49. Testigo de despedida.
Rayven Cartier.
Respiro hondo y compruebo que los papeles están en mi bolso mientras sigo caminando por las calles del centro de Diamond city. Hoy es el primer día del nuevo año y por Klein sé que El hombre y sus hombres están aquí, incluidos Benjamín y sus hijos.
Tardé varios días en volver porque no podía regresar sin lo que me pidió Harper.
"Las cartas... las hice. Están en mi habitación en la zona muerta. Encuéntralas, lee la de Sky y Nikolay y entrégalas todas por mí... Por favor"
Su petición llegó a lo más profundo de mis pensamientos. Fui quien le dió esa idea y, al igual que yo, nunca pudo entregarlas personalmente. Sin embargo, planeo cumplir su última voluntad. No será lo mismo, pero es algo. No pensaba leer la carta que le escribió a Sky y Nikolay, pero por suerte lo hice, ya que ahí habla de un regalo que tenía para ellos, así pude traerlo conmigo. No leí las que van dirigidas a Benjamín y Reed.
Llego al lugar donde se encuentra la casa presidencial original y me abro paso entre la gran multitud de personas que hay afuera. Veo como todos los ciudadanos miran hacia la casa con fotos de sus difuntos en mano. No están discutiendo, solo los están mostrando en honor.
—¡Rayven! —escucho a Klein gritarme y sigo su voz hasta que lo veo.
—Por fin. Ya iba a llamarte.
—Yo aparezco cuando debo —me sonríe y niego—. ¿Cómo estás? Muchos han preguntado por ti en estos días, incluso Lindarte, pero yo no dije nada. ¿Me dirás lo que estabas haciendo?
—¿Bien, y tú? ... Muchas gracias por no decir nada. Estaba buscando algo que me encargó uno de los hombres de El hombre que murió y también hablé con Reynolds.
—Bien también... ¿Reynolds? ¿El que te ofreció trabajo?
—Sí. Y creo que llegamos a un acuerdo.
—¿A cuál?
—Necesita un armero moderno que le enseñe y explique bien todo el proceso de creación porque planea crear armas con su tecnología incluida, creo que tomaré esa propuesta porque se puede hacer a distancia, dura unos meses y él vendrá cuando lo requiera... Por cierto, él puede vendernos cámaras modernas a bajo precio. Luego le daré esta información a Lindarte.
—Eso suena bien. Y las cámaras aún más, eso ayudaría a la seguridad. ¿Sabías que los dispositivos fueron bloqueados apenas murió el presidente? Que loco.
Eso si lo supe. Parece que los dispositivos estaban vinculados a la autorización presidencial y, al morir el presidente, todos sus autorizados mueren con él.
—Oye, ¿y dónde están Benjamín y sus hijos? —indago.
—Vi a Benjamín hace un rato en la calle y sus hijos se fueron con Narkissa. Ella iba a llevarlos a donde enterró a los Petrov.
Levanto mis cejas ante eso.
—¿Solos? Klein, Sergei sigue ahí afuera, ¿y si...? ¿Y si trata de llevarse al niño? No confío en ese Petrov. Dime que sabes dónde fueron enterrados los Petrov.
—Sí lo sé. Leah está con ellos.
—¿Por qué tu hermana está con ellos?
Klein se ríe.
—Mejor vamos por ellos.
Ambos salimos de la multitud. El castaño me guía hacia donde deberían estar los demás mientras me cuenta detalladamente todo lo que ha pasado. Desde la muerte del presidente, la condena de los hombres de JJ, la desaparición de Sergei, la forma de organizarse de Lindarte. Le veo potencial a esa organización, más que nada porque se ve como los ciudadanos están colaborando para arreglar las ciudades afectadas, usando su propia mano de obra porque ya tienen apoyo. <<Lindarte no podía fallarme, no me equivoqué con ella>>
Llegamos a un terreno horrible con hierba muerta. Miro todo con el ceño fruncido, pero cuando veo algunas siluetas en la distancia, sonrío. <<Son ellos>>
Sky y Nikolay están con Narkissa y Leah mirando al suelo. Lucen pensativos y no dudo en acercarme a ellos. Me acerco en silencio y, en un momento, Nikolay se vuelve y nota mi presencia. Una gran sonrisa se extiende por su rostro y corre hacia mí.
—¡Tía! —viene a donde estoy y lo abrazo—. Volviste, ¿a dónde fuiste? No nos llevaste. —habla en voz baja y peino su cabello con mis dedos.
—Fui a buscar algo. Y lo conseguí, por eso regresé. —Nikolay no deja de sonreírme.
—Si ves, Sky —se vuelve hacia la pelinegra—. Te dije que volvería. Si lo quiere. —levanto una ceja al observar como ambos hermanos se dan una mirada cómplice.
—¿Qué dices? —Narkissa interviene—. ¿A quién quiere?
—Al sobrino de Mark —responde Klein, y Leah se ríe. Lo miro mal—. No me mires así, eres demasiado obvia. No somos ciegos, cuando estaban los dos en el edificio de los caninos casi nos matan con sus miradas y lo notamos.
—A ella le gustan los serios y tú eres un sol brillante que vive para los animales, Elon. Fallaste. —Leah comenta y su hermano se ríe.
—Lo intenté.
—No puedo creerlo. ¿Qué le ven al Harris? —vacila Narkissa.
—Será mejor que se bajen de esa historia que crearon —espeto—. Sky, Nikolay, necesito hablar con ustedes a solas. —me miran sin comprender, pero no dudan en acercarse.
—¡Esperen! —Narkissa nos impide irnos, agarrando el brazo de Nikolay. Me alerto y la separo de mi sobrino. La miro con recelo y coloco al pequeño detrás de mí—. Rayven, cuidado. Mira quiénes están allá. —susurra y señala algo.
Todos miramos en esa dirección y nos unimos cuando Sergei, Dmitry y algunos Esmintsy se ven ocultos. <<¿Qué hacen aquí?>>
Sergei se acerca solo a donde estamos todos y mira a Nikolay.
—Acércate. —ordena, y Nikolay niega con la cabeza, aferrándose a mi brazo.
—Déjalo en paz. ¿No te bastaron los años anteriores?
No dice nada, sino que, con un arma, hace que todos se alejen de mí y de Nikolay, quedando los tres cara a cara. Mentalmente me preparo para cualquier cosa. No voy a dejar que se lo lleve si es lo que está pensando.
Sergei saca algo del bolsillo de su chaqueta. Son tres fotos, que le da a Nikolay. Mi sobrino las recibe con extrañeza. Luego analiza de qué se tratan y abre los ojos impresionado, mirándome.
También me impresiono cuando veo una foto de Rayne con Nikolay cuando era un bebé, una de Nikolay solo y otra de Rayne con Sergei y Nikolay. No tenía idea de que existieran esas fotos.
—Sé que nunca podrás perdonarme. Aun así, me gustaría que conservaras esas fotos —Nikolay mueve los ojos mirando a todos. Sergei levanta la mano y le toca la cabeza—. Espero que te vaya bien en la vida y dale las gracias al Harris por mí. Adiós, Nikolay. —se da la vuelta y se retira a donde están sus hombres sin volverse a mirarnos.
Después de eso, Dmitry se acerca a Narkissa.
—Adiós, Narkissa. Espero que puedas perdonarme algún día.
—¿No se suponía que me dirías la razón de todo? Te escucho. —Dmitry sonríe tristemente.
—Ya no puedo, es por seguridad —Narkissa se cruza de brazos y niega con la cabeza—. Cuídate, ¿sabes qué hacer? Si necesitas dinero yo...
—No quiero nada de ti. Soy capaz de lograr mis cosas sola. Y sí, sé qué hacer. Ahora voy a ayudar con animales —mira a Leah y ella le sonríe—. Tengo una gran motivación.
Dmitry asiente y se va con los demás. Todos miramos como se alejan y finalmente tengo la sensación de que se irán de verdad. <<Ya era hora>>
Se forma un silencio entre nosotros, aunque no incómodo, sino tranquilo.
—¿Ustedes dos...? —señalo a Narkissa y Leah y ellas asienten, riéndose.
—Nos conocimos en Centauri cuando Narkissa fue por las cenizas de los Petrov. Vamos a ver que sucederá. —comenta Leah. Narkissa apoya lo que dice la castaña y me dice que se sumará a los entrenadores y al apoyo animal. Hablamos un momento. Sin embargo, recuerdo el propósito por el cual vine.
—¿Me pueden dejar con los chicos un rato? —inquiero—. Luego los llevo a la casa presidencial... Y, ¿me pueden hacer un favor? ¿Conocen a Reed?
—Sí. —saco la carta dirigida a él y se la entrego a Klein.
—Dale esto y dile que Harper la hizo antes de morir. —todos asienten y no me hacen preguntas. Luego se van, dejándome sola con los chicos.
—¿Harper? —dicen al unísono.
—Sí. Me fui porque me pidió que buscara las cartas que había hecho, las hizo porque quería decirles a todos las cosas que pensaba. Quería entregarlas en persona, pero desafortunadamente no pudo... Hizo una carta para los dos. —ambos se miran con sorpresa.
Los conduzco a ambos a uno de los bancos con una pequeña mesa lejos de esa horrible maleza. Nos sentamos y les entrego la carta. Sky la coloca sobre la mesa para que todos leamos.
《Para Sky y Nikolay.
Esta es la segunda carta que escribo y aún me hace gracia hacerlo, pero me gustó la idea.
Sky, quiero que sepas que eres y siempre serás la hija que nunca tuve. Te vi crecer, te vi reír y te vi llorar. Todavía recuerdo todas las veces que arreglé los desastrosos peinados que te hizo Benjamín jajaja. También recuerdo cuando obligamos a tu papá a llevarnos a las ferias.
¿Pero sabes que es lo que más recuerdo? Cuando me pedías que te maquillara y sentía pena de que los demás lo supieran porque tenía miedo de aceptar quién soy. Eras mi gran cómplice que decía que sus amigas la maquillaban para hacerme sentir tranquilo aunque no entendías por qué me daba vergüenza si eran fabulosos, según tus palabras.
Realmente eres una persona increíble y quiero que nunca lo olvides, quiero que siempre te recuerdes lo genial que eres y que no pienses más en Petya porque no te consideras suficiente para ella. Que se vaya al carajo, porque no la necesitas, para eso me tienes a mí. Yo si te elegiría por encima de todo y siempre estaré para ti.
Y Nikolay, tú también eres un niño increíble. Llegaste de la nada, pero nos ganaste a todos. Te considero mi hijito tímido que nos sigue la cuerda en todo. Recuerdo los primeros días que estuviste con nosotros, Benjamín no sabía qué hogar buscarte, pero cuando empezamos a jugar béisbol y cuando empezaste a hablar, supo que no necesitaba encontrarte un hogar, porque ya lo tenías. Eres un gran ejemplo de fortaleza para mí, no todos han vivido lo que tú has vivido y han sabido sobrellevarlo de esa manera. Eres un gladiador único.
Ambos son lo mejor que me ha pasado y la única familia que realmente he tenido. Los quiero como no tienen idea. Les compré a ambos unos Dijes para que sepan lo importantes que son para mí.
Sé que ambos llegarán lejos. Nikolay, serás un gran jugador. Sky, vas a ir a esa escuela profesional, ya lo escribí, así que es un hecho. Escribiré aquí cuando te vea triunfar en ese concurso y luego entregaré las cartas: ... 》
Veo como lágrimas corren por las mejillas de ambos niños.
—Eso es lo que quiso decir con que todo estaba escrito —solloza Sky—. Y yo... y yo... pensé en dejarlo todo. —deja de hablar y Nikolay la abraza.
—No dejes la gimnasia. Si ves que Harper creía mucho en ti. Todos lo hacemos.
—¿Ibas a dejar la gimnasia? —pregunto con incredulidad y Sky asiente—. ¿Por qué?
—Porque Harper ya no está para verme, mi papá está distante y no tengo ganas de entrenar... Solo se lo había dicho a Nikolay...
Verla así me hace sentir horrible. Saco los Dijes que encontré en la habitación de Harper en la zona muerta y se los entrego a ambos. El de Nikolay es una pelota de béisbol y el de Sky es un corazón. Ambos los miran sonriendo aunque siguen llorando.
—No renuncies a tus sueños, Sky. Todo es duro, pero el dolor no dura para siempre. Harper estaba orgulloso de ti y no querría que dejaras la gimnasia por la que has trabajado tan duro... Soy mala dando consejos, pero no dejes que la situación te deprima. Te apoyaré si nadie más lo hace.
—¡Yo también! —exclama Nikolay. Sky se limpia un poco las lágrimas.
—¿Lo prometen? —afirmamos—. Si quiero continuar, simplemente me siento mal. Pero no importa, en unas semanas daré lo mejor de mí. Haré que Harper se sienta orgulloso... Gracias, Rayven. Gracias por buscar las cartas y volver. —me sonríe y yo hago lo mismo.
—No fue nada. Y todavía tengo que darle a tu padre la suya... Pero antes de hacerlo, quiero que me cuenten todo lo que pasó durante este tiempo, cómo se sienten y cómo se siente él.
Los niños me hablan de todo y poco a poco se calman y hasta llegan a reírse al hablar de sus primos. Ambos me hablan sobre cómo se sintieron acerca de la muerte de Harper y cómo actuó su padre. Cuando le hablan de Harper, se vuelve distante. También hablamos de muchas otras cosas.
Benjamín Connor.
Todos escuchan las palabras que dice Lindarte desde un balcón de la casa presidencial, todo se está transmitiendo desde las pantallas. Habla de los que cayeron ayudando, de los que viven para ayudar y más. Agradece por todo y promete no ser igual que Wilkinson. Aunque, en lo personal, creo que tendrá que cumplir con eso porque donde repita la historia de ese presidente le puede ir peor. Aunque Lindarte sí parece ser más seria y habla con argumentos reales y con posibles soluciones.
—Por el final de los malos años y por la llegada de una nueva etapa. —Termina y se iza una gran bandera en la casa residencial. Los ciudadanos también plantean las suyas. Los colores azul, rojo y blanco de la bandera de Hilfixo hacen que todo se llene de color.
Dejo que los ciudadanos vivan su momento de felicidad y salgo en busca de mi tío. En estos días ha avanzado en su vida, con Angélica y su hijo ha logrado conectar después de tanto tiempo. Se lo merece, siempre lo he sabido y me alegro de que haya hecho caso. Siempre negó y negó querer volver, pero lo hizo.
Angélica me regañó por eso, pero al final me perdonó. Luego me volvió a regañar porque mi tío le dió quejas de mí y de mi comportamiento. Su sermón fue largo. Sin embargo, tuvo razón en muchas cosas que creo que pondré en práctica.
Encuentro a El hombre con su máscara puesta despidiéndose de muchos, afirmando que todo ya está hecho. Se da cuenta de mi presencia y se acerca a mí.
—¿Ya todo está hecho? ¿Ya viste a Sergei? —hablo de primero.
—Sí. Le di mi parte del trato y lo vi partir con sus hombres en unos aviones. Ahora si podemos retirarnos sin problemas —infoma—. Por cierto, te están buscando.
—¿Quién? ¿Ya llegó Narkissa con mis hijos?
—Ve y averígualo en el campo verdoso cercado donde dejamos nuestros autos... Sí, ya llegaron. Están con Ortiz. —frunzo el ceño ante eso.
Me retiro y camino hacia ese lugar, pensando en quién debe estar buscándome. Debe ser algún hombre que necesita algo. Llego a la cerca que da a la entrada del campo, llevo mi mano al cerrojo para abrirlo cuando alguien se me adelanta y lo abre bruscamente, golpeando mi cara sin darme tiempo de reaccionar.
—Maldita sea… —espeto, tocándome la cara.
—¿Me pasará un reporte o va a llorar? —su voz me hace reaccionar. Su altanería y mirada altiva son imposibles de evitar. Parpadeo y ella me sonríe con maldad—. ¿Asustado?
—Confundido, diría yo. ¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que ya estabas del otro lado del mundo. —camino a su lado porque ella me lo indica hasta llegar a una especie de troncos donde ella se sienta.
—Yo también lo creía, pero preferí quedarme —dice Cartier—. Tengo algo para ti. —la miro con una ceja levantada ante su mirada.
—¿Qué? Y deja de mirarme tan raro. Te vas y vuelves como si nada, ¿en qué andas?
—Siéntate —pide y lo hago—. Seré directa. Me fui porque Harper me pidió que buscara algunas cartas que escribió. Una vez le dije que así podía expresarse sin hablar y me tomó la palabra —veo como saca una carta y me la entrega—. Escribió una para ti, una para tus hijos y una para Reed.
Tomo la carta y la miro con extrañeza, aunque no dudo en querer leer su contenido.
《Para Benjamín.
Tal vez esto sea ridículo, pero es la única forma que encontré de hablar contigo sin miedo a mí mismo.
Desde que te conocí, no pude evitar sentirme atraído por ti. No te asustes. Fue algo raro. Sé que nunca te dije mis gustos, no me atreví por inseguridad, aunque yo sabía que tú no me ibas a juzgar, solo que mi trauma no me dejaba hablar. Para mi padre fui una decepción por ser poco inteligente y débil en comparación con mi hermano, ya te puedes imaginar lo que pasó cuando se enteró que su hijo resultó ser "afeminado". Me golpeaba y me llevaba a burdeles para poder "curarme", hasta me obligaba a actuar como hombre en público para no ser una burla. Por eso siempre fui su vergüenza y nunca me consideró su hijo, aunque también creo que siempre me usó para desquitarse por la muerte de mi madre. No quiero escribir mucho sobre este tema porque siempre fue lo mismo; golpes, gritos y sermones. Solo quiero decirte que me disculpes por no poder hablarlo, pero que eso no cambia la confianza que te tengo.
Cuando me hablaste por primera vez, me sorprendió ver que no eras tan malo como parecías. (Naciste con cara de amargado) Debo admitir que quise lograr algo contigo, pero ¿cómo podría engañarme a mí mismo? Te gustan las mujeres y lo acepté al poco tiempo. No iba a forzar nada ni dañar nada porque me gustaba ser tu amigo y pasar tiempo contigo y con Sky. Ustedes me hicieron sentir que no estaba solo.
Con el tiempo mi prima llegó a tu vida y yo la alejaba de ti no por celos, sino por miedo. Ella era muy inestable y no quería que hiciera alguna locura como con sus parejas anteriores. Incluso tuve una pelea con ella porque descubrió mis gustos y asumió que le quitaría su enamoramiento cuando nunca haría tal cosa. Sé que no debí dejarla sola y admito mi error.
¿Sabes cómo me di cuenta de que lo que sentía por ti no era amor? Lo supe cuando conocí a Reed. Por ti sentí un extraño cariño, pero por él sentí algo más extraño y adictivo. Allí comprendí que el cariño de amistad también existe. Pero me encantaba molestarte jajajaja tus caras eran graciosas, pido disculpas, no pido disculpas.
Les agradezco a ti y a Reed por muchas cosas. A Reed porque no le importaba que no quisiera tener nada público, se quedó conmigo en secreto sin forzar mis decisiones, lo gracioso es que a Reed también le gustaba molestar a todos con coqueteos porque pensaba que era divertido, él me entendía jajaja. Lo siento si nunca te hablé de él o di alguna señal, en realidad fui muy cuidadoso porque quería decir la verdad yo mismo tan pronto como estuviera listo.
A ti te agradezco por darme el espacio que necesité en mis años más tristes. Cuando no quería hablar, nunca me obligabas a hacerlo; si yo quería ir a algún lado para distraerme, tú ibas de mala gana fingida porque eras quien más se divertía en los partidos de béisbol; si necesitaba algo, lo conseguías y siempre estuviste ahí para mí con tu cara de los mataré a todos. Por supuesto que peleábamos, pero uno siempre vuelve a donde fue feliz y tú siempre volvías a mí, infeliz. Ya deberías proponerme matrimonio. (Mentiras, debes ser el padrino de mi boda)
Pero bueno, lo que quiero decir es que a pesar de que mi vida es y fue una mierda, tú y Sky la hicieron menos peor. Y Nikolay la animó aún más. Considero a esos dos locos mis hijos y ya deberías darme sus custodias.
También quiero que sepas que eres increíble. Sé que no lo piensas y que siempre te cuestionas todo y te odias por no ser perfecto, pero Benjamín, ¿por qué ser perfecto si ante mis ojos ya lo eres? Que cursi lo se jajaja Pero es verdad, me superas en todo y si te vieras desde mi perspectiva no lo dudarias. Sé bien que Petya y Corwin te hicieron así, pero puedes superarte. Petya es una hija de puta y no te merece. Búscate a alguien mejor, aunque creo que las miradas que le dabas a cierta rubia me confirman que ya lo estás haciendo. Solo digo, solo digo.
Sé que puedo escribir mucho más sobre ti, pero cuando me sienta seguro puedo hacerlo en persona.
Por último, quiero que sepas que hace muchos años consideré huir de mi familia y comenzar una vida solo, pero me hiciste querer quedarme. Si tuviera que nacer de nuevo y pasar por todo mi sufrimiento otra vez, lo haría solo para conocerlos nuevamente. Para volver a conocerte a ti.
Te quiere, tu hermoso y bello amigo, Harper.》
Siento como una lágrima corre por mi mejilla por más que trato de evitarlo. Pensar en las razones de Harper me hace entender cosas del pasado, él estaba viviendo su propio duelo cuando yo lo culpaba de muchas cosas. Doblo la carta y miro al vacío, incapaz de evitar sentirme culpable y avergonzado. Soy un gran idiota. Pensé que yo era el malo o que él lo era, pero ninguno lo fue. Solo fueron nuestros miedos.
Me siento mal por haber evitado a Reed todos estos días, pensando que no merecía hablar con él sobre Harper cuando ni siquiera tiene culpa en esto. Él solo fue su apoyo en duelo.
Más lágrimas ruedan por mis mejillas al pensar en cómo se refirió a todos nosotros en sus escritos. Nunca pude decirle algo similar, nunca pude decirle que también me agradaba su amistad y agradecerle por todo lo que hacía por mí.
Intento no llorar más, lo intento con todas mis fuerzas, pero no puedo y me da rabia, no quiero que Cartier me vea así. Sin embargo, siento como ella toma mi mano y se queda a mi lado en silencio por un largo tiempo, dejándome reflexionar.
—Si le dices a alguien que hice esto, te mato —susurra y aprieta nuestras manos entrelazadas—. He estado recibiendo quejas sobre ti. Sé que debes estar mal, pero eso no justifica que te alejes de todos en cuanto hablan de Harper. Y no me lo niegues porque Sky y Nikolay ya me lo dijeron —suspiro—. Yo también viví cosas de esa magnitud, y no por eso me dejé morir. Sigo aquí, por desgracia o por suerte... ¿Entiendes a lo que me refiero? No te estoy pidiendo que hagas cosas o que me hables, solo quiero que veas más allá de todo.
—Si te entiendo, muchos me lo han dicho. —Debo dejar de pensar en mis traumas y paranoias.
—Bueno, yo aún estaré molestando en este país, así que espero verte bien. De vez en cuando los iré a molestar. —sonrío, secándome las lágrimas.
—Gracias por la carta.
—De nada. Usa su contenido con sabiduría aunque ni yo lo sepa.
Inhalo y exhalo lentamente. Tantas señales que me han dado, son un regaño mental. <<Ya deja de juzgarte y comienza a vivir>> me repito. Harper tiene razón, me debo superar.
☆☆☆☆☆
Solo falta el capítulo final. *c va*
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