capítulo 19
La nieve que se había quedado sobre nosotros empezaba a derretirse al entrar en casa, la ropa empezó a mojarse y a traspasar las capas hasta llegar a la piel, que me provocaba escalofríos por lo fría que está y por haber estado expuesto al frío de fuera. Dak-ho me preparo un baño caliente para no caer mal y templar mi cuerpo, mientras él se cambiaría y prepararía la cena.
Le hice caso sin oponer mucha resistencia, aunque me hubiese gustado darme el baño con él no quiero complicar las cosas apenas habiendo comenzado, además que tenemos otras cosas más importantes en las que centrarnos.
El calor en el baño se nota por todos lados y el vapor del agua caliente asciende en diferentes formas. Al entrar en contacto con el agua noto como un hormigueo en manos y pies debido al frío que los adormece, pero he de decir que es algo muy agradable y que pocas casas tienen, por lo que es un lujo que no muchos se pueden permitir. Los que carecen de bañera suelen ir una vez a la semana a unos baños públicos o termales, bastante caros en mi opinión.
Me relajo bastante dentro de la bañera por lo que me olvido del tiempo, sumerjo varias veces la cabeza dejando que se moje un poco el pelo. Cuando reaparezco después de la quinta vez me encuentro a Dak-ho en el umbral de la puerta de brazos cruzados, no puedo descifrar su expresión debido al vapor.
- ¿Quieres que te traiga la cena al baño, geumbungo? - Dice mientras se acerca, descalzo, hasta la bañera. Le miró enarcando una ceja.
- ¿Geumbungo? ¿En serio? - Me cruzo de brazos sobre el borde de la bañera. - Entonces tendré que traer a la bañera a Cheonguk. - Río ante la expresión que hace al oír ese nombre, cuando está confundido es muy tierno. - El pez que tienes en el estanque, le he puesto ese nombre. ¿No te gusta?
- Nunca llegué a pensar que le pondrías nombre. - Hace una pausa, pensativo.
- ¿No le habías puesto nombre? - Él niega y le imito con una sonrisa en los labios. - Parece que no te hace mucha gracia el nombre. - Descruzo los brazos y me sumerjo un poco.
- Está bien, me gusta el nombre. Pero ¿No sería mejor que fueras tú el que saliera al estanque a hacerle compañía? - Pongo los ojos el blanco y Dak-ho se ríe, enarco una ceja y parece que sus risas aumentan.
Yo también sé jugar a esto, ahuecó las manos para crear una especie de bol y las meto en el agua. Las saco con un poco de agua que gotea entre ellas y procedo a lanzarla en dirección a su cara, doy de lleno y las risas paran. Dak-ho me mira sorprendido y con la cara empapada, la visión hace que me empiece a entrar la risa.
Después del desastre causado en el baño y de limpiarlo bien nos pusimos a cenar, Dak-ho ha preparado todo un manjar, estoy seguro que la mitad nos va a sobrar, pero no hay mal que por bien no venga. Aparte del arroz y el kimchi en la mesa también hay galbitang, kimbap y yugwa, para acompañar un poco de soju.
Tras la cena, que como pensaba, sobró la mitad, nos sentamos en la cocina (al parecer un lugar habitual para hablar cosas importantes) y nos pusimos serios. Al parecer ambos tenemos información importante. Dak-ho fue el primero en hablar, exponiendo todo lo sucedido después del asesinato y como están ahora las cosas.
- Al parecer, tras tu supuesta ejecución, el segundo hijo de la reina fue elegido como sucesor del rey pese a tener cinco años en ese momento. Después de celebrar los ritos funerarios y de pasar el luto, el rey y la reina decidieron crear un círculo de las personas en las que más confían y tras muchas reuniones los mando al Templo Donghwasa, a un día a caballo y en medio de la montaña, rodeado por bosque. Un lugar oculto y seguro para la crianza del príncipe heredero.
- ¿Sabes quienes han ido con él? - Cuanto más sepamos mejor, pienso tocándome la barbilla y pensando en el papel que me dio Gyu jin.
- Todavía no, hay demasiada gente y solo me he cruzado con guardias y algunos criados. - Me coge de la mano y le miro, porque he estado observando la mesa pensativo. - Pero Dong sun va a investigar y mandarnos una carta con nombres y trabajos.
- Dak-ho, me lo he estado preguntando, ¿qué has ido a hacer al templo? - Es algo a lo que le he estado dando vueltas desde que se fue. Dak-ho se toma un momento para pensar antes de contestar.
- Resumiendo de manera simple, se podría decir que soy un tutor privado.
- Pero eres más que eso, porque la bolsa con la que saliste ha vuelto más ligera y vacía que cuando te fuiste. - Él asiente con la cabeza y no añade nada, dando a entender que o bien no quiere hablar del tema, o bien es algo privado y relacionado con la familia real.
Nos tomamos un descanso, mientras Dak-ho aviva el fuego yo rompo el hielo del estanque de Cheonguk. Al volver Dak-ho ya me estaba esperando con un té y dasik de color blanco, amarillo y verde. Tras la pequeña pausa le conté a Dak-ho sobre la visita sorpresa de Gyu jin y el papel que me dio.
- ¿No lo has mirado? - Pregunta cogiendo el papel doblado que he dejado encima de la mesa.
- No, Gyu jin me comentó que lo viese solo o contigo, pero que cuanto menos sepamos y más tarde nos enteremos mejor. - Me inclino un poco sobre la mesa al ver a Dak-ho abrir poco a poco el papel. Dentro hay cinco nombres escritos deprisa y con mala letra.
Médico de la corte Shin kwang-sun
Concubina Jeon hyun mi
Guardia imperial Choi taeyang
Eunuco Eom young soo
Quinto hijo del rey Jeon yongmin
Sorprendidos por los nombres de la lista nos miramos durante un rato, todos son personas importantes dentro de la corte, además una de las concubinas y su hijo también están en la lista. Actualmente, podrían ser los principales sospechosos, su hijo tiene la misma edad que el cuarto hijo de la reina y no sería extraño pensar que deshaciéndose de los herederos él ocupase el trono al ser el primero en la línea sucesiva de los hijos de concubinas.
Tampoco nos podemos olvidar del resto de nombres, ya sea por ayudar a la concubina o por diferentes motivos, no quedan fuera de sospecha. El problema es que Dak-ho no le puede pasar los nombres a Dong sun, porque aparte de sospechar de nosotros le pondremos en peligro y como bien dijo mi hermana, cuanto menos gente lo sepa mejor.
Ninguno de los dos conoce a estas personas, si nos las hemos cruzado en el pasado tampoco nos hemos fijado lo suficiente como para acordarnos del nombre o cara. Después de mucho debatir y hablar hemos llegado a la conclusión de esperar a la carta de Dong sun, pero ya hemos descartado a dos personas de la lista los cuales son nuestros principales sospechosos. Los miembros de la familia real, contando concubinas, que han ido al templo solo son la reina y sus hijos, junto al príncipe heredero.
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Suspiro mientras me siento en el futón, a mi lado Dak-ho hace lo mismo, hemos terminado dando vueltas en círculos con el tema del sospechoso y tampoco sé cómo sentirme al respecto, después de tanto tiempo voy a poder limpiar mi nombre, pero no voy a poder reclamar nada porque para el resto del mundo estoy muerto.
Dak-ho me abraza por la espalda y me da un beso en la sien derecha, le miró y le dedicó una sonrisa que al parecer carece de emoción porque él se sienta a mi lado y me toma de las mejillas apretándolas un poco y haciéndome sacar un poco los labios para girarme la cabeza y darme un suave beso en los labios.
- No me lo puedes negar, ahora sí que pareces un geumbungo. Ríe y me da otro beso corto antes de soltarme la cara. Niego con la cabeza mientras me río. - Olvídate por ahora de ello, poco a poco iremos descubriendo la verdad, no hay necesidad de apresurarse. Ahora mismo está todo tranquilo y la familia real está protegida y a salvo. - Dice mientras me acaricia las manos, un gesto pequeño que para mí significa un mundo.
Decido hacerle caso porque tiene razón, ahora mismo todo está tranquilo y no hay peligro a la vista. Lo miro con la sonrisa más sincera y cálida que puedo, Dak-ho me devuelve una parecida. Acerca su mano lentamente a mi cara y empieza a recorrer cada uno de los lunares que tengo, los cuales desaparecen por el maquillaje.
- Deberías dejarlos a la vista cuando te maquilles. - Susurra y empieza a besar cada uno lentamente, cierro los ojos y respiró hondo mientras la lavanda inunda mis fosas nasales y Dak-ho se pasea por mis lunares para besarlos, incluso los del cuello.
Cuando se aleja abro los ojos y me lo encuentro bastante cerca, mirándome con una sonrisa, me da un beso en la frente y después en la punta de la nariz, creo que es uno de mis lugares favoritos cuando Dak-ho está en modo cariñoso y no para de besarme la cara. Se separa lo justo para mirarme a los ojos y coloca una mano en mi cuello.
- Solo ha pasado una semana, pero lo he sentido como un año, te juro que no puedo estar separado de ti. Te quiero demasiado Hwa ahn, me vuelves loco. - Susurra antes de darme un corto beso en los labios.
- También lo he sentido de esa manera Dak-ho, me siento demasiado bien cuando estoy a tu lado y no me quiero separar nunca. Te quiero. - Contestó también en un susurro y le beso. Dak-ho se aleja un poco, cortando el beso, algo que me frustra un poco.
- Es mi primera vez estando con un hombre y en una relación que no quiero que acabe nunca, por favor, no me provoques demasiado y déjame ir poco a poco, no quiero asustarte. - Dice serio mientras me acaricia la cabeza, eso me ha tomado completamente por sorpresa por lo que no puedo evitar reírme.
- Es mi primera vez en general, no sé cómo actuar, no me pidas demasiado. - Digo mientras me apoyo en sus hombros y me acerco un poco más, a lo que Dak-ho ríe y le sigo.
Dak-ho tira un poco de mi cuello para juntar nuestros labios y acortar el poco espacio que nos separa. Este beso es diferente a los anteriores, más necesitado, buscándonos el uno al otro, con urgencia y necesidad. Nos separamos unos segundos para coger aire y nos miramos a los ojos.
Un brillo travieso cruza la mirada de Dak-ho y me lame los labios, varias veces antes de volver a besarnos. Me dejo llevar y Dak-ho toma el control apretando su boca contra la mía. Algo en mi interior me hace abrir la boca, Dak-ho hace lo mismo y noto como el calor me sube por el cuello mientras noto el corazón martilleándome los oídos.
Dak-ho mete su lengua en mi boca y empieza a moverla, durante un rato no se que hacer y me mantengo quieto, mientras Dak-ho se separa y cambia de postura varias veces mientras no deja de besarme e inundarme con su lengua. Al final acabó siguiéndole el juego que parece convertirse en una pelea entre nuestras lenguas.
Cuando nos separamos del todo a ambos nos falta el aire y noto los labios hinchados y un hormigueo en la boca que ha dejado la ausencia de su lengua. Nos miramos, reímos y nos abrazamos. Como dijo Dak-ho, vamos a tomarlo con calma, aunque he de admitir que es demasiado adictivo y cada vez el cuerpo me pide más.
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