Papyrus comenzaba a despertar moviéndose un poco lento ya que su cabeza lo estaba matando, intento levantarse del sofá pero algo en su brazo le impedía moverse. Giro para ver que era y vio a Sans desnudo en su brazo a lo que un gran sonrojo vino a su rostro

—Oh mi dios...oh mi dios...

Papyrus no podía creerlo realmente no podía quería gritar pero no quería despertar a Sans.

Intento levantarse sin hacer ningún ruido pero al quitar su brazo de Sans, el contrario despertó asombrado al ver a Papyrus desnudo y el en las mismas condiciones

—...¿L-lo hicimos? — pregunto Papyrus algo confundido

Sana miró su cuerpo y el de Papyrus, tenían mordidas y chupetones de una noche salvaje y eso significaba que si

—E-eso parece —Sans volteo a otro lado el silencio era muy incomodo, Papyrus estaba que moría

—¡D-dios lo lamento yo...n-no debí soy un estúpido de verdad lo lamento!— Papyrus comenzó a llorar mientras se cubría el rostro, a lo que Sans se sentó a abrazarlo

—Esta bien Papyrus...es decir...yo...yo quería hacerlo...m-me gustas...y...esto no tiene nada de malo...lo disfrutamos y...no hay vuelta atrás...pero si tu quieres olvidar esto yo...lo entiendo—Sans no quería una respuesta de olvido, el había disfrutado el saber que lo hizo con Papyrus y no lo cambiaría por nada, para su sorpresa la respuesta no fue nada mala

—N-no...y-yo...yo también quise hacerlo... Te amo Sans...y...se que no es tiempo para que seamos novios y menos después de esto —Su tono de voz subía de ánimos cada palabra—¡Asi que yo el gran Papyrus te daré la cita que mereces!

Papyrus se levantó corriendo hacia la puerta para luego salid de la casa

—¡Papyrus sigues desnudo!

Papyrus corrió de regreso cerrando la puerta a sus espaldas

—D-diablos el alcohol aun tiene efecto en mi

Sans río un poco y se puso una chamarra de Papyrus para no enfriarse demasiado, Sans siguió durmiendo ya que le dolía mucho la cabeza y no quería hacer nada.

Papyrus en cambio, hiba a planear la mejor cita de todas, o al menos algo que le gustara a Sans.

La cita comenzaría después del medio día, Papyrus ordeno a Sans descansar hasta nuevo aviso y Sans acepto obviamente.

En una cita no importa que tan cara, elaborada y extravagante sea, lo que importa es la persona con la que estas pasando ese rato y la intención de esa persona.

A Sans no le importaba que clase de cita era, para el todas eran las mejores porque pasaba tiempo con Papyrus
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