Más tiempo
La palabra sorpresa quedaba corta ante esta situación tan peculiar para el pequeño de ojos jade, el cual, tenía toda su atención al cachorro peludo que corría de un lado a otro frente a él.
—Padre, ¿Qué clase de broma es esta?— ignoro aquel animal de pelaje negro por unos instantes para poder así encarar a su progenitor.
— Alfred cree que una responsabilidad no estaría de más.— contesto sin mucha importancia, tomando al cachorro en sus manos y sentándolo en su regazo— Pensé que no te vendría mal algo de compañía.
Quedando sin palabras para tal respuesta, volvió a quedar hipnotizado por aquella cosa peluda que movía su colita de un lado otro, demostrando su felicidad al estar en terreno desconocido.
— A madre no le gustaban los animales.— confesó mientras acercaba su mano para comprobar la sedosidad del pelaje negro del gran danés.
— Thalia no está ahora, hijo— quería ver aquellos ojos jade, quería descifrar lo que aquella cabeza pensaba en esos momentos, quería saber si sus palabras habían sido muy bruscas para el menor, pero lo único que recibió fue una pequeña sonrisa que denotaba alegría
—Es pequeño...— susurro más para si mismo, pero Jason alcanzo a escucharlo, dando su comentario, soltando carcajadas:"Apenas crezca parecerás una pulga a su lado"
Dick que observaba la escena tan familiar, no pudo evitar sentirse feliz por su hermano, desde que llego a la mansión había sido muy distante, a comparación de los otros que se habían acoplado en cuestión de meses, pero ahora con la llegada del can tal vez la actitud del chico cambie un poco..., o eso se espera.
El pequeño de 5 años caminaba por los pasillos junto a una bolita negra que lo seguía. Desde que el cachorro llego a su vida no se alejaba de él, ni por un segundo, causándoles risas a sus hermanos por la tierna escena. A paso apresurado abría cada una de las puertas que se encontraba, buscando con cautela la habitación que tanto le mencionaba Tim. El adolescente siempre mencionaba con afán un cuarto escondido en la mansión, cada vez que podía describir una y mil maravillas del lugar, desde el más pequeño diamante hasta la joya de perlas que reposaba en la caja fuerte- la joya más preciada que guardaba su padre junto a un cuadro familiar-
— Vamos Titus, solo nos faltan una puerta más— musito mientras acercaba su manita y estiraba su torso para alcanzar la perilla, poniéndose de puntitas y soltando que uno y otro gruñido por fallar en el intento. Su estatura a veces no ayudaba mucho que digamos.
Un carraspeo y el sonido del carrillo frenando lo hizo detener su acto atrevido, volteando a ver al anciano que llevaba consigo el carrito de plata que llevaba consigo un pastel hecho por el mayordomo, una delicia a la que nadie se ha negado a probar en todos los años de servicio del mayordomo. Con una mirada seria, pero relajada, observaba aquella puerta que había sido el objetivo del menor.
—Creo que está muy lejos de su habitación, señorito Wayne— dijo Sacando un trozo de este, colocándolo con sumo cuidado en un platillo.— Creo que su padre ya había hablado sobre merodear la mansión sin vigilancia.
— Se supone que es mi casa también, y no estoy sólo.— se cruzó de brazos tratando de ignorar aquella delicia bañada con chocolate que estaba frente a él.
— Creo que el pequeño Titus aún no tiene el porte suficiente para ser una compañía de vigilancia.— Titus soltó un pequeño ladrido, sentándose junto a su dueño.— De todas formas concuerdo con su padre, no debería andar merodeando por estos lares tan lejanos de la zona principal de la mansión.— dijo sirviendo una taza de té mientras observaba al niño que lo miraba con atención y cierta mueca de molestia a la vez.
—¿Por qué no?, Tim puede andar por dónde quiera, pareciera que a él lo quieren más que a mí— soltó lo último sin meditarlo.
— No piense eso, amo Damian, aunque no lo crea, esas normas son por su bien, el amo Tim ya es lo suficientemente grande como para andar por la mansión sin mucho cuidado.— contesto con calma, pero noto como su respuesta no fue totalmente convincente. Suspiro denotando cansancio, sonriendo con calma al ver como el menor estaba abriéndose más a él, dejando aun lado las monosílabas— Sabe, esta mansión es demasiado antigua.—¿Más que tú?— pregunto sin mucho cuidado el menor, pero sin ninguna pisca de ofensa, es más, tenía curiosidad sobre la gran casa en la que habitaba.
— Le puedo asegurar que mucho más que este pobre anciano. Esta mansión es desconocida hasta para su propio dueño. El amo Bruce no le prohíbe andar por la casa por qué no lo quiera, si no, por qué teme que le pase algo. ¿Qué pasa si se golpea y no hay nadie cerca? — acomodo la taza de té, dejando un lado la carriola, acercándose al menor, arrodillándose para poder mirarlo y tenerlo más cerca, — En este hogar, solo queremos lo mejor para usted, y le aseguro que su padre lo ama.
—¿De verdad lo crees?— Alfred asintió con seguridad.
— Me pidió que le trajera un aperitivo.— el pequeño sonrió, no podía ocultar su emoción al saber que su padre se acordó de él y le mandara una ofrenda. — Aunque..., creo que sería mejor si acompaña a su padre mientras come su postre.— Damian lo miro con confusión. Cuando vivía con su madre, Thalia le molestaba que él se acercara cuando ella trabajaba, decía que era molesto, y él no buscaba molestar a su padre.
—¿No se molestará?— preguntó con la cabeza baja.
—Si eso pasa, ya sabemos quien no comerá hoy. De todas formas, el amo Bruce jamás se negará a algo así.— tomo la mano del niño para acompañarlo hasta la oficina del patriarca.Cuando llegaron, el mayordomo toco la puerta hasta escuchar la afirmación que necesitaba para entrar.
— Alfred.— saludo cordial el magnate, parado frente a su escritorio con unos papeles y archivos en mano.
—¿Trabajando en la empresa?— el millonario negó.
—Un caso.— dijo con seriedad, volteando a ver al mayordomo, iba a preguntar por su hijo, pero calló al ver al pequeño junto al mayordomo.
— El joven amo Damian quería saber si puede comer su aperitivo junto a usted.— más que una pregunta era una orden. ¿Cómo negársele?
Bruce solo asintió, dejando que Alfred entrara y acomodará los alimentos en la mesita que estaba junto al sillón.
— Espero que todo salga bien con su caso— dijo en forma de despedida, retirándose del lugar.
Damian que aún seguía mirando todo desde lejos, no se atrevía a dar un paso más, manteniéndose quieto junto al gran danés.
Escucho un gruñido de frustración de parte de su padre, quería salir de allí, pero recordó que Alfred menciono algo sobre un caso. Recordó las veces en dónde Tim le explicaba sobre eso, o las veces donde era obligado a jugar con Grayson y Todd, un juego bastante peculiar para él, "el escondite" así solía llamarlo Dick. El pudiera engarce a jugar, pero estaba convencido de que ese jueguito infantil lo ayudaría para el día en donde herede el manto de Robin.
Tomando suficiente valor, se acercó hasta donde estaba su padre, quedando frente a la mesa, observando el mapa y alguna que otra hoja alrededor, junto a fotos e hilos rojos que se conectaban.Bruce solo veía como el niño se paraba en puntillas tratando de que sus ojos vieran más allá que el borde del escritorio.
—¿Para qué es el hilo rojo?— preguntó con intriga, casi siempre veía esos hilos de colores en la habitación de Drake, jamás se ha atrevido a preguntarle para qué era su uso.
— Son para marcar los lugares y unir pistas— trato de resumirlo, señalando cada lugar para que el pequeño viera. Olvidándose que el menor no podía ver más allá que el borde de donde se mantenía sujeto. Sus orbes jade apenas podían ver algo de lo que estaba en la mesa, en una dimensión que no le daba mucho a la imaginación. El padre suspiró con calma y lo tomo de los brazos para sentarlo en una esquina del escritorio, dejándolo junto a él.
— Pensé que Drake tejía como ancianita— confesó sin apartar la vista de las fotos.
Al escuchar eso, el adulto no pudo evitar reírse de aquella ocurrencia.
— ¿No piensas comerte tu pastel?— Damian negó.
— Quiero ayudarte, como lo hace el resto.— dijo con pena. Pero de verdad que quería ser parte de esto, era molesto que todos salieran en las noches y él se quedara solo en casa. Bruce no sabía que responderle, tenía en claro que pasaba ocupado en su trabajo en la empresa y con el manto de Batman, teniendo tras de sí a sus hijos mayores. La verdad no estaba en sus planes que el menor de sus hijos fuera tras ese caminó, al menos que él quisiera. Por ahora era una forma de que aprenda un poco, saber algo de más no hace daño.
— Esto solo es una escala, — tomo al menor en brazos, acomodando lo mientras maniobraba en tomar los archivos con su mano libre— en la baticueva están los datos.— dijo sin darle importancia.
—¿Vamos a la baticueva?—inquirió con sorpresa. Desde que llego a la mansión ha querido visitar aquel lugar donde eran resueltos los crímenes.
— Necesitaré ayuda con esto.— colocó al menor en el suelo con cuidado.
—¿Puedo ayudar?— tomo el traje de su padre, jalándolo sin mucha fuerza. El caballero de la noche solo revolvió aquellos cabellos negros. Dando a entender que esta vez podría necesitar ayuda del menor de la casa.Alfred, que veía todo desde lejos, solo sonreía con orgullo, definitivamente todo salió a la perfección. Menos lo de la cueva. Eso se salió de sus manos
¡Holiwis!
Cabe aclarar que esto se basa en los primeros años de Damian en la mansión, quería escribir algo donde Alfred ayude a Damian a entender que si es querido por su padre o algo así. Espero haber cumplido con el objetivo.
Y... ¡Sigo viva!
Si les gusta leer a Damian chiquito tengo otra historia sobre este tema.
Y si entraron por Jondami (lo cual no hay mucho) en mi perfil podrán encontrar algunas historias ( recomiendo leer Alteza).
Sin más que decir ¡Hasta la próxima!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top