42. Farsa no tan falsa.
Benjamín Connor.
La silueta de Harper sentado en un sofá mirando la bandeja de metal que dejó caer nos hace bajar las armas y sacudir la cabeza. Suspiro con alivio al confirmar que no hay peligro y solo fue una falsa alarma.
—¡Harper! —Sky y Nikolay exclaman cuando lo ven. Harper los mira sorprendido y les sonríe al instante.
—¿Cómo están las personitas más insoportables que he conocido? —bromea y ellos le sonríen antes de ir a abrazarlo. Harper hace una expresión de dolor porque esa acción le debe estar lastimando su herida. Sin embargo, no los aleja de él.
—Estamos bien ... Esto sonará loco pero en unas semanas iré a las pruebas para entrar a la escuela profesional. Pasé la presentación. ¿Puedes creerlo? —Sky le habla con emoción cuando se separan.
—Siempre lo supe, ya estaba escrito que pasarías. Estoy tan orgulloso —Sky sonríe aún más. Harper también lo hace, luego su atención se vuelve hacia el niño que está a su derecha—. ¿Y tú cómo estás? ¿Qué hay de nuevo?
—Bien. Gané un trofeo —dice Nikolay antes de mirar a Cartier de reojo—. Y descubrí cosas de mi familia biológica.
Harper levanta las cejas.
—¿Un trofeo? Yo también quiero uno. Felicitaciones, Niko, me haces sentir orgulloso... Y wow, ¿tu familia biológica? Eso me sorprende. Por favor, dime que no se trata de Sergei. —Nikolay se ríe.
—No, se trata de mi madre, luego te cuento.
—Sí, porque primero hay que ver cómo está esa herida —intervengo, abriendo la caja que tengo entre el brazo izquierdo. Nikolay y Sky se hacen a un lado cuando ven que me acerco a Harper—. Quítate el vendaje.
Me hace caso, dejando su herida a la vista. No parece grave, pero necesita cuidados, aunque veo que Ortiz hizo lo que pudo con la lesión. Tuvo suerte porque la bala no dio en el hueso.
Le limpio la herida para poder aplicar una de mis cremas para prevenir infecciones en esa zona y desecho sus vendajes, reemplazándolos por un apósito. También le doy un medicamento para las molestias que debe estar sintiendo. Cuando la herida disminuya considerablemente le daré la crema cicatrizante.
—No puedes vivir sin mí, eh. —me dice cuando estamos solos, ya que Ortiz les está mostrando a Cartier y a mis hijos una habitación donde pueden dejar sus cosas.
—Ya quisieras.
—Sé que me amas, lo sé. Y es mutuo, no te preocupes —bromea divertido y le doy una mala mirada mientras me siento y dejo las medicinas en una pequeña mesa—. Aunque serías un mal esposo, no me trajiste ni un miserable ramo de rosas blancas, un peluche o algo así por el estilo que dé pena ajena. Si sigues así nuestra relación no durará.
—Es una pena, pero la vida sigue.
—Ni siquiera vas a luchar por lo nuestro, eres igual que todos —levanto una ceja y él se ríe—. Como extrañaba esto.
—Tú no cambias ni casi muerto —vacilo, suspirando—. ¿Ahora si me dirás lo que pasó? Vi... Vi a Charles y Arnold en un árbol en el parque, ellos están...
—Muertos —completa mi oración—. Ahora soy el único Harper que queda y eso me preocupa. Sufrir ya viene en mi sangre. Y lo qué pasó… —Ortiz y Cartier irrumpen en la sala, tomando asiento junto a nosotros. Harper mira a Cartier por el rabillo del ojo y ella hace lo mismo, se nota que no tienen confianza el uno en el otro—. Bueno, el día que los Petrov tomaron Centauri y mataron a los Demir, todos salimos corriendo a buscar al presidente. Lo encontramos, pero mientras intentábamos encontrar un escondite con él, una estampida de personas junto con hombres de Petrov y militares se nos atravesó en el camino y nos hizo separar. Ortiz, Lindarte y yo nos quedamos juntos y buscamos al resto por todos lados sin éxito. Lindarte se separó de nosotros horas después porque alguien la contactó, nos dijo que eran refuerzos muy útiles, que los traería y regresaría. Sin embargo, no volvió.
—¿Refuerzos útiles? —Cartier pregunta, y Harper asiente. La rubia queda pensativa ante esto—. Creo que sé a quiénes se refería. En un rato los llamaré para confirmar mis sospechas.
Ortiz, Harper y yo nos miramos.
—¿Esas supuestas personas son confiables? —pregunto, mirándola a los ojos. Ella evita mi mirada.
—Si son quienes yo creo, sí. Luego hablo con ellos, mejor sigan diciendo lo que pasó.
—Antes de que Harper continúe, ¿tienen sus dispositivos? —Cartier asiente y saca el dispositivo rectangular de su bolsillo y se lo muestra a Ortiz—. Por fin algo bueno, desde este aparato si puedo establecer comunicación con el que tiene El hombre —Ortiz lo toma y activa para empezar a hacer algo que no comprendo y así conectarlo con el de Adam—. Sigue hablando, Harper. Esto llevará unos minutos.
—Cómo digas... Después de que Lindarte se fue, Ortiz y yo nos quedamos en una zona muerta durante unos días. Allí Ortiz vio a Charles y Arnold, pero ellos no nos vieron a nosotros y bueno... luego llegó Lev con sus hombres, los atrapó y preguntó por mí, de alguna manera sabía que yo también me escondía allí. Así que huí, dejando a Ortiz solo para que no lo involucraran. Corrí hacia el bosque, me dispararon y rodé por un abismo. Como pude, me escondí en el tronco de un árbol caído y de la nada sonaron disparos y escuché la voz de Amber... Ella y Wyatt crearon toda una farsa para que no los mataran y les dieran protección. Dijeron que estabas con Sergei y los Esmintsy después de decir que estabas vivo porque te vieron en Silver city. Por eso quieren cazarte, creen que encontrarán a Sergei contigo.
—Lo único salvable de esa farsa es que creen que estás con Sergei y no con El hombre. —agrega Ortiz.
Suspiro, cruzándome de brazos. <<Lo único porque el resto me sentencia a muerte>>
—Ortiz tiene razón ... Los mellizos también les explicaron a los Petrov cómo no ser vistos, no entendí muy bien porque se alejaron un poco de donde yo estaba, pero escuché algo sobre cámaras sensibles.
—Los ultraimanes que distribuye Soluth —todos miramos a Cartier—. Eso deben estar usando. Recuerdo que se decía que esos imanes dañaban las viejas cámaras sensibles de Hilfixo. Aunque nadie se preocupaba por ello, ya que revisar las cámaras no es algo que muchos hagan. Solo nosotros tenemos esas ideas. Pero qué inteligentes son los mellizos por darse cuenta y crear supuestos fallos.
—Eso explica por qué aquí veo que los Petrov, o bueno, los fallos nunca aparecen en Scarlet y en algunas áreas de Sendepolis y demás ciudades donde vive gente con conocimientos superiores. Estos lugares cuentan con cámaras soluanas. Los mellizos son astutos, saben muy bien qué cámaras pueden manipular. —complementa Ortiz, observando algunas cámaras.
—Eso es útil, en áreas con esas cámaras los tendríamos a simple vista —opina Harper—. Acabo de recordar que Lev mencionó a Narkissa y a otra persona por la que venían. Creo que su nombre era Kozlova. El caso es que por culpa de los mellizos dejaron su búsqueda a un lado para concentrarse en Benjamín.
Cartier deja de evitar mi mirada y esta vez hace contacto visual conmigo. Ambos entendemos a quién se refiere. <<Los Petrov buscaban a Cartier>>
—Hay algo que deben saber —se atreve a hablar Cartier—. Esa farsa que crearon los mellizos no es tan falsa después de todo ... Yo soy Kozlova —Ortiz y Harper se miran con extrema confusión—. Y Sergei de alguna manera está entre nosotros. Lo vimos en Centauri, ese infeliz nos atrajo para usarnos. De cierto modo, los mellizos acertaron en eso, no estamos con él, pero si es un intermedio.
No sigue hablando porque la conexión del dispositivo se completa y aparece un holograma de El Hombre con la máscara puesta.
—Je... jefe. —Ortiz habla tratando de concentrarse, aunque se nota que no puede dejar de lado lo que Cartier reveló.
—¿Quién diablos es ese tipo? Sé muy bien que ese dispositivo es el de la Kozlova. ¡Da la cara, alimaña! —junto a El hombre aparece el holograma de otra persona que hace pasar saliva a Ortiz y salir de la habitación a Harper por seguridad.
Es Sergei.
Sergei encontró a El hombre.
Rayven Cartier.
Ni yo misma sé qué pensar respecto a lo que está pasando, no entiendo cómo diablos todo conspira a mi alrededor. Primero no puedo matar a Lev, luego tengo que decirles a todos la identidad que he estado escondiendo durante años, Lindarte probablemente esté con los entrenadores y ahora Sergei tiene a El hombre. Aunque lo último lo veía venir, desde que Sergei mencionó a El hombre en Centauri sospeché que tendría algo en mente y no me equivoqué.
Ser cuidadosa no ha ayudado y estoy muy cerca de llegar a ese punto donde no quiero serlo.
—¿No te cansas de molestar, Sergei? —tomo el lugar de Ortiz, haciendo que se levante y se vaya al otro lado de la habitación para que no se siga exponiendo. Sergei sonríe con superioridad—. Y deja de sonreír hijo de puta. Di qué diablos estás haciendo con El hombre.
—Primero llama a tu querido; quiero decir, al Harris, necesito que esté presente —Benjamín se posiciona de pie detrás de donde estoy sentada—. ¿Viste la mierda que hicieron tus primos? ¡Esos bastardos dañaron mi trampa! Los Petrov iban a caer, pero claro, tenían que llegar esos mellizos y meterle ideas en la cabeza a la estúpida de Petya con sus estrategias de quinta de enloquecer las cámaras y buscarte. Y ella les creyó. Esa aún quiere follarte.
Giro un poco la cabeza para ver qué cara pone Benjamín. Espero que eso de follar ni lo considere. <<Como si eso me importara>> me digo, volteando de nuevo la cabeza, no quiero ver que expresión hace.
—¿Y qué culpa tengo yo ahí, imbécil? No se supone que tú eres el inteligente aquí y tenías todo bajo control. Es tu error, no el mío... ¿Y cómo sabes todo eso?
—Un santo me susurró un milagro.
—¿Quién eres? ¿Amber? Solo ella dice cosas así ... Ya di cómo sabes tantas cosas.
—No te interesa.
—¿No me interesa? A mí me vas a dejar de tratar como un maldito ignorante, rata. ¡Deja tus jodidos juegos, ya estoy harto de esta mierda! Estoy tan cansado que podría ir ahora mismo y matarte con mis propias manos —comienza a salirse de sus casillas y me gusta—. Luego iré por los Petrov, los mataré a todos si se me da la regalada gana, los enveneno y...
—Daimon. —El hombre le habla, haciéndolo respirar y calmarse un poco.
—Déjalo —digo, atrayendo la atención de todos—. Déjalo que hable porque estoy de acuerdo. Yo también estoy harta de todo, estoy harta de esta jodida espera. Es solo que, piensen, tenemos muy buenas mentes entre nosotros, joder, ¿por qué no actuamos? Y no me importan los bandos, aquí lo importante es acabar con los Petrov. Eso va para ti, Sergei. Has sido tan mierda con todos que por lo menos deberías hacer algo bueno por nosotros.
—Mira Kozlova...
—No, nada de "mira", ella tiene razón. Nos debes mucho. Me debes a Mark, le debes un padre a Nikolay, le debes libertad a Cartier y le debes paz a muchos ... Estoy muy seguro de que en cualquier momento querrás quedarte con el poder del país, pero te juro que te acabaremos si lo intentas. Te lo digo de frente para que veas que no soy un cobarde y que no bromeo. Así que piénsalo, estás con nosotros o estás en contra.
—¿Libertad? A mi me debe toda una vida y toda mi familia —me levanto y me doy la vuelta—. Pero claro, no ayudará en nada porque no es su problema. Él nunca sufre, nunca lucha por nada, nunca hace nada. Y sí, te apoyo en acabarlo. Furiosa soy peor que mi padre.
—Es verdad, él solo sirve para decir sangre por sangre e hijos por padres. Y lo peor es que no te estamos pidiendo que cambies, Sergei. Solo queremos tu puta ayuda, bueno, la de tus Esmintsy. —Benjamín da un paso a mi lado.
—Exactamente. Que ayude o se deje estrangular porque me gusta cualquiera de las dos ideas... Y, ¿saben a qué me refiero con que actuemos? A que ya no seamos los que huyen sino los que buscan y los que atraen. Vamos a cazar a los Petrov como es debido. Que no nos importe nada.
—Sí, me gusta la idea. Hagamos todo como antes con emboscadas, trampas, torturas. —ambos nos miramos a los ojos de manera cómplice. Esta manipulación debe funcionar sí o sí. Sergei debe ceder a nosotros.
—Yo pido a Lev o Petya, lo voy a disfrutar como nunca. Y también déjame a cualquiera que veamos sospechoso de traición. —hablo con decisión.
—A mi déjame a Zinov, lo haré comer gusanos. Y a los mellizos para darles la paliza de sus vidas.
—Son todos tuyos. —nos sonreímos.
—¿Han terminado su hermosa escena? —La voz de Sergei nos hace salir del estado en el que nos encontrábamos y ver el holograma.
—¡No te importa! —gritamos al unísono.
—Qué delicados. Primeramente, si los pienso ayudar, alimañas. Segundo, donde traten de matarme, los descuartizo a ambos. Y tercero, El hombre les dirá lo que hablé con él y el acuerdo al que llegamos porque no quiero hablar con ustedes par de estresados molestos —comienza a alejarse del dispositivo—. Extra: Follen y dejen de sufrir por lo que hice, hago o haré.
Desaparece del holograma, dejándonos a solas con El hombre.
—Realmente están muy cansados. Esa manera de desahogarse no dejó dudas. —es lo primero que nos dice con algo de pena por nosotros.
—Sí, lo estamos —espeta Benjamín—. Anoche casi nos matan y llevamos un día de viaje junto con mis hijos. Ya no puedo seguir así, créeme que lo intento, pero ya no puedo más. Cada vez que salgo de un agujero caigo en otro. Es hora de luchar como se debe, como lamentablemente fui entrenado; Es morir o vivir ... Yo no suelo pensar así, pero no veo otra solución.
—Los entiendo. Y, de hecho, ya llegamos a un acuerdo con Sergei sobre ese tema. Ya acordamos un plan y beneficios mutuos. Pero no se los puedo decir por aquí porque es complicado de explicar. Deben venir y conocer el plan que ya pusimos en marcha. Ese plan es muy riesgoso así que vengan lo más rápido posible para que no corran peligro.
—¿Realmente confías en él? —inquiero—. Danos una razón para que lo hagamos, porque las posibilidades de que quiera quedarse con todo son muy altas. Y la posibilidad de que nos traicione lo es aún más, empezando porque sabe cosas que sólo Harper, los Petrov, los mellizos y los hombres de JJ han oído.
—Estoy seguro de que no lo hará, confíen en mí y no en él. Y sobre lo que sabe, eso tiene una explicación que aquí les daré. Les enviaré una dirección donde los esperarán algunos de mis hombres... Les repito que tengan cuidado porque el plan ya comenzó y pueden aparecer los Petrov... —corta la conexión y llega una dirección.
Benjamín y yo nos miramos, luego a Ortiz y a Harper, quien asoma la cabeza por la puerta. Estoy segura de que nadie entendió lo que acaba de pasar.
—Nos deben una explicación. ¿Cómo es posible que Sergei les hable así y esté con El hombre? ¿Y quién diablos eres tú, Cartier o Kozlova? —reclama Harper, y Ortiz nos mira.
Ya no tiene sentido ocultar la verdad. Les contaré todo, porque sería muy hipócrita de mi parte querer actuar como si nada sin yo ser capaz de decir quien soy y por lo que he pasado.
Benjamín y yo les hablamos de todo lo que pasó en Centauri y de quien soy. Pasamos un rato hablando hasta que finalmente entienden todo o eso quiero creer.
Harper se va con Benjamín sin decir nada. Supongo que van a hablar solos de lo que está pasando, más que nada creo que hablarán de mí porque vi la extraña expresión que hizo el rubio cuando hablé de mi parentesco con Nikolay y que ya conocía a los Petrov. Ortiz, por su parte, se queda de brazos cruzados en el sofá, pensativo.
—¿No vas a decir nada? —pregunto, rompiendo el silencio mientras llamo a alguien desde mi celular.
—No tengo opinión que dar. Sus vidas privadas nunca han sido mi prioridad, aunque debo admitir que sus historias son realmente divertidas y extrañas... Todo aquel que termina en este círculo de ilegalidad trae consigo entretenimiento.
—¿La gente de donde vienes no es así o qué? —Noivax debe ser otro nivel.
Mira al vacío y da una media sonrisa para si mismo.
—Son peores.
—Te creo —veo que finalmente contestan mis llamadas—. Discúlpame un momento.
Pongo el celular al lado de mi oído esperando a que alguien hable del otro lado.
—¿Diga? ¿Quién habla? —dicen a los segundos y reconozco esa voz masculina.
—¿Klein... ?
—¿Rayven? ¿Eres tú, hermosa? —habla con un aire de coqueteo muy evidente.
—Sí. Necesito saber si Lindarte está contigo.
—Sí. Todos estamos con ella buscando a dos hombres en zonas muertas o algo así. Pero parece que desaparecieron.
—¿A Harper y Ortiz? —indago—, ¿Ustedes están en Centauri?
—Sí, ¿cómo sabes?
—Pon a Lindarte al teléfono.
—Como tú digas mi hermosa Afrodita.
—No te cansas, ¿verdad?
—Nunca contigo... ¡Lindarte es Rayven! —grita lejos del celular y me quedo esperando unos segundos.
—¿Ray? —Es la voz de Lindarte.
—Por fin te encuentro, Lindarte. Si estás con Klein, eso significa que tienes la caballería lista... Dime que sí.
—Sí, están más que listos. Estamos buscando a los dos hombres de El hombre que dejé en una zona muerta y no aparecen. Necesito encontrarlos para dar con él.
—Yo estoy con ellos y ya encontramos a El hombre, pero pasaron cosas que ni yo misma te puedo explicar. Solo necesitas saber que Sergei de alguna manera convenció a El hombre de una unión.
—¿Qué? —hace una pausa—. No esperaba eso, pero si él confía, yo igual ... Aunque necesito una explicación, ¿dónde está?
—Oculto... Lindarte, tenemos que vernos, quiero ver cómo están los entrenadores. De ahí iremos con El hombre todos juntos. Él dijo que fuéramos lo más rápido posible, pero necesitamos descansar e ir por ustedes, así que nos comprenderá.
—Nos podemos ver en la zona muerta del Norte. Tú llegas y nosotros aparecemos.
—Bueno, mañana por la mañana iremos porque estamos muy agotados. ¿Te parece bien?
—Sí. Cuídate. —cuelgo la llamada y miro a Ortiz.
—Lindarte está en la zona muerta del Norte buscándote a ti y a Harper. Mañana iremos por ella y por los demás.
Asiente y yo pienso en que ahora si va a arder la ciudad.
☆☆☆☆☆
Buenas, buenas.
¿Creen que Sergei cumpla? ¿Qué pidió a cambio de ayudar y cuál es el plan? ¿Quiénes son los entrenadores?
Bueno, que siga aproximándose la diversión *c va*
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