Capítulo 24
— Bandita, hay una cosita que olvidé contarte. — Cherry se acercó de repente a mí y a Melissa; antes estaba jugando con los hijos de los amigos de nuestros padres, pero se separó un momento de ellos para venir hacia acá.
— ¿Qué cosa? — Arqueé una ceja.
— Creo que Gee tenía mucha comezón esta mañana.
— ¿Qué?
— Es que Lily y yo estábamos en nuestra habitación tomando la siesta y nos despertamos porque escuchamos que Gee-Gee estaba haciendo ruidos muy raros, y creo que tenía mucha comezón en la espalda y no alcanzaba a rascarse, entonces mi papi lo ayudó, y por eso Gee decía: "¡Sí, Frank, ahí!".
Me quedé boquiabierta. Melissa y yo nos miramos entre nosotras con la misma expresión; ¡Pobres niñas! ¡Su inocencia!
— Es eso ¿Verdad? — Preguntó. — ¿Gee tenía comezón en la espalda?
— C-Claro... — Sonreí. — ¿Qué otra cosa más va a ser? Jeje.
— ¡Lo sabía! Pobre Gee-Gee.
— Sí... Sí... Pobre Gee-Gee... — Le di unas palmaditas en la cabeza, compadeciéndome por ella si llega a acordarse de esto cuando crezca y pueda entenderlo.
Cherry regresó con los otros niños y nosotras, en shock (y yo de por sí avergonzada) olvidamos por completo de qué estábamos hablando antes de que Cherry llegara con esos datos perturbadores.
Fue en ese momento que vi a mi papá dirigirse hacia su grupo de amigos junto a Pete, y Bronx caminaba detrás de ellos hasta que nos vio y vino a sentarse con nosotras.
— ¡Ustedes se ven muy bonitas! — Dijo tomando asiento en medio de las dos. — Realmente creo que podría salir con ambas, sólo sería cuestión de ponernos de acuerdo.
— Bájale a tus hormonas. — Dije entre risas, golpeando su hombro con mi puño.
— Es cierto... Tú eres de Aidan. — Dijo guiñándome un ojo, a lo cual yo sólo rodé los ojos y negué con la cabeza. — Así que sólo me queda Melissa. — Noté la cara de irritación de mi amiga cuando Bronx la rodeó con su brazo. — ¿Qué dices?
— Estoy segura de que no quieres escuchar lo que tengo para decirte. — Respondió reticente, alejando bruscamente el brazo de Bronx.
— Qué mala eres. — Replicó, dándole una calada a su vaper antes de dirigirse a mí. — Entonces... Bandit... — Arrugué la nariz cuando me soltó el humo, o mejor dicho, el vapor, en la cara. — ¿Aidan ya te invitó a estar con él en la fiesta?
— ¿Y tú cómo sabes eso? ¿Eres psíquico o algo así?
— Más que psíquico, diría que soy el mejor amigo del mundo.
— ¿Por? — Enarqué una ceja.
— Bueno... Ya que tú no invitarías a Aidan, hablé con él.
— ¡¿Qué?! — Sentí alterar mis sistemas mientras que él se muestra muy relajado, y bastante orgulloso por el "favor" que me hizo Y QUE NO PEDÍ. — Bronx... ¿Qué fue lo que le dijiste exactamente?
— Ya sabes... Le dije que a ti te gustaría estar con él durante la fiesta, pero que te daba vergüenza decírselo y todo eso. Entonces le sugerí invitarte, sólo si él quería, por supuesto, y la buena noticia es que sí quiso, porque al final te invitó. Así que de nada.
— Creo que te detesto. — Fue mi respuesta.
— ¿Disculpa? — Me miró indignado.
— No, no te disculpo, idiota. Quiero decir... Estaba tan pero tan feliz de que Aidan me haya invitado ¡Porque pensé que fue idea suya, no tuya! No es lo mismo que él me invite porque quiere hacerlo a que lo haga porque tú se lo pediste. Yo preferiría que las cosas se dieran naturalmente antes de que fueran así de forzadas ¿Sabes? Además... — Comencé a entrar en pánico. — ¡Ahora va a pensar que yo te pedí que le pidieras que me invitara! Quedaré como una desesperada, no me sorprendería si por tu culpa ya se dio cuenta de que me gusta o algo así.
— ¿Y no es esa la idea? — Replicó. — Creo que es necesario "forzar las cosas" para que se dé cuenta si tú no le vas a decir nada.
— ¿Y eso es tu problema, acaso? — Por fin Melissa dijo algo después de dejarnos a nosotros hablar solos. — ¿Por qué tienes que meterte en algo que no te incumbe?
— Gracias. — La apoyé. — Melissa tiene razón, Bronx. Es sólo mi problema si quiero decirle a Aidan que me gusta o no, o si quiero invitarlo a salir o no. No tienes por qué intervenir, porque, como ya te dije, hace que las cosas sean demasiado forzosas y no quiero eso; sólo quiero que las cosas fluyan y ya ¿Es mucho pedir?
— SÍ, porque las cosas no suceden solas, debes hacer algo al respecto, Bandit. Por eso quería ayudarte.
— Sí, como sea... Acabas de arruinar la ilusión que me había creado de que Aidan me había invitado hoy porque fue SU IDEA.
— Sigue siendo su idea.
— ¡Fue tuya, estúpido!
— Bueno pero yo no le puse una pistola en la nuca para que te invitara, sólo lo sugerí... Y si te invitó fue porque igual quería, así que sigo sin ver por qué el hecho de que yo le haya hecho la simple sugerencia tenga que afectar el rumbo de las cosas.
— Pff... Bien... Te tomaré la palabra... Sólo haré de cuenta de que no hiciste ninguna "sugerencia".
— ¡Así se habla! — Palmeó mi hombro. — Ahora prueba esto. — Me extendió su vaper. — Es de cereza.
— ¿Por qué te trajiste esto? — Lo recibí sin atreverme a probarlo todavía.
— Porque me veo como el prototipo de chico malo que les encanta a las chicas.
No pude evitarlo; solté una carcajada muy escandalosa, de esas que hacen que pierdas el aire y te duela el estómago.
— ¡Ay no! — Dije arrastrándome de la risa. — No, no, no, no. Tú de verdad estás mal de la cabeza.
— ¡Es que es cierto! Imagínate cuando llegue y esté con Sophie. — Ese es el nombre de la chica con la que quiere salir ahora. — Sólo me acercaré de esta manera. — Tomó el vaper de vuelta y dio una calada. Me sentí intimidada cuando se acercó a una peligrosa distancia del rostro y me soltó el vapor en la cara, mirándome con una sonrisa pícara sin despegar sus ojos de los míos. — ¡Já! ¡Te sonrojaste! — Soltó una carcajada.
— Cualquiera se sonrojaría si se le acercan así, ¡Acosador! — Le golpeé el hombro por segunda vez.
— Todo me va a salir muy bien más tarde en la fiesta. Aparte de que la casa embrujada es el ambiente perfecto; espero que ella se asuste allí. Mi papá me dice que cuando las chicas se asustan siempre van a abrazarte porque buscan sentirse protegidas y ahí es cuando llega el momento de aprovechar la situación. — Guiñó un ojo.
Me reí a pesar de estar sintiéndome extrañamente incómoda, sin embargo, me preocupé un poco cuando Melissa, sin decir nada, se levantó y comenzó a caminar hacia el interior de la casa. No dudé en levantarme también y pedirle a Bronx que me esperase en lo que yo iba a buscarla.
— Hey. — La alcancé en la cocina, donde estamos completamente solas porque todos los demás están afuera, en el patio. — ¿Qué pasa? ¿Por qué te fuiste así?
— Ay no, es que Bronx, me da demasiado cringe con su actitud de onvre. Y estoy muy incómoda de por sí. Tengo que estar en modo planta mientras ustedes hablan sobre sus idioteces; por eso realmente no quería venir. Y sé que estando en la fiesta estaré igual de incómoda... Así que ahora realmente estoy pensando en que no debí venir.
— Pero no pienses asííí. — La tomé de la muñeca con ambas manos, intentando animarla. — Tú misma dijiste que la casa embrujada sonaba divertida ¡Y también tendremos nuestra pijamada! Además, dudo que tengas algo mejor que hacer esta noche.
— Pues... Llevar a mi hermanito a pedir dulces es un buen ejemplo. Mi mamá me envió una foto de él con su disfraz de príncipe y se ve muy tierno. Y no lo sé... Yo creo que es linda la idea de acompañarlo durante los Halloweens a medida que vaya creciendo, y aunque quizás te suene estúpido e infantil, todavía me parece divertido salir a pedir dulces.
Lo que dijo me pareció muy bonito y me enterneció. Melissa quiere mucho a su hermanito. En parte, me recuerda a mi papá y al tío Mikey; porque se quieren demasiado. Ellos han sido el modelo perfecto de amor entre hermanos que he tenido que presenciar durante toda mi vida, es lo más cerca que he tenido de saber lo que es amar a un hermano; yo no puedo saberlo de primera mano porque, bueno... No tengo hermanos.
— A mí también me parece divertido salir a pedir dulces, no creo que sea una niñería... Aún. — Sonreí. — Pero también creo que será una buena experiencia para nosotras ir a esa fiesta.
— Habla por ti; sólo lo dices porque estarás con el chico que te gusta.
— Bueno quizás tú encuentres allá a tu propio chico, ¿Quién sabe?
— No, gracias. — Respondió con su odiosidad de siempre, pero al menos sonrió, dándome un pequeño empujón, a lo cual yo sólo me reí.
— No tendrás que "soportar" a Bronx por mucho tiempo si no quieres, cálmate. Cuando estemos en la fiesta, él va a estar muy ocupado ligando con la chica esta, Sophie. Así que todo estará bien...
— Claro, un idiota menos. — Sonrió, a la vez que yo la rodeé con mi brazo, invitándola a regresar al patio. — Si al final termino pasándola mal, te juro que te golpearé por haberme hecho venir.
— Si la pasas mal es tu culpa; eres tú quien tiene una mala actitud ante las cosas.
— Idiota. — Bufó.
Realmente me puedo poner en la posición de Melissa y entender por qué que se puso así de incómoda, y no me refiero sólo al hecho de que Bronx le cae muy mal, sino a que él y yo estábamos hablando solos, y comprendo que puedas sentirte fuera de lugar cuando estás con personas que no tienen mucho en común contigo y no tienes prácticamente nada que aportar a la conversación, pero también sé lo bien que se siente percibir que le importas a alguien lo suficiente como para que esa persona te tome en cuenta y quiera incluirte al grupo.
Mi papá siempre me ha dicho que a nadie le gusta en realidad estar solo, que el ser humano es naturalmente un ser social y, de alguna manera, siempre necesitará de más personas con quienes convivir. Y recuerdo haberle dicho que hay algunos que prefieren estar solos, pero él respondió que: «Las personas que están solas por elección lo hacen porque ya se rindieron, porque están tan seguras de que no encajarán en su ambiente, que ni siquiera lo intentan... Y aunque es cierto que es mejor estar solo que mal acompañado, eso no significa que no te vas a sentir triste, pues no es lindo sentir que estás fuera de lugar y que nunca habrá nadie con quien puedas compartir tu tiempo». Esa es una de las lecciones más importantes que mi papá me ha enseñado... Si es mejor estar solo que mal acompañado, entonces yo debo al menos intentar ser esa buena compañía.
En la primaria no era necesario, pues, ya que mi grupo y yo estudiamos juntos desde muy pequeños, en el salón no había nadie sin amigos. Esta es la primera vez que me toca ofrecerle mi amistad a una persona solitaria... Y yo creo que Melissa lo aprecia, aunque probablemente nunca me lo vaya a decir, porque si no lo apreciara, si realmente me quisiera lejos, habría dejado de aceptar mi compañía hace bastante tiempo.
Creo que el momento crucial de nuestra amistad será esta noche, en nuestra pijamada, no hay nada más íntimo que una pijamada; la ocasión especial para compartir secretos, películas favoritas, pasatiempos y esas cosas. Si en la velada no se rompe la delgada capa de hielo que aún nos hace sólo compañeras de clase y no "amigas" en todo el sentido de la palabra... Entonces dejaré de intentarlo.
...
Volvimos al patio a sentarnos con Bronx; esta vez, Melissa se mantuvo más tolerante ante nuestra charla banal, pero eso no significa que participara en nuestra conversación, más bien, estaba en su celular, pero no quise decirle nada al respecto, no quería obligarla a convivir con Bronx si no quería.
Mientras tanto, puedo observar a los adultos charlar amenamente a la distancia, mientras que todos los niños corren de un lado a otro con sus disfraces; los perros de Frank también corretean con los niños, todos ellos llevan puestas alas de murciélago. Esta vez, acepté la invitación de Bronx a inhalar el vapor con sabor a cereza, y al principio me vi como idiota porque no supe cómo hacerlo bien. De paso, tuve la sensación de que mi papá volteaba a vernos a cada rato.
— ¡Bandita! — Lily corrió hacia mí de repente. — ¡Adivina!
— No quiero hablar sobre lo que escucharon tu hermana y tú en la mañana. — Me adelanté, recordando la turbia conversación con Cherry.
— ¡Nooo! ¡No es eso, tonta!
— ¿Entonces qué?
— A-di-vi-na.
Rodé los ojos con fastidio.
— Sólo dime, Lily.
— ¡El tío Mikey nos va a llevar a pedir dulces! ¿Vas a venir?
Respiré hondo ante la oleada de celos que me invadió sin yo quererlo... Mikey es mi tío, no es suyo, así que no debería decirle así.
Además, mi tío sólo me ha llevado a pedir dulces una vez, y fue hace muchísimo tiempo, cuando tenía apenas siete u ocho años, recuerdo que también me llevó a una casa embrujada, donde se rió de mí cada vez que me asustaba con algo. Fue un momento muy divertido y especial que siempre quise repetir pero nunca se pudo por cuestiones de distancia y sus ocupaciones.
— Nope. — Respondí. — No iré.
— ¿Pero por qué? — Replicó; noté a Melissa levantar la vista del celular para observar a Lily. — ¡Será muuuuy divertido! Iremos a una casita embrujada... Y yo... — Bajó la mirada con timidez. — Yo quiero que tú vengas, Bandita... ¿Por favor?
— Niña, pedir dulces es para bebés. — Bronx respondió por mí. — Por eso nosotros iremos a una fiesta de grandes.
— Eres malo. No me agradas. — Ella le mostró la lengua y se alejó de nosotros.
— Same. — Escuché susurrar a Melissa.
— Vaya... Ya puedo entender a qué te refieres cuando dices que tus hermanastras son un fastidio. — Comentó Bronx.
— Sí, como sea... — Dije por decir algo.
El plan de ir con ellas y con mi tío Mikey me seguía pareciendo sumamente tentador, es decir, si no tuviera la fiesta del colegio, no lo pensaría dos veces antes de ir a pedir dulces con ellos, pero claro, no puedo decir eso en voz alta porque Bronx pensará que soy una bebé infantil, y ya es bastante con que piense que lo soy cada vez que me pongo nerviosa cuando se trata de hablar con el chico que me gusta.
— ¿A qué hora tu papá nos llevará? — Pregunté.
— Ah... Mi papá no nos va a llevar. — Dijo dándole una calada a su vaper. — Iremos en taxi.
— Y... ¿Por qué?
— Pues, porque él quiere estar aquí con sus amigos y eso... Aparte, sé que ha de ser un fastidio para él esperar a que lo llame cuando quiera irme de la fiesta, porque considerando que siempre quiero irme cuando todo termina, él estará despierto esperando mi llamada, así que le sugerí esto, y por eso me dejó ir solo de ida y vuelta.
Uh, ¿Ir nosotros solos en un taxi a mitad de la noche?... A mí papá no le gustará esa idea... Y siendo honesta, a mí tampoco me gusta.
— Qué negligente. — Dijo Melissa entre dientes para luego alzar la voz. — Bandit, ¿Podemos hablar a solas?
Bronx frunció el ceño hacia mí, sin embargo, yo le respondí a Melissa con un encogimiento de hombros y un "okay".
Regresamos a la cocina.
— Ahora menos quiero ir sabiendo que prácticamente vamos a depender de Bronx... Y Bronx no es nada confiable.
— Sí... Yo tampoco creo que sea una buena idea lo del taxi ¿Sabes? ¿Qué tal que nos pasa algo? Yo que sé... Es Halloween... Capaz nos convertimos en los protagonistas de una leyenda urbana sobre niños a los que les robaron los órganos o algo así.
— Me gustaría decir que eres jodidamente paranoica, pero yo pensé igual que tú.
— Igual no creo que mi papá nos deje ir así con Bronx.
— Yo pienso que sería mejor ir a pedir dulces... Tu hermanita realmente parecía querer ir contigo. Además, es su primer Halloween juntas... ¿No se te ocurrió que debería ser algo especial?
— No tiene por qué ser "especial"; las gemelas no son mis hermanas.
— Pues te tengo noticias, Bandit. Desde que tu papá y el papá de ellas se aman mucho y decidieron formar su propia familia, ustedes ya son hermanas, sólo deben formar el vínculo... Y no pueden si tú no pones de tu parte.
— He puesto de mi parte. — Contesté a la defensiva, a lo que ella me miró incrédula. — Bueno... No he puesto el cien por ciento, pero...
— Pero podrías hacerlo...
Me quedé pensativa por un momento, poniéndolo todo en una balanza imaginaria para tomar mi decisión.
— Bien... — Suspiré. — Creo que sería mejor ir con mis tíos y los niños a pedir dulces.
— ¡Bambit! — Me sobresalté la voz del tío Mikey detrás de mí. — ¿Entonces vas a venir?
— A-Así parece... — Me giré hacia él, notando cómo detrás de él no sólo vienen Kristin y los hijos de los amigos de mi papá, sino también las mamás de esos niños.
— Qué bueno, así podré reírme de ti cuando te asustes en la casa embrujada. — Dijo apretando mi hombro con cariño.
— Soy grande ahora. — Sonreí. — No me asustaré.
— Lo dudo... — Dijo en forma de reto a lo cual yo sólo hice una mueca burlesca.
Cuando todos los demás se dirigieron a la salida, Melissa y yo íbamos a buscar a Bronx para decirle que nos quedaríamos, sin importar las cosas que probablemente tuviera que decir al respecto. Sin embargo, no hizo falta que fuéramos a buscarlo porque él vino a nosotras.
— Chicas... ¿No creen que deberíamos irnos ya? — Inquirió.
— Bronx. Mel y yo nos quedaremos; decidimos que sería mejor ir a pedir dulces esta noche.
— Estás jodiéndome. — Dijo conteniendo la risa. — Dime que es broma.
— No. — Negué suavemente con la cabeza. — En serio, nos quedaremos... Estás invitado a quedarte, si quieres.
— No, gracias... Ya estoy muy grande para esas cosas y ustedes también. — Fruncí el ceño. — Si de verdad van a quedarse, entonces me iré solo. — Dijo eso último como esperando nos arrepintamos de nuestra decisión.
— Pues bien. Adiós. — Respondí inexpresiva.
— Adiós, perdedoras. — Dijo con una muy mala actitud antes de dirigirse a la salida.
— Dios... — Suspiró Melissa. — Ahora me cae peor... Este chico tiene mierda en el cerebro.
— Da igual... Allá él si quiere creerse "mayor"... Es mejor el coma diabético que tendremos hoy después de tantos dulces.
— Amén.
Nos dirigimos juntas a la salida para acompañar a los demás, pero entonces, mi papá apareció, bastante exaltado, y no explico por qué.
— Papi, cambiamos de opinión. Iremos a pedir dulces con los niños. — Le sonreí tranquila.
Lo que no me esperaba era que él, como la reina del drama que es, se acercara a abrazarme con fuerza diciendo: «Oh, Dios, ¡Qué bien!».
A pesar de estar confundida, acepté su abrazo, pues, sería pecado quejarme al recibir un abrazo suyo.
Sin embargo, lo que menos me esperaba, era lo siguiente que diría:
— No quiero que sigas juntándote con ese niño Bronx, es una mala influencia para ti.
— ¿Qué? — Me separé de golpe. — ¿Por qué?
— Oye, Bandit. — Tomó mi mano y me guió a sentarme con él en el sofá. — Esta noche, con sólo haber pasado tiempo con Pete, me he dado cuenta de que él no ha cambiado absolutamente nada... Sigue igual de inmaduro y eso no es bueno, porque es la influencia que recibe Bronx. Y Pete siempre ha sido muy... Problemático.
«Pero tú y Frank también lo eran». Quise decir; pero me contuve.
— Es un mal ejemplo para Bronx. Y por la manera que lo está educando, sólo está creando a un niño prepotente e irresponsable, de esos que quieren adelantarse a su edad y hacer cosas que no están bien... Oye, sólo no quiero que te metas en problemas por alguien más, también me da miedo que ese niño no pueda ofrecerte una amistad digna... Y yo siempre te he dicho, Bandit, que es mejor prevenir que lamentar.
Respiré hondo y contesté:
— Tienes razón, papá, te haré caso.
Él me mira sorprendido, creo que estaba esperando una réplica de mi parte.
— ¿Lo dices en serio?
— Vamos, confía en mí... Yo confío en ti, y sé que lo que me dices es por mi bien, así que prefiero hacerte caso... Además, sé que Bronx no es un santo.
— Bien... Eso está muy bien. — Volvió a envolverme en sus brazos. — Me alegra que lo comprendas. Te amo.
— Yo también te amo, papá. — Suspiré, comenzando a sentir el peso en mi consciencia... Porque no se siente bien mentirle.
No pienso perder mi amistad con Bronx sólo porque él es un paranoico.
No discutí con él porque de nada serviría mostrarme renuente. Decirle por qué no debo ni quiero acabar mi amistad con un chico que no me ha hecho absolutamente nada malo, sólo traería una discusión, porque ambos somos testarudos, y vamos a defender nuestros puntos de vista a toda costa. Por eso, preferí ir por la paz y seguirle la corriente, sobre todo porque me preocupo por su salud. Con su embarazo, lo menos idóneo sería pelear y provocarle estrés,
Tampoco es que me guste mentirle... Pero no tengo otra opción.
Quizás, cuando pasen los meses y él tenga a mi hermanito, entonces podrá enterarse de que durante todo ese tiempo seguí siendo amiga de Bronx y nada malo pasó. Entonces, podré demostrarle que yo no soy una niña tonta e ingenua que se deja influenciar por los demás. Bronx puede ser lo que sea, pero eso no significa que yo vaya a ser igual a él, y cuando mi papá se dé cuenta de eso, confiará más en mí.
✧ ・ ゚: * ✧ ・ ゚: *✧ ・ ゚: * ✧ ・ ゚: *✧ ・ ゚: * ✧
Justo cuando me faltaba poco por terminar de escribir este capítulo, vi este meme en Facebook y no me habría dado risa de no ser porque me recordó a Bronx en este fic xd
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top