Capítulo 36

— Sé que Frank se esfuerza por demostrarme que le importo, pero... ¡Agh! A veces es taaan molesto. — Le dije a Bronx mientras jugamos Mortal Kombat en su habitación, sentados en la alfombra frente al televisor y la consola.

— Te entiendo totalmente; así me sentí con el estúpido novio de mi mamá cuando tuve que pasar Año Nuevo con ella.

— Aaaunque... Puedo admitir que Frankie no es malo... Ha hecho muchas cosas lindas por mí, siempre me trata muy bien y... Hoy... — Suspiré. — Yo fui una basura con él.

— Pero tiene justificación-¡Mierda! — Exclamó eso último debido a que lo asesiné brutalmente con un combo que me costará repetir. — ¿Cómo hiciste eso?

— No sé... Sólo estoy apretando todos los botones al mismo tiempo a ver qué pasa.

— Decía que... Tu actitud tiene justificación; la maestra Alicia fue una perra contigo hoy... Aunque igual lo es con todos, pero entiendo que te enojaras tanto.

— Yo no la creía TAN mala... Sólo estricta... Pero hoy prácticamente me humilló al leer mis mensajes en frente de nuestros compañeros ¿Qué le pasa? Yo no soy la única que saca su celular en su estúpida y aburrida clase. Ay no, ¡Qué puta vergüenza!

Hoy ha sido un día de mierda para mí, ¡Por supuesto que iba a llegar a casa tan molesta!

Cuando la maestra leyó mis mensajes y, además, me regañó por sacar el teléfono en clase aun cuando TODOS lo hacen, hizo que mi furia se disparara, ya que estoy muy irritada desde que apenas comencé el día; todo gracias a que mi periodo llegó sin avisar.

— Mierda, Bronx, en serio me vuelve a hervir la sangre de tan sólo recordar lo que dijo la estúpida maestra, y me molesta más que Frank no me dejó decírselo a mi papá porque "voy a estresarlo". — Dije con voz aguda en forma de burla. — ¿Ahora soy una molestia tan grande que ni siquiera puedo pasar algo de tiempo con mi papá?

Entiendo que el embarazo de mi papá es de riesgo ¿Okay? En navidad me prometió que me enseñaría a pintar con aerógrafos... Y lo cumplió a medias por culpa de su escoliosis y demás complicaciones, pues a pesar de estar pintando sentado, llegaba un punto en el que la espalda le dolía a horrores y tenía que recostarse sí o sí. Por cosas como esa, es que comprendí lo difícil que es su embarazo y por qué la doctora quiere que descanse más de la cuenta, pero eso no es excusa para que Frank me aleje de él por cualquier cosa.

— Hace tres días, iba a pedirle el favor de ayudarme con mi tarea de Historia, y Frank me dijo: "¿Por qué no dejas a tu papá descansar?". — Trato de imitar su voz. — "Mejor deja que yo te ayude... También soy bueno en Historia", ¡Es muy fastidioso!

— Es como si quisiera reemplazar a tu papá.

— ¡Lo sé! Quiere que le cuente mis cosas y que recurra a él para todo... Incluso me regaña y me da sermones, ¿Quién se cree que es?

— Qué imbécil... Debería aceptar que sólo es el novio de tu papá; eso no le da el derecho a darte órdenes.

— Y mucho menos a no permitirme ver a mi papá; indirectamente me dice que lo molesto.

— Y si... — Se quedó pensativo un momento. — ¿Y si todo ese interés de él hacia ti es sólo una actuación y lo hace para que no te des cuenta de que él en realidad quiere alejarte de tu papá?

— Eso es imposible, porque... P-Porque eso significaría que... Mi mamá tiene la razón.

— ¿Por qué?

— Porque ella me advirtió que llegaría el momento en el que mi papá necesitaría extra descanso y Frank sería el que tendría que hacerse cargo de todo.

— Y es justo lo que está pasando.

— ¡Sí! Pero también dijo que cuando llegara ese momento, él sólo se preocuparía por sus hijas y yo quedaría en el olvido... Y eso no está pasando.

— Pero lo que sí está pasando es que, de alguna manera, Frank está evitando que pases tiempo con tu papá.

— No creo del todo que sea eso... Más bien... Sólo se esfuerza demasiado por ganarse mi confianza, hasta el punto en el que se convierte en una gran molestia. Aunque incluso eso tiene un lado bueno.

— ¿Cuál?

— ¿Por qué crees que estoy aquí? — Me miró confundido. — Sabes que a mi papá no le gusta que sea tu amiga, y a Frank tampoco... Sin embargo, Frank me dio permiso de venir y prometió que no le dirá nada a mi papá a cambio de que yo confíe un poco más en él.

— ¿Tan desesperado está por tener tu confianza? — Me encogí de hombros como respuesta. — El Frank Iero que vive contigo no suena como el Frank Iero cool de las historias que cuenta mi papá... Lo creí más inteligente.

— ¿Por qué lo dices? — Le puse pausa al juego para poder girarme hacia él y brindarle mi completa atención, ya que lo que dirá parece importante.

— ¿No te das cuenta del enorme poder que te está dando sólo porque quiere caerte bien? Hoy te dejó venir a mi casa, quizás si le pides alguna otra cosa, lo hará con tal de que le muestres algo de afecto.

— Q-Quieres decir que... — Me quedé boquiabierta. — ¿Puedo aprovecharme de la situación?

— ¡Claro! En serio, Bandit, puedes hacer lo que quieras, incluso cosas que a tu papá no le gustaría que hicieras, y Frank te encubriría sólo si le prometes que "no lo volverás a hacer" y actúas como si lo quisieras, o al menos como si le tuvieras confianza.

— Hmm... — Bajé la mirada. — Eso suena un poco malvado.

— ¿Y?

— ¡¿Y?! ¿No tienes conciencia? — Repliqué, a lo cual él balanceó su mano haciendo un gesto de "más o menos". — Bueno, pues yo no me sentiría nada bien haciendo algo como eso.

Cuando di esa respuesta, fui totalmente honesta, realmente me parece muy cruel aprovecharme de Frank y su confianza cuando él es tan bueno conmigo.

¿Pero qué pasa si me veo en la necesidad de hacerlo?

A veces no queda de otra...

Lo descubrí unas dos semanas después de aquel día; el lunes 10 de febrero.

Como la mayoría de las personas, el 14 de febrero me causa un poco de ilusión, a pesar de que mi esperanza de que Aidan me invite a una cita o algo está muriendo lentamente desde que él no ha mostrado ningún tipo de interés por dicha fecha, mientras que todos los demás chicos sólo hablan sobre el día de San Valentín, incluyendo a Bronx, ya que ahora tiene novia.

Sólo he hablado con Bronx acerca de San Valentín y lo que quisiera que pasara ese día, porque él es el único al que le importa escucharme hablando de Aidan sin parar. Él dice que yo debería dejar de esperar que las cosas pasen solas y tomar la iniciativa de una vez... Ya saben, lo de siempre.

El problema es que yo aún no sé si debería decirle a Aidan que me gusta, pues necesito una señal verdaderamente certera de que él corresponde a mis sentimientos, y con respecto a eso, no podría estar más confundida porque, durante todo este tiempo, sólo he notado que a veces realmente parece que le gusto, pero en otras, tengo que bajar de mi nube de ilusiones porque da la impresión de que sólo me quiere como amiga, entonces me frustra no saber qué es lo que en realidad está pasando.

No puedo decirle que me gusta si estoy dudando, y por eso considero que debería esperar un poco más de tiempo, pero también estoy pensando en el hecho de que me voy a decepcionar mucho si llega San Valentín y él no me invita a una cita... Sería peor todavía invitarlo y que me diga que no. Cualquiera de las dos opciones me rompería el corazón, y ni siquiera quiero pensar en la posibilidad de que cualquiera de esas cosas suceda.

Es demasiado idiota cómo me estoy preocupando por esto mientras que Aidan ni siquiera parece recordar que este viernes es 14 de febrero, y cuando se trata de mí, parece estar preocupado por cosas sin sentido, como el hecho de que, desde que la maestra de Matemáticas me humilló en frente de mis compañeros, no he entrado más a su clase, y me que quedado afuera vagando por los pasillos con Bronx. Sólo entramos hoy porque había examen, el cual seguro reprobamos por no haber estudiado absolutamente nada; de eso hemos estado hablando hoy durante el receso, sentados en una de las mesas de la parte techada del patio escolar, hasta que llegó Bronx y se sentó con nosotros para contarnos acerca de una extraordinaria idea que tuvo.

— Chicos, mi papá me dio permiso de hacer una fiesta este viernes en mi casa, ¿Pueden venir? — Nos dijo apenas llegó, tomando asiento frente a nosotros.

— No lo sé, tal vez. — Aidan se encogió de hombros.

— El miércoles nos entregan las notas del examen de Matemáticas... — Respondí. — Así que dudo que me den permiso, porque sé que me fue del asco.

— Ay, Bandit, pero puedes esconder el examen hasta después de la fiesta, ¡Tienes que ir! Es muy importante para mí que mi mejor amiga esté presente... Ya te perdiste mi fiesta de cumpleaños; no te pierdas ésta. — Mientras me hablaba, noté que estaba un poco raro, lo veía en la forma en la que me miraba, como si quisiera que me diera cuenta de algo, pero por el momento, no podía adivinar qué.

— ¿No se supone también que tu papá no está de acuerdo con la amistad entre ustedes dos? — Me preguntó Aidan.

— Sí. — Respondió Bronx por mí. — Pero el papá de Bandit no tiene por qué enterarse.

— Lo que Bronx quiere decir... — Me apresuré a decir algo, porque lo que dijo mi amigo no sonó para nada bien. — Es que Frank puede cubrirme en esto... Lo que pasa es que mi papá está en cama porque su embarazo es muy delicado y pone en riesgo su salud, entonces ahora es Frank quien prácticamente se hace cargo de mí. Hace unas dos semanas, sabiendo que a mi papá no le gustaría, Frank me dejó ir a casa de Bronx con la condición de que confíe más en él, ya que él está tan desesperado porque yo lo quiera... Es un idiota ¿No?

No me gustó cómo Aidan frunció el ceño en señal de desconfianza.

— Y eso es perfecto. — Añadió Bronx. — Así Bandit podrá hacer lo que quiera.

— Aunque me siento un poco mal aprovechándome así de Frank... — Hablé desde el punto de vista de mi pobre conciencia.

— Y deberías. — Dijo Aidan, levantándose para irse sin decir nada más, por lo que Bronx y yo nos miramos extrañados.

— ¿Qué esperas? — Dijo mi amigo al verme allí petrificada como una tonta. — ¡Ve a hablar con él! ¡Bandit! Tienes que hablar con él y asegurarte de que vaya a esa fiesta, y tú tienes que ir también porque esto lo hago por ti, ¡Por ustedes!, ¡Así que ve a buscarlo!

Entonces comprendí sus planes, pero aun así, no pude detenerme a analizarlo porque tuve que ir corriendo detrás de Aidan para alcanzarlo y preguntarle por qué se fue de esa manera y qué fue lo que le molestó tanto.

— Hey, ¿Qué ocurre? — Lo detuve tomando delicadamente su muñeca. — ¿Por qué te fuiste así de repente?

— Sólo no quería quedarme a escuchar cómo te aprovecharás de Frank para hacer lo que quieres... Nunca imaginé que fueras así... Creo que te está afectando un poco ser amiga de Bronx.

— ¿A... A qué te refieres exactamente?

— Tú no eres así, Bandit. Te conozco lo suficiente como para saber que no eres la clase de niña que hace cosas como no entrar a las clases o utilizar el chantaje emocional con su padrastro... Si tú realmente fueras así, no dudarías tanto, o no te sentirías mal por hacer esas cosas, y me parece bastante triste que lo hagas sólo porque Bronx es así.

— ¿Tú también estás en contra de mi amistad con Bronx?

— Sí. — Asintió con total seguridad. — Y no soy la única persona que lo está, así que eso debería ser una señal ¿No te parece?

Bajé la mirada, comenzando a sentirme un poco mal.

— Yo sólo pienso que Bronx es un chico que sólo puede ofrecerte problemas antes que cualquier otra cosa. Tu amistad con él está haciendo que dejes de ser tú misma y hagas muchas cosas que están bastante mal, por ejemplo, aprovecharte de que Frank sólo quiere una mejor relación contigo me parece despreciable, considerando también el estado delicado en el que se encuentra tu papá. Realmente me preocupo por ti, porque sé que, si sigues así, llegará el día en que realmente te vas a arrepentir de confiar en Bronx y de seguirle la corriente en todo lo que hace.

— ¿Entonces no quieres que sea amiga de Bronx? — Arqueé una ceja. — ¿Sólo así dejarás de estar molesto conmigo?

— No estoy molesto contigo. — Me dolió el hecho de que, pese a decir que no está molesto, me alzara un poco la voz. — Tampoco se trata de que yo "quiera" que dejes de ser amiga de Bronx, porque yo no soy quién para decirte qué hacer, sólo te estoy diciendo mi punto de vista y ya, porque a pesar de todo, me importas y no quiero que me pase nada malo.

Al escuchar eso último, mis mejillas se colorearon de rojo, ¡Él dijo que le importo! Eso es bueno ¿Verdad?

— E-Está... Bien... — Realmente no sabía muy bien qué decir. — Pensaré en eso...

— Espero que tomes la decisión correcta. — Fue lo último que dijo antes de irse a su salón, pues pronto sonaría la campana que indica el fin del receso.

Regresé con Bronx, sintiéndome ahora un poco confundida, ya que Aidan se las arregló para que sus palabras se estancaran en mi cabeza, y se repitieran muchas veces, sobre todo cuando dijo que el hecho de que él no sea el único que piensa que Bronx no me ofrece una buena amistad es una mala señal.

Pero no entiendo por qué él piensa eso, ni por qué otras personas lo hacen cuando Bronx hace muchas cosas buenas por mí, me apoya en todo, y me ayuda cada vez que tiene la oportunidad; es por eso que lo considero mi mejor amigo.

Como en esta ocasión, que organizó una fiesta en San Valentín sólo para que ese día yo pueda estar con el chico que me gusta, ¿Me dirán que un verdadero amigo no hace esas cosas por ti?

Cuando regresé a la mesa con Bronx, no le dije que mi discusión con Aidan se trataba de él, sólo le dije que lo más probable es que no asista.

— Estoy demasiado segura de que no irá... Me lo dejó en claro... Además de que a él le molesta la idea de que engañe a Frank para que me deje ir.

— Entonces dile que no lo harás y listo. — Dijo como si fuese la cosa más fácil del mundo.

— Pero... — Dije dudosa.

— Bandit, escucha. — Se levantó para pararse frente a mí y tomarme de los hombros sin dejar de mirarme a los ojos. — Esto lo estoy haciendo por ti, porque te quiero y quiero que seas feliz... Y si serás feliz estando con ese chico, entonces haré lo posible para que así sea. — Asentí. — Si le molesta que te aproveches de Frank, dile que no lo hiciste... Invéntale que... Qué sé yo... Hablaste con Frank, fuiste honesta con él, tuvieron un momento cursi familiar y que él te dejó ir a la fiesta porque confía en ti, puedes incluso decir que ni siquiera hizo falta mentirle a tu papá y que él también está de acuerdo. Lo importante es que él esté allí y que tú puedas decirle que te gusta.

— Espera, ¡¿Qué?! — Me sobresalté. — ¡¿Cómo se supone que haga eso, Bronx?!

— ¡Haciéndolo! Sé valiente por una vez en tu vida, Bandit, creo que ya has esperado el tiempo suficiente, y como tú también le gustas a él, no te rechazará.

— T-Tú crees que... ¿Yo le gusto?

— ¿Tú no?

— Bueno, a veces da la impresión de que le gusto, pero otras veces no lo sé... Él me confunde. Por ejemplo, hoy me ilusioné porque me dijo que le importo y se preocupa por mí, y es de las cosas que me hacen pensar que también le gusto.

— ¡Sí le gustas, Bandit! Si te dijo eso es porque le gustas; 100% asegurado.

— No me ilusiones, Bronx Mowgli Wentz. — Advertí.

— ¡Sabes que odio que utilices mi nombre completo! — Me hizo soltar una carcajada, por lo que él rió también. — Escucha... Los hombres no les decimos "tú me importas" a todas las chicas, sólo a la que nos gusta.

— ¿Y qué tal si él es diferente? ¿Qué tal que le digo que me gusta y me rechaza? No hay que descartar la posibilidad.

— Okay, considerando la remota posibilidad de te rechace... ¿Qué si lo hace? Al menos habrás sido sincera con tus sentimientos y te sentirás mejor, porque ya no tendrás que vivir con la incertidumbre de si le gustas o no, y sabrás que no estarás perdiendo tu tiempo siguiendo enamorada de alguien que no te hará caso... Y podrás buscarte a otro.

— Eso... — Quise refutarlo, pero la verdad, no le encontré fallas a su lógica. — Eso es muy sabio...

— ¡Lo sé! ¿No es genial que se me haya ocurrido? — Dijo sonriente. — Despreocúpate, porque esa será tu noche... Él te dirá que también le gustas, serán novios y tú me amarás por ser el mejor amigo del mundo.

Me lo pensé por unos segundos, pues ahora tenía un enorme conflicto entre lo que me dijo Aidan y lo que me está diciendo Bronx ahora...

— En serio, Bandit, si él quiere que seas una niña buena, convéncelo de que eres una niña buena. Dile que estás en mejores términos con tu papá y su novio aunque realmente no sea así; estarás mintiendo por un bien mayor.

Y el argumento de Bronx resultó ganador.

Tal vez tenga razón... Sea cual sea el resultado, quizás decirle a Aidan que me gusta lo más pronto posible, me hará sentir mejor porque ya no tendré que vivir con incertidumbre.

— De todas maneras... — Agregó. — Yo también me aseguraré de que él vaya... Sus amigos van, así que ellos podrían convencerlos de ir también.

— ¡Gracias, Bronx! — Me levanté para darle un fuerte abrazo. — No sé qué haría sin ti...

— Seguirías siendo una niñita cobarde. — Me hizo reír.

Sé que me sentiré mal mintiéndole a Aidan, mintiéndole a Frank y, en consecuencia, haciendo que él le mienta a mi papá... Pero será por un bien mayor...

Eso es lo que trataré de recordar todo el tiempo: Que todo valdrá la pena.

... Sólo hay una sola cosa que me hace sentir como que no debería ir a esa fiesta... Pero es algo indefinido, no son las razones que decidí que ya no me detendrían, sino algo impreciso... No sé si es un presentimiento, o algo que no puedo recordar.

Ese algo que no recuerdo qué es, es lo único que me hace dudar un poco, pero no lo suficiente como para detenerme.


...


Lunes, 03 de febrero.

— ¿Por qué no entraste hoy a la clase de Matemáticas? — Me preguntó Melissa durante el receso.

— No quería verle la cara a la estúpida de la maestra Alicia, aún le guardo algo de rencor por lo del viernes.

— Te merecías ese regaño, ¿Por qué no lo superas?

— Pasé demasiada vergüenza, ¡¿Por qué tenía que leer mis mensajes?! ¡Encima, estaba hablando con Aidan!

— Pero no estaban diciendo absolutamente nada comprometedor; era una conversación cualquiera.

— Aun así, ya todos en el salón piensan que él me gusta.

— ¿Y no te gusta?

— ¡Sí! Pero nadie tiene que saberlo. Ni siquiera sé si le gusto a Aidan.

— Salen juntos casi todo el tiempo ¿Y aún no lo sabes?

— Todo es confuso... Mi única esperanza en este momento es que él me invite a una cita.

— Ya han tenido citas.

— Pero una cita en serio, que quede claro que es romántica... Y que sea la semana que viene.

— ¿Qué hay la semana que viene?

La miré incrédula.

— ¿Cómo que qué hay? ¡Es San Valentín! Y sería genial tener una cita ese día, peeeero... — Suspiré. — Por cómo van las cosas, eso sería más un milagro que una posibilidad.

— ¿Por cuánto tiempo has estado fantaseando con eso?

— Desde el sábado... Porque ese día empezó febrero, ¿Y quién no piensa en San Valentín cuando llega febrero?

— Pues yo. — Se encogió de hombros. — Ni siquiera tenía en mente que el viernes 14 era San Valentín. Y sé que ahora que lo digo suena tonto, pero... Es cierto. De hecho, ese día... Agh, es una estupidez ¿Okay? Pero mi mamá me mostró la semana pasada la publicidad de una academia de danza que hará audiciones para una beca, y será el viernes 14 de febrero. — La miré con genuino interés en el asunto. — Mi mamá sabe que desde pequeña siempre quise bailar y nunca tuve la oportunidad de hacerlo... Entonces me sugirió intentarlo, diciendo que nunca es tarde.

— ¿Y lo harás? — Esbocé una gran sonrisa ante la idea.

— No lo sé... Creo que sí es tarde. Mi mamá dice que puedo intentarlo porque, después de todo, no se trata de una academia de ballet, sino de danza moderna y contemporánea. Y utilizó estas palabras exactas: "Allí hacen prácticamente lo mismo que haces tú cuando imitas a tus chinitos que cantan y bailan". — Me hizo soltar una gran carcajada; porque eso que dijo su mamá fue exactamente lo que yo diría.

— Tu mamá tiene toda la razón. — Dije entre risas, por lo que ella también rió, golpeando ligeramente mi hombro con su puño cerrado. — Oye... — Agregué, apartando mis risas para ir verdaderamente en serio. — Yo pienso que, si de verdad te gusta y quieres hacerlo, entonces deberías darte esa oportunidad a ti misma... Yo voy a estar apoyándote.

— ¿De verdad lo piensas?

— Ay, por supuesto que sí. — Extendí mi brazo y la rodeé por los hombros. — Aunque a veces sea una molestia para ti... Sabes que soy tu mejor amiga y siempre puedes contar conmigo... Incluso si quieres que te acompañe a tu audición para apoyarte; allí estaré.

— ¿En serio? — Me miró incrédula.

— Te lo prometo. — Mantuvo su incredulidad, cruzándose de brazos. — Y yo nunca he roto una promesa.

— Ajá... ¿Y si de repente Aidan te invita a esa cita de San Valentín que con la que tanto fantaseas?

— Pues... Aun si eso pasa, aunque me muera por decirle que sí... Tendré que dejar esa cita para otro día porque ya hice planes contigo; te prometí que te acompañaré a esa audición y ahí estaré. Nada en el mundo impedirá que esté allí... Puedes confiar en mí. 

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