Extra #1
Gerard's POV
— Me veo tan... Tonto. — Dijo Frank, admirándose frente al espejo en su disfraz de Halloween, mientras yo lo observo sentado en la cama, con el bebé en mis brazos.
— ¡Te ves bonito! — Refuté. — ¿Verdad, Miles? ¿Verdad que tu papá se ve lindo? — El bebé sólo balbucea sílabas al azar en respuesta, lo cual me hizo sonreír y darle un besito en la mejilla.
— ¿Puedes decir "papá"? — Frank se acercó y se inclinó hacia Miles. — Pa-pá... — Pronuncia lentamente. Miles parece entenderlo, porque ríe y emite unos sonidos que remotamente podrían parecerse.
Miles ya tiene seis meses, y nos llena de amor verlo crecer y descubrir cosas nuevas poco a poco. Ahora, por ejemplo, suele balbucear y hacer distintos sonidos; parece que intenta aprender a hablar ¡Y es tan tierno! Frank y yo tratamos de enseñarle a decir papá. También está aprendiendo a gatear. Hace unos días estaba boca abajo sobre la alfombra tratando de desplazarse, pero en cada intento, Lois lo tomaba del pantalón y se lo llevaba arrastrando. Bandit estaba allí, y se murió de risa al momento que exclamé: "¡Lois, no te lleves!" mientras iba al rescate de Miles quien, por cierto, se estaba riendo a carcajadas; parecía ser muy divertido para él que Lois se lo llevara a rastras.
— Tú sí que te ves bonito. — Frank me dio un beso en los labios que me tomó desprevenido y provocó que me sonrojara un poco.
— Estamos utilizando el mismo disfraz, tontito. — Reí. — Además, para esto hicimos la asamblea familiar el mes pasado; para planear nuestros disfraces. Tú estuviste de acuerdo con que yo sería una mamá canguro, Miles sería el bebé canguro que va en mi bolsita, y tú serías el papá canguro. Y aquí estamos.
— Sé que dije que sí... Pero mientras tú te ves todo bonito con Miles, yo me veo muy extraño.
— No es cierto. — Me puse de pie y lo besé. — Los tres nos vemos bonitos ¿Okay? Y seguro las niñas pensarán lo mismo, ¿Por qué no vamos a verlas?
— Sí... Será mejor que vayamos a verlas... Me preocupa Lily. — Suspiró con un deje de melancolía. — No quiero que se pierda del Halloween... Pero tampoco quiero que crea que puede mentirnos y hacer lo que quiera sin tener ninguna consecuencia. Sé que necesita comprensión, pero también tiene que poner de su parte.
Asentí.
Me hace sentir un poco mal que el cumpleaños de Frank no sea tan perfecto este año, pues ha tenido muchas preocupaciones y asuntos que resolver el día de hoy. Lily, por sobre todas las cosas, se ha vuelto nuestra preocupación más grande.
Las gemelas empezaron sus clases en primer grado el mes pasado, y ya que ambas tienen personalidades muy distintas, cada una se adapta a su paso. Cherry nos sorprendió al ser mejor estudiante que Lily (por los momentos), pues pensábamos que, como Lily siempre ha sido la gemela más tranquila, a ella le resultaría más sencillo adaptarse a cumplir con sus nuevas responsabilidades, pero no es así; todos los días es una lucha para lograr que haga sus tareas, Frank y yo siempre la ayudamos y, con toda la paciencia del mundo, intentamos que preste atención, pero ella se distrae muy fácilmente, y suele llorar mucho; llora porque no le gusta estudiar ni ir a la escuela, porque se cree incapaz de escribir y leer bien y porque, según sus propias palabras, no quiere ser una niña grande.
Ayer fue la gota que colmó el vaso. Lily llegó de la escuela con una nota de la maestra donde solicita que Frank y yo vayamos este lunes a hablar con ella, pues resulta que las niñas tenían una prueba de matemáticas y Lily hizo toda una rabieta donde no dejó de llorar repitiendo que no quería estar allí. Además, por medio de aquella nota también nos enteramos de que la maestra le ha llamado la atención varias veces por jugar con sus muñecas a mitad de clase, y Frank y yo no teníamos idea de que eso estaba sucediendo, es decir, le damos permiso de llevarse juguetes porque, según ella, son sólo para jugar en el recreo, pero parece que nos ha estado mintiendo durante todo este tiempo.
Entonces Frank se puso estricto con Lily:
— Tendrás que hacer solita las tareas que debes entregar el lunes. Y si no las haces hoy, mañana no podrás salir de tu cuarto hasta que las termines. Eso significa que, si no terminas antes de la noche, no podrás ir a pedir dulces. — Le dijo.
Y Lily por supuesto que lloró, pataleó, no hizo su tarea, y por eso hoy tuvo que pasar casi todo el día en su cuarto.
Estamos muy intranquilos con respecto a todo lo que está sucediendo con Lily, incluso estamos pensando en buscar ayuda profesional. Ayer fue un día muy dramático, y a eso hay que sumarle que anoche Bob llamó a Frank para notificarle sobre un problema con asuntos financieros de la tienda de música, el cual tiene que ver con un nuevo empleado que contrataron hace un par de meses, problema que tuvo que pasar al ámbito legal desde que resultó que dicho empleado lo estaba robando, por lo que Frankie ha pasado la mayor parte de su cumpleaños lidiando con dicho embrollo.
A pesar de las inminentes dificultades, me propuse hacer que el día fuese bonito para él; quise mimarlo y hacerlo sentir apoyado si está estresado con todas las cosas que ocurren al mismo tiempo. Cuando se fue a trabajar, me dediqué a prepararle un pastel de cumpleaños, consciente de que él estará más feliz si sabe que me tomé el tiempo de hacer eso por él en lugar de simplemente comprar uno y ya.
Las niñas me ayudaron a hacer el pastel y decorarlo, así que se podría decir que, por ese instante, y sólo por ese instante, el castigo de Lily se rompió; le permití ayudarnos a mí y a sus hermanas porque no quería que se sintiera excluida. Luego de terminar con todo, también me tomé el tiempo de llevarla a su cuarto y explicarle qué es lo que debe hacer con las tareas, pues, ya que no presta atención en la escuela, yo tuve que darle las clases nuevamente, todo esto sin llegar a decirle las respuestas, ya que ese es un error que hemos cometido Frank y yo algunas veces. Desde entonces, ha estado en su cuarto y no ha salido.
Metí a Miles en el saco que trae mi disfraz que se supone que es donde las mamás canguros ponen a sus bebés y, junto a Frank, salimos de la habitación. Primero nos dirigimos a la sala, para asegurarnos de que Cherry esté allí y no en su cuarto haciendo trampa al hacerle la tarea a su hermana, y efectivamente, la encontramos jugando con nuestros perritos; lleva puesto su disfraz de gatito negro, con el cual se ve muy linda y adorable. Realmente espero que Lily haya hecho su tarea, porque también tiene un disfraz de gato como el de su hermana, sólo que el de ella es blanco con manchas naranjas y negras, por lo que las gemelas, juntas, se verán preciosas.
El momento de la verdad llegó cuando tocamos la puerta del cuarto de las gemelas y Lily nos abrió, luciendo algo triste, lo cual nos preocupó y nos hizo perder un poco las expectativas.
— ¿Qué tal todo, cariño? — Frank se puso en cuclillas para llegar a la altura de la pequeña.
Lily se muestra un poco cohibida, ni siquiera lo mira a los ojos.
— ¿Terminaste tu tarea, princesa? — Le pregunto, con miedo a que diga que no, sin embargo, ella asintió.
— ¿Entonces por qué estás tan triste? — Le pregunta Frank.
— Porque hice todo mal... — Musitó cabizbaja. — Y ustedes seguirán molestos conmigo.
Frank, inmediatamente, la envolvió en sus brazos, y ella comenzó a sollozar.
— No estamos enojados contigo, nena... — Le habló con suavidad, acariciando su cabello. — No te pusimos este castigo para hacerte sufrir. Al contrario, es para que aprendas a ser responsable y que ser "una niña grande" no es tan malo... También queremos que sepas que tú eres perfectamente capaz de hacer las cosas por ti misma, y estoy seguro de que lo hiciste bien. — Le dio un beso en la frente, y comenzó a limpiar las lágrimas de Lily.
Acto seguido, entramos con ella a la habitación para revisar sus tareas.
Tomé asiento al lado de Lily en su cama; ahora está un poco más tranquila mientras Frank se toma el tiempo de revisar sus cuadernos, más bien, en lugar de llorar, está haciendo caras graciosas para hacer reír a Miles.
— Esto está bastante bien. — Dijo Frank, cerrando el último cuaderno. — ¿Por qué dijiste que hiciste todo mal? — Se acercó para sentarse con nosotros.
— Porque soy tontita... — Se lamentó.
— Mi amor, tú no eres tontita, ¿Quién te dijo tal cosa? — Me apresuré a responder.
— Nadie...
— ¿Estás segura? — Preguntó Frank. — ¿Nadie en la escuela te lo dice?
Negó con la cabeza.
— No... — Musitó.
— Entonces... ¿Por qué piensas eso de ti misma? — Pregunté.
— Porque nunca entiendo nada... — Comenzó a llorar, causándonos mucha tristeza, por lo que Frank no dudó en sentarla en su regazo y darle un fuerte abrazo.
— Tú no eres tontita, cariño. — Le dio un beso en la cabeza. — Cuando estabas en preescolar, aprendiste lo básico bastante rápido.
— P-Porque era divertido... Y hacíamos dibujos y jugábamos todo el tiempo. — Dijo entre sollozos. — Pero... Ahora e-es muy aburrido y yo s-sólo quiero jugar.
— Lo sé... — Le dije, acariciando su cabello. — Pero debes entender que ahora tienes otras responsabilidades y eso no es tan malo como tú crees... Que tengas que estudiar no significa que no te quede tiempo para jugar después.
— Además... — Agregó Frank. — No estuvo bien mentirnos a tu papá y a mí diciéndonos que llevabas tus muñecas sólo para el recreo... Mentir está muy mal y no es algo que tú sueles hacer.
— Lo siento. — Trata de limpiar sus lágrimas.
— Está bien, preciosa, sólo no vuelvas a mentirnos... Y trata de prestar más atención a tus clases; tu papá y yo vamos a ayudarte con eso haciendo todo lo que nos sea posible, pero tú también debes poner de tu parte, ¿Okay?
— ¿Y... Puedo ir a pedir dulces?
— Yo creo que sí. — Le regalé una sonrisa. — ¿Tú qué dices, Frankie?
— Por supuesto que puedes ir a pedir dulces, Lily; hiciste tu tarea tú solita y lo hiciste muy bien. Estamos orgullosos de ti. — Volvió a abrazarla fuerte. — Te dejaremos para que te pongas tu disfraz, ¿Sí? Estaremos esperándote abajo junto a tus hermanas.
Lily está un poco más feliz ahora; eso nos hace sentir tranquilos. Aunque aún nos queda pendiente seguir ayudándola con su problema, al menos sabemos que, de ahora en adelante, pondrá más de su parte.
— Sostén a Miles. — Le dije a Frank al salir del cuarto de Lily. — Iré a ver si Bandit está lista.
— Está bien. Los espero abajo; creo que mis padres están por llegar.
Asentí, y me dirigí al cuarto de Bandit.
Bandit ha estado muy rara el día de hoy... Estuvo conmigo y las gemelas cuando hicimos el pastel de Frank, y aunque a veces podía reírse y jugar con nosotros, hubo instantes en los que se encontraba un poco inquieta, y revisaba su celular a cada rato, mostrándose un poco decepcionada todas las veces que hacía esto. Sin embargo, aunque le pregunté varias veces si estaba bien, ella insistió en que no me preocupara.
Bandit ya no es la misma del año pasado, es mucho más centrada, pero eso no significa que el drama adolescente se haya acabado para ella. El hecho de que sea un poco más madura ahora, no significa que haya llegado a su máximo y que ahora sea "perfecta", porque nadie lo es.
Tengo el presentimiento de que no está bien y en serio quiero poder ayudarla, sea lo que sea que esté ocurriendo con ella.
— Bandit. — Toqué la puerta, pero no obtuve una respuesta. — Princesa, ¿Ya estás lista?
— ¡Sí! — Detecté algo de molestia.
Algo extrañado por el tono que usó, abrí la puerta.
— Pero cariño... — Suspiré al verla en su cama, con Daisy sobre su regazo. — Sigues en pijama...
— Es porque me quedaré aquí. — Musitó sin levantar la mirada.
— Has estado extraña el día de hoy... — Me acerqué, y lentamente, me recosté junto a ella.
— Ya no quiero ir a pedir dulces, no quiero estar en la fiesta de Frank y no quiero hacer nada más que estar aquí y ser miserable...
— Eres casi tan dramática como yo. — Bromeé, intentando romper el hielo, pero ella ni se inmuta. — Oye... ¿Me puedes decir cuál es el problema? No quiero que estés tan triste, y mucho menos que te pierdas del Halloween.
— ¿Es muy raro que no quiera hacer nada hoy aparte de ser emo?
— Sé que es la festividad más emo del mundo, pero... Sí... Es muy raro. — Ahora sí, al menos, logré sacarle una sonrisa.
— Quiero ser emo en privado, gracias.
— ¿Y qué me dices de Melissa? Se supone que está por venir, ¿No la invitaste?
— ¡Es cierto! — Exclamó boquiabierta. — ¿Dónde está mi celular? — Comenzó a tantear la cama. — Debo decirle que no venga, porque no pienso salir de aquí ni hacer nada.
— Oh, vamos, Bandit ¿Qué sucede?
Pareció dudar un poco antes de responder:
— Tú ganas... — Suspiró en son de derrota. — Se trata de Aidan...
— ¿Sucedió algo malo con él? ¿Pelearon?
Negó con la cabeza.
— Es sólo que... Ya nada es lo mismo que antes... Ahora él casi no tiene tiempo para mí... Y sé que no es su intención, pero yo... N-No sé... — Suspiró. — Estoy muy triste.
— Él irá a la universidad el año que viene, ¿Verdad?
— Sí... — Respiró hondo. — Desde que comenzaron las clases... Todo cambió. Él sigue siendo muy lindo conmigo, pero... Está más ocupado que antes; se la pasa todo el tiempo estudiando, también consiguió un empleo de medio tiempo y sigue siendo activista... Me acostumbré a estar siempre con él o al menos hablar todo el día por chat y enviarnos memes, pero las cosas han cambiado desde que él no tiene tanto tiempo libre. — Expresó con melancolía, antes de recostarse en mi pecho en busca de consuelo. — Ni siquiera va a poder venir hoy porque estará estudiando, ¡¿Quién rayos estudia un sábado en la noche?!
— Yo solía hacerlo cuando estaba en la universidad. — Mencioné. — Pero entiendo tu punto.
— ¿De verdad? — Me miró incrédula. — No creo que sepas cómo es sentir que te quedas atrás... No es sólo el hecho de que él ya no tenga tiempo para mí lo que me molesta... Es que ahora está enfocado en otras cosas, incluso tiene intereses diferentes, y es totalmente normal, él es más grande, está madurando, y yo... Trato de seguirle el ritmo... Pero no puedo...
— Es porque no puedes obligarte a crecer, cariño... Debes ir a tu propio ritmo y quemar todas tus etapas. No está bien que te fuerces a ser otra persona para complacer a alguien más.
— Lo sé... Pero no quiero que él deje de ser mi novio porque sólo soy una niñita.
— No lo creo... Aidan no es de ese tipo de chico, y según entiendo, él preferiría que siguieras siendo tú misma antes que "ponerte a su nivel"... Deberías decirle cómo te sientes.
Negó con la cabeza.
— Lo he pensado... Pero no quiero ser como sus amigos, que lo molestan sólo porque ya no tiene tanto tiempo libre para los demás... No quiero que se sienta mal sólo por enfocarse en su futuro, porque eso no es algo malo... Y la verdad... Quisiera no hacer drama por esto, ¡Pero es que no puedo evitarlo! — La abracé fuerte cuando comenzaron a escaparse unas cuántas lágrimas de sus ojos. — Me siento muy egoísta... Debería apoyarlo en lugar de molestarme porque no puede pasar el Halloween conmigo... Pero aun así estoy muy frustrada... Odio no poder controlar mis sentimientos.
— Esta situación claramente te hace sufrir, pequeña... — Musité. — Por eso debo insistir en que lo mejor es que hables con él y le digas cómo te sientes... Tú no le pedirás que deje su futuro por ti, así que estaría muy mal de su parte si te reprochara por sentirte así... Sin embargo, yo ya conozco a Aidan, y sé que, si hablas con él, estarás más tranquila, porque él va a tomar en cuenta esos sentimientos.
— Qué curioso... Siempre creí que el día que tuviera mi primer problema de este tipo, tú harías lo posible para que terminara mi relación. — Me hizo reír. — Sé que aún piensas que soy muy pequeña para tener novio.
— Así es... Pero ya me resigné a que, a esta edad, inevitablemente tendrás novio... Y si vas a tener uno, prefiero que sea alguien que te quiera y te respete; por eso Aidan me cae bien... ¿Hablarás con él?
— No... No, sólo debo acostumbrarme a que las cosas cambien, no puedo llorar como una niña chiquita por estas cosas.
— Claro que puedes, estás en todo tu derecho. Y por eso debes hablar con él si quieres estar más tranquila.
— Es que... Tú no entiendes cómo me siento... — Suspiró. — Tienes una relación perfecta que ha durado prácticamente toda tu vida... — Comenzó a limpiar sus lágrimas.
— Por si no lo recuerdas... Esa relación terminó, y Frank y yo estuvimos separados durante muchos años... ¿Y sabes por qué? — Negó con la cabeza. — Por sentir que estábamos fuera de sintonía... A pesar de que tenemos la misma edad, estábamos en diferentes etapas de la vida.
— ¿Por qué? — Frunció el ceño.
— Porque cuando terminé la preparatoria, me fui a estudiar Arte en California... Bien pude estudiar en Nueva York, pero en su afán de mantenerme lejos de Frank, mis padres me enviaron hasta allá.
La narración de mi historia con final que se supone que tiene una moraleja, se vio interrumpida cuando la puerta se abrió, dejando ver a Frank con el bebé en sus brazos.
— Oigan, mis padres ya están abajo, y además Melissa acaba de llegar y... ¿Bandit? — La observó por unos segundos. — ¿Por qué estás en pijama?
— Estamos teniendo una crisis adolescente aquí. — Expliqué. — Ven aquí. — Palmeé el colchón, justo a mi lado. — Bandit y su novio están en etapas muy distintas porque él está a sólo un año de irse a la universidad, entre otras cosas. Ella siente que se queda atrás y cree que no entendemos ese sentimiento.
— Hey... Yo pasé por eso cuando Gee se fue a la universidad. — Dijo, uniéndose a nosotros.
— Justo esa historia le estoy contando. — Sonreí.
— Sí... Bueno... Lleguen a la parte donde me convencen de cambiar de opinión sobre quedarme triste y amargada esta noche. — Se apresuró Bandit.
— Lo mejor es que le digas a Aidan cómo te sientes. — Frank le dio justo el mismo consejo que yo. — Porque si no le dices, todos esos sentimientos quedarán acumulados y cuando estallen, entonces todo terminará mal.
— Eso... ¿Fue lo que pasó con ustedes?
— Sí... — Respondí. — Es que... Frank se quedó aquí; se concentró en la banda que tenía en aquel entonces, y así como él tenía sus sueños en mente, yo también tenía los míos, y me estaba enfocando mucho en mi carrera... Estudiando por montones hasta los sábados en la noche... También hice nuevos amigos; más artistas como yo. Aunque algunos se dedicaban a otras áreas como la escultura o el performance, aquel nuevo grupo donde muchos tenían el ímpetu rebelde y antisistema que tenían mis viejos amigos, irónicamente, eran personas tranquilas a pesar de sus excentricidades; era un mundo muy distinto para mí. Pronto inicié una nueva vida, desarrollé nuevos gustos, incluso cambié mi color de cabello a un rubio que combinaba mucho con el ambiente californiano, y después, un rojo intenso. También obtuve un empleo, por lo que estaba bastante ocupado...
— Y mientras Gee se sumergía en ese mundo de artista interesante y no sé qué más, yo era cada vez más punk.
— Qué inusual... Tú siendo una rata punk. — Ironizó Bandit.
— Raro, ¿Verdad? — Frank le siguió la corriente. — Solía meterme mucho en problemas y no es una actitud que me enorgullezca, pero así éramos con Pete, Joe, Bert, y los demás... En realidad... Se podría decir que yo no cambié; la única diferencia era que no estaba Gerard.
— ¿Y qué cambio generaba mi papá en ti?
— Que cuando él estaba, yo dejaba de ser el "tipo duro" que intentaba ser siempre... Él me suavizaba, me hacía ser cursi y hacer cosas que siempre me parecieron patéticas, todo esto debido al gran amor que le tenía, o mejor dicho, al gran amor que le tengo, pues hoy en día sigue siendo así; sólo mírame, llevo un cursi disfraz de canguro. — Bandit rió. — Pero sin Gerard... Ya no había nadie que me detuviera a la hora de ser un idiota. Entonces, mientras él estaba llenándose de cultura y estudiando mucho, yo estaba bebiendo alcohol, fumando porros, grafiteando paredes, gritándole a un micrófono, poniendo en riesgo a mis compañeros de banda con las cosas que hacía en el escenario... Tú sabes, lo usual.
— En nuestras conversaciones podías notar muy fácilmente el contraste entre nosotros, y no sólo eso, sino cómo evidentemente nos estábamos perdiendo muchas cosas de la vida del otro al estar lejos. Es que debido a la diferencia de horario y a nuestras agendas, nos era muy difícil estar en contacto todos los días.
— Gerard cambió mucho... Recuerdo que nuestros amigos comenzaron a llamarlo "Hollywood".
— ¡Agh! — Rodé los ojos. — Realmente odié ese apodo, y también odiaba que Frank fuese tan inmaduro... Al principio era una ligera molestia con respecto a que se comportara como ellos, haciendo chistes inapropiados sobre las demás personas, metiéndose en problemas y todo lo demás... Pero nunca se lo dije, porque quería evitar un conflicto... A pesar de que había muchas cosas sobre él que comenzaban a molestarme, yo seguía muy enamorado... Y me convencí a mí mismo de que todos los defectos que comencé a verle, sólo estaban en mi cabeza, pues, si antes no me molestaba que Frank fuera de esa forma, ¿Por qué ahora sí?
— Porque dejaste de ser un chico emo y nerd y te convertiste en Hollywood... — Frank rió. — Recuerdo que Gerard se fue a California poco antes de septiembre de 2001 para empezar la universidad, no volvimos a vernos sino hasta noviembre, cuando vino con su familia por el día de gracias; no había cambiado aún, seguía siendo el mismo y tuvimos la oportunidad de pasar mucho tiempo juntos aunque fuera a escondidas. Luego pasamos meses y meses sin vernos... No nos volvimos a ver en persona hasta el verano de 2002, cuando regresó con un estilo muy diferente... Había adelgazado, llevaba el cabello largo y rubio, incluso tenía puesta una camisa hawaiana; se veía taaan estereotípico. — Me hizo reír, a la vez que asentí, dándole la razón. — Fue entonces cuando el apodo Hollywood nació.
— Ese apodo lo inventó el papá de Bronx ¿Verdad? — Preguntó Bandit.
— ¡Sí! — Respondí.
— Me lo supuse. — Rodó los ojos y negó con la cabeza.
— Lo sé... — Suspiré. — Pete era un idiota... Y me molestaba que Frank se riera y le siguiera el juego, porque era algo muy estúpido.
— Muy mal, enano. — Bandit lo miró con desaprobación. — Muy mal...
— Creo que tú entiendes cómo me sentía, Bandit... — Dijo Frank. — Gerard se había vuelto más serio, ya no le hacían gracia muchas de nuestras bromas. Por eso, ante nuestros ojos, se había vuelto estirado y pretencioso, cuando en realidad había madurado y se había vuelto más culto gracias a la universidad. Al principio, sentía como si él pretendiera ser otra persona, y eso era lo que me molestaba; sentir que Gerard no estaba siendo él mismo.
— Eso me sucede con Aidan... — Admitió. — Siento que está cambiando, pero... No es que haya dejado de ser él mismo... Es sólo que está creciendo.
— ¿Lo ves? Tú lo entiendes, pero a mí me costó entender eso... Y cuando por fin comprendí que Gerard no estaba dejando de ser él mismo, sino que sólo maduró y por eso era diferente a como era antes... Me molestaba más... Porque, mientras él crecía, yo seguía exactamente igual... Me estaba quedando atrás.
— Lo sé... Y es frustrante no poder cambiar para cumplir las expectativas de la otra persona aunque quieras. — Bandit suspiró... Noté que le es más fácil identificarse con Frank cuando se trata de nuestra historia
— Así es. — Frank asintió. — Pero te frustras más si no le dices cómo te sientes por miedo a que las cosas salgan mal... Sólo mira mi ejemplo... Nunca le dije a Gerard cómo me sentía y mientras más acumulaba esos sentimientos, más inseguridades crecían en mí, como... "¿Qué tal si deja de quererme por ser un inmaduro?". — Bandit asintió efusivamente, comprendiendo ese sentimiento. — "¿Qué pasa si encuentra a alguien mejor?". Me sentía cada vez más triste y amargado... Porque estábamos muy lejos, no teníamos tanto tiempo libre para comunicarnos, y ahora estábamos en etapas muy distintas... Y Gerard no tenía ni la menor idea de que yo sufría en silencio. Entonces, cuando volvimos a vernos en Halloween de 2002, todo se fue a la mierda...
— Estuve ahorrando para volar a Nueva Jersey exclusivamente para el cumpleaños de Frank y estar con él ese día, y no sólo eso, también para comprar la entrada a un concierto... Resulta que la banda de Frank abrió para Blink-182 justo esa noche.
— ¡Eso es increíble! — Bandit se quedó boquiabierta.
— Estaba muy orgulloso de él... — Sonreí, antes de besar la mejilla de Frank. — Y que todo sucediera la noche de su cumpleaños lo volvía más especial.
— Yo no sabía que Gerard iría... Y cuando lo vi, sentí que mi día estaba completo... Sin embargo... — Suspiró.
— Nuestras inseguridades arruinaron todo. — Completé. — Recuerdo que fuimos a celebrar en casa de Ray después del concierto... Y me molesté porque Pete empezó a hacer sus bromas estúpidas sobre mí, y Frank, en lugar de defenderme o al menos ignorarlo, le seguía el juego.
— No recuerdo mucho... — Agregó Frank. — Sólo que empezamos a pelear por una tontería y luego terminamos sacando todo lo que nos molestaba del otro.
— Pero al haber acumulado todos esos sentimientos negativos que comenzaron como pequeñeces, éstos crecieron y al final salieron de nosotros en forma de dagas... Nos herimos mucho.
— Y decidimos terminar... Sentíamos que... Si de ahora en adelante ninguno era suficiente para el otro, entonces... ¿Para qué estar juntos?
— Y... — Ahora Bandit se muestra un poco más triste. — ¿Ustedes aún se querían?
— Siento que nunca dejamos de querernos... — Suspiré. — Y durante mucho tiempo sentí que... Si desde un principio hubiésemos sido honestos sobre cómo nos estábamos sintiendo con respecto a los cambios, tal vez las cosas no habrían terminado así...
— Sí... Después de todo, nos extrañábamos y no es secreto para ninguno de los dos... Yo, por mi parte, me arrepentí de muchas cosas que dije... Sentí que podíamos resolverlo... Pero ya era demasiado tarde... Aprendimos a vivir sin el otro... Hicimos nuestras vidas por separado... Nos enamoramos de otras personas... Y el resto es historia.
— Pero entiendes nuestro punto, ¿Cierto? — Le pregunté a Bandit, quien asintió.
— C-Creo que hablaré con Aidan este lunes... Cuando nos veamos en la escuela... Y le diré cómo me siento. No quiero que terminemos y tampoco quiero llenarme de inseguridades.
— Muy bien. — Besé su mejilla. — ¿Te sientes mejor ahora?
— Sí... Sólo tengo una duda... ¿Cómo se sintieron mis abuelos con respecto a que volvieras a estar con Frank después de tantos años?
— Al principio no me hablaban, sobre todo por lo que pasó con Lindsey. Incluso hubo de tensión entre ellos y yo cuando estuvimos en la fiesta de Mikey el año pasado, ¿Recuerdas? — Ella asintió.
— ¿Y qué los hizo cambiar de opinión?
— Que este lindo bebé estaba por llegar. — Acaricié la mejilla de Miles, quien sólo ha estado chupando sus dedos.
— ¿Quieres salir a pedir dulces con nosotros, B? — Preguntó Frank finalmente.
— No quiero perdérmelo. — Sonrió. — Y Melissa está aquí... No quiero dejarla sólo porque estoy teniendo un drama con mi novio.
— Genial, así se habla. — Dije a la vez que Frank y yo nos levantamos de la cama. — Te dejaremos para que te arregles... Pero date prisa. Recuerda que planeamos ir a pedir dulces antes de que llegaran los invitados a la fiesta de Frank.
— No te preocupes... — Asintió. — Por cierto... Todavía sigo un poco decepcionada porque Frank no se disfrazó de rata y tú de queso; aunque ustedes y Miles se ven adorables de canguros, la rata y el queso era una idea más romántica a mi parecer; lástima que sólo Cherry votó por esa idea en la asamblea. — Nos hizo reír a mí y a Frank.
— Date prisa, ¿Sí? — Insistí, sonriendo más tranquilo al ver que está de mejor humor y se permite hacer bromas.
Al salir de la habitación, Frank y yo soltamos un largo suspiro exhaustivo... Realmente ha sido un día muy largo.
— ¿Alguna vez pensaste que nuestras locas historias de cuando éramos jóvenes nos servirían para darles lecciones a nuestros hijos? — Pregunté, tomando a Miles en mis brazos para ponerlo en mi disfraz.
— La verdad no... Siempre creí que éramos un pésimo ejemplo. — Sonrió. — Pero al menos somos excelentes padres.
— No podría estar más de acuerdo. — Me incliné para darle un beso en los labios.
Bajamos a la sala con los demás, y estuvimos esperando a Bandit por unos minutos. No sé cómo le dio tiempo de maquillarse tan rápido, pero se veía muy bonita como Morticia Addams, aunque la actitud con la que bajó las escaleras, no tenía nada que ver con su disfraz, pues bajó corriendo con una sonrisa de oreja a oreja diciendo: « ¡Papi, adivina!».
— ¿Qué sucede, princesa?
— ¡Aidan me llamó y dijo que vendrá a la fiesta de Frankie! Estoy muy feliz... Dijo que pasó todo el día estudiando sólo para tener la noche libre y poder venir... Ahora siento que me estaba preocupando por nada...
— Estoy muy feliz por ti, cariño, pero aun así... Debes decirle cómo te sientes con todo lo que está pasando entre ustedes.
— Claro que lo haré. — Afirmó con seguridad.
...
Superados todos los agravios del día, los siete nos fuimos a pedir dulces; dejamos a los padres de Frank cuidando la casa y a los perros mientras no estamos, de hecho, ellos cuidarían a Lily en el caso de que no hiciera su tarea y no pudiera ir con nosotros. Pero al final, todo salió bien. Recorrimos el vecindario; nuestros vecinos estaban enternecidos con nuestros disfraces. Bandit, por su parte, está contenta de estar con nosotros y su mejor amiga, las gemelas también están felices y estoy seguro de que Miles también lo está.
Cuando regresamos a casa, los invitados comenzaban a llegar, entre ellos, mi hermano, su esposa y sus dos hijas; Kennedy es sólo cuatro meses mayor que Miles, por lo que ya ha aprendido a hacer más cosas y decir unas pocas palabras, y aun así, son mejores amigos.
Pasamos un rato agradable... El novio de Bandit llegó, disfrazado de Gomez Addams; él y Bandit ya habían planeado sus disfraces de antemano, quizás es otra razón por la cual Bandit estaba triste de no poder estar con él esta noche. Pero al menos ahora está mucho mejor y, gracias a mí y a Frank puede saber cómo lidiar con todos los cambios abruptos que hay en su vida y que seguirán habiendo a medida que siga creciendo.
Agradezco que, pase lo que pase, Frank y yo siempre podamos estar para Bandit... Para Lily y Cherry... Y para Miles... Y que también podamos estar para apoyarnos entre nosotros.
Ayer tuvimos un día difícil, y el día de hoy empezó de la misma manera, sobre todo para Frankie y también para dos de nuestras hijas, pero me alegra poder hacer algo para que sean felices de nuevo, para hacer que se sientan queridos y apoyados, porque ellos me hacen sentir así todo el tiempo.
Cuando mi esposo vio su pastel de cumpleaños, donde escribí "¡Feliz cumpleaños, Frankie!" con mi letra chueca y que las niñas me ayudaron a decorar, se puso muy feliz; y su gran sonrisa hizo que todo valiera la pena. Es increíble cuánto amo a ese hombre... Y más increíble aún es el hecho de que nuestra historia de amor sea infinita.
Entonces, mi reflexión final podría ser que, cada día, por más difícil que parezca, puede ser el mejor de los días si nos mantenemos juntos como familia; si yo estoy para Frank, si Frank está para mí, y si ambos estamos para nuestros hijos.
— Te amo mucho... — Me dijo en la soledad de nuestra habitación, luego de que la fiesta terminó, y el bebé y las niñas se encuentran durmiendo en sus respectivas habitaciones. — Gracias por hacer de este un día muy especial...
— Te amo. — Respondí antes de besarlo.
Acto seguido, lo observé quitarse su disfraz, sólo para descubrir que debajo tenía puesta su pijama, lo cual me hizo reír.
— ¿En serio llevabas puesta tu pijama todo este tiempo?
— Bueno, sabía que al terminar el día sólo querría dormir hasta el lunes. — Bromeó, recostándose en su lado de la cama.
— Oh... ¿En serio quieres dormir? — Esbocé una sonrisa pícara, acercándome a él para sentarme sobre su regazo.
— ¿Por qué la pregunta? — Mordió su labio inferior, sosteniendo mis caderas con sus manos tatuadas. — ¿Acaso tienes otra sorpresa de cumpleaños para mí?
Reí ligeramente, acercándome más y más a su rostro, sólo para provocarlo.
— ¿Por qué no me quitas el disfraz y lo averiguas?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top