16. Verdadera intención parte ll.

Petya Petrova.

Cuando le conté a mi padre sobre la existencia de Sky, se indignó demasiado, pero al explicarle el beneficio que nos traería la niña, su actitud cambió y entendió todo. Ya teniendo una heredera puedo reclamar un mando, lo que nos beneficia a todos, ya que no estamos dispuestos a dejar que los bastardos de Sergei tomen nuestro lugar.

No soy el desconocido, no tengo ni puta idea de quién es, pero lo usé a mi favor, haciéndole creer a Daimon que este había revelado el secreto. Fue tan idiota que se creyó todo, hasta la mentira de que mi familia no me buscaría y que por eso estaríamos a salvo, cuando yo me estaba comunicando con la mayoría para planificar nuestros movimientos. Movimientos que una mujer nos ayudó a realizar.

Esa mujer contactó a mi padre para decirle dónde estábamos Daimon y yo. Obviamente mi padre ya lo sabía porque yo se lo había dicho. Sin embargo, le seguimos su juego y terminó ayudándonos a que nuestros hombres se infiltraran; grave error, nos dio vía libre para ver la zona. Esa mujer debe estar involucrada en lo mismo que Daimon, pero también tiene algo en su contra, así que tengo la intención de atraparla y obligarlos a que nos digan quiénes son esos hombres y que intenciones tienen. Es obvio que están tras nosotros.

—Sky —le hablo a mi hija, quien luce triste, sentada en la cama de la habitación que le preparé—. Deja el drama. No debes verte débil frente a mi familia.

—Ellos son malos, golpearon a mi papá y nos trajeron a la fuerza —espeta mirándome—. ¿Dónde está mi papá?

Y es por esto que no capturé a Daimon hace semanas. Esto ya lo tenía contemplando, así que planeé un espectáculo, haciéndome ver como una víctima; por eso grité cuando golpearon a Daimon y por eso me dejé amarrar junto con Sky, para que ella creyera en mi inocencia. Desde que comencé el plan sabía que tenía que encontrar la manera de poner a Sky de mi lado y lo estoy haciendo.

—Tu papá se ha ido —al decir eso, los ojos de Sky se llenan de lágrimas—. Mi familia le dio la oportunidad de irse y dejarnos aquí o quedarse, dejándonos ir a nosotras —miento—. Él tomó su decisión, ahora solo me tienes a mí y yo a ti. ¿Lo entiendes?

Sky niega con la cabeza y lágrimas ruedan por sus mejillas.

—No, mi papá nunca me dejaría.

—Pero lo hizo. Si no se iba lo matarían, ya que mi familia lo odia.

—Tu familia también me odiará por ser su hija. ¡No quiero estar aquí! —discute—. Quiero estar con mi papá.

—Tú también eres mi hija. Y de ahora en adelante serás Sky Petrova, por lo que mi familia tendrá que aceptarte —me acerco a ella y la abrazo—. Eres la primera de la nueva generación Petrov, Sky. Juntas tendremos todo lo que queremos. Solo necesito que me ayudes, que dejes de llorar y muestres un gran carácter, eso es lo que mi familia espera de mi hija.

Sky se aferra a mi pecho.

—Yo solo necesito a mi papá. —la escucho suspirar.

—Si me ayudas tal vez luego te pueda ayudar a buscarlo. —nunca haré eso, pero es lo que ella necesita escuchar para creer en mí.

—¿De verdad? —pregunta y yo asiento—. Lo haré, te ayudaré en todo, así podré ver a mi papá.

—Esa es mi Nebesa. Debes enorgullecer a tu madre. —le sonrío y ella me da una media sonrisa triste.

Golpean suavemente la puerta de la habitación.

—Adelante.

Veo a una de las criadas entrar con todo lo que le ordené.

—Sra. Petya, aquí tiene la ropa y los zapatos nuevos de su hija. Las golosinas las guardamos en la cocina y luego traerán el escritorio y los accesorios para la habitación. —comenta y les hace señas a otras dos sirvientas, quienes dejan las cosas en la habitación y se van de inmediato.

Ya que mi hija vivirá conmigo, deberá vestirse apropiadamente.

—Dúchate, ponte algo de la ropa nueva que te compré y así podrás comer una golosina mientras esperamos a que llegue el resto de mi familia. —le digo y ella asiente.

Salgo de la habitación para darle privacidad a Sky. Al salir, veo que Narkissa me espera en el pasillo con los brazos cruzados y una mirada hostil.

—¿Realmente hiciste esta mierda, Petya? ¿Has caído tan bajo? —ella discute y la tomo del brazo, haciéndola alejarse de la habitación de Sky.

Ya lejos, Narkissa se suelta de mala manera de mi agarre. Nunca le conté sobre el plan. Sin embargo, la incluí en este para que pudiera volver a la fortaleza; es mi hermana y la forma en que Sergei la sacó fue muy injusta.

—Deberías estar agradecida. Te saqué de ese agujero en el que estabas y me aseguraré de que puedas integrarte nuevamente cuando obtenga el mando que me corresponde.

Narkissa niega con la cabeza, haciendo un gesto de molestia.

—¡Hiciste todo eso por poder! —exclama—. Creaste esa farsa para parecer una víctima frente a Sky, ¿para qué? Para luego quedarte con ella, alejarla de su padre y usarla. Maldita sea, Petya, yo tenía razón. Mis pensamientos eran correctos, no eres más que un maldita cobarde.

La tomo de su camisa con ambas manos.

—¡No soy una maldita cobarde! —grito con furia.

—Sí lo eres. En todos estos años no tuviste los ovarios para decir que tenías una hija y ahora solo lo haces por conveniencia. —me empuja.

—Ya veo por qué siempre te dejan a un lado, eres una maldita entrometida. Si no te gusta lo que estoy haciendo, puedes irte. Lo que no sirve, solo estorba.

Narkissa se ríe vacilante.

—No —levanto una ceja—. Me voy a quedar a ver el show que va a pasar en cuanto llegue Sergei. Además, me quedaré por Sky. Ella es la que me preocupa porque ya me entere de lo que hiciste con su padre, cuando se entere...

—Nunca lo sabrá —la interrumpo—. Porque nadie se lo dirá, y menos tú. Ya conoces nuestros códigos de hermanos, ¿verdad, hermanita? Ninguno interfiere en los asuntos privados del otro... y Sky es asunto mío.

—Lo sé, por eso solo te diré una cosa: Estás a punto de terminar con la única persona que realmente te quiere sin esperar nada a cambio. Sky es la única que lo hace, la única que te ama, los demás solo te soportamos.

Ese comentario de alguna manera me hace enojar demasiado.

—¡Mamá, estoy lista! —la voz de Sky en la distancia me hace girar.

Sky se puso unos pantalones verdes secos, una camiseta de manga larga negra, así como su cinturón y tenis. Le compré muchos vestidos, pero por lo que veo no le gustan; más bien sigue el estilo de su padre por los colores opacos.

—Esa ropa te queda genial. —Narkissa comenta a mis espaldas.

—Gracias, tía.

—Opino lo mismo —me acerco a Sky y tomo su mano—. Vamos por tu golosina.

Camino con ella hasta el primer piso, seguidas por Narkissa. En el primer piso nos encontramos con mi madre, que está en el comedor. Al vernos, enfoca su atención en Sky, poniéndola nerviosa. Mi madre se ve muy seria y eso me pone alerta a lo que le pueda decir a mi hija.

—Tiene el cabello, los ojos y las facciones del Harris mayor —finalmente habla—, pero también tiene rasgos tuyos, Petya. Son difíciles de reconocer de lejos, pero los tiene. Ella realmente es mi nieta...

—Sí Madre. Es tu nieta, perdón por no hablarte de ella pero...

—No quiero escuchar tus excusas —vuelve a mirar a Sky—. Ven hermosa, saluda a tu abuela. Tú no tienes la culpa de las decisiones de tus padres. —Sky mira a Narkissa y esta le indica que se acerque a mi madre.

Al hacerlo, mi madre la abraza durante unos segundos. Luego se aparta, con los ojos llenos de lágrimas, y mira a Narkissa.

—Me siento mal, ven conmigo a tomar un respiro, Narkissa. Esta situación es muy difícil para mí.

Acto seguido, ambas abandonan la fortaleza. Sé que mi madre está así por mí, se siente traicionada por no haberle contado nunca de la existencia de su nieta.

—¿Hice algo mal? —indaga Sky mientras caminamos hacia la cocina.

—No. Ella está molesta conmigo, no contigo.

En la cocina está el pequeño bastardo de Sergei, sentado en el suelo con la espalda contra la pared, comiendo de la única comida que logró ganar por ayudar en la limpieza de la fortaleza.

—Hola —lo saluda Sky y el bastardo levanta la cabeza para mostrarnos sus ojos azul oscuro. El bastardo no responde, solo nos mira incrédulo—. Hola —Sky vuelve a saludar sin obtener respuesta alguna—. No sabía que habían más niños aquí, yo soy Sky, ¿y tú?

—Él no habla, Sky. Nunca lo hemos escuchado hablar. Además, no deberías hablar con los esclavos, y mucho menos con los bastardos de Sergei.

—No lo llames así, es un niño, no un esclavo, nadie puede poseerlo.

—No vuelvas a decir eso aquí, y menos delante de mi familia —la reprendo—. Los esclavos son esclavos y nosotros somos sus dueños. Entiende que hay niveles, Sky. Y tú estás en un nivel superior, así que compórtate.

—Suenas como una persona insensible y malévola.

—Así es como tenemos que actuar para conseguir lo que queremos. Los sentimientos deben dejarse de lado. Ya aprenderás —le espeto, pero ella no parece complacida—. Mejor dime lo que quieres.

—¿Hay helado?

—Sí —miro al bastardo—. Trae lo que ella ordenó. —el niño se levanta, deja su plato en el suelo y se dirige a la nevera grande. Sky hace lo mismo al ver que el niño mira todas las cosas sin saber que debe tomar.

Nunca compramos helado, así que ese pequeño bastardo nunca lo ha visto ni probado.

—No te preocupes, yo puedo hacerlo —dice Sky, y el niño asiente—. Mejor trae dos vasos, te lo agradecería mucho. —el niño obedece de inmediato, trayendo dos vasos, que Sky toma y llena con helado de chocolate blanco.

Sky le entrega uno de los vasos llenos de helado al bastardo.

—Es para ti —inmediatamente el pequeño me mira por el rabillo del ojo, al igual que Sky—. Ella no te regañará, te lo prometo. —Sky prueba su helado con una cuchara y el niño imita su acción con desconfianza.

Al probar el helado, abre los ojos con sorpresa e inmediatamente toma otra cucharada.

—¿Te gustó? —Sky pregunta con una gran sonrisa y el niño le sonríe asintiendo—. Me alegro, este es uno de mis sabores favoritos de helado.

Pongo los ojos en blanco e ignoro esa escena. Sky es demasiado noble y debo hacer que esa actitud desaparezca, los Petrov no necesitan a alguien con buen corazón.

Un fuerte estruendo proveniente de la puerta principal y varios gritos de Sergei y el resto de mi familia me confirman que ha llegado el momento de enfrentar todo. Por suerte ya tengo todo calculado.

—¡Petya! —me llaman desde el gran salón—. ¡Ven aquí, maldita sea!

Bueno, que empiece la segunda parte del plan.

_____________

Tipo de narrador: omnisciente.

Sergei le da a Petya una mirada de desaprobación cuando ella y Sky entran al gran salón. Ya ha sido informado de lo sucedido, y el simple hecho de que Petya haya traído a su bastarda, la cual es una Harris, ya da mucho de qué hablar sobre su comportamiento. Los Harris no son bienvenidos y todos lo saben.

—¿Qué significa esto? —comienza Sergei—, ¿En qué diablos estabas pensando? ¡Cómo es posible que hayan tantas bajas en los Zakhvatchiki!

El resto de la familia permanece a un lado de Sergei prestando atención a la escena. Lev, Zinov, Odessa, Alexey y Lena ya estaban al tanto del plan, por lo que no parecen sorprendidos o confundidos como lo están Narkissa, Dmitry y Darya.

—Sky —Petya le habla a su hija—, ve con Narkissa a conocer el resto de la fortaleza. —Sky sigue mirando a todos con extrema desconfianza, por lo que Narkissa se le acerca y la conduce fuera del salón en dirección al segundo piso. En el camino se encuentran con el bastardo menor de Sergei, que se queda escuchando la discusión.

—¿Quieres saber qué sucedió, Sergei? —Petya habla ya sin Sky cerca—. Hice lo que tenía que hacer, recuperé a mi hija y capturé a Benjamín. ¿Y sabes por que? Porque ya es hora de tomar mi mando. Ya tengo heredera, ya demostré mi potencial y ahora no hay ningún impedimento para obtenerlo.

Sergei se ríe irónicamente.

—Vaya, vaya. ¿Y pensaste que eso era suficiente? —niega con la cabeza—. ¿Desde cuándo los Petrov actuamos así? Te follaste a un Harris, escondiste tu embarazo e hija, volviste a estar con él y luego lo entregaste. ¿Qué clase de plan es ese? Solo lo hiciste porque te viste sin salida, no lograste nada.

Petya siente que se le calienta la sangre, pero se controla.

—Al contrario —dice con seriedad—. Logré capturar al Harris que tú no pudiste atrapar, también descubrí que alguien quiere hacernos daño. ¿Y sabes, Sergei? Tus opiniones valen una mierda para mí, valen una mierda para nosotros. Yo seré quien dé las órdenes de ahora en adelante.

Sergei mira en todas direcciones confundido al ver que entran muchos Zakhvatchiki y Lev, Zinov, Odessa, Alexey y Lena se colocan detrás de Petya con los brazos cruzados.

—Los mandos son nuestros, no de tus bastardos y así como tú tomas decisiones sin nosotros, nosotros también lo estamos haciendo —interviene Lev, mirando a los Zakhvatchiki—. Ya saben que deben hacer.

Los Zakhvatchiki esposan a Sergei.

Sergei aprieta las manos en puños sin apartar los ojos de Lev. Nunca imaginó esto de su parte.

—¿Debería aplaudirlos? —se burla—. Esto es asombroso, pero no me preocupo. Esto no va a quedar así, todo se les saldrá de las manos. Van a dejarle el control total a una inútil, que arriesgó a muchos Zakhvatchiki por un capricho, ¿de verdad creen que será una buena líder?

—¿Quieres hablar de caprichos? —Petya interviene—. Porque el que hiciste hace ocho años fue realmente vergonzoso.

La sonrisa de Sergei se desvanece al recordar a esas hermanas, especialmente a la mayor.

—Al menos yo no le doy importancia al padre de mi hija —continúa—, eso marca la diferencia entre tú y yo. Recuerda, Sergei: Sin sentimientos.

<<Sin sentimientos>> Sergei se repite eso mientras diseña su próximo plan. Para él, la unión familiar Petrov ya no existe, ahora solo queda la venganza. Todos sus despiadados intentos de fortalecer a su familia quedaron en el pasado; ellos no entendieron su forma de dirigir y con esta traición ya sabe a qué lado debe mirar.

—Claro ... no te importa el padre de tu hija... —es lo único que dice, luego se queda en silencio mientras escucha a Petya defenderse.

—Vamos a llevarlo al establo en el otro extremo de la fortaleza. —Zinov ordena a los Zakhvatchiki y ellos obedecen, empujando a Sergei. Casi toda la familia los sigue.

Sergei sabe que no lo pueden matar por no haber cometido nada contra los Petrov, así que no se preocupa por su vida.

Para nadie es un secreto que Sergei es de lo peor, es un hombre que nunca olvida, es sumamente rencoroso; ahora mismo solo piensa en hacerle pagar a su familia por esta humillación. Está surgiendo un nuevo enemigo para los Petrov, siendo el único que los conoce a la perfección y que no tiene nada que perder.

Cuando Dmitry se queda solo con Petya, no duda en acercarse a ella. Desde el día del ataque a la mansión Harris, Dmitry supo lo que su hermana escondía y nunca lo dijo por miedo. Él y Narkissa saben perfectamente cómo es su hermana mayor, quien no dudaría en desaparecerlos para conseguir lo que quiere.

—Así que todo era cierto —murmura—. Yo lo sabía de antes, pero ya no importa —Petya se cruza de brazos—. ¿Qué pasó con la parte de los Zakhvatchiki que no regresó? —pregunta tratando de entender lo qué pasó en su ausencia.

—Un error nuestro. Cuando capturamos al Harris mayor, enviamos a una parte de los Zakhvatchiki a revisar la casa porque sabíamos que tenían armas, ya que explotaron una bomba de humo, pero cuando entraron, la casa explotó con nuestros hombres adentro. Alguien debió activar alguna bomba.

Y sí, de hecho las explotaron. Avellano logró escapar y ver lo que sucedía a lo lejos. Y cuando vió que pretendían llevarse las bombas y artilugios, los activó a distancia con el controlador asignado por El hombre en caso de emergencia. Avellano es su asistente de fabricación y ya sabía qué hacer.

—Realmente tenemos un enemigo muy peligroso, pero si no es Corwin ni los Demir... ¿alguna idea de quién?

—Ya estoy cazando a una mujer que nos lo dirá todo. Cuando la tenga, la haremos hablar junto con el Harris mayor.

—¿Lo tienes aquí?

—Sí, en uno de los establos.

—Pero... a tu hija no le debe gustar la idea. Es su padre y...

—Ella no lo sabe, para Sky su padre se largó. Así que ten cuidado con lo que dices o puedo silenciarte. —Dmitry traga saliva al igual que el bastardo menor de Sergei, que sigue escuchando la conversación.

—¿Qué vas a hacer con él?

—Por el momento, trataremos de hacerlo hablar a las malas mientras aparece la mujer que lo delató.

El bastardo al oír eso, abre los ojos asustado. Están hablando del padre de la niña que le dió helado y no le parece justo que la engañen. Sin embargo, también piensa en sí mismo, si dice algo, el castigado será él.

—¿No le darán piedad? —pregunta, sabiendo ya la respuesta.

—Nunca la hemos dado, y él no será la excepción...

La verdadera intención de Petya siempre estuvo marcada desde el principio, su deseo de poder siempre la superó en todos los aspectos. Y desde que ideó su plan con Zinov, supo que tenía que quitarle el poder a Sergei, por lo que se podría decir que todo fue un éxito. Ahora solo necesita averiguar quién los persigue.

Solo debe atrapar a la mujer rubia que se ve en una foto que sus hombres lograron obtener, donde se puede observar quién es la traidora del equipo de Daimon.

☆☆☆☆☆☆

Nota:

Buenas, buenas.

Perdón por la demora, tuve algunos inconvenientes, pero aquí tenemos el capítulo .🤍.

Petya y su poder... ¿Pensaron que todo era estrategia? *inserte risa malvada*
¿Qué hará Sergei después de esa humillación?
Y lo más importante: ¿De qué mujer hablan?

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