Bipolar

LeilaCaant gabypozot marysalvat83

¡Feliz Cumpleaños! Dios las bendiga y cumpla todos sus sueños. Les deseo lo mejor de la vida y que un día tan especial lo pasen rodeado de sus seres amados.

caroliaann ¡Feliz Cumple... A no, a ti no 😂😂😂 Aquí está tu cap. Hoy si lee tranquila.

Feliz miércoles a todos chicos y chicas. Disfruten una entrega más de esta bella historia.

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[Capítulo 6]

{Inoha}

Los días siguientes a mi encuentro con Daemon, casi me hicieron pegarle un par de patadas en su bonito culo. Fue más cabrón que de costumbre y cuando nos encontramos en el gimnasio, pasó de mí como si nunca nos hubiésemos cruzado, como si unos días atrás no nos hubiéramos dado el revolcón de nuestras vidas al menos para mí lo fue —. Actuaba como un verdadero hijo de puta y me sentí como una estúpida por haberle abierto las piernas, pero — y ahí iba esa dichosa palabra — el tercer día apareció justo donde dejé mi coche, mismo que compré en esos días. Me sorprendió verlo recostado en el capó, destilando chulería a morir y cuando me vio llegar, sonrió como el mejor de los arrogantes.

Mi corazón golpeó mi pecho como un loco, queriendo huir de aquel peligro, mi cerebro lo alentaba a hacerlo, mas sus débiles señales no fueron nada para mis piernas y me quedé anclada al suelo sin saber qué hacer. Ese día estaba más feliz que de costumbre, sus ojos brillaban con diversión y el gris en ellos era dos tonos más oscuro de lo normal, dejando que el miel reluciera como oro. Me invitó a ir por algo de comer y mi boca casi se desencajó, puesto que apareció como que si fuéramos una pareja que nunca atravesara por problemas. Demás estaba aclarar que no me dejó darle un no por respuesta y terminamos en una pizzería, hablando de lo que hice dos días atrás y dejando de lado las razones por las que fue un completo capullo conmigo.

Esa tarde dudé de que él de verdad fuera Daemon y si no hubiese sido por el color de sus ojos, quizás me habría atrevido a preguntarle si era Aiden. Me estaba dejando ver un lado que no creía que existía y hasta era capaz de hacerme bromas; horas después lo fui a dejar a su casa ya que habíamos ido en mi coche y cuando nos despedimos, se limitó a darme un beso en la mejilla, muy cerca de la comisura de mis labios. Esa acción me enloqueció y deseé cogerlo de la camisa y estampar mi boca en la suya, pero me contuve sabiendo que todavía teníamos muchas cosas por aclarar.

El cuarto día llegué a su casa junto a Alana para limpiar y tras terminar, él apareció y no dejó que me fuera. En su lugar me invitó a ir a caminar a la playa y cuando tuvo la oportunidad me cogió de la mano. Me puse muy nerviosa por aquel acto y tras eso recordé lo que le dije días antes en la universidad y me reí.

— ¿Qué es tan gracioso? — cuestionó.

— Me estás cortejando — señalé con burla y se encogió de hombros con una leve sonrisa en su rostro.

— Quiero volver a follarte — mis ojos se desorbitaron cuando dijo tal cosa.

¡Mierda! Ese chico hacía que odiara la sinceridad y la necesitara al mismo tiempo.

— ¿¡Me tratas bien solo por eso!? — pregunté entre indignada y divertida al ver que el se reía de mi reacción.

— Y porque te lo mereces, discúlpame por como he sido estos días. No he estado siendo yo en mis cincos — soltó y creo que su disculpa me sorprendió más que su sinceridad anterior.

A pesar de eso y de haberla pasado bien esa tarde, no pasó nada más que conversaciones y bromas inocentes entre nosotros. No podía caer tan pronto y él tenía que aprender a tratarme, le prometí algo e iba a cumplírselo; aunque admitía que dejarlo ser tan lindo conmigo, también me hacía correr peligro, sobre todo cuando le añadía posesividad al asunto.

El viernes llegó y al salir de clases fuimos por algo de comer, la mesera que nos atendió fue una completa descarada con él y me detuve de hacer cualquier comentario cuando noté que a Daemon le daba lo mismo; sus ojos estaban puestos solo en mí y su sonrisa de depredador casi me estaba convenciendo de abrirle las piernas otra vez. Me hacía sentir única en su vida y la mujer más hermosa que sus ojos vieron, me cohibía por eso, aunque también me sentía poderosa.

Tomé mi móvil cuando avisó de un mensaje entrante y al leerlo me puse un poco nerviosa, era Demian y le urgía reunirse conmigo esa tarde.

— Esta noche Dash a organizado una fiesta y me gustaría que fueras — habló Daemon, sacándome de mi concentración en el móvil —. Puedes llevar a tu amiga si lo deseas — añadió.

Mi móvil volvió a vibrar y Demian me avisaba que era urgente. Ese idiota no pudo buscar un mejor momento.

— Intentaré ir — respondí a Daemon y mi respuesta cambió su feliz rostro.

— Contaba con que dirías que sí — repuso y lo vi hacer puños sus manos. Ahí estaba de nuevo aquel tono demandante y actitud posesiva.

Por momentos lo notaba tenso y segundos después demasiado relajado.

— No he dicho que no, pero tampoco prometo asistir — aclaré. Su mandíbula se apretó fuerte y después de eso, nuestro tiempo juntos se volvió incómodo.

Pasé a dejarlo a su casa y esa vez nuestra despedida fue muy seca, era casi como una madre despidiéndose de su hijo caprichoso y molesto porque no lo dejaron ir a jugar con sus amigos. Esos cambios en él me aturdían demasiado, era demasiado lindo cuando se lo proponía; esos días lo noté sonriendo más de lo normal, pero tras escuchar mi respuesta su seriedad volvió triplicada.

No estaba segura de si eso era bueno o malo para mí.

Más tarde llegué a un centro comercial en donde quedé de reunirme con una persona que trabajaba para Demian, me sorprendí al ver que era una mujer y ella se encargó de llevarme a donde me vería con él.

— ¿Qué es tan urgente? — cuestioné cuando lo tuve frente a mí.

— Necesito que me ayudes a comprar un gato — soltó. Alcé mis cejas cuando dijo tal cosa y al entender que hablaba muy en serio, quise golpearlo.

— Estás de coña ¿cierto? — sonrió inocente y casi no me podía creer que de verdad lo hubiese hecho — Tengo cosas muy importantes que hacer y tú me haces venir para que te ayude a comprar un gato ¡Joder, chico! Estás bien loco — inquirí molesta y me di la vuelta para marcharme.

— Es un regalo que quiero hacer y en serio necesito tu ayuda, Inoha. Es importante — añadió y eso me causó curiosidad.

— ¿Es para una chica? — pregunté en cuanto detuve mi paso.

— ¡No! Bueno... sí, para una niña — aclaró y lo miré intrigante, exigiéndole así que se explicara mejor —. Te diré algo, pero debes prometer que me guardarás el secreto — levanté mi mano derecha y luego besé dos de mis dedos.

Sonrió cuando hice tal cosa, siempre nos prometimos así cuando éramos unos niños; cuando sucedían cosas como esas, olvidaba en lo que él se convirtió y solo podía recordar al gran chico que fue en su niñez. Hasta que por accidente asesinó a alguien y en lugar de hacerle entender que fue eso y que era algo muy grave, se lo celebraron y le dijeron que era para lo que había nacido. Todavía recordaba lo mal que la pasó y las pesadillas que sufrió, en su interior aquel pequeño supo que lo hizo era muy malo, aunque con el tiempo lo convencieron de lo contrario y le instaron a volver a hacerlo.

Ese día perdí mi compañero de juegos y él me alejó de su vida para no contaminarme.

— ... Entonces cuando llegué, el puto gato salió corriendo y no pude detenerme — estaba contándome las razones por las que debía conseguir ese animalito —. La chica vio todo, supo que no fue mi culpa, pero las lágrimas corrieron por su rostro como cascadas y me he sentido como la mierda.

Era horrible que hubiese atropellado al animal, pero lo que más me conmocionó fue saber que Demian ayudaba a una casa hogar. De entre todo lo que hacía, nunca habría incluido eso, pero ahí estaba... dejándome anonadada. Iba a dejar su donación cuando aplastó al pobre felino y su dueña — la chica que servía en esa casa por puro gusto — era una adolescente que también se convirtió en una especie de amiguita para él y por eso se sentía peor.

Terminé ayudándole a conseguir lo que quería y casi terminé llevándome al animalito al enamorarme de él. Tenía a penas tres meses y era una bolita de pelusa completamente negra, de ojos azules y rechoncho de tanta leche. Le buscamos una caja adecuada para envolverlo como regalo y cuando terminé con mi misión, decidí irme; mientras estábamos en nuestra búsqueda aproveché para hablar con Demian sobre Daemon y me aconsejó de ir a la dichosa fiesta, alegó que tenía que pegármele como una garrapata y aunque la comparación no me agradó, entendí que para nuestra misión eso era lo mejor.

— Espero que a tu amiguita le guste tu regalo — deseé. Era raro verlo con el gatito entre sus brazos, no le pegaba en nada con su actitud de chico malo, su ropa o tatuajes.

Me reí al verlo tan discorde y me despidió con su dedo medio cuando entendió que me burlaba de él, pegué tremenda carcajada y tras caminar un poco me encontré con la chica de antes, ella me llevó hasta donde dejé mi coche y me apresuré a llegar al apartamento.

Tomé una ducha y me cogí todo el tiempo que quise para vestirme y maquillarme, le escribí a Alana mientras lo hacía y me avisó que ella ya iba llegando a la fiesta, puesto que la invitaron esa tarde y no quería perderse de nada. Me sentía ansiosa, deseaba irme pronto, pero a la vez necesitaba hacer esperar a Daemon, así que salí del apartamento justo a las nueve y treinta de la noche.

Los chicos nunca demostraron que eran del tipo fiestero, ni siquiera los vi beber cuando comimos juntos, pero al llegar a su casa y ver aquel tumulto de gente, vasos rojos en manos de todos y la música alta, descubrí cuanto engañaban las apariencias. Tuve que estacionar el coche a dos manzanas y agradecí llevar zapatos de piso en el trayecto hasta la dichosa fiesta; con dificultad entré por la puerta principal y los gritos de los presentes casi me ensordecieron.

— ¡Eh, eh, eh, eh! — gritaban a todo pulmón.

Descubrí la fuente de su emoción cuando vi a Dasher sobre una mesa, bailando como Channing Tatum en su película «Magic Mike», admitía que tenía el ritmo y me reí al verlo emocionado por la atención que todos le daban. Aiden y Lane estaban en un rincón, negando y riéndose por las tonterías de su amigo, Alana estaba cerca de la cocina hablando con un chico y me acerqué a ella al no ver a Daemon por ningún lado.

— ¡Ostras! Creí que no vendrías — gritó cuando estuve frente a ella.

— Ver «Los Secretos de Sabrina» me tentaba más, pero al final me animé — dije encogiéndome de hombros y ella rio, me pasó un vaso rojo y vi que contenía cerveza. No me gustaba aquella bebida, prefería un trago mezclado con soda o jugo, pero no dije nada y le di un gran sorbo.

Lo necesitaba en esos momentos.

Lane y Aiden se sorprendieron mucho al verme, fue casi como si no quisieran que estuviera ahí y eso me hizo sentir incómoda; aun así los saludé con la mano y me quedé un rato más con Alana y su amigo. Cuando la curiosidad me ganó le pregunté si había visto a Daemon y dijo que lo vio subir minutos antes de que yo llegara.

Quise darle una sorpresa y lograr que su seriedad se fuera, así que subí a su habitación sin saber que una vez más la sorprendida sería yo. Y fue lo que pasó cuando encontré la puerta entreabierta, me asomé sin hacer ningún ruido y me paralicé en el momento que vi a una chica dándome la espalda, contoneaba sus caderas con sensualidad y frente a ella solo pude ver las piernas de un tipo, uno que conocía a la perfección.

¡Joder!

Daemon estaba sentado en la silla de su escritorio y miraba con seriedad a la chica que le regalaba un baile sensual, la morena era alta y en cuestión de segundos se sacó el vestido quedando frente a él solo con su diminuta braguita puesta, logré ver un poco de su costado y eso me bastó para saber que sus pechos eran al menos de una talla 40D y los dejó desnudos frente a su único espectador.

Mi corazón luchaba por salirse de mi pecho y mi boca se sintió seca, mis ojos ardieron y una ira profunda se instaló en mí. Era cierto que no éramos nada, pero como tonta creí que su cambio en esos días no se debía solo a que quería follarme una vez más.

Qué equivocada estaba.

— ¿Inoha? — escuché a Lane llamarme, lo hizo más fuerte de lo necesario y entendí que fue más como un aviso para su amigo.

Reí irónica cuando lo vi terminando de subir los escalones y salí a su encuentro, pero solo para poder bajar e irme; golpeé su costado en el proceso y se quejó, mas no me importó y seguí mi camino. Pensé en los últimos días e intenté aclararme a mi misma que eso no era personal y no tenía por qué dolerme lo que había visto.

Escuché a Lane hablar con Daemon y no puse atención, mi intención era irme porque así como me sentía, no haría nada que me conviniera. Me apresuré hacia afuera y agradecí que el aire fresco me golpeara de lleno, aunque por el rabillo del ojo vi que Daemon me seguía.

Corrí con todas mis fuerzas, pero estaba consciente que no iba a poder escapar. Me sentía confundida por su forma de ser, su frialdad por momentos y ternura a otros; me abrumaba su posesividad y las veces cuando actuaba como si no fuera nada para él. Estaba llegando al punto de un colapso y si se lo permitía, ese hombre me consumiría como el fuego y luego barrería mis cenizas como el agua.

— ¡Inoha! ¡Espera! — gritó y me cogió del brazo cuando tuvo la oportunidad. Girándome en mi eje y haciendo que me golpeara con fuerza en su pecho — Lo que viste adentro fue un error, esa chica no es nada mío.

Me reí irónica en su cara, era más que claro lo que había visto.

— No te tomes la molestia de explicarme nada, tengo claro que tú y yo no somos nada. Solo fui tu capricho de una noche — bufé e intenté zafarme de la prisión que formaron sus gruesos brazos.

— No hables mierdas, bien sabes que no es así — espetó con dureza.

  — No sé nada, Daemon. Un día te importo un mundo y al siguiente una mierda, así que no me salgas con eso — grité y seguí luchando por zafarme de él —. Odio esa forma de ser tuya, odio que me confundas de esta manera... ¡Odio que seas un maldito bipolar! — casi caí al suelo cuando me soltó de golpe al decirle aquello.  

Me miró aterrado después de mis palabras y no supe la razón por la que reaccionó de esa manera, solo noté que lo herí y sin decir nada más se dio la vuelta y se marchó como si le hubiesen prendido fuego en el trasero.

Ese hombre me volvería loca antes del tiempo en el que yo tenía que volverlo a él.

Mi misión se estaba volviendo complicada y si no hubiese tenido todo tan claro y a Demian para animarme a seguir adelante, habría tirado la toalla desde mucho tiempo atrás.

Sin duda alguna los Pride White eran mi peor pesadilla.


{Daemon}

«¡Odio que seas un maldito bipolar!»

«¡Odio que seas un maldito bipolar!»

«¡Odio que seas un maldito bipolar!»

Agarré mi cabeza con las dos manos mientras estaba sentado en el borde de la cama, esa vez no eran las voces de mis amigas las que se agolpaban como locas con tal joderme, no. Esa vez era una nueva, la de Inoha repitiéndose una y otra vez y torturándome como nunca.

«¡Odio que seas un maldito bipolar!»

— ¡YA! — grité y me presioné con más fuerza la cabeza.

— ¡D! ¿Estás bien? — Aiden entró en mi habitación y me puse de pie como si me hubiese asustado.

Estabas asustado hasta la mierda.

Susurró Muerte con un tono burlón.

Desde que Aiden fue a Richmond para dejar a Essie y Abby había estado muy raro y sabía que se debía al regreso de nuestra prima Leah. Teníamos que viajar el día siguiente a casa de nuestros padres para recibirla y lo notaba nervioso, ellos tenían una historia, misma que los estaba dañando a ambos y en parte me sentía culpable.

Dejé que algo sucediera y la culpa me carcomía, aunque creí en su momento que era lo correcto. Ver la preocupación de mi hermano por mí en ese instante, no me ayudó a sentirme mejor; Aiden siempre estaba al pendiente de mis necesidades, era casi como el hermano mayor cuidando de su pequeño hermanito, uno que solo servía para joderle la vida.

Él no merece un hermano como tú.

Solo jodes sus planes.

Todo el tiempo se la pasa cuidándote.

Eres un maldito bipolar.

— ¡YA! — grité de nuevo cuando Muerte y Dolor se unieron a los susurros de mi cabeza.

— ¿Están ahí? Viejo, recuerda que eres fuerte y decides por ti mismo — Aiden sabía lo que me pasaba.

Verlo preocupado solo me hizo sentir peor.

Casi podía ver a mis demonios riéndose, burlándose porque lo que acababan de decirme no era más que la puta verdad.

— Inoha va a volver y estoy seguro de que la convencerás de que lo que vio, no era lo que parecía, que esa chica fue la que se metió a tu habitación — quiso animarme y solo comencé a caminar de un lado a otro.

Abría y cerraba mis manos en un intento por relajarme, pero aquellas voces junto al recordatorio de lo que Inoha dijo, no me dejaban tranquilo. Ella me odiaba, ya sabía lo que padecía y lo detestaba, lo vi en sus ojos. La chica en mi habitación era una más de las que quería comprobar si no era gay, deseaba saciar su curiosidad y por más que le dije que se fuera no hizo caso.

Podía sacarla de la habitación y fue mi error dejarme llevar por la rabia que sentía de que, a Inoha no le interesaba estar conmigo esa noche. Me convencí de que era mejor dejarla ir, aunque dos días después de tomar esa decisión la busqué porque descubrí que estar lejos no me era fácil; la traté como quería y como se lo merecería y lo único que esperaba de su parte era que quisiera pasar más tiempo a mi lado, era evidente que me equivoqué y por esa razón dejé a aquella chica hacer su intento por parármela.

— Ella me dijo que odia que sea un maldito bipolar.

— ¿¡Qué mierda!? — se quejó mi hermano al escucharme.

Abrí la ventana de mi habitación para dejar que la brisa marina la refrescara, me estaba ahogando entre aquellas paredes y me concentré en ver al mar. De pronto golpeé la pared a mi lado y abollé el yeso, eso no me dolió nada; en mi interior había una bomba de tiempo y la cuenta regresiva estaba comenzando. Los sentimientos que se amontonaban en mí estaban demasiado intensificados, el dolor en mi pecho era insoportable y por momentos me robaba el aire. Iba a golpear una vez y sentí a Aiden deteniéndome.

— ¡Odia que sea bipolar! — solté enfrentándolo y golpeé su pecho haciendo que retrocediera — ¡Tú lo odias! ¡Madre y padre lo odian! ¡Abby, Dasher! ¡YO LO ODIO! ¡Mierda! — cada vez que dije algo lo seguí golpeando — ¡Y te odio a ti por aguantarme, por dejarte golpear solo porque sabes que soy un puto enfermo!

— Y no lo solo eres un enfermo sino también un imbécil — añadió con voz tranquila. Empuñé mis manos con fuerza y cerré mis ojos para no irme sobre él una vez más —. Inoha dijo eso porque es una más de las que trata de bipolar a las personas por sus leves cambios de humor, sin saber lo que en realidad encierra esa palabra. No te dijo eso en serio, te lo puedo jurar — la defendió, hice crujir mi cuello sintiendo que iba a perder el control —. Bebe un poco de Litio y vamos a disfrutar de la fiesta, nuestros padres nos esperan mañana y estoy a punto de perder mi mierda. Ayúdame, viejo — suplicó y quiso acercarse a mí, pero me alejé. Sin embargo su suplica surtió efecto, así fuera solo un poco —. Eres el tipo más fuerte que he conocido en la vida y te amo, sabes que jamás podría odiarte; así que por favor no pienses tonterías. Esa pequeña rubia solo iba molesta por verte con otra en esta misma habitación, donde días atrás te la follaste, compréndela. Bien sabes que si las cosas hubiesen sido al revés, habrías provocado una masacre — como siempre, mi hermano trataba de calmarme, de retrasar lo inevitable y se lo agradecía. Aunque ese ejemplo solo amenazaba con ponerme peor, imaginar a otro tocando a Inoha, solo me provocaba ganas de matar a todo ser viviente con una polla colgando entre sus piernas.

Y seguí creyendo que no me merecía al hermano que tenía, pero quise ayudarle a no pasarla mal al menos esa noche, se lo debía después de todo lo que me daba.

— Esta vez paso del Litio, prefiero unos tragos — repuse y lo vi sonreír.

Quería olvidar muchas cosas y no con medicamentos, necesitaba disfrutar antes de caer y me decidí a hacerlo esa noche. Tal vez el que Inoha se fuera fue lo mejor que me pudo pasar.

____****____

Al día siguiente estábamos reunidos con toda la familia, Leah al fin estaba con nosotros y solo cuando me abrazó descubrí lo mucho que la extrañé; esa chica era más mi hermana que mi prima y odiaba que no estuviera pasando por su mejor momento. Cometió el error de enamorarse de la persona equivocada y al verla discutiendo con su Tabbo, mientras todos ignoraban lo que sucedía, decidí entrometerme.

Yo fui el culpable de que padre descubriera a Aiden y a Leah a punto de follar, lo permití creyendo que eso ayudaría a mi hermano a tomar una decisión. Sin embargo, esa mañana fui más consiente del daño que ocasioné, cuando vi a papá ver con una tremenda decepción a uno de sus hijos. Me sentí vulnerable, a mí me miró con el mismo orgullo de siempre mientras que mi hermano sufría por haberle fallado.

Ves lo mierda que eres.

Mi garganta dolió cuando escuché aquello en mi cabeza.

No quise ser un mierda, me equivoqué al tomar esa decisión porque odiaba que Aiden estuviera con Leah sin la intención de valorarla como ella se lo merecía, pero jamás fui tan miserable como cuando los enfrenté y confesé que pude haber impedido que padre los descubriera y aun así dejé que pasara. La mirada de Aiden fue la cuenta final y sus palabras mi detonante.

— ¿Recuerdas lo que siempre te digo cuando estás lleno de ira, a punto de perder el control y con ganas de matarme mientras luchamos? — el aire se me fue.

Fueron muchas las veces en las que perdí el control, la razón y estuve a punto de matarlo con mis propias manos. Y una vez mientras estaba en mis cincos y él leía sus dichosos libros, me relató la historia de Caín y Abel; no me cabía en la cabeza que un hermano pudiese hacer tal cosa y me dieron ganas de suicidarme al imaginarme a mí, dañando a Aiden, Abby o algún otro miembro de mi familia. Me aterró la idea de volver a perder los papeles y lastimarlos, así que el recordatorio de esa historia siempre me frenó.

— Que un hermano no mata a otro y yo no soy como Caín — concedí y puso una mano en mi hombro.

Pero su mirada rompió en mil pedazos mi corazón.

— No vuelvas a hacerme eso — pidió y vi que sin quererlo fui un egoísta como Caín y al entenderlo me dejé ir en picada.

Lo último que recordaba era verlo marcharse y las voces en mi cabeza.

Eres una mierda.

Maldito bipolar.

Lo mejor fuera que estuvieras muerto para dejarle de joder la vida a tu familia.

Odio que seas un maldito bipolar.

Bienvenida oscuridad.


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