Capítulo 22
Llegó el viernes. Me encontraba saliendo de la escuela junto a Bronx y Melissa, después de otro aburrido día escolar donde tuvimos otra prueba de matemáticas. No he logrado que los tres seamos los súper mejores amigos (aunque ellos ni siquiera sean amigos). No es que se odien, pero tampoco se llevan muy bien. Simplemente no son compatibles, y sólo coexisten cuando yo estoy presente. Sin embargo, esta es la primera vez que nos encontramos juntos a la hora de la salida, y es porque mi papá y su novio vendrán por mí y por Melissa para ir a comprar nuestros disfraces de Halloween; las gemelas también estarán.
Para el momento, Bronx y yo estábamos hablando sobre la chica que le gusta actualmente; me estaba contando que, cuando llegue la noche de la fiesta, la invitará a entrar juntos a la casa embrujada, y allí aprovechará de tomarla de la mano ¡Y dijo que la besaría! Y que la invitaría a salir con él.
— ¡¿Así de fácil?! — Abrí los ojos desmesuradamente. — ¿Cómo puedes tener tanta confianza? Si se supone que eres igual que yo cuando te gusta una chica.
— Eso era antes, mon amie.
— Uh lalá. — Solté una risita. — Señor francés.
— Mira, después de haber besado a tres chicas en la fiesta de Aidan, me he dado cuenta del enorme poder que tengo y ya no hay nada que me detenga.
Pude notar en la expresión nada disimulada de Melissa cómo Bronx le da bastante cringe.
— Sólo mira esto... — Agregó y, para demostrarnos su "poder" se alejó de nosotras, caminando hacia una chica random de alguna otra clase.
— ¿Cómo puedes ser amiga de un tipo tan imbécil? — Me preguntó Melissa mientras observamos a Bronx coquetearle a la chica a la distancia.
— No es tan malo, es sólo que... A veces, cuando las cosas le salen muy bien, se le sube a la cabeza.
— No lo sé... Es como el típico hombre que después de que una chica le hace caso, inmediatamente piensa que todas se van a morir por él. — Dijo rodando los ojos.
— No es para tanto...
Inmediatamente, Bronx regresó con su celular en mano. Seguidamente, lo levantó para mostrarnos cómo había conseguido el número telefónico de aquella chica.
— ¿Qué les digo? — Dijo con arrogancia. — Esa etapa donde me daba miedo hablar con las chicas está oficialmente acabada. Superada. Fin.
La cara con la que Melissa lo miró me hizo recordar al meme de "stop it, get some help".
— Ojalá tú también terminaras con esa etapa, Bandit. — Mencionó. — ¡Tú también necesitas perder tu miedo a hablar con el chico que te gusta! Es más, deberías preguntarle a Aidan si quiere estar contigo en Halloween... En una cita.
— Sí... Lo más probable es que diga algo estúpido. — Reí al recordar las "tácticas de coqueteo" que mi madre me enseñó cuando vino de visita.
— Nunca vas a salir de la friendzone si no aprendes a ser más audaz ¿Sabes? Y creo que para eso quizás deberías practicar coqueteando con varios chicos a la vez, para reunir más confianza.
— Serás idiota. — Me sorprendí cuando, por primera vez, Melissa le respondió a Bronx después de tanto tiempo que seguramente pasó conteniéndose para no decir nada malo.
— Por supuesto que no. — Discute Bronx, quien al menos no luce ofendido. — Sé que tengo la razón.
— Es que... Los idiotas siempre creen que tienen la razón. — Melissa se encogió de hombros.
«Uuuhh». Me dije.
Por suerte, cuando estuve a punto de decir CUALQUIER cosa para detener el roast que se avecinaba entre ellos dos, vi el auto de Frank estacionarse frente al portón, luego tocó la bocina y esa fue mi señal para despedirme rápido de Bronx y tomar a Melissa de la muñeca para llevármela de una vez por todas.
— ¿Qué fue todo eso? — Le pregunté mientras caminamos.
— Te dije que me es difícil no decir lo que pienso. Pero al menos lo intenté.
Reí mientras negaba con la cabeza. Llegamos entonces hasta el auto de Frank, abrí la puerta trasera y entramos juntas, quedando un poco apretadas entre los asientos para niños donde van las gemelas. Frank conduce, por supuesto, y mi papá va en el asiento del copiloto.
Después de preguntarnos cómo nos fue en el colegio, mi papá comenzó a hacerle preguntas directamente a Melissa, nada muy personal ni impertinente, por supuesto, ya que mi papá nunca ha sido esa clase de persona, aunque sospecho que, si fuera Aidan el que estuviera aquí, ahí sí estaría haciendo todo un interrogatorio pesado, porque ahora que me gusta alguien, se le cruzan los cables y actúa muy extraño. Inconscientemente, bajé la mirada y reí para mí misma con este pensamiento, no sólo por el hecho de que esta nueva faceta de mi papá me cause un poco de gracia, sino porque estoy pensando en Aidan incluso en el momento más random.
Llegamos a una tienda de disfraces bastante grande, donde sorprendentemente no había mucha gente; es sorprendente precisamente por lo cerca que está Halloween. Pero eso significa también que tendremos más espacio a la hora de buscar los disfraces, sin montones de personas alrededor; también es lo mejor para mi papá, ya que, ahora que el embarazo se le nota un poco más, está paranoico porque no quiere causar todo el revuelo que provocaría un hombre embarazado cuando han habido muy pocos en la historia. Hasta ahora, es algo que sólo sabemos nosotros como su familia, y su doctora.
Una vez que entramos al enorme lugar, no supimos por dónde empezar, excepto las gemelas... Ellas fueron las primeras en salir corriendo hacia una sección donde destacaban varios vestidos de princesas.
Instintivamente, Frank siguió a las niñas para no perderlas de vista, mi papá fue con ellos mientras que Melissa y yo nos quedamos en un área con pelucas, haciendo el ridículo probándonos varias, riéndonos la una de la otra, mientras hablábamos sobre no tener idea de qué disfrazarnos este año.
— ¿Sabes? Hace un rato, mientras estábamos en el auto... Estaba pensando en que tu padrastro es bastante amigable... — Comentó mientras nos trasladábamos al mismo pasillo donde están mi papá y Frank junto a las gemelas, sólo que aún mantenemos la distancia para hacer más privada nuestra conversación. — No me explico por qué lo odias.
— No lo odio, sólo... No lo quiero. Pero no me importa, porque ahora estoy empezando a acostumbrarme a él.
— Hmm... — Ella asintió. — Él y tu papá se quieren mucho. Son muy melosos, sólo míralos. — Cuando volteé a verlos, efectivamente, estaban besándose, sin importar las miradas de las personas de los pasillos contiguos. — Son muy lindos.
— Sí... No voy a negarlo... Aunque a veces me dan diabetes. — Sonreí involuntariamente.
— Nunca creí que los hombres pudieran ser... Ya sabes... Tan dulces y tan buenos. — Dijo con un vago encogimiento de hombros. — Creí que si existía uno de esos, sólo sería uno en todo el mundo, pero tú tienes a dos en casa.
— Nunca lo vi de esa forma... Nunca he pensado que los hombres son un asco, porque mi papá es un príncipe, y su hermano, Mikey, también lo es... Incluso Frank lo es... A su manera.
— ¿A su manera?
— Sí... Él es un príncipe rata.
— Qué mala eres. — Dijo entre risas.
— ¿No te mordiste la lengua al decir eso? — Respondí con sorna.
— ¡Bandita! — Nuestras risas se detuvieron cuando Cherry me llamó a la distancia, así que nos acercamos a los demás. — ¡Mira, mira! — Saltó emocionada, con un vestido negro entre sus manos. — ¡Voy a ser una brujita!
— Pero Cherry... Ya lo eres todos los días... — Respondí de forma "dulce", a lo que ella me mostró la lengua, bastante indignada, haciéndome reír.
— Bandit... — Me dijo Melissa. — Creo que ahora tú te estás convirtiendo en una princesa rata; deberías disfrazarte de eso.
— Siempre tienes que ser mala conmigo. — Discutí, a pesar de reírme.
— ¡Yo también quiero ser una brujita! — Pidió Lily.
— Entonces busquemos un disfraz de brujita para ti también. — Sugirió Frank.
Pero a Cherry, por supuesto, no le gustó la idea.
— ¡No! — Le dijo a Lily. — Sólo yo puedo ser una brujita. No seas envidiosa.
— ¡No es cierto!
— Niñas, niñas. — Intervino mi papá calmadamente. — Por favor, no tienen por qué pelear. Cherry, tu hermana no es envidiosa por querer disfrazarse de brujita como tú.
— Sólo puede haber una brujita, y seré yo porque lo pedí primero... Lily puede ser la escoba si quiere.
Ahogué una risa, por lo que mi papá me dedicó una mirada desaprobatoria, ya que Lily, como siempre, se ofendió y se puso a llorar mientras decía que no podía ser una escoba, porque las escobas son feas. Por lo tanto, mi papá se dedicó a consolarla, a la vez que Frank se hincó de rodillas para quedar a la altura de Cherry y decirle que estuvo mal lo que dijo y que debería disculparse con su hermanita.
— Si así es ahora, imagínate cuando nazca el bebé. — Le comenté a Melissa, volviéndonos a alejar un poco para ver más opciones de disfraces mientras ellos resuelven el drama entre las niñas.
— ¿El bebé? — Me preguntó arqueando una ceja.
— Ah... Sí... ¿No te lo dije? — Digo de forma casual examinando un disfraz de la Reina de Corazones antes de devolverlo a su sitio porque no me convenció. — Mi papá está embarazado.
— Diablos... Yo pensé que sólo era gordo, ya sabes... No que estaba esperando un bebé.
— ¿Eso es todo lo que dirás? ¿Así tan normal? ¿No te sorprende?
— O sea... Me sorprende el hecho de conocer en persona a un hombre embarazado, pero no me sorprende el hecho de que exista uno, porque ya lo sabía. — Dijo acomodando sus gafas. — Lo vi en un documental.
— Hmm... Yo también lo vi en un documental... Se llama "Joshler Omegaverse" ¿No será el mismo que viste tú?
— ¡No! — Dijo entre carcajadas. — Lo vi en un documental de verdad, no en un fanfic. Y si lo hubiese visto en uno, probablemente habría sido un ChanBaek, porque es mi ship favorito y por lo tanto es lo que más leo... Aunque BaekHyun es mi bias, pero igual se ve lindo con Chanyeol. Al menos es lo que más leo cuando se trata de EXO... Con BTS, mi ship favorito es Jikook.
— ¿Qué? Disculpa, no hablo taka taka. — Bromeé.
— El punto es. — Quiso retomar el tema de conversación que estábamos manteniendo antes de que me hablara de ships de asiáticos. — Que en el documental que vi decía, que alrededor del mundo, sólo han habido siete hombres embarazos, y sólo uno de ellos era de Estados Unidos, aunque ahora se le suma tu papá.
— ¿En serio en el país hay otro hombre como él?
La vi morderse el labio inferior, bajando la cabeza con una mirada de angustia.
— A-Algo así... — Respondió apenas.
— ¿Huh? ¿Qué significa "algo así"?
— Nada. — Noté cómo rebusca desesperadamente entre los distintos trajes. — ¡Oh, mira! Un disfraz de Dorothy. — Arqueé una ceja cuando ella me cambió el tema de la nada. — ¿No te parece lindo?
— Sí, está lindo. — Admití. — ¿Pero por qué me cambias el tema así?
— Es que... N-No quiero decírtelo porque vas a preocuparte un montón y no quiero que tengas malos pensamientos al respecto.
— Sólo dime.
— Lo que pasa es que... Según entendí, los embarazos masculinos son bastante riesgosos y... El hombre que era de Estados Unidos, no sobrevivió. P-Pero... Eso no significa que a tu papá le pueda pasar lo mismo, ¡Para nada! Él estará bien ¿Okay?
Esta es la primera vez que ella se cohíbe tanto en decirme algo, ya que lo normal es que sea ofensivamente directa. Sin embargo, en esta ocasión, trata de ser lo más sutil posible, porque se trata de un tema serio... Y aunque aprecio que quisiera evitar que me asuste, igual me da bastante miedo. De hecho, el sólo pensamiento es tan fuerte para mí que decido apartarlo inmediatamente.
— Ese documental se hizo hace como cinco años y muestran los registros de los casos de embarazos masculinos que han ocurrido a lo largo de la historia. El caso del que te hablo sucedió en 2001, cuando los doctores todavía no estaban preparados para tratarlo, ya que aún no había estudios concretos, debido a que los primeros hombres embarazados en la historia murieron muy pronto y el conocimiento más reciente que tenían era el de un hombre embarazado en La India en el 99, quien también falleció antes de que hubieran terminado de investigar por qué hay hombres que pueden embarazarse.
Terminé asustándome más de lo que estaba.
— P-Pero. — Melissa claramente se dio cuenta de lo aterrorizada que estoy. — Tienes que tomar en cuenta que en aquel entonces tampoco había la tecnología que hay hoy en día. En la actualidad no sólo la tecnología es más avanzada, sino que se han hecho más estudios sobre cómo tratar a estos hombres... De hecho, en el documental, hubo otros casos más felices de hombres que, no sólo sobrevivieron, sino que dieron a luz a niños perfectamente sanos.
Asentí algo insegura.
— Otra cosa que influyó a la muerte del hombre que era de acá, fue el estrés provocado por la presión que ejercían los medios de comunicación sobre él, además de que, ya que no se sabía mucho sobre embarazo masculino, el hombre tenía cientos de doctores estudiándolo como si fuese un conejillo de indias... El caso de tu papá es distinto, al menos él no tiene esa presión, así que... No vayas a asustarte.
— Sí... — A pesar de saber que sí son casos muy diferentes, la horrible sensación en mi pecho no me abandonó. — Sí, uh. Supongo que tienes razón. Igual la doctora que está tratando a mi papá sabe mucho al respecto y lo trata como si fuese de cristal... Cuando estuve en una de sus consultas hace unos días, ella le hizo muchísimas preguntas, algunas eran muy básicas, de las cuales supongo que les hacen a las mujeres embarazadas, pero luego había más, sobre las cosas más mínimas de cómo se siente y todo eso... Es... Todo un proceso.
— Sí... — Asintió. — Me imagino.
— Y bueno... Ella lleva el caso de mi papá con total confidencialidad, por eso los medios no saben que hay otro hombre embarazado en el mundo y, por ahora, es mejor así, precisamente por el estrés que eso podría generar. Mi papá sabe que cuando el embarazo avance y su vientre crezca más, no va a poder salir de casa, y eso está bien para él, pues sólo quiere llevar esto en paz.
¿Mi papá sabrá acerca de ese hombre embarazado que no sobrevivió? Me lo pregunto porque recuerdo que Frank me dijo que estuvieron viendo un montón de documentales, y no me gustaría que mi papá se expusiera ante información como esa porque se sobre-preocuparía y viviría asustado... Justo como yo ahora que lo sé... No quiero que piense en la posibilidad de que las cosas salgan mal, así como yo tampoco quiero pensar en eso. Es más, quiero pensar que esa posibilidad ni siquiera existe y que él será de esa lista de hombres que tuvieron a sus bebés y fueron felices.
— ¡Boo! — Me sobresalté bruscamente al sentir las manos de mi papá repentinamente sobre mis hombros, con toda la intención de asustarme.
— Hey, no hagas eso. Me ibas a provocar un infarto. — Dije mientras que él y Melissa se burlan de mí gracias a mi reacción. Aunque... ¿Cómo no asustarme así? Después de todo, estaba demasiado distraída pensando en algo que, ya de por sí, es lo más aterrador que se me puede ocurrir; perder a mi papá.
— Debiste haber visto tu cara. — Se rió él, antes de inclinarse para darme un beso en la mejilla. — ¿Ya encontraron sus disfraces?
— Yo aún no... — Respondí. — Pero Mel encontró un disfraz de Dorothy que es muy bonito.
Es en este momento que Melissa se percata de que aún tiene el disfraz en su mano, y con cuidado, volvió a colgarlo donde estaba, ya que es obvio que sólo lo había tomado como excusa para cambiarme el tema de conversación hace un rato.
— No, no. — Dijo. — Es lindo, pero no me gusta para mí.
— ¿En serio no lo quieres? — Pregunté. — Porque a mí me gusta mucho.
— Todo tuyo. — Lo descolgó de nuevo para entregármelo.
— Bien. — Me dirigí a mi papá con una sonrisa. — Ahora sí encontré mi disfraz.
— Aww, te verás súper, súper linda de Dorothy. Y ya que Cherry será una brujita, ella podría ser la Bruja Mala del Oeste. — Los tres comenzamos a caminar hacia el siguiente pasillo, donde nos encontramos a Frank junto a las gemelas. — De hecho, se me acaba de ocurrir una excelente idea.
— ¿Es la misma que yo estoy teniendo? — Pregunté, ya que a mí también se me acababa de ocurrir una buena idea.
— Si tu idea es que todos nos disfracemos con temática del Mago de Oz, entonces sí.
— Definitivamente. — Sonreí. — Pensamos lo mismo.
— ¡Frankie! — Mi papá llamó su atención, manteniendo una gran sonrisa en el rostro. — ¿Qué piensas de que nos disfracemos de personajes del Mago de Oz? Bandit será Dorothy, Cherry será la Bruja Mala del Oeste, Lily será Glinda, la Bruja Buena y yo...
— Dime que serás el león, por favor. — Le dije. — ¡Te verías exageradamente adorable!
— ¡Sí! — Dijo Frank. — Apoyo eso, te verás hermoso... Y yo seré el espantapájaros, o quizás el hombre de hojalata; no lo sé.
— Creí que tú serías uno de los monos voladores. — Le dije con sorna.
— ¡Bandit! — Llevó una mano a su pecho, creí que era porque estaba ofendido o algo así... Pero no. — Qué orgullo... — Sonrió. — Cada día pareces más mi hija.
No pude evitar soltar una carcajada.
— Sí, claro, Frank. Sigue soñando.
— ¿Choque de puños? — Extendió su puño, entonces lo choqué con el mío.
— Aunque... Yo quería disfrazar a Frank de hobbit, porque tenían unas orejas geniales en la sección de accesorios; como para un hobbit o un elfo. — Suspiró mi papá, a lo que Frank lo miró con cara de "deja de meterte conmigo", mientras negaba con la cabeza. — Pero... Ya qué, es mejor ir todos combinados. Incluso podríamos volverlo una tradición y el año que viene volver a disfrazarnos juntos en familia.
— Sería estupendo. — Dijo Frank con entusiasmo. — Amo esa idea... Sobre todo porque el año que viene se nos sumará nuestro pequeño bebé. — Su felicidad resulta bastante contagiosa. — Preguntaré a alguno de los encargados si tienen el resto de los disfraces del Mago de Oz ¿Sí? Quédate un momento con las niñas.
A pesar de haber dado dichas instrucciones, cuando él se fue, como patitos detrás de su mamá, las gemelas fueron con él.
— Todavía necesitamos un disfraz para Melissa. — Dije.
— ¿En serio habían orejas de elfo? — Le preguntó directamente a mi papá. — Porque sería genial ser una reina elfo como Galadriel.
Mi papá la miró boquiabierto.
— ¿Te gusta El Señor de los Anillos? — Preguntó en tono fanboy, lo cual inevitablemente me causó ternura.
— ¡Me encanta El Señor de los Anillos! Mi mamá me regaló los libros hace mucho tiempo.
— Oh, Melissa, estás oficialmente aprobada por mí. Desde ahora, entrarás en mi lista de "amistades de Bandit que valen la pena y por eso pueden venir a nuestra casa". — Nos hizo reír un poquito.
Así que mientras Frank fue con sus hijas a buscar el resto de los disfraces, mi papá nos acompañó a Melissa y a mí a buscar el disfraz para ella; no encontramos uno de Galadriel específicamente, pero ella no dijo que sería Galadriel, dijo que sería COMO Galadriel. Entonces conseguimos las orejas, y después de tanto buscar, hallamos un bonito vestido blanco que podría funcionar y una delgada tiara de metal, con una piedra de fantasía en medio; se ve muy del estilo del Señor de Los Anillos, pero también me recuerda a la tiara de Barbie en la película del Lago de Los Cisnes.
Luego volvimos a reunirnos con Frank, quien logró conseguir los disfraces que faltaban. Al final, él se decidió por ser el espantapájaros.
Me dolían un poco los pies porque de verdad estuvimos en la tienda durante horas, y el tener nuestros disfraces, no significaba que ya podíamos pagarlos e irnos, tuvimos que probárnoslos, lo cual llevó bastante rato, considerando que básicamente cada uno tenía que modelar para los demás al salir del vestidor. Hasta que por fin, hicimos la fila para pagarlos; Melissa trajo consigo la tarjeta de su mamá para pagar el suyo.
Cuando salimos de la tienda, el atardecer mostraba potentes tonos naranja en el cielo, que combinaba perfectamente con los tonos de las hojas de los árboles. Fuimos a comer algo, y cuando llegamos al restaurante, ya era de noche. Finalmente, dejamos a Melissa en su casa, la cual queda bastante lejos de la nuestra.
No me quejo, ha sido un buen día, no sólo porque pasé más tiempo con Melissa y nos acercamos un poco más como amigas, sino porque, últimamente, los días son así de buenos; puedo sentirme cómoda con la idea de "agrandar mi familia", aunque hay ocasiones en las que aún siento celos al ver a mi papá tratar a las gemelas como si fueran sus hijas, hasta que recuerdo que así es como debe ser y que él no ha dejado de amarme, en lo absoluto.
Además, después de hablar con Melissa sobre lo riesgoso que es el embarazo masculino, me da mucho más miedo volver a hacer algo malo o expresar sentimientos que no están nada bien como los celos o la molestia que me invadió aquella vez que Frank sólo quiso protegerme como lo haría un papá, porque él no lo es, y probablemente nunca pueda considerarlo como tal, pero eso no significa que deba llevarme mal con él y preocupar a mi papá. Eso es lo menos que quiero hacer ahora; preocuparlo.
...
Cuando por fin llegamos a casa, estaba muy exhausta, tanto, que me dio sueño a pesar de ser temprano para dormir todavía, pero no soy la única, ya que las gemelas se durmieron en el camino.
Fui directamente a darme una ducha, pero cuando estaba subiendo los escalones, Bella quiso perseguirme y empezó a ladrarme. Esta vez, fui piadosa con ella y la cargué para llevármela a mi habitación; no es la primera vez que pasa. A veces la ignoro y otras veces me da un poco de lástima y la llevo conmigo, aunque su compañía ya no me molesta. De hecho, cuando me acosté a dormir, ella se durmió conmigo en mi cama.
Si pudiera viajar en el tiempo para encontrarme con la Bandit de hace tan sólo unos meses y le dijera que ahora vivo en Nueva Jersey, que mi papá va a tener un bebé con un hombre que tiene gemelas y una casa llena de perros, y que encima terminaría encariñándome con uno de esos perros... Definitivamente, no me creería, pues nunca pensé que la vida pudiera ser tan impredecible. A veces extraño mi vieja casa, y que sólo seamos mi papá y yo... Pero la vida que tenemos ahora tampoco está mal.
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