La visita

Son las 22 hs. y cada vez estoy más nerviosa, se supone que debo ir a la casa de Zac.

-No sé qué hacer. -digo teniendo la cara pegada en mi almohada.

-¿Qué te pasa hija? -me pregunta mi mamá estando en la puerta.

-Nada. -respondo sentándome en la cama.

Ella viene hacia mí y se sienta a mi lado -Sabes que puedes contarme. -me dice mirándome a los ojos.

-Es... es un chico. -confieso agachando la mirada.

-Oh... ese es el problema. -murmura pensativa.

-Es Zac.

-¿Qué sucede con él? me parece un buen chico. -comenta sonriendo.

-¿Hablaste con Zac? -pregunto de repente abriendo grande los ojos.

-Sí, estos días que estabas en cama él vino varias veces y preguntó cómo estabas. -me cuenta, en eso algo en mi interior desea ver cuanto antes a Zac -Gracias mamá. -sonrío.

-Yo no hice nada. -suelta una risita y sale cerrando la puerta.

-Zac... -murmuro mirando el techo de mi habitación.

Me aseguro que mis padres estén durmiendo y ya estoy preparada para salir, tengo un shorts de jeans gris y una camiseta negra con flores azules con una capucha y unas zapatillas blancas.

-Prepárate Zac, haya voy. -murmuro saliendo por la ventana y bajando por el árbol, mi pierna me duele con cada movimiento y también mi mano, muy lentamente termino en el suelo aguantando el dolor.

Mientras camino por la calle, una suave niebla cubre el lugar, entonces me detengo en seco al darme cuenta de algo -¡Carajo, no sé donde vive Zac!

De repente mi celular comienza a sonar por la llegada de un mensaje -Te estoy esperando hermosa. Zac. -es él, leo el mensaje por completo y ahí encuentro su dirección.

-Mmm... siempre está cuando lo necesito. -pienso mientras continúo caminando, recorro como 15 cuadras hasta encontrar la dirección. Es una casa parecida a la mía, casualmente también hay un árbol cerca por el cual puedo subir y lo hago cuidadosamente.

-A ver. -miro hacia la ventana y la luz se encuentra encendida permitiéndome saber que es el cuarto de Zac. Me acerco más y abro la ventana lentamente para no hacer ruido. La habitación de Zac es bastante ordenada y su perfume inunda el lugar, hay pósteres de bandas de rock en las paredes, una computadora y libros sobre un escritorio.

-Nunca había entrado a la habitación de alguien. -me digo en mi mente.

Un ruido en las escaleras me alerta y me oculto rápidamente en un armario que esta al lado de la cama.

Miro por la puerta entrecerrada y observo a Zac, él se tira en la cama quedando boca arriba -¿Cuándo vendrá? -piensa en voz alta mientras revisa la hora en su reloj de muñeca.

-Sí está esperándome. -pienso un poco enternecida, pero no olvido lo que él me hizo aquella noche.

-¡Mierda, hoy es la noche perfecta porque mis padres no están y esa niñita no viene! -habla molesto golpeando la almohada con su puño.

-¿Niñita? -me digo ofendida.

Él se pone de pie y sale de la habitación.

-Ya verá quien es una niñita. -pienso saliendo del armario, bajo con cuidado las escaleras y noto que Zac está en la cocina entonces camino medio cogeando hacia la sala que está a mi derecha, mi pierna no resiste más y termino sentada en un sofá.

-Ay, ay, ay. -reprimo un chillido, en eso Zac llega a la sala y se sorprende al verme sentada en su sillón.

-Hola. -saludo con mi mano.

-Creí que no vendrías. -me dice acercándose y termina sentándose a mi lado.

-Gracias por enviarme la dirección. -digo teniendo la mirada en mis manos.

-Necesitaba verte. -susurra dulcemente mientras se aproxima para besarme. Yo lo detengo poniendo mis manos en su pecho -Auch... -mi mano todavía me duele.

-Perdón, ¿Cómo está tu pierna? -pregunta apenado.

-Bien, creo... -murmuro, no dejo pensar en lo que mi mamá me dijo, que Zac vino a preguntar sobre mí varias veces.

-¿Tienes hambre? -pregunta él rompiendo se silencio.

-Si. -entonces me arrepiento de hacer caso a mi estómago porque el lindo chico rubio que me acompaña me toma de la mano y me lleva a la cocina, en la mesada hay cajas de pizza y del refri saca dos latas de cerveza.

-No gracias. -digo negando con la cabeza.

-Okey. -el cambia la cerveza por dos botellas chicas de jugo de manzana -¿Así esta mejor? -dice poniéndolo en la mesada, yo asiento y sonrío.

-Veo que preparaste esta noche con mucho cuidado. -comento tomando una porción de pizza.

-Lo mejor para mi princesa. -dice haciéndome sonrojar.

-Me encanta verte así.

-Eh... ¿Así cómo? -digo nerviosa.

-Sonrojada, me encanta ver ese color rojo en tus pómulos. -murmura haciendo que me sienta más incómoda, hasta me atraganto con la comida.

-¿Está bien? -pregunta pasándome el jugo.

-¡¿Cómo mierda quiere que esté si me dice esas cosas?! -me digo pero de mi boca salen otras palabras.

-Estoy bien, es que... nadie me dijo nada como eso antes. -le explico agachando la mirada.

-Acostúmbrate porque no me cansaré de decirte cosas cursis. -me promete sonriendo de costado. Zac muerde la pizza y un bigote de salsa queda en su cara haciéndome reír.

-Jaja ¿Te ríes de mí? -habla limpiándose la salsa.

-Un pajarito me contó que viniste a preguntar por mí los días que no fui a la escuela. -comento y ahora es él quien se atraganta con la pizza.

-S-Sí... me preocupo por ti. -habla haciéndome sonrojar de nuevo. El silencio inundó el lugar haciendo que me sienta muy incómoda.

-Cuéntame que haces para divertirte. -comienzo animadamente.

-Bueno, salgo por ahí con mis amigos. ¿Y tú? -pregunta mirándome fijamente.

-No tengo amigos. -suelto un suspiro.

-¿Por qué? eres muy amable y graciosa. -cuestiona moviendo su cabeza hacia un lado.

-No lo sé.

-A mí me encantaría ser tu amigo pero mejor paso. -da una pausa haciéndome sentir ofendida -Pero yo quiero ser algo más. -susurra acercándose y tomando mi mentón con su mano, con la restante acaricia mi cabello con delicadeza. Por un lado Zac me parece tierno y se preocupa por mí pero hay algo en él que no me cuadra.

-Ven, vamos a mirar una peli de terror. -propone llevándome de la mano.

Él pone la película y la miramos sentados en el sofá, siento mi rostro completamente caliente por estar tan cerca uno del otro.

-¿Tienes miedo? -pregunta pasando su brazo sobre mis hombros abrazándome.

-Carajo ¿Por qué hace eso? mis nervios me están enloqueciendo. -pienso teniendo la mirada en mis manos.

-Yo te cuido, siempre lo voy a hacer. -susurra en mi oído.

Ya no aguanto más y me abalanzo hacia él, tomo el cuello de su camisa con fuerza y planto un beso en los labios, por el jugo saben a manzana y me encanta.

Después me separo lentamente teniendo una cara de boba, con una sonrisita idiota en mi rostro.

Zac me mira asombrado y parpadea un par de veces -Wau Audrey. -habla recuperando el aire que le robe.


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