Capítulo 13
Gerard's POV
31 de octubre de 1999
Mis padres están hartos de que siempre me vaya mal en la mayoría de las asignaturas de la escuela... Sólo soy bueno para el Arte, la Literatura e Historia... Pero para lo demás, no sirvo... Y por eso mis calificaciones son decepcionantes.
Frank dice que yo no tengo "inteligencia escolar", dice que mi tipo de inteligencia es mejor porque soy más creativo que aquellos que sí saben calcular la hipotenusa... Si es así... Que trate de explicárselo a mis padres.
Mamá y papá quieren "darme un escarmiento" para que me ponga las pilas y mejore mis calificaciones... Pero no esperaba que dicho "escarmiento" fuera no dejarme ir a la fiesta de cumpleaños número dieciséis de mi novio ¡Es tan injusto! ¡¿Por qué tienen que tomar medidas TAN drásticas?!
...
Presente.
Bandit está enojada conmigo porque no la dejé ir a esa estúpida fiesta... Y aunque ya le expliqué mis razones, parece que no puede o no quiere entenderlo.
Es lo peor cuando los niños creen que pueden hacer cualquier cosa. Cuando entras a la adolescencia, crees que eres inmortal, crees que lo sabes absolutamente todo cuando no es así.
Bandit es muy inocente aún; cree que todo en la vida es simple, cree que todas las personas son buenas. En parte es así, porque ha crecido hasta ahora en un ambiente bastante seguro, lleno de buenas personas y modelos a seguir como lo son sus tíos Mikey y Kristin, incluso llegué a esforzarme mucho para que Lindsey diera el ejemplo al menos en frente de nuestra hija.
Bandit ha vivido bajo mis alas todo este tiempo y creí que pasarían por lo menos unos dos años más para cuando estuviera lista para volar por su cuenta y vivir sus primeras experiencias adolescentes con un poco más de juicio.
Siempre procuré esto, porque Frank y yo fuimos de esos niños que se lanzan al precipicio antes de tiempo, creyendo que pueden hacer absolutamente todo... Y algunas veces no salió bien.
Cuando fuiste un adolescente problemático, tienes dos caminos a elegir cuando creces: El primero es seguir siendo igual de inmaduro e irresponsable durante tu adultez o madurar y formar una familia. Frank y yo decidimos ir por el segundo camino y estamos de acuerdo en que nuestra misión es que nuestros hijos no sean adolescentes problemáticos también. La idea es que tus hijos sean mucho mejores de lo que tú fuiste, y Bandit no entiende eso porque piensa que tiene la madurez suficiente ¡Pero sólo tiene trece años! Aún no está lista para aventurarse así.
Ella ve imposible la posibilidad de terminar influenciándose por malas personas... Pero es muy posible considerando que está entrando en esa etapa de la vida donde crees que tus amiguitos del colegio son más importantes que tu familia, y realmente no me gustaría que olvidara que yo quiero lo mejor para ella y me importa su bienestar mucho más de lo que podría importarle a sus nuevos amigos, quienes no la conocen tanto como yo, y quienes probablemente no tengan las mismas bases de valores morales con los que ella ha crecido en nuestra familia.
...
Mis padres creen que pasaré toda la noche estudiando, la ventaja que tengo a mi favor, es que ellos no entrarán a mi habitación porque estoy tan molesto, que cerré mi puerta con seguro; siempre hago eso, y nunca es extraño para ellos, porque creen que soy incapaz de escaparme de casa... Y la verdad es que siempre he sido muy cobarde como para hacer algo así... Hasta hoy.
Tengo puesto en mi reproductor un cd de The Smashing Pumpkins que estará en repeat toda la noche como constancia de que "estoy en casa".
Mi momento llegó cuando escuché el golpe de una piedrecilla contra mi ventana, entonces la abrí y me encontré con Frank; fue él quien me convenció de escaparme en primer lugar, así que también fue quien me dijo lo que haría.
Considerando la hora, sabía que mis padres dormían, pero aún así, actuamos con cautela. Cuando Frank llegó, deslicé por mi ventana una larga y resistente cuerda que logré atando muy bien varias sábanas entre sí, esta cuerda está sujeta a una de las patas de mi cama y sostuvo mi peso a la hora de bajar cuidadosamente por la ventana, lo cual me llevó algo de tiempo considerando que nunca he sido un tipo atlético.
Una vez que mis pies pisaron tierra, corrí hacia él, me lancé a sus brazos; él soltó una risita, me tomó de la cintura y, seguidamente, besó mi boca como si tuviéramos todo el tiempo del mundo.
— ¿Cómo estás, Rapunzel? — Me dijo, en referencia a la forma en cómo bajé por la ventana. — ¿Qué tal el encierro en la torre?
— Deberíamos irnos antes de que el dragón que me custodia, descubra que me escapé de la torre, príncipe azul. — Reí con él.
Frank, como el caballero que es solamente conmigo, besó el dorso de mi mano y luego me llevó con él dos cuadras más allá de mi casa, donde nos espera nuestro amigo Ray en su auto.
Estoy algo nervioso, porque Ray me dijo qué es lo que espera Frank de mí esta noche, ya que él sería incapaz de decírmelo por su cuenta.
...
Terminé sintiéndome muy mal después de nuestra pelea... Incluso se siente feo decir la palabra "pelea" porque Bandit y yo nunca nos hemos levantado la voz el uno al otro; nunca hemos perdido los estribos así. Lamento bastante la manera en la que le hablé porque no fue la correcta. Y lo que me hace sentir peor, es que ella está enojada conmigo desde entonces, y ha pasado estos últimos cuatro días sin hablarme; me ha esquivado por más que he intentado acercarme a ella. Frank me ha dicho que le dé su espacio... Y eso es justo lo que terminé haciendo.
Ya es de noche, hoy pasé todo el día encerrado en mi oficina, intentando trabajar, pero sinceramente, se me hace muy complicado concentrarme. Se supone que hoy es la fiesta de ese niño, así que Bandit ha estado encerrada en su cuarto, y ni siquiera quiso bajar a cenar; eso me motivó a ponerme mal y terminar cenando en mi oficina también, porque no me gustaría que las gemelas me preguntaran por qué estoy triste.
Era lindo cuando estábamos en LA y Bandit solía pasar tiempo conmigo mientras trabajaba, su compañía me hacía bastante bien; me era imposible estresarme sabiendo que ella estaba detrás de mí, sentada en el suelo, jugando con sus muñecas en voz muy baja porque nunca le gustó la idea de perturbarme, y luego, desde que cumplió diez, se interesó más en conocer la historia de los cómics en los que trabajo. Y ahora... Todo se puso de cabeza, porque su comportamiento es el motivo de mi estrés. Por lo tanto, a causa de mi propia tristeza mezclada con preocupación, con una mano sobre mi vientre, me incliné para recostar mi cabeza sobre el escritorio y quedarme pensando en cómo remediar esto mientras veo hacia la nada.
En eso, escuché tres golpes en la puerta, luego ésta se abrió lentamente, dejando ver a Frank asomarse.
— Gee... ¿Estás bien? — Se acercó cuidadosamente, y se puso de cuclillas frente a mí para encararme.
— No, Frankie... No lo estoy. — Respondí con algo de melancolía.
— Sé que estás mal por Bandit... Pero déjala, ya se le pasará. — Dijo acariciando mi cabello. — No creo que le haga bien al bebé que estés tan estresado en estos momentos... Deberías tomar un descanso.
— No lo sé... ¿Tienes alguna idea? — Dije haciendo una mueca triste.
— Bien, veamos... Las gemelas están reunidas en la sala porque van a ver Frozen por enésima vez, y es gracioso porque suelen actuar los diálogos y también me hacen actuar con ellas. — Sonrió con ternura. — Así que yo digo que podrías acompañarnos; estarás muy cómodo en el sofá, envuelto en muchas mantas mientras te abrazo... ¡Oh! También puedo prepararte chocolate caliente ¿No te gustaría?
— ¿Con malvaviscos?
— No tengo malvaviscos, pero por ti, podría ir rápido a la tienda.
Ahora a mí se me escapó una sonrisa, porque él es demasiado perfecto como para ser real.
— Acabas de convencerme. — Por fin me enderecé en mi asiento.
— No quiero verte triste, eso es todo. — Se acercó más, a lo cual yo me incliné para darle un beso fugaz.
Tengo mucha suerte de tener a Frank...
Cuando vivía en Los Ángeles, sólo éramos Bandit y yo; o así era la mayor parte del tiempo. Creo que Lindsey y yo dejamos de funcionar y nos dimos cuenta del gran error que cometimos al casarnos y tener una hija impulsivamente cuando Bandit cumplió tres años. Y no sé cómo no lo vimos venir, es decir, teníamos veintidós cuando empezamos a salir, nos casamos demasiado rápido y apenas había pasado un año cuando Bandit nació, y en aquel entonces, nosotros creíamos amarnos, creíamos ser el uno para el otro, pero sólo bastaron tres años más para que todo comenzara a decaer.
Fue difícil para mí tener que educar a Bandit prácticamente yo solo, al mismo tiempo que tenía que lidiar con el declive de mi matrimonio y con mi trabajo. Muchas veces, después de pelear con Lindsey al teléfono porque nunca estaba, yo sólo quería estallar en llanto y encerrarme durante horas, pero no podía hacerlo, porque tenía que cuidar a Bandit, y no tenía que dejar que viera que algo malo estaba ocurriendo porque era muy pequeña en aquel entonces. Fue por Bandit que improvisé una fortaleza que nunca creí poseer, y me tragué mi propio dolor porque mi hija era más importante.
En parte, es un alivio que hoy en día no tenga que fingir ser fuerte todo el tiempo, porque ya no tengo que hacer el esfuerzo de crear una familia yo solo, ya que Frank está conmigo. Estuve demasiado ocupado todos estos años tratando de ser un buen padre para mi hija, que no me daba cuenta de que yo también necesitaba alguien que cuidara de mí cuando las cosas se pusieran duras, y aquí está él ahora...
Nunca creí que Frank pudiera volver a mi vida, realmente no estaba en mis planes volver a verlo después de tantos años, darme cuenta de que maduró bastante después de formar una familia, y que ya no era el mismo Frank problemático que dejé atrás cuando decidí irme a Los Ángeles. Mucho menos me imaginé que terminaría enamorándome de él otra vez y con más fuerza que antes, engendrando un hijo suyo, y finalmente, decidiendo que no es tarde para formar una familia juntos. Pero no me arrepiento de nada. Siento que volver a estar juntos, más adultos y más enfocados en lo que de verdad importa, fue la mejor decisión que pudimos haber tomado. Sin embargo... Realmente creí que sería más simple.
Pensé que, una vez que me divorciara de Lindsey, todo sería más sencillo, que Bandit no tardaría en aceptar a Frank y a sus hijas porque él es demasiado bueno y no ha hecho otra cosa más que poner todo de su parte para hacerla sentir en casa. Pero parece que construir una familia será mucho más difícil, porque ahora las piezas no parecen encajar.
Creí a Bandit madura para su edad y, por ello, esperaba que pudiera afrontar el cambio de ambiente, pero supongo que fue muy pronto para juzgarla de esa manera y darle un "cargo" tan importante, pues ahora que la vida realmente la pone a prueba y ha llegado su momento de demostrar su madurez, ella sólo está demostrando ser una niñita como cualquier otra. Y no digo que esté mal del todo, sólo digo que esperaba más de ella, considerando que antes solía afrontar bien las cosas, y sabía aceptar un no por respuesta.
...
Los padres de Frank están de viaje desde hace unos dos días, se supone que regresarán el 2 de noviembre, por lo tanto, la casa es sólo para nosotros y nuestros amigos.
Están los idiotas de siempre: Ray Toro, Joe Trohman, Pete Wentz, Bert McCracken, y otros inadaptados.
Cuando entramos a la casa, todos comenzaron a corear el nombre de Frank; estaban sentados en el suelo, alrededor de la mesa de café frente al sofá, la cual contenía algunas frituras, botellas de refresco y también unas cuántas botellas de alcohol que, por supuesto, consiguió Wentz, porque es el único entre nosotros con la posibilidad de conseguir alcohol, y no precisamente por tener veintiún años, en realidad tiene dieciocho, es dos años mayor que nosotros, ya que ha repetido de curso. Y la razón por la cual siempre puede conseguir las botellas, es porque su papá tiene varias licorerías en el estado y Pete, desde muy joven, al ser el heredero, ha tenido que trabajar con él, a veces haciendo el inventario. Él es inteligente para las matemáticas, pues al trabajar con su padre en el negocio familiar, posee conocimientos de contabilidad, sin embargo, es un flojo, y por eso repitió de año dos veces.
Pete Wentz fue quien nos indujo a mí, a Frank, y a nuestros demás amigos, a un mundo de anarquía y vandalismo; bebiendo alcohol y fumando hierba, grafiteando paredes en la calle, asistiendo a recitales de bandas de punk rock, yendo a detención en la escuela... Y esa clase de cosas. Aunque, si soy sincero, el más influenciado por Pete ha sido Frank, porque hay muuuchas cosas que yo aún no he hecho, creo que lo único que hago y que es nocivo para mi salud es fumar cigarrillos; todos dicen que yo soy el más "inocente" del grupo.
Estamos todos en el suelo, aunque yo estoy sentado entre las piernas de Frank; nuestros amigos juegan cultura chupística, y aunque quise jugar también, Frank no me permitió hacerlo.
— No tomarás alcohol esta noche, bebé. — Dijo suavemente, recostando su cabeza en mi hombro mientras abraza mi cintura. — Recuerda que tienes que regresar bien a tu casa.
— ¡Pero Frankie! — Protesté haciendo un puchero. — No me emborracharé; soy muy bueno jugando esto.
— Bueno, no presumas tanto, cerebrito. — El comentario de Joe me hizo reír, a la vez que le mostré mi dedo medio.
— Yo digo que Gee juegue. — Sugirió Pete. — Pero que cada vez que pierda, sea Frank quien tenga que tomar un shot.
— Interesante. — Sonreí con malicia.
— Okay... — Frank se encogió de hombros. — Seguro.
A medida que avanzaba el juego, mi lado malvado despertó, así que comencé a fingir no tener respuestas tan simples como "tipos de autos" o cosas que sabía muy bien como nombres de pokemons, fue en esa parte del juego donde Frank se dio cuenta de lo que estaba intentando hacerle, ¡Porque él y yo amamos Pokémon desde que teníamos menos de doce años!
Poco a poco, Frank fue tomando varios shots por mi culpa... Y al pasar más el rato, me di cuenta de una cosa: Frank se pone demasiado caliente cuando toma mucho alcohol.
Lo había visto alcoholizarse un par de veces antes de esa noche, pero nunca lo había visto tener este tipo de borrachera en específico.
Mi rostro se coloreó completamente de rojo y me quedé sin habla cuando sentí sus manos colarse debajo de mi camiseta, ¡Y en frente de nuestros amigos!
— ¡Consíganse una habitación! — Bert, quien también está bastante ebrio; nos lanzó un puñado de papas fritas con la esperanza de que nos separemos, ya que los labios de Frank se trasladaron a mi cuello, y comenzó a besarlo sin vergüenza alguna.
— Eso me parece una buena idea. — Sonrió Frank, levantándose del suelo para luego extenderme su mano.
«Okay...». Me dije. «Esto está pasando».
Frank sólo quería un regalo de cumpleaños de mi parte... Y yo realmente no quería negárselo.
Tomé su mano, me levanté, y lo dejé tomarme de la cintura, apretando con firmeza.
— Wentz. Estaremos de vuelta en... Un par de horas. — Soltó una risita apretando el agarre en mi cintura. — Así que te dejo a cargo.
— Has elegido con sabiduría, hijo. Yo cuidaré tu casa como si fuera mía, no te preocupes. — Puso una mano en su corazón. — Por cierto... — Me di cuenta de que, en vez de tocar su corazón, estaba tocando el bolsillo de su camisa, de donde sacó dos cigarrillos. — Toma, para el camino.
Frank susurró un "gracias" con la sonrisa de idiota que trae en el rostro y entonces me condujo escaleras arriba hasta su habitación.
Sentí mis manos comenzar a sudar de los nervios, no es que no quiera lo que está por venir, es que simplemente... Siempre he sido demasiado inseguro, y por eso se me ocurren más de mil formas en las que podría hacer algo mal.
Pero en cuanto la puerta se cerró, él me aprisionó contra ella y comenzó a besarme con un hambre desconocida, yo solamente me dejé llevar, sintiendo que me estoy embriagando nada más por probar sus besos tan profundos con sabor a alcohol, mientras sus manos viajan libremente por cada rincón de mi cuerpo.
Dejé escapar un gemido cuando jaló mi cabello, echando mi cabeza hacia atrás para besar mi cuello, mientras que con su otra mano se las arregló para desabotonar mis pantalones y acariciar mi creciente erección por encima de mis bóxers, haciéndome soltar pequeños gemidos.
— Tenía tantas ganas de hacer esto contigo. — Dijo antes de besarme con lujuria otra vez, para luego llevarme hasta la cama.
Me dejó caer sobre él, por lo que me terminé de acomodar sobre su regazo y así, terminamos quitándonos la ropa poco a poco, y entonces me dije a mí mismo que haber escapado de casa esta noche fue una buena decisión.
...
Tal y como lo prometió, Frank fue a la tienda cercana por un paquete de malvaviscos y preparó chocolate caliente, también cumplió con su palabra cuando me envolvió entre varias mantas y me abrazó contra sí, acariciando mi cabello en todo momento, mientras que las niñas están sentadas en el suelo con sus respectivas tazas mientras ven el inicio de Frozen.
A pesar de estar en un ambiente tan cálido y hogareño, me cuesta enfocar mi atención a mi alrededor; pasé varios minutos recostado del hombro de Frank, con una mis manos acariciando mi vientre, preguntándome si el bebé podrá sentir todas mis angustias. Es que, por alguna razón, tengo un feo presentimiento que me dice que algo anda mal.
Sólo pude volver a la realidad cuando las gemelas dejaron sus tazas sobre la mesita detrás de ellas y comenzaron a actuar lo que sucede en la película.
— Mira esto. — Me dijo Frank con una sonrisa.
Es la escena donde Anna despierta a Elsa para jugar; Lily se acostó en la alfombra.
— ¡Elsa! — Dijo Cherry mientras se le subía encima. — ¡Despierta, despierta, despierta! ¡Ya no duermas! — Comenzó a sacudirla.
— Aww... — Se me escapó una sonrisa al verlas así.
— Mmm... ¿Duérmete sí? — Respondió Lily, a la vez que Elsa también lo dijo en la película.
— ¡Ya no quiero! — Al igual que Anna, Cherry se acostó boca arriba sobre Lily y dijo en tono dramático: — El cielo despertó, y yo también... ¡Ahora debemos jugar!
— Sí, pues ve a jugar sola. — Lily empujó a su hermana, quitándosela de encima.
Sólo por un momento, pude olvidarme de mis problemas con Bandit y sonreír con ternura al verlas a ambas. Me reí al ver a Cherry imitando las mismas expresiones faciales de Anna antes de volver a subirse encima de Lily y colocar la mano sobre sus párpados, intentando hacer que abra los ojos.
— ¿Y si hacemos un muñecooo? — Preguntó entonces, y Lily sonrió.
— ¿Sabes? — Le dije a Frank. — Yo solía hacer eso con Bandit cuando era pequeña. A ella le gustaba mucho ver La Sirenita y solía actuar las partes de Ariel; se sabía absolutamente todos los diálogos. Y yo, desgraciadamente, tenía el trabajo pesado, ya que yo era Sebastián, era el Rey Tritón, era Úrsula... Siempre era todo el mundo menos Ariel. — Bufé. — Excepto en la segunda película, porque ahí Bandit interpretaba a la hija de Ariel, y hay una parte donde cantan a dúo, así que es sólo ahí donde llega mi momento de brillar y poder ser Ariel.
— Aww; eso es muy tierno, yo hago lo mismo con Lily y Cherry... Ya verás cómo dentro de un rato tendré que hacer el papel de Kristoff, Sven y Olaf.
Reí.
— Las gemelas son tan tiernas... Debemos cuidarlas mucho, porque después cuando crezcan van a comenzar a actuar como si ya no necesitaran más de nosotros, olvidando que hasta no hace mucho eran niñitas que actuaban las películas Disney. — Tomé un sorbo de mi chocolate con algo de enojo.
Sí, enojo.
Hace tan sólo dos minutos estaba súper triste pero ahora estoy enojado; así funciona esto.
...
Después de hacer el amor, permanecimos acurrucados en la cama besándonos por un tiempo indefinido, escuchando la música a todo volumen desde la planta de abajo.
Mi primera vez con Frank no fue como me la imaginé, pero eso no significa que no haya sido buena, sino todo lo contrario, pues al principio cuando solía preguntarme cómo sería, me imaginaba una escena muy soft y bastante melosa, como en los típicos romances adolescentes aptos para todo público, donde todo es extremadamente suave y dulce. Sin embargo, al haber explorado nuestros cuerpos de una manera más pasional y necesitada, descubrí partes de mí que no conocía o que quizás renegué por mantener esa versión de mí donde soy un niño bueno y recatado. Pero el hecho de que Frank, a pesar de haber sido también su primera vez, me hiciera suyo con brutalidad mientras me hablaba sucio, que me tomara del cuello o me jalara el cabello, me hizo descubrir que en realidad me gusta que me hagan esa clase de cosas, y es algo que me sería imposible admitir en voz alta.
No obstante... El hecho de que al principio tuviera cuidado a la hora de entrar en mí y que antes de moverse esperó a me acostumbrara a este nuevo tipo de dolor que posteriormente se convirtió en placer, y que después de acabar me dijera que me ama y que no quisiera hacer esto con nadie más, hizo que mi corazón se derritiera como un helado.
Y en conclusión... Diría que me sentí completo a un nivel físico y espiritual, ¡Es algo tan nuevo! Pero me gusta este grado de intimidad con él, y todavía nos quedan más cosas que explorar el uno del otro.
— Son la una de la madrugada. — Dijo viendo el reloj de su mesa de noche cuando se separó de mí. — ¿A qué hora piensas regresar a casa?
— Más tarde, no lo sé. — Me aferré a su pecho. — Sólo quiero quedarme así contigo un rato más.
— ¿Crees que sea buena idea? — Preguntó dudoso.
Me encojo de hombros como respuesta.
— Hey, ¿Todavía tienes los cigarrillos que te dio Pete?
— Sí, pero... No son cigarrillos. — Se separó de mí para buscar su pantalón en el suelo, entonces sacó los "cigarrillos" de uno de los bolsillos, los cuales pude detallar bien. — Y sé que no fumas marihuana, así que tampoco-
— Pero hoy podría hacer la excepción ¿No? — Le interrumpí. — Me da curiosidad probarla. Regresaré a casa cuando se me pase el efecto, ¿Qué es lo peor que podría pasar?
— Bien... Sólo te advierto que después sentirás la boca seca y también tendrás mucha hambre.
— Vamos, Frank. — Insistí. — Sólo quiero saber qué se siente, sólo esta vez.
Me miró con cierta desconfianza. Sin embargo... Terminó cediendo ante mi mirada de cachorrito triste y decidió encender los porros que Pete le había dado.
...
Cuando llegó la parte de la película donde Anna canta con el príncipe Hans, Lily me pidió unirme a su pequeño show.
— Gee, tú serás Anna y mi papi será Hans ¡Canten! — Dijo mostrándose bastante ilusionada al respecto.
— Oh, no. — Reí. — Ni siquiera me sé la canción.
— Eres un mentiroso. — Dijo Cherry, mostrándome la lengua.
— Vamos, Gee... — Insistió Frank. — Será divertido, así no estarás tan amargado por una niñita que seguramente está ahora mismo encerrada en su cuarto leyendo fanfics mientras piensa que la vida es injusta. — ¡Vamos! — Insistió, y esperó incluso a cantar la estrofa donde el príncipe Hans dice: — ¿Sabes qué es raro?
— ¿Qué? — Digo la parte de Anna, rodando los ojos, cediendo ante su insistencia.
— Completos están mis...
— Sandwiches.
— ¡Eso quería decir! — Dijo lleno de entusiasmo, entrando en personaje.
Al escuchar las risitas y los aplausos de las gemelas, me motivé a entrar en personaje también.
— No había encontrado quien pensara como yo. — Canto al unísono con Frank. — ¡Sí! ¡Igual que yo! — Reímos juntos antes de hacer los movimientos robóticos que hacen Anna y Hans a continuación. — Estamos sin-cro-ni-za-dos, y algo puede explicarlo.
— Que. — Canta él.
— Así. — Le sigo yo.
— Debía pasaaaar. — Completamos al unísono, riéndonos como unos idiotas.
Estábamos dispuestos a continuar la canción, cuando Cherry se acercó, y con toda la confianza del mundo, escaló sobre mi regazo para meterse entre mis mantas y abrazarme.
— Bandita es una tonta, Gee. — Me dijo.
— ¿Por qué dices eso, nena? — Pregunto con verdadera curiosidad.
— Porque tú eres muy bueno y ella ha sido muy mala. — Dijo en tono triste.
— Ay, mi amor... — La abracé fuerte contra mi pecho. — Nunca crezcas, por favor. — Finalicé dándole un beso en la cabeza.
Y así volví a la tristeza del inicio... Todo el amor que me regalan las gemelas y Frank no es suficiente cuando sé que mi niña está muy enojada conmigo, y encima por una estupidez.
...
La habitación se llenó de humo, y nosotros nos sumimos en un estado de euforia, donde no hacemos otra cosa más que reírnos y sentirnos como si estuviésemos en un barco con la marea picada, hablando insensateces a no ser que nos estemos besando.
Llegó un momento en que nos pusimos a saltar sobre la cama con la música que suena desde la planta baja... Sin embargo, a pesar de no estar del todo bien, nos detuvimos cuando la música de repente se detuvo y escuchamos a Ray gritar el nombre de Frank.
— ¿Y ahora qué? — Me pregunté en voz alta, pero en un estúpido movimiento me terminé tropezando y cayendo de espaldas sobre la cama. Frank se rió de mí, así que también me reí.
Volvimos a escuchar a Ray llamándonos a ambos, y luego la voz de Bert se le sumó. Un poco confundidos, comenzamos a vestirnos y decidimos salir.
Y al bajar las escaleras, sentí que la presión se me bajó al ver que ESTABA LA PUTA POLICÍA.
Instintivamente, me escondí detrás de Frank, quien está igual o más desorientado que yo.
Son tres oficiales; uno de ellos se está terminando de llevar a Joe, los otros dos se acercaron a nosotros y nos aturdieron un poco al iluminar nuestros ojos con sus linternas; Frank llamó "hijo de puta" a uno de ellos.
El efecto de euforia y felicidad se fue cuando el policía tomó mis manos muy fuerte detrás de mi espalda y me llevó a la salida, lo mismo está haciendo el otro con Frank, y nos llevaron a rastras fuera de la casa. Entonces, sin poder controlarlo, entré en pánico y me puse a forcejear con bastante agresividad.
— ¡Espere! — Le grité. — ¡No podemos ir a la cárcel!
Cuando salí, fui cegado por las luces de dos patrullas, donde están todos nuestros amigos.
— Jovencito. — Habló el oficial que sostiene mis muñecas. — No me hagas utilizar las esposas. — Apretó su agarre, sólo causándome más ansiedad. — Están en problemas por uso y posesión de drogas siendo todos menores de edad.
— P-PERO...
— Los llevaremos a la estación y allí llamarán a sus padres para que paguen su fianza.
— ¡Púdrase, señor! — Escupió Frank, empeorando todo.
Fuimos llevados a la patrulla y comencé a sentirme cada vez peor, ¡Incluso terminé vomitando!
¡Estaremos en una celda como si fuésemos unos criminales!
Y cuando mis padres se enteren... Me van a matar.
...
Cuando la película terminó, ya se había pasado la hora de dormir de las gemelas, así que acabaron muy somnolientas y nosotros tuvimos que cargar a cada una para llevarlas a su habitación; quise hacerlo aunque Frank insistió en que no sería bueno para el bebé si subo las escaleras levantando el peso de una niña, pero estoy bien, no es nada que no pueda manejar.
Luego de dejar a cada una en su cama, las arropamos, les dimos las buenas noches y luego las llenamos de besos.
Salimos de la habitación y yo aún sigo con este sentimiento de que me falta algo... Han pasado varias noches que no me he despedido de Bandit como se debe y se siente demasiado raro.
Frank me tomó de la mano y me llevó hasta nuestra habitación, pero yo decidí detenerme cuando estuvimos a punto de entrar.
— Espera. — Musité. — Debo darle las buenas noches a Bandit.
— ¿Estás seguro de que querrá verte?
— No va a estar enojada para siempre, Frank. Le he dado su espacio, creo que ahora es momento de hablar con ella.
Él soltó un suspiro exhaustivo.
— No piensas rendirte ¿No es así?
— Tú ya me conoces... Soy muy persistente.
— Por desgracia... — Esbozó una pequeña sonrisa antes de tomarme de los hombros y besar suavemente mi mejilla. — Espero que te vaya bien.
«Por supuesto que me irá bien». Me dije.
Es decir... Quizás nosotros también hemos agrandado el problema... Después de todo, Bandit sigue siendo mi niña, la conozco más que nadie; le di el biberón, cambié sus pañales y le enseñé a caminar. Y porque la conozco perfectamente, sé que seguramente ahora que ha tenido tiempo a solas para pensar las cosas, ha razonado en que sus actitudes son injustas, porque siempre ha sido así, y es por esa la razón que la consideraba madura para su edad; porque cuando se tomaba el tiempo de pensar, siempre hallaba la forma correcta de comportarse, y eso no va a cambiar en menos de un mes.
O al menos eso creí...
Las lágrimas que llevo todo el día conteniendo terminaron derramándose cuando, después de tocar la puerta del cuarto de Bandit y decidir abrir cuidadosamente al no obtener respuestas, me encontré con el cuarto vacío, la ventana está abierta, y de ella sobresale una cuerda hecha de sábanas atada a una de las patas de su cama; nunca me sentí más traicionado.
— ¡Frank! — Le llamé.
Él llegó prácticamente corriendo.
— ¿Qué? ¿Qué pasó? — Dijo al entrar a la habitación.
Y cuando se encontró con la misma escena que yo, sólo se restregó el rostro con una mano y soltó una maldición al aire.
— Esto me trae tantos recuerdos... — Dijo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top