, abriendo la puerta encontrando oscuridad y silencio, Taehyung no solía compadecerse o darle importancia al sentimiento de empatía y tal vez por ello, se encontró tan inusual el hecho de que su pecho se apretó un poco al pensar en Jungkook solo todo el día en un cuarto vacío, oscuro y en completa soledad.

Antes de sumergirse en ese pensamiento ya sus pies le habían ganado batalla y en algunas zancadas ya estaba frente a la puerta que lo llevaría hasta él.

Como pudo, se hizo paso dentro del cuarto, allí estaba, sentado en el piso con su espalda apoyada en el costado de la cama, trató de mirarlo pero tal vez la luz que se filtraba desde la cocina le lastimaba esos ojos preciosos. Taehyung miró hasta el baño, notando que la luz de allí no estaba encendida como siempre y luego, lo escuchó hablar.

- Creo que se fundió la bombilla del baño - le escuchó decir despacio, mirando a la misma dirección en que Taehyung lo hacía.
- Te estuve llamando. - dijo un poco más lento y el pecho de Taehyung dolió un poco más porque en los últimos días, Jungkook siempre gritaba su nombre cuando quería o necesitaba algo y él iba a su encuentro de inmediato, pero ese día, no había estado en casa.
- Ya no quiero estar aquí... - dijo más luego.

Taehyung volvió a mirarlo y suspiró. Por primera vez quizá, haría algo de lo que Namjoon realmente no estaría orgulloso.









+++






— Come. - demandó.

Jungkook aún jugaba con la comida en su plato, revolviendo una y otra vez con la cuchara, habían también palillos y en sus adentros reía, porque el hombre realmente se esforzaba por hacerlo comer, colocando aparte de mucha comida, diversos utensilios a cada lado suyo.

Tenía hambre, eso era un hecho pero no podía comer con confianza esa noche, no cuando Taehyung lo había sacado de aquella habitación oscura y solitaria para llevarlo al gigantesco comedor y sentarlo allí para que comiera.

Jungkook se había estado sintiendo mal todo el día, no le dolía nada pero su pecho subía y bajaba como si hubiese estado corriendo, tenía calor y sudaba aunque la temperatura ahí dentro fuera buena, se sentía mareado y casi chilló de felicidad cuando la puerta se abrió y vio a Taehyung entrar.

Sopesó mucho la idea de rogarle que por favor lo sacara de allí, no tenía fé en que funcionara, Taehyung tal vez se burlaría de él pero, su mandíbula cayó exageradamente cuando el hombre de pelo ondulado salió del cuarto y volvió veinte minutos más tarde, ya con ropa más casual por lo que suponía que había tomado una ducha rápida, se dejó llevar cuando sujetó su brazo y lo arrastró hasta fuera de la habitación. Sus ojos dolieron un poco cuando la luz pegó en su rostro y por un momento se quedó pasmado mirando a su alrededor.

El lugar era grande, decorado con colores beige y blanco, Taehyung se percató de que la luz alta le molestaba un poco debido a estar tantos días en la oscuridad porque lo primero que hizo fue presionar un interruptor y las luces bajaron a una iluminación más tenue, todo el lugar se veía más vintage incluso desde ese punto, y sin mencionar los muebles y adornos, todo gritaba Taehyung, su hogar con las mismas vibras y colores que él solía vestir, sin mencionar su aroma regado en el aire.

Jungkook no sabía por qué lo hacía, por qué hacía todo eso si se suponía que estaba secuestrado, ya se lo había explicado pero el último movimiento de esa noche sin duda lo había descolocado. Ni siquiera preguntó si realmente era su casa, todo era demasiado obvio. Seguía sumergido pensando en ello cuando sintió la cuchara ser arrebatada de sus manos, Taehyung recogió por si mismo un poco de arroz con el utensilio y lo llevó a los labios ajenos, viendo como el pelinegro abría la boca y recibía el alimento para luego cortar un poco de la carne y proceder a hacer el mismo movimiento, Jungkook masticaba con calma.

— Te gusta que te alimente. - dijo de repente, rompiendo el silencio que se había hecho común entre ellos durante esa semana.

— ¿Qué se supone que haces? - preguntó en cambio, aún con el rostro calmado y mirando su plato.

— Dijiste que no querías estar más allá. - con su cabeza haciendo un gesto, señaló.
— Escucha.. - volvió a decir luego de un suspiro.
— Si de mi dependiese, ya te habría dejado libre, como ves, no tiene ningún sentido tenerte aquí pero como ya sabrás, fuiste testigo de...

— Tu hermano mató a su mujer infiel delante de mi, si, eso ya lo sé - le interrumpió, volviendo a quitar la cuchara de la mano ajena y comiendo por su propia voluntad esta vez.

Taehyung suspiró por milésima vez ese día.

— ¿Por qué mierda preguntas entonces? - su ceño estaba fruncido, su plato de comida estaba casi vacío y de su lado de aquella redonda y enorme mesa sólo quedaba una cerveza a medio tomar.

Jungkook se mantuvo en silencio y continuó comiendo bajo la atenta mirada de un Taehyung que apretaba el cristal de la botella de cerveza en su mano. Pasados algunos minutos, cuando el menor hubo acabado y hecho a un lado su plato aún con algo de comida, el mayor volvió a hablar.

-— Dejaste comida.

— Eso es un hecho. - Jungkook dijo, tomando del jugo que estaba cerca suyo.

Taehyung revolvió su pelo y se acomodó en su asiento, pegando la espalda en la silla acolchada y clavando su mirada en la persona a su lado nuevamente.

— Debes dar gracias que aún estas vivo, Jungkook, no estás en posición de reclamar mucho.

— No estoy reclamando una mierda. - soltó sin levantar la voz, logrando que Taehyung se tensara un poco más.
— Es fácil, me matas y listo, no hay porque tenerme aquí encerrado como las princesas de los cuentos, no puedo estar libre por lo mismo que ya sé, pero tampoco quiero estar aquí, mierda, Taehyung, he estado solo desde que tengo memoria, no quiero estar en una maldita habitación a oscuras y escuchando no más que cada gota de agua que se escapa del lavabo, no quiero.

— Pues te tocará aguantarte porque no te irás a conocer a San Pedro todavía. - dijo con ese toque de burla en su voz que Jungkook tanto odiaba aunque realmente esa noche se estaba conteniendo.

— No quiero estar aquí, si no podré salir nunca entonces, hazlo, termina con esta estupidez.

— No, no lo haré.

— Pero ¿por qué?, te estoy dando la opción más fácil y factible. - Taehyung lo miraba sin hacer ningún movimiento, estaba casi que apunto de rebosar todo el estrés acumulado durante ese y los últimos días.

- Porque no me da la gana, Jungkook, cállate y dejemos ésto hasta aquí. - se puso de pie, comenzando a recoger los platos para llevarlos a la cocina, luego los lavaría.

- ¿Y si yo quiero hacerlo? - volvió a hablar Jungkook detrás suyo, había seguido sus pasos hasta la cocina.

Taehyung volteó su rostro sólo un poco para mirarle, el contrario le sostuvo la miraba, como si lo estuviese retando.

- ¿Quieres morir? - preguntó, escarbando dentro de sus ojos como si quisiera taladrar su alma.
- Responde. - un paso más hasta él le procedió, agarrando su mandíbula con la fuerza exacta para que Jungkook frunciera su rostro. No se atrevió a moverse o decir algo más, era como si la mirada contraria le petrificara.
- Eso pensé.. - sonrió antes de soltarlo.

Jungkook se sentía frustrado, enojado. Volvió a la mesa, tomó el vaso para volver a ingerir otro poco de jugo mientras sentía aún su mandíbula arder ligeramente tras el brusco agarre, mas no le prestó atención, su cabeza estaba hecha líos.

- Tienes razón, mocoso, matarte sería fácil. - volvió a escuchar la voz de Taehyung desde su lugar.
- ¿Pero sabes por qué no tomo el camino fácil y acabo contigo? - Jungkook no volteaba a mirarlo aunque dudaba que Taehyung lo estuviera mirando también, no quería escucharlo más al menos por esa noche.
- ¿No sabes? - preguntó aún con más burla y ambos voltearon a mirarse mutuamente y al mismo tiempo.
— No pienso matarte o dejarte libre hasta que me folles, Jungkook.

Taehyung no iba a matarlo, ya le había dicho que no tenía motivos para eso pero de alguna forma u otra le gustaba fastidiarlo.

Su enojo casi desaparece cuando vio al menor ahogarse con el jugo que estaba tomando, el líquido resbaló por la garganta de Jungkook demasiado rápido y lo devolvió hacia afuera de la misma manera tras escuchar aquello, cuando logró dejar de toser se sintió patético, ese hombre lograba jugar con el a su antojo y no le gustaba, así que tal vez, ese fue el motivo por el que soltó lo primero que pasó por su mente...

— Yo no soy maricón como tú, Taehyung.

Lo había dicho, no tenía intenciones de hacerlo pero ahí estaba. El hombre desde la cocina se quedó estático, todo rastro de sonrisa o mueca en su rostro había desaparecido y Jungkook se quedó ahí, sumido en el silencio repentino, volviendo a tomar del líquido porque de repente su garganta se secó, dando la espalda al mayor.

Ni siquiera escuchó cuando los pasos resonaron sobre el piso, pero antes de voltear, Taehyung ya lo había sujetado de la parte de atrás de su cabello, tirando hacia atrás su cabeza mientras tiraba con fuerza de las hebras azabache, la mano libre barrió la mesa, tirando al piso todo lo que quedaba en ella y tirando luego el cuerpo de Jungkook sobre la superficie de madera, inmovilizando su cabeza manteniendo su mano sobre ella.

— Tienes una gran bocota. - Taehyung soltó, su mano libre esta vez sujetando el pantalón de chándal que llevaba Jungkook esa noche, bajando la tela hasta dejar libre sus nalgas alzadas gracias a que su pecho estaba pegado a la mesa.
— No me salgas con la putería de que eres homofóbico luego de que te di la mamada de tu vida en el baño, estúpido. - y una mano se estampó sobre el glúteo derecho, cayendo sobre éste con fuerza y pesadez.

Jungkook dejó salir un jadeo de sorpresa, sus manos estaban a cada lado de su pecho y por más que forcejeo para poder levantarse, la mano que ahora estaba agarrando con fuerza la parte trasera de su cuello se lo impedía. Un siseo salió esta vez de sus labios cuando volvió a sentir la mano de Taehyung volver a golpear su otro glúteo, se atrevería a decir que ese golpe llegó incluso un poco más fuerte que el anterior. Su piel debajo de la palma de aquella mano grande se sentía caliente, no dolía aún pero estaba seguro que lo haría luego.

Taehyung se estaba tomando su tiempo para amasar y apretar aquellas nalgas, eran no muy voluptuosas pero si que había de donde agarrar, eran firmes, tanto que su mano comenzaba a ponerse roja cada vez que estrellaba en ellas un nuevo golpe. La mano izquierda seguía firme en el cuello contrario, la otra recorría de sus nalgas a sus muslos gruesos, quería golpear ahí también, quería dejar sus huellas en esa piel lechosa.

Sus ojos se desviaron hasta el piso donde rápidamente divisó una pala pequeña, de esas que su madre le había regalado para su cocina, comúnmente utilizaba esa en específico para servirse el arroz desde la olla al plato, era su único uso en la cocina, hasta que Taehyung pensó en otra manera exquisita de darle otro uso apropiado.

Arrastró el utensilio con sus pies hasta dejarlo más cerca, agachándose como pudo sin dejar de sujetar el cuello de Jungkook, sonrió cuando por fin tuvo el objeto de madera en sus manos. Acarició despacio con sus dedos la piel expuesta, enviando un sutil toque de corriente al sistema del hombre acorralado entre la mesa. Jungkook comenzaba a relajarse, con la inocente idea de que eso fuera todo pero no fue así, está vez soltó un gemido ahogado, uno que quiso tragar de vuelta cuando sintió algo plano y duro chocar en su glúteo nuevamente, no hubo una caricia para apaciguar el impacto, llegó una y otra y otra bofetada más, repartidas entre una y otra nalga.

Taehyung golpeaba posicionando la pala desde abajo, para que al estrellarse en la piel, la masa rebotara, se veía precioso. Su respiración había cambiado a una más agitada, sus nalgas estaban rojas y ese color resaltaba en la piel blanca.

Colocó la pala en la espalda de Jungkook para dejar que su mano volviera a acariciar el área dolorida, uno de sus dedos paso cerca de la rendija de su culo, logrando que el cuerpo bajo su tacto temblara.

— Taehyung...

— Tuviste bien puestas las bolas para acostarte con la mujer de mi hermano, ¿por qué te da miedo cogerte a un hombre?- soltó en cambio, cómo si estuviese celoso de que ese cuerpo tan precioso haya sido de alguien más antes que suyo.

— Nunca me he fijado en un hombre, Taehyung, yo.. ¡ah! - otra bofetada con ese maldito objeto duro llegó, luego otro golpe pero en la parte interna de su muslo y Jungkook temió por sus testículos, estaba peligrosamente cerca.

— Controla lo que suelta ese boca tuya cuando estés refiriéndote a mí. - otro golpe.
— No querrás conocer a mis demonios cuando me enojo.- y otro golpe.

A este punto Jungkook sentía su piel ardiendo, demasiado sensible y caliente. Taehyung tiró lejos la pala de madera, soltando una última nalgada antes de sujetar nueva vez al chico por su pelo y tirar de él hasta que su pecho dejó de tocar la superficie plana de la mesa, obligándolo a ponerse de pie para luego empujarlo contra la silla.

Jungkook soltó un quejido de dolor cuando su trasero tocó el asiento, sentía la zona palpitar y arder pero tampoco tuvo mucho tiempo para pensar en ello, no cuando Taehyung se acomodó a horcajadas sobre su regazo, una de sus manos se afianzó de su mentón y la otra rodeó sus hombros, como si quisiese fundir ambos cuerpos.

— Yo seré el primero. - dijo y Jungkook no entendió a qué se refería, esos ojos lo devoraban con su mirar y pronto, su boca le siguió también.

Un hombre, un hombre lo estaba besando. Kim Taehyung, su captor, succionaba con gula sus labios, mordiendo despacio sobre ellos para luego volver a chupar. Jungkook estaba petrificado, sus ojos abiertos como platos y su boca inmóvil. En su vida había imaginado muchas cosas, tenía muchas fantasías pero, un hombre nunca figuró en ellas.

Los labios ajenos seguían moviéndose febriles sobres los suyos, eran suaves, podría aventurarse a decir que piel tierna, su aliento era delicioso, una mezcla de alcohol gracias a la cerveza y menta, quizá hierva buena, no estaba seguro, poco sentía el sabor de los alimentos que habían ingerido minutos atrás, lo único que notaba era el aire caliente chocar contra su boca y, mierda, trató pero no pudo evitar comenzar a mover sus propios labios, para el momento en que se percató, ya sus manos habían encajado de manera perfecta y armoniosa en la cintura del mayor, ambas bocas danzando al compás de una melodía silenciosa que sólo ellos dos podrían sentir.

Jungkook para su propia sorpresa, introdujo su lengua en la boca ajena, explorando cada rincón, quería sentir más esa mezcla de sabores que sólo Taehyung poseía, enredó su lengua con la ajena, soltando un gruñido bajo cuando el contrario mordió su labio inferior, logrando que sus manos apretaran aún más, casi de forma posesiva su cintura.

Aquello último, ese agarre tan demandante, logró que Taehyung pudiese sentir la dureza bajo su cuerpo, con unas cuantas lamidas, succiones, mordidas y besos, Taehyung había logrado ponerlo duro.. sonrió, comenzando luego a mover sus caderas sobre el regazo ajeno, lento y despacio, escuchando como poco a poco Jungkook comenzaba a soltar suspiros contra su boca.

Carajo, estaba caliente, mucho.

Se separó de repente y casi en un salto se puso sobre sus pues, Jungkook abrió sus ojos y lo miró con confusión, los labios de Taehyung estaban rojos y brillantes, Jungkook se mordió los suyos mientras lo observaba desde su asiento.

— Levántate, de pie, ahora. - Taehyung dijo, su voz sonando más profunda que de costumbre.
— Camina. - volvió a decir cuando Jungkook acató su orden.

Caminó sin saber del todo a donde iban, con un Taehyung dirigiéndolo desde su espalda hasta detenerse en una puerta de color blanco, el mayor la abrió sin prisa y le instó a entrar con un leve empujón en su hombro.

— Quítate la ropa. — ordenó a penas se hallaron dentro, Jungkook no tuvo tiempo de admirar el gran aposento, las luces estaban aún más bajas y tenues que en el comedor, el olor del dueño del lugar también rondaba allí.

— Qué.. Taehyung, creo que...

El nombrado no lo quería dejar terminar, tomando su boca de nueva cuenta, un beso más rudo y necesitado que el anterior, haciendo que ambos hombres suspiraran en la boca contraria.

— No lo repetiré de nuevo, quítate la maldita ropa o lo haré yo. — el menor observó sus labios al hablar, sus alientos chocando, mezclándose.

— Hazlo.

Había escuchado bien, ese mocoso había dicho realmente aquello. Oh, joder, claro que lo haría, pero a su estilo. Amaba los retos y el definitivamente era uno.

Taehyung caminó hasta uno de los muebles al lado de su cama, abriendo la primera gaveta y sacando algo que Jungkook no pudo divisar debido a la poca luz.

Su alma casi abandonó su cuerpo, maldita sea, estaba seguro que había visto su espíritu salir elevándose y decirle "adiós" cuando Taehyung apuntó la pistola que traía en manos justo en el centro de su estómago. Una sonrisa casi macabra adornó sus labios hinchados y húmedos aún y Jungkook tragó con dificultad.

La punta del cañón de la pistola se deslizó hasta el borde de su camiseta, enganchándose allí y subiendo despacio hasta dejar al descubierto sus abdominales, Taehyung susurró un suave "quítatela" y él obedeció al instante. Un beso fue depositado debajo de cada clavícula y la maldita pistola volvió a bajar hasta perderse dentro de sus pantalones, Jungkook no entendía cómo era posible que su erección se mantuviera firme cuando el frío metal rosaba su glande, pero ahí estaba, erguida y punzante.

Taehyung enganchó su mano en el borde del pantalón y con la misma pistola en su otra mano fue develando la hombría que su boca había amado tanto chupar. Bajó la prenda hasta las rodillas y Jungkook terminó por quitarla ayudándose con sus pies.

Taehyung sujetó su cuello sin fuerza pero con precisión, caminando hasta la cama y haciendo que el menor cayera en ésta sobre su espalda, subiendo nuevamente sobre su miembro ahora desnudo, besando su boca con lentitud, sus caderas se movían muy despacio como si quisiera desesperarlo, hacerlo rogar, Taehyung aún mantenía toda su ropa por lo que el roce de las telas con el pene de Jungkook le dolía, sus manos volvieron a encajarse en esa estrecha cintura apretando mientras su lengua se hacía paso en cada rincón de su boca, quería más.

— Taehyung.. — trató de hablar pero el hombre seguía devorando su boca como si quisiera arrancarle el oxígeno.
— Mierda, quítate ésto. — logró decir, apretando entre sus dedos la ropa que cubría su cuerpo.

— Yo soy quien da las órdenes aquí. — dio una mordida a sus labios antes de separarse.

Sobre sus rodillas, comenzó a quitarse la ropa, saliendo de la cama para quitar su pantalón, dejando embobado a Jungkook que observaba con detenimiento su cuerpo desnudo, su piel trigueña brillando con la luz tenue, su torso y abdomen ni tan delgados ni muy musculosos, sus muslos firmes y su polla erguida hacía el frente.

Jungkook sólo había visto un pene en su vida y era el propio, nunca le prestó tanta atención a los detalles pero ese, ese era precioso. Con venas resaltadas, la piel canela del falo contrastaba con lo rosada de su punta.  No podía creer que su propio pene estuviera palpitando sobre su abdomen al mirarlo desnudo.

Taehyung abrió la segunda gaveta del mismo mueble, sacando ahora un frasco pequeño y volvió a la cama, a horcajadas del menor y los ojos de éste se abrieron como platos cuando observó como el hombre ponía el líquido que salía del frasco sobre sus dedos y los llevaba a su culo.

— Voy a prepararme.. — dijo con un quejido cuando el primer dedo entró en su interior, Jungkook estaba fascinado y nervioso ante lo que veía.
— Luego voy a montarte y no quiero que tus manos toquen mi cuerpo, te juro, que si llegas a hacerlo, te volaré la cabeza, ¿entendido? — Jungkook estaba concentrado más en el segundo dedo que el mayor había introducido en su culo que en lo que éste le decía. Taehyung se veía malditamente sexy mientras con una mano se auto follaba y con la otra le apuntaba con la pistola, tal vez se estaba volviendo loco pero le estaba gustando todo ese manicomio.
— Póntelo. — volvió a decir Taehyung tirando un preservativo sobre su pecho.

Jungkook tomó el pequeño sobre y lo destapó sin apartar sus ojos del mayor, tomó su miembro bajo la mirada atenta de Taehyung, acariciando un poco la punta y comenzó a desarrollar el látex por su falo luego, mientras seguía siendo apuntado, se estaban provocando mutuamente, retándose y el menor llevaba todas las de perder porque escuchar los leves gemidos que soltaba Taehyung mientras sacaba y metía sus propios dígitos hasta el fondo lo tenía delirando.

Su corazón se saltó tres latidos cuando observó como Taehyung sacaba los dedos y comenzaba a alinearse en su erección luego de untar sobre el condón el lubricante que resbaló de su mano.

Se afincó en sus rodillas y comenzó a hacer presión, se sentía cierta resistencia a pesar de haberse dilatado fugazmente pero cuando su glande traspasó el anillo de músculos que recubre su ano, ambos gimieron, Taehyung porque le encantaba sentir su polla abriéndose paso en su culo anhelante de él y Jungkook porque sentía una exquisita presión, demasiado apretado al punto de que podría doler pero no lo hacía, quería más, sentir todo ese culo sentado por completo sobre su polla, y sus súplicas fueron escuchadas porque cuando Taehyung bajó de un sólo sentón, se sintió al borde de venirse como virgen inexperto.

Jamás, nunca había sentido esa sensación de asfixia tan placentera, tan apretado, tan caliente, joder es que si no se concentraba se vendría muy rápido y lo último que quería era que Taehyung se burlara de él por ser precoz.

— Eres grande, me siento lleno y eso me encanta, Jungkook. — dijo antes de empezar a moverse, lejano a ser lento y despacio como pensaba, Taehyung se empalaba con destreza y rapidez sobre su polla, como si lo hubiese esperado por mucho, como si quisiera liberarse y darle todo lo que tenía guardado en sus testículos.

Taehyung variaba sus movimientos, alternando entre círculos y olas de adelante hacia atrás y luego volvía a levantar sus caderas y caer de golpe sobre él. Jungkook mantenía los ojos abiertos mirando como su pene se perdía y volvía a aparecer de esa cavidad deliciosa, quería llevar sus manos hasta sus nalgas y amasar hasta que dolieran, si moría lo haría feliz de todos modos pero Taehyung mantenía el arma de fuego sobre su pecho y pensaba, que patético sería morir con sus bolas cargadas. No se movería pero sus manos picaban por sentir la piel del hombre que lo montaba.

— Ni se te ocurra, bebé. — le dijo Taehyung cuando notó como trató de mover sigilosamente sus manos, apuntando la pistola en su yugular.

El tipo estaba loco, pero a Jungkook le gustaba.

— Quiero tocarte, joder, bésame al menos.

Así que era de los que necesitaban sentir ese afecto durante el sexo, Taehyung lo odiaba pero si era con él, no le disgustaba tanto la idea.

Estiró él brazo donde tenía sujeta su arma para no lastimarlo y dio vuelta a ambos cuerpos, quedando ahora debajo del cuerpo de Jungkook.

— Puedes besarme pero no dejes de follarme. — musitó mordiendo sus labios porque Jungkook se había acomodado sobre sus rodillas.
— No me tocarás, es tu castigo por decir estupideces. — Jungkook no esperó escuchar algo más, lanzándose a sus labios para devorarlos, sus manos a ambos lados de su cabeza apoyados sobre la cama.

Taehyung abrazó su espalda y mantuvo el arma en alto sobre la cabeza de ambos, abriendo sus piernas para que Jungkook tuviese mejor acceso.

Por minutos olvidó todo el asunto del castigo, no podía concentrarse cuando el menor se clavaba en su próstata de esa manera, tan brusco, tan salvaje, sin un sólo toque de delicadeza, de alguna manera daba en cada punto que Taehyung amaba.

Jungkook nunca estuvo con un hombre pero idiota no era, si Taehyung gemía en el ángulo en que golpeaba dentro suyo, quería decir que iba por buen camino. Se percató que le gustaba el sexo duro por la forma en que lo montaba y Jungkook siguió la misma nota, clavándose una y otra vez en el mismo punto.

— Mierda, lo haces bien, muy bien.. — soltó en su oído, su voz profunda escuchándose tan seductora, cada vez que gemía que Jungkook se esforzaba por no venirse.
— Así.. Oh joder, si, Jungkook, no pares.. — y no lo hizo ni siquiera cuando sintió su cuello ser mordido, no lo hizo cuando sintió su pene ser apretado al punto de sentirse exprimido, no se detuvo incluso cuando sintió la humedad entre su abdomen, no lo hizo cuando Taehyung casi gritó y su cuerpo comenzó a temblar.

Siguió martillando su próstata hasta sentir que no podía mantener más su propio orgasmo, entonces si salió rápidamente de ese delicioso culo y se quitó el preservativo, lanzándolo a algún lugar de la habitación y bombeando con su mano su polla hasta que su semen salió disparado y cayó sobre el abdomen y pecho de Taehyung.

Pensó que se enojaría por haber hecho eso sin su permiso sin embargo, lo vio llevar el arma aún en su mano hasta su propia piel, mezclando con el cañón de la misma el semen de ambos y luego llevándolo a su boca, en otro momento tal vez, Jungkook hubiese sentido asco pero todo lo que hizo fue sentir como su pene volvía a endurecer al mirar como Taehyung pasaba la lengua por el metal, saboreando la mezcla que había hecho, abriendo su boca para meter la pistola y simular que chupaba.

Jungkook quería sacar la maldita pistola de esa boca y poner su polla ahí.

— Es una deliciosa combinación. — fue lo único que dijo Taehyung antes de soltar el arma y erguirse para besarlo, dejando que él también degustara sus sabores juntos.

Esa noche, Jungkook no volvió a dormir solo en el pequeño cuarto, durmió en la cama de Taehyung. No se sentía mal como lo había hecho más temprano en el día, se sentía extraño, más cuando despertó en la madrugada y se halló rodeando esa bonita cintura, extraño pero no mal, extrañamente tranquilo.

Jungkook había sido amenazado con una pistola más veces en una semana más de lo que había tomado vino caro en su vida. Estaba privado de su libertad y lo único que rondaba su cabeza antes de volver a dormirse era que tal vez y sólo tal vez, no le importaría ser gay por Taehyung.


















Adjunto aquí la pala con la que castigaron a nuestro muchacho.


Creo que ya no la van a utilizar para servir el arroz 👀

Xoxo 💕















@BigBabe_Jeon






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