Capítulo 1

El divorcio se llevó a cabo, viviré con mi papá y estaré con mamá ciertos fines de semana y temporadas de vacaciones, cuando ella esté disponible para mí. Eso quiere decir que será como seguir viviendo mi vida de siempre, pero en una ciudad distinta.

Sólo hay un problemita...

No mudamos a New Jersey... Okay, ese no es el problema. Mi problema es que creí que "vivir con papá" suponía que había comprado una casa o departamento para nosotros dos... SOLOS.

Pero vaya sorpresa me llevé cuando estacionamos frente a una casa grande, de dos plantas, de un color crema bastante lindo. La casa es bonita en sí, con un amplio jardín, el cual cuenta con columpios y un tobogán. Está ubicada en un buen vecindario, algo aburrido a mi parecer, pero lindo, sí. Por un momento, estuve a punto de preguntarle a mi papá por qué compró una casa tan grande sólo para nosotros dos, pero luego él interrumpió mis pensamientos tocando la bocina dos veces y lo demás sucedió en cámara lenta ante mis ojos: La puerta de la casa se abrió y de ella emergió la figura de un hombre algo bajito, de cabello castaño; una gran sonrisa adornó su rostro apenas nos vio, debo admitirlo, es atractivo. Estaba usando una camiseta negra simple y unos jeans de color negro con las rodillas al descubierto, por sus brazos y cuello se asomaban un montón de tatuajes.

«Qué tipo tan cool». Pensé.

Detrás de él aparecieron dos niñas pequeñas, un poco parecidas a él, sus pasos eran saltos de entusiasmo.

«Ah, mierda». Me dije. Nunca me han gustado los niños pequeños. 

Mi papá abrió la puerta y salió del auto, luego me abrió la puerta a mí y cuando mis pies tocaron tierra, no pude evitar poner una mueca de "¿Es en serio?".

— ¿Él es Frank? — Alcancé a preguntar. 

Mi papá, sin dejar de verlo con una sonrisa de idiota, asintió. 

— ¿Y qué hacemos aquí? ¿Quieres presentármelo? Es eso ¿Verdad? Pero luego nos iremos a nuestra casa... Esto es sólo una visita... ¿V-Verdad? 

Al notar mi paranoia, al fin, mi papá me dirigió la mirada y me dijo: 

— De hecho... Viviremos con él. 

— ¡¿Qué?! ¡¿Y por qué no me lo dijiste?! — Discutí algo indignada. 

Pero Frank Iero llegó a nosotros y, con su gran sonrisa y su aparentemente explosiva amabilidad, nos saludó, acercándose a abrazar a papá. Le dio un largo abrazo que duró una eternidad. Durante dicho abrazo, mi papá me miró y logró modular un silencioso "pórtate bien". Pero es que... ¡¿Cómo demonios espera que reaccione?! Me obligará a vivir bajo el mismo techo que este desconocido ¡Y ni siquiera me lo dijo! 

Noté cómo las hijas de Frank me observaban; una de las dos utiliza gafas (creo que así las diferenciaré) y se mostraba un poco más curiosa, como dispuesta a decirme algo en cualquier momento, la otra es más tímida y se escondió detrás de su hermana.

— Y tú debes ser Bandit. — Apenas soltó a mi papá, Frank se inclinó hacia mí; su gran sonrisa no lucía para nada falsa, realmente parecía feliz de verme a pesar de no conocerme.

— Sí... Uhm... Y tú debes ser Frank. — La mirada insistente de mi papá sobre mí me obligó a sonreír. — Es un gusto conocerte.  

Al ver que no me quedaba de otra, estuve dispuesta a estrechar su mano, pero él me abrazó.

¡Me abrazó! 

¡Demonios! ¡Tener contacto físico con una persona desconocida ha de ser mi cosa favorita en el mundo! 

— Gee me habla mucho sobre ti. — Dijo en medio del incómodo abrazo. — Eres su adoración. 

— Sí... Sí... Lo sé... — Me separé de él con una sonrisa aún más forzosa. — Y ellas... — Dirigí mi vista hacia las niñas. — ¿Son tus hijas?

« ¡Pero qué pregunta más idiota!». Me dije. Sin duda, hablar sólo por hablar debería estar prohibido.

No sé si él pensaría que soy estúpida, pero su sonrisa ridículamente radiante se mantuvo mientras asentía. 

— Ella es Cherry. — La niñita de las gafas me saludó con la mano a la distancia. — Y ella es Lily. — Esta gemela, en cambio, es más asustadiza y tímida. 

Bien, trataré de ser positiva; esto no pinta tan mal.

Mi papá y yo nos hemos mudado ahora que comenzaré segundo de secundaria, cumplí trece en mayo y ahora el verano está por terminar, mi papá dice que soy algo madura para mi edad, ya que este divorcio habría sido muy traumático para cualquier otra niña o niño de mi edad. No es fácil para otros niños asimilar que sus padres se detesten, es aún más complicado comprender que a tu papá le gustan los hombres y ahora estará con uno. Y luego está la mudanza; separarte de todos tus amigos y empezar una nueva vida al otro lado del país. Muchos niños necesitarían terapia para poder sobrellevar todo esto, pero yo lo estoy manejando como si nada. No es que no me afecte, es que papá me inculcó esta manía de ver siempre todo de manera positiva y eso hago... O al menos lo intento. 

Ahora más que nunca debo ser positiva, paciente, y tolerante, porque viviremos con Frank Iero y no sé qué clase de tipo sea; el que sonría mucho me parece sospechoso. La amabilidad de las personas siempre me ha parecido sospechosa; soy exageradamente paranoica. 

Por otra parte... ¿Debería molestarme con mi papá por haberme mentido?

Es decir, no sé si pueda decirse que me mintió, porque, okay, él nunca me dijo que nos mudaríamos con Frank, pero tampoco me dijo que viviríamos los dos solos. 

Él nunca me dijo cuál era el plan, pero yo, yéndome por lo que me pareció más obvio, creí que viviríamos los dos solos en un lugar bonito y acogedor. Claro que sabía que iba a terminar conociendo a Frank Iero, pero creí que sería, quizás, en una visita o en un encuentro en algún lugar público como un restaurante, así yo podría ver qué clase de persona es y podría, poco a poco, acostumbrarme a su presencia en mi vida, todo de forma muy natural y segura, luego, con el tiempo, cuando me sintiera lo suficientemente cómoda con el nuevo novio de papá y sus hijas, entonces aceptaría que viviéramos todos juntos como una familia. Esa era mi idea... Y mi papá me dejó vivir cómodamente con esa idea durante todo este tiempo... Pero de repente, a último momento, la rompe, haciéndome sentir como si fuera lanzada, sin previo aviso, a un tanque de tiburones. 

El lado bueno, es que en Jersey estaremos más cerca de mis abuelos  y el tío Mikey. El tío Mikey es de las mejores personas que existen en este mundo; siempre que me ve, me regala una bolsa gigante llena de paletas de fresa porque sabe que son mi delirio desde pequeña. Hace dos años, tuvo una bebé con la tía Kristin, quien me hizo leer la saga completa de los libros de Harry Potter cuando era más pequeña, así que por lo tanto, sé que la pequeña Rowan correrá el mismo destino cuando aprenda a leer. Quiero mucho a mis amigos de Los Ángeles, pero quiero más a mi familia, por eso no me duele tanto la separación, además, no es como que vaya a dejar de comunicarme con ellos y tampoco es que sea difícil para mí hacer nuevos amigos. Mi papá me cuenta que a mi edad siempre fue un chico muy sociable, de muchos amigos, yo sigo ese ejemplo, hablo con todos y puedo hacer amigos en el sitio que sea con el tipo de gente que sea.

Lo ÚNICO que veo de malo es que mi papá esté tan apresurado porque vivamos con su novio... ¿Por qué tanta prisa?

Como sea, probablemente sólo exagero y esto será mejor de lo que parece... Sí... Siempre mantente positiva, Bandit. 

Después de la incómoda bienvenida, me ofrecí a ayudar a mi papá y a su novio a llevar nuestras cosas a la casa, pero el bonachón de Frank no me dejó hacer absolutamente nada... ¿Cómo una persona tan linda puede caerte tan mal al instante? No lo sé, pero él se las arregló muy bien para lograrlo. 

Insistió tanto que, al final, terminé entrando sola a la casa, cuya bonita fachada se perdió gracias al caos que hay en su interior; juguetes por todas partes, mucho desorden, y... Tres perros correteando en la sala...

¡Tres! ¡Malditos! ¡P-E-R-R-O-S!

No me gustan los perros. Les tengo miedo a los perros y, según las gemelas, hay otros tres perros en el patio trasero.

Me quedé estática cuando las tres bestias se acercaron a olfatear mis pies, creí que me desmayaría, sobre todo porque uno de los tres es muy grande (al menos así lo veo yo).

Frank y mi papá entraron a la casa con las maletas. 

— Oh, veo que conociste a mis otros bebés. — Mencionó Frank. — Ellas son Bucket, Kusty y Lois. 

— Cherry acaba de decir que hay más. — Mencioné perpleja. 

— Sí, pero ya habrá suficiente tiempo para que los conozcas a todos. — A juzgar por el cambio en su semblante, creo que notó que la sola idea de pasar más de un día con esos animales me aterra. — ¿Sucede algo malo? 

— Oh, cariño. — Mi papá posó su mano en el hombro de su novio. Ese "cariño" me revolvió el estómago. — Creí mencionarte que a Bandit le dan miedo los perros.

Frank abrió la boca formando una "o" de asombro, como si la noticia fuese simplemente terrible para él.

— Pero es un tema del cual he hablado mucho con ella, ya le he dicho que es algo que debería superar poco a poco ¿Verdad, linda? — Me miró a mí, a lo cual yo levanté una ceja. 

— No. — Respondí. — Nunca lo hiciste. 

Mi papá me miró abriendo mucho los ojos, como si le importara demasiado mi problema con los perros cuando nunca fue así. 

Frank, por su parte, se mostró súper comprensivo. 

— No te preocupes, B. Si no te gustan los perros, no te voy a obligar a estar cerca de ellos. Ellos son tranquilos, pasan la mayor parte del tiempo jugando en el patio, también tienen su propia habitación. Quiero que te sientas cómoda, y que con el tiempo puedas a llegar a acostumbrarte y a querer a mis perritos como parte de nuestra familia, pero no te presionaré para que eso pase. 

Respondí a su sonrisa con otra, sólo que mi incomodidad no se ha ido.  

— Gracias. — Fue lo único que pude decir. 

— ¿Quieres que te muestre tu habitación? 

— Seguro. — Respondí. 

Frank y mi papá avanzaron escaleras arriba y yo sólo fui detrás de ellos, las gemelas se quedaron en la sala jugando con los perros, pude notar cómo apareció otro más, un pug, que se unió a ellos. 

Mi nueva habitación está al final del pasillo. Agradezco al menos tener una habitación para mí sola, porque, en el peor de los casos, tendría que compartirla con las gemelas, y ya para ese momento estaba esperándome lo peor. 

No me puedo quejar, es un cuarto espacioso y la ventana tiene vista al aburrido vecindario, no tiene muchos muebles aparte de la cama y las paredes están completamente en blanco.

— Esta habitación nunca se ha usado, la dejé así para que puedas decorarla a tu gusto.

Cool. — Dije por decir algo. Prontamente, se hizo el silencio incómodo. — Uh... — Rasqué mi nuca. — Frank... ¿Podrías, por favor, dejarnos solos a papá y a mí?

— Por supuesto. — Asintió con una sonrisa y salió.

— ¿Por qué no me dijiste que nos quedaríamos aquí? — Le pregunté una vez que la puerta se cerró. 

— B-Bandit, yo... Lo que pasa es que... No puedo explicártelo ahora. 

— ¿Pero por qué? — Insistí. — No es una pregunta tan difícil. Pudiste haberme avisado al menos, así habría tenido una preparación psicológica previa, porque esto... Esto es... ¡Dios! ¡Imagínate que de un día para otro tengas que irte a vivir con una persona que no conoces y su familia! 

— Sé que es difícil para ti asimilarlo el día de hoy, princesa. Sabía que sería repentino para ti. — Nos sentamos en la cama e, inmediatamente, yo comienzo a refugiarme en sus brazos. — Estás acostumbrada a que sólo seamos tú y yo... Y tu mamá, por supuesto. Ahora debes acostumbrarte a una nueva ciudad, una nueva casa... 

— Una nueva familia. 

— ¿Es eso lo que más te preocupa? 

— ¿Cómo no va a preocuparme?

— Princesa... Frank es bueno... Y sus hijas son un encanto. 

— Lo sé, ¿Pero no te parece que lo mejor habría sido que todo se diera poco a poco? Si te soy sincera, me encantaría que esto fuese un broma ¿Sabes? Que en realidad sólo estamos haciendo una visita y ya mañana nos iremos a un sitio donde vivamos solamente nosotros dos ¿Sabes? No es que me moleste conocer a Frank, estaba preparada para que me lo presentaras y todo, pero no estaba preparada para venir a vivir con él y tener que adaptarme a su casa y estilo de vida... — Sí, comencé a colapsar. — Esto es... Es... ¡Es demasiado! 

— Bandit... No puedo estar tranquilo si te sientes así... Y ni siquiera se ha acabado el día. 

— ¿De verdad no puedes decirme por qué lo están haciendo todo tan rápido? Tal vez así podría entenderte. 

— Ay, Bandit. — Apretó más el abrazo. — Se supone que Frank y yo debemos decírtelo a ti y a tus hermanas durante la cena. 

— En primer lugar; ellas no son mis hermanas. Por favor, lo vuelves todo más difícil si apresuras más las cosas y me haces pretender, de un día para otro, que ese sujeto es mi papá y sus hijas mis hermanas. Y en segundo lugar; puedes decírmelo ahora y cuando lo digas durante la cena, fingiré sorpresa. 

— Sé que tendrás muchas preguntas que hacer, así que... ¿Prometes guardarlas todas hasta que llegue la hora de la verdad? — Puso su dedo meñique frente a mí. 

— Sí, sí, sí. Lo prometo. — Entrelacé mi meñique con el suyo, comenzando a sentir impaciencia. — ¡Ya dime!

— Bandit... Hija... Lo que pasa es que... Tendrás un hermanito. 

— ¿Q-Qué...? P-Pero... — Fruncí el ceño, achinando mis ojos, mostrando confusión. 

— Estoy... — Inspiró aire profundamente, y después de unos segundos, exhaló. — Estoy embarazado. 

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