11. Jugar con la mente.

Benjamín Harris.

Sonrío ajustando las mangas de mi camisa frente a un espejo. Ahora si todo va como yo quería. Ahora si conseguí lo que buscaba.

Ya sabía del ataque que iban a hacer los Petrov, el mismo Hombre fue quien les vendió las bombas y, como estaba previsto, Petya se presentó en el espectáculo. Guiarla a la trampa fue lo más sencillo, una simple manipulación de sentimientos me facilitó las cosas.

Sky está siendo su debilidad, y mientras Petya se la pasaba con ella, yo recopilaba la información que podía ver en su teléfono celular y en su auto. Obteniendo cosas muy valiosas, que serán de utilidad para la organización.

Esa siempre fue mi misión, tenía que observar y averiguar cosas sobre los Petrov. Y así lo estoy haciendo. ¿Algún sentimiento de culpa? No, ni el más mínimo. Esos sentimientos quedaron en el pasado, se quedaron con las humillaciones que recibí.

Cuando salgo de mi habitación, noto que Sky y Petya están juntas. Han estado juntas toda la mañana, pero eso no durará mucho. Nunca dura mucho e incluso si Petya dice que estará más presente, sé que es mentira.

—Bueno, es tarde —comenta Petya un rato después, lo que hace que Sky se ponga seria—. Me tengo que ir.

—Hasta luego. —murmura mi hija antes de abrazar a su madre por unos segundos y separarse de ella.

Entonces Petya dirige su atención hacia mí.

—Nos pondremos en contacto y no se te olvide la investigación. Recuerda que un día me prometiste ayudarme y estar de mi lado en los asuntos de nuestra hija. —no tengo idea de quién es el desconocido, por eso se lo dije a Petya, así tendrá que ayudarme a encontrarlo si quiere seguir con la farsa.

Si es que quiere disfrutar del poco poder que les queda a los Petrov. Petya podría salirse librada de todo esto, pero nunca ha estado donde debería estar, y no sacará ninguna ventaja de mí. Mejor la dejo que siga creyendo en mi estado de tristeza, que siga creyendo que me estoy rindiendo, cuando es todo lo contrario.

—Bien, estaré atento. —le digo antes de verla salir de la propiedad. Propiedad que Sky y yo desocuparemos dentro de un rato.

—Odio esto, hubiera preferido no ser una Petrova. Por eso nunca puedo estar con mi mamá. —Sky comenta a mi lado antes de suspirar. La miro y pienso lo mismo; mejor no haber sido hija de una Petrova. Al menos Sky no sabe la historia completa de Petya y yo, porque sé que en esa versión uno de los dos saldría completamente odiado por ella.

—No podemos hacer nada. Así hemos vivido y no podemos cambiarlo.

—Lo sé, mejor llévame —se abalanza sobre mí de repente para que la cargue. Yo lo hago, pero la miro con los ojos entrecerrados y ella se ríe—. ¿Te lastimé la espalda?, ¿Tu edad?

—¿Me estás llamando viejo? —pregunto y ella cierra los ojos; para luego, solo abrir uno y mirarme con diversión—. Solo eso me faltaba

—No, no —se baja de mis brazos—. Nunca te llamaría viejo, viejito. —comienza a correr, todavía riéndose, y la persigo por toda la casa, incapaz de evitar reírme de la forma en que se ríe y de las cosas que dice. Según ella, soy un hombre serio, pero afortunado por tener una hija como ella.

<<Ego no le falta>>

Al final no la alcanzo, pero si logro que prepare sus cosas porque nos tenemos que ir. Ella obedece y al cabo de un rato se sube a la camioneta con sus cosas. Mañana tengo que reunirme con El hombre y los Harper.

—Y por cierto, Sky. Eres adoptada. —bromeo mientras enciendo el motor de la camioneta y mi hija me mira ofendida.

—La traición... bueno eso quiere decir que me elegiste por encima de más niños. Sigo ganando.

•••

La reunión con El hombre fue rápida, solo hablamos del ataque que ya sabíamos que sucedería. El hombre se irá a Sendepolis ya que cree haber encontrado la propiedad oculta del abuelo donde hizo sus experimentos y, de ser así, podrá juntar las piezas faltantes para un buen estudio de la condición de Liam. También me contó sobre un avistamiento de Liam con una mujer y eso es raro, tengo que averiguar con qué tipo de mujer está ese idiota.

Otra cosa que me dijo fue que Eliot ha reforzado su sistema de seguridad, tengo que vigilar eso. No creo que sea el desconocido, pero algo debe estar tramando.

Al salir de la reunión, me subo a mi auto con Sky y les pido a los hombres de El hombre que me den la ubicación actual de Liam, así como la ubicación de Corwin para estar prevenido.

"Corwin dejó Centro de Diamond City para reunirse con los Demir"

"Tu primo está entrando al restaurante León por la calle 8"

Al estar informado, voy con Sky a ese lugar, ya que tiene hambre. <<Una excusa perfecta>>. Al entrar confirmo que Liam efectivamente se encuentra en el restaurante. Está con una chica, bastante atractiva, que me resulta familiar. He visto a esa mujer antes; por supuesto, ella es la hija del empresario que tiene una víbora por esposa. Esa familia perfecta siempre sale en periódicos y redes sociales.

—Mira al tío Liam, papá. —Sky me habla y eso hace que se me ocurra una idea para acercarme a ellos.

—Ve y saluda, Sky. —le ordeno y ella, dichosa de la vida, lo hace. Liam, por muy maldito que sea, siempre cuidó de Sky desde que la llevé a la mansión cuando las voces no lo atormentaban. Yo sentía que Sky le recordaba a Maddie. O tal vez al saber que él no podría tener hijos por obvias razones le daba ilusión ver a la bebé. <<Era solo un niño>>

Me mantengo distante por un momento mientras Sky habla con Liam y esa mujer. También pienso en lo que está haciendo Liam y por qué todavía no le he visto interés en destruir el negocio sucio. Tengo dudas de si se enteró o simplemente confundí las cosas. Si es así, tendré que encontrar una manera de hacerlo funcionar. Aunque lo más importante ahora es saber por qué está con la hija de una de las socias de ese negocio. No quiero pensar que esa mujer lo está manipulando, según tengo entendido ni el Sr. Campbell ni su hija saben de los negocios de Susan Barnes.

Me acerco a la mesa donde están los tres.

—Sky, vayamos a la mesa. —comento y centro mi atención en la chica de cabello castaño, no específicamente en ella sino en su celular donde tiene una imagen de "C.D.O". Eso me hace deducir que Liam va a actuar, pero al parecer no solo. ¿Esa mujer descubriría lo que hace su madre y planea ayudar a Liam? Y lo más importante: ¿Por qué veo marcas de chupetones en el cuello de Liam?

Puedo ver a la castaña mirándonos sucesivamente mientras Liam me aniquila con la mirada antes de ponerse de pie y hacerle señas a la chica para que lo siga. Luego se van, dejándonos la mesa.

Ese maldito Liam se esta follando a la hija de su ex socio, eso me sorprende, Liam no es un hombre que suele estar acompañado y menos con mujeres. Además, para que una mujer esté con él, es porque conoce sus alcances. Liam no permite intrusos, ella debe tener algo que la hace destacar ante él. Detrás de esa carita linda debe haber una maldad caótica, solo dos raros se soportarían mutuamente. Dos raros o dos almas oscuras y destrozadas. No los voy a molestar, los voy a dejar juntos para ver que alcances tienen ambos.

Después de comer en el restaurante, me dirijo al lugar donde los Harper se quedarán por unos días. Al llegar, nos encontramos con Sophia y Harper. Sophia nos sonríe, especialmente a mí.

—¿Todo va bien? —me pregunta y yo asiento.

—Aparentemente sí.

Sophia también saluda a Sky y viceversa. Sin embargo, ella no deja de mirarme y a Harper no parece gustarle mucho lo que hace su prima. A tal punto que le pide que se vaya con Sky para hablarme de algunos temas y ella obedece.

—¿Por qué prácticamente la echaste? —indago ya solos.

—Tengo mis razones, es raro de explicar, bueno, lo sabes: Nada de relacionarse demasiado.

—Suenas como novio celoso.

—¿Es eso una propuesta? Porque si es así, acepto.

—Nada de relacionarse demasiado, Harper. —repito sus palabras y él se toca el pecho con la mano.

—Mis sentimientos, Benjamín. Pero podemos salir en secreto. Un amor prohibido —se ríe y yo levanto las cejas—. Bueno, dejando de lado nuestro amor. Mi padre te está esperando en la oficina del segundo piso, quiere saber qué pudiste averiguar, también escuché que quiere que hagas equipo con un tal Cartier.

—¿Hombre nuevo? No había escuchado ese apellido antes.

—Creo que sí, aún no lo he visto, pero mi padre dice que es quien está buscando información sobre los Demir, ya que tu tío, bueno… ya sabes.

—Murió —terminó su oración—. Nos vemos luego entonces. —digo antes de caminar en busca de las escaleras que están al otro lado de la estructura.

Camino por un gran pasillo lleno de puertas con mucha confianza hasta que... una puerta se abre bruscamente y me golpea en la cara, haciendo que retroceda un paso y toque mi cara que arde por el impacto. <<Maldita sea>> Maldigo internamente.

—Las cosas se hacen a mi manera, yo soy quien se está arriesgando. No interfieran en mi trabajo, chicas. —espeta una mujer de aspecto infeliz antes de cerrar la puerta de golpe a sus espaldas. La mujer me mira mal y yo hago lo mismo.

—Tenga más cuidado, maldita sea —espeto, tocándome la nariz y notando que hay sangre en ella—. No busque un reporte.

—Lamento no haberme dado cuenta. ¿Va a llorar? —la rubia con mechones castaños me mira desafiante—. Y hágalo, sus amenazas no me asustan.

Me limpio la sangre e ignoro a esa altanera, pasando por su lado en busca de las escaleras. Mientras las subo noto pasos siguiéndome y, girando la cabeza por un segundo, veo que es esa mujer. Camina detrás de mí con los brazos cruzados. ¿Quién diablos es esa mujer? La única mujer que viene con los Harper es Sophia. Y lo más importante: ¿Por qué me sigue?

—¿Se le perdió algo? —le pregunto a la mujer ya estando en el segundo piso.

—A mí no, ¿y a usted?

—Entonces, ¿por qué me sigue?

—¿Disculpe? —da una risa burlona—. No se crea tan importante, no lo sigo, no se confunda.

Suspiro tratando de ser paciente.

—Entonces...

—Daimon —la voz de Charles Harper irrumpe en la conversación. Charles viene con su otro hijo en nuestra dirección—. Oh, veo que ya se conocieron —dice, y yo frunzo el ceño—. Gracias por venir, Cartier.

¿Qué?

—Solo estoy haciendo mi trabajo, Sr. Harper.

—¿Cómo que ella es Cartier? No se supone que era otro hombre. —pregunto, sin entender nada.

—No —es Lloyd quien habla—. La dama aquí presente es quien está tomando las tareas que Mark solía hacer. Señorita Cartier —se dirige a ella—, él es Daimon. Daimon —se vuelve hacia mí ahora—, ella es Rayven, Rayven Cartier. Una de las mujeres pertenecientes a la organización. Y, como lo hacía Mark, ella está a cargo de infiltrarse entre los Demir para observarlos.

Esto me toma por sorpresa. Nunca antes habían unido a los hombres con las mujeres de la organización.

—Las presentaciones serán más tarde, mejor vamos y nos muestras lo que lograste averiguar, Daimon —Charles ordena y yo asiento—. ¿Y que te pasó en la cara? —pregunta de repente y miro a la mujer de reojo notando que me mira de la misma manera.

—Nada.

Todos seguimos a Charles a una oficina.

—Esto es lo que logré averiguar —saco una memoria USB de mi bolsillo y se la doy a Charles—. Son cosas que encontré en el celular de la hija mayor de Zinov Petrov, bajé cosas necesarias y códigos. Solo queda que uno de los técnicos ingrese en su sistema para espiar las órdenes que se dan entre ellos. —obviamente no les di el número que usa para comunicarme conmigo, les di el número que usa con su familia. Número que desconocía. Además tengo entendido que Petya utiliza otro teléfono celular al momento de activar ese número, así que no tendré problemas.

—¿Cómo te las arreglaste para obtener esa información?

—Atacaron la mansión de Corwin y en medio del lío logré obtener el celular de esa mujer. Claro, sin que se diera cuenta y luego lo tiré en la propiedad. Así pensará que solo se le cayó. Yo mismo me aseguré de ver que lo tomara para que la toma de información nos sirviera a futuro. —miento.

—Buen trabajo. ¿Alguna otra novedad?

—No, solo esa.

—Bien. ¿Y los Demir, Cartier?

—En silencio. Continúan con su negocio de armas y están entrenando a sus hombres. Tengo la ligera sospecha de que están esperando a que los Petrov se debiliten para proporcionarles un gran golpe. Los Demir parecen ser débiles, pero puedo asegurarles por lo que he visto que no lo son. Ellos fueron los que tuvieron la idea de envenenar a los Petrov. Le dieron a Corwin una gran suma de dinero por eso. Adem debe tener un plan muy elaborado, pero no se lo cuenta a nadie.

—Los quieren sacar de sus casillas primero, y sin esas drogas lo conseguirán. Es por eso que los Petrov están actuando tan torpemente. —murmuro.

—Y no los atacan aún para que sigan creyendo que están en su mejor momento. —complementa la mujer.

—Y si los Petrov creen que están en su mejor momento, bajarán la guardia al no querer entrenarse y equiparse como deben hacerlo.

—Exactamente. Solo necesitamos saber cómo darán su golpe maestro para nosotros tener la delantera. —la mujer hace contacto visual conmigo y noto que tiene ojos azules, es un azul oscuro que es difícil de apreciar de lejos.

—Veo que se entienden bien en ese sentido —interviene Charles—. Ya saben que deben estar comunicándose los dos. Recuerda cómo trabajaste con Mark, Daimon.

<<Ella no es como Mark, nadie tendrá su lugar nunca>>

Después de decir eso, observo cómo Charles le entrega la memoria a Lloyd y abren la puerta.

—Después de revisar la información, les diremos con qué procederemos.

Asiento y observo a los Harper salir de la oficina.

—"Logré obtener el celular de esa mujer" ¿Tan fácilmente y en medio de un ataque? —la mujer chasquea la lengua—. Increíble que te crean eso, Demonio. Por suerte yo no lo hago.

—Es "Daimon" —la corrijo—. Y cuidado con lo que dices. Ya dije como sucedieron las cosas.

—Repítelo varias veces hasta que tú también lo creas —se coloca delante de mí con autoridad—. Los Petrov no son tan fáciles de engañar, solo una persona cercana podría engañarlos.

Doy un paso hacia adelante.

—¿Qué estás insinuando?, ¿Qué son mis amigos?, ¿Acaso los conoces para saber tanto sobre ellos? —hablo sin problemas, ya que estos edificios pasajeros nunca los equipan con cámaras ni micrófonos, eso sería malgastar dinero.

—Tal vez o tal vez no —con su mano me empuja para poder ir hacia la puerta—. Ten cuidado con lo que haces, Demonio.

—No sé quién diablos eres, ni sé de dónde mierda vienes. Pero te voy a dar una advertencia: no te metas conmigo y mucho menos en mis cosas. Ocúpate de tu puta vida.

—Baja el miedo, Demonio. —finaliza antes de irse.

Cuando ella se va, inmediatamente voy a donde están los técnicos y trato de averiguar quién diablos es esa mujer. No obstante, la organización no almacena datos personales ni fotografías. De hecho, no guarda nada salvo el nombre, la edad y el lugar de origen.

Rayven Cartier.
Veinticuatro años.
Silver city - Hilfixo.

Eso no es útil. Un rato después de no conseguir nada, veo a Cartier saliendo del edificio con un grupo de mujeres (supongo que son con quienes estaba discutiendo anteriormente). Se ve confiada y no voltea a mirar a nadie, solo sigue su camino.

Estás jugando donde no debes, Rayven Cartier.

☆☆☆☆☆☆

Nota:

Buenas, buenas.

Vaya, vaya, Benjamín lo tenía todo planeado... ¿Petya lo descubrirá? Y sobre esa mujer: ¿Quién será Cartier y cómo sabe de los Petrov?

¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top