ஜCafé inesperadoஜ

Para mí,
el amor debe ser como el café,
a veces fuerte,
a veces dulce,
a veces solo y otras acompañado,
pero nunca debe estar frío.

Como cada día, voy a mi trabajo de escritora en un periódico reconocido, donde hago artículos que no son muy leídos porque, casi siempre, tratan de la economía del país y cosas por el estilo. Aún así, no lo cambio por nada, ya que escribir mientras oigo música de BTS y tomo un buen café es lo que me hace más feliz.

Solté un suspiro ante mis pensamientos.

Caminé deprisa en las inmensas calles de Seúl, haciéndome espacio entre la multitud. Tras unos 10 minutos bajo un cielo nublando, llegué a mi compañía grande y pulcra como siempre.

Me acerqué a las gigantescas puertas de cristales que, instantáneamente, se abrieron. Rellené mis pulmones del característico aire a perfección que había y me dirigí hacia mi oficina.

~*~

Al terminar mi jornada, maldije cuando me paré a fuera del establecimiento. Estaba lloviendo a cántaros y, para empeorar la situación, no llevaba un paraguas. Me quité el abrigo y lo elevé sobre mi cabeza; luego empecé a correr bajo las frías e innumerables gotas.

Fue empeorando el clima, por lo que me refugié en una cafetería. Daly's Coffee, era lo que decía en un inmenso cartel colgado sobre la entrada, cubierto por algunas luces de neón.

Entré y observé alrededor, todas las mesas ocupadas.

-Mierda. ㅡ Susurré frustrada.

En una esquina vi una silla vacía y me dirigí allí.

-¿Está ocupado?ㅡ Le pregunté a un chico que estaba cubierto por una gorra, cubre-bocas y anteojos, todas su vestimenta y accesorios eran negros.

-No.ㅡ Apenas oí.

Inmediatamente tomé asiento y luego vino una camarera.

-¿Qué desean?ㅡ Se refirió a ambos.

-Un café.ㅡ Respondió sin quitar su mirada de una especie de libreta.

-¿Con azúcar?

-No.

-¿Y usted?ㅡ Preguntó cortésmente.

-Un café de caramelo.

Luego se retiró y me quedé viendo al muchacho. Bajo su visera abundaba un pelo color azul oscuro, no pude apreciar sus ojos o boca, por lo que inspeccioné el resto de él. Sus dedos eran largos y, de la poca piel que se podía apreciar, pude ver que era muy blanca. Luego dirigí mi atención a su cuaderno, era del mismo color que su ropa y con letras grandes, en plateado, aparecía una frase: "No pido que sea fácil, sólo que sea posible".

Me sacó una pequeña sonrisa lo leído. Me pareció tierno y alentador, sin duda, algo que no olvidaría jamás.

-¿Qué me miras?

-La nariz como se te estira.ㅡ Solté sin más y quise golpearme por ello.

Chasqueó la lengua con enojo y volvió a hablar.

-Deja de verme. Me vas abrir un hueco.

-Ok, ya no te miro.

A pesar de no definir bien sus ojos por las gafas, sabía que me estaba observando o, al menos, tenía esa sensación.

-Aquí les traigo su orden.ㅡ Dijo la camarera.

Dejó, en cada extremo de la mesa, las bebidas. Le di un sorbo, estaba cálida y exquisita. Mi boca se iba endulzando y, al mismo tiempo, sentía el sabor amargo del café, una combinación única, donde dos cosas completamente diferentes se fusionaban creando algo majestuoso.

-¿Te gusta?

-¿Disculpa?ㅡ Dije nerviosa ante su curiosidad repentina.

-La bebida... y sólo pregunté porque abriste tus ojos como un sapo al probarlo, parecía que se te iban a salir.

-No parezco un sapo. ㅡ Dije haciendo un puchero.

-Entonces una rana.

-Pero es lo mism-

-¿Vas a responder a mi pregunta?ㅡ Cuestionó interrumpiéndome.

-¿Qué pregunta?

-Si te gusta la bebida.ㅡ Explicó aún con el cuaderno entre sus manos.

-Sí, amo esta combinación.

-¿Dulce con amargo? No entiendo como puede saber bien.

-¿Lo has probado?

-No... mejor me quedo con mi bebida.

-Como quieras. Por cierto, ni has tomado de ella.

-Tienes razón.

Dejó su libreta en la mesa y luego se quitó el cubre-bocas. Inpeccioné sus labios, eran gruesos y pequeños. Poco después, se llevó a ellos el vaso repleto de café.

-¿Te gustó?ㅡ Pregunté dudosa.

-Sí, ¿quieres probar?

Asentí y luego me entregó el vaso. Adentro de él estaba un líquido oscuro, el cual desprendía mucho calor. Por mi parte, el que había pedido le abundaba el color amarillo por el caramelo, el carmelita claro y un blanco procedente de la nata, además, no estaba tan caliente.

Le di un gran sorbo, arrepientiéndome inmediatamente por ello y escupiendo el líquido de nuevo en la taza. Estaba demasiado caliente y amargo. Pude sentir como mi lengua ardía y mis labios se torcían en señal de desagradado.

-Por lo visto, no te gusta...ㅡ Comentó mientras soltaba una pequeña risa.

-Está muy amargo.

-Me gusta así.

-¿Quieres probar el mío?ㅡPregunté mientras veía como cogía de vuelta la bebida.

-No, desde aquí puedo ver toda la azúcar que contiene.ㅡ Finalizó.

-Oye, no te lo... tomesㅡ Dije observando como bebía el café.

-¿Dijiste algo?ㅡ Preguntó lamiendo sus labios y dejando el vaso a un lado.

-No, nada...ㅡ Mumuré mientras mis ojos se posaban en la taza y luego en el chico. Repetí la acción varias veces.

-¿Sucede algo?

-No...

Tras mis palabras un silencio incómodo se creó entre nosotros, el cual me dispuse a romper.

-¿Sabes?ㅡ Dije captando su atención..ㅡ Dicen que el café nos representa.

-¿Estas insinuando que soy un amargado?

-N-no... bueno... si y no. Por cierto, ㅡ Hablé cambiando de tema.ㅡ mi nombre es Katy. ¿Cómo te llama-?

No pude terminar, fui interrumpida por On, mi tono de llamada.

Salvada por la campana.

Pensé feliz. Tenía miedo de volver a cagarla con algún comentario fuera de onda.

-Lo siento.ㅡ Le dije al chico, para luego pararme a un lado de la entrada y, así, conseguir mejor cobertura.

Mientras llevaba el móvil a mi oído, veía las brillosas gotas de agua chocar contra el cristal. El cielo ya se tornaba naranja, pronto caería la noche.

-¿Dónde estas, Katy?Sin duda alguna, era la voz de mi mamá.

-Estoy en una cafetería, comezó a llover y estoy esperando a que pare.ㅡ Me justifiqué inmediatamente.

-Está bien, cielo.... ¡Sofía Castillo, no saltes en el sofá!Oí como le gritaba a mi hermana menor, luego suspiró y remontó su conversación.ㅡ No demores mucho... te quiero.

Cuando iba a devolver el "te quiero", sentí un pitillo, había colgado. Volteé con una sonrisa colgando de mi rostro, la cual se esfumó al no ver al chico.

Caminé hacia mi asiento mientras rebuscaba con la mirada en todas las direcciones. Ya no estaba, había desaparecido. Pero... ¿Cómo? Retomé mi asiento y, cuando sostuve el vaso para beber el contenido que tenía, me percaté de un papel pegado por un lado. Con una letra oscura y cursiva, estaba escrito:

Para mí,
el amor debe ser como el café,
a veces fuerte,
a veces dulce,
a veces solo y otras acompañado,
pero nunca debe estar frío.

Quité delicadamente la nota para no estropearla, reí al repasar las líneas. Luego la guardé de tal formar de que no se rompiese o arrugase.

¿Quién eres?

Había cesado de llover y la noche estaba por caer, por lo que fui a pagar para luego retirarme.

-¿Me podría traer la cuenta?ㅡPregunté a una camarera.

-El chico que estaba con usted ya nos pagó.ㅡ Tras esas palabras, se retiró.

Mi boca hizo una gran O, pero luego fue reemplazada por una minúscula sonrisa. Tomé mis cosas y salí de la cafetería color crema, llena de sillas de madera y flores como decoración.

Caminé mientras miraba el cielo estrellado.

Like diamonds in the sky.

Fue la frase de la canción Diamond, de Rihanna, lo que me vino a la mete, seguida de una pregunta.

¿Se habrá dado cuenta que le escupí en el café?

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