O9. Acuerdo firmado, pacto cerrado.
Al caer el alba, cuando el canto de algunos gallos se levantaba en el silencio de la mañana fue exactamente cuando el llanto de cierto castaño omega ceso. Fue el momento en el que se dio cuenta de que algo extraño había pasado durante sus horas de sueño.
Jimin, a pesar de no haber echado un gran vistazo a la habitación que se le había asignado para no mortificarse, pudo ser consciente de que algo había cambiado. No recordaba haber cerrado el delicado dosel de la cama que justo en ese momento lo rodeaba. Si bien aquello era un detalle demasiado pequeño como para entrar en la paranoia, el solo saber que alguien tan peligroso dormía en ese mismo castillo en el que estaba le era suficiente para ponerse alerta.
Se puso de pie y dio un pequeño vistazo a su alrededor, a través de la fina tela de color blanco translúcido alrededor del mullido colchón. No había nadie y ningún otro detalle que pudiese detectar a simple vista. Durante unos cuantos segundos, tuvo miedo de que la misma persona que se había escabullido en su habitación en la madrugada siguiese allí, pero no estaba nadie más que él. Lo que si tenía seguro, era que él no era para nada un sonámbulo.
¿Quién cerró el dosel entonces?
Salió de la cama y caminó al baño en el más grande de los silencios, y confirmó lo que hace poco intuía, quien sea que estuvo por ahí, se había ido. Aún con una gran tensión en su cuerpo, se aseó lo más rápido posible, volteando en todas las direcciones en más de una ocasión.
Un poco más lúcido que cuando recién despertó, volvió a la habitación en esa ocasión notó un pequeño cambio de ropa sobre el pequeño tocador de madera a un lado de la cama de color verde oliva y de tela de seda. Quizás alguna de las mujeres de servicio del castillo habían sido la responsable de su paranoia.
Tuvo el impulso de sonreír al estar consciente de que por lo menos no tendría que estar con la misma ropa del día anterior, pero estaba seguro de que aquellas prendas venían desde alguna costurera bastante cotizada del pueblo, de las mejores considerando que el conjunto se encontraba en tan buen estado, y ahí es cuando entraba en un verdadero dilema.
¿Estoy siendo realmente justo?
Ni siquiera los vestidos más bonitos de su madre eran tan suaves como la tela en sus manos, entonces ¿Cómo podría ponerse algo así?
Hacerlo le resultaba muy contradictorio si consideraba su principal propósito al estar ahí. Durante toda su vida sintió repulsión hacia la gran mayoría de generaciones reales, solo los veía como personas enfermas de poder y que siempre querían más, absolutamente de todo y desde que el pueblo comenzó a ser oprimido, aquel rechazo hacia toda autoridad con aires de superioridad aumentó al considerar a Min Yoongi como el responsable de todo, ¿Le convertía en un hipócrita recibir algo de quién podía ser la razón por la que se encontraba en ese lugar?
Aquel era un juego en el que tendría que arriesgar, y darlo todo, pero por sobre todas las cosas tenía que confiar; podía llegar a salir victorioso de todo eso, así como también podía perder la vida y llevarse a los suyos consigo. Quizás jugar al azar no era lo más juicioso, pero era su única opción.
El omega soltó un suspiro mientras apretaba el conjunto entre sus manos y cerraba los ojos con fuerza en busca de algo de la reacción más prudente dentro de su cerebro, casi hasta llegar al grado de la desesperación. Para cuando tomó una decisión, sus ojos se abrieron, pero estos ya no se encontraban en las telas de color verde oliva, sino en otro pequeño objeto en el mismo buró del cual había tomado el cambio de ropa.
Un cuchillo bastante afilado y con empuñadura de color amarillo permanecía encajado en la madera, exactamente sobre sobre lo que parecía ser un mensaje que quisieron dejarle. Jimin dejó las telas en la cama y procedió a acercarse, con un extraño presentimiento recorriéndolo de arriba a abajo.
Su cuerpo se congeló cuando fue capaz de entender qué decía, aún a unos pasos de distancia.
«Atrévete a abrir la boca, y derramaré la sangre de toda la familia Park»
Cierto alfa de piel pálida llevaba ya algunas horas entre carpetas repletas de papeles importantes que no hacían más que estresarlo. Ese día exactamente tuvo que salir de su pequeña rutina y despertar más temprano de lo usual para asegurarse de que todo su trabajo terminaría a tiempo.
Las luz que entraba a través de las ventanas a sus espaldas lo ayudaban de cierta manera a leer con más claridad, pero su vista ya se encontraba fatigada entre tantos textos redactados que tenía que leer atentamente para poder firmar y conceder alguna petición.
Con la espalda algo cansada de estar en aquella silla, un suspiro aburrido y cansado salió de sus labios mientras que con sus dedos índice y pulgar frotaba sus felinos ojos. Estaba acostumbrado a estar entre pilas y pilas de documentos, pero era exactamente eso lo que menos le gustaba de tener el poder.
En unos segundos que se tomó para divagar por su propia mente, se preguntó si el conjunto de cambio que le había enviado al chico castaño le habría gustado, o si por lo menos llegó a sus manos.
Soltó un suspiro que delató un sinfín de cosas, cosas en las que por alguna razón no quería pensar en ese momento. Sin embargo, justo cuando se dispuso a continuar con sus labores, la puerta de su oficina se abrió. Park Jimin ingresó por el umbral luciendo notoriamente diferente al día anterior. Su piel se encontraba limpia, sin ningún rastro de suciedad, por las leve que fuera. Su aroma ya no tenía rastros de sudor, de cansancio o estrés, y su ropa no era la misma, al menos en parte. Del conjunto que le había enviado, solamente portaba la camisa de color verde y seda, las mangas llegaban un poco más abajo de sus muñecas, pero lucía perfectamente aquella prenda; pero lo que no terminó de gustarle, fue que tenía los mismos pantalones casi desgastados con los que había llegado al palacio, y el resto del conjunto permanecia en sus manos, perfectamente doblado.
Los segundos pasaron y ningún dijo nada, ni siquiera después de que la puerta se cerró.
Yoongi se quedó observándolo con bastantes cuestionamientos, y una pequeña parte de Jimin se sentía contento de ver el ceño del alfa fruncirse, como si no le agradara algo.
-¿Puedo sentarme o va a seguir observándome de esa manera tan descortés? - inquirió con un tono de voz neutral, y fue su turno de fruncir el ceño.
Cuando Min alzó la mirada y ambas se encontraron, las bonitas sensaciones en su estómago se vieron aplacadas en gran medida por sus pensamientos, por la gran incógnita que lo rondaba y que no estaba seguro de querer descubrir. Yoongi podía ser tan culpable de la corrupción como JaeWook, y solamente con recordar aquello, una gran repulsión crecía en su interior.
El desconcierto fue inevitable para Yoongi cuando la amargura opacó la dulzura del aroma a vainilla, no lograba comprender el porqué del enojo palpable del omega.
-Puedes sentarte - fue lo único que pudo decir, señalando con su mirada la silla frente a su escritorio de madera, dejando de lado cualquier cosa que estuviese haciendo. Para cuando el pantalón de tela que Jimin había estado llevando fue puesto en su superficie de trabajo, continuó diciendo: -¿No te quedó el pantalón o algo así?, Puedo pedir que traigan otro.
-No sé si este pantalón me queda, Min, pero lo que es realmente cierto es que no lo necesito - contesto con simpleza antes de acercarlo más al contrario, sentándose libremente en la otra silla del lugar -Mi otra camisa estaba sucia, así que muchas gracias por la prenda.
-El pantalón lo usaste ayer, debe estar sucio... - pero antes siquiera ponerse a divagar, Yoongi cerró la boca y negó suavemente, no era su problema -Bien, supondre entonces que no fue de tu gusto.
-No necesitaba una prenda tan delicada, eso es todo. Cuando llegue a casa me daré un baño y usaré mi propia ropa - Yoongi analizó la camisa del omega, esa que él mismo le había enviado. El cuello de esta permanecía ligeramente separado, el primer botón estaba desabrochado, lo cual enseñaba el terso cuello del omega en todo su esplendor.
Sin más que unos cuantos lunares y pecas, de clavículas muy suavemente marcadas, dicha zona tan delicada como privada al toque. Una zona que solo el alfa de cada respectivo omega era digno de tocar, de besar, de marcar.
¿Es que acaso seguía dormido?
Su mirada había pasado varios segundos clavada en esa pequeña porción de piel, imaginando lo que sería encajar sus propios colmillos. Durante muchos momentos en la mañana había divagado en cosas tan pero tan insignificantes que se desconocía. Algo raro le estaba pasando, y quiso gruñir cuando fue consciente de sus impulsos.
-Estoy aquí con un propósito, Alfa Min, ¿Podríamos llegar a la parte importante de esto? - preguntó el Omega, y evitó alzar la mirada mientras buscaba en sus archivos los papeles correctos bajo la atenta mirada del contrario.
Resguardado en una delgada tapa de cuero, le pasó el documento al chico castaño y con las manos cruzadas esperó. En unos pocos minutos pudo ver cómo la pequeña nariz de botón del Omega se arrugaba levemente al leer alguna frase puesta entre esos papeles.
Las clausulas del documento aseguraban seguridad y algunos beneficios, indicaban pautas a seguir por parte de ambos y dictaminaba que la validez de todo aquello perduraría hasta que ambos -o más bien el omega- lo viera necesario. Un acuerdo, una prueba para el alfa.
-Si hay algo que esté mal, que no entiendas o que no te parezca bien, podemos cambiarlo - comentó cuando el omega dejo en la superficie de madera aquel acuerdo y parecía pensar.
-¿Por qué tengo que quedarme aquí? No soy ningún esclavo.
-No nos conocemos, Jimin-ssi. No estoy seguro de lo que pretendes, o si la información que tienes es válida, o por lo menos es importante. Hay muchas cosas que no sé, y te necesito para averiguarlas, sin embargo, no puedo arriesgarme a que en cualquier momento desaparezcas, digamos que es una forma de estar seguro de que tú mantendrás tu palabra y no escaparás.
Lejos de sentirse ofendido, Jimin se sintió frustrado, demasiado a decir verdad. Suspiró profundamente mientras peinaba sus cabellos hacia atrás, intentando razonar consigo mismo, quería ir a casa, pero tendría que quedarse en ese lugar durante algún tiempo, quién sabe cuánto.
El gesto del menor no paso desapercibido para el pálido, quien se permitió aclarar:
-Puedes salir cuando quieras, al pueblo o a ver a tus padres, pero lo mejor sería que me avises con antelación. No eres un esclavo ni un prisionero, pero no encontré otra forma. Quizás podrían tus padres venir contigo mientras todo esto se resuelve - La proposición no estaba tan mal a ojos de Yoongi, y estuvo casi seguro de que el contrario aceptaría, al no escucharlo decir nada o ver un cambio en su expresión, solamente se encontraba pensativo, pero de un momento a otro, sus ojos se abrieron con pánico, mientras negaba con su cabeza.
-Mis padres se quedarán fuera del palacio, no está a discusión. También pido que todo lo que usted y yo pudiésemos hablar, cualquier cosa, tenga completa confidencialidad. Nadie debe enterarse de cualquier dato que yo pueda proporcionar, sin excepciones - Jimin no sabía si se debía a un estado de paranoia, pero no estaba dispuesto a que sus padres entraran en el templo real.
Muy contrario a lo egoísta que podría sonar, no lo hacía con la intensión de privarlos de comodidades, pero prefería que mantuviesen el ritmo humilde de vida que habían estado llevando durante años, a exponerlos a sufrir algún daño. Si entraban al palacio, y él por alguna razón llamaba a distraerse, todo podría volverse una masacre, JaeWook podría hacer de las suyas, y nada podría salir bien.
-Pensé en informarle al general Kim, lo considero capaz de mantener el secreto, y la seguridad estaría más que asegurada - Yoongi se puso de pie con un movimiento tranquilo, pero no tuvo tiempo de reaccionar cuando Jimin se levantó de forma tan rápida que la silla en la que se encontraba se arrastró unos centímetros hacia atrás.
Una pequeña mano se aferró a la camisa de color azul del alfa, e iniciando un recorrido por el mismo brazo, su mirada termino en los ojos del contrario, y no tuvo el tiempo suficiente para notar el pánico que mantenían estos, simplemente se hundió en la profundidad de aquel color avellana que naturalmente tenían sus iris. Se mantuvo analizandolos, pero sin tener ningún pensamiento, como un tonto.
Sin embargo, en esos segundos de silencio, Jimin volvió a negar rápidamente con su cabeza, la escalofriante nota que había recibido durante la madrugada había sido suficiente para hacer su mayor intento en mantener al general Kim a raya de todo ese asunto.
-Se supone que el que fue coronado es usted, a pesar de que no termina de gustarme esa idea. Usted tiene el poder, y solo con usted estoy manteniendo este acuerdo - su voz se escuchó firme, a pesar de su mirada delicada, y sus cejas levemente fruncidas. Si tenía que usar algún tipo de chantaje emocional para mantener todo entre ellos dos, no dudaría en hacerlo -Firmaré ese documento, pero usted tiene que prometer que este será un asunto del que solo usted y yo podemos hablar, solo nosotros, nadie más.
Y lentamente, el agarre en la camisa del mayor desapareció, la tensión en su pecho también. Intentó recuperar la compostura y sin pensarlo mucho, asintió.
-Esto quedará como un asunto con información a la que solo tendremos acceso tú y yo, bien - el alivio fue palpable en las facciones del contrario, y para pensar en algo más que no fuese el repentino toque ya había desaparecido, recogió todo su escritorio a excepción de lo que tendrían que firmar ese día. En otro momento terminaría el papeleo.
La primera firma en ser efectuada fue la de Park. Luego la de Yoongi. Y cuando la pálida mano dejó de lado la pluma, una más pequeñas se posó frente a él firmemente. Sus gatunos y oscuros ojos se entrecerraron.
-A un rey se le agradece con una reverencia.
El realmente esperaba verlo inclinarse, incluso podría sentirse satisfecho y realizado con un simple asentimiento de cabeza, no con un apretón de manos.
-Firmar este contrato no cambia nada, ¿Recuerda usted lo que dije cuando intentaron hacerme arrodillar? - preguntó con un tono de gracia, manteniendo su mano en aquel lugar pese a imaginar una negativa por parte del alfa.
-No me considero una persona despreciable, mucho menos un mal rey, ¿Existe alguna razón que explique tu inconformismo con mi posición como rey?
-Tengo mi propio criterio y eso no está mal, tengo mis razones para no considerarlo apto para llevar el puesto de rey, sin embargo eso no cambia nada - sonrió con satisfacción al sentir el toque de la mano contraria sobre la suya. Era evidente que el alfa no estaba acostumbrado a ese tipo de cosas -Tiene usted suerte de que las opiniones pueden cambiar.
Pero toda su jugada maestra por hacer exasperar al pálido fracasó, cuando sintió unos finos labios contra la piel de su mano, y un beso ser depositado en el dorso de esta.
Todo había salido al revés.
Por mero impulsos retiró su mano rápidamente, y sus mejillas se colorearon, más por la leve molestia que le provocó aquel atrevimiento que por otra cosa. Como si la piel del rey quemara como lava ardiente, se alejó del contacto, sin embargo no encontraba una forma de justificar su reacción tan brusca, así que solo suspiró y miro hacia otro lado intentando calmarse.
¿Cómo se atreve? ¿Quién se cree que es?
-No vuelva a hacerlo, por favor - Se sintió aún más molesto cuando una pequeña risa se escuchó en el lugar, al parecer el alfa pensaba que simplemente estaba avergonzado.
Sin decir nada más con respecto a ese tema, caminó hacia la salida de aquel lugar a grandes pasos. Cuando su manó tomo la manija de la puerta, la voz del contrario en la habitación lo detuvo.
-Visto a que te quedarás aquí durante un tiempo indefinido, había considerado correcto enseñarte todo el lugar, el jardín es inmenso y el templo es algo complejo, así que... - Sin saber qué más decir, guardó las dos copias del documento y se acercó a él nuevamente, a pesar de que el castaño estuviese dándole la espalda. No sabía cómo continuar aquella invitación que salió repentinamente, tenía cosas por hacer y organizar, sin embargo algo lo impulsó a tomar aquella decisión.
-Temo que voy a rechazar su petición, Alfa Min - El Omega abrió la puerta, pero antes de marcharse, se volteó -Tengo que aclarar que con confidencialidad, me refiero a que no puede mencionar nada con respecto a lo que hago, lo que digo, a lo que sea que tenga que ver con mi familia o el tema que a usted le interesa. Estoy poniéndolo a prueba, y no soy un hueso fácil de roer, así que le sugiero que vaya con pies de plomo.
-Eso ya lo recalcaste hace un momento, Jimin-ssi - el Alfa alzó una ceja ante la reiterada mención de aquello, y en sus manos fueron a parar a los bolsillos de sus pantalones de vestir.
-Lo digo nuevamente porque no quiero tener a ningún perro guardián siguiéndome cada que salga del palacio. Iré a ver a mis padres y a buscar algunas de mis pertenencias, y no tengo la intensión de que alguien sepa la posición de mi familia.
-Eres consciente de que no puedes ir solo, ¿Cierto? - una sonrisa de burla apareció en el rostro del pelinegro y soltó una pequeña risita.
-Soy consciente de lo que usted prometió, y de que usted mismo prometió no revelar nada a nadie. Quiero decir que, si está usted tan interesado en asegurarse de que cumplo mi palabra, no puede dejarme ir solo, y tampoco puede enviar alguien conmigo.
-¿Qué estás intentando decir, Omega? Habla claro - La expresión en el rostro del más alto desapareció poco a poco, uniendo las palabras del contrario hasta llegar a una conclusión. Cuando fue consciente de lo que estaba a punto de suceder inevitablemente, empezó a negar, casi al mismo tiempo en el que el castaño frente a él asentía.
Fue el turno de Jimin de sonreír burlonamente.
-Tal parece que estás obligado a acompañarme.
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¡Primera actualización del 2021 y ya tenemos hasta un banner! ¡Yeeep! ❤
Que por cierto, está bien sencillito pero lo hice yo, ¿Qué les parece?
Sisi, ya sé que me desconecté. ¿Pueden creer que llevo rato intentando escribir este capítulo pero simplemente no me gustaba como me quedaba?
Quería publicarlo para fin de año y así desearles cositas bonitas, pero no lo había terminado. Tuve que reescribirlo dos veces porque me parecía muy mediocre (y hasta ahora, pero no pensaba dejarlos tanto tiempo sin actualización).
Creo que en parte se debe por todas las otras historias que estoy intentado escribir. Se me complica un poquito hacer todo a la vez, pero ajá.
Se vienen como ocho one shots con Smutt como regalito, uno de ellos es por el cumple de nuestro bebé Yoongi (sí, sí, es YoonMin) Y también estoy planeando hacer un pequeñito maratón en
'Give them the sun' para el cumpleaños de nuestro solecito ☀️ ¿Qué me dicen?
Total, nadie responde estás todas, así que me voy a la vrga
Gracias por leer 🌺
-Dovely/DiMo.
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