Extra: Sky.

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Como aún no he podido continuar con los capítulos, les he traído un extra que algunos pidieron.
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《Benjamín Harris: Once años》

Casi toda la familia Harris se reunió en Golden city para una salida familiar. Angélica, Adam y Mark se quedaron jugando con los niños mientras el abuelo Ethan y Benjamín se sentaban a mirar la puesta de sol en la montaña cubierta de hierba.

—El cielo es hermoso —dice el abuelo Ethan, deslumbrado por los hermosos colores del cielo—. Debo confesar que siempre quise tener una hija para ponerle un nombre relacionado con este, pero no se dio la oportunidad. —sonríe.

Benjamín también sonríe y se llena de curiosidad por saber esos nombres.

—¿Cómo qué nombres? —inquiere tranquilamente.

—Alya, Celeste, Julien, Sky. Hay varios, muy bonitos por cierto. —al escuchar eso, el pequeño mira al cielo de nuevo.

—Sky —dice de repente—. Me gusta ese nombre.

—Es uno de mis favoritos. Quizás tú o alguno de tus primos cuando tengan una hija le pongan uno de esos nombres.

—Mis primos ... yo no voy a tener hijos. —ese comentario confunde al abuelo.

—¿Por qué no?

—Porque mi vida es horrible y no quiero que otro ser viva aquello.

Al escuchar, el abuelo comienza a sentirse mal, se siente culpable por no haber podido formar una buena familia. No sabe cuándo falló. Sabe que ni él ni sus hijos son santos, pero nunca hubiera imaginado que el primogénito de sus trillizos se convertiría en una persona tan detestable. Ningún padre se imaginaría algo así.

—Respeto tu decisión, pero si en algún momento decides tener hijos, quiero que recuerdes que el culpable de la vida que te tocó no fuiste tú. Nunca trates a tus hijos como lo hizo tu padre contigo; mejor haz todo lo contrario, dale a tus hijos el padre que hubieras deseado tener.

El niño de ojos avellana asiente y el abuelo le sonríe antes de abrazarlo. Ama a todos sus nietos, pero con Benjamín e Ian siente una mayor conexión y no solo porque le recuerdan a su madre sino porque son quienes más lo necesitan y más lo adoran, siempre escuchando sus palabras y consejos. El abuelo en el fondo quiere verlos vencer a sus demonios, esté o no él.

Años después...

Un embarazo no planeado para ambos padres. Petya creía que no podría quedar embarazada y Benjamín nunca tuvo planes de tener hijos, él tenía sus propios problemas con las sustancias (que intentaba dejar con ayuda profesional) y con su familia.

Cuando Petya le dio la noticia, Benjamín no supo cómo actuar, solo se quedó estático mientras escuchaba cómo Petya le explicaba que tuvo un retraso, pero que lo tomó con normalidad, ya que era común en su cuerpo. Sin embargo, ciertos síntomas le hicieron notar que algo estaba pasando y el test de embarazo positivo lo confirmó todo.

Petya estaba ilusionada por la noticia, pero sabía que tenía que hablar con Daimon; ella necesitaba saber si este aceptaba al bebé, si no, no podría tenerlo. Ante los ojos de su familia ese bebé sería un bastardo y ella sabía perfectamente lo que eso implicaba.

Benjamín dijo que si lo aceptaba. Aún teniendo un carácter tan fuerte, no fue capaz de rechazar a su hijo y más por lo que sentía en ese momento.

Ya después de eso, ambos crearon toda una farsa para tener a su hijo. Petya le mintió a su familia diciendo que se iría por un tiempo a buscar un profesional para sus problemas de matriz, ya que su vientre se estaba hinchando y no podía dejar que descubrieran su secreto. Por otra parte, Benjamín buscó ayuda en Mark para el embarazo de Petya, el cual estaba teniendo complicaciones.

Cuando Mark fue a ver a Petya a la casa en Centuari de Benjamín y le hizo algunas pruebas, llegó a la conclusión de que todo se debía a los problemas de Petya. En resumen, había riesgo de aborto, por lo que debían tomar ciertas medidas, pero que las incomodidades aún estarían presentes.

Y así fue, durante los meses de embarazo Petya presentó mucho dolor y malestar. Hasta que llegó al punto de que con poco más de siete meses de embarazo, el bebé se adelantó, rompiendo fuente justo el mismo día que Benjamín cumplía dieciocho años, provocando que los dolores de parto la asaltaran de un momento a otro...

—¡Prepara todo, Benjamín! —Mark le exclama a su sobrino, tratando de acomodar a Petya en la sala de parto que tienen en la casa.

—Todavía le quedan meses, no debería haber sido tan rápido. —Benjamín habla nervioso mientras prepara todo.

—¡Pero lo es!

Mark, al ver el estado de Petya, temía que ni ella ni su hijo sobrevivieran, por lo que tuvo que actuar de inmediato. Prepara a Petya, haciéndola pujar una y otra vez. Petya lo intentaba, pero no conseguía resultados.

—¡Se supone que eres una Petrova, ten el coraje de dar a luz! —le grita Daimon a Petya.

—¡Yo lo tengo! —logra hablar entre sus gritos de dolor y lágrimas.

Entre gritos, lágrimas y reclamos. Petya saca toda su fuerza, logrando que Mark se fije en la cabeza del bebé.

—¡Ahí viene, continúa!

Petya siguió haciendo lo mejor que pudo, hasta que finalmente escucha un llanto que la hace sentirse fuerte; contra todo pronóstico, logró dar a luz a su hijo, al que Mark toma y envuelve a gran velocidad sin ni siquiera ver lo que había sido para entregárselo a Benjamín. Mark hizo esto porque Petya parece comenzar a desfallecer y debe atenderla de urgencia.

—Llévalo a la incubadora. Tengo que atenderla —dice, señalando a Petya—. Ya sabes qué hacer. —él ya sabía qué hacer pues al ser un embarazo de alto riesgo, habían tomado precauciones ante cualquier situación, incluyendo un parto prematuro.

Benjamín obedece, sale de esa habitación con su hijo en brazos, que sigue llorando, llevándolo a la habitación donde tienen más dispositivos de parto. Ahí verifica algo que llevaba meses queriendo saber. Petya siempre estaba reposando y las pocas veces que intentaron ver el sexo del bebé, nunca se dejó revelar.

<<Una niña>> dice Benjamín en su mente y sonríe mientras limpia el rostro de su pequeña hija. <<Es una niña>>. La bebé se calma cuando siente el tacto de su padre. Y ese momento de silencio hace que Benjamín recuerde algo del pasado.

—Bienvenida al mundo, Sky. —susurra, recordando el nombre que su abuelo le había mencionado hace unos años.

Meses después...

Ya con Petya totalmente recuperada del procedimiento que le realizaron; Mark permanece dentro de la casa de Benjamín con la pequeña bebé de cinco meses en sus brazos, escuchando a los padres de esta discutiendo afuera. Él siente la necesidad de intervenir al escuchar lo que la Petrova le dice a su sobrino, pero no lo hace porque lo mejor es sacar a esa mujer de sus vidas.

Al final la rubia se va sin importarle nada. Benjamín no tiene más remedio que hacer lo que ya tenía planeado, por lo que entra en la casa.

—Hoy la llevaré a la mansión. —le informa a Mark mientras busca las cosas de su hija.

Mark lo observa llevar todas las cosas al auto.

—¿Estás bien, Benja? —el menor de los trillizos Harris ya sabe la respuesta.

—Sí —miente—. ¿Por qué no lo estaría?

Mark niega con la cabeza y se acerca a él todavía con la bebé en sus brazos.

—Lo escuché todo, y déjame decirte que no eres nada de eso. No eres solo un objeto, tienes más potencial que solo ser un uso. Para eso te rehabilitaste, ¿o me equivoco? Estás para grandes cosas.

Las palabras de Mark son muy tranquilizadoras para su sobrino, pero nada quita el peso de las palabras de Petya.

—No quiero hablar de eso. ¿Podemos olvidar el tema? —espeta, no queriendo hablar más—. Y odio que hables así.

Mark se ríe con tristeza.

—Cuando estoy sobrio hablo como él, ¿verdad? —Benjamín asiente, recordando al abuelo; desearía que estuviera con él en este momento—. No es odio, es nostalgia —Mark se sube al auto—. Mejor vayamos a pelear un rato con Corwin.

Y fue así, Corwin se indignó mucho porque Benjamín nunca le dijo que embarazó a una mujer, pero se alegró por la "muerte" de esta, ya que no le interesa que sus hijos tengan mujeres a su lado. Desde que la madre de sus hijos no quiso seguir sus ideas, juró no dejar que ellos se rodearan de obstáculos.

A los mellizos les dio igual la llegada de la bebé, a Corwin también y a Eliot solo le importaban sus computadoras. El que tenía curiosidad era Ian, quien desde el segundo piso de la mansión escuchaba las excusas de Benjamín, sabiendo que todo era mentira y que la hija mayor de Zinov Petrov era la verdadera madre de la pequeña.

Al paso de los meses, Ian aún no conocía a la bebé debido al riesgo de su condición. Sin embargo, se atrevió a conocerla, entrando a la habitación donde la cuida la niñera, aprovechando que Corwin no estaba para regañarlo por existir.

La niñera de Sky lo mira un poco confundida.

—¿Algo pasó? —pregunta, e Ian niega con la cabeza—. ¿Entonces...?

—Quería conocer a la bebé —responde, colocando su espalda contra la pared—. Me mantendré alejado, lo prometo. —la niñera le sonríe con tristeza mientras el niño se sienta en el suelo lejos de ellas.

—Está bien, solo un rato.

La pequeña Sky enfoca su atención en Ian y le lanza unas pelotas de plástico, queriendo que juegue con ella, pero el pelinegro no lo hace.

—¡Lota! ¡Lota! —la niña le lanza más pelotas y, al ver que no reacciona, se levanta y camina en su dirección para darle una pelota en su mano.

Ian se pone nervioso, pero recuerda que no debe asustarse <<Nunca les hiciste daño a tus hermanos, no tengas miedo, Ian, tú puedes>> se repite varias veces.

—Sí, una pelota —le habla y la niña le sonríe—. Tienes muchas.

—Mutas lotas. —él se ríe suavemente mientras la niñera verifica que todo esté en orden.

De repente la pequeña coloca ambas manos sobre el rostro de Ian y este junta sus cejas provocando que Sky se ría.

—Nino.

—Liam, Sky, es tu tío Liam. —interviene la niñera.

—Tío Liam. —dice eso claramente e Ian no puede evitar sonreír y ayudar a la niña con sus juguetes.

Todo esto mientras Benjamín observa desde el otro lado de la puerta; no le molesta que su primo conozca a su hija, pero su deber es asegurarse de que Ian no sufra un ataque en presencia de su hija.

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Con el paso de los años, y ya sin vivir con Corwin, Benjamín y Sky tuvieron una vida un tanto tranquila. Sky creció con muchas enseñanzas y con gran carisma, físicamente era muy parecida a su padre, pero con una actitud única. Mientras que Benjamín era un gran Sr. Seriedad, su pequeña era solo risas y optimismo.

Sky también creció sin odio hacia su madre inculcado por su padre, Benjamín nunca le decía algo negativo o positivo de Petya a su hija, él prefería dejar que tuviera sus propias opiniones. Petya rara vez venía a verla, pero le demostraba "cariño", un cariño que a Sky le encantaba, ya que venía de su progenitora.

Aunque apreciaba mucho a su madre, a quien más quería era a su padre. Sky es la definición perfecta de la mujer que haría cualquier cosa por él, y Benjamín es la definición perfecta del padre que haría cualquier cosa por su hija. Solo se tenían el uno al otro y eso era más que suficiente.

Cabe resaltar que también tenían a Harper en sus vidas, de alguna manera el amigo de su padre le dio a Sky una figura divertida en su vida, figura que hubiera deseado fuese su madre.

Benjamín nunca se arrepintió de haberla traído al mundo, solo se arrepiente de la madre que le dio. Una madre que busca follar con la excusa de ver a su hija; una madre que dice amarla, pero no hace ningún esfuerzo por verla; una madre que solo le dio la vida y se preocupó muy poco por ella. Lo único que consuela a Benjamín es que nunca expuso a Sky a las mafias y así debe continuar el acuerdo, si Petya lo rompe, oficialmente no tendrá indulto ni excusa válida.

Lo único que está claro es que nadie puede meterse con su hija, ni siquiera Petya.

Solo hay una persona que tiene la completa atención de Benjamín y esa es su pequeña.

Su hija: Sky.

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