Capítulo 2
Mi papá está embarazado.
EM-BA-RA-ZA-DO.
¡¿Cómo es eso posible?!
Por supuesto que me gustaría preguntárselo, pero ya le prometí que no haría preguntas hasta la cena. Por lo tanto, como método para hacer que el tiempo pase más rápido, decidí tomar una siesta, con la esperanza de despertar y encontrarme con que todo esto ha sido un sueño.
Dormí bastante, desperté justo a tiempo para la hora de la cena. Al levantarme de la cama, le eché otra mirada a mi habitación, sólo para poder imaginar de qué forma me gustaría decorarla.
Al bajar, me encontré de nuevo con la escena del terror: Lily llorando por quién sabe qué cosa y Cherry saltando sobre el sofá con un conejo de peluche en la mano. Mi papá aparece, y parece no percatarse de mi presencia cuando levanta a Lily en sus brazos y le pregunta por qué está llorando. Me sorprende cómo las gemelas no tienen conflicto alguno con que, de repente, dos extraños invadan su casa, quizás se deba a que aún son muy pequeñas como para asimilarlo, o tal vez se deba a que ellas han de conocer a mi papá de todas las veces que vino a Jersey sólo para ver a Frank, supongo que ellas sí tuvieron una preparación psicológica previa para esta, no como yo, que apenas me enteré de la existencia de Frank, me trajeron a vivir aquí.
— Gee... — Lily se abrazó al cuello de papá. — ¡Cherry no quiere regresarme a Conny!
Entonces entendí que "Conny" es el nombre del peluche.
— ¡Yo sólo se lo pedí prestado! — Discutió Cherry, tratando de escalar al espaldar del sofá.
— ¡No es cierto! — Sollozó Lily.
— ¡Sí es cierto! — Cherry le mostró la lengua.
«Y yo quiero huir de este zoológico». Me dije.
Papá, sin soltar a Lily, corrió hacia Cherry y, no sé cómo pero logró levantarla con el otro brazo, y con sus medios pacíficos de resolución de conflictos, comenzó a mediar entre ellas y persuadir a Cherry de pedirle disculpas a su hermana por haberle arrebatado su estúpido conejo.
¿A papá en serio no le molesta tener que lidiar con esto? Es decir, soy su única hija, y nunca fui como estas malcriadas, él siempre dice que he sido una niña muy "tranquila", en realidad yo sólo me considero demasiado perezosa, siempre me dio flojera corretear y gritar como los niños normales. Pero Lily y Cherry parecen ser un fastidio, y tengo el presentimiento de que el bebé que viene en camino podría ser igual o más revoltoso.
Cielos... Terminaré enloqueciendo en esta casa.
— Cherry... — Insistió mi papá con su voz melosa. — Tú yo sabemos que tomaste a Conny sin pedir permiso y eso está muy mal. Tienes que pedirle disculpas a Lily y prometer no volver a hacerlo. — Cherry se cruza de brazos, abrazando fuerte el conejo contra su pecho, Lily la observa en espera de su disculpa. — Cherry... — Mi papá la mira insistente.
Después de pensárselo, Cherry extiende el peluche y se lo entrega a su hermana, quien termina sonriendo, a pesar de estar llorando como una magdalena hace sólo segundos atrás.
— ¿Y cómo se dice? — Insiste mi papá.
— Perdón Lily. — Dice entre dientes.
— Está bien. — Mi papá, con una sonrisa, las pone en el suelo a ambas. — Ahora dense un abrazo y vayan a lavarse las manos porque ya está la cena.
Las gemelas hicieron caso, y se dieron un abrazo para luego tomarse de las manos como si fueran mejores amigas y se perdieron escaleras arriba.
— Qué buen padre. — Dije por decir algo.
— ¿Y ese sarcasmo? — Me miró enarcando una ceja.
— No era mi intención. — Sonreí. — Lo dije porque es cierto. Apenas acabas de llegar y ya parece que las gemelas reconocieran tu autoridad como si fueses su segundo papá.
— Es porque ellas ya me conocían; estuve aquí varias veces cuando venía a Jersey.
— Hmm... Ya veo... Entonces era como tener una familia secreta para ti. — Esta vez, sí que no quise sonar reticente, pero lo hice.
— ¿Qué? — Él, en cambio, suelta una risita burlona. — ¿Estás celosa, Bandit?
— ¿Por qué tendría que estarlo? — Respondí a la defensiva.
— Aww... — Continúa riéndose de mí. — Mi niña está celosita.
— ¡Claro que no!
— ¡Bandit, estás SÚPER celosa!
— ¡Mejor consígase un abogado porque eso es difamación, señor! — Reí también.
— Ven acá. — Se acercó y se inclinó para abrazarme. — ¿También quieres que te levante? — Sin cortar el abrazo, me cargó como lo hizo anteriormente con las gemelas. — ¿Y quieres que te hable como si fueses muy pequeñita? ¿O prefieres unos besitos? — Sin dejarme decir nada, comenzó a llenar mis mejillas de besos.
— ¡Basta! — Dije entre risas, pero él hace caso omiso y sigue dándome besos en el rostro y balanceándome en el aire como si fuese una niñita pequeña.
— Siempre serás mi bebita, Bandit.
— Más te vale. — Respondí, apretando el abrazo.
Okay... Quizás sí estoy un poquito celosa de tener que compartir la atención de mi papá... Pero sólo un poquito.
— Hey, Gee. — Escuché la voz de Frank a nuestras espaldas. — ¿Me ayudas a poner la mesa?
Fue cuando mi papá me dejó en el suelo otra vez.
— ¿Por qué mejor no se lo pides a Bandit? — Sugirió.
«No me obligues a convivir con él, por favor». Me dije.
— Seguro, si ella quiere. — Dijo Frank.
— Sí, sí quiere. — Mi papá respondió por mí, lo que me obligó a sonreír y asentir en contra de mi voluntad.
Tuve que caminar junto a Frank en dirección al comedor.
— ¿Qué tal la siesta? ¿Dormiste bien? — Me pregunta mientras me entrega un montón de cubiertos para colocar junto a los platos.
— Sí... — Musité, sintiendo incomodidad.
— ¿Sabes? A tu papá se le ocurrió la idea de que mañana vayamos todos juntos a comprar todo lo necesario para decorar tu habitación, y luego de eso podríamos almorzar afuera.
— Me parece bien. — Me encojo de hombros.
— ¿Ya tienes una idea de qué color quieres pintarlo o cómo te gustaría decorarlo?
— Me agradan las paredes blancas, y traje cosas de mi vieja habitación como posters, fotografías y algunos cuadros que he pintado con mis padres.
— Oh, sí. Gerard dijo que a ti también te gusta mucho el arte.
— No soy tan buena como él. — Me permití sonreír con honestidad por primera vez en presencia de Frank.
— Estoy seguro de que con el tiempo lo serás.
— ¿Cómo puedes estar tan seguro? — Repliqué. — Ni siquiera me conoces.
— Eso es lo que tú crees; Gerard habla tanto de ti que es como si ya te conociera. Además, eres su hija, así que todo lo que haces debe ser increíble; todo lo que viene de Gerard es increíble.
— Gracias por aumentarme el ego. — Reí.
— Cuando quieras. — Volví a incomodarme un poco cuando él, con toda la confianza del mundo se acercó para despeinar mi cabello.
Pero Frank no es tan malo, debería darle una oportunidad... Después de todo, es el papá de mi nuevo hermanito o hermanita.
Después de poner la mesa, Frank llamó a mi papá, quien inmediatamente vino con las niñas.
Papá y Frank comenzaron a presumir que cocinaron juntos una paella vegetariana, yo me decepcioné un poco porque tenía antojo de comer hamburguesas, además de que no soy fanática de la comida con muchos vegetales porque no me gustan la mayoría.
Mi papá y Frank comenzaron a servir las porciones y, aunque olía muy bien, la comida no me parecía agradable a la vista, y tan sólo con la primera mirada pude detectar una variedad de cosas que no me gustan; cebolla, pimientos, garbanzos, aceitunas y cosas que me quitaron el apetito. No quise parecer una maleducada rechazando la comida que Frank y mi papá se esforzaron tanto en cocinar juntos, por lo cual intenté probar un bocado, pero no me gustó, pude sentir las aceitunas y supe que no querría comer más. Miré a mi alrededor a todos comiendo tranquilamente, mi papá y Frank conversando animadamente, mirándose con amor y las gemelas comiendo en silencio, es sorprendente que no sean tan meticulosas con la comida como yo, siendo niñas pequeñas.
— ¿Pasa algo, B? — Me pregunta mi papá, al ver cómo sólo me he quedado jugando con la comida.
— Estoy bien, es sólo que...
— Contiene muchas cosas que no te gustan ¿No es así? — Asentí con un poco de pena, a lo cual él sólo suspiró.
— Sabes que soy muy simple. — Dije. — Podría comer un sandwich de jamón, queso, lechuga y tomate y estar bien.
— No creo que puedas tener jamón. — Alegó mi papá, a lo cual yo fruncí el ceño. — Pero vi en el refri que Frank tiene queso de garbanzos, es muy bueno en realidad y...
— ¿Y qué hay del queso real? — Sólo un segundo después, pude unir los puntos y darme cuenta de lo estúpida que fue mi pregunta. — Oh... Aaaahhh... — Me quedé boquiabierta. — ¿Eres vegano, Frank?
— Así es. — Frank asintió. — En esta casa no se consume ningún producto derivado de animales. Sin embargo...
— Oh, bueno. — Interrumpí para dirigirme a mi papá, sintiendo mi nivel de indignación en aumento. — Esa habría sido otra información muy importante que no recibí por parte de mi papá. Primero los perros, luego esto ¿Qué sigue? ¡Ah, sí! ¡Un embarazo! — Lo solté sin medirme. Tanto Frank como mi papá se quedaron boquiabiertos. — ¿Alguna otra cosa que falte por decirme? Soy alérgica al polen de los girasoles, lo único que falta es que Frank tenga en su patio toda una plantación de ellos y mi papá no me haya dicho nada porque aparentemente no le importa lo que sienta.
En medio de mi arranque, Lily se puso a llorar y yo sólo me dirigí enojada hacia las escaleras para desconectarme del mundo durante un rato, ignorando por completo que mi papá estuviese llamándome e intentando hablar conmigo.
No me gusta hacer rabietas. Me siento estúpida haciendo rabietas y me siento aún más estúpida al no poder controlar mi llanto al momento en que me encierro en mi nueva habitación. Quizás me estoy molestando por nimiedades, tal vez me estoy enojando más de la cuenta, al menos esos son los pensamientos que pasan por mi mente. Sin embargo, no sé por qué no puedo controlar que esto me afecte el doble de lo que debería. Sé que hago mal al enojarme, pero al mismo tiempo, no puedo evitar sentirme así.
No sé cuánto tiempo exactamente pasé llorando en la cama pero cuando empecé a quedarme dormida, escuché la puerta.
— No quiero verte. — Dije, suponiendo que se trataba de mi papá.
— Me lo imaginaba. — Para mi sorpresa, escuché de vuelta la voz de Frank.
— Es cierto, a ti menos quiero verte.
— ¿Podemos hacer una tregua?
— No.
— Pero te traje pizza.
Estuve a punto de decirle que se metiera su pizza por donde no le da el sol. Sin embargo... En primera instancia; mi papá no me crió así. En segunda; mi estómago hambriento comenzó a considerar la tregua.
— Dime más... — Alegué.
— Es de queso y pepperoni.
Sin más, me levanté y le abrí la puerta; logró comprarme. Cuando nos encontramos cara a cara, él sonrió, extendiendo la pequeña caja de pizza hacia mí.
— Gracias. — Dije recibiéndola.
— ¿Me dejas pasar? Tengo que hablar contigo.
— Yo no sé si quiera hablar contigo; no te conozco.
— Pero podrías.
— ¿Qué es lo que quieres, Frank? — Me hice a un lado para dejarlo entrar.
Él tomó asiento en mi cama y yo me senté junto a él, posando la caja de pizza sobre mi regazo.
— ¿Por qué no viene mi papá? — Pregunté.
— Porque le pedí ser yo quien hablara contigo.
— Oh...
— Sí... — Suspiró. — No sabía que Gerard te había traído sin previo aviso, eso ha de ser muy malo ¿Cierto? Debe ser muy duro que te traigan a una casa llena de las cosas que odias; como perros, niñas pequeñas, comida vegana... Afortunadamente no tengo una plantación de girasoles. — Se permitió reír. — Y encima te enteras de que tu papá va a tener un bebé.
— ¿Cómo es posible que un hombre esté embarazado?
— Hay hombres que tienen la capacidad de concebir porque nacen con un aparato reproductor masculino además de uno femenino. Ayer encontré un documental al respecto, deberías verlo. Es difícil de entender pero, básicamente, estos hombres que pueden quedar embarazados son muy pocos en el mundo, prácticamente uno en un millón.
— ¡Aaaaahhh! — Me lo quedé mirando boquiabierta. — ¡Una vez leí un fanfic donde pasaba eso! ¿Eso quiere decir que tú eres el alfa y mi papá es el omega?
— ¿Qué? — Se nota que no pudo evitar mirarme como una rarita.
— Una vez leí un fanfic omegaverse, era Joshler y Tyler quedaba embarazado porque los omegas se suponen que también tienen algo así como un aparato reproductor femenino en el interior ¡Pero no pensé que esas cosas pudieran pasar en la vida real!
Siguió mirándome extraño.
— Sé que todo esto es muy nuevo para ti. — Musitó. — No era nuestra intención que todo sucediera de este modo. Se suponía que ustedes vivirían en un departamento mientras tú y las gemelas se adaptaban a la idea de una nueva familia. Pero hace tan sólo dos semanas tu papá descubrió su embarazo y yo insistí en que vinieran a vivir acá porque quiero cuidar de ustedes. Quizás Gerard hizo mal al no avisarte esto previamente, pero tú lo conoces, debes saber que le daba miedo lo que pudieras pensar y lo que más le asustaba era que te opusieras a vivir aquí y terminaras yéndote con tu madre.
— No podría dejar a mi papá... — Admití.
— En el documental que vimos sobre embarazo masculino decía que podía llegar a tener cierto grado de riesgo. Recordando mi experiencia con la madre de las gemelas, sé que no sería bueno provocarle emociones fuertes a tu papá durante el embarazo, como estrés o situaciones que podrían herir sus sentimientos porque las hormonas lo pondrán cada vez más sensible. Ya debes saber que él no estará bien si tú no lo estás, y se pondría peor si decidieras dejarlo. Y, a decir verdad, también me rompería el corazón a mí.
— ¿Y por qué? — Insisto. — Ni siquiera me conoces, no puedo importarte.
— ¿Tan rápido olvidaste lo que te dije hace un rato? — Me mira divertido. — Me importas porque amo a Gerard; amo cada parte de él y tú eres la parte más importante de él. Me sentiría nefasto si me convierto en el culpable de que tú decidas separarte de él. No quiero que Gerard tenga que elegir entre tú y yo porque, al fin y al cabo, todos somos familia ahora.
Permanecí en silencio, considerando sus palabras... "Todos somos una familia ahora"...
— No quiero obligarte a que ames a mis perros o mi comida, tampoco quiero obligarte a que de la noche a la mañana te conviertas en la mejor amiga de mis hijas; porque debes adaptarte a tu tiempo, sin ningún tipo de presión encima. Pero lo único que quiero pedirte es que trates de tomar todos los cambios con la mejor actitud posible. Y no quiero que lo hagas por mí; hazlo por Gerard. Gerard se puso a llorar cuando tuviste ese arranque en la cena, se sintió terrible. — Ahora soy yo quien se siente terrible al tener que saberlo. — Y sé que esa no fue precisamente tu intención, sé que no querías hacerlo sentir mal. Al final de cuentas, todos decimos cosas irracionales cuando nos enojamos, sobre todo a tu edad. Pero por favor, trata de evitarlo... ¿Lo harías por tu papá?
Lo vi poner su meñique frente a mí, sonreí un poco, porque eso mismo hace mi papá.
— Lo prometo. — Entrelacé mi meñique con el suyo. — Y prometo que jamás dejaré solo a papá, y menos en esta circunstancia, porque él nunca me ha dejado sola a mí.
— Así se habla. — Acarició mi cabello. — Cuando estés lista para salir, puedes ver a Gerard en la sala.
Respondí con un asentimiento, a lo que él se levantó para irse.
— Uh... Frank. — Lo llamé antes de que saliera. — Gracias por la pizza.
— No es nada. — Sonrió antes de cerrar la puerta.
Molestarme y gritar esas cosas estuvo mal, lo sé. Sin embargo, no pude controlarlo, así que debo aprender a hacerlo por si en el futuro vuelvo a sentirme así, lo cual seguramente pasará. Pero igual debo hacer un esfuerzo para reprimir todo sentimiento negativo. Es cierto lo que dice Frank; mi papá se pondrá más sensible y necesita ver que todos a su alrededor estamos bien. Él se pondrá mal si me ve descontenta con una situación que, al fin y al cabo, no es su culpa, él seguramente no sabía que podía embarazarse como Tyler en el fanfic que leí. Mi papá estará bien si me ve contenta y positiva ante los cambios así que trataré de estarlo aunque me cueste.
Después de terminar de comer, decidí bajar a la sala. Me encontré con mi papá y Frank sentados en el sofá frente al televisor, no están solos, las gemelas están con ellos y eso explica por qué en la tv está puesta una caricatura de Disney Junior, sin embargo, las niñas no prestan atención a la pantalla sino a mi papá.
— ¿Hay un bebé ahí dentro? — Preguntó Cherry, pegando su oído a su vientre plano.
— Sí, cariño. — Responde él con dulzura. — Lo que pasa es que es muy pequeñito todavía, pero luego va a crecer y crecer dentro de mi pancita.
— Papi. — Lily, por su parte, se dirige a Frank. — ¿Cherry y yo éramos muy pequeñitas cuando estábamos en la pancita de mamá?
— Claro que sí, nena. — Contestó Frank, regalándole un beso en la frente.
Me pareció una escena tan hermosa y extremadamente adorable que creí que terminaría siendo como una aguafiestas tan sólo con mi acto de presencia.
— Papá... — Me acerco tímidamente.
— ¿Qué pasa, mi amor? — Mi papá me mira con su sonrisa amorosa de siempre; si Frank no me hubiese dicho que estuvo llorando por mi culpa, no me habría dado cuenta.
— Quiero pedirte disculpas.
— Vamos, ven acá. — Extendió sus brazos para que fuera hacia él, así que me senté en su regazo y me dejé envolver por sus brazos. — Soy yo quien debería disculparme; debí haber hablado contigo sobre esto para que las cosas no fueran tan de sorpresa.
— Eso ya no importa. Yo no debí gritarte. Te prometo que estaré bien con todo esto, no quiero que te preocupes por mí ¿Sí? Sé que eres feliz con la idea de que nuestra familia sea más grande, así que no seré yo quien rompa tus ilusiones. Además... Frank es un buen hombre... Creo que los escoges bien.
Ante mi último comentario, él sólo rió, y su risa fue coreada por Frank.
— Te amo, Bandit. — Me besó en la mejilla.
— Yo te amo más, papá.
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