Capítulo 5

Estaba muy feliz soñando que Ryan Ross salía del clóset y que gracias a eso se confirmaba el Ryden sin importar cuántos años hayan pasado. Pero entonces...

— Bandit... — La voz de mi papá me trajo a la realidad en la mejor parte del sueño; cuando Panic! volvía a ser una banda y Ryan se besaba con Brendon en el escenario frente a millones de personas. 

Había despertado, sin embargo, no abrí los ojos, porque todavía me sentía con sueño. Mientras tanto, mi papá me sacudía suavemente, pidiéndome despertar. 

— Mi amor, tienes que ir a la escuela. — Me decía. 

— ¡Déjame dormir! — Le supliqué. 

— Bandit Lee Way ¿Acaso no te emociona tu primer día de clases? 

— ¿A quién sí? — Repliqué, tomando un cojín para cubrirme la cara e ignorar más a mi papá. 

— No me digas que te da miedo entrar a una nueva escuela y tener que hacer nuevos amigos. 

— Sabes que no soy asocial. — Terminé por quitarme el cojín y abrir los ojos poco a poco para poder mirarlo. Al menos agradezco que él sea lo primero que veo al despertar, porque mi papá es muy lindo, es como un ángel, Frank tiene demasiada suerte y espero que lo sepa. — Sólo... ¡Sólo quiero dormir! ¡Por favor! Es el primer día de clases, da igual si falto, estoy segura de que no voy a hacer nada. Déjame faltar por hoy. Por favorcito ¿Sí?

— Levántate. — Me quitó las sábanas de encima. — Vamos. 

Con todo el dolor de mi alma, tuve que sentarme en la cama y, una vez que logré esta simple acción, volví a caer de espaldas y cerré los ojos. 

— ¡No puedo! — Me quejé. — ¡Mi cuerpo pide dormir! ¡Aún sigo en horario de vacaciones!

— Siempre es lo mismo contigo, Bandit. — Bufó. — Te voy a volver a dejar sola y subiré en veinte minutos ¿Entiendes? Veinte minutos. — Hizo más énfasis. — Y si para entonces no estás lista, voy a llevarte en pijama al colegio, aunque sea a rastras, Bandit, te lo prometo. 

Solté una risita. Mi papá no sería capaz de hacer algo así... Pero Frank... Ese enano siniestro sí que lo haría, incluso sin necesidad de que mi papá se lo pidiera. 

Así que me tuve que motivar a mí misma a obedecer. 

— Señor, sí señor. — Le respondí en tono militar, por lo cual él rió, me mostró la lengua y luego salió de la habitación. 

Volví a sentarme. Esta vez, bostecé y comencé a estirar mi cuerpo.

Me gusta cómo se ve mi nuevo cuarto, me hace sentir en casa y esa era la intención que tenía, ya que desde un principio supe que éste sería mi refugio cuando las cosas se pusieran caóticas allá afuera con todo este asunto de la "nueva familia". 

Después de la rabieta de Cherry el sábado en la tienda de muebles, Frank terminó castigándola quitándole la televisión y tampoco tiene permiso de ir a una fiesta de cumpleaños a la que ella y su hermana están invitadas. Lily se salvó sólo porque pidió disculpas por haberse puesto a llorar. Cherry, en cambio, se negó a disculparse por haber mordido mi mano. Creo que esa niña me odia, ya que al ser muy pequeña, pensará que su papá la castigó porque yo ahora "soy la favorita" (palabras de ella) y no porque ella realmente actuó de mala manera. 

Ayer nos levantamos temprano y decoramos juntos mi habitación, creo que fue un domingo de completa paz, ignorando el hecho de que papá volvió a vomitar su desayuno porque ahora absolutamente todo le da náuseas, incluso tuvo que usar un tapabocas para ayudarme pintar el cuarto, aunque sólo pintamos una sola de las pareces, la central, y lo hicimos como lo habíamos planeado el día anterior; mezclando distintas tonalidades de azul y algo de blanco simulando un efecto de olas que quedó muy bonito (obviamente que iba a quedar bonito, lo pintó mi papá). 

Frank estuvo "ayudándonos". Yo no le llamaría "ayudar" porque en realidad, él fue quien le añadió la diversión al asunto comenzando una tonta guerra de pintura donde todos terminamos con la ropa manchada de azul. 

El único momento en que Frank sirvió para algo bueno fue cuando llegó la hora de usar la fuerza bruta para acomodar los muebles, ya que mi papá, por su embarazo, no debería hacer mucho esfuerzo. Colocamos un escritorio, donde puse mi laptop, una lámpara de lectura, mis libros de la escuela y ordené y guardé mis materiales de arte para que se vieran muy estéticos sobre el escritorio, pero sé que dicha "estética" no durará mucho porque suelo ser muy poco organizada. También conseguimos uno de esos asientos colgantes, porque me encantan y de hecho tenía uno en Los Ángeles, donde a veces solía sentarme sólo para balancearme como en un columpio. También compramos cosas como sábanas y cojines, una mesa de noche y una pequeña biblioteca para colocar el resto de mis libros y un par de puffs por si algún día traigo invitados. 

Los toques finales los puse yo sola decorando todo a mi gusto, colocando cada cosa en su lugar, como fotos y posters en las paredes blancas. Coloqué las clásicas luces nocturnas de color blanco sobre esa pared llenas de fotos y en los otros rincones en blanco puse las pinturas de mamá y papá. Empezamos muy temprano en el día y terminamos por la noche, pero el resultado final me dejó más que satisfecha.  

Lo último que hice fue vaciar mis maletas y guardar toda mi ropa en el clóset, este último paso fue, para mí, el más shockeante de todos, por decirlo de alguna manera, ya que este acto fue el que más me llevó al hecho a asimilar que estas no son unas vacaciones, no nos quedaremos con Frank por unos días, sino de forma definitiva, y considero que es difícil entenderlo y adaptarme a la idea de que aquí me voy a quedar, "éste es mi hogar ahora".

Y bueno... El día de hoy tengo que ir al colegio y conocer gente nueva, lo cual me emociona un poco, a pesar de que odio mucho tener que levantarme temprano. 

Después de darme una ducha y vestirme, bajé rápido a la cocina, desayunamos todos juntos y luego subimos al auto de Frank porque había que dejarme a mí en la secundaria y a Cherry y Lily en el preescolar.

Frank se estacionó en la que será mi nueva escuela, la cual terminó siendo un poco parecida a mi antigua escuela. Me despedí de él al bajar del auto, pero mi papá se bajó conmigo para acompañarme hasta la entrada; muy típico de él. A diferencia de muchos otros niños, no me avergüenza que mi papá me acompañe hasta la entrada, me encanta que lo haga, y me parece tierno el hecho de que él siempre esté más nervioso que yo con mi primer día de clases.

Una vez que llegamos a la entrada, él se inclinó para darme un abrazo. 

— Pórtate bien, princesa. — Me dijo tomando mis mejillas con sus manos. — Te deseo mucha, mucha suerte. Te amo. — Comenzó a llenar mis mejillas de besos. 

— Yo también te amo. — Dije mientras él seguía dándome besitos. — Y tú también pórtate bien mientras te quedas en casa A SOLAS con Frank. 

— En realidad iremos al médico ¿Recuerdas? Me harán ecografías y esas cosas... ¿Qué estabas insinuando, señorita? — Me miró suspicaz, colocando las manos en su cintura.

— Nada... Es sólo que los fanfics me han enseñado lo suficiente como para saber que ese bebé que tienes allí dentro no lo trajo la cigüeña. 

— ¡Tengo que prohibirte el Wattpad! — Exclamó avergonzado, con un sonrojo terrible en el rostro. 

— Deberías hacerlo, porque empezaré a escribir historias de ti y Frank. — Bromeé, ahora siendo yo quien tomó su rostro, para darle la misma cantidad de besos que él me dio en las mejillas. — Adiós, te amo. — Dije finalizando con un besito en la frente. 

Algunos chicos que entraban se nos quedaron mirando feo, pero a mí no podía importarme menos porque realmente me dan muy igual las opiniones de los demás. 

Después de nuestro meloso momento de padre e hija, papá regresó al auto con Frank, quien tocó la bocina unas dos veces en son de despedida.

Entré al imponente edificio como si fuese la reina del mundo. Papá alguna vez me dijo que todo es cuestión de "lenguaje corporal"; siempre tienes que mostrar seguridad aunque por dentro tengas mucho miedo. Él solía ser popular cuando estaba en la secundaria, y se debía, precisamente, a que siempre parecía ser seguro de sí mismo y era simpático con la gente, así que yo me propuse ser igual a él. En la vida tú eres lo que quieres ser, y eso lo proyectas con tus comportamientos, es por eso que las personas altivas y seguras de sí mismas son las que reinan en los grupos sociales y las personas inseguras, que parecen tener miedo cada vez que hablan o actúan, pasan desapercibido. 

Busqué en mi mochila el horario que le entregaron a mi papá cuando me inscribió en esta escuela, ya que allí dice el aula asignada a mi grado.

De nuevo, mi nuevo salón se parece al anterior, eso me hace pensar que tal vez todas las escuelas se parecen. Al entrar, hallé a la mayoría de mis nuevos compañeros ya sentados en sus respectivos asientos. Todos estaban acomodados en grupos, conversando entre sí, excepto por unos cuantos solitarios. Al igual que en una película mala, todas las miradas se dirigieron a mí cuando entré al salón, pero no me dejé intimidar por nadie, simplemente seguí caminando con la postura erguida y quizás un poquito de arrogancia en mi andar. Tomé asiento en uno de los lugares de en medio en la hilera de asientos junto a la gran ventana con vista al patio central.

Según el horario, la primera clase es Matemáticas. Pensé que tendría que esperar mucho, pero sólo pasaron segundos antes de que la profesora, una mujer como de unos cincuenta años, alta y delgada, entrara al aula de clases y colocara su maletín en el escritorio, su sola presencia logró que los murmullos de los diferentes grupos conversando se acallaran. 

La señora escribió su nombre en el pizarrón; Alicia Harper. Los alumnos soltaron un bufido cuando ella alegó que "nos veríamos un año más en esta maravillosa clase", lo que me dio a entender que la mujer no era muy querida en el salón. Luego dijo: «Veo caras nuevas aquí». Y yo sabía que era mi momento de "brillar". 

— ¿Podrías hablarnos un poco sobre ti, querida? — La maestra me miró directamente, y pronto todos me miraron. 

De nuevo, sin dejarme intimidar, me levanté, y a pesar de que estaba un poco nerviosa, hablé con una voz afable y clara: 

— Bueno, me llamo Bandit Lee Way. Me acabo de mudar desde Los Ángeles y no conozco a casi nadie aquí, así que espero hacer buenos amigos. 

No sucedió nada al respecto, sólo volví a sentarme y la maestra comenzó con su clase. Al principio creí que podría pasarme algo vergonzoso como que mi falda se enganchara en la silla pero, afortunadamente, nada de eso sucedió. La clase transcurrió como debería ser, incluso diría que me estaba aburriendo mucho porque odio los números y no los entiendo, para mí es normal divagar en clase de Matemáticas y perderme de todo lo que sucede a mi alrededor. 

Seguidamente de la clase de Matemáticas vino Literatura, afortunadamente, no fui la única que tuvo que presentarse, ya que este maestro nos daría clases por primera vez, así que todos tuvimos que presentarnos. 

A la hora del receso, cuando comencé a recoger mis cosas, un niño se acercó a mí. 

— Hola, me gusta tu nombre. — Me dijo, captando mi atención. 

Una vez que me colgué la mochila al hombro, pude levantar la mirada y detallarlo bien; tiene el cabello de un color rubio claro y los ojos azul grisáceo. 

— Podría decir lo mismo del tuyo si tan sólo lo recordara. — Respondí, queriendo ser simpática con él. 

— Me llamo Bronx. — Extendió su mano y yo la estreché. — Y hasta ahora, yo era la persona con el nombre más inusual aquí. 

— Nunca he conocido a nadie llamado Bronx, pero no me suena raro.

— ¿Eso crees? Pues mi segundo nombre es Mowgli. — Ahora sí, no pude evitar reír, pero él rió conmigo. — Hasta hace poco se hacían bromas con eso.

— ¡Eso sí es extraño! 

— Mi papá es excéntrico. — Se encogió de hombros. — Mis hermanos también tienen nombres raros. 

— ¿Y cómo se llama tu papá? 

— Pete. — Dijo con otro encogimiento de hombros, y yo sonreí. 

— Mi papá se llama Gerard y se podría decir que también es algo excéntrico, así que ya tenemos algo en común.

Ese fue el inicio de mi primera amistad escolar en Nueva Jersey.

Bronx y yo nos comenzamos a entender bien, y todo porque él también escucha varias bandas de las que me gustan. Así, entre conversaciones sobre nosotros y nuestros gustos, salimos a merendar en el patio central. Nos sentamos debajo de un árbol, donde podíamos observar perfectamente a la cantidad de estudiantes de grados diferentes que pasaban el rato en las mesas de dicho lugar. 

Saqué de mi mochila una bolsa de Doritos, gracias a Frank me enteré de que los Doritos no son veganos, o al menos no los clásicos Nacho Cheese, que son los que compré de camino a la escuela. 

— Mi padrastro es vegano y dice que esto contiene queso real. — Dije abriendo la bolsa. — Este será el primer producto no vegano que coma en todo el fin de semana. — Bronx se rió de mi dramática expresión de felicidad al llevar el primer Dorito a mi boca. — Sabe a gloria, sabe a felicidad, sabe a...

— Crueldad animal. — Se mofó Bronx, a pesar de estar comiendo un sándwich de jamón. 

— Shh... — Siseé. — No me harás sentir culpable, menos si estás comiendo jamón, niño. 

— ¿Sabes algo? — Comentó de repente. — Espero que no te lo tomes a mal pero tengo que confesarte una cosa. 

— ¿Qué? — Fruncí el ceño; es demasiado extraño que un desconocido te diga eso. 

— Desde un principio supe quién eras... — Se dio cuenta de mi cara de extrema confusión. — ¡Pero es porque me gusta la banda de tu mamá! ¡Incluso eres como su clon, te pareces mucho a ella! Y tenía miedo de que pensaras que me estaba acercando a ti sólo por eso, pero en realidad me caes muy bien, tenemos cosas en común, eres simpática y me gustaría que fuéramos buenos amigos. 

— Si te estás acercando a mí por interés, te advierto que pierdes el tiempo porque nunca conocerás a mi mamá a menos que vayas a Los Ángeles, pues ella nunca va a venir para acá a verme, si eso es lo que esperas. 

Él sólo rió. 

— ¿Tan mal se llevan? 

— No nos llevamos mal. — Dije mirando hacia el paisaje de gente deambulando por la escuela. — Es sólo que...

Y entonces lo vi.

— ¡No puede ser! — Me quedé boquiabierta. 

— ¿Qué...? — Su vista se dirigió al frente para detallar qué o a quién estaba mirando.

Vi a lo lejos, acercándose a una mesa para saludar a unos chicos, al mismo niño que Frank me había presentado el sábado en su tienda; al parecer estudia aquí. 

¡Joder! ¡Aidan estudia aquí!

¡¿Cuándo?! ¡¿Cuándo en la vida se ha visto que tengas un crush momentáneo en la calle y que de repente éste se aparezca en tu escuela?! Yo sólo lo leí en un fanfic (uno muy bueno, por cierto) ¡Y ahora resulta que son cosas que me pasarían a mí!

« ¡Por un demonio, lo que faltaba!». Pensé. 

¡Y por si fuera poco! Como si no hubiese ya quedado en claro que mi vida parece sacada de Wattpad, Aidan volteó de casualidad y entonces, sus ojos se encontraron con los míos.

— ¡Oh no! — Aparté la mirada rápido, esperando que todo terminara allí. 

— ¿Acabas de llegar y ya hay alguien que te gusta, Bandit? — Bronx me miró con una sonrisa pícara. 

— Cállate ¿Qué cosas dices? — Decidí seguir comiendo mis Doritos con "naturalidad" (porque se ve natural cómo, ABRUPTAMENTE, me coloqué de espaldas hacia la dirección donde estaba Aidan).

— ¿Y quién es ese chico que te miró e hizo que te pusieras toda rara? 

— ¡Nadie! — Dije con la boca llena. — No hay nadie, estás inventando cosas. 

— Si ese chico es "nadie" ¿Entonces por qué viene para acá? 

Me tensé inmediatamente. 

— Nadie viene para acá. — Soné más nerviosa de lo que en realidad quería.

— ¿Entonces por qué no volteas? — Ahogó una risa burlona. 

— No voy a voltear. 

— Voltea, ahí viene. 

— ¡No, Bronx! Seguro que ni siquiera viene para acá. 

— Se está acercando. 

— Mentira... — Tengo que recalcar cuán nerviosa me puse; me puse excesivamente nerviosa. Quise huir. 

— Verdad... — Él continuó con su tono de burla. — ¡Bandit! ¿Podrías actuar más natural? 

— ¡Estoy actuando muy natural! 

— Sí claro... — Ironizó, comenzando a recoger sus cosas. 

— N-No, espera, B-Bronx ¿Qué haces? — Lo miré con verdadero pánico. — ¡No me dejes! 

— Tengo que irme, o si no, estaré de sobra en tres... Dos...

— ¡Hola! — Me sobresalté al escuchar la voz de Aidan detrás de mí. 

— Nos vemos en clase, B. — Dijo el malvado de mi nuevo amigo antes de irse y dejarme sola con Aidan, quien, sin esperar una invitación, tomó asiento en el lugar que estaba ocupando Bronx.

— Hey. — Dije, tratando de actuar normal.

— Te llamas Bandit ¿No es así? — Asentí, un tanto sorprendida de que recordara mi nombre. — Te lo pregunto porque soy malo para recordar nombres.

— P-Pues... No parece, porque acabas de recordar el mío.

— Quizás se deba a que eres la primera persona que conozco que se llame "Bandit".

— Ay no puede ser, ya van dos veces en el día que me dicen eso.

— ¿Te lo dicen seguido?

— Más de lo que te imaginas. — Suspiré.

Él se rió y yo traté de apartar mis nervios. Sé que al principio dije que el lenguaje corporal es importante, que lo mejor siempre es mostrar seguridad a pesar de que por dentro te estés muriendo ¡Pero con Aidan se me complica tanto! No puedo evitar bajar la mirada a cada rato porque me pongo aún más nerviosa si tengo que hacer contacto visual ¡¿Por qué me pasa esto, santo Dios?!

— Entonces... — Tuve que obligarme a levantar la mirada cuando noté su intento de sacarme conversación. — Eres la hija de Frank...

— ¡Qué raro suena! — Me puse roja de la vergüenza al darme cuenta de que pensé en voz alta. — Se podría decir que lo soy desde... El viernes. — Agregué, siendo sincera. — Así que aún no me acostumbro a la idea.

— ¿Y no conocías a Frank antes de mudarte con él?

— Para nada... Apenas sabía de su existencia. Pero por otra parte... Mi papá es feliz con él; nunca lo había visto tan contento cuando estaba con mi madre... — Sonreí nerviosa. — Oh, no. Debo estar hablando demasiado sobre mí; no quiero aburrirte.

— No lo haces. — Sonrió, y yo grité internamente.

— ¿Tocas la guitarra? — Pregunté por sacar conversación. — Frank mencionó que siempre ibas a la tienda pero no comprabas nada.

— Eso es una calumnia... Bueno... No del todo. La historia es ésta: Comenzando el verano, fui a la tienda de Frank para comprar cuerdas nuevas para la guitarra que ya tengo. Toco guitarra desde pequeño, también toco el piano. — Al escuchar eso, comencé a pensar insensateces como: "¡Me encanta este chico!". — El punto es que cuando fui a por las cuerdas, vi esa fantástica Flying V y me enamoré al instante. Mis padres podrían comprármela pero no me gusta tener las cosas sin ganármelas por mi cuenta. Y entonces, como quería tanto la guitarra, busqué un empleo de verano. — ¡Él parece ser perfecto! — Estuve trabajando en una heladería durante las vacaciones, y solía ir a la tienda de Frank sólo para asegurarme de que nadie había comprado la guitarra.

— E-Eso... Es genial de tu parte, es decir, wow, el hecho de que quieras trabajar para conseguir lo que quieres es a-algo admirable. — Logré decir entre torpes balbuceos.

— Gracias. Igual me da un poco de miedo que cuando tenga todo el dinero y vaya a la tienda, Frank haya vendido la guitarra.

— Oh, sí, teme. Porque Frank es una rata. — Suspiré sintiéndome más tranquila cuando lo hice reír. — Si quieres lo obligo a poner junto a la guitarra un cartel que diga "Reservada para Aidan".

— Lo apreciaría mucho. — Comentó entre risas. — Estoy cerca de poder comprarla, aunque ahora que comencé la escuela no podré trabajar porque realmente no tendré tiempo, ya que también soy activista para preservación del medio ambiente.

« ¡Definitivamente! ¡Es perfecto!». Me dije. Al escuchar esto, no pude evitar sentirme pequeña ante él, y no lo digo porque sea mayor que yo, sino porque hace demasiadas cosas a su edad y yo... Yo sólo dibujo y leo fanfics todo el día, y estoy segura de que cuando tenga quince años, seguiré dibujando y leyendo fanfics todo el día.

— ¿Hay algo que no puedas hacer? — Se me hizo inevitable decirlo.

— Es que... — Suspiró. — Te diré una cosa; a veces odio cómo las personas no parecen apreciar el mundo donde viven, por eso no les importa contaminar el ecosistema a pesar de que eso a la larga nos dañará a todos. Es muy feo cuando la mayoría de la gente que te rodea no logra apreciar lo bonito que es el mundo; los bosques, los océanos, los animales... La vida en general. Por eso también soy vegano, ¿Sabes la vida indigna que tienen los animales que son criados específicamente para el consumo humano?

«Mierda». Me dije. Frank dijo algo parecido en la mañana...

«Los Doritos no son veganos». Había dicho ante mi ignorancia, ya que yo pensaba que el sabor a queso era pura mierda artificial y nada realmente derivado de algún animal. «Tiene queso real, hecho con leche de vaca real». Hacía énfasis en la palabra "real". « ¿Entiendes que una pobre e inocente vaca que debería estar en una verdadera granja está encerrada en un lugar donde se le explota sólo para obtener la leche con la que se hicieron los ingredientes de esas mierdas que exportan las grandes industrias?

Cuando me dijo eso, pensé: «Frank es un intenso».

Pero cuando Aidan comenzó a hablar al respecto... No pude evitar doblar la bolsa con el restante de mis Doritos y guardarla en mi mochila sintiendo un poco de pena. Si Frank me viera en este momento, se estaría retorciendo de la risa.

— La gente nunca toma en cuenta cuánto sufren los animales porque los consideran un "algo" y no "alguien", y eso realmente apesta. — Continuaba él. — A la larga... Si seguimos así, no habrá ecosistema; la flora y la fauna morirán y ni siquiera habrá oxígeno para respirar. Por ende, el ser humano causará el fin del mundo. Y... Cuando te das cuenta de el verdadero valor de las cosas que hace tiempo se volvieron "simples", comienzas a plantearte que quieres lograr un gran cambio aunque sea con pequeñas acciones que contribuyan a eso, es... Es como ser el superhéroe de un libro de cómics. — Bajó la mirada sosteniendo su sonrisa, y luego me miró a los ojos. — Lo siento si me pongo intenso, ahora soy yo quien está hablando demasiado, disculpa si te aburro.

— Creo que es imposible aburrirse de ti.

«AAAAHHH ¡DIOS! ¡¿QUÉ DIJE?!». Entré en pánico inmediatamente.

— Q-Quiero decir.... — Se rió; seguramente al ver cuán nerviosa me puse. — Que es imposible aburrirse de... De alguien que aprecie tanto el mundo donde vivimos y eso... — Rasqué mi nuca. — Uh... — Comencé a plantearme buscar un tema de conversación ¡RÁPIDO!». — Lo que decías sobre ser un superhéroe... ¿T-Te gustan los cómics? — Asintió con entusiasmo. — ¡Es genial, a mí también! Mi papá escribe para DC.

— No es cierto. — Dijo boquiabierto, a lo cual yo sólo asentí efusivamente.

— Es líder del sello Young Animal.

— ¡No! No me digas que... — Seguía estupefacto, a lo que yo lo miré confundida. — ¿Tu papá es Gerard Way? — Asentí nuevamente. — ¡Eso es genial! No, miento, ¡Es más que genial! Amo lo último de Doom Patrol.

— Sí... Yo amo todo lo que hace, qué te puedo decir. — Me encogí de hombros.

— Entonces... Tu mamá... ¿Es la bajista de Mindless Self Indulgence? — Contesté con un asentimiento otra vez. — Qué suerte tienes.

— Podría decirse que sí, he sido criada por dos personas muy creativas; más por mi papá porque mi mamá vive ocupada con su banda... Pero tú entiendes.

— Es difícil creer que tus padres se hayan divorciado, es decir... Ambos son muy creativos, como tú dices; son grandes artistas. Y juntos, según yo, eran algo así como una combinación explosiva.

— Fueron una pareja "explosiva", sin duda... Pero no de la manera que tú piensas. La verdad, eran muy jóvenes cuando se casaron, además de que lo hicieron muy rápido, y así de rápido me tuvieron a mí y a la larga no funcionaron.

— ¿Y ahora no se repetiría el mismo proceso con Frank? ¿No sientes que es todo demasiado rápido también? Es decir... No lo conocías aún y ahora te mudaste a otra ciudad para vivir con él.

— Mi papá y Frank se conocen desde hace veinte años, es una historia de amor demasiado larga como para contártela en este momento, pero el punto es que... Ahora están juntos de nuevo, después de tanto tiempo, y parece que están súper enamorados, como si fuese la primera vez. Te confesaré que Frank no me cae del todo bien, pero siento que hace más feliz a mi papá de lo que alguna vez mi mamá lo hizo. Es raro vivir toda mi vida acostumbrada a ver y escuchar a mi papá peleándose con mi mamá y que hoy en día... Con Frank... Esté muy feliz todo el tiempo, y que los dos estén siempre mostrándose cariño a cada rato. Se siente raro, pero es una bonita clase de "rareza". Es raro sólo porque nunca pude ver a mi papá tan enamorado.

— Y tú eres feliz si él es feliz ¿Verdad? — Sonrió enternecido.

— Así es... Y él también considera mi felicidad a pesar de todo. El que estemos viviendo con Frank y sus hijas de esta forma tan repentina tiene una razón de ser, puedes creerme.

No sé por qué, pero él me inspira confianza, no le estaría contando sobre mi familia acabándolo de conocer si no fuera así. Es como que... A pesar de los nervios que siento en su presencia, al mismo tiempo, me puedo sentir muy bien y cómoda. Y no sé qué es, nunca pensé que uno podría sentirse así. Lo he leído en Wattpad cientos de veces, pero siempre he creído que era una exageración para hacer que los personajes principales "se amen" desde el primer instante. Pero ahora comprendo que, en la vida real, uno puede sentirse igual de bonito, lo que es imposible, es saber si ese sentimiento es mutuo, y es lo que termina arruinando todo al final.

Cuando abrí la boca para decir algo, el sonido de mi celular me interrumpió; tomé mi mochila para sacarlo del bolsillo delantero y me di cuenta de que se trataba de un mensaje... Un mensaje sobre la principal razón que nos trajo a vivir con Frank.

" ¡Conoce a tu hermanito! ¡Mira qué pequeño es!". Junto al texto venían un montón de corazones y una foto adjunta; una foto de la ecografía de mi futuro hermano o hermana. Sonreí bobamente al verla, y me doy cuenta de que cada día será más imposible no sentirme feliz por el hecho de que tendré un hermano.

Mi enorme sonrisa al ver el celular fue tan evidente que Aidan, tímidamente, se acercó más a mí, y yo le permití ver el mensaje de papá porque realmente estoy emocionada al respecto. Entonces él sonrió frunciendo el ceño, denotando confusión.

« ¿Cómo le explico que hay hombres que pueden embarazarse y que es todo un milagro de la ciencia?». Me dije.

Mi manera más fácil de decírselo es con todos los datos que acumulé de fanfics que me ayudaron a comprender la situación, pero no puedo decirle que paso gran parte de mis días en Wattpad leyendo sobre ships homosexuales de hombres que en su mayoría están casados con mujeres y tienen hijos ¡Va a pensar que soy una rara! Y él es tan lindo y tan maduro... Y apenas acabándonos de conocer ya podemos hablar un montón; no quiero arruinar eso dándome a mostrar como una niñita inmadura.

Así que dije la primera "explicación lógica" que se me ocurrió.

— Sonará raro, pero... Mi papá está embarazado. — Se sorprendió de tal manera que sus ojos se abrieron más de lo normal. — Es raro entenderlo; lo sé. Es impresionante... Pero en el mundo existe una mínima cantidad de hombres que cuentan también con un útero funcional y todo eso, y por lo tanto, son capaces de concebir... Y mi papá es uno de esos casos extraordinarios. Al principio fue difícil de entender, pero aprendí mucho al respecto porque... Lo vi en un documental... Un documental serio.

"Un documental serio" ¡Eso último sonó tan tonto! TAN tonto, que Aidan se rió, pero no fue una risa burlesca, sino una simpática, como sus risas anteriores. Y entonces pensé: «Okay... Esto está pasando. No es un simulacro. Me gusta un niño».

Siendo honesta, no quiero que me guste nadie, y no es porque no quiera sentir esas mariposas que tanto describen en los fics, sino porque siento que no es el momento para enamorarse. Los enamoramientos implican drama adolescente, y todo el drama familiar que estoy teniendo ya es más que suficiente como para agregar más, ¡Terminaría colapsando!

Pero al ver cómo se forman esos lindos hoyuelos en las mejillas de Aidan cuando sonríe, me siento como embobada, y comienzo a imaginarme toda una historia de amor con él. Entonces me di cuenta de que si quiero agregarle drama adolescente o no a mi vida, ya no importa, porque por culpa de ese niño, ya me encuentro en un avión, con un vuelo sin retorno hacia la Isla del Drama Adolescente. 

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