Capítulo 40

Frank's POV

Llevé a Lily y a Cherry al preescolar antes de regresar a casa por Bandit, luego tuvimos que hacer una parada que consideré bastante importante, por lo que terminamos llegando al colegio justo a la hora del receso.

Caminé solo hasta el patio escolar, donde entre montones de adolescentes vi al hijo de Pete con su grupo de amigos. Recibiendo las miradas de todo el mundo hacia mí, como si nunca en sus vidas hubiesen visto a un tipo con tatuajes, me acerqué a él, notando a sus amigos un tanto intimidados con mi presencia; pero él no.

— Uh... Tú eres Bronx, ¿Verdad? — Inicié haciéndome el completo desentendido de lo que sucede, pero la verdad es que llevo todo el camino hasta acá pensando en lo que voy a decir.

— Sí. — Respondió mirándome dudoso. — ¿Qué pasa?

— Bien... Soy el papá de Bandit. Tengo muchas cosas que decirte en este momento... Y creo que no querrás que te las diga aquí en frente de tus amigos.

Los otros niños murmuraron: "Uuuuh".

— Oye, lo que tengas que decirme, puedes decírmelo en frente de mis amigos; no te tengo miedo. — Afirmó haciéndose el machito... Y no esperaba otra respuesta.

— Oh, eso es muy valiente de tu parte; es lo que hacen los verdaderos hombres ¿No? Ser valientes y afrontar cualquier cosa que venga. — Él asintió con bastante seguridad. — Por supuesto que sí. — Sonreí cínicamente. — Pero dime una cosa... ¿Por qué no fuiste lo suficientemente "hombre" como para detenerte cuando estabas besando a mi hija y ella te dijo que no? ¿Por qué no lo fuiste cuando tenías que ser honesto y afrontar las consecuencias de lo que hiciste? ¿Por qué en lugar de eso, preferiste mentirles a todos y hacerle la vida imposible a Bandit?

Fue entonces que todo su rostro cambió... Denotando temor.

— Si realmente eres un hombre ¿Por qué ahora mismo no les dices a tus amigos lo que hiciste y por qué lo hiciste? Digo... Si eres tan valiente y osado... Y sobre todo, si tú crees que lo que hiciste estuvo bien, ¿Por qué mentir?

— Eh... Y-Yo... — Lo miré esperando una respuesta a pesar de saber que se había quedado sin habla. — No sé de qué me hablas.

— Wow... Alto ahí. — Lo tomé del hombro cuando se hizo a un lado para irse. — ¿Por qué huyes? ¿No se supone que no te importaba que habláramos sobre esto en frente de tus amigos porque "no te da miedo"? Parece que no eres tan valiente después de todo. — Me encogí de hombros. — Oh, bueno... Si no quieres hablar sobre eso aquí, supongo que querrás hacerlo en la oficina del director... Hay alguien ahí que quiere hablar contigo.

No puedo creer que, a pesar de no conocer bien a ese niño, haya podido predecir cada una de sus reacciones; sabía que al principio se haría el valiente y relajado, pero que luego ni siquiera haría falta que le dijera algo fuerte para que él se asustara.

Mientras hice el ademán de dirigirme hacia la oficina del director, le dije "¿Qué esperas?", y él, dócilmente, me siguió, provocando las burlas de sus amigos, quienes son exactamente de esa misma clase de niños que fingen ser muy cool y osados.

Al llegar a la oficina del director, estaban Bandit... Y Pete.

Desde un principio, sabía que, por más que quisiera, no podría hacer justicia con mis propias manos, consciente de que yo no puedo hacer nada para reprender de verdad a Bronx. Quizás podría hacer que consiga un castigo por lo que le hizo a Bandit, pero el único que puede corregir su actitud y detener la clase de persona en la que se está convirtiendo es su padre.

Fui por Pete hasta su casa, y no me importó descargar un poco mi rabia hacia él, porque a fin de cuentas, fue él quien creó el monstruo que es Bronx. No me puse violento, porque ya no soy esa persona, pero sí que lo saqué a rastras de su casa y logré infundirle miedo jurando que, ya que no puedo romperle la nariz a su hijo, se la romperé a él (aunque haya sido mentira).

Terminé diciéndole lo que pasó, y sin darle tiempo de hablar y excusarse, le exigí que hiciera algo al respecto, y no que sólo le dijera a su hijo "oh, sí, no saldrás en una semana", sino que de verdad fuese un buen padre por una vez en su perra vida, que hablara con su maldito hijo y cambiara su maldita actitud antes de que éste se viera verdaderamente perjudicado.

Entonces, así está la situación...

La única razón por la cual el director del colegio accedió a esta reunión fue porque Bronx también estuvo molestando a Bandit dentro de la escuela, si no es por eso, no habría intervenido.

Pete regañó a su hijo bastante fuerte; eso fue lo que logró que Bronx terminara sintiéndose verdaderamente mal. Sé que, incluso si yo le hubiese dicho todas las cosas que quise decirle pero que me contuve porque no es la manera apropiada de hablarle a un menor de edad, al ser yo una persona que no tiene nada que ver con él, esas palabras no le habrían afectado como le afectan las palabras de su decepcionado padre.

Después de que el director suspendiera a Bronx por tres días y le advirtiera que tenía un strike y que si tiene dos más será expulsado, le dijo que le pidiera disculpas a Bandit, quien hasta entonces, se mantuvo callada en su lugar, sin atreverse siquiera a mirar a Bronx.

— Pero aquí no. — Le dije a Bronx cuando estuvo a punto de decir un vago "lo siento". — Tú la humillaste públicamente, en frente de sus compañeros, y ahora le pedirás disculpas de la misma forma.

— ¿No crees que ha tenido suficiente? Ya hablé con él, ¿Qué más quieres? — Replicó Pete en defensa de su hijo.

— Él nunca se detuvo a pensar si Bandit había tenido suficiente antes de poner a sus compañeros en su contra. Gracias.

Bronx miró a su papá con cara de "¿Realmente tengo que hacerlo?"... Pete estaba dudoso, pero accedió sólo porque sabía lo mucho que me enojaría si no.

Bandit seguía un poco asustada y avergonzada con respecto a tener que pararse en frente de sus compañeros y escuchar las disculpas de Bronx, pero estuvo un poco más tranquila cuando le aseguré que, después de esto, ya nadie la va a tratar mal por algo que no hizo.

El director reunió a todos los compañeros de Bandit en su aula, donde Bronx, al borde de las lágrimas, tuvo que decir toda la verdad, y le pidió perdón a Bandit por todo lo que le hizo fuera y dentro de la escuela. El que la verdad se supiera incitó a que todos los demás que fueron malos con Bandit, le pidieran disculpas también.

Es gratificante sentir que resolví las cosas; saber que Bandit ya no será molestada, que Bronx ya no se saldrá con la suya, y que no tuve que tomar medidas extremas para lograrlo.

Cuando llegó la hora de irnos a casa, Pete decidió hablar con su hijo en el estacionamiento; Bandit subió al auto, mientras que yo me quedé afuera por un momento, escuchando cómo Pete le gritaba a Bronx por lo que le había hecho a Bandit; estaba diciéndole lo que no pudo decirle cuando lo regañó en la oficina del director, pues la fuerza de aquel regaño, recaía en sus palabras; no le levantó la voz y tampoco dijo ninguna grosería, a diferencia de ahora, que está llamándolo imbécil y demás.

Nunca fui partidario de levantarles la voz a tus hijos y mucho menos insultarlos, pero es algo que realmente me espero de alguien que no sabe cómo ser padre.

Mientras Pete le decía a Bronx que él nunca le había "enseñado a ser así", y le echaba en cara qué clase de hombre será en el futuro si sigue actuando de esa manera, el niño levantó la mirada y le dijo:

— No sé por qué vienes con todo ese sermón, si fuiste tú el que me enseñó que las chicas siempre se hacen las difíciles y dicen que no al principio porque les gusta que les insistan; ¡Yo pensé que eso era lo que pasaba con Bandit!

Haber escuchado eso, me dejó atónito, y lo que sucedió después, aún más.

Sólo vi que Pete le levantó la mano a su hijo, pero entré al auto rápidamente porque no quería ver lo que sucedería después.

¿Cómo alguna vez  pude ser amigo de alguien como Pete? ¿Qué clase de persona le enseña a su hijo que cuando una chica dice "no" es porque se está haciendo la difícil? Pero lo peor es pensar en que haya reaccionado de manera agresiva con él, que le haya puesto una mano encima por algo que, honestamente, no es culpa del niño, sino culpa suya por la manera en la que lo ha criado.

Entonces me compadecí por Bronx... Porque me di cuenta de que Pete nunca podrá cambiar a su hijo si él no cambia primero... Y dudo que lo haga.


...


Cuando llegamos a casa, sucedió algo inesperado: Bandit me dio las gracias por lo que hice por ella, pero lo hizo dándome un beso en la mejilla... Es la primera vez que hace eso... E indudablemente me hizo feliz.

— ¿Sabes una cosa? — Le dije, invitándola a tomar asiento en el sofá. — Una vez me encontré en una situación parecida a esta...

— ¿A qué te refieres? — Me miró con curiosidad.

— Cuando tu papá y yo teníamos diecisiete años... Nuestra relación no era nada fácil... Porque un año antes sucedió algo muy malo... Él... — Suspiré. — Nosotros no sabíamos que él podía concebir... Y lo descubrimos en aquel entonces. — Me miró con los ojos muy abiertos. — Él estaba embarazado, pero... Perdió al bebé un par de meses después de que lo descubrimos... Y él casi perdió la vida debido a eso... Me sentí culpable, y los padres de Gerard me hicieron sentir culpable también; me dijeron que no me querían cerca de él, porque yo sólo le estaba haciendo daño.

— Y tú... ¿Te alejaste?

Negué con el rostro.

— No podía, y Gerard tampoco me quería lejos... Entonces nuestra relación se volvió "secreta" y también difícil, porque tus abuelos cambiaron a tu papá de escuela, y le pusieron muchas restricciones; controlaban a qué hora salía, con quién salía, a dónde iba... Como si estuviera en una prisión. Pero aunque las cosas ya no eran fáciles, tampoco eran imposibles, gracias a que muchas personas nos ayudaron a seguir viéndonos al menos una vez cada dos semanas, o cuando se pudiera; no teníamos un itinerario. Entre esas personas que nos ayudaban estaban mis padres y tu tío Mikey.

— Mi tío Mikey es genial. — Sonrió levemente.

— Lo es. — Le devolví la sonrisa. — Me ayudaba a escabullirme a su casa cuando sus padres no estaban, o arreglaba las cosas para que Gerard pudiese salir conmigo. Pero... Una de esas noches en las que pudo ayudarlo a escaparse... Sucedió algo muy malo. Gee y yo estábamos con nuestros amigos, reunidos en un depósito de chatarra...

— Muy punk. — Bromeó.

— Sí... Teníamos una fogata y sólo bebíamos, fumábamos y nos quejábamos de todo. En aquel entonces, había un tipo que comenzó a aparecer en nuestras reuniones porque era un nuevo amigo de Gerard, de su nueva escuela... Creo que se llamaba Keith o algo así. Ese tipo me daba muy mala espina... Siempre observaba a tu papá como si lo desvistiera con la mirada... Era... Perturbador... Lo que más me frustraba, es que yo era el único que veía extraña la manera en la que se acercaba a Gerard, cómo lo miraba, cómo lo tocaba más de la cuenta; me ponía de los nervios... Pero no podía hacer nada porque Gerard no creía en mí cuando le decía que ese chico podía tener malas intenciones.

— Es tan testarudo...

— Como tú. — Abrió la boca para replicar, pero se abstuvo al no tener nada que decir contra eso. — Puede ser que físicamente te parezcas mucho a tu mamá, pero hay aspectos de tu personalidad que te hacen idéntica a Gerard... El punto es que esa noche... Él se enojó mucho conmigo porque le dije cómo me sentía con respecto a ese tipo... Y cometí el error de sugerirle que guardara su distancia con él. Por eso se indignó mucho; me dijo que yo sólo estaba celoso, que todo estaba en mi cabeza y que, para mí, todos los hombres que siquiera lo miraban tenían malas intenciones, también me dijo que lo hacía sentir como si él fuese un objeto de mi propiedad... Pero no era así, yo no quería ser un "inseguro", tampoco quería controlar con quién estaba y con quién no... Sólo... Sabía que Keith no era bueno, aunque todos me creyeran un loco celoso y posesivo. Gerard sólo lo consideraba su amigo porque era el único hombre que lo trataba bien en su nueva escuela.

— ¿En serio? Siempre creí que mi papá era popular.

— En nuestra escuela lo era... Por eso el cambio no fue fácil; pasó de un lugar donde tenía muchos amigos a uno donde él era etiquetado como "el gay" de la escuela. Y aunque a él también le gustan las chicas porque no cree que el amor deba tratarse de géneros, el hecho de que se le considera "afeminado" era lo que provocaba rechazo en aquel entonces... No es como si en nuestra escuela absolutamente todos lo amaran, pero al menos aquellos que no querían estar con él, no lo estaban y ya, no le hacían caso, y eso es mejor que estén todo el tiempo molestándote. En aquellos momentos, las únicas amigas de Gerard en la escuela eran mujeres... Pero Keith era el único hombre que, según él, lo trataba como una persona, y lo defendía de quienes lo llamaban maricón.

— Sí, bueno... Bronx también me trataba muy bien al principio.

— De eso se trata todo. — Asentí al ver que ella comprende a dónde quiero llegar con esto. — Gerard pensaba que lo que yo veía mal en Keith eran sólo ideas mías... Tuvimos una discusión muy fea en mi auto. Hasta entonces, nunca habíamos peleado; ni una sola vez. Él se fue con su "amigo" y me dejó allí en el auto... No quería irme si estábamos molestos, sobre todo porque no sabía cuándo volveríamos a vernos. Entonces regresé a buscarlo... Él no estaba, ni Keith tampoco.

— ¿Qué? — Se quedó boquiabierta.

— Mientras corría desesperadamente entre la gente preguntando si sabían dónde estaba Gee... Lo escuché gritar; llamaba mi nombre y pedía ayuda. Mis amigos también lo escucharon, y corrieron detrás de mí en dirección a donde venía aquel sonido... Lo encontramos en la parte más recóndita del lugar; donde había montones de neumáticos y partes de autos obsoletos bloqueando el camino. Al atravesar ese montón de basura, estaban Keith y Gerard... Keith lo tenía aprisionado contra una tela metálica, estaba besándolo a la fuerza y... Estaba desabrochando sus pantalones. Nunca olvidaré en qué clase de bestia me convertí esa noche... Estaba fuera de mí mismo, tomé a ese tipo del cuello, lo separé de Gerard y comencé a golpearlo con una furia desmedida, una, y otra, y otra vez, sin darle tiempo siquiera de defenderse... Al principio sólo escuchaba los gritos de nuestros amigos animando la pelea, recuerdo que incluso Pete estaba grabando con la cámara de su Nokia. — Negué con la cabeza ante la imagen mental de aquel recuerdo que he estado bloqueando por mucho tiempo. — También escuché los llantos de tu papá rogándome que me detuviera, porque ya era demasiado...

— U-Una vez... Bronx me contó que su papá le dijo que le destrozaste la cara a golpes a un tipo... ¿Fue esa noche?

— Así es. — Asentí. — Ya antes había entrado en peleas físicas, pero nunca fui tan salvaje... Esa vez, no tuve piedad... La furia hizo que se me nublaran los sentidos y ya no escuchara lo que pasaba a mi alrededor hasta que alguien, creo que fue Ray, me separó de Keith. Luego llamaron a una ambulancia porque lo dejé realmente mal. Casi fui a la cárcel por eso... Pero esa es otra historia... La cuestión aquí es que, aunque Gerard esperaba que, después de lo que ese tipo estuvo por hacerle, yo le dijera "te lo advertí" y le echara en cara que tenía razón... ¿Cómo se suponía que lo hiciera? Haberle dicho "te lo advertí" habría sido como decirle que merecía lo que le pasó, porque fue la única manera que tenía de probar que yo tenía razón... ¿Pero sabes qué? Prefería haberme equivocado en vez de que Gerard tuviese que pasar por esa situación.

» Estoy seguro de que, justo ahora, Gerard también preferiría haberse equivocado con Bronx en vez de que él te hiciera daño... Muchas veces, las personas que nos aman nos advierten sobre ciertas personas y hacen lo posible para alejarnos de situaciones que nos lastimarán, sin embargo, no hacemos caso porque creemos saberlo todo... Te pasó a ti, le pasó a Gerard, también me ha pasado a mí... Todo el mundo ha pasado por eso. Sólo queda de tu parte decidir qué quieres hacer con esa experiencia; puedes culparte, puedes lamentarte, puedes desear que nunca haya pasado... O puedes aprender de ella y seguir adelante.

— Frankie... ¿Por qué haces todas estas cosas por mí?

— Fácil. Porque no puedo permitir que lastimen a mis hijas.

— No soy tu hija.

— Bandit... Yo no veo la diferencia entre Cherry, Lily y tú. — Acaricié su mejilla. — Haría lo que fuera por protegerlas a las tres... Porque son mis niñas... Y lo cierto es que, ustedes, junto a Gerard, son mi mundo entero, y daría mi propia vida por ustedes.

Mis palabras causaron que sus ojos comenzaran a lagrimear, y me abrazara muy fuerte.

— Frankie... Quiero ir a casa. — Musitó.

— ¿A qué te refieres? — Pregunté algo desconcertado. — Ya... Estamos en casa.

— No me refiero a eso.

— ¿D-De qué hablas? — Me separé ligeramente de ella para mirarla a los ojos.

— Yo no merezco que me quieras tanto después de lo mala que he sido contigo... Llevo días pensando en que todo lo que he hecho desde que estoy aquí ha sido causar problemas y complicar más el embarazo de mi papá... Y yo... Ya no quiero eso.

— Bandit, no digas eso.

— ¡Es cierto! — Dijo entre sollozos — Gracias por considerarme tu hija y por cuidar tanto de mí y de mi papá... Pero lo mejor será que me vaya con mi madre.

— Bandit, no... No puedes hacer eso; Gerard necesita de ti.

— ¿Necesita de mí? Frank, por Dios, no he hecho nada más que arruinarlo todo... ¿Quieres saber una cosa? Lo intenté. Te juro que lo intenté, pero yo no puedo encajar en su familia... He sido una maldita egoísta, sólo he pensado en mí; en que yo quiero estar con mi papá, en que yo lo necesito, en que yo siempre he sido feliz con él... Yo, yo y yo... Y por pensar sólo en mí es que he jodido absolutamente todo... Mi papá no necesita de mí... ¿Para qué? ¿Para que siga perturbando su embarazo? Lo mejor para él será tener paz y para eso es necesario que yo me vaya... Es lo que debí haber hecho desde un principio, no esperar que las cosas llegaran tan lejos.

— ¿Acaso se te olvidó que prometiste que no ibas a abandonar a Gerard? Tú dijiste que nunca lo dejarías, porque él nunca te ha dejado a ti.

— Pero es distinto... Porque esta vez, él está mejor sin mí.

— ¿Estás segura de eso, Bandit? — Ambos volteamos estupefactos cuando la voz de Gerard se hizo presente.

Nos encontramos con él a nuestras espaldas... Sin tener la certeza de cuánto de nuestra conversación ha podido escuchar.

— P-Papá... — Bandit titubea, levantándose para acercarse a él, mientras yo me quedo petrificado en mi lugar, sin saber cómo reaccionar.

— ¿Es cierto, Bandit? — Insiste, pero está en total calma. Se ve extremadamente sereno, aunque sé que, en el fondo, no está tan tranquilo.

— Sí... — Dijo ella, tratando de tranquilizarse también, pero no puede dejar de llorar. — Quiero volver a casa... No puedo seguir aquí después de haber hecho tantas cosas malas y ponerte en situaciones a las que no debías estar.

— ¿Estás total y completamente segura?

Ella asintió.

— Lo siento...

— No. — Dijo Gerard, abrazándola a un costado, ya que su abultado vientre no lo deja abrazarla propiamente. — Yo lo siento; por obligarte a formar parte de una familia a la cual no querías pertenecer, en un lugar donde te han pasado muchas cosas malas... Yo fui un egoísta.

— Pero por supuesto que no. — Replicó Bandit. — Yo soy la egoísta... Por haber causado tantos problemas, por traicionar tu confianza muchas veces, y por no apreciar a Frank ni a las gemelas.

— Si quieres volver con Lindsey... Si realmente quieres hacerlo, no te detendré... Podría hablar con ella hoy mismo.

— ¿D-De verdad?

— Sí... No quiero seguir obligándote a nada, no voy retenerte aquí si no eres feliz, porque no me lo perdonaría.

— Bandit... — Tuve que intervenir. — ¿Podrías dejarnos solos a mí y a tu papá por un momento?

Ella asintió.

En lo que nos quedamos solos, Gerard ya no pudo contenerse más... Sabía que lloraría en cualquier momento, ya que su labio inferior estaba temblando en su intento de mantenerse al margen.

— Gee... — Le dije suavemente, mientras lo abrazaba. — ¿Estás seguro de las cosas que le dijiste a Bandit? ¿Tú de verdad estás listo para dejarla ir?

— No... — Admitió entre sollozos.

Entonces a mí también me invadieron unas inmensas ganas de llorar.  

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