Un punto sin retorno. Era donde me encontraba. A un paso de matar a mi hermano. Rodeada de policías armados. Acompañada por un grupo de delincuentes. Y justo después de matar a mi peor enemiga. Después de todo lo que había vivido, de todo lo que había tenido y perdido, de las veces en las que había muerto, después de todo había acabado con mi propia existencia. Aquello que nadie consiguiera lo había acabado haciendo yo. No podía pensar claramente. Sabia que había perdido la razón, me estaba volviendo loca, mis pensamientos ya no eran claros y cierta voz no paraba de molestarme. Tal vez habían sido los electroxos, el encierro en Arkham, la compañía de Harley y J, todo lo que había pasado o simplemente todo junto. Reí inconscientemente llamando la atención de todos. No podía parar. Retrocedí unos pasos. Mi hermano me miraba sin entender nada de lo que pasaba, acababa de darle la oportunidad de escapar. Le robé su arma a Floyd con un giró de muñeca y le quité el seguro. El Joker me miraba, podía saber lo que iba a hacer, como si me leyese la mente. Los demás guardaron silencio sin entender del todo. Me limité a observar el arma mientras esa voz hablaba.

" Hazlo... "

" Ahora "

" Acaba con esto "

" Es tu única salida... "

" Es lo que quieres "

" No te queda nada "

" Éste es tu final "

" La muerte que tanto deseaste "

Le tiré la pistola a mi hermano, sería mi forma de castigarlo. Él la cogió y me apuntó con ella negando con la cabeza. Tendría que obligarle a hacerlo así que comencé a matar uno por uno a todos los policías presentes. Los hacia volar por los aires y luego chocar con fuerza contra el suelo, los edificios o algún coche. Finalmente una bala impacto en mi hombro derecho, pero continué hasta que me apuntó directamente a la cabeza. Me miraba con seriedad pero con tristeza.

- Apunta bien -susurré riendo.

Escuché el sonido de la pistola disparándose. Vi la bala dirigiéndose a mí. Y sentí el dolor cuando me dio de lleno en la parte izquierda de mi frente. Caí hacia atrás después de unos segundos quedando inmóvil en el suelo. Aun veía, borroso pero alcanzaba a ver algo. Una silueta negra, Bruce, se acerco a comprobar si estaba muerta probablemente. Lo miré una ultima vez y moví los labios para despedirme, sin éxito.

- Lo siento -susurró- No fui capaz de salvarte a ti tampoco.

Una sonrisa se dibujo en mi cara. Siempre pensando en lo mismo. Todo comenzaba a volverse negro y el dolor de la cabeza había cesado. Había llegado el final, sin duda, esta vez seria la definitiva. O eso esperaba.

Estaba muerta.

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Buenas.

Llegamos al final de esta historia, espero que os gustase. Gracias por leer.