27. Sin entender.
Benjamín Connor.
Cuestiono muchas cosas, especialmente el secuestro del presidente. ¿Cómo diablos se las arregló Cartier para hacer eso? No pudo hacerlo sola, de eso estoy seguro, debe tener más gente con ella. Esa mujer es un verdadero misterio.
Necesito hablar con Adam sobre esto. No me siento seguro de que ella quiera hablar con él, es obvio que está tramando algo.
Me subo a mi auto y me dirijo a la casa de mi tío, no sin antes preguntarle a Harper si puede recoger a mis hijos y cuidarlos un rato, ya que estaré ocupado.
Al llegar, salgo del auto e ingreso a la casa. No hay nadie en los primeros pisos, así que bajo a los pisos subterráneos. Suelo venir todos los días a hablar con Liam y ayudar a mi tío, todos estos años han válido la pena, mi primo logró dejar de tener ataques y escuchar voces. Pronto podrá salir, pero está en sus últimos días de prueba; debemos comprobar que sea segura su nueva integración a la sociedad. Aunque no tanto a la sociedad, nuestra preocupación es por su hijo, todos sabemos que Liam querrá conocerlo y es por eso que debemos velar por la seguridad del niño.
—Aquí estás. —sorprendo a mi tío cuando está mirando a su hijo a través del cristal que parece un espejo. Liam está sentado viendo las noticias en el lugar donde permanece en cuarentena. Veo que en las noticias están reportando la desaparición del presidente.
—Estaba haciendo mi monitoreo diario, no hay rastros de voces.
—Lo sé. Lograste salvarlo.
—Lo logramos —dice con sentimiento—. Pensé que habías dicho que no podrías venir hoy...
—No iba a venir, pero algo pasó —saco el sobre que me dio Cartier y se lo entrego—. Sé quién ha secuestrado al presidente.
Lo veo quitarse la máscara y mirar las imágenes con cierta expresión de conmoción.
—¿Cómo tienes esto? ¿Quién lo tiene secuestrado? —mueve las imágenes—. Quién lo haya hecho está provocando un desequilibrio que no te quieres imaginar. —ese comentario me hace pensar.
—¿De qué estás hablando? —pregunto y comienza a subir las escaleras, así que lo sigo.
—Benjamín —me habla mientras caminamos—, Hilfixo no es un país del todo caótico por una simple razón: El gobierno. El presidente es el negociador con las mafias, por eso estas nunca han podido tener el control en todas las ciudades, solo lo tienen en las estipuladas. Y quitando al presidente se crea un camino libre para que las mafias se queden con todo. Los Petrov no han dado señales de vida durante años, pero te aseguro que ahora lo harán por este suceso. Y los Demir con todo el poder que tomaron comenzarán a dispersarse.
<<Mierda>> No me había fijado en ese detalle. Así coloquen al vicepresidente momentáneamente las mafias no lo obedecerán, si el presidente no aparece se podría especular que fue raptado y, como no es común, las mafias se creerán en el derecho de tomar todo.
—¿Quién es y por qué tiene al presidente? —termina.
—Es una mujer que perteneció a la organización de los Harper, y no sé, ella quiere hablar contigo.
—¿Conmigo? —llegamos al primer piso de la casa.
—Sí, me dijo que te diera el sobre y que luego la llamáramos.
—No voy a hablar con ella, no puedo exponerme. Y menos puedo negociar con alguien que tiene bajo su poder un arma de doble filo, tener al presidente nos puede llevar a nuestro fin, aunque si lo tiene como estrategia todo podría ser diferente.
—¿Entonces que hacemos? Debemos saber cuál es su verdadera intención.
—Sí, deberíamos conocerla... ¿Por qué te contactó? ¿Cómo supo que vivías?
—Ella nunca creyó en mi muerte, me buscó durante estos años hasta encontrar a Benjamín Connor. Ella me buscó para poder encontrarte, lo gracioso es que no lo está haciendo como espía, antes de venir fui a diferentes direcciones para ver si me estaban siguiendo y no, hasta le dije a tus hombres que vigilaran todo y no han visto a ningún sospechoso.
—Ella quiere que la busquemos nosotros mismos, suena a un peligro... ¿Cómo se llama?
—Rayven Cartier. —El hombre mira al vacío.
—Cartier —repite pensativo—, he oído ese apellido en alguna parte, pero no lo recuerdo. No fue en la organización, lo sé porque nunca tuve trato con las mujeres de esta. Cartier... —repite otra vez.
—¿Mark nunca mencionó ese apellido? —pregunto de repente y él frunce el ceño.
—¿Mark? No, nunca —¿cómo es posible que ni siquiera Adam supiera de la existencia de una relación entre Cartier y Mark? Necesito saber la verdad sobre eso, necesito saber qué esconde Cartier—. Benjamín, sabes algo que yo no, ¿verdad? ¿Qué tiene que ver Mark en todo esto?
Suspiro.
—Cuando conocí a esa mujer hace años me dijo que conoció a Mark, ella sabía mucho de nuestra familia. Sin embargo, nunca quiso decirme de dónde lo conocía o darme alguna explicación. Solo evitó mis preguntas.
—¿Por qué nunca me dijiste eso?
—No sé, pensé que no era importante y que podría manejarlo yo solo.
—El simple hecho de que hable de mi hermano ya es importante.
—Es qué...
—Sé lo que vamos a hacer —me interrumpe, saca su teléfono celular y comienza a enviar mensajes de texto—. Le diré a Max lo que está pasando, comenzaré a movilizar a mis hombres porque lo del presidente va a poner las cosas difíciles, y tú me vas a ayudar con esa mujer.
—¿Yo? ¿Cómo?
—Vas a hablar con ella, vas a sacarle información, vas a averiguar qué quiere conmigo y te vas a asegurar de comprobar si es un peligro o no. Haz lo que tengas que hacer. Cuando sepas la realidad, me la dirás y yo seré quien prosiga.
—¿De verdad crees que ella me dirá algo? Lo dudo.
—Inténtalo. Confío en que encontrarás la manera, se amable si es necesario... Debo irme ahora a preparar a mis hombres.
Se retira rápidamente y me quedo reflexionando sobre los resultados que son muy evidentes. Es más probable que Liam se convierta en un alma de Dios a que Cartier me dé alguna explicación.
Siempre me dejan los trabajos más complicados, pero esa mujer es un trabajo imposible.
Pero lo intentaré, la citaré mañana.
Rayven Cartier.
Me acomodo en la silla del restaurante donde me citó Benjamín, Daimon, como sea que se llame el Demonio. Es un restaurante de lujo muy bonito y exclusivo. Como si eso me importara, yo solo vengo a hablar con El hombre.
Veo a Benjamín llegar solo y eso me hace negar con la cabeza. <<Me está haciendo perder mi tiempo>>. Detallo que viene con una camisa beige de manga larga y un pantalón negro, por lo que no puedo evitar que mis ojos noten sus atributos. Está claro por qué Petya lo tenía como amante. Aunque recordar a esa maldita me da reflujo.
El Connor se sienta en la silla junto a la mía en la mesa y le sonrío falsamente porque el mesero llega a preguntar por nuestros pedidos y luego se retira.
—El hombre no vino, esta pérdida de tiempo me da ganas de mostrarte lo que tengo debajo de mi vestido.
Tomo su mano izquierda, haciéndolo levantar las cejas, y la guío hacia mi muslo para que pueda sentir la cuchilla que tengo escondida.
—Así que no vienes sola, traes una sorpresa. Pues te informo que yo tampoco vengo solo —ahora toma mi mano y la lleva a su cintura <<tiene una pistola>>—. Estamos en la misma sintonía.
—¿Te felicito? —digo y él me mira de mala gana—. No entiendo para qué me llamaste si El hombre no vendría.
—Él no confía en ti, ¿qué esperabas? ¿Pensaste que vendría corriendo a ti así como así? Estás muy equivocada.
—Pensé que sería más ambicioso, una oportunidad así no se presenta todos los días.
—¿Oportunidad de hacer qué? Deberías explicar mejor tu plan, porque de primera mano cualquiera podría pensar que es buscarse problemas directos. Dime algo que me haga pensar que no es una idea suicida.
—No diré nada porque si es una idea suicida, es un todo o nada. Yo si intento hacer algo y no esconderme del problema como otros...
El mesero llega con nuestras bebidas y nos mantiene en silencio, luego se va y sé que Benjamín entendió lo que estaba insinuando anteriormente.
—Muy bonita indirecta y buen intento de manipulación, pero eso no es suficiente. O explicas lo que estás haciendo o no hay encuentro con El hombre. ¿O es difícil para ti decir algo coherente?
—Y la manipuladora soy yo.
Le sonrío con petulancia, aunque mi sonrisa desaparece cuando miro hacia la entrada del restaurante y veo a una pareja entrar. No conozco al hombre, pero sí a la mujer.
—Ven rápido. —le tiro del brazo a Benjamín y lo obligo a levantarse hasta que lo llevo a un área exterior del restaurante donde hay árboles, plantas y más mesas.
—¿A qué estás jugando, Cartier? —espeta cuando le suelto el brazo.
—Shh —lo callo—. Mira a la pareja de la 012.
Su mirada viaja a esa mesa y puedo ver la sorpresa y confusión en esta. Petya está cenando con un hombre que parece tener casi cincuenta años, se nota claramente como intenta provocarlo con su escote y como este responde a su provocación.
—¿Qué están haciendo aquí esos bastardos? Pensé que ambos estaban muertos, no gozando de la vida. —habla enojado y yo me hago la misma pregunta, aunque tengo una duda en mi mente, duda que voy a resolver:
—¿Quién es ese hombre? —indago.
—Jared Jallas, era conocido como JJ, era la competencia de narcóticos que tenía Corwin, y digo que era porque Corwin lo hizo salir del país por las malas. Debió haber regresado sabiendo que ya tiene el camino despejado.
Abro los ojos cuando entiendo lo que eso significa.
—Sabe hacer drogas, tiene dinero, y si Petya está con él, eso quiere decir que… —abre los ojos de la misma manera.
—Con él los Petrov tienen los recursos para reaparecer.
Ambos nos miramos y luego miramos a la pareja en la mesa, sabiendo que esto es una muy mala señal.
☆☆☆☆☆☆
Buenas, buenas.
Petya con JJ... ¿Qué está planeando o qué están planeando?
Y sobre Cartier, ¿Algún día responderá a las preguntas que le hacen?
¿Cómo les va pareciendo todo? *se esconde en las sombras*
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