41. Aviso.

Rayven Cartier.

Suspiro cuando siento como sale de mi interior, dejándome una gran sensación de vacío. Me incorporo un poco en la cama para poder observar su cuerpo desnudo, detallando más que nada sus brazos y abdomen tatuados. Debo aceptar que este Demonio tiene un físico muy bien cuidado, de los mejores que he visto.

—¿Qué tanto me miras? —pregunta con una ceja levantada mientras se pone su bóxer.

—Tus tatuajes —él tiene varios tatuajes no muy grandes hechos con solo tinta negra. Entre ellos; dados, cadenas, rosas, serpientes, el as de picas, uno que dice "Sky" y muchos más—. ¿Qué significado tienen?

—Solo tres tienen significado para mí, el resto me los hice porque me gustan y porque tenía dinero para pagarlos. —Ahora yo lo miro con una ceja levantada mientras me pongo mi ropa interior.

—Qué humildes tus palabras —ironizo—. ¿Cuáles son los tres con significado? —me mira mal, así que sonrío para que me responda y funciona, ya que comienza a señalar los tatuajes. El primero es el nombre de su hija, el segundo un pequeño atardecer bien detallado, y el tercero un trébol con algo escrito dentro "y×2". Solo entiendo el significado del primero—. Me gustan tus tatuajes. —ese comentario lo hace mirarme de reojo.

—¿Realmente te quisiste operar hace años? —pregunta de repente y yo frunzo el ceño—. Me hiciste una pregunta, así que también quería hacer una.

Muevo los hombros.

—Sí. Nunca me imaginé como madre, desde muy pequeña solo me veía como la tía de los hijos de Rayne … ¿Pensaste que estaba mintiendo o por qué la pregunta? —me cruzo de brazos.

No entiendo por qué pregunta eso hasta ahora, si tenía dudas creo que es muy tarde para aclararlas después de noches sin protección. Durante estos días he pasado tiempo con Sky y Nikolay; mi sobrino se siente más cómodo con Sky presente, aunque ya me habla más esté o no ella con nosotros. Y en la noche cuando ellos duermen su padre termina en mi habitación con extrañas excusas, pero no me quejo, es solo una forma de relajarnos. Cuando llegue el momento lo dejaremos.

—No, solo quería saber si lo hiciste por tu propia voluntad o si alguien te obligó a hacerlo.

—No, fue por mi propia voluntad —me quedo un momento pensativa, recordando mi pensamiento anterior: "Cuando llegue el momento lo dejaremos" Eso me recuerda que en algún momento podría dejarlo todo por las propuestas que me hicieron personas de Soluth en Noivax, las cuales consideré para el futuro. Por supuesto, me aseguraré de arreglar un poco este país antes de aceptar cualquier cosa. Pero, ¿y Nikolay? Antes pensaba que estaba muerto y no me importaba dejar todo atrás. Ahora sé que vive y no había considerado que irme significaría dejarlo—. Sabes...

El sonido de un celular me interrumpe. Benjamín voltea y mira en todas direcciones buscando de donde viene el sonido, en un rápido movimiento toma sus pantalones del piso al otro extremo de la habitación y saca su celular con mucha impaciencia. Responde de inmediato y noto su expresión preocupada.

—Harper ... ¿Estás bien? ... ¿Qué? En Sendepolis ... ¿Cómo? No te entiendo, habla despacio. —me acerco a él y muevo las manos para saber qué está pasando. Benjamín levanta el dedo índice y se quita el celular de la oreja para ponerlo en altavoz.

—Ellos van para allá, los mellizos les dijeron que estás vivo —su voz se apaga y lo escucho respirar pesadamente—. ¡Benjamín, Petya sabe que vives!

Benjamín y yo nos miramos sin poder creerlo.

—No, eso es imposible. Los mellizos no saben que estoy vivo. Harper, no puede ser.

—Te vieron en Silver city ... Estaban escondidos. Lo escuché todo. —su voz se apaga de nuevo.

—Maldita sea, ¿cómo es eso posible? ¿Cómo diablos no los vimos en las cámaras?

—Mark, Mark les enseñó a esconderse del gobierno... Y eso no es todo, los mellizos crearon toda una farsa para que los Petrov no los asesinaran. Dijeron que es muy probable que estés con Sergei, por eso te van a buscar. Quieren atrapar a Sergei contigo... Benjamín, sal de Sendepolis. Deben estar por llegar allá.

<<No>> Esto no puede estar pasando.

—¿Hace cuánto tiempo pasó eso? ¿Cómo saben esconderse los mellizos? ¿Por qué diablos creen que estoy con Sergei?

—Deja de hacer preguntas y sal de esa maldita ciudad, Daimon —se escucha la voz de otro hombre de fondo—. Y fue hace unas horas, así que pueden llegar en cualquier momento. Vete y cuando estés a salvo nos veremos y te diremos lo que pasó.

—¿Ortiz? ¿El hombre también está contigo? ... ¿A dónde diablos voy? —Benjamín se pasa la mano libre por el cabello.

—No, él no está con nosotros. Luego te lo explicaremos ... Solo ve a cualquier ciudad que no sea Storm o Rigel.

Se escucha un gemido masculino de dolor. <<Es Harper>>

—¿Qué le pasa a Harper? —indaga el hombre de ojos color avellana.

—Recibió un disparo en el brazo, estoy tratando su herida, pero no tengo suficiente medicamento.

—Mm ... Bien, voy a irme, cuando esté lejos de Sendepolis les devuelvo la llamada. Mi número está protegido, ¿el de ustedes también?

—¿Por quién me tomas? ¡Ya lárgate! —cuelgan la llamada.

Benjamín termina de vestirse a gran velocidad al igual que yo. No me habla, pero no es necesario que lo haga, escuché todo y sé lo que se viene.

Recojo mis cosas después de que sale de mi habitación. Luego salgo y me quedo en la sala esperando a que aparezca Benjamín con sus hijos, por los murmullos en el segundo piso deduzco que los está haciendo empacar. Así que saco el dispositivo rectangular y compruebo las ciudades que mencionó Ortiz. Lo extraño es que en estos lugares todo parece tranquilo.

Paso a las cámaras de Sendepolis y todo está en calma de la misma manera. Las analizo un rato y veo como algunas cámaras de la ciudad se ponen borrosas y al cabo de cinco minutos vuelven a la normalidad. Es la falla que a veces observamos, suponemos que debe ser por la potencia de energía o señal del país.

—¿Por qué tenemos que irnos a esta hora? Quiero dormir. —me giro y veo a Sky bajando las escaleras con su padre y su hermano.

—Luego lo sabrán, vayan a la camioneta grande con vidrios polarizados. —ordena y Sky sale de la casa bostezando. Nikolay no la sigue sino que se me acerca con su mochila puesta.

—¿Vas a ir con nosotros? —me pregunta y yo asiento apagando el dispositivo.

—Sí —me sonríe—. Vamos a la camioneta. —lo tomo de la mano y estoy a punto de salir con él, no sin antes ver que Benjamín sale de una habitación con una caja mediana en brazos. Él nos sigue los pasos hasta la camioneta.

Benjamín toma el asiento del conductor y yo el que está a su lado mientras los niños o jovencitos se acomodan en los asientos traseros. Cuando estamos listos, el pelinegro enciende el motor y toma marcha.

—¿Los viste en el dispositivo? —pregunta al instante.

—No, no hay señales de ellos, ni siquiera en las entradas.

Benjamín Connor.

Conduzco sin apartar la vista de la carretera en dirección a las salidas de la ciudad. Concretamente a la salida que da a Rigel. Sin embargo, a mitad de camino detengo la camioneta por el tráfico que hay iniciando la salida.

—¿Bloqueo policial? ¿A esta hora? —pregunto, haciendo que Cartier suspire y saque el dispositivo para revisar las cámaras.

—Las cámaras solo llegan hasta la mitad de los autos del tráfico, no alcanzan a dar con la causa —de repente vemos como algunas cámaras cercanas se vuelven borrosas—. Ese maldito fallo es más constante últimamente, antes aparecía en contadas ocasiones —gira la cabeza para mirar detrás de nosotros—. Son las cámaras de allá atr... No me jodas. No es un fallo. —giro la cabeza ante lo que dice.

A lo lejos, se ve a un hombre colocado debajo de la cámara con algo en la mano que sostiene cerca de ella. Mientras lo hace, por la calle pasan unos autos con hombres armados, luego se van a otra calle y en esta también hay una persona manipulando la cámara. El hombre de la primera cámara pasa a otra con mucho sigilo para no ser detectado y así manipularla también. Es como si estuvieran abriendo el camino.

Vemos como se alejan, ingresando a la ciudad y al cabo de unos minutos las cámaras vuelven a la normalidad.

—Así es como se esconden... —Cartier y yo decimos al unísono con impresión. Ahora los fallos cobran sentido, antes eran pocos porque solo los provocaban los mellizos, pero como ahora hay mucha más gente involucrada, van aumentando.

—Tenemos que salir de este camino. Todos abróchense los cinturones de seguridad. —me obedecen y aprieto el volante dispuesto a afrontar lo que posiblemente nos espera delante.

Me desvío de la carretera, cortando el costado del tráfico a alta velocidad. No me detengo sino que acelero. Voy subiendo cada vez más la velocidad hasta llegar al motivo del tráfico. Hay hombres revisando los vehículos y, entre esos hombres, reconozco a uno: Alexey.

Los otros autos tocan sus bocinas. Sin embargo, eso no me hace detener, ni siquiera lo hago cuando los hombres gritan que me detenga y se atraviesan en mi paso. Acelero y me dispongo a pasarles la camioneta por encima, pero todos saltan fuera de mi camino. <<Estos no parecen hombres de Petrov, se nota que son de JJ>>

Regreso al camino que habían bloqueado y sonrío ante la descarga de adrenalina. Mi corazón late muy rápido, pero mi mente sabe que no me puedo detener.

—¡Cuidado! —Sky grita, señalando a mi derecha. Dos autos salen de la nada e intentan golpear la camioneta de manera brusca. No obstante, esquivo sus intentos de hacerme perder el control, volviendo a salir del camino y cortarlo.

—¡Sabemos que eres tú, maldito gusano! —veo por el retrovisor como Lev se asoma por la ventanilla de uno de los autos y apunta con una pistola a la camioneta.

Comienza a disparar sin cesar, lo que hace que Sky y Nikolay se agachen. Sin embargo, las balas no logran atravesar el vidrio blindado. Ni loco hubiera corrido este riesgo sin una camioneta blindada con mis hijos dentro.

—Sus autos no están blindados. —espeta Cartier, y sonrío al observar que saca dos pistolas de entre sus cosas.

Baja el vidrio de la ventanilla y espera el momento adecuado para asomarse. Se asoma justo cuando Lev deja de disparar para recargar su arma.

—¡сюрприз! ¡бесполезный! —escucharla hablar ruso por primera vez me prende y no entiendo por qué.

La expresión de Lev se vuelve sorprendida cuando mira a Cartier e inmediatamente vuelve a su asiento. <<No se esperaba que fuera ella, él me esperaba a mí>>. Por su parte, la rubia suelta una risa de superioridad y descarga las armas sobre los dos autos, golpeando al conductor de uno, provocando que se vaya contra el auto en el que se encuentra Lev y pierda el control. El auto de Lev choca contra un árbol. Él y sus hombres salen a gran velocidad para seguir disparando a pesar de que ya estamos fuera de alcance.

—¡Maldición! —Cartier vuelve a su asiento—. No le di a él, esta era mi oportunidad. Esquivó todas mis balas —brama, tocándose la frente—. ¿Están bien? —ahora mira hacia los asientos traseros y me hace notar que Sky y Nikolay siguen mirando en la dirección donde chocaron los autos.

—Sí… —murmuran distraídos.

—No se asusten, ya los perdimos y vamos a buscar un lugar seguro. Todo estará bien. —no dicen nada, solo asienten.

—¿Y a dónde iremos? —Cartier vuelve a sacar el dispositivo—. En Storm y Rigel también hay fallas, eso quiere decir que los Petrov ya están ahí.

—¿Hay fallas en Blue pearl y Aurora?

—No.

—Perfecto, ya que tomamos este camino los Petrov pensarán que vamos al centro de Rigel y nos esperarán. Pero conozco un atajo a unos minutos que lleva a Blue pearl, de allí iremos a Aurora y me comunicaré con Ortiz y Harper para ver qué sigue. Aunque el viaje será mucho más largo porque en Blue pearl está nevando.

—No importa. Lo único que importa es llegar a Centauri sin que esos malditos Petrov nos molesten.

•••

El día llega y, ya entrada la tarde, conseguimos por fin llegar a Aurora tras tomar muchos atajos y caminos no muy buenos. Sky y Nikolay están cansados ​​del viaje, pero no pueden salir de la camioneta. No me voy a arriesgar a que los vean.

Detengo la camioneta y me dispongo a hablar con Harper y Ortiz mientras Cartier le reparte algo de comida que compró en Blue pearl a mis hijos. Llamo al número que usaron anoche y al tercer intento por fin contestan.

—¿Benjamín? —Es la voz de Harper.

—Sí ... Logré salir de Sendepolis, estoy en Aurora. Ahora, ¿a dónde voy? ¿Dónde estás?

—En un departamento céntrico de Centauri ... Ya te paso la dirección, Ortiz te esperará.

—Sí, pero ten cuidado, los Petrov se han ido, aún así debes estar alerta por si no se fueron por completo. —secunda Ortiz.

Llega una dirección a mi celular.

—De acuerdo. —cuelgo la llamada y vuelvo a tomar marcha.

Tres horas después finalmente llegamos a Centauri, estoy manejando por el centro de esta ciudad, notando demasiada soledad. Y justo cuando pasamos por uno de los parques centrales, nos vemos obligados a presenciar una escena nada simpática.

Hay dos cuerpos que creo reconocer colgando del árbol gigante que tiene el parque en su entrada. Deben haber sido colgados hace muchas horas porque la sangre que los cubre ya está seca y los carroñeros ya los están rodeando.

—Son...

—Charles y Arnold. —completo lo que iba a decir Cartier.

Dejo de mirar la escena y me concentro en seguir conduciendo hacia la dirección que me enviaron. Y, cuando entro en la calle que aparece en esta, veo a un hombre con gorra, fumando muy tranquilamente.

<<Es Ortiz>>

El hombre separa el cigarrillo de su boca y sutilmente me señala el letrero del estacionamiento de un edificio.

Llevo la camioneta hasta ese estacionamiento y la ingreso de inmediato.

Esperamos unos minutos hasta que Ortiz aparece en el estacionamiento y golpea el vidrio de mi ventanilla.

—Llegamos. Salgan con sus cosas a la mano. —les digo a todos adentro.

Me bajo de la camioneta con mis cosas al igual que el resto. Tan pronto como me ve, Ortiz asiente aliviado. Luego le sonríe a mis hijos. Y se sorprende al ver a Cartier.

—Cartier —le habla—, no esperaba verla aquí. No sabía que estaban juntos ... ¿sabes algo de Lindarte?

Ella niega con la cabeza.

—¿Ella no estaba con ustedes y El hombre?

—Sí, pero nos separamos ... Será mejor que subamos al departamento y allí les contaremos lo que pasó. Este lugar no es el más adecuado para hablar. Siganme.

Camina hacia las escaleras y todos seguimos sus pasos en completo silencio. Subimos al quinto piso y nos detenemos frente a la puerta 508.

Ortiz saca su llave y abre la puerta.

—Adelante. —indica y tomamos su palabra, entrando.

Al entrar, se escucha un estruendo que nos hace retroceder y sacar nuestras armas alarmados.

☆☆☆☆☆

Buenas, buenas.

¿Cómo les va pareciendo todo? ¿Qué creen que pueda pasar? ¿Lágrimas o risas? *los lee desde las sombras*

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