Capítulo 19
Gerard's POV
— Lindsey... — Mencioné en un tono neutral. — ¿Q-Qué haces aquí?
— A mí también me alegra verte, Gerard. — Contestó ella sarcásticamente. — Tengo unos regalos para Bandit en el auto, déjame ir a buscarlos.
— Uh... Claro. — Dije, aún sin poder creer que ella esté aquí ¿Cómo supo nuestra dirección? ¿Será que Bandit le pidió que viniera?
Ella fue hasta el auto donde vino y sacó del maletero una bolsa enorme y pesada, dejándome entre sorprendido y confundido, preguntándome qué es lo que pretende con esta visita inesperada.
— ¿Quieres que te ayude con eso? — Le pregunté mientras entramos a la casa.
— No, descuida, no puedes cargar mucho peso si estás embarazado, duh. — Dijo con obviedad.
Quise preguntarle el porqué de tantos regalos, pero mejor decidí no hacerlo.
— Mikey me dio tu dirección, por cierto. Le pregunté a él en vez de a ti porque quería llegar de sorpresa. — Agregó, tomando asiento en el sofá, mientras que yo aún permanezco de pie.
— ¿Y por qué querrías sorprenderme a mí?
— No quería sorprenderte, sólo tenía miedo de que arruinaras la sorpresa para Bandit.
«Uh, ya vas a empezar». Me dije, cuando me di cuenta de lo odiosa que comenzó a ponerse apenas llegando.
— ¿Quieres algo de tomar? — Pregunté. — Puedo hacer algo de té.
— Me parece bien. — Asintió.
— Okay, enseguida vuelvo. — Dije antes de dirigirme a la cocina.
Pude notar de reojo cómo se quedó mirando los alrededores de la casa con una mirada de desaprobación, esa que pone cuando ya empieza a criticar absolutamente todo, y el que su visita sea sorpresa no ayuda en nada porque, si hubiese sabido que venía, les hubiese pedido a las gemelas que recogieran sus juguetes, los cuales están regados por todas partes.
Ya que me siento muy incómodo solo en presencia de Lindsey, me tardé más de lo normal en la cocina para ganar tiempo, mientras preparaba el té y ponía en un plato grande algunas galletas y un pequeño recipiente con queso crema hecho de frutos secos y tofu orgánico, junto con un cuchillo para untar. Una vez que todo estuvo listo y decidí que ya no podía seguir huyendo de mi ex esposa, volví a la sala con las cosas, dejándolas sobre la desordenada mesa de café.
Permanecimos sentados, bebiendo el té sin decir nada. Puedo jurar que nunca en mi vida me he sentido tan incómodo, evadiendo su mirada juiciosa mientras miro a la nada buscando de qué conversar para disminuir la tensión.
Hasta que ella por fin dijo algo.
— Y... ¿Dónde está tu novio? — Preguntó "casual".
— Fue a recoger a las gemelas al kínder.
— ¿Y Bandit?
— Bandit llega de la escuela un poco más tarde, tiene un amiguito que suele traerla todos los días.
— ¿Un amiguito o un noviecito? — Preguntó soltando una risita.
— Un amigo, sólo eso. — Dije serio.
Ella sólo asintió.
Nos volvimos a sumir en un gran silencio incómodo, y mientras untaba una galleta con queso crema con toda la paciencia del mundo, la escuché suspirar y retomar la conversación.
— ¿Cuánto tienes de embarazo? Te ves como de unos... ¿Cuatro meses?
— Casi cuatro, sí.
— Hmm... — Miró hacia otro lado; se nota a leguas que ella tampoco sabe qué decir.
De repente la puerta se abrió y las gemelas entraron, seguidas por Frank. No sé si eso me salvó, o si por el contrario, pondrá el encuentro todavía más incómodo... Creo que la segunda opción es la correcta.
Las niñas miraron a Lindsey con algo de curiosidad, Lily escondiéndose detrás de Cherry, ya que es más tímida.
— Frankie, niñas, ella es Lindsey; mi ex esposa. — La reacción de incomodidad inmediata de Frank fue muy parecida a la mía.
— Es un gusto conocerte. — Dijo Frank, estrechando su mano.
— Me gustaría decir lo mismo. — Contestó Lindsey con una sonrisa cínica.
Y Frank y yo nos miramos con extremo desasosiego.
Mi novio se sentó junto a mí, Cherry se sentó en su regazo y Lily vino a sentarse en el mío.
— Gee. — Me dio ternura que se acercara a susurrar a mi oído. — ¿Ella es la mami de Bandita?
— Sí, nena. — Respondí, acariciando su cabello cariñosamente y ella sonrió.
El silencio entre Lindsey y nosotros se prolongó por otros veinte minutos cuando las gemelas nos mostraron lo que hicieron hoy en la escuela, en los libros donde les enseñan a escribir. Hasta que eventualmente se fueron a su cuarto a jugar y nos dejaron solos a los adultos.
— Espero que Bandit no tarde en llegar. — Dije por decir algo, sumido en la incomodidad.
Supe inmediatamente lo que se venía cuando la vista de Lindsey vino a parar a mi anillo de compromiso.
— Oh... ¿Cuándo planean casarse?
— D-Después de que nazca el bebé. — Dije tomando la mano de Frank en busca de algo de seguridad.
— Hmm... No puedo creer que estén juntos después de tanto tiempo. — Comentó. — Ni siquiera debieron formar una familia con otras personas si estaban tan enamorados.
«Oh, Dios ¡Bandit, vuelve pronto!». Pensé.
— ¿Tú también le fuiste infiel a tu esposa, Frank?
¡Pero qué pregunta tan impertinente!
— ¿Qué...? — Frank la miró frunciendo el ceño. — Por supuesto que no; Gerard y yo teníamos años sin vernos antes de que mi esposa muriese.
— Entonces Gerard fue el único capaz de hacer tal cosa... — Dijo Lindsey, asintiendo con la cabeza. — Bien, ya sabes lo que te espera después del matrimonio.
Me quedé boquiabierto ¿Cómo se atreve a venir y atacarme de esa manera? ¿Qué le pasa?
— ¿Disculpa? — Como si el ambiente no pudiera ser más hostil; Frank se puso odioso también.
— Bueno, ya sabes... No puedes esperar mucho de una persona que es capaz de serle infiel a su pareja; no deberías sorprenderte si en algún momento te hacen lo mismo.
Y Frank se indignó, por lo tanto, no se mordió la lengua antes de darle una respuesta.
— Gerard me dijo que eras una persona a la que le encantaba hablar mierda, pero no esperaba que fuera TANTA mierda.
Apreté su mano, pidiéndole indirectamente que se detenga de una vez.
Por suerte, antes de que las cosas se pusieran más intensas, Bandit llegó a casa, y Lindsey se apresuró a abrazarla.
Todo se quedó en la incomodidad pero al menos no estamos en medio de una pequeña disputa donde Lindsey me sacaba en cara lo que hice. Hasta que Bandit tomó a su mamá de la mano y se la llevó escaleras arriba; Bela fue tras ella, ya que parece encariñada con Bandit desde que recién nos mudamos a esta casa, pero tristemente, mi hija no le hace mucho caso.
— ¡Dios! Eso fue intenso. — Dijo Frank cuando nos quedamos solos. — ¿Estás bien?
— S-Sí, supongo que sí. Sólo... — Suspiré. — Siento que Lindsey no pudo haber llegado en peor momento.
— ¿Crees que Bandit le cuente sobre lo que está pasando ahora entre ustedes?
— Me asusta que lo haga, pues... Ya te habrá quedado muy en claro que a Lindsey le encanta meter cizaña.
— Sí... Es un poco insoportable.
— Lo que más me da miedo es que ahora Bandit vaya a creer que quiero hablar con ella sólo porque su mamá está aquí, y todo porque a Lindsey no se le pudo ocurrir venir otro día.
— Estarás bien, Gee. — Me envolvió con sus brazos para reconfortarme un poco. — Sólo no te preocupes demasiado, el bebé puede sentir cuando estás estresado ¿Recuerdas?
— Lo sé, lo sé... — Comencé a intentar tranquilizarme.
...
Bandit y Lindsey estuvieron juntas hasta la hora de la cena, que fue cuando mi ex decidió irse.
Quise esperar al menos unas pocas horas para hablar con Bandit, principalmente para no hacerlo todo demasiado apresurado, pues creí que sería abrumador para ella que, apenas Lindsey acabase de irse, yo entrara a conversar con ella sobre lo que hizo la noche del miércoles y las consecuencias que esto trajo.
Además, después de la cena, las gemelas querían pasar algo de tiempo con Bandit y yo no quería arruinar eso, pues quiero que sean cada vez más cercanas y se lleven bien.
Fue después de que las gemelas dejaran el cuarto de Bandit que decidí ir yo.
Respiré hondo antes de tocar la puerta y luego abrirla lentamente. Ella está recostada en su cama, comiendo una paleta mientras habla por teléfono.
—... Oye, Aidan... M-Mi papá está aquí... Y parece que quiere hablar conmigo. — Dijo en cuanto me vio entrar. — ¿Puedo llamarte más tarde?
No me sorprendió escuchar el nombre de Aidan, después de todo, él dijo que llamaría a Bandit y al final lo hizo.
— Gracias. — Noté sus mejillas sonrojarse y me invadieron los celos paternales; ¿De qué estará hablando con ese niño? — Lo tendré muchísimo en cuenta, créeme. — Esbozó una sonrisa de niña enamorada. — Gracias por preocuparte, eres un buen amigo. — Permaneció en silencio, escuchando. — S-Sí... A-Adiós.
Finalmente, colgó, dejó su celular en la mesa de noche y entonces me dijo:
— ¿Por fin estás listo para hablar conmigo? — Me invitó a sentarme junto a ella en el poco espacio en su cama, ya que ésta está llena de cosas; parece como si Santa Claus hubiese venido antes de tiempo.
— Bien... — Suspiré, tomando asiento, sosteniendo mi vientre con una mano. — ¿Tú estás lista para disculparte?
— Ya me disculpé.
Já, sabía que respondería eso,
— Sí, pero me preguntaba si estabas lista para disculparte de verdad... Si entiendes la gravedad de lo que hiciste.
— A-Ahora lo hago. — Asintió.
— Entonces, hablemos... — Suspiré de nuevo. — ¿Qué piensas sobre lo que hiciste? ¿Aún crees que estuvo bien haberte escapado sólo porque "no te pasó nada"? ¿Aún crees que valió la pena?
— No. — Respondió tranquila. — Sé que estuvo mal y merezco las consecuencias. P-Por eso... Lo siento; traicioné tu confianza y no entendía lo grave que era. Pero ahora... Tengo miedo de que las cosas dejen de ser como antes y ya no confíes más en mí... A-Además... Odio que me ignores; hubiese preferido mil veces cualquier otro tipo de castigo, en vez de que finjas que no existo... Sé que sólo han sido dos días, pero se me ha hecho insoportable ver cómo prefieres estar con Frank y sus hijas antes que conmigo.
— Pero no es así... Por supuesto que no es así. Te haré una pregunta y quiero que seas completamente honesta: Si hubiese hablado contigo ayer por la mañana, y te hubiese dicho que estuviste mal por "tal cosa" que hiciste ¿Me hubieras comprendido? ¿Habrías hecho caso?
Verdaderamente se dio el tiempo de pensar en lo que le dije. Y su respuesta fue la que yo esperaba:
— N-No... Es que al principio creí que sólo estabas siendo exagerado e histérico; pero lo pensé solamente porque no me pasó nada malo. Ni siquiera pude ver lo mucho que te preocupaste por mí y lo lamento... Más bien, debí sentirme agradecida de tener un papá que se preocupe tanto y que quiera protegerme... Y me di cuenta de eso cuando, después de lo que hice, empezaste a actuar como si yo no te importara; fue entonces que aprendí a valorar más las cosas y yo... Realmente no quiero que dejes de preocuparte por mí; no quiero que me abandones.
Sentí mi corazón estrujarse cuando noté unas cuantas lágrimas resbalándose por sus mejillas mientras hablaba cabizbaja. Musité su nombre mientras la tomaba suavemente por los brazos y la senté en mi regazo, a lo que ella se hizo bolita para llorar contra mi pecho; es como si todavía fuese una niñita. No puedo evitar seguir considerándola como mi bebé, porque eso es lo que es para mí. Cada vez que la miro, sólo veo la versión pequeñita de ella, como si aún tuviese cuatro años. Por eso la acuné en mis brazos, acariciando su cabello.
— Yo nunca te cambiaría por nadie, Bandit; eres lo mejor que tengo.
— ¿Y q-qué hay de Frank? ¿Qué hay de Lily y Ch-Cherry? — Preguntó entre sollozos. — Pasas mucho t-tiempo con ellas.
— Ellos también son lo mejor que tengo; pero eso no significa que sean más importantes que tú... Bandit, entiendo que te sientas un poco intimidada por el cambio, sé que te asusta que deje de quererte, pero no eres la única que se siente desplazada... ¿Recuerdas cuando recién llegaste y las gemelas comenzaron a hacerte maldades?
— Cómo olvidarlo; la mordida de Cherry dejó una marca muy fea en mi mano.
— Ellas se comportaban así, porque veían toda la atención que Frank te estaba dando para que pudieras sentirte cómoda en su casa; creían que todo se trataría de ti de ahora en adelante y que ellas quedarían en el olvido. Entonces Frank tuvo que explicarles algo que yo creí que tú ya sabías... Y es que el amor es infinito... Que quiera también a Frank y a las gemelas no significa que te esté quitando un poco del amor que es para ti para dárselo a ellos.
— Yo sólo quiero que las cosas sean como antes entre tú y yo...
— ¿Y por qué ya no podrían serlo? Todavía puedes contarme lo que sea, puedes pedirme ayuda con tus tareas, puedes recurrir a mí cuando estés triste, cuando estés feliz o cuando necesites un consejo. Nunca te he dejado, y nunca voy a dejarte ¿Okay? — Dije dándole un besito en la cabeza. — Sólo pon un poco de tu parte para que las cosas sigan igual... No vuelvas a ponerte en riesgo ni a traicionar mi confianza, porque estoy seguro de que esta primera vez que lo hiciste, no valió la pena ¿O sí?
— Para nada... Sólo hubo una ventaja entre un montón de consecuencias. — Dijo enderezándose para mirarme a los ojos, mientras la ayudo a limpiar sus lágrimas. — Aidan me invitó a salir con él cuando le regalé el cupón; me dijo que el sábado podríamos ir a algún sitio y yo podría acompañarlo a buscar la guitarra, fue lo único bueno que sucedió esa noche y lo peor es saber que al final no pude tener esa cita, y no sólo porque él fue hoy por la guitarra, sino porque, teniendo permiso o no, no iba a salir a ninguna parte si sabía que estabas enojado conmigo; mi conciencia no me lo habría permitido.
» Y lo peor es saber que... Eso pudo haber pasado en cualquier momento. Es decir, si yo le hubiese dado el regalo por la mañana en la escuela y le hubiese explicado que no me dieron permiso para ir a la fiesta, él lo habría comprendido, e igual hubiese estado tan feliz y agradecido por el detalle que tuve con él, que de todos modos me habría invitado a salir; no tenía nada que perder ¿Sabes? A Aidan ni siquiera le agradó que me escapara, y me dijo que antes de hacer algo así, debería pensarlo dos veces.
— Es un buen consejo.
— Y es lo que intentaré hacer de ahora en adelante. Cada vez que piense en hacer una estupidez, voy a pensar en los pros y los contras.
— Es una decisión muy madura de tu parte. Y sé que es difícil a tu edad no hacer estupideces... Pero hazlas sólo si van a valer la pena; si no te van a afectar negativamente a ti o a las personas importantes para ti.
— Discúlpame de nuevo por haberte preocupado tanto. — Dijo antes de darme un besito en la mejilla.
— Y discúlpame tú a mí también... Por la discusión que tuvimos hace días, donde perdí un poco los estribos; prometo que nunca volveré a levantarte la voz o a hablarte esa manera.
— No importa; todavía puedes culpar a las hormonas. — Rió, y me hizo reír también.
— Bien... Yo creo que debería salir de aquí y dejar que ordenes un poco tu cuarto, ya que tienes que sacar todas estas cosas de tu cama. — Dije refiriéndome al montón de regalos de Lindsey. — Te ayudaría, pero... Me siento abrumado entre tantos dulces; considerando todos los antojos que he tenido últimamente.
— Oye, está bien. Son demasiados dulces para mí sola; ¿Qué tal si los comemos viendo una maratón de películas? Como en los viejos tiempos.
— Suena bien. — Sonreí entusiasmado. — ¿Y qué te parece incluir a Frank y a las gemelas en ese plan? Sólo si tú quieres, claro. No tienes que sentirte presionada; ya no quiero que tengas que sentirte así.
— ¿Sabes qué? Sería divertido.
— ¿Estás segura?
Ella asintió con una sonrisa.
— De hecho... — Agregó. — Hay algo que tengo que hacer.
La vi caminar decidida hasta la puerta, así que fui tras ella, y la seguí hasta la habitación de las gemelas, donde están ellas y Frank; jugando con muñecas.
— Frank. — Dijo Bandit. — ¿Podemos hablar?
— Claro, ¿Qué sucede, B?
— Quiero pedirte disculpas por mi comportamiento. No debí decirte cosas tan crueles cuando tú sólo querías mi bienestar y te preocupaste por mí, al igual que mi papá. Mi actitud estuvo mal y prometo no volver a faltarte al respeto de esa forma; por el bien de... Nuestra familia... Así que, por ahora, te propongo que intentemos al menos ser amigos... ¿Qué dices?
— Estoy de acuerdo. — Frank le regaló una tierna sonrisa. — También quiero que seamos amigos por ahora.
Este es el momento en el que estaba esperando que se dieran un abrazo. Sin embargo, Bandit sólo extendió su puño, y Frank pareció bastante contento de chocar su puño con el de ella, así que supongo que chocar los puños es algo íntimo entre ellos dos. Estoy feliz, porque al menos, por más difícil que estén siendo las cosas ahora, puedo tener la esperanza de que todo mejorará, y que cuando el bebé nazca, se encontrará con una familia real y amorosa, y no una disfuncional como la que somos en este momento.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top