Prologo: Cuando el cerdo vuela


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-¡¿Eh?!

Es el primer sonido que sale de mi boca cuando mis ojos se abren y soy consciente de mi entorno. Lo ultimo que recuerdo es estar caminando hacia mi casa. ¿¡Porque estoy en un salón de clases!?.

Con prisa me levanto del pupitre mientras veo alrededor, buscando cualquier cosa que pueda al menos, darme una pista de como demonios terminé aquí mientras el aire sale y entra de mis pulmones rápidamente debido a mi miedo.

Lastimosamente mis ojos solo se encuentran con la vista de un salón de clases normal, o bueno, tan normal como podría serlo ahora que podía apreciar bien el estado en el que se encontraba.

Aunque era como cualquier otro salón de clases, tenía en sus paredes lianas con algunas flores, sin contar el aparente pasto que estaba por algunas zonas del suelo. ¿Que demonios está pasando?. Examinando mejor el salón incluso hay un monitor con pantalla que cuelga en el lado derecho.

No entiendo nada. ¿Estoy secuestrado?, ¿porque siquiera algún secuestrador me dejaría aquí?.

Mientras estaba inmerso en mis pensamientos y emociones, la pantalla del monitor empezó a encenderse lentamente, solo para mostrar estática.

Cuando estaba listo para acercarme un poco al monitor para intentar comprobar cualquier cosa, una voz se escuchó a través de el.

-Uno, dos, probando probando. ¡Estupendo!, sean bienvenidos todos los nuevos estudiantes, por favor sean tan amables de ir al gimnasio, no se preocupen por perderse, los folletos de bienvenida que irán a los salones de clases solucionará todas sus dudas Kyo kyo kyo~.

era extrañamente joven, pero por algún motivo, sentía cierta familiaridad con esa voz...

Pero apartando esos pensamientos. ¿Que mierda pasaba?, ¿Estudiantes?, ¿había más secuestrados?, ¿bienvenida?, ¿porqué me pasaba esto a mí?. Mierda, lo mejor sería concentrarme en buscar ese maldito folleto que mi secuestrador mencionó, no puede ser lo mejor para mi o la opción más inteligente, pero no tengo otras opciones realmente.

Por más que busco el maldito folleto no logro encontrarlo, mierda, incluso revisé las matas de pasto en el salón. Cuando estaba a punto de darme por vencido, un sonido metálico llama mi atención.

Uno, dos, tres, cuatro pasos se escuchan y no se de donde demonios provienen, los pasos ahora son más claros y con ellos el sonido metálico. Viene desde fuera del salón.

No me muevo de mi lugar al fondo del salón, esperando cualquier cosa, lo cual no debí hacer, bien dicen que si esperas cosas malas, pasarán.

Y justo para hacer que maldiga a cualquier imbecil que creó ese dicho, un maldito robot entró rompiendo la puerta del salón. Su cuerpo era jodidamente similar a la figura de un primate, la obvia diferencia es que esta cosa medía cerca de tres metros y tenía un puta cierra en la "mano" izquierda.

Antes de que un grito femenino saliera de mi boca, el robot se abalanzó sobre mi, de una manera un poco lenta, lo cual agradecí enormemente porque me dio la oportunidad de esquivarlo y correr por mi vida.

Las sensaciones de calma y felicidad que sentí al salir del salón duró solo unos segundos, porque ese fue el tiempo que me tomó darme cuenta de que el puto robot me seguía.

Estuve corriendo por varios minutos, cada uno de ellos muy tortuosos cabe recalcar, me moví a través de los pasillos de lo que tal vez sea una escuela mientras evitaba al maldito robot y su cierra, la cual no dejaba de sonar detrás de mi.

Todo eso no duró mucho más, y todo se debió a que en mi pánico y ganas de evitar ser cortado a la mitad, entré en una habitación cerrando sus puertas algo grandes detrás de mi, lo cual fue muy es tupido de mi parte, después de todo había visto a esa cosa destruir cosas más duras mientras escapaba de el con la esperanza de conservar algunas partes de mi cuerpo.

Mientras intentaba recuperar mi aliento y me preparaba para correr, algo me detuvo.

-¡Ey!, es otro.

-¿Con el ya deberíamos ser todos no?

-Eso espero, realmente no quiero que esos malditos robots entren aquí.

Voces, rápidamente muevo mi mirada hacia donde se escuchan. Lo que veo es un grupo de adolecentes como yo, todos están al casi final del gimnasio cerca de un estrado.

Mis palabras no salen de mi boca, presa de la incredulidad. ¿Significa esto que lo que dijo es voz era real?. Antes de que más pensamientos invadieran mi mente, alguien me llama.

-Ey, chico. Será mejor que te alejes de la puerta, esos pedazos de chatarra no han entrado aquí, pero pueden hacerlo en cualquier momento. Ven aquí.

Fue lo que me dijo uno de los chicos, aún aturdido, decidí acercarme al grupo, después de todo parecían estar en la misma situación que yo, así que supongo que será más seguro que estar corriendo de un robot asesino.

Al estar cerca pude apreciar mejor al grupo, realmente eran un montón de gente variada. Había una chica con vestimenta gótica, un tipo con pintas de motociclista, una chica peli blanca de gran tamaño, un chico con lentes que leía un manga a gran velocidad, lo cual me pareció raro en esta situación de estrés. En resumen; realmente un grupo interesante.

[Sailigiv nmois]

Cuando llego con el grupo, noto como todos están un poco tensos, algo normal teniendo en cuenta nuestra situación actual.

-Ey chico, ¿estas bien?.

El chico con aspecto de pandillero me pregunta de manera amable mientras se acerca para examinar mi cuerpo, aparentemente en busca de heridas, no me molesta, pero al parecer mi mirada algo inquieta da el mensaje equivocado.

-Perdón si te incomodo hombre, pero prefiero hacer eso a que tengas una herida sin saberlo, esas mierdas de metal son muy peligrosas.

El dice eso mientras levanta su mano izquierda dejando ver que está vendada, algo de lo cual no me había dado cuenta.

-No te preocupes, no me incomoda, solo estaba algo aturdido, ya sabes.

Es lo que respondí, no queriendo que este tipo sintiera que el estaba haciendo algo malo.

-Bien, eso me alegra. Como sea, al parecer estas bien. Por cierto, soy Mondo Owada.

Se presentó luego de ver por mi bienestar, la verdad es que me cae bien. Ahora que lo veo bien, el tipo es intimidante, mierda. Me pasa por unas dos cabezas y su puño seguro que me dejaría K.O, agradezco que sea tan calmado.

-Un gusto Owada-san, yo soy Makoto Naegi, es un gusto.

Me presenté ofreciéndole mi mano izquierda, no quiero que lastime la suya.

-Un gusto Naegi-san, ven, debo presentarte a los otros.

Luego de estrechar nuestras manos, Owada-san me lleva más hacia el grupo de adolecentes. Al estar tan cerca lo único que se me ocurrió fue saludarles con la mano.

-Ok chicos, este es Naegi-san. Por favor, sean amables y Yamada-san, por favor no lo abrumes, creo que tuvo suficiente con la chatarra.

Dijo Owada-san mientras me presentaba con el resto, pude ver al que supongo es "Yamada" desinflarse ante las palabras de Owada-san.

-Un gusto conocerte Naegi-san, soy Taeko Yasuhiro, pero puedes llamarme por mi apodo; celes.

La primera en responder a mi presentación fue la chica con vestimentas góticas, su vestido era sin duda increíble, combinado con su piel pálida y ojos rojos, pero esos detalles no eran nada si se comparaban con su cabello negro que era extremadamente largo, llegando a casi sus pies de una manera perfecta aún estando suelto.

-También es un gusto conocerte Celes-san. Espero que nos llevemos bien, a pesar de la situación actual.

Lo que octuve fue un asentimiento delicado de su parte junto con una suave sonrisa.

Y antes de que pudiera seguir conversando con los demás, algo pasó. Todos fuimos víctimas de un horrible sonido, era el sonido de un maldito megáfono siendo mal calibrado, solo que esto era posiblemente diez veces peor. Casi todos caímos al suelo mientras sosteníamos nuestras cabezas presas del dolor, todos menos una chica, la misma chica alta y peli blanca que vi antes, estaba agachada junto a una chica morena.

Aunque solo duró unos segundos, estoy seguro de que todos aquí estaban escuchando aún un maldito pitido. Con algo de esfuerzo, nos levantamos, algunos se apoyaban en otros y algunos como yo, sacábamos fuerzas de donde no teníamos para ponernos de pie.

Antes de que pudiéramos procesar correctamente todo, un ruido llamó la atención del grupo, aunque seguramente debió ser más fuerte de lo que yo terminé escuchando, hizo que mi mirada y la de los demás se dirigiera al estrado.

Ahí, pasó algo que me hizo cuestionar seriamente si estaba en un sueño. El estrado se habría y de su interior, un peluche de 40 cm salió volando. Era un cerdito de peluche mitad blanco y mitad negro.

En mi mente solo se podía repetir una pregunta. ¿Que mierda acaba de pasar?.









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