Epílogo
silvigmc04 & tamara2404 ¡Feliz Cumpleaños! Que Dios las bendiga y les dé muchísimos años más de vida. Gracias por haberme apoyado con Daemon.
Angelikin10 tefery2017 GAXAYA012 PeaceAndLoveJB LisC14 YiluTorres Gracias a ustedes también por apoyarme con este segundo libro de la saga Orgullo Blanco que hoy llega a su fin. Espero leerlos en Caos 😊
Hoy sí, llegamos al final de este libro. Ansiosa por comenzar una nueva aventura, pero también por tomarme unos días de relajación total 😁😁😁
Les avisaré pronto cuándo iniciará Caos, los espero ahí.
Nuevas sopresas se avecinan, gracias a todos por el apoyo que me siguen dando.
Pd: Mañana es el lanzamiento en digital de Corazón Oscuro, no lo olviden. Para quienes aún no conocen la historia de los líderes natos de Grigori y la Orden del Silencio, pues la trilogía Corazón los espera 🤭🤭🤭😉😉😉
Pd2: Epílogo largo.
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Meses antes...
Isabella y Elijah se fueron para el cuartel, tras terminar la primera sesión de electrochoques a la que Daemon fue sometido; al llegar ahí fueron recibidos por Marcus y Maokko, la pareja siempre trabaja junta, al igual que Elijah e Isabella. Maokko avisó a su amiga y jefa, que su sobrina se hacía cargo de la custodia de Danik y les habló de los detalles de cómo atraparon a Caleb. Todo se debió a que Sadashi le informó a su tía de muchas cosas que averiguó en sus pequeñas misiones, mismas que le hizo saber a Caleb y él nunca mencionó a los demás. Eso hizo sospechar a Marcus, quien decidió ir a enfrentarlo junto a otros miembros de Grigori; llegaron a casa del rubio y lo descubrieron allí junto a la mujer que tanto buscaron y jamás encontraron.
Hasta ese momento entendieron la razón, era protegida por un Sigiloso, lo que casi significaba buscar una aguja en un pajar...hasta que el pajar se desmoronó y descuidó.
Por supuesto que Caleb luchó por Brianna, diciéndoles que nada era lo que ellos creían, pero por algún motivo se negó a explicarles más y cuando Brianna lo vio rodeado y dispuesto a morir por protegerla, decidió entregarse para evitarle la muerte.
— Entiendo que se haya enamorado de ella, pero no que me traicionara así — espetó la castaña, muy triste y decepcionada, pero también enfurecida como la peor de las fieras — ¿Han reunido a Danik con su madre?
— No, los hemos mantenido separados para que no puedan planear nada — explicó la asiática mayor.
— Bien, llegó la hora de reunirlos — espetó Elijah.
— Quiero hablar antes con Caleb, vamos con él — pidió Isabella y sus dos acompañantes asintieron.
Su corazón latía acelerado cuando más se acercaba hasta el salón donde pidió que llevaran al rubio, a su mente llegaron recuerdos del pasado, cuando tuvo que enfrentarse a una situación similar y fue el verdugo de un compañero al que también consideró amigo. Aquello todavía la desbastaba y si su hijo no hubiese caído en la condición que estaba, por culpa de la traición de Caleb, consideró que tal vez no hubiese sospesado el volver a actuar como años atrás.
Cuando entraron al salón, vieron a Caleb sentado en una silla, con los codos recargados en sus rodillas y cogiéndose la cabeza con verdadera frustración y preocupación; tenía un pómulo inflamado y su labio cortado, pruebas de que luchó mucho para no acabar en sus manos. Como Sigiloso, debía estar consciente que no era el único inteligente de la Orden y sus actos tarde o temprano iba a ser descubiertos.
— Al parecer, tus súbditos te han considerado mucho — espetó Elijah al verlo. Caleb se puso de pie de inmediato.
Pero no tan rápido como para poder esquivar el golpe de Isabella, quien le propinó un puñetazo que le hizo girar el rostro.
— ¡Linda, escúchame! — gritó.
Isabella se volvió una diabla y lo atacó tal cual lo hacía con sus enemigos, Elijah sonrió al presenciar aquello, siendo que uno de sus sueños más antiguos, se estaba cumpliendo.
— ¿Llamo a alguien para que nos ayude a separarlos? Porque tú con esas manos, no podrás — señaló Maokko y Elijah negó.
— Deja que se desahogue — soltó tajante.
— Lo supuse — inquirió Maokko con una sonrisa divertida.
Caleb solo trataba de esquivar los golpes, sin llegar a dañar a su amiga, pues entendía aquella reacción; imaginó que llegarían a eso tras creer que la traicionó y sí, él también aceptaba que parte de la situación de Daemon se debía a su culpa, por no hablar cuando tuvo que hacerlo.
— ¡Hijo de puta! ¡Jamás lo esperé de ti, Caleb! ¡Nunca de ti, que viste cuanto sufrí cuando me traicionaron! — Isabella lo golpeaba con más intensidad mientras gritaba tales cosas.
Caleb vio a Elijah y Maokko disfrutar de aquel espectáculo y supo que no lo ayudarían, todos lo creían un traidor.
— ¡Déjame hablar! ¡Joder, Linda! ¡Deja que te explique lo que he hecho! — volvió a pedir.
En un momento dado, Caleb logró contener a Isabella y detuvo sus ataques. No sería por mucho tiempo y estaba sabedor de eso, así que dijo lo que tenía que decir antes de que aquella mujer ordenara que lo mataran, sino es que lo hacía ella misma.
— ¡Isabella, me enamoré de Brianna tras ayudarla a escapar a ella y a su hija de un infierno al que las condenaron! ¡Inoha no es Danik! ¡Brianna jamás dejó que su hija conociera a los Black y mucho menos le habló de ti y tu familia!
— Qué mierda de excusa es esa — soltó Elijah —. Y suelta a mi mujer antes de que sea yo quien te muela a golpes exigió.
Su condición no le permitiría tal cosa, pero contaba el que supiera intimidar con sus palabras y actitud.
— ¿Recuerdas la misión en Londres a la que me enviaste hace seis años? ¡Mierda! — preguntó y se quejó cuando soltó a Isabella y ella le propinó un último puñetazo.
— ¡Sí! — gritó su amiga y lo empujó con fuerza — ¡Así como recuerdo que mi hijo acaba de salir de una sesión de choques eléctricos y yo estuve presenciando todo! ¡Recordando cuando aquel mal nacido me electrocutó a mí! ¡Y todo eso también es tu puta culpa!
— ¡Y lo sé! ¡Mierda que sí! Pero escúchame, Isabella. Tengo una explicación, solo hice lo mismo que tú con tus hijos, protegía a mi hija ¡Joder! — gritó.
Isabella, Elijah y Maokko lo vieron sin poder creer lo que salía de su boca. Era demasiado increíble que Caleb tuviese una hija.
— ¿Tú hija? — cuestionó Elijah.
— No de sangre, pero mi hija en el corazón — aseguró el rubio.
Limpió la sangre que salía de su boca y suspiró al ver que por fin iba a obtener la atención que antes pidió.
— Trae a Brianna — pidió Isabella a Maokko y ella asintió.
— No la dañes, deja que me explique — suplicó Caleb.
Ni Isabella ni Elijah respondieron, pero al no girar órdenes, la mujer no sería tocada. Minutos después, Maokko llegó con Brianna e Isabella se quedó de piedra cuando la mujer corrió y se arrodilló ante ella, abrazando sus piernas y llorando a mares.
— No te ha traicionado, te lo juro. Mi hija no te ha dañado, no la mates — Brianna sollozaba con intensidad, Isabella no pudo ni respirar.
Dejó que Caleb llegara y la levantara, vio que él odió que la mujer hiciera tal cosa, que repitiera lo que años atrás hizo por otro tipo que sí era un mal nacido. Isabella no era de las que deseaba o esperaba que se le arrodillaran para suplicarle por algo y esa mujer ya lo había hecho dos veces. La primera vez no le importó, pero en esa ocasión se sintió miserable porque no solo se trataba de una mujer pidiendo por la vida de su marido, sino de una madre rogándole por su hija. Y ella como madre sabía lo que era eso.
— Siéntate y no te levantes de esa silla — le exigió Elijah a Brianna.
Ella hizo lo que le pidió, viéndolo como su antiguo verdugo, el demonio que estuvo a punto de acabar con su vida si su mujer no lo hubiese impedido.
— Habla — exigió Elijah a Caleb, sabiendo que Isabella seguía estupefacta por lo vivido minutos atrás.
— Me enviaste para infiltrarme con la mafia inglesa — comenzó el rubio, viendo a Isabella —. Brianna buscó la manera de proteger a su hija cuando se enteró de que los Black la buscaban, para reclamar por medio de ella una venganza y a Karma, el club que por órdenes de Lucius le pertenecía a Derek — sus vivencias se fueron al pasado, recordando a Derek, el padre de la chica y a Lucius, el líder nato de los Vigilantes y el mayor de los mal nacidos —, pero cayó en manos de un hijo de puta peor. Cuando me gané la confianza del jefe, me ofreció como regalo a una virgen; tuve que fingir que aceptaba y cuando entré a la habitación de aquel burdel de lujo, me encontré con una niña de catorce años, muerta del miedo por lo que estaba a punto de sucederle.
» Me rogó para que no la dañara, me suplicó para que no la tocara y solo pude sentir un puto asco por lo que ese hijo de la gran puta hacía. Le prometí a esa niña que no la ultrajaría de esa manera y la hice que hablara de todo lo que estaba pasando; esa pequeña respondía al nombre de Danik Less y me confesó que estaba ahí porque su madre ya no pudo evitarlo, puesto que en palabras del imbécil que se hacía llamar su padrastro: «Había dado el punto exacto para servir en su burdel». Mi misión era hacer caer a ese mal nacido, mas no podía ignorar la situación de la chica, no después de asociar su nombre y apellido a Brianna Less, la mujer que enviaste lejos porque tu corazón no te permitió asesinarla. Así que cambié mi objetivo y rescaté a Brianna y su hija, las llevé a Italia ocultándolas de ti y me aseguré de que no tramaran nada en tu contra; los días pasaron y con la convivencia, me enamoré de ella y su hija se convirtió en la mía. Y te juro por mi vida que nunca han hecho nada para dañarte y si no dije nada, es porque igual que tú, yo buscaba alejarlas de sus enemigos y los míos y, sabía que si te enterabas de que estaban conmigo, las verías como un peligro para tu familia.
Isabella estaba pasmada tras oír a Caleb, Brianna lloraba recordando todo lo que tuvo que pasar seis años atrás y Elijah solo pudo ponerse en el lugar del rubio, sabiendo que él habría hecho lo mismo o más por aquella mujer y su hija.
— Mi nena no sabe nada de ti y tu familia, tampoco de los Black. Con el tiempo y luego de irme de aquí, comprendí que fui manipulada y mi destino me lo gané por ingenua y por lo mismo, condené a mi hija a una vida de mierda. Fui violada por los amigos del que creí mi salvador, todo con tal de que jamás tocaran a Danik y ahí entendí lo que pasaste por culpa de Derek y que en verdad fue él quien me castigó con ese destino — Isabella tomó asiento al escuchar a Brianna.
Estaba confundida y demasiado extasiada al escuchar semejantes barbaridades.
— ¿Quién es Inoha? — cuestionó Elijah.
— Es hija de Derek y una bailarina de Karma — respondió Brianna —. Un desliz que le perdoné por estúpida y porque me aseguró que el bebé que aquella mujer llevaba en su vientre, no era de él. Jamás la reconoció y tampoco la quiso, el maldito juraba que no era suya.
— Pero al no encontrar a Danik, buscaron a esa bailarina y su hija — añadió Caleb —. Cuando secuestraste a Brianna y su hija, la pequeña solo tenía dos años, lo pusimos en el informe; eso me llevó a investigar a Inoha, ya que ella aseguraba tener la edad de los clones. Inoha Nóvikova es un año mayor que Danik y solo tenía cinco años cuando su madre se dejó seducir por la propuesta de David Black, le prometió la vida de Brianna, algo que la mujer añoró siempre y, las comodidades que como su nuera merecía. A Inoha la sometieron a terapias intensas con una psicóloga y ella se encargó de hacerle creer que era Danik Black y su madre Brianna Less. La niña tenía una mente fácil de dominar a excepción de que nunca respondió bien al nombre de Danik.
— ¡Mierda! — farfulló Elijah.
Si de enfermos se trataban, los Black encabezaban la lista a excepción de Amelia y Darius.
— ¿Pero por qué me ocultaste eso? — inquirió Isabella a su amigo — Pudiste haberme dicho la verdadera historia de Inoha.
— Si lo hacía, ibas a querer saber sobre el paradero de Brianna y su hija. Te conozco demasiado, Isabella; querrías traerlas aquí y desenmascarar a David, Brianna todavía debe huir de los ingleses quienes también están detrás de mi culo. Danik aún sufre las secuelas de su vida con ellos y me prometí protegerla de todo y todos. Veo a esa chica como hija, esta mujer es mí mujer y siento en el alma lo que le sucedió a Daemon, sin embargo, al igual que tú, yo solo busqué proteger a mi familia. Ponte en mi lugar, Linda; sé que no te es difícil — Isabella lo miró a los ojos y solo encontró verdad y miedo —. Te juro por lo que más amo, que son ellas dos, que nunca en mi maldita vida te he traicionado.
Caleb llegó hasta ella y la tomó de las manos. Ambos se convirtieron en hermanos y compañeros después de años vividos.
— Siempre he estado para ti, manteniendo mi promesa de darte lo que necesitas, así no lo quieras. Como cuando dejé que el idiota de tu marido te atrapara para que te salvaran la vida ¿recuerdas? — Isabella tragó con dificultad y bajó la mirada.
Era difícil olvidar todo aquello.
— Te oculté mi verdad, para salvar a una chica y a una madre que han tratado de sobrevivir en medio de la tempestad y si no quieres apoyarme en esto, lo entenderé. Solo déjame seguir protegiendo a mi familia, ellas no te han lastimado. Créeme por favor — suplicó.
Isabella estaba demasiado vulnerable tras lo sucedido con Daemon y solo trató de contener las lágrimas. Tal vez Brianna no la culpaba de lo que tuvo que vivir con su hija, pero ella no se sentía libre de culpa. Y le creyó a su amigo, no podía evitarlo.
— ¿Dónde está Danik? — quiso saber. Se limpió una lágrima que se rehusó a quedarse en sus ojos.
— Comenzando una nueva vida lejos de aquí, con un nombre diferente e ignorando que su madre y su nuevo padre, están a punto de morir — aseguró Caleb.
— ¿Y te dice papá? — los interrumpió Elijah.
— Se siente raro que lo haga, pero sí — respondió el rubio.
— Te daré un voto de confianza esta vez, pero mantente alejada de mí y de mi familia — anunció Isabella hacia Brianna.
A la pobre mujer le regresó el alma al cuerpo al escuchar tal cosa, porque las leyendas sobre la reina Grigori no indicaban que fuese piadosa, pero al parecer, se equivocaron.
— Te prometo que no sabrás de nosotras después de este día — se atrevió a decir Brianna.
— ¿Qué pasará conmigo? — preguntó Caleb.
— Encárgate de tu mujer e hija. Asegúrate de que estarán a salvo e incorpórate a La Orden cuando te cerciores de que ellas no volverán a hacerte comerte una cagada más, pero eso sí, estarás vigilado por nuestra gente. Ya sabes que esto debe ser así y más ahora que estamos pasando por un mal momento con Daemon — avisó Elijah.
Miró a Isabella esperando que alegara, mas se quedó en silencio.
— Puedo ponerme en tus zapatos — dijo rato después, justo cuando se decidió a salir de aquel salón.
Se tardaría en procesar lo que acababa de descubrir, pero se lo dejaría al tiempo ya que en ese momento solo deseaba estar para su hijo, para sus hijos.
— ¿Qué pasará con Inoha? — le preguntó Maokko.
Miró a Elijah pidiéndole apoyo, puesto que descubrir que a pesar de su maldad también era una víctima, le quitaba las ganas de quererle hacer todo lo que tenía pensado.
— Si es por mí, mátala — respondió él.
Isabella se estremeció.
— ¿Ella sabe que no es Danik y su madre no es Brianna? — le preguntó a Caleb.
— No podía decírselo sin poner en riesgo a Danik, si ella informaba que yo le di esa información, haría que los ojos de David se posaran en mí y era posible que descubriera que yo protegía a su nieta. Solo le solté ciertas cosas para que la chica investigara a fondo sobre su vida, pero al parecer, su abuelo siempre logra engatusarla — dijo el rubio e Isabella asintió.
— ¿Crees que asesinarla sea un buen castigo? — Caleb trató de no sonreír al escuchar a su amiga, porque lo estaba tomando en cuenta y eso valía mucho para él.
— Si tú me dejas, puedo tratar de hablar con ella y explicarle las cosas como de verdad son y si aun así no entiende, no habrá otro camino que la muerte, pero antes podríamos mostrarle que Daemon sí salió adelante y que es feliz sin ella, porque estoy seguro de que será así y no habrá peor castigo para Inoha, que ver feliz al chico que intentó destruir.
Isabella miró a su marido tras escuchar a Caleb, para nadie era un secreto que Elijah se iba por el camino fácil y más cuando tocaban a su familia, mas Caleb tenía un buen punto y necesitaba torturar a Inoha, aunque esa vez con la verdad.
— Ponle un dispositivo de rastreo y esta vez la decodificación la sabré solo yo — pidió a Maokko y ella asintió.
Haría que Inoha supiera la verdad, pero también que se muriera de frustración por no haber logrado su mayor objetivo, porque la muerte sería muy poco para ella después de todo lo que ocasionó.
— Y busquen a la madre, con ella terminaré lo que empecé contigo — a Brianna se le pusieron los pelos de punta cuando Elijah ordenó que encontraran a la progenitora de Inoha, y la miró a ella. Haciéndola retroceder años atrás y sintiendo la muerte muy de cerca —. La pondré a bailar una última vez — aseguró y sonrió con maldad.
Isabella lo observó descubriendo al demonio del cual se enamoró casi veintitrés años atrás.
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Meses después...
Hacía un mes ya, en el que Daemon se había instalado en la casa de sus padres en Newport Beach y, se incorporó en la empresa White de su madre; Elliot era su tutor y mayor apoyo en esa nueva ciudad. Sus padres le llamaban a diario, pero su hermano a cada momento y lo había llegado a visitar a cada dos fines de semana. Sin duda alguna, Aiden era el que más sufría con su decisión, pero lo apoyaba a pesar de todo.
Al final sí se tatuaron la flor de Loto y el tatuaje terminó siendo más grande de lo esperado, pero se sentía feliz con el resultado, sobre todo al ver la foto que tenía en su móvil; estaba abrazado con su clon, tenían el torso desnudo y ambos hacían que las mitades que poseían de aquella flor, se uniera de forma perfecta.
Daemon tenía la suya en su costado derecho y Aiden en el izquierdo, el tatuador de su padre hizo una obra maestra con ellos, puesto que su Loto era azul con los pétalos medio abiertos y el de Aiden uno rojo en todo su esplendor, pero se compaginaban a la perfección al unirlos.
La vida en Newport Beach era más ajetreada y por momentos extrañaba la tranquilidad de Virginia, pero no pensaba en irse. Iba a seguir ahí hasta que el destino decidiera lo contrario.
— ¿Listo para irnos? — preguntó Lucas. Había conocido al chico en la empresa.
Cuando lo vio por primera vez, Lucas lo saludó con demasiada emoción y Daemon se avergonzó por no reconocerlo, pero le explicó por el proceso que pasó y que lo hizo olvidar mucho de su vida.
«— Te conocí en una fiesta hace meses».
Mintió Lucas en ese momento, ya que imaginó que si Daemon se sometió a los choques eléctricos, era porque su vida se había complicado y no vio bien decirle que en verdad se conocieron en una clínica de salud mental.
«— ¡Mierda, viejo! No me digas que te follé — soltó Daemon al recordar lo que Dasher le dijo.
— ¡Diablos, no! Estás muy guapo, pero no eres mi tipo, hermano — aseguró Lucas con una risa divertida —. Tienes mucho brazo, hombros y poca cadera, además, tus piernas están peludas y prefiero la suavidad de un dulce coño o la calidez de una boca femenina — Daemon también rio con la explicación del tipo que en ese momento se convirtió en su amigo».
— Listo — respondió D y tomó sus cosas.
Lucas le había mostrado lo mejor de la ciudad, pero era momento de enseñarle lo importante. Ambos eran bipolares y para suerte de Daemon, Lucas era un miembro antiguo del grupo de terapia al cual debía unirse, mismo que le recomendó Dominik D'angelo.
Su vida había mejorado después de las terapias con electrochoque y se sentía normal, pero eso no significaba que iba a descuidarse de su salud, sobre todo porque no quería volver a recordar nada luego de lo que leyó en el diario de su tía Amelia, algo que su antiguo Daemon dejó para el renovado.
«Muchas veces mamá nos dijo que las novias eran monstruos y que nos alejáramos de ellas. A los quince años descubrí que había sido su mentira para no perder a sus pequeños, mas hoy a casi un mes de cumplir veintidós, he descubierto que madre siempre tuvo razón.
Hoy quince de octubre me he dado cuenta de que monstruo, sería una palabra muy suave para describir a ciertas mujeres, y sobre todo, a la chica de la cual me enamoré. Sus ojos verdes me prometieron esperanza, su rostro de ángel me dio paz, su cuerpo perfecto me hizo conocer el paraíso y su corazón me hizo creer que era mía y yo suyo. Sin embargo, detrás de su perfección descubrí putrefacción y me hizo descender al peor de los infiernos.
Sé que en algún momento leeré esto: Deseo olvidarla a ella y a todo lo que me hizo, pero no quiero olvidar mi peor error para así no volver a cometerlo. Jamás te enamores, Daemon Pride White, porque si vuelves a hacerlo, te condenarás a la peor de las miserias. Te lo digo yo, tu pasado sumido en la más cruel miseria, rogando para cerrar mis ojos y no volver a abrirlos».
Cuando descubrió tal cosa escrita con su letra, lo único que hizo fue comunicarse con Dominik; él le explicó que le había dado el diario la primera vez que recibiría electrochoques y entonces se convenció de que fue él mismo quien hizo tal cosa. Se dejó una advertencia y al recordar sus momentos antes de entrar a la oscuridad, lo hizo entender que la magnitud de su caída fue demasiado peligrosa.
Y prometió hacer caso a su consejo.
— Hola, cariño. Traigo a una nueva víctima — escuchó decir a Lucas cuando entraron al local instalado en una plaza de tiendas y consultorios.
Iba caminando detrás de su amigo y no vio a quien le decía aquello, pero negó y sonrió tajante.
— Ni soy tu cariño ni aquí es matadero, así que no digas eso, Luquitas, por favor — la voz era fina y divertida, sobre todo al llamar a Lucas de esa manera.
— Dejaré de decirlo cuando tú me llames Lucas — advirtió el chico.
La risa de la chica inundo el lugar. Daemon posó sus ojos en ella cuando Lucas se hizo a un lado y la reconoció casi como si la hubiese visto el día anterior, solo que esa vez su cabello era rubio oscuro, sus ojos azules se enmarcaban con delineador negro y pestañas espesas; las pecas en su nariz y mejillas estaban a la vista. Tal vez había perdido unas libras, pero su cuerpo seguía siendo rollizo, fuera de los estándares noventa, sesenta, noventa. Vestía una falda que llegaba debajo de sus rodillas y se pegaba a sus piernas y caderas y, una blusa blanca muy delicada que dejaba al descubierto sus brazos y las mariposas tatuadas en uno de ellos.
— Eres la chica del aeropuerto — soltó con seriedad cuando ella le regaló una sonrisa.
— Y tú mi héroe de las maletas — repuso la mujer, en ese momento con una sonrisa tímida.
— Daemon Pride White, la nueva víctima — se presentó. Extendió su mano hacia la chica y notó que la había intimidado con su actitud fría.
— Rahsia Brown, la asistente del dueño del matadero — respondió ella y unió su mano con la de él, pero la alejó de golpe cuando una especie de choque eléctrico la atacó en cuanto sus dedos se rozaron.
El toque hizo un sonido chispeante, las mejillas de Rahsia se enrojecieron y los ojos de Daemon se oscurecieron.
Algo acababa de suceder entre ellos, pero ninguno lo entendió.
Era el destino creando su nueva jugada, la física y química luchando entre sí, la energía de ambos uniéndose y demostrando que estaba ahí...
Dispuesta a ser peligrosa y letal o segura y celestial.
Continuará...
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Dejo abajo la imagen de las dos primeras chicas que acertaron en sus teorías, fue divertido leerlas todas :-)
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