Capítulo 34

Faltando una semana para navidad, decidí ponerme en contacto con la señora que pareció haberme dejado en el olvido durante casi un mes: Mi madre.

Me molesta un poco el hecho de que, después de que me castigaran por hacerme un piercing (con permiso de ella), nunca me escribiera ni me llamara otra vez.

Honestamente, la única razón por la que me estoy poniendo en contacto con ella ahora es porque necesito algo... Si no, hablarle en medio de lo que siento como falta de interés de su parte, sería como perder la dignidad (al menos para mí).

¡Princesa! — Me atendió, sonando feliz por mi llamada. — Hasta que por fin te acuerdas de mí.

¿Acordarme de ti? Si más bien parece que tú me olvidaste a mí... Creí que te pondrías en contacto conmigo después de acción de gracias... Pero nunca llamaste.

Pero Bandit, no es necesario que yo tenga que llamarte, tú también puedes hacerlo.

— Sí... Pero considerando que había estado un par de semanas completamente incomunicada del mundo por algo que hice siguiendo tu "maravilloso" consejo...

Suenas como Gerard. — Bufó.

— Mira, no te llamo para hablar de eso, pues ya es noticia vieja... Sólo necesito que, por favor, me hagas llegar mis viejos juguetes, porque aún están en nuestra casa.

¿Para qué los necesitas?

— Es que Frank organizó un evento en el centro comercial donde está su tienda. Lo hace cada navidad; es una especie de concierto donde se presentan los niños a los que les da clases y otros clientes de su tienda, donde se recaudan fondos para el orfanato de la ciudad, también se piden donaciones de ropa, juguetes... Y yo tengo muchos juguetes en buen estado que hace mucho que están sin usar, así que me gustaría contribuir, porque de verdad me parece que es algo muy lindo por parte de Frankie.

¿Frankie? ¿Desde cuándo le dices "Frankie"?

— No significa nada... Prácticamente todo el mundo le dice así.

Hmm... Por un segundo pensé que ya te habías encariñado con ese tipo.

— Y... ¿Qué habría de malo con eso?

— Es un chiste ¿Verdad? ¿O ya te olvidaste de que Frank Iero es tu más grande enemigo?

— ¿Enemigo? — Fruncí el ceño.

— No entiendo por qué te sorprende que lo diga... Si antes tú misma estabas segura de ello... ¿O acaso se te olvidó que Frank Iero sólo quiere separarte de tu papá?

Él no ha hecho más que poner de su parte para que yo pueda adaptarme a su casa.

Si sigues pensando así, el golpe será más fuerte después.

¿A qué te refieres? ¿Cuál golpe?

— El que recibirás justo en el rostro cuando Frank muestre su verdadero ser y te des cuenta de que a él no le importa si encajas en su familia o no, pues sólo quiere a Gerard para él solo. Te acordarás de mí cuando llegue el día en que tu papá deje de hacerte caso y te termines quedando completamente sola. — Comencé a sentirme un poco mal por lo que dijo, ya que no fue nada bonito. — ¿Cuántos meses de embarazo tiene ya tu papá? ¿Seis? Seguramente está enorme y cansado, además de que, según he leído, los embarazos masculinos son bastante riesgosos, sobre todo en el último trimestre... Por lo que tu papá tendrá que descansar mucho más de lo que debería una mujer cuando está embarazada.

¿Cuál es el punto? — Pregunté con ganas de colgar.

El punto es que sucederá lo que te he advertido desde un principio; serás un cero a la izquierda. Cuando tu papá necesite extra descanso y sea Frank el que tenga que hacerse cargo de todo, es obvio que sólo se preocupará por sus hijas y ya no tendrá que seguir fingiendo que se preocupa por ti... Y no me gustaría que te quedaras sola, hijita, tampoco que tengas que sentirte rechazada por esas horribles personas. Entonces, antes de que llegue el momento y tengas que sufrir, preferiría que regresaras a tu hogar... Conmigo. — Expresó con tristeza. — Ahora que estamos prácticamente en navidad, se siente pésimo estar sola en esta enorme casa y saber que tú estás lejos de mí, con una familia que no te aprecia.

Sintiéndome jodidamente mal por su culpa, terminé colgando y apagando el celular en caso de que volviera a llamar.

Decidí no hacerle caso. Últimamente he estado pensando en mi relación con mi madre, y me he dado cuenta de que cada vez que me llama, es para hacerme sentir mal, ya sea torturándome diciéndome que mi papá no me quiere y que por culpa de Frank me olvidará, o haciéndome sentir culpable por el hecho de que ella está sola en nuestra casa.

No me retracto de haber dicho alguna vez que, desde que estoy en esta casa, cada vez que las cosas parecen ir muy bien, de repente todo se arruina y se convierte en una mierda, porque es verdad, y en parte por eso me asusta que durante este mes todo haya estado yendo de mil maravillas... Pero si algo sé, es que la última vez que todo se arruinó, fue por mi culpa, precisamente, cuando le hice caso a mi mamá con respecto a la idea del estúpido piercing (el cual me quité en cuanto pude). Entonces, después de aprender de la experiencia previa, he decidido que no voy a dejarme llevar por las cosas feas que ella me dice.


...


Las cajas con mis viejos juguetes llegaron por correo cinco días después de mi conversación telefónica con mamá; justo a tiempo para el evento en el centro comercial, donde mi papá estuvo ayudando a Frank recibiendo las donaciones de la gente. Las gemelas participaron en el concierto, Cherry tocó "estrellita dónde estás" en el piano, y Lily cantó mientras Frank tocaba la guitarra; fue lo más adorable del mundo. Por mi parte, después de tanta, tanta, tanta insistencia por parte de Frank, y también de parte de mi papá, terminé participando, tocando la guitarra.

Aunque, bueno, entre todas las insistencias que recibí, también estaban las de Aidan; las cuales funcionaron mejor que las anteriores, ya que fue él quien terminó de convencerme al proponer que tocáramos juntos una canción. A fin de cuentas, no pude decirle que no. Frank y mi papá nos enseñaron una canción llamada "Summertime", la cual estuvimos practicando por varios días.

Desde que comenzaron las vacaciones de invierno, Aidan y yo hemos pasado mucho tiempo juntos. De hecho, cuando las vacaciones empezaron lo acompañé al albergue a adoptar un perrito. Él estableció una especie de conexión con un golden retriever adulto que, según la mujer que estaba encargada en ese momento, tenía una familia y había sido abandonado, lo cual nos pareció muy triste, y Aidan se encariñó con él muy rápido.

Al principio, íbamos con la idea de buscar un cachorro, pero la realidad es que todos prefieren a los cachorros porque puedes entrenarlos y verlos crecer, pero Aidan y yo pensamos que los adultos también deben ser adoptados porque han llevado una vida difícil y, después de pasar por tanto, también merecen una familia estable que les dé cariño durante los años de vida que les queden.

Ese mismo día también lo acompañé a comprar las cosas básicas para Charlie (ese fue el nombre que le puso al perro), se podría decir que fue una cita... Aunque aún no ha pasado nada "romántico", ni se ha repetido lo que mi papá interrumpió en la puerta de la casa cuando tuvimos nuestra primera cita. Sin embargo, siento que la confianza aumenta entre Aidan y yo, y me gusta cada vez más pasar tiempo con él.

El evento que organizó Frank resultó ser todo un éxito; según él, este año hubo más donaciones que el año pasado.

Entonces llegamos al presente: La mañana de navidad.

Esta navidad es muy distinta a cualquier otra que haya vivido, y no sólo por el hecho de que esta vez no somos sólo mi papá y yo, o mi papá, mi mamá y yo, sino que somos mi papá, Frank, Lily, Cherry, y yo. Apartando eso, lo que hace esta navidad mucho más distinta a las demás, es que nos levantamos temprano, no precisamente a abrir nuestros regalos, sino para ir al orfanato a entregar los juguetes personalmente.

Se sintió lindo estar allí; ver a mi papá y a su novio entregar juguetes a los niños huérfanos, a las gemelas jugando con ellos, y cómo parecía que habíamos alegrado por completo su navidad, me hizo pensar que esta es la primera vez que siento que no necesito regalos, porque la sensación de ver las sonrisas alegres de personitas que quizás no tienen las mismas oportunidades que yo, es más que suficiente.

Estar en el orfanato esta mañana me hizo sentir agradecida con respecto a mi familia, por más disfuncional que pueda ser algunas veces, porque algunos ni siquiera tienen eso.

Cuando nos fuimos de allí al mediodía, me sentí en paz y feliz.

Terminamos abriendo nuestros regalos en casa a mitad de la tarde. Las gemelas y yo estábamos de rodillas frente al árbol, buscando nuestros respectivos obsequios.

Cherry fue la primera en abrir uno, el cual era de parte de "Santa" (pongo las comillas porque ya sé quién es "Santa" en realidad); se trataba de una pecera con un pez dorado, por lo que ella suspiró un poco decepcionada.

— Yo había pedido un tiburón... — Dijo cabizbaja.

— Cariño... Aparte de que escribiste "Satán" en vez de "Santa". — Dijo Frank conteniendo la risa. — Tienes que ser un ángel para recibir un tiburón; Santa no se los da a cualquiera.

Solté una carcajada de tan sólo imaginarme la cara de Frank al momento en que tuvo que leer la carta que Cherry le escribió a SATÁN pidiéndole un tiburón.

Lily, por su parte, estaba muy contenta por haber recibido el camper de Barbie con todos sus accesorios, me recordó un poco a mí cuando era pequeña y pedía cositas así. Cherry también terminó aceptando y queriendo a su pez dorado, dándole el nombre de Tiburón, resignándose a que nunca tendrá uno.

Por mi parte, ya que oficialmente estoy grande para recibir regalos de Santa, el primer regalo que abrí fue de parte de mi papá.

— Whoa... Qué genial... — Dije asombrada cuando quité el envoltorio para encontrarme con la caja de pinturas en aerógrafo. — Siempre quise aprender a pintar con aerógrafos ¡Gracias! — Me acerqué al sofá para abrazarlo.

— ¿Y sabes cuál es la mejor parte del regalo? — Negué con la cabeza. — Que yo voy a enseñarte, así que podremos pintar juntos, ¿Qué te parece?

— Pienso que sería muy feliz de pasar más tiempo contigo. — Besé su mejilla. — Te amo mucho.

— Y yo a ti, princesa... — Me abrazó con fuerza.

« ¿Lo ves, mamá?». Pensé en medio del abrazo, al recordar las cosas que me dijo por teléfono. «Él nunca va a dejarme sola».

De repente, Frank se aclaró la garganta, tratando de llamar mi atención. Fue en ese momento que mi papá y yo nos separamos.

— Bueno... — Mencionó. — Espero que mi regalo te haga igual de feliz.

— ¿De qué se trata? — Pregunté con verdadera curiosidad.

— Cierra los ojos.

— Ay no. — Negué. — El "cierra los ojos" significa peligro... Si vas a vengarte por todas las veces que te he molestado, mejor dime.

— Claro que no. — Rió. — Vamos, Bandit, confía un poco en mí ¿Quieres?

— Hmmm... — Fruncí los labios, mirándolo con incredulidad. — Bueno... Ya qué. — Puse mis manos sobre mis ojos, tratando de espiar un poco entre mis dedos para alcanzar a ver por qué el enano está tan misterioso.

— ¡Sin espiar! — Advirtió, al notar lo que estaba haciendo, por lo que terminé rindiéndome y obedeciendo.

La curiosidad por ver qué clase de cosa habrá comprado Frank para mí me causa un poco de ansiedad y me pone más nerviosa porque Frank está tardando una eternidad en lo que sea que esté haciendo antes de pedirme que abra los ojos.

— ¡Me estoy rindiendo! — Exclamé, asumiendo que el regalo de Frank no está aquí en la sala. — Quiero ver... Voy a ver.

— Eso sí que no. — Dijo mi papá, poniendo rápidamente sus manos sobre mis ojos sin darme tiempo de abrirlos.

A los pocos segundos, Frank por fin regresó y me pidió abrir los ojos.

— Ya era hora. — Dije antes de que mi papá apartara sus manos, y cuando pude ver de qué se trata el regalo, me quedé boquiabierta.

Casi me puse a llorar cuando vi al pequeño perrito de la misma raza de Bela en las manos de Frank, con un moño rojo en la parte de atrás de su cuello.

— Sé lo difícil que fue para ti la muerte de Bela... — Me dijo. — Sobre todo porque no pudiste pasar mucho tiempo con ella... Entonces se me ocurrió que el regalo de navidad perfecto para ti sería conseguirte una nueva compañera a la que sí puedas ver crecer y darle amor durante los próximos años.

— F-Frankie... — Estaba boquiabierta y ni siquiera supe qué decir cuando sostuve al perrito, que en realidad es hembra, en mis brazos; es extremadamente chiquita y adorable. — Realmente no sé q-qué decir.

— Un "gracias" sería suficiente. — Bromeó.

— ¡Gracias! — Le entregué la perrita a mi papá un momento para poder rodear el cuello de Frank con mis brazos. — Y Frank... No sólo te agradezco por el regalo de hoy... E-En realidad has sido muy lindo conmigo desde que llegué a tu casa. También estuviste para mí en el difícil momento que fue la muerte de Bela... Y ahora gracias a ti tendré una nueva compañera... Creo que realmente no te he agradecido lo suficiente por ser tan bueno y aguantarme cuando te trato mal y... Ahora me arrepiento enormemente por haberte comprado una trampa para ratas como regalo.

— ¡¿Qué?! — Se separó abruptamente de nuestro abrazo.

— Es una broma. — Solté una carcajada al haber visto su cara. — En realidad te compré un nuevo pedal de guitarra... En ese caso, perdón por ser tan poco original.

— Me parece perfecto. — Volvió a abrazarme, esta vez, de una manera breve. — Y que aceptes cuánto me preocupo por ti me parece un milagro de navidad.

Reí ante su comentario, aunque la risa se desvaneció cuando recordé que mi mamá dijo que Frank sólo finge preocuparse por mí.

Nada de esto me parece fingido... En lo absoluto.

Si de verdad Frank me ha estado mintiendo todo este tiempo con sus palabras y sus acciones, entonces es el mejor actor del mundo, y se ha tomado muchas molestias sólo por convencerme de que me quiere de la misma forma que quiere a sus verdaderas hijas.

— ¿Qué nombre le vas a poner, Bandita? — Me preguntó Lily.

— Mmm... No lo sé. — Tomé a la pequeña perrita y la puse en mi regazo para acariciarla. — Creo que la llamaré... ¡Daisy!... Me parece que tiene cara de Daisy.

— ¡Ese es el nombre de la novia del pato Donald! — Dijo Cherry, a lo que yo le mostré la lengua en señal de que no me importa.

En ese instante, mi papá se levantó con cuidado del sofá, alegando que él también tiene que retirarse a buscar el regalo que preparó para las gemelas.

— Es una sorpresa, y es muuuy especial... — Dijo. — Sólo Frank sabe de qué se trata.

Las gemelas estaban súper emocionadas, y a mí realmente me daba bastante curiosidad saber de qué se trata ese "regalo especial"; aunque le pregunté a Frank, no quiso decirme, aumentando más la expectativa.

Mi papá regresó unos minutos después con un lienzo mediano en las manos; lo estaba sosteniendo al revés para que no podamos ver su contenido.

El regalo que mi papá decidió hacerles a las gemelas tiene una carga emocional muy grande. Cuando giró el lienzo, ambas se quedaron pasmadas, y yo tuve una reacción similar, como si pudiera sentir lo mismo que las gemelas al ver a su mamá en una pintura donde ellas también aparecen.

— Frank me ha contado que a veces se sienten tristes porque no existe ninguna foto de ustedes con su mamá, porque nunca tuvieron la oportunidad de estar con ella... — Les dijo mi papá. — Y pensé que, en ese caso, el mejor regalo de navidad que podría darles a ambas sería poder darles eso en la única manera en la que me es posible hacerlo.

Se esforzó muchísimo, ha estado trabajando en ese cuadro durante semanas; se puede ver en lo cuidadosos que son sus trazos y en cómo captó la esencia angelical de la mujer que aparece en tantas fotos junto a Frank, pintándola abrazando a las hijas que nunca pudo conocer.

Lily y Cherry, después de observar la pintura durante un buen rato, abrazaron fuerte a mi papá... Por primera vez, no siento ni una pizca de celos al ver cómo ellas se han unido cada vez más a él.

Sin embargo, no diría que me molesté, pero sí me pareció un poco fuerte asimilar que, cuando le dio las gracias, Lily le dijo "papá"... A mi papá.

«Wow, wow, wow». Pensé. « ¿Qué está pasando aquí, doctor García?».

Yo no era la única en shock, porque evidentemente mi papá y Frank también lo estaban, pero la reacción de Lily fue un poco distinta; ella misma se impresionó al haberle dicho "papá" y no "Gee", y se nota que lo dijo sin pensar, porque cuando asimiló lo que dijo, de manera inesperada, salió corriendo hacia las escaleras, e inmediatamente, su hermana corrió en su dirección.

— ¿E-En serio me dijo papá...? — A pesar de seguir perplejo, no podía ocultar la sonrisa que se formó en su rostro al escuchar a Lily llamarlo así.

— Iré a ver qué tiene. — Dijo Frank levantándose del sofá.

— No lo hagas. — Lo detuve, levantándome yo, dejando a Daisy sobre su regazo. — Yo hablaré con ellas. Todo estará bien.

Si esto estuviese sucediendo un par de meses atrás, no me importaría por qué motivo Lily huyó después de lo que dijo, así que ni loca me habría ofrecido a ir por ella y asegurarme de que esté bien. Es más, también me habría enojado por el hecho de que ella haya llamado "papá" a mi papá, porque, después de todo, es mío, no de ella.

Es sorprendente cómo las cosas cambian y mi reacción es la de una hermana mayor que se preocupa por sus hermanitas.

Durante todo este tiempo, sólo he pensado en mí y en cómo yo me siento con el hecho de que mi papá vaya a tener un bebé con otro hombre y que mi vida cambie para siempre por eso, pero nunca, hasta ahora, me había preguntado cómo se sienten las gemelas al respecto... Quizás sólo he sido egoísta, o tal vez me he dejado llevar por las apariencias, pues siempre pareció que las gemelas estaban felices con todo esto, ya que nunca tuvieron un solo problema con mi papá y se encariñaron con él bastante rápido, mientras que yo aún batallaba para considerar a Frank mi amigo.

Llegué al cuarto de las gemelas con la pintura de ellas y su mamá en mis manos; se la pedí a mi papá porque consideré que las niñas querrían verla todo el tiempo en su habitación.

Entré al ver la puerta abierta, y me encontré a ambas sentadas una de las camas; Lily llora mientras Cherry la está abrazando.

— Lily... ¿Qué tienes? — Pregunté acercándome lentamente.

— Vete de aquí. — Me dijo Cherry mientras trata de consolar a su hermana.

«Merezco esa respuesta». Pensé. «Es lo mismo que les he dicho a ellas miles de veces».

— Venía a traerles esto... — Apoyé el lienzo cuidadosamente en su mesa de noche. — Y también porque me preocupa que ahora Lily esté llorando.

Con suma delicadeza, me senté junto a ellas.

— Bandita... — Lily levantó la mirada para verme a los ojos mientras trata de limpiar sus lágrimas con sus manitos. — T-Tú una vez dijiste q-que... Abrazar a tu mami se siente muy lindo... Dijiste que es muy cálido, suave y te sientes feliz.

Lo había olvidado... Yo les dije eso cuando mi mamá vino de visita en octubre.

— Y eso... — Continuó Lily. — A-Así es cómo se siente abrazar a Gee-Gee. — Musité un "oh" a causa de la sorpresa. — Es suave, cálido y me hace sentir feliz... P-Pero Gee no puede ser mi mami porque es un hombre... Y tampoco puede ser mi papi porque ya es tu papi... P-Por eso estoy llorando.

— Y... ¿Tú también te sientes así con respecto a mi papá? — Le pregunté a Cherry, y ella asintió diciendo que sí.

— Bien. — Suspiré. — Mi papi también las quiere mucho a ustedes... Se nota en las cosas que hace; como esa pintura... Que es una manera de que ustedes puedan estar un poco más cerca de su mamita que está en el cielo. Y a él no le molestaría que le digan papá... Más bien, eso lo haría muy feliz.

— ¿Y a ti? — Me preguntó Cherry.

— ¿Y a mí qué? — Enarqué una ceja.

— ¿No te enoja que le digamos papá a Gee?

— ¿Por qué me enojaría?

— Porque eres mala. — Dijo Lily.

— Ustedes no son precisamente unos ángeles ¿Saben? — Dije en mi defensa.

— Pero nosotras te queremos. — Explicó. — Y tú no nos quieres.

Me quedé estupefacta.

— ¿M-Me quieren? — Ambas asintieron. — ¿De... Verdad? ¿Hablan en serio?

— Sí, tontita. — Dijo Cherry.

De nuevo, me había quedado sin palabras.

Fue después de un largo silencio que se me ocurrió qué decir.

— Y-Yo... — Titubeé. — U-Una vez... Mi... Mi papá me dijo que el amor es infinito y que... Se puede dividir en muchas partes iguales para compartir... Y que él las quiera a ustedes... No significa que vaya a dejar de quererme a mí... Llevo todos estos meses rehusándome a compartir el amor de mi papá con ustedes... Pero... Tal vez sea hora de hacerlo.

Por sus caritas confundidas, veo que no pueden comprender muy bien mis palabras.

— L-Lo que quiero decir es que... Mi papá también puede ser su papá...

— ¿En serio, Bandita? — Preguntó Lily con sus ojitos llenos de ilusión.

— Sí. — Asentí con convicción.

— ¿Entonces tú serás nuestra hermana mayor? — Preguntó Cherry.

— P-Por... Supuesto que sí. — Dije, sintiéndome un poco rara con respecto a todo esto.

No es que me arrepienta, sólo me siento... Diferente... Es que, considerar a las gemelas mis hermanas es un paso muy grande.

— Nuestro papá también puede ser tu papá. — Me dijo Lily sonriendo.

— Bueno, no nos apresuremos. — Contesté. — Eso último será cuando sea el momento... Quizás para ustedes sea más fácil aceptar todo esto, pero yo... Estoy yendo a pasos lentos; para mí es un poco más complicado.

— ¿Por qué?

— ¿Podemos sólo... Tener un penoso abrazo de hermanas y regresar a la sala a terminar de abrir los regalos? — Trato de cambiar el tema, porque la terapia psicológica navideña ya está yendo un poco más lejos. — Tienen que ver lo que compré para ustedes.

— ¡Está bien! — Dijeron al unísono, acercándose a abrazarme sin hacer más preguntas.

Este también es el primer abrazo real que tengo con las gemelas... Es decir... Como hermanas y eso. Y sigo sin arrepentirme de todas las cosas que les he dicho.

Tomé a ambas de las manos y regresamos abajo.

Daisy duerme en el sofá, que está ahora vacío. Más adelante, nos encontramos con una escena romántica que es todo un cliché en las películas navideñas: Frank besando a mi papá bajo el muérdago que está en la puerta de la cocina.

— ¡No hay nada que ver aquí! — Me apresuré a cubrir los ojos de las niñas por acto reflejo, llamando un poco la atención para que aquellos dos dejaran de comerse la boca.

Cuando se separaron, ambos reían con complicidad.

— Ya resolví la crisis emocional de Lily ¿Saben? Gracias por preguntar. — Ironicé.

— En realidad... — Dijo mi papá sin apartar la sonrisa de su rostro. — Estamos muy felices porque Lily me dijo papá... Sólo espero que no se haya arrepentido.

— No oh. — Lily se acercó contenta a abrazar a mi papá. — Bandita me dijo que tú también puedes ser mi papi.

— Y tiene mucha razón, nenita, porque yo te quiero mucho y te considero una hija. — Dijo acariciando el cabello de Lily con cariño antes de dirigirse a mí. — Gracias, Bandit.

— ¿Por qué?

— ¿En serio lo preguntas? Creo que el mejor regalo de navidad que nos diste a Frankie y a mí ha sido aceptar a Lily y a Cherry como tus hermanitas, y aceptar que los cinco, seis en realidad, somos una familia.

— Basta... Parece que vas a llorar y entonces yo lloraré también. — Reí, aceptando su abrazo. — ¿Ahora podemos dejar de ser tan cursis? Me va a dar un coma diabético.

Él rió también, aceptando estar de acuerdo en que ha sido un día exageradamente meloso... Pero aun así, ha sido el mejor día que he tenido en mucho tiempo, y también ha sido la navidad más especial.

Mi papá y Frank están muy felices con la idea de que por fin me estoy adaptando a esta familia... Y la verdad, yo también lo estoy. Quisiera congelar este momento para siempre, porque no quiero ni necesito que nada de esto cambie. 

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