Capítulo 10
Es 10 de septiembre, lo que significa que es el cumpleaños de mi tío Mikey.
Lo que más me gustaba de la idea de vivir en Nueva Jersey era que podría estar más cerca mi familia. Tener esa presencia hogareña que me proporcionan mis abuelos y mis tíos facilitaría mucho el asimilar que éste será mi nuevo hogar; es como el lado bueno de todas las cosas.
Esta mañana, Frank me llevó a la escuela, ya que mi papá se quedó en su oficina trabajando en sus próximos cómics, esta vez, me dejó ir con él de copiloto mientras las gemelas iban en los asientos de atrás. Cuando dejó a sus hijas en el preescolar, se bajó del auto con ellas, las llevó hasta la entrada y dejó que ambas le llenaran las mejillas de besos.
— Adiós, Frank. Nos vemos más tarde. — Le dije abriendo la puerta cuando estacionamos frente a mi escuela.
— ¿Y mi beso? — Preguntó cuando estuve a punto de bajar.
— ¿Te conformas con un choque de puños?
— Ya qué. — Suspiró, encogiéndose de hombros con resignación antes de chocar su puño con el mío y dejarme ir.
Entré a mi salón y me encontré a todos hablando todavía de lo que hice ayer en Matemáticas. Al parecer, nadie lo supera. Saludé a todo el mundo evadiendo el tema, porque en serio ya no quiero seguir hablando sobre eso y tampoco pienso volver a hablarle mal a un profesor... A menos que esta vez lo merezca.
El día de hoy, recordando mi acuerdo con Bronx, decidí sentarme con Melissa; ella siempre se sienta en los últimos asientos, donde no puede llamar la atención.
— Hola. — La saludé amablemente, mientras tomo asiento frente a ella.
— Ho-Hola. — Saludó apartando la mirada de su celular y acomodándose las gafas tímidamente; ella es de la clase de personas que digo que pasan desapercibidas por ser increíblemente inseguras.
— Me gusta tu suéter. — Siempre trato de romper el hielo con elogios, pero es que en serio me gusta su suéter; es negro con símbolos de colores lila, rosa, azul pastel, amarillo pastel y un naranja en esa misma tonalidad clara.
— Gracias. — Sonrió tímidamente. — Es como el de Jimin, de BTS.
— Ah... — Asentí un poco atontada. — No escucho kpop pero me gusta la canción de BTS que comienza con un silbido. — Fruncí mis labios para silbar el ritmo de esa canción cuyo nombre no recuerdo pero que seguro tengo en mi celular entre tantas canciones emo.
— Esa se llama DNA. — Rió, relajándose un poco, entrando en confianza.
— Bueno, el género no me agrada mucho, pero es porque no es mi estilo. Sin embargo, quiero que quede claro que entiendo el reconocimiento que ha estado teniendo los últimos años. — Quise ser sutil y no sonar intolerante porque, ya que al parecer esta niña es Army, me asusta que sea una ardida y se ofenda por cualquier cosa que diga.
— ¿Qué tipo de música te gusta?
— Mayormente bandas de rock incluyendo todos sus subgéneros, eso es todo... Aunque hay excepciones como algunas canciones de pop; como las de Troye Sivan... Amo mucho a Troye.
— A mí también me gusta mucho Troye.
— Oh, ¿En serio? — Sonreí con entusiasmo. — Parece que ya tenemos algo en común.
— Supongo que sí. — Me devolvió la sonrisa.
— Oye ¿Por qué siempre estás sola?
— Y-Yo... No soy nada buena relacionándome con la gente; me da mucho miedo, de hecho. Me pongo nerviosa, sobre todo porque siento que no encajo en este salón.
— ¿Por qué lo dices?
— Todos me parecen tontos. — Dijo sin rodeos. — Y no es que yo piense que soy muy madura o algo así, porque no es cierto... Sin embargo, yo sé que soy tonta... Nuestros compañeros no lo saben. Incluso, hasta este momento que estoy hablando contigo, me pareciste idiota y malcriada.
La miré boquiabierta; ¡Qué directa es!
Aunque... Por una parte, todo lo que ha dicho tiene sentido considerando las actitudes que Bronx y yo hemos notado en ella, como que por ejemplo, es muuuy tranquila y que cuando sucede algo que a los demás nos hace gracia, ella es la única que no se ríe.
— ¿De verdad?
— Esa es la impresión que me has dado... Al principio sentía algo de admiración por ti, ya que tienes esa facilidad para caer bien que yo no tengo ni tendría en un millón de años, pero ayer, cuando le contestaste mal a la maestra con la obvia intención de llamar la atención y hacer reír a nuestros bobos compañeros...
— No fue con esa intención. — Fruncí el ceño.
— Pues es lo que aparentas.
— Lo dije porque era lo que pensaba de ella, ni siquiera me importaban las reacciones de los demás; si a nadie le causaba gracia, no me habría importado ¿Sabes?
— No tienes que darme explicaciones, ya sé que me equivoqué contigo. No eres como nuestros compañeros.
— ¿Y qué te hizo cambiar de opinión?
— Si fueras como ellos, no te habrías acercado a hablarme.
— Algunos son prejuiciosos... — Admití.
— Y sin embargo, te llevas bien con todos.
— Yo podría llevarme bien hasta con el diablo, pero eso no significa que lo considere mi mejor amigo. — Rió ante mi comentario. — Hasta ahora, al que realmente considero mi amigo es Bronx.
— ¡Él no me cae para nada bien, lo siento! — Su risa subió el volumen, todos nos miraron extrañados, como queriendo decir; "¿Esta niña habla?", refiriéndose a la silenciosa Melissa. — Él sí me parece súper pedante.
— Conócelo. Dale una oportunidad como me la acabas de dar a mí, podrías sorprenderte.
— ¿Debería confiar en ti, Bandit?
— Somos amigas ¿No?
— ¿Lo somos? — Me miró extrañada. — ¿Incluso cuando te llamé idiota y malcriada?
— ¿Qué te digo? Me gusta la gente honesta. Acompáñanos hoy en el recreo ¿Sí?
Ella sólo suspiró, y estuvo de acuerdo a darnos una oportunidad.
Cuando Bronx llegó al salón, se sorprendió de verme platicando con Melissa, y se portó súper tímido cuando se sentó con nosotras.
Al transcurrir las horas de clase y llegar el receso, salimos juntos al patio a sentarnos bajo nuestro árbol, digo "nuestro" porque Bronx y yo nos sentamos allí todos los días e invitamos a quienes queramos, así que ahora es nuestro.
Tuve que fungir el papel de intermediaria al principio, ayudando a Bronx y Melissa a conversar porque Bronx no sabía qué decir y ella no sabía disimular que él no le cae bien. Comenzaba a sentirme incómoda debido a los silencios que nos invadían hasta que a alguien se le ocurría algo para romper el hielo.
Mi salvación llegó cuando Aidan se acercó a nosotros y, después de saludarnos a todos, pidió hablar a solas conmigo.
Respiré hondo antes de levantarme y seguirlo a donde quisiera llevarme.
« ¿Es idea mía o en serio se ve mucho más lindo de lo normal el día de hoy?». Me dije.
— ¿Qué fue lo que pasó ayer con la maestra Alicia? — Me preguntó mientras comenzábamos a caminar por los alrededores.
— N-No tiene importancia. — Dije mordiendo mi labio inferior.
— Todos la odian y no sé por qué. — Sonrió negando con la cabeza. — La mayoría aquí son unos idiotas.
— Uhmm... Sí... Lo son. — Estuve de acuerdo, a pesar de que ayer yo actué como tal.
— Ayer te estaba buscando, creo que tu amigo debió habértelo comentado ¿No es así?
— A-Algo así me dijo, pero no dio muchos detalles. — Mentí.
— Mi cumpleaños es el próximo miércoles. — Lo miré fingiendo no saberlo. — Daré una fiesta en mi casa, también invité a tu amigo ¿Bronx? — Asentí. — Sí, bueno... Me gustaría verte allí, Bandit.
— ¿De verdad?
— ¿Por qué no? — Sonrió. — Me caes muy bien y creo que esa sería una buena oportunidad para conocernos más ¿No te parece?
Él me veía muy tranquila y todo, pero por dentro, estaba gritando de la emoción.
— No podría estar más de acuerdo. — Bajé la mirada con la intención de ocultar mi sonrojo y sonrisa boba.
...
Con el mismo sonrojo y sonrisa boba, regresé a casa.
La sala estaba vacía a excepción de los perros. Se oía el sonido de una guitarra que venía desde el sótano, así que supuse que todos estarían allí, sin embargo, cuando bajé las escaleras y me asomé, sólo vi a Frank con las gemelas, fue él quien me notificó que mi papá está aún en su oficina, así que subí hasta allá.
— Toc, toc. — Dije abriendo la puerta. — ¿Estás muy ocupado?
— Hoy me siento productivo, eso es todo. — Le dio vuelta a la silla para encararme, estiró sus brazos y su camiseta se levantó ligeramente, mostrando su vientre. Reí al imaginarme cómo se verá dentro de unos meses. — ¿Qué tal tu día?
— Muuuy bueno. — Le dije radiante.
¡Es que estoy en las nubes! Pasé el recreo hablando con Aidan, él estuvo contándome sobre los eventos con respecto a la protección del planeta en los que ha participado y eso era taaan interesante para mí que quería escucharlo todo el día.
El haberme atontado tanto fue lo que provocó que, después del receso, no tuviese la oportunidad de hablar con Melissa para saber su opinión sobre Bronx o viceversa, pues Bronx tampoco quiso hablar al respecto y prefirió escucharme hablar de Aidan.
— Vaya, vaya ¿Por qué tan feliz? — Me pregunta, invitándome a tomar asiento en el sillón detrás de su escritorio.
— Bueno, primero hice una nueva amiga en el salón. Y también... Aidan me invitó a su fiesta de cumpleaños la semana que viene ¿No es genial? — Comencé a parlotear y parlotear. — La fiesta será a las ocho, y no vive tan lejos. Bronx está súper emocionado porque somos los únicos de nuestro curso que están invitados, ya que es una fiesta de chicos de preparatoria. Estoy pensando seriamente en qué voy a ponerme, pero tengo toda una semana, así que no debería fijarme tanto en eso sino...
— No puedes ir. — Me interrumpió abruptamente.
— En el regalo... — Completé mi oración. De pronto, mi enorme sonrisa se borró. — ¿Qué significa que "no puedo ir"?
— Justo eso.
— ¿Pero por qué? — Discutí.
— Porque no. — Su respuesta me sorprendió más. — Ahora, creo que es momento de que te des una ducha y vayas a arreglarte para ir a la fiesta de tu tío.
Me quedé shockeada, no porque me haya negado algo, ya que esta no es la primera vez que mi papá me dice que no. Pero sí es la primera vez que me dice que no sin decirme el porqué de su decisión.
— ¿Por qué no? — Insistí.
— Dije que no y ya. — Afirma sin levantarme la voz, pero igual suena irritado al respecto. — Y no quiero que me discutas.
Me molesté un poco, no puedo negarlo. Pero la única razón por la que no quise replicar y decirle a mi papá sobre lo injusto que está siendo al decirme que no sin tener una verdadera razón, fue porque sabía que terminaríamos peleando y no quería arruinar mi buen humor, aunque ya se arruinó un poco. Pero de verdad quiero seguir feliz para cuando llegue a casa del tío Mikey, que es otra de las cosas buenas que este día me ha prometido.
Así que decidí posponer la discusión para después.
Seguramente, mi papá me dijo que no por sus bobos cambios de humor, pero cuando se dé cuenta de que no tiene motivos para prohibirme ir a la fiesta de Aidan, seguro me dejará ir.
...
— Frank ¿Alguna vez has entregado cupones de descuento en tu tienda? — Le pregunté en el camino a casa de mi tío.
El viaje es de cuarenta minutos, decidí hablar después de que pasaran veinte de ellos.
— No, nunca. — Respondió con la vista fija en el camino. — ¿Por qué lo preguntas?
— Es que Aidan cumple años el próximo miércoles. — Explico, a pesar de la incomodidad de mi papá con respecto al tema. — Y se me ocurrió regalarle un cupón de descuento para la guitarra que quiere.
— No es una mala idea. — Respondió Frank. — Podría ayudarte.
— Igual no irás a la fiesta. — Reiteró mi papá, provocando que rodara los ojos.
Sentí un poco de tensión en el auto y, por primera vez, es culpa de mi papá. Nunca me he sentido así con él porque, como ya he dicho, él nunca se ha comportado así conmigo.
Por suerte, las gemelas no me molestaron durante el trayecto en el auto, y todo porque estaban distraídas con su tablet, jugando un juego de memoria de Strawberry Shortcake.
Yo fui la primera en bajar del auto cuando llegamos. Después de tocar el timbre, fue mi tío quien abrió la puerta, y no pude evitar ser la primera en lanzarme a sus brazos.
— ¡Tío Mikey! — Exclamé feliz al momento en que él me levantó en sus brazos. — ¡Feliz cumpleaños, te extrañé mucho!
— Yo también te extrañé, pequeña. Has crecido mucho, Bambit.
— No más apodos. — Reí. — Ya es suficiente con que las gemelas me llamen "Bandita".
Él rió, regresando mis pies al suelo antes de soltarme.
Mis tíos Mikey y Kristin me dicen "Bambit" desde que su hija comenzó a llamarme así. A Rowan le gusta mucho la película Bambi, entonces, al escuchar a todos llamándome por mi nombre, lo asoció de alguna manera y, ya que tiene apenas dos años, me dice "Bambit", porque cree que realmente así se pronuncia.
— ¡Feliz cumpleaños, hermanito! — Ahora fue mi papá quien le dio un abrazo, entregándole posteriormente la pequeña caja con el regalo que había preparado para él.
Me pregunto si mi tío sabrá que mi papá está embarazado...
Frank le saludó extendiendo su mano para que la estrechara.
— No actúes como si no hubiese sido tu cuñado hace muchos años. — Dijo Mikey en un tono burlón. — Ven acá, hombre, somos familia. — Abrió sus brazos, a lo cual Frank rió y se acercó para unirse en un breve abrazo amistoso. — Y ellas deben ser tus niñas ¡Son tan lindas!
— ¿Te quieres casar conmigo? — Preguntó Lily, mirando boquiabierta a mi tío, a lo cual todas las miradas se posaron en ella.
— ¡Pero Lily, él es un viejo! — Dijo Cherry, frunciendo el ceño.
A este punto, los adultos ya se estaban riendo.
— No me importa. — Respondió Lily. — ¡Parece un príncipe!
Ahora yo también me reí.
— Las gemelas son muy turbias. — Le dije a mi tío mientras todos entramos a la casa. — Acostúmbrate.
Encontramos a mis abuelos en la sala, de nuevo, fui la primera en correr a abrazarlos; es muy reconfortante sentir los besos y apapachos de mis abuelos después de meses sin verlos. Aunque esperaba un poco más de ellos... Es decir, que me preguntaran muchas cosas sobre cómo me está yendo aquí, sobre lo que es mi nuevo estilo de vida con este nuevo prototipo de familia, cómo ha sido adaptarme a mi nueva escuela... Estaba esperando todo eso porque mi familia siempre me ha hecho sentir como si el mundo girara alrededor de mí... Pero parece que ahora sólo gira alrededor de Frank y sus hijas.
Tanto mi tío como mis abuelos se enfocaron en Frank y las gemelas; todos los elogios y comentarios eran sobre ellos, ¡Y ni hablar de cuando se dieron cuenta del anillo de compromiso de mi papá! Entonces comenzaron las felicitaciones y las preguntas sobre cuándo se efectuará la boda y cosas así.
Otra cosa... Nadie sabe del embarazo de mi papá; todos piensan que sólo está gordo y ya.
A medida que más personas llegan a casa, tanto familiares o amigos del tío Mikey, todos se enfocaban en lo mismo:
« ¡Yo sabía que al final terminarían juntos!». Les decían a mi papá y a Frank.
«Gerard, te ves mucho más radiante últimamente». Decían algunos con cierta sorpresa, y mi papá mostraba un sonrojo.
« ¡Oh pero qué lindas niñas!». Decían sobre las gemelas antes de hacer preguntas sobre ellas.
Comencé a sentirme invisible. Toda la atención estaba fija en mi papá y en su vida feliz con su nuevo novio y sus hijastras ¿Y yo? Bien, gracias.
La única vez que me hablaban era para decirme que debería estar muuuy entusiasmada con la idea de tener dos nuevas hermanitas, y estupideces así.
No mentiré, comencé a sentirme como si Lily y Cherry fuesen las celebridades del momento mientras que Bandit, la vieja Bandit, ya pasó de moda... ¡Y cuando nazca el bebé será peor!
Las personas que no estaban pendientes de mi papá eran las que preguntaban frecuentemente al tío Mikey sobre Kristin y Rowan, él sólo dijo que estaban tomando la siesta... Pero después de unas horas se hizo ¿Sospechoso? No lo sé.
— Bandit, ven acá. — Me llamó mi tío, pidiéndome que lo acompañase a la cocina.
— ¿Qué pasa?
— Es la tradición. — Dijo tomando de la mesa una bolsa llena de paletas de dulce para entregármela.
— Tío Mikey, te amo porque eres mi dealer de paletas. — Reímos juntos. — Creo que tú causaste mi adicción a ellas.
— Tiene sentido, sabes que el que vende la droga nunca la consume. — Reímos juntos. — ¿Cómo te está yendo en tu nuevo hogar?
— Hasta que al fin alguien me lo pregunta. — Rodé los ojos. — ¿Por dónde empiezo? ¿Por la parte en que el enano siniestro de Frank ya se cree mi padre? ¿O mejor hablo de las gemelas diabólicas?
— Uh... No esperaba que te lo tomaras tan mal.
Me encogí de hombros.
— Frank no es un mal tipo ¿Sabes? Me parece muy lindo que quiera ganarse tu confianza.
— A mí no. Esta mañana, por ejemplo, quiso que me despidiera de él con un beso ¿Quién se cree que es? La única forma en que podría hacer eso sería si lo considerara mi papá, pero aún no lo quiero de ese modo y quizás nunca lo haga.
— ¿Por qué no intentas darle una oportunidad? Después de todo, es el amor de la vida de tu padre; es como su alma gemela. A Gerard se le ve mucho más feliz con él de lo que alguna vez fue con tu madre.
— ¿Por qué crees que he sido tolerante con Frank? Es solamente por esa razón... Y otra cosa más...
— ¿Qué cosa?
— Ya sabrás... — Me encogí de hombros, sacando una de las paletas de la bolsa.
— Okay... Niña misteriosa, deberíamos regresar con los demás. Y si quieres, comparte las paletas con tus hermanas.
— En primera; ellas no son mis hermanas. Y en segunda; no compartiré mi droga.
— Un día de estos, Bandit... — Me dijo mientras dejamos la cocina. — Entenderás que la familia no es solamente la que comparte tu sangre, y cuando eso pase, comenzarás a apreciar más lo que tienes.
Revolvió mi cabello con cariño antes de separarse de mí y mezclarse entre la gente.
«Gracias por crearme una crisis existencial, tío». Me dije.
No pasó mucho tiempo cuando llegó la hora de cortar el pastel, fue entonces que vimos por primera vez en toda la velada a Kristin y a Rowan.
Mikey aparece desde las escaleras con Rowan en brazos, y a su lado está Kristin, quien tiene una mano puesta en su VIENTRE DE EMBARAZO.
Todos nos quedamos como el meme de Pikachu cuando la vimos, ya que tiene como SEIS MESES; nadie se lo esperaba porque ellos no le dijeron nada a nadie.
— Bien. — Dijo Mikey, tomando el lugar frente a la mesa, donde el centro es su pastel de cumpleaños. — Gracias a todos por venir y acompañarme durante otro cumpleaños. Cada día soy más viejo, lo sé; ahórrense sus comentarios, gracias. — Me hizo reír. — Yo... Creí que hoy sería un gran día para anunciarles el mejor regalo que he recibido este año, el cual llegó unos meses atrás. Ustedes ya lo experimentaron con el embarazo de Rowan; no dijimos absolutamente nada sino hasta saber el sexo de la bebé y que nacería completamente sanita. Esta vez, hicimos lo mismo... Estoy súper, súper feliz de decirles que Kristin y yo vamos a tener otra niña. — Dicho esto, ambos se dieron un tierno beso.
— ¡Santa, mierda! — Todas las miradas se posaron en mi papá gracias a su inesperada exclamación. Ante esto, él se cubrió la boca con las manos, como un niño pequeño que dice una grosería por primera vez.
— ¿Qué sucede, Gee? — Pregunta mi tío frunciendo el ceño.
— Es sólo que... Estoy sorprendido, eso es todo. Tal parece que Frank y yo no somos los únicos que esperamos un bebé. — Si los presentes ya estaban boquiabiertos, ahora sus mandíbulas se cayeron al piso.
— ¿Quéeee? — Kristin chilló emocionada, dejando su lugar con Mikey para acercarse a mi papá. — ¡No es cierto!
— ¡Sí, es cierto! Hay un bebé de casi cuatro meses aquí. — Dijo apuntando su vientre, a lo que inmediatamente, la rubia llevó sus manos a él.
Muchos comenzaron a sentirse estúpidos por haber pensado que mi papá sólo había subido de peso porque sí. Pero no los culpo, ¿Quién iba a imaginarse que en realidad sólo está embarazadO?
— ¡Oh, Dios mío! — Diría que está sobre-emocionada, pero todos los presentes están igual que ella con la noticia. — ¡Y encima tienes un anillo de compromiso! — Soltó un bonito grito fangirl. — ¡Muchas felicidades! — Procedió a abrazar a mi papá. — ¡Y a ti también, Frank! — Lo abrazó también, tomándolo desprevenido. — Sé que ni siquiera me conoces y has de pensar que estoy loca, pero ya Mikey me ha contado su historia de amor y parece una novela ¡Ustedes son tan lindos y juntos conforman una familia preciosa! — En su ataque de emoción, soltó a Frank para luego abrazarme a mí, lo cual es un poco incómodo considerando su abultada panza de embarazo. — ¡Bambit! Nena, deberías estar súper, súper feliz.
— Lo estoy, tía Kristin. — Respondí sin mucha convicción.
— ¿Cuándo pensabas decirnos que estabas embarazado, Arthur? — Le preguntó mi abuela. — ¡Y Mikey! ¿De verdad volviste a esperar seis meses para decirnos que vas a tener un bebé?
— Creo que Mikey y yo somos igual de reservados. — Dijo mi papá con una sonrisita, encogiéndose de hombros.
— Ustedes van a terminar matándome de un infarto uno de estos días. — Afirmó mi pobre abuela.
Se creó otro momento familiar donde ahora la atención era únicamente de ambos embarazos, sobre todo por el hecho de que el embarazo de mi papá es "un milagro"; algo que se creía imposible. Mis abuelos comenzaron a hacer preguntas sobre los cuidados que está teniendo mi papá para que el bebé nazca sano. Kristin y Mikey, por su parte, están demasiado entusiasmados con la idea de que entre el bebé que espera mi papá y el suyo sólo habrán unos meses de diferencia, así que comenzaron a hacer planes de que serían mejores amigos ¡Y que hasta podrían ir a la misma escuela!
Al final, le cantamos el feliz cumpleaños a mi tío, y después de que acabó la fiesta, nos quedamos un rato más con ellos. Tuve que ir con Rowan a su cuarto a jugar con sus peluches porque ella me lo pidió, y Lily y Cherry también fueron invitadas a nuestra improvisada "cita de juegos" mientras los adultos se quedaron en la sala conversando.
Cuando nos despedimos porque estábamos a punto de irnos, mi tío volvió a hacer mención de que tengo mucha suerte por tener una familia como ésta que estamos formando con Frank Iero.
Durante el camino de regreso a casa, mi papá y Frank no pararon de hablar de las recientes noticias, ya que el bebé, obviamente, es el tema principal.
Sólo cuando estuve a punto de dormirme y mi papá entró a mi habitación para darme las buenas noches, pude volver a insistir en hablar sobre lo que sucedió esta tarde.
— Papi... ¿Podemos hablar ahora que luces súper contento?
— ¿Sobre qué?
— Digo... Esta tarde te dije que Aidan me invitó a su fiesta... Y tú me dijiste que no podía ir, y lo hiciste con una muy mala actitud que, según yo, se debe a que, ya que llevabas horas trabajando, probablemente estabas estresado o teniendo uno de tus locos cambios de humor. Así que... Ahora que estás relajado y puedes pensar con claridad ¿Puedes retirar lo que dijiste y coincidir en que no hay ningún problema con que vaya a esa fiesta?
Él soltó una especie de resoplido.
— No estaba estresado ni experimentando un cambio de humor. Sabía lo que hacía cuando te dije que no, así que la respuesta sigue siendo NO.
— ¡¿Pero por qué?! — Discutí, comenzando a enojarme.
— Porque no. Ya duérmete.
— ¡Papá! Estás siendo injusto. No puedes decirme que no sin tener una razón; tú nunca has sido así.
— Oh, créeme, tengo razones.
— ¿Y cuáles son?
— No te las diré.
— ¡Agh! ¡Dios! ¡¿Por qué eres así?! No creo que...
— Bandit. — Me interrumpió. — Es hora de dormir. Ha sido un día largo; tienes que dormir.
— ¿Y mañana me dirás por qué no quieres que vaya?
— Te dije que no.
— ¡Estás siendo DEMASIADO injusto!
— Buenas noches. — Me dio un beso en la frente antes de salir de mi habitación.
Pero ese beso de buenas noches no me quitó el enojo... Para nada.
Y así es cómo lo que parecía ser un gran día terminó yéndose a la mierda por culpa de Gerard "Rompe Ilusiones" Way.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top