Límite

¡Es viernes y las lectoras lo saben! 😌😌😌

¡Sorpresa para todos!

Ana27_ & MariaOrtega126 capítulo especial para ustedes. Gracias por estar aquí. Gracias en especial a ti, Maria, este fue un pedido muy particular 🤭🤭🤭 Dios las bendiga.

Este capítulo será divido en dos ya que cuando quiero darle fin a algo, las ideas vuelan 😂.
Como lo dije en el grupo de facebook, hay una chica que acertó en su teoría aquí y otra en el grupo, cuando llegue el momento diré quiénes fueron.
Ellas fueron las primeras, de ahí se derivaron más teorías cercanas, imagino que basadas en esas, pero sé quienes acertaron antes que las demás. Me gustó eso 😌.

Nos leemos el martes con la segunda parte «Límite»

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[Capítulo 17]

Parte 1

{Daemon}

La música sonaba a todo volumen en mis oídos, tenía los audífonos puestos y golpeaba el saco de boxeo como si la vida dependiera de ello. Usaba mis puños, brazos, rodillas y piernas en sí, para acribillar a punta de putazos aquel saco al que le había puesto un rostro imaginario. Los medicamentos que tomaba para controlar mi puta maldición no estaban haciendo el mismo efecto y Fabio, no quiso arriesgarse con otros ya que aseguraba que todo se debía a mi nivel de estrés tan alto.

El tiempo pasó después de aquel día en el que descubrí que el amor era una mierda y traté de concentrarme en mis estudios y fiestas organizadas por los chicos, pero no me bastaba para olvidarla. Aiden me decía que era increíble cómo esa chica se me metió bajo la piel cuando no hizo nada extraordinario para lograrlo, mas entendí que no se trataba de lo que hacías para ganarte el corazón de alguien, sino de cómo la vida quería joderte, entregándoselo en bandeja de plata a personas que no lo querían.

Mi saco solo tenía un rostro imaginario ya que no volví a ver a Sadashi para que me describiera al hijo de puta que aseguró que se follaba a Inoha y, podía averiguarlo sin ella, pero me evité eso para no joderme más de la cabeza, aunque igual lo hacía, pues no lograba sacarme de la mente a aquella chica y pensar en que otro la tocaba en mi lugar, hacía que perdiera mi mierda muy seguido.

— Dasher ya tiene todo listo para esta noche, asegura que llevará a los mejores culitos de Virginia Beach — avisó Aiden cuando ya íbamos en el Jeep, hacia nuestra casa en la playa.

El verano estaba en su apogeo, el calor al parecer le alborotaba las hormonas a todos, incluido a mí. Mi hermano volvió a ser el donjuán de siempre y las chicas celebraron por eso. Yo dejé mi abstinencia dos meses después de que Inoha desapareciera de mi vida, como si solo hubiese sido una alucinación y cuando mi estado maniaco llegaba, disfrutaba de las mujeres como si fuese un perro hambriento. Muchas veces intenté evitar el sexo, pero siempre llegaba a una etapa donde me era imposible, así como vivía una donde no se me apetecía para nada.

Esa noche, por ejemplo, me sentía como si me hubiesen inyectado más feromonas de las normales y pensaba solo en follar hasta que me doliera la polla.

Al llegar a casa notamos que Dasher ya tenía todo listo para recibir a los invitados, subí a mi habitación a tomar ducha e intenté relajarme un poco. Me sentía hiper elevado y al entrar en aquella ducha artificial, lo primero que imaginé fueron todas las veces que me follé a Inoha mientras nos bañábamos, eso bastó para que tuviese una tremenda erección y terminé masturbándome, pensando en ella.

Patético

Abrí mis ojos cuando escuché aquella puta voz en mi cabeza, luego de haberme corrido en mi mano; era la primera vez desde que estuve en la clínica, que volvía a escucharla y negué decepcionado. No podía ser cierto, no tenía que haber regresado a esa etapa.

Nacimos contigo, moriremos contigo.

¡Ni mierda!

Mascullé y terminé de bañarme, salí de la ducha y busqué mis medicamentos. Pensé en doblar la dosis sabiendo que la recetada no me haría nada, pero estaba consciente que hacerlo sin el permiso de Fabio, me podía causar más daño que bien, así que opté por no tomar nada.

— Los invitados están llegando — Aiden llegó a mi habitación, todavía estaba con la toalla enrollada en mi cintura. Asentí hacia él y tiré el bote con píldoras en la cama — ¿Las necesitas demasiado? — quiso saber y negué.

— No me harán nada, esta noche paso de ellas y mejor me pondré un buen pedo — avisé.

— Viejo, sabes que Fabio te ha dicho que cero alcohol — me recordó como si no lo sabía hasta de sobra.

Busqué un bóxer y me lo puse para luego buscar la demás ropa que usaría.

— Necesito la medicina, pero no me está haciendo nada y no puedo aumentar la dosis sin que antes me hagan estudios, así que mi única alternativa es beber hasta perder la conciencia por un rato. Lo único malo que eso me hará será que mañana no soportaré ni abrir los ojos, pero peores cosas estoy pasando — solté molesto, suspiró con fuerza y supe que me comprendió.

— Cojamos un buen pedo entonces y follemos hasta que las chicas se acaben — propuso y sonreí. Ese era mi hermano.

— Y sigamos con los chicos — añadí para joderlo.

— ¡Diablos, D! — exclamó dramático.

Bajé cuando estuve listo, nuestro jardín trasero en realidad quedaba frente a la playa y la piscina que teníamos fue preparada desde días antes para aliviar un poco el calor. Había más personas de las que esperaba y de inmediato fui recibido por sus saludos; por supuesto que la gente de mis padres estaba por todos lados y aseguraba que en esos momentos ya estaban integrados entre los invitados, fingiendo ser universitarios en busca de una fiesta. Dasher estaba al lado del Dj que contrató, llevaba un sombrero veraniego, calzonetas de playa y una camiseta de tirantes gruesos, en su cuello se iluminaba un collar de neón, en una mano sostenía el micrófono y en la otra una copa realmente alta con líquido azul, naranja y blanco; animaba a todos y aprovechaba para flirtear con las chicas desde ahí. Eran las nueve de la noche y el sol apenas comenzaba a esconderse, la música era acorde a nuestra edad y una variedad que a todos les gustaba; Lane y Aiden estaban en un bar improvisado, mi hermano tonteaba con una chica que se notaba que se la estaba poniendo difícil y Lane no dejaba su maldito móvil, de seguro mensajeaba con Leah o publicaba alguna tontería en sus redes sociales.

— Bueno, cariño. Si tienes novio, dile que te quedarás esta noche con tu mejor amiga — escuché a Aiden decirle tal cosa a la chica y negué. Le pedí un vaso de ron al cantinero y esperé por él.

— ¿Qué pasa si no tengo mejor amiga? — alegó la chica queriéndose hacer la desinteresada.

— Dile que te quedarás con tu mejor amigo gay, no me importaría fingir serlo si a cambio la paso muy bien entre tus piernas — la chica me miró un tanto apenada. Traté de no sonreír y dejé de mirarla.

En mi cabeza comencé a contar el tiempo que Aiden se tardaba para convencerla.

— Ni sueñes, en realidad tengo novia — refutó la morena, ya había llegado a veinte segundos.

— En ese caso...llámala y hacemos trío — lo vi tenderle su móvil. La chica sonrió divertida —. Les enseñaré lo rico que es meterse una de verdad — bebí un sorbo de mi ron tras oír aquello, para no reírme.

— ¡Jesús! No te das por vencido ¿cierto? — ya llevaba contando hasta cuarenta y sabía que esa vez, Aiden iba a batir récord — ¡Okey! Acepto solo si soy la única esta noche, quiero que seas mi amor de verano, ya que, por lo visto te gusta jugar a esos papeles — como lo dije antes, había vencido su meta anterior.

— Solo por esta noche soy tu prometido si eso quieres — soltó mi copia y besó el cuello de su cita esa noche.

Palmeó mi hombro y me dio un beso tronador en la mejilla para después irse con su amor de verano, terminé de beber mi trago y lo miré con detenimiento. Tenía una puta suerte al llevar una vida tan fácil y entendí mejor porqué se alejó de Leah, no era solo por lazos familiares sino porque ella pedía demasiado; eso de las relaciones no dejaba nada bueno y era mejor no complicarse la vida.

Al verlo irse con la chica, de seguro en busca de un lugar donde echar su primer polvo, noté a alguien escondida donde nadie se percatara de su presencia y al ver a mi hermano irse, lo siguió. Me sorprendió que hiciera tal cosa y no me podía creer que le pusiera ver follar a mi clon con otra, Sadashi me sorprendía cada vez más y decidí jugar su juego y seguirla sin que lo notara. Aiden y su conquista se metieron en un pequeño callejón que se formaba entre nuestra casa y la bodega, estaba demasiado ocupado para enterarse de que lo seguían o Sadashi estaba haciendo su trabajo como Sigilosa a la perfección.

La vi hacer mala cara al percatarse de lo que mi hermano hacía y empuñó sus manos con demasiada frustración, al parecer no le ponía mucho lo que aquellos dos estaban haciendo.

— No sabía que eras de las que les gusta el Voyeur — dije al estar cerca de ella y pegó un respingo.

— ¡Por la puta! — soltó.

— ¿Sorprendida, Sigilosa? — me burlé.

De inmediato me tomó de la mano y me alejó de donde estábamos.

En el camino antes de sorprenderla, pasé al lado de Dasher y le quité su bebida, esa noche todos habíamos decidido beber y me alegraba que aquel trago llevará el suficiente por ciento de alcohol, como para hacerme parecer muy divertido lo que esa loca hacía. Se detuvo hasta que nos alejamos bastante de donde mi hermano estaba y cuidó de que quedáramos ocultos de los demás.

— Y entonces, ¿te gusta tocarte mientras ves a Aiden follar con otras? — pregunté, alzó su rostro mostrándose altanera, pero sus mejillas medio rosadas me indicaron que se intimidó con mi pregunta.

— Qué gracioso — dijo y sonrió sin gracia.

— ¿¡Qué!? Lo has seguido al verlo venirse con esa chica y sé que no eres ninguna estúpida y sabes a la perfección a lo que venían. Así que, ¿qué quieres que piense?

— Piensa lo que se te dé la puta gana, pero al menos sé caballero para hablarle a una dama — reclamó, le di un enorme trago a mi copa y tras eso me reí de ella.

— Ya te he dejado claro que soy un cabrón y para intentar ser un caballero... debería de estar con una dama y... no la veo — abrí mis brazos señalando a mi alrededor y luego me encogí de hombros.

— No cabe duda de que superas tu idiotez cuando estás bebido — refunfuñó.

— Ya, mejor dime qué hacías en realidad siguiendo a Aiden y, por cierto, estás demasiado despistada como para no sentir que yo te seguía a ti. Creo que deberé informarle a madre de que una de sus súbditas comienza a tener fallos — solté solo para joderla, sus ojos se abrieron un poco más cuando mencioné a su maestra y sonreí de lado.

Di un trago más y vi que mi bebida ya iba a acabarse.

— Comienza a explicarte antes de que termine mi trago — advertí.

— Yo... — empiné la copa en mi boca y la abrí logrando que toda la bebida entrara de una, limpié la comisura de mis labios cuando un poco del trago se salió al terminar y tras eso sonreí petulante.

— Se acabó el tiempo, espera la llamada de madre — señalé lo obvio y comencé a caminar de nuevo hasta donde se encontraba mi copia.

— ¡Mierda! Casi succionaste ese trago, eso no es justo — la escuché quejarse — ¿Y a dónde vas? — preguntó y se puso frente a mí, no detuve mi paso y ella caminaba hacia atrás.

— A contarle a Aiden que tiene a una mirona tras su culo — su rostro palideció al oírme.

— Cabrón, altanero, imbécil y chismoso — dio unas palmadas ironizando que celebraba —. Te vas superando cada día — si antes me odiaba, creo que subí un nivel esa noche — ¡Joder! ¡Está bien! Tú ganas — se rindió y puso sus manos en mi pecho para detenerme, pude haber seguido mi camino con facilidad, pero quería oír su explicación —. Cuido a tu hermano, lo hago desde hace unos meses. Lo seguí porque debía asegurarme que esa tipa no fuera ninguna enviada de sus enemigos, debo investigar a cada mujer que se acerca él y tu maldito clon es tan promiscuo, que todavía no he terminado de investigar a una, cuando ya me añade otra a lista — soltó de golpe y aunque me causó gracia, también me dio curiosidad su molestia y forma de decir tales cosas —. Ya llevo a quince chicas este mes, dieciséis con la que está ahora y sí, estoy despistada y demasiado estresada. No lo sigo porque me gusta ver su culo mientras folla, lo hago porque debo protegerlo.

Llegué a sentir un poco de pena por esa chica.

— Hay más gente de las organizaciones cuidándolo esta noche, deja tu misión y bébete un trago conmigo — se sorprendió demasiado al oírme.

— No puedo dejarme ver por ninguno de ustedes y menos tomarme un trago — alegó.

— Pues ya fallaste porque yo te vi, además te estoy dando una orden, Sadashi Kishaba. Te espero en mi habitación, me lo dirás todo sobre tu misión o yo comienzo a decir todo lo que sé, empezando por Aiden — advertí y me di la vuelta para marcharme.

Medio giré mi cuello para verla y la encontré con sus manos en la cabeza, caminando de un lado a otro y despotricando mierda y media en su idioma. Negué y sonreí al intuir lo difícil que era para ella estar fallando en su misión y entendí que sí estaba demasiado estresada como para dejarse descubrir por un novato como yo. Sadashi se ganó mi respeto desde que se enfrentó a mí en aquel callejón y al descubrir que su forma ruda y fría de ser era muy parecida a la mía. Y, juraba que tras todo aquello existía un motivo significativo que la llevó a protegerse con esa actitud.

Lo sabía porque también era mi caso.

Algo en mi interior me decía que estaba tan jodida como yo y necesitaba una compañera así esa noche, así tuviera que chantajearla para hacerla ir a mi habitación y no para follar, no sentía ese tipo de atracción por Sadashi y estaba seguro de que era mutuo.

Llegué al bar y le pedí al cantinero una botella de lo más fuerte que tuviera, le avisé a los chicos que estaría en mi habitación y les mentí diciéndoles que había conseguido una buena follada esa noche para que no me interrumpieran.

— ¡Bien, viejo! Esta noche no dormimos hasta que nos quedemos secos — animó Dasher, tenía a dos chicas a su lado y lo acariciaban como si fuese una puta escultura —. Bueno... a excepción de Lane, quien tendrá que jalársela si quiere un poco de diversión — se burló de nuestro amigo, Lane solo nos mostró sus dedos medios.

— Es eso o arriesgarse a perder la polla si Leah se entera de que alguna chica se le ha acercado más de lo debido — me uní a la broma y enseguida me marché.

Pasé a la cocina por un poco de hielo y dos vasos, estaba seguro de que la loca ya me esperaba en mi habitación si sabía lo que le convenía y siendo cuidadosa, no dejaría que nadie más la viese. Y en efecto, no me equivoqué. La encontré viendo a través de la ventana, entre ausente y deseando algo. Era obvio que sintió mi presencia y por lo mismo me estaba ignorando, serví los tragos en los vasos y llegué a su lado hasta tenderle uno.

— ¿Cuántos años tienes? — pregunté, parecía más joven que yo y me intrigaba que tan pronto ya fuera parte de una organización.

— Veintitrés — respondió y tomó su trago de un sorbo.

No había tocado el mío así que opté por dárselo y me serví otro. Era mayor por casi un año y pico, puesto que cumpliríamos veintidós en tres meses más. Con Sadashi, Maokko y Lee-Ang, estaba comenzando a creer eso que decían de las asiáticas y su apariencia tan jovial.

— Eres demasiado joven para ser parte de una organización como esa — señalé. La vi sonreír de lado y con burla. Tal vez era que yo pensaba así porque no tenía intenciones de pertenecer a ninguna.

— Tengo entendido que tu madre era mucho más joven cuando le tocó liderar — informó. Madre me habló de toda su historia y las razones por las que entró a ese mundo, después de la maldita batalla a la que nos enfrentamos e intuí que era joven, pero jamás tocamos el tema de las edades.

Sadashi siguió concentrada en la fiesta y sentí que añoraba algo.

— ¿Has ido a este tipo de fiestas antes? — me miró al hacerle esa pregunta.

— No voy a hablar de mí, Daemon — zanjó.

¡Mierda! ¿Así se sentía hablar con una persona gruñona? Porque no tenía ni puta gracia.

— Hablaremos de lo que se me dé la puta gana, Sadashi. Así que responde — exigí volviendo a ser el cabrón que ella conocía.

Se tragó su frustración y palabras con el segundo trago y después se tomó el derecho de servirse otro. Bebí el mío y le tendí el vaso para que me sirviera uno, se le notaba que odiaba que la hiciera hacer cosas que no quería, a mí en cambio me causaba mucha gracia.

— No — murmuró como respuesta a lo que quería saber.

— Háblame de tu misión y no omitas ningún detalle, te prometo que nada saldrá de mi boca después de escucharte y si me has estudiado como supongo que los has hecho, sabes que soy peor que una tumba — suspiró con fuerza.

— En realidad, es mi castigo. Cometí un terrible error que casi pudo haber sido tomado como traición y me sacaron de las misiones más importantes. Perdí mi rango en La Orden del Silencio y me enviaron aquí como niñera — noté el dolor en su voz y supe que la organización era su vida entera.

— ¿Qué habría pasado si lo tomaban como traición? — pregunté con curiosidad.

— Me habrían asesinado — dijo casual —. La traición se paga con muerte — por un momento me quedé sin palabras y ella notó mi shock —. Manejamos secretos de estados, sabemos cosas que podrían provocar un caos o una guerra, ya sea entre familias o a nivel mundial. Así que se debe evitar a toda costa — explicó mejor.

— ¿Tenías un rango muy alto? — sonrió con tristeza y bebió más.

— Nuestra jerarquía está formada igual que la de la fuerza militar. En este caso, es tu madre quien ocupa el cargo de Almirante General, pues el Capitán General es el presidente. Yo estaba tres más debajo de la líder, mi puesto es conocido como Contraalmirante. Tía Sadashi estaba uno arriba de mí, es Vicealmirante y Caleb ocupa el de Almirante, es el segundo después de tu madre.

— ¿Y papá?

— Él se encarga de Grigori, quienes usan la misma jerarquía y ocupa el mismo cargo de tu madre — esas organizaciones estaban más estructuradas de lo que imaginaba.

— ¿Qué cargo tienes ahora? — su pequeña mandíbula se apretó demasiado al escuchar mi pregunta, sus ojos se volvieron brillosos y me dio la espalda.

— Si me consideran una súbdita, es solo porque tu madre... — se quedó en silencio un largo tiempo — ¡Puf! Como te dije antes, ahora soy una niñera — el fastidio destilaba en su voz.

— ¿Y crees que te lo mereces? Hablo de perder tu rango tan alto y que te desplacen casi a la nada.

— Sí, Daemon. Me lo gané a pulso — aceptó.

Seguimos hablando hasta que la botella se acabó y el alcohol en nuestro sistema nos hizo reír de verdad, descubrí muchas cosas relacionadas con las organizaciones de mis padres que antes no quise saber y también Sadashi me confesó que igual que Aiden, yo era protegido por una persona en especial. Así que disfrutó burlándose de mi reacción al enterarme que tenía una niñera o niñero, puesto que no me quiso decir nada más. Rato después, los dos ya estábamos muy pedo y ella demasiado cansada, tanto, que terminó dormida en mi cama.

No quise despertarla, estaba teniendo días demasiado difíciles con el cuidado de mi clon, así que la acobijé y dejé sola, puse el seguro en la puerta para que no la molestaran y me regresé a la fiesta. Ya me sentía muy borracho, pero seguí ingiriendo alcohol y disfrutando con los chicos. Aiden me preguntó sobre la chica a la que me había follado y me limité a decirle que la dejé muy exhausta y durmiendo en mi cama, cosa que le hizo creer que aquel falso polvo fue muy especial.

Me reí por eso y pensé en buscar un polvo de verdad, miré a cada chica que me guiñaba el ojo y me concentré en una de cabello negro y corto... no supe que sentí al reconocerla; a la vista de todos era una mujer muy diferente, con ese maquillaje tan exagerado, color de cabello y estilo tan distinto, pero yo me sabía de memoria aquellos rasgos y me fui detrás suyo cuando comenzó a perderse entre la gente. El alcohol en mi sistema y mi condición podían estarme jugando una mala pasada y hacerme alucinar de esa manera, era muy posible, mas no me importó.

La alcancé cuando llegamos al mismo lugar donde Aiden estuvo antes con su chica de esa noche, y la tomé del brazo para detener su paso.

— Me es increíble que te hayas atrevido a venir aquí — espeté, sus ojos no eran verdes, sino que marrón, pero era ella. No tenía la menor duda — ¿Cuánto crees que se tarde la gente de mis padres en llevarte hasta ellos y que esta vez sí te maten, Danik Black?

— No mucho, pero moriré feliz porque volví a verte — refutó y sus palabras me hicieron sentir cosas que no debía, acarició mi rostro sin permiso alguno y me odié por disfrutarlo —. Te he extrañado demasiado, Daemon. Mis mensajes no llegaron a ti desde aquel día y no me quedó más opción que venir a buscarte, sabiendo que puede ser mi último día con vida — las lágrimas salían de sus ojos sin parar en ese instante.

Lucía como una prostituta con ese disfraz que usaba, cerré mis ojos con fuerza cuando comencé a verla doble y me sentí más mareado que antes de seguirla. Esa noche me pasé con la bebida, Inoha — como la seguía llamando — me tomó de los hombros para estabilizarme cuando me fui de lado y sentí mi lengua demasiado pesada al intentar hablarle.

— Hay gen-te cui...cuidándome. Asssí que es mejor que no intentes alguna mierda — advertí con mi voz torpe.

Inoha sonrió y se puso de puntitas para poder besar mi mejilla, traté de mirarla a los ojos para descifrar sus verdaderas intenciones, pero el pedo que me cargaba me lo impedía.

— No te dañaré, te lo prometo. Solo te extrañaba — aseguró.

Mis defensas se fueron a la mierda cuando su olor invadió mi nariz y se metió por cada poro de mi cuerpo, yo también la había extrañado ¡Joder! La quería demasiado, a pesar de los meses separados, me seguía volviendo loco aún después de saber sus verdaderas intenciones. No podía sacármela del corazón tan rápido, follaba a otras pensando en ella y me hervía la sangre al imaginar que a ella la tocara otro.

Mi maldición no me hacía tan débil como esa mujer y sin contenerme más, la cogí del rostro y comencé a besarla, era como estar viviendo un sueño.

— Dime...dime si soy muy brusco, te juro por mi vida que pararé. No te dañaré de nuevo, nena — le aseguré entre besos y la metí en el callejón.

La tomé de la cintura y la impulsé para que envolviera sus piernas en la mías, estaba borracho hasta la coronilla, pero la sentía ¡Mierda que sí! Y me seguía sabiendo a gloria, ella era todo lo que mi cuerpo, mi mente y mi corazón deseaba en ese instante. Yo quería a esa maldita así me hubiese hecho mierda la vida, ese era un punto que no olvidada, mas qué hacía... ¡Demonios! ¿Cómo me la sacaba del corazón cuando la tenía refundida en lo más profundo? Era fuerte para muchas cosas, aunque no con eso, no con ella.

Me enamoré de una bestia y sabía que no era una como la del libro, ella sí era mala y no cambiaría por mí.

— ¡Demonios, Inoha! Te he extrañado — susurré, pegando mi frente a la suya — ¿Te estoy lastimando?

— No, no, amor — sus brazos envolvieron mi cuello y metió los dedos de sus manos entre mi cabello —. También te he extrañado, te necesito mucho.

— ¿Estás segura? — la bajé y de inmediato colé mi mano entre aquel corto vestido, encontré su entrepierna y acaricié su sexo por encima de sus bragas, el gemido que escapó de su boca hizo que mi polla casi rompiera mi pantaloncillo de playa.

— Muy segura — jadeó.

Volví a besarla y mientras lo hacía también hice a un lado sus bragas y la toqué piel a piel, estaba húmeda y mi dedo se resbaló casi como si estaba tocando el interior del Aloe Vera. Al ser tan pequeña, su coño también lo era y lo abarcaba con toda mi mano, así que aproveché eso para hundir mis dedos en su interior y acariciar su clítoris con mi palma.

Las manos de ella buscaron mi polla, el poliéster de mi calzoneta la dejaba marcarse a la perfección y, por ende, sentir su mano con más precisión. Los dos comenzamos a torturarnos con esas caricias hasta que Inoha me detuvo cuando estuvo a punto de correrse.

— Fóllame — suplicó.

No tuvo que pedirlo demasiado, liberé mi erección y la empotré a la pared. Ella ya sabía qué hacer, así que se acomodó para que pudiese subir su vestido, no quité su ropa. Estábamos al aire libre, pero era seguro que nadie nos vería, hice bien sus bragas hacia un lado y comencé a introducirme poco a poco en ella. A cada momento me obligué a no descontrolarme, aunque volver a sentirla me lo hacía difícil, mas prometí no dañarla e iba a cumplirlo. Pronto estuve completo en su interior y cuando me aseguré de que estaba cómoda, comencé a moverme en aquel vaivén que se sentía maravilloso cuando se trataba de ella.

— ¡Oh, Dios! — gimió en mi oído, hizo su agarre más fuerte en mis hombros y besó el lóbulo de mi oreja.

— Sí... ¡Oh, Dios! — concordé, no sabía si era por el tiempo separados o por qué, pero esa vez se sentía mejor.

Me hundí en su interior a como quise y besé su cuello y pechos cuando ella los liberó por encima del escote del vestido, estábamos perdiéndonos entre nuestros cuerpos. Éramos como la droga, tan adictiva, dañina y tóxica, pero tan necesaria como la Clozapina para mí en ese instante. Gruñí en cada empuje y la miré a la cara para asegurarme de que todo le gustara. Inoha me cogió el rostro y me besó con verdadera necesidad, sentí que sus paredes vaginales se apretaron y entendí que estaba a punto de correrse. Eso activó mi necesidad y minutos después los dos nos estábamos corriendo al mismo tiempo.

Volviendo a los días en que casi todo fue perfecto.

— Me vuelves loco, rubia — susurré en su cuello cuando me había calmado, todavía estaba en su interior.

— Lo sé — respondió con una sonrisa orgullosa.

Y algo en mi interior me gritaba que hubiese sido mejor que aumentara la dosis de mi medicamento, porque habría sido menos letal.


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