Confundida
eylennflores0799 ¡Feliz Cumpleaños! Que Dios te bendiga y cumpla todos tus éxitos. Gracias por estar aquí, apoyándome en una nueva entrega.
Gracias a todas y todos los que siguen aquí, queriendo saber más de nuestro clon gruñón.
Disfruten de este nuevo capítulo.
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[Capítulo 2]
{Inoha}
Desde aquel encuentro con el chico Pride me había sentido muy confundida, era demasiado extraño cuando se ponía en su plan frívolo y por un momento me sentí muy mal por aquel miedo que vi en sus ojos en el instante que me tocó. A mí me causó de todo, menos miedo, pero al parecer él opinó otra cosa.
De nuevo estaba experimentando sensaciones diferentes, en la universidad me sentí tranquila y contenta de volver a verlo, en el gimnasio los nervios casi se apoderaron de mí y los escalofríos en mi cuerpo casi me gritaban que estaba frente a alguien muy diferente e intrigante y no se equivocaban, Aiden era muy distinto en su plan gruñón y hasta un patán al ignorarme cuando le quise decir algo y siguió su camino como si le hubiese hablado al culo.
Los días pasaron y con ellos tuve noticias de mi familia, mi abuelo había querido verme y cuando nos encontramos en una ciudad muy lejana de donde me encontraba, me demostró que seguía siendo un hombre serio y con mucha dificultad para mostrar su afecto, aunque fue cordial y con eso me bastaba.
— Demian está emocionado de volver a verte, quiso acompañarme hoy para darte la bienvenida, pero tuvo algunas cosas que hacer y prometió buscarte pronto — avisó mientras nos tomábamos un café. Me sentía extraña al estar rodeada de tantos hombres con caras de asesinos, nerviosa de poder ser su próxima víctima y lo único que lograba tranquilizarme era que por órdenes de David Black, mi abuelo, yo también era protegida por ellos.
Demian era primo de mi fallecido padre y teníamos la misma edad, en el pasado nos criamos juntos y hasta fuimos los salvadores de mi abuelo cuando estuvo a punto de morir en un ataque de sus enemigos. Era por esa razón que nos convertimos en sus favoritos y si no me hubiese ido con mi madre a Rusia, quizá me habría hecho parte de su organización al igual que Demian.
— También me emociona verlo, dile que no tarde — pedí y asintió —. Abuelo, sé que tus ordenes son claras, pero es un poco aburrido dedicarme solo a estudiar y trabajar cuando estoy perdiendo tiempo en lo importante — me quejé y sonrió.
— No estás perdiendo tiempo, cariño. De hecho desde que llegaste marcaste a tu primer objetivo y estoy tan feliz por eso que decidí verte en el momento que recibí los informes. Solo te pido que sigas haciendo todo como hasta ahora, cuando Demian te busque te llevará más noticias — tuve que conformarme con eso e imaginé algo que no me sentó bien del todo.
Aiden no había sido solo una mala coincidencia después de todo.
Me fui de aquel lugar rato después y uno de los hombres de mi abuelo se encargó de llevarme cerca del apartamento que compartía con Alana, pensé en todo el camino sobre lo jodida que podía ser la vida al ponerme frente a un chico tan extrañamente encantador y que mi objetivo en la vida fuera joderlo por culpa de un pasado que tal vez no fue su culpa, pero que me dejó sin padre.
Me seguí encontrando al chico durante los siguientes días y casi me vuelvo loca cuando tuve que enfrentarme a sus cambios de humor tan drásticos, hasta que un día decidí ser muy clara con él. Era mejor alejarlo y así también me haría las cosas más fáciles.
— ¿Sabes lo cansado que es ser amable contigo cuando estás con ánimos de ser igual y lo mierda que siente que otras veces me trates con la punta del zapato? — dije llegando a su Rubicon, estaba en el estacionamiento de la universidad y jugaba algo en su móvil.
Esa vez de nuevo tenía su cara de culo y usaba una camisa diferente a cuando me saludó horas antes, me escrutó con sus ojos cargados de hielo y tras eso bufó y siguió en su juego.
— ¡Puf!¡Perfecto! Ahora también eres un irrespetuoso — sin pensármelo me acerqué a él y le arrebaté el móvil de las manos, acción que lo sorprendió en demasía — Odio que seas así, Aiden y me fastidia que no me pongan atención cuando hablo.
— No soy Aiden — zanjó y su tono casi me paralizó.
— Ah, qué bien. Eres su doble ironicé y casi sonrió cuando dije aquello.
De pronto una idea comenzó a formarse en mi cabeza y mis mejillas ardieron de la vergüenza. ¿Sería posible que él...?
— ¡Ey, pequeña rubia! — el gruñón frente a mí miró a mis espaldas y creo que yo pasé de estar roja a blanca en segundos.
— No. Me. Jodas — susurré, pero era claro que el chico frente a mí me escuchó.
El tipo que me había hablado se colocó justo al lado de quien yo creía que era Aiden y casi me voy de culo, era evidente que no tenía ningún doble, pero sí una copia casi perfecta a diferencia de sus personalidades y la calidez y frialdad que cada uno poseía en sus ojos.
— ¿Recuerdas que te dije que en algún momento te explicaría todo? — hasta ese momento estuve segura de quien era Aiden y de la vergüenza pasé a la ira en un nanosegundo, más al verlo rascando su cabeza como un niño travieso descubierto en su travesura.
— ¿¡Es en serio!? ¿¡Y después de que me has hecho pasar por todo esto!? — pregunté indignada y vi su pena.
— Puedo explicarte todo — aseguró y reí satírica.
A su gemelo no le caía en gracia lo que estaba sucediendo y lo vi ponerse muy tenso cuando vio que su hermano intentaba excusarse conmigo casi como un novio cuando la caga con su chica.
— ¿¡Qué me vas a explicar!? ¿¡Que tú y tu hermano me vieron la cara de estúpida con este juego de niños traviesos!?
— Te juro que no fue eso, lo parece sí, pero las razones son distintas. No te enojes, pequeña — pidió.
— Te espero dentro — avisó el chico a su lado, estaba furioso y no podía ocultarlo.
Al parecer yo nunca noté la diferencia, pero mi cuerpo y mi corazón sí, ya que reaccionaban diferente cuando el gruñón hablaba o me miraba.
— ¡Claro! Vete y alude tu culpa — satiricé cruzando mis brazos a la altura de mis pechos.
Él estaba más cerca de mí en ese instante y cuando hice tal cosa su mirada se desvió a mi escote por una fracción de segundo, me sentí casi desnuda en ese momento y descrucé los brazos en seguida.
— No te he hecho nada, tú fuiste la tonta que jamás se enteró que tenía a personas diferentes frente a sus narices, así que no quieras culparme. En todo caso arregla tus cosas con tu Aiden — su tono seco y pedante salió a la luz.
Retrocedí un poco después de eso y lo vi irse y subirse al coche, estaba demasiado molesto como si al que le vieron la cara de idiota hubiese sido a él.
¡Perfecto!
— No te dije nada porque quise darle la oportunidad a mi hermano de que se disculpara contigo, por haber sido tan imbécil el día que nos cruzamos en el semáforo — habló Aiden, miré hasta donde estaba su hermano y los ojos de él me encontraron en ese momento. Me dio una mirada molesta y no apartó su vista hasta que yo no pude sostenérsela más.
— Créeme que jamás tuvo intenciones de disculparse — solté.
— No es eso, Inoha. Te lo juro, es solo que Daemon no se relaciona fácil con las personas.
— Daemon — susurré su nombre cuando lo supe, vi que Aiden medio sonrió cuando pasó tal cosa.
— Creo que le interesas — lo miré con mis ojos demasiados abiertos cuando señaló tal cosa —. Ha querido molerme a golpes desde que sabe que te llevas bien conmigo — sentí cosas locas con aquella declaración y negué en mi interior para controlarme. Daemon era un frívolo cavernícola y lo único que de seguro le interesaba de mí era seguirme rebajando con esa forma de ser tan tosca que tenía —. Perdóname por no haberte dicho nada, solo quería que él enmendara su error.
— Ya olvídalo, al menos ahora sabré a quien debo hablarle y a quien no — señalé —. Nos vemos después, tengo mucho que procesar — dije y besé su mejilla sin esperar a que dijera nada.
Me di la vuelta para irme a mi lugar a esperar a Alana y di gracias cuando vi que ya estaba ahí y observaba interesada a donde yo había estado. Me seguía sintiendo molesta y avergonzada por lo sucedido, aunque comprendí la buena intención de Aiden. Sin embargo, era claro que su hermano no deseaba disculparse por nada conmigo y en lugar de demostrar que le interesaba como Aiden dijo, Daemon parecía querer matarme cada vez que me tuvo cerca, ese día sobre todo.
— Recién llegas y ya estás de golosa con los gemelos Pride — me sentí más tonta al saber que Alana sabía de ellos y no se me ocurrió mencionarle en ningún momento lo que me pasaba. Así al menos habría estado preparada para lo que tuve que descubrir.
— Nada de golosa, esos chicos son como niños y me jugaron una muy mala broma — expliqué.
— Cuenta todo — pidió y lo hice tal cual.
Ella se reía divertida de mis vergüenzas y casi la golpeé cuando no paraba de hacerlo, pero me detuve al escucharla hablar todo lo que sabía de ellos y lo interesantes que resultaban ser los dos. Eran chicos procedentes de una familia con dinero, aunque no sabía nada de sus padres y en ese instante sentí un poco de alivio y esperanza de que no fueran quienes intuí.
Según Alana, Aiden era el más amigable de los dos — cosa que comprobé de primera mano —, pero también un picaflor empedernido y dispuesto a follarse a todas las chicas de la universidad, aunque en los últimos días estaba más calmado que de costumbre. Daemon a parte de ser gruñón casi no se relacionaba con chicas y según mi amiga, se rumoraba que podía ser gay, información que la pasé como un trago de hiel por mi garganta. Sin embargo, deduje que podía ser cierto después de cómo me había tratado.
— Es una lástima si llega a ser cierto porque ese chico así con su frialdad y todo... me parece demasiado interesante. Es como el tipo malo que muchas deseamos — rodé mis ojos cuando dijo eso.
— También el que muchos quieren — le recordé.
— Algunas chicas aseguran que han estado con él y desmienten a morir esos rumores — avisó y bufé una sonrisa.
— Como sea, espero no tener que cruzármelo de nuevo — justo cuando dije eso jugueteé con el móvil en mi mano y lo sentí más gran que el mío.
Cuando lo miré me di cuenta que jamás le devolví el suyo a Daemon después de arrebatárselo y tuvo que irse tan molesto como yo, ya que ninguno se dio cuenta de nada.
— ¡Joder! — bufé y Alana me miró desconcertada. Iba a preguntarme qué me pasaba, pero en ese momento el aparato en mi mano vibró con una llamada entrante y en la pantalla se desplegó el nombre de Aiden — Acabo de darme cuenta de que no lo devolví — dije cuando descolgué.
— No te preocupes, solo quería asegurarme que lo tuvieses tú — avisó.
— Dile a tu hermano que lo siento, se lo devolveré mañana — en ese instante recordé que era viernes y volvería a clases hasta el lunes — ¡Joder! — me quejé y escuché a Aiden reír.
— Estaremos en el gimnasio a las cinco de la tarde, si puedes me lo envías con tu amiga — propuso, Alana podía escuchar ya que el volumen era alto y negó.
— No voy a trabajar ahí hoy, tengo que servir en una fiesta esta noche. Pero si quieres vas a dejarme y te quedas mi coche para que se lo puedas entregar tú — propuso y asentí.
— Te lo llevaré yo — avisé.
— Me parece, te espero ahí entonces aceptó y tras eso nos despedimos.
Cuando finalicé la llamada vi que en la pantalla de bloqueo se desplegó una imagen, era de una mujer muy bonita y elegante junto a una chica como de dieciséis años, ambas tenían un leve parecido y eran igual de hermosas. No obstante, ver esa foto no fue de mi total agrado y presioné el pequeño botón en el lateral del móvil para que se apagara.
Horas más tarde estaba escogiendo la ropa que usaría y Alana se burló de mí diciendo que tenía mucho interés en estar bonita para ir a entregar un simple aparato, me avergoncé porque era la verdad, casi actué sin pensar en el momento que saqué los atuendos que pensaba ponerme. Pero algo cambió desde que me enteré que aquel tipo serio era Daemon y yo no le era de su agrado, en mi interior deseaba cambiar esa situación y que ese hombre me llegara a ver al menos como lo hacía su hermano.
— No suelo acceder a estás cosas y la chica que vivió antes conmigo se fue precisamente porque no toleré que lo hiciera, pero... tú me caes muy bien, Inoha. Así que si las cosas salen bien con la entrega de ese móvil, pues puedes llevar a ese guapo gemelo a casa — le di un golpecito suave en el brazo cuando dijo tal cosa.
— Acepto que tengo la vanidad de que me vea guapa, pero no pienso en llevar a nadie al apartamento así que despreocúpate — ambas nos reímos de lo que dijimos y se despidió de mí cuando la dejé en la mansión que esa noche trabajaría.
Ya eran las cinco de la tarde y estaba a media hora del gimnasio, así que me sentí orgullosa de mí misma al no estar ahí de manera tan puntual, pues no quería que pensaran lo que no quería. Casi a las seis estaba llegando a mi destino y cuando me estacioné me di cuenta que no tenía el número telefónico de Aiden, así que no me quedó más remedio que activar el móvil de Daemon y rogué para que no tuviese patrón o algún tipo de contraseña. Para mi buena suerte el chico era práctico y pude entrar con solo deslizar la pantalla de bloqueo, me fui a la últimas llamadas y copié el numero de Aiden en mi móvil y marqué de inmediato.
— ¿Diga? — respondió con cautela.
— ¡Hola! Soy Inoha, estoy en el estacionamiento con el móvil de tu hermano, agarré tu número de ahí — expliqué rápido, se escuchaba muy agitado e imaginé que era por su rutina.
— ¡Ok! ¿No te molesta que sea él quien vaya a recogerlo? Sé que aun debes seguir molesta por lo que pasó e iría yo a recogerlo, pero estoy en la tercera repetición de mi segunda serie y odio interrumpirlas — dijo con diversión y no le creí demasiado.
— Con que no quiera asesinarme suficiente — dije y lo escuché reír —. Estoy en un Honda rojo a tres coches a la derecha de tu Rubicon.
— ¡Perfecto! — respondió y corté la llamada de inmediato.
Saber que esos chicos eran personas tan diferentes me hizo sentir muy nerviosa, me bajé del coche notando de pronto que me ahogaba en el pequeño espacio y respiré profundo el aire fresco que gracias al cielo había esa tarde. Estábamos todavía despidiendo el invierno, pero algunos días se sentía mucho frío y otros una calidez deliciosa; en ese momento sentí las cuatro estaciones del tiempo en todo mi cuerpo en cuestión de segundos.
¡Quince minutos después!
El dueño del maldito aparato no aparecía y me estaba molestando mucho, así que caminé hasta su coche decidida a dejar el móvil sobre el capó y no me importaba si lo encontraban o no; encima de que se burlaron de mí, Daemon era muy descortés y me sentí ridícula por arreglarme demás para verlo.
— ¡Ey! Así que tú eres mi nueva socia — un chico alto, de cabello rubio y cuerpo muy trabajado se acercó a mí. Era muy guapo, descarado y parecía divertirle algo.
— ¿Perdón? — dije extrañada al no saber de qué hablaba.
— Soy Dasher y tú debes ser la descarada que se quedó con el móvil de mi chico — mis ojos casi se desorbitaron, mi corazón se aceleró como loco al escucharlo decir tal cosa y muy en el fondo sentí una desilusión muy terrible.
Al final los rumores eran ciertos.
Y enfrentarse a una novia celosa era una cosa, pero enfrentarse a un novio.... ¡Mierda! Quería que la tierra me tragara en ese momento. Dasher era hermoso, Daemon muchísimo más y solo pude pensar y entender lo que muchas chicas en ese momento: era un tremendo desperdicio de hombres.
— Lo-lo siento mucho, t-te juro que no fue mi intención — titubeé al hablar, sentía mucho terror de que a pesar de ser un hombre, actuara como una chica loca y me cogiera del cabello pensando que quería quitarle a su novio.
— Eso espero — advirtió y entrecerró los ojos al verme, no estaba enfadado sino más bien divertido y eso me desconcertó.
— Tengo que irme y otra vez, discúlpame me despedí rápido.
No esperé a que dijera algo y casi corrí hasta el coche de Alana. Mi corazón seguía desbocado y decepcionado.
¡Joder! Y yo como estúpida me vestí para impresionar y la impresionada terminé siendo yo.
No era justo que un hombre siempre se quedara con lo mejor de ellos.
{Daemon}
No estaba preparado para volver a verla, Aiden me había explicado de mil maneras que no tenía ningún interés en esa chica y le creía, pero al parecer ella pensaba diferente y actuó como una mujer con ganas de llamar la atención cada vez que estuvo cerca de mí o de él y eso me hacía sentir muy molesto.
Por primera vez quería ser el único en el que una mujer se interesara.
Mi hermano insistió en que fuese a recibir el móvil, sin embargo, le di la misma tonta excusa que él utilizó cuando hablaron: no quería interrumpir mi rutina.
— Pero es tu móvil, viejo — se quejó cuando le dije que fuera él.
— Sí, y fuiste tú quien me puso en esta situación al no decirle que éramos gemelos — alegué. Dasher se rio de nuestra discusión, él y Lane ya estaban al tanto de todo.
— Bien pudiste aclarárselo tú y no lo hiciste, ya que aunque te hagas el rudo, esa cosita bonita te interesa más de lo que serás capaz de admitir — no dije nada y me senté en la prensa para piernas.
A veces Aiden no tenía ni idea de las consecuencias de sus actos y yo estaba a segundos de demostrarle que las que ocasionó no eran buenas, pero me contuve porque tenía razón, la molestia que sentía era más conmigo mismo por no haber parado su juego.
— ¿Puedes ir tú por mi móvil? — pregunté a Dasher.
— Solo si no te importará luego el pago por ser tu mandadero — respondió y sonrió con picardía. Ese idiota era como un niño metido en ese enorme cuerpo y su acción no presagiaba nada bueno —. Esa cosita bonita puede ser demasiado intimidante, si te niegas a ir tú por tú móvil y si es así...pues quiero darle una lección por incomodar a mi bebé — Aiden soltó sus mancuernas y comenzó a reírse por lo que estaba oyendo.
Ellos y mi falta de interés por las chicas fáciles eran los culpables de los rumores que se crearon en la universidad.
— Ya deberías haber madurado, imbécil — mascullé.
— ¿Quieres o no, el móvil? — inquirió ignorando mi insulto como siempre.
En mi interior sabía que era mejor que fuera yo, pero en verdad no me sentía capaz de volver a verla. No cuando ella ya sabía que no era su Aiden.
— No me hagas una cagada — advertí.
— No prometo nada — repuso y se fue.
— Sí te hará una cagada — señaló mi clon.
Lo sabía, mas no le daría importancia.
El lunes estaba de nuevo en la universidad, Dasher se había dormido así que íbamos tarde a nuestras clases y justo cuando cruzamos para llegar a nuestro salón nos encontramos a Inoha quien casi impactó con Dash, pero él fue listo y logró esquivarla.
En serio era una tonta.
Y mucho.
Susurraron ciertas voces en mi cabeza.
— ¡Ey, socia! Debes tener más cuidado — le dijo mi primo, ella palideció al verlo y más cuando se percató de mi presencia detrás de él.
Me miró por unos segundos como con incredulidad y derrota, no entendí la razón, aunque sí que respondí a su mirada, pero dejó de mirarme en cuanto Dash carraspeó y volvió a palidecer.
— Lo siento — dijo rápido hacia el rubio y pasó por mi lado, huyendo casi como si hubiese visto a una novia celópata a punto de matarla.
— ¿Qué mierda hiciste? — quise saber al verlo reír divertido y se encogió de hombros.
— Vamos tarde a clases — recordó muy a su conveniencia y se fue dejándome ahí, pensando en qué broma le había jugado a aquella chica para que actuara así.
Casi lo golpeo cuando más tarde me enteré por Lane, que le había hecho creer a Inoha que éramos pareja; se defendió diciendo que me advirtió antes de ir por mi móvil y nunca le di importancia a esos comentarios hasta que ella comenzó a creerlos. En otra situación me hubiese causado gracia los juegos de mi primo, mas no en esa ocasión, me importaba demasiado que me creyera heterosexual.
Me fui a mi habitación esa tarde con la intención de estudiar, pero desde hacía unos días las voces en mi cabeza estaban más parlanchinas y me era difícil concentrarme, así que haciendo caso a los consejos que recibí de tía Amelia, en un diario que dejó para mí en el pasado, saqué mi cuaderno de dibujo y comencé a trazar líneas hasta que una vez más tenía frente a mí a Tristeza.
Le había dado forma a mis voces, pero era a ella a quien más dibujaba ya que muchas veces se encargaba de que mantuviera los pies sobre la tierra, irónico cuando también se ocupaba de empujarme a la oscuridad en cuestión de segundos.
Traté de acostumbrarme a ser inestable, me refugié en los entrenamientos que mis padres me hicieron tomar, en el ejercicio, los deportes al aire libre, la meditación, las medicinas, la acupuntura, las sesiones con Dominik — mi psicólogo — y todo lo que recomendaban para ser un bipolar ordenado, pero muchas veces también me cansaba de querer mantener el control sobre mis emociones y era ahí cuando todo comenzaba a decaer. Mi vida era casi como subir a la cima solo para dejarme caer desde ahí, por simple gusto, como una necesidad.
Y tras ver las primeras señales al dibujar a tristeza y tras ella a sus compañeras, comprendí que ya casi había llegado a la cima una vez más y estaba a punto de dejarme caer en picada.
Estoy ansiosa por verte.
Susurró con su voz apagada y sonreí. Muerte y Dolor y estaban furiosas, Esperanza y Felicidad al fin iban a tener su momento, muy corto, pero estaba seguro que harían de las suyas para aprovechar todo el tiempo que les permitiría.
Vi el Litio y el Risperdal que descansaban en mi escritorio y los tomé entre mi mano, tan pequeños, poderosos y hasta mortales. Dos simples píldoras que muchas veces me salvaban y muchas otras retrasaban lo inevitable.
— ¡D, ni te imaginas quienes están abajo! — Aiden entró en mi habitación sin tocar, miró los frascos entre mi mano y su mirada cambió de una sorprendida a triste — ¿Los necesitas ya? — quiso saber y negué.
Lo cierto era que no siempre recurría a la medicina química ya que no me gustaba depender de ella, esa era la razón de realizar mucha actividad física.
— Solo las estaba observando — aseguré y puse los frascos en su lugar — ¿Quiénes están abajo?
Sonrió como un niño emocionado.
— ¿Recuerdas que me encargaría de buscar a alguien para que limpié la casa? — asentí — Resulta que Nadia me recomendó a una amiga — Nadia era una mujer que trabajaba en el estudio fotográfico de madre, misma con la que tuve una aventura a pesar de la diferencia de edades — y le pedí que le dijera que viniera hoy. La encargada de limpiar nuestro hogar será Alana y trae con ella a una pequeña ayudante — bufé una sonrisa al entender todo.
Era increíble que esa chica casi se me estuviera apareciendo hasta en la sopa.
— Deberías aclararle que no eres gay y bajar antes de que Dasher la siga jodiendo — recomendó.
— Que crea lo que quiera, no me importa — mentí —. Pero bajaré antes de que ese idiota siga haciendo de las suyas y me lo llevaré al gimnasio para tener una buena pelea — mi hermano me miró divertido sabiendo lo que iba a suceder —. Tengo mucha tensión que sacar y lo haré con quien me la provocó.
Me puse de pie y decidí guardar mi medicina bajo llave, Dasher no era el causante de toda mi tensión, pero sí quien pagaría por ella.
Llegamos justo cuando Alana y Inoha se disponían a comenzar con su trabajo, nos miraron a ambos y las mejillas de la pequeña rubia se sonrojaron mucho sin siquiera haber comenzado con el ajetreo, no había pasado antes cuando vio a Aiden o me creyó él, mas sí en ese instante y su reacción me provocó cierta satisfacción.
Dasher se acercó con la intención de seguir con su maldita broma y por una vez decidí seguirle el juego y usarlo a mi favor.
— Te estaba buscando, cariño — dije hacia él y se paró de golpe —. Necesito sacar mucha energía esta tarde — añadí y crují mi cuello, sabiendo que él entendería a la perfección de lo que hablaba — y tú eres el indicado.
— ¡Mierda! — se quejó y sonreí de lado.
Inoha y Alana nos miraron estupefactas, de seguro estaban imaginando todo lo que dos chicos homosexuales podían hacer para sacar tanta energía, Dasher en cambio sabía a la perfección lo que yo hacía para liberarme un poco.
De pronto comencé a sentir como si me dieron un chute de energía y después de experimentar tanta confusión, estaba sintiéndome como el dueño del puto mundo.
El cambio había comenzado.
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