Épilogo: Cuando el alba llama
Épilogo: Cuando el alba llama
—No están los cuerpos de ninguno de los dos.
Matías camina con cierto desagrado en la pila de muertos en una fábrica cercana al carro abandonado por Canina y su acompañante. Para al detallar el reflejo de los vidrios rotos una silueta negra inmóvil al lado de un Chevrolet Spark rojo 2007, este levanto la mano atrayendo más su atención y como reacción salió de la fabrica siendo seguido por los demás policías que sacaron sus armas expectantes al hombre que sostenía ya una maleta blanca y se acercaba con paso seguro a ellos.
—¿Gamar? —Se quedo paralizado el hombre que arrojo la maleta para luego girarse sacando un arma y apuntándola en la cabeza de uno de los dos policías sospechosos, uno sacaba discretamente un arma mirando celosamente a Matías, disparo y como acto reflejo el compañero del fallecido saco un puñal siendo sostenido por tres policías que lo desarmaban sorprendidos de notar que eran infiltrados ya que sólo tres patrullas estaban ahí y en ninguna de ellas eran conocidos.
El muchacho bajo el arma observando los dos cuerpos extrañado, rápidamente volteo viendo correr a su padrino, que por descuido olvido ocultar correctamente con la bufanda negra la cicatriz de su cuello.
Abrió el carro introduciéndose con apuro para luego sin un respiro acelerar.
—¿Lo vamos a dejar ir? —pregunto el compañero se su patrulla, tomándolo por su hombro.
—Sí.
El alba surgía con destellos naranjas que hacían brillar el coche que conducía sin dirección alejándose de la ciudad por la Autopista al Llano, dentro de este se hallaban el conductor y su pasajera que reposaba en la parte trasera de ésta cubierta por varias telas. Gamar acelera más perdiendo el control a medida que veía su compañera inmóvil más tiempo, cerró con rabia y arrepentimiento sus pálpebras sumergiéndose en el ruido de las aspas de un helicóptero, miro de nuevo por el retrovisor y acertadamente seguía el helicóptero ahí. Presionado no sintió otra salida, en una de las partes donde la estructura es sólo sostenida por columnas, tomo mayor velocidad, y paso a la parte trasera dejando una bolsa pesada en el acelerador, abraso a su compañera agarrándose de los cinturones de seguridad que la cubrían. Cuando ya era hora de girar el choque inminente choque con las barras de seguridad haciendo que estas se rompieran lo suficiente para que el coche quedara medio cuerpo en la carretera y el otro en el aire.
El helicóptero comenzó a disparar al carro, y Gamar aún consiente se movía soltándose de Canina que cada vez estaba más fría, tomo su mano.
—Te dije que te protegería —dicho eso con el peso de su cuerpo que se acomodo adelante inerte por una bala, provoco que cayeran por el barranco.
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