Capítulo 3
Me quedé un rato en la sala con mi papá, Frank y las niñas. Después de media hora o algo así (soy mala calculando el tiempo), las gemelas comenzaron a quedarse dormidas y Frank se levantó para cargarlas a ambas y llevarlas a su cuarto, así mi papá y yo nos quedamos solos por unos instantes.
— ¿Papá? — Llamé su atención para que me dirigiera la mirada, ya que sigo acurrucada en sus brazos y hace rato que él dejó su vista pegada en el televisor.
— ¿Qué pasa, Bandit?
— Sé que es demasiado pronto, pero... ¿Crees que será un niño o una niña? — Mi mano, instintivamente, se dirigió a su vientre.
— Frank y yo queremos que sea un niño, porque ya hay demasiadas niñas aquí. — Reímos juntos.
— ¿Y qué vas a hacer cuando tu panza sea tan grande que no puedas ver tus propios pies?
— Frank prometió atar las agujetas de mis zapatos cuando eso pase. — Rió.
— Frank... A pesar de todo... Es muy bueno. Y es lindo, quiero un novio como él.
Me miró boquiabierto.
— ¡Nada de novios a esta edad, señorita! — Bufó, haciéndome reír.
— Sólo decía que... Cuando tenga edad para tener novio.
— A los veinte... — Me miró "severo", manteniendo su sonrisa.
— A los veinte, claro. — Rodé los ojos. — Me gustaría que fuera tan comprensivo como Frank ¡Es que es un ángel! No entiendo por qué sus hijas son tan hiperactivas si él es tan pacífico.
No supe por qué. Ni me enteré de qué cosa dije qué fue tan graciosa como para que mi papá explotara en carcajadas como lo hizo, por lo cual me lo quedé mirando frunciendo el ceño, sin saber si sonreír o no.
— ¡Frank pacífico! — Decía entre su ataque de risa. — ¡Un ángel! — Incluso limpió una lágrima de su ojo derecho, tratando de calmarse. — ¿Qué clase de cosas te dijo Frank como para que pensaras que sus hijas no son como él?
— Bueno... Él ha sido muy lindo y paciente conmigo...
— Eso es porque quiere dar una buena impresión. — Sonrió con ternura. — Créeme que, si no fueses mi hija, o mejor dicho, si este no fuese tu primer día aquí, Frank habría respondido a tu drama en la cena... Y no de muy buena manera. Porque Frank es así. Frank es muy agridulce. Él...
— ¿Qué clase de calumnias estás inventando sobre mí, Gerard Way? — Nos sobresaltamos al escuchar la voz de Frank desde las escaleras. No sonaba molesto, sino divertido, y su sonrisa lo corroboraba.
El tatuado se sentó junto a mi papá, pidiendo explicaciones sobre nuestro tema de conversación.
— Sólo decía la verdad, cariño. — Dijo papá, dejando que Frank lo rodeara con su brazo. — Bandit cree que eres tranquilo.
— ¿Y qué acaso no lo soy? — Arqueó la ceja y puso su mano en su pecho, haciéndose el ofendido.
— Tú y yo sabemos cómo son las cosas aquí. — Los vi compartir una significativa mirada... Una que me hizo sentir muy incómoda.
Vi a Frank tomar el mentón de mi papá y así unirse con él en un beso. Al principio me pareció tierno, logré decir un "aww" a pesar de sentirme TAN DE SOBRA. Estaba dudando si retirarme o no. Cuando mi papá enredó sus brazos en el cuello de Frank, y Frank bajó sus manos hasta la cintura de mi papá y una de ellas se movió a través de su muslo, me dije: «¡Wow! ¡Wow! ¡Qué intenso se puso todo! ¡Retirada!».
— Hey, hey ¡Heeeeyyyy! — Los saqué de su burbuja lanzándoles un cojín. — ¡Todavía estamos en horario infantil, caballeros!
Ambos rieron sin terminar de separarse del beso.
— Son las hormonas, disculpa. — Se excusó mi papá.
— Oh, Dios. — Hice una dramática señal de asco. — Tú eres el embarazado, pero soy yo quien tiene náuseas en este momento. Mejor me voy a dormir, así ustedes pueden tener... "Privacidad"... Cochinos...
Me levanté del sofá, antes de irme, le di un beso en la mejilla de buenas noches a mi papá y le regalé una sonrisa a Frank.
Volví a la que se supone que será mi nueva habitación durante un buen tiempo. Antes de ponerme la pijama, noté mi celular abandonado en la mesita de noche, y decidí revisar si había alguna notificación importante, como las de Wattpad, por ejemplo; hay un fic Kellic buenísimo que hace semanas que no actualizan y me estaba gustando un montón. Al desbloquear el celular, no encontré ninguna notificación de Wattpad, tristemente, pero sí un par de llamadas de facetime perdidas por parte de mi mamá, entonces recordé que ayer, cuando hablamos por teléfono, ella me pidió que la llamara en cuando llegara a Jersey.
« ¡Soy una mala hija!». Me dije. Realmente odio sentir que le dedico más tiempo a mi papá que a mi mamá, porque aunque en parte sea cierto, sé que eso no ha de hacer sentir muy bien que digamos a mi mamá.
Por lo tanto, decidí llamarla sin saber muy bien cuánta diferencia de horario hay entre el lugar donde estoy y la ciudad europea donde ha de estar mi mamá en su gira. Por suerte, ella me atendió, y pronto apareció en mi pantalla la imagen de mi mamá, sin maquillaje, recostada en su cama.
— ¿Te desperté? — Pregunté sintiendo un poquito de culpa. — Debí llamar más temprano.
— En realidad estaba a punto de dormir... Aunque son las cinco de la mañana acá.
— ¿Dónde estás?
— Ámsterdam. El show terminó hace unas cuatro horas y luego...
— Y luego la banda se fue de fiesta y por eso te ves taaaan acabada. — Reí.
— Exacto. — Rió conmigo. — Pero dime ¿Qué tal estás? ¿Estás en Nueva Jersey?
— Sí, llegamos como a las dos de la tarde, más o menos.
— ¿Y qué tal? ¿Viste a tus abuelos? ¿Vives cerca de ellos?
— No... En realidad, estamos en Jersey City, a unos... Treinta minutos de Summit.
— Oh... Creí que Gerard querría mudarse cerca de sus padres. Pero ahora que lo pienso... Creo que Frank vive en Jersey, así que es comprensible.
— Sí... Es cierto... Frank vive aquí... Y con "aquí", me refiero a... ¡Aquí! ¡Literalmente aquí!
Me miró frunciendo el ceño.
— ¿Estás...? — De repente, abrió los ojos desmesuradamente. — ¿Quieres decir que...? — Asentí. — ¡Mierda! ¡No puedo creer que Gerard haya sido tan imbécil como para hacerte ir a vivir con Frank! ¡Si ni siquiera lo conoces! Oh, Dios, ¿Cómo te fue? Debió haber sido horrible.
— Al principio creí que sí... Me sentí muy mal... Es decir... ¿Quién no? — La vi asentir, mostrando preocupación. — Aparte, Frank tiene dos hijas, tienen cinco años y son un fastidio; son ruidosas y pelean mucho. Lily llora por absolutamente todo y Cherry es como el demonio de Tazmania.
— Ugh. Y como a ti te encantan tanto los niños pequeños... — Dijo con sarcasmo. — Sobre todo los que son así.
— ¡Lo sé! — Reí. — Además, tiene una perrera en su casa.
— ¡Y tú amas a los perros! — Continuó con el sarcasmo.
— ¡E-XAC-TO! Y resulta que Frank no come absolutamente nada que venga de animales.
— ¿Entonces qué harás mañana, cariño? Siempre te gusta desayunar tostadas con huevos revueltos y salchichas.
Solté un triste suspiro... No había pensado en eso...
— Gerard es un desconsiderado. — Dijo mi mamá, sonando un poco molesta.
— N-No es eso, es...
— Por eso te dije que no sería buena idea que él se quedara con tu custodia, nena. Pero si dejas que él y yo lleguemos a un acuerdo, él podría permitir que vengas conmigo, sobre todo porque él no va a querer que te quedes en un lugar donde evidentemente te sientes incómoda. No podrás hacer nada de lo que te gusta y ahora tendrás que vivir con esas niñas con las que tendrás que compartir la atención de tu papá cuando siempre la has tenido toda para ti, ¿Qué demonios tenía Gerard en la cabeza cuando pensó que era una buena idea llevarte a vivir con Frank tan abruptamente? ¡Mierda, seguramente! — Se respondió a sí misma. — Yo nunca te haría eso, bebé ¿Ves por qué te dije en un principio que ya nada será lo mismo con Gerard?
— Mamá... E-Es que mi papá tenía sus razones para hacerlo.
— ¿Cómo que tenía razones? — Me mira confundida.
— Eh... ¿Cómo decírtelo? — Sonreí nerviosa, rascando mi nuca. — Al parecer... Papá es como un milagro de la naturaleza.
— ¿Eh? — Se muestra más confundida aún.
— Hoy me enteré de que el m-preg existe y no es sólo cosa de fanfics.
— Ahora dímelo en nuestro idioma.
— ¡Que mi papá está embarazado, mujer!
— ¡¿QUÉ MIERDA?! — Gritó; mi mamá siempre ha sido escandalosa. — ¡¿QUÉ?!
— Resulta que... Hay ciertos hombres... Muy pocos en el mundo, según entendí, que tienen la capacidad de concebir bebés... Y mi papá recién descubrió que es uno de ellos, así que ese es el motivo por el cual él nunca de lo dijo.
— ¡Increíble! — Dijo sardónicamente.
— Mami... No quiero que te preocupes.
— No, no. Claro que me preocupo, Bandit. No estaré tranquila ahora que sé que vives en esa casa repleta de extraños. Mira... Mañana, o mejor dicho, esta noche, estaremos en París y mañana en Frankfurt. Sé que el lunes comenzarán las clases, probablemente ese día en la noche vuelva a casa ¿Qué te parece volver a Los Ángeles y entrar a clases una semana después? No perderías muchas clases y estarías en tu vieja escuela, con tus amiguitos de siempre, mi amor. Si le explicas a Gerard que no te sentirás bien con su nueva familia, él te entenderá y dejará que te quedes conmigo.
«Y dentro de unos meses, cuando tengas otros proyectos con la banda o estés concentrada en tus asuntos con el arte ¿Con quién me voy a quedar?». Pensé.
— No lo sé... Frank es un hombre bueno... Es comprensivo. Logré hablar con él y dijo que quiere que me adapte poco a poco a la nueva casa, quiere que lo haga a mi propio ritmo y, la verdad, aprecio que está haciendo todo lo posible para hacerme sentir cómoda. También me gusta que me respete por ser la hija de mi papá, se nota que lo ama muchísimo y quiere cuidarlo durante todo su embarazo, por eso me pidió que ponga de mi parte, y eso es lo que voy a hacer. Mi papá se pondría muy mal si sabe que soy infeliz aquí o si decido irme contigo, y no quiero hacerle eso porque no quiero afectar su embarazo, como dice Frank. En cierta parte... Me emociona un poco la idea de tener un hermanito ¡Tal vez cuando crezca pueda hacerse fan de las bandas que me gustan! — Afirmé con verdadero entusiasmo.
— ¿Te das cuenta de que Frank te está manipulando?
— ¿Q-Qué...?
— Cuando te dijo que trates de ser positiva y todo eso para que tu papá no se preocupe, fue como la forma más bonita e inteligente de decirte: «Si tienes problemas aquí, cierra la boca, porque lo que sientas no importa».
— No, no... No es así.
— ¿Tú crees, Bandit? ¿Estás segura de que es así? Porque claramente, Frank sabe que no te vas a sentir verdaderamente cómoda en ese lugar y simplemente no quiere que "molestes".
— ¿Tú crees...?
— Estoy segura. Sabes que el instinto de madre nunca se equivoca. Además... Ten por seguro que, si ya las gemelas te quitarán un poco la atención de tu padre, ese nuevo bebé lo hará más; prácticamente te va a dejar en el olvido.
— O-Oye... — Dije comenzando a sentirme un poco mal. — Ha sido un día muy largo y...
— Sí, sí. — Me interrumpe. — Es cierto, deberías descansar, preciosa. Yo también debo dormir. Cuéntame qué tal te va mañana ¿Sí? Y considera lo que te he dicho. Buenas noches, princesa, te amo.
— También te amo, mamá. — Sonreí sin mostrar los dientes, ella lanzó un beso hacia la cámara y luego colgó la llamada.
Respiré hondo y me recosté mirando el techo... Creo que no podré dormir porque tendré una crisis existencial... No había considerado absolutamente nada de lo que me dijo mi mamá, ¿Y si resulta ser cierto? ¿Qué tal si mañana vuelve a pasar alguna cosa con la cual tenga que aprender a vivir y no me gusta? Tendré que callarme para no preocupar a papá... Y así será durante un tiempo indefinido.
Es difícil asimilar el hecho de que ayer estaba sola en mi hogar con mi papá y de repente, ahora estoy en esta casa, con personas a quienes no conozco, y seguiré aquí mañana, y al día siguiente, y al siguiente, y también el día después de ese... Y a medida que los días avancen, habrán cambios... Cambios que puede que me gusten o no. Y si no me gustan... Ay de mí.
¿Y qué tal si mi mamá tiene razón y mi papá ya no me presta atención como antes?
«Eso no pasará». Traté de convencerme a mí misma. «Mi papá me ama; soy su hija. Sigo estando por encima de Frank y sus mocosas».
O al menos una parte de mí quiere creer eso... La otra parte me dice... «Te van a olvidar; tu mamá sabe de lo que habla».
...
No dormí muy tranquila que digamos, y mi papá me despertó a las ocho de la mañana, por suerte, lo hizo con un abrazo y un beso, es prácticamente como si aún estuviéramos en casa, y eso me hace sentir un poco mejor. Me dijo cariñosamente que me apresurara en darme una ducha y vestirme porque él y Frank estaban preparando el desayuno abajo y debíamos estar temprano porque tardaríamos comprando la pintura para mi cuarto, los muebles y esas cosas.
Así que obedecí, y llevé a cabo mi rutina matutina con las palabras de mi mamá aún rondando mi cabeza.
— Mantente positiva, Bandit. — Me dije a mí misma sonriendo al espejo después de cepillar mis dientes. — Hoy todo saldrá bien.
Después de alistarme, bajé las escaleras para dirigirme a la cocina. Primero me encontré a las gemelas sentadas en el sofá de la sala, comiendo cereal mientras ven caricaturas, y al llegar a mi destino, hallé a mi papá sentado en una de las tres sillas altas que conforman la isla de la cocina, comiendo un tazón de avena con fresas; un desayuno súper saludable, considerando que mi papá solía desayunar pop tarts, Lucky Charms o productos altos en colesterol y grasa.
Antes de poder sentarme junto a papá, Frank entró desde la puerta que da al patio trasero, el cual nunca he visto, con un saco gigante de comida para perros entre los brazos, el cual dejó en una esquina.
— Buenos días, Bandit... — Dijo. — No es por nada, pero... No te recomiendo estar parada allí.
— ¿Y por qué?
Él no respondió, tan sólo le bastó con llevar su índice y pulgar a su boca para lograr un silbido fuerte y claro, al cual le siguió un ruido de estampida, inmediatamente, el ejército de perros pasó corriendo, casi atropellándome, ya que me asusté y me quedé tiesa en mi lugar, esperando que ninguno me hiciera nada, pero éstos no me prestaron atención, simplemente se fueron hacia el patio trasero porque allí Frank les había servido su comida. Sólo uno de los perritos se quedó atrás y vino caminando a pasos torpes, se trata del pug que vi ayer, el cual se acercó a olfatear mis pies, por lo que inmediatamente, corrí hacia la silla alta, sentándome junto a mi papá. Ambos soltaron una carcajada. Frank recogió al perrito del suelo y se acercó a mí.
— Ella es Bela. — Tomó su patita y la movió a modo de saludo. — Vamos, Bandit. — La acercó a mí a pesar de mi evidente displicencia. — Ella ha de ser la más inofensiva de mis bebés. Es más inofensiva que Cherry. — Me hizo reír. — Está viejita y es cieguita. — Hizo un tierno puchero. — ¿En serio no la quieres acariciar? — Negué cortésmente. — ¿De verdad, Bandit?
— Inténtalo, cariño. — Me anima mi papá.
Quise negarme, pero comprendí que seguirían insistiendo, así que no me quedaba de otra.
— Pff... Bien. — Bufé.
Extendí mi mano lentamente y, cuando logré acariciar a Bela, ella lamió mi mano, así que la aparté rápidamente.
— ¡Iugh! — Solté una carcajada, ya que me hizo cosquillas y, además, me dejó la mano ensalivada.
— ¿Ves? — Dice Frank con una enorme sonrisa. — ¡A Bela le agradas! ¿A ti no te agrada ella?
Miré a Frank, luego miré a la pequeña Bela en sus brazos y... Aunque me es difícil admitirlo, me dio algo de ternura.
— Tal vez me agrade un poco. — Admití. — Pero que no se les suba a la cabeza ¿Eh?
Frank rió conmigo, puso a Bela en el suelo para que continuara su camino hacia el patio, y acarició mi cabello.
— ¿Qué se te apetece comer? ¿Quieres cereal? ¿Tal vez unas tostadas? ¿O te gustaría otra cosa?
— Tostadas y mermelada estaría bien. En realidad... Cualquier cosa estaría bien mientras tenga... — Dirigí la vista hacia mi papá.
— Café... — Dijimos los dos al unísono, soltando un bobo suspiro.
— Bueno, Bandit, tú podrás tener café, pero tristemente tu papá no. — Dijo Frank, comenzando a servir mi desayuno.
— ¿Quéeee? — Miré a mi papá boquiabierta. — ¡Pero tú no puedes vivir sin café! ¿Qué vas a hacer?
— Leí en Internet que no puedo tomar tanto café si estoy embarazado... Peeero... Mañana tenemos consulta con un médico obstetra, quien nos sacará de dudas. Realmente espero que diga que las cantidades industriales de café que consumo todos los días no van a afectarle al bebé.
— Qué triste. — Dije mientras le daba un sorbo a la taza de café que Frank recién me servía. — Es una lástima porque este café está REALMENTE delicioso.
— ¡Ay, no me tortures así!
Frank se sentó junto a mí a desayunar un sándwich vegano. Todo estaba marchando bien hasta que abrí el frasco de mermelada de fresa y comencé a untarlo en mi tostada, porque inmediatamente, cuando el olor a mermelada comenzó a impregnarnos, a mi papá comenzó a darle un ataque.
— ¡Mierda! — Se cubrió la boca, parecía querer vomitar. — Bandit ¿Podrías alejarte de mí?
— ¿Disculpa?
— En serio, es que... Oh no...
Se levantó corriendo de la silla y fue lo más rápido posible a encerrarse en el baño que está entre la sala y la cocina. Una vez que se adentró allí, desde afuera, escuchamos cómo comenzó a vomitar.
— Oh, qué asco ha de sentirse tener a una criatura en tu vientre que te haga vomitar tanto ¿Verdad? — Comenté, Frank no me hizo caso y fue hasta la puerta del baño.
— Cariño, ¿Estás bien? — Preguntó después de haber golpeado la puerta un par de veces.
Pero como respuesta no recibió más que el sonido de mi papá vomitando.
Tuvimos que esperar unos minutos antes de que saliera, limpiando su boca.
— Quiero agua. — Dijo dirigiéndose al refrigerador para ir por ella. Después de servirse un gran vaso de agua y beberlo completo, nos dio una explicación. — Qué horror, no quiero volver a tener que oler la mermelada de fresa ¡Nunca me había dado tanto asco!
— Nunca te dio asco en realidad. — Dije, entendiendo que no podría terminar mi desayuno si estaba sentada junto a papá, porque vomitaría otra vez. — Pero bueno... Me iré para que comas tranquilo.
A pesar de no quererlo realmente, tuve que ir a sentarme al sofá a comer con las gemelas, y creí que no sería tan malo, hasta que... Al sentarme junto a Cherry... La niña tiró la leche restante de su cereal SOBRE MIS JEANS FAVORITOS.
— ¡No puede ser! — Llamé la atención de todos.
A pesar de la molestia, no quise reaccionar con enojo porque pensé, PENSÉ que lo había hecho sin intención... Pero cuando se empezó a reír... Entendí que esta pequeña demonio comenzó a declararme la guerra... Y si reacciono al respecto... Podría causar problemas; justo lo que quiero evitar. Eso quiere decir que si las gemelas deciden molestarme y hacer estas cosas todo el tiempo, probablemente yo no pueda hacer nada al respecto.
Sólo espero que esto no le dé la razón a los argumentos que me dio mi mamá en nuestra conversación de anoche.
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