Dame más ~Único capítulo ~

Al momento de verte en aquella puerta, regando las flores de primavera, en ese instante dije: "Serás mía"

Y así fue, estamos los dos en un restaurant, tú tomabas una taza de café, mientras que yo tomaba té negro.
Cualquier mujer se ve hermosa con vestido, pero tú dabas la diferencia; ese vestido floreado que de escote triangular dejaba a la vista esos pechos, ni tan grandes ni tan chicos; eran el tamaño perfecto. Tu vestido azul con verde, te llegaba debajo de las rodillas, tan hermoso dejaba fantasear a cualquier hombre con tu figura. A mí, me dejabas fantasear.

Terminé de tomar mi té. Tu café aun lo te lo tomabas y decidiste llevarlo en el camino.
Nos dirijimos a la caja registradora donde un hombre con barba me recogió el dinero.

Caminamos hasta tu casa, yo tomaba tu mano, a petición tuya.
Me comentabas de tu familia, y yo de mis Nakamas. Preguntaste por el Marimo, y te contesté todo acerca de ese idiota.
Tu respuesta me calmó:

- Muchas se enamoran de Roronoa. Pero yo no estoy interesada en él... Estoy interesada en ti...

Te sonrojaste, tus mejillas, rosadas hacían ver tu rostro como una inocente mujer.
El viento jugaba con tu cabello haciendo olas en el aire. Y tu vestido mostraba a la vista de los demás tus piernas, que, a simple vista se ven suaves y bien tornadas.

Llegamos a tu casa.
Ibas a darme un abrazo pero tu café se vaceo en mi playera que llevaba puesta. Pediste perdón repetitiva, hasta que me pediste que pasara y me fuera a secar.

Entramos. Pediste que me quitara la playera para ponerla a lavar.
Fuiste y regresaste veinte minutos después. Seguía parado, te acercaste a mi y viste mi torso desnudo. No es por presumir, pero el ejercicio ha hecho efecto en mi cuerpo, teniendo así, unos pectorales marcados. Pero teniendo mi misma delgadez.
Tus manos recorrieron cada parte de mi torso. Cuando te diste cuenta, quitaste tus manos y un color rojo carmesí decoloraron tus pómulos.

Te atraje hacía mi y uní nuestros labios en un apasionado beso. Tus manos presurosas recorrieron en seguida mi cuello, y las mías hacia tu cadera.
Una mano tuya paseo y se detuvo en mi pecho, tus dedos jugaron con mi pezón. Sonreí al contacto.
Soltaste mi pezón e hiciste que mi mano fuera directamente a tu nalga; la apreté y gemiste. La otra la coloque en la otra nalga, apretando las dos al mismo tiempo.

- Mujer -dije- tus muslos son sexies...

Sonreiste, me estaba poniendo duro y tú ya lo habías notado, pues pegabas nuestras partes haciéndome gemir.
Rápidamente te alce, y al momento colocaste tus piernas alrededor de mi cintura.
Nos fuimos a tu alcoba, donde te deposite con delicadeza pero presuroso.
Tus manos guiaban las mías por todo tu cuerpo, hasta llegar en esa parte; esa parte que me volvía loco: tu vagina.

Tu ropa interior estaba húmeda. Te acomode para deslizar el broche de tu vestido.

- En ese cajón -dijiste- están unas esposas y una venda... Hazme tuya Sanji...

Sonreí y fui al cajon, donde en efecto estaban unas esposas rojas y una venda.
Tus manos las puse encima de tu cabeza, y, en la cabecera de la cama até tus manos. Y tus ojos los cubrí con esa venda de color verde. Así, haciéndote inmune.

Rápidamente contemple tu cuerpo semidesnudo.
Empecé a besar tu cuello, después fui recorriendo un camino imaginario hasta llegar en medio de esos perfectos pechos. Los toqué con mis manos quitando el brasier con mi boca.
Dejé a la vista esos pezones que ya estaban erectos, mis manos jugaron con ellos, gemías.

Seguí recorriendo el camino hasta llegar al ombligo, ahí me detuve y besé ese círculo metiendo mi lengua. Arqueaste la espalda.
Bajé y quité tus bragas con mi boca. Dejando a la vista tu suave y húmeda parte.

Te acomode para introducir mi miembro en tu vagina, haciendo las estocadas lentas.
Mientras me movía, fui a tus pechos y los empecé a acariciar; uno con mi mano y el otro en mi boca.

Gemias repitiendo mi nombre. Me decías que más, y yo obediente te daba más fuerte.

- ¡Dame más Sanji! -gemias- ¡Dame más!

Tu cuerpo inmune estaba debajo del mío. Mis estocadas eran cada vez más penetrantes. Hasta que encontré tu punto.
A cada movimiento trataba de darle ahí, perfeccionando tus gemidos suaves a unos de éxtasis y excitación.

Estábamos en el paraíso.
Sentía que nada más importaba, sólo este preciso momento.

- Me vengo -dije-

Tu respuesta me dejó continuar hasta vacear todo mi semen en tu interior.
Gritaste de placer.
Seguí besando el camino que había hecho, besando y lamiendo tus pezones hasta tu boca. Ahí sellamos nuestro perfecto encuentro.

Te desate las manos y quité la venda de tus ojos.
Nos vestimos y me dispuse a ir a casa después de una corta charla contigo.

[...]

Cada ocho días hacemos que nuestros cuerpos se junten y se hagan uno solo.
Y a cada encuentro pedimos más.









The End.


A petición de una lectora... Aquí esta esta fantasía con el sexy cocinero.

Les gustó?
Entonces voten, comenten y compartan...

Los próximos serán despuesito, no se desesperen...



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top