capítulo 2
Mi hermana había escapado tras enterarse de su compromiso, el que le había prometido a mis padres. En ese momento un montón de preguntas acudieron a mi mente, pero una prevaleció por encima de otras, ¿por qué?
Rápidamente, me acordé de estos últimos días, de la felicidad que irradiaba y que repentinamente se apagó, no tenía emoción ni ganas de nada y que se forzaba a todo. Y nuestra última conversación se me hizo extraña, ¿estaba enamorada de alguien? ¿Se encontraban en secreto? ¿Nos ha dejado para? ¿Ser feliz? Conociendo su carácter seguramente sí, porque ella merece ser alguien libre y su sueño siempre fue encontrar el amor.
Con estos pensamientos en mente me dirigí lentamente a la habitación de mi hermana, todavía no había salido el sol, pero ya despuntaba el alba en el horizonte. Mientras me vestía con el Hanbok color rosa pálido de mi hermana no paraba de pensar en que lo que estaba haciendo era lo correcto, si nuestros padres se enteraban de su fuga se pondría hechos unas furias y removieron cielo y tierra para atraparla y castigarla.
Su habitación es bastante grande, con un cuadro en una de las paredes representando un árbol de hojas naranjas en una colina con un cielo azul despejado, un cuadro simple pero hermoso. Un ventanal abierto con vistas despejadas al horizonte, debajo un futón grande desordenado. En el lado contrario al cuadro se encontraba un pequeño armario y en el suelo un espejo, una pequeña mesa con diversos maquillajes y una almohada para estar cómoda mientras se retoca.
Suspire después de lidiar con todas las capas del hanbok de mujer, después de colocarlo y ajustarlo bien me dispuse a maquillar y trenzar el pelo, para colocarme el Daenggi de color rojo al final de la trenza. Según mi hermana lo usaban las jóvenes que aún no estaban casadas.
Al terminar me miré en el espejo, me parecía bastante a ella a simple vista, en detalle se podía distinguir una muy obvia diferencia. Yo soy un poco más alto que ella y más corpulento, no tenía la fina figura ni la delicadeza de Gyu jin, pero para esta emergencia creo que doy el pego.
Repase mentalmente cada movimiento o costumbre que tenía Gyu jin para poder reproducirlos y que el disfraz pareciera perfecto. Poco a poco el sol empezaba a asomar por el horizonte, lo que significaba que las sirvientas empezarían con su rutina.
Las manos me empezaron a temblar, el solo pensamiento de relacionarme con otras personas que no fueran Gyu jin me emocionaba y me ponía nervioso al mismo tiempo. Estar recluido durante tres años pasa factura. Me froté las manos mientras suspiraba lentamente y me repetía que todo saldría bien.
Según me comentaba mi hermana, todos los días una joven sirvienta con la que se lleva muy bien, Ae cha, acude a su cuarto a despertarla y ayudarla con el Hanbok y el peinado. Esta será mi primera prueba, si logró engañarla la mitad del trabajo estará hecho. Escucho unos pasos provenientes del pasillo y me pongo delante del espejo fingiendo retocarme el maquillaje y carraspeando para agudizar un poco mi voz. Aunque no sería efectivo, tendría que tomar té de saenggang-cha para suavizar la voz.
La puerta se abre y giro levemente la cabeza para mirar a Ae cha, vestida con un hanbok simple de color blanco y rojo y con el mismo peinado que yo. Al verme se inclina con sorpresa en la cara que intenta esconder. Es bastante joven, seguramente mucho más pequeña que nosotros. De piel blanca, cara redonda, ojos pequeños y nariz chata. Aquella sirviente se podría considerar la mejor amiga de mi hermana.
Cuando se levantó yo también hice lo mismo, alisando la falda sutilmente con las manos y dedicando una sonrisa amigable. Ella entró a hacer sus tareas, mientras yo me quedaba en un rincón mirándola trabajar. Ella fue la primera en romper el silencio.
- Gyu jin ssi, ¿sé encuentra bien? - Me dirigió una mirada esperando.
- No te preocupes, estoy bien, estoy bien. Entonces, me retiro para que puedas trabajar tranquila. - Ella se inclinó y volvió a su trabajo, mientras salía de la habitación no paraba de pensar si había actuado bien o si mi actitud era diferente a la usual de Gyu jin.
Me dirigí pensativo y un poco perdido a la sala principal, en la cual se come y reciben visitas. Contemplando el pasillo con las puertas abiertas, dejando a la vista el pequeño patio en el cual recibía un poco de libertad a manos de mi hermana. El porche de madera con pequeño tejado para disfrutar del jardín sin el molesto sol o lluvia, con sus farolillos rojos decorando.
Me paré delante de la habitación en la cual al otro lado se encontraban mis padres, los cuales me habían tratado como si de verdad hubiese muerto hace tres años. Cogí una gran bocanada de aire y con esta reuní toda la valentía que pude y antes de abrir la puerta me puse la máscara de mi hermana para que no se dieran cuenta del dolor que me provocaba verles después de tanto tiempo.
Abrí la puerta y una amplia sala iluminada se extendió ante mí, en el centro una mesa y a cada lado, en el suelo, mis padres disfrutando del desayuno, que giraron sus cabezas en mi dirección, inclinándome lo mejor que pude les salude.
- Aboji, omoni. Joeunachim. - Al incorporarme les di mi mejor sonrisa y fui a sentarme al lado de mi madre.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top