23. Todo tuyo

Hace frío.

Llueve fuera mientras las horas pasan, minutos silenciosos solamente interrumpidos por el leve clip clap de las gotas que impactan en la ventana.

Gun observa a todos lados de su habitación, donde sus peluches duermen en total calma mientras él se muerde la ansiedad ahí dentro, solo, envidioso de que sea el único intranquilo en toda la habitación. Nunca le ha gustado particularmente la lluvia y teme, a cada segundo que pasa, que esa llovizna de otoño se convierta en una tormenta monstruosa que haga rugir al cielo y, consecuentemente, gritar a Gun.

Un alargado suspiro se extiende por la habitación cuando Gun se hace bolita bajo las mantas, escuchando que la lluvia ha tomado fuerza y ese repiqueteo suave es ahora una carrerilla de gordas gotas que caen una sobre otra, más rápido y mucho más fuerte. Cierra los ojitos con fuerza y se abraza de Cony, su conejita, quien lo hace sentir un poco más valiente.

Sin embargo, ni siquiera Cony puede ayudarlo cuando el primer trueno se escucha lo suficientemente cerca, haciéndolo salir disparado de su cama y abrir la puerta con fuerza. Gun llega frente a la puerta de Papii, quien la mantiene abierta siempre por si algo llegara a ocurrir y vaya que está ocurriendo, pues el menor se siente tan asustado que está a punto de lanzarse a la cama para temblar ahí dentro y abrazar a Off con fuerza. Gun está aterrado, pero parte de él sabe que no sería correcto lanzarse así sin más, invadir la cama de Papii y decirle que...

—¡¡¡Papii!!!

Off despierta de golpe el momento en el que Gun grita, segundos antes de meterse a la cama y solo pocos segundos después de que ese monstruoso trueno hiciera crujir los vidrios. No sabe qué lo despertó, si el trueno o el grito pero poco le importa cuando siente a Gun enroscado a su lado, sujeto como un koala y temblando como gelatina.

Se talla la cara torpemente y atina únicamente a rodearlo con sus brazos, tratando de calmar al chico que se aferra a él como un salvavidas. No puede verle la cara porque está escondido en su costado, pero sabe que está llorando cuando siente la tela de su camiseta humedecerse.

—¿Gunnie? —llama Off con cuidado, recibiendo como respuesta al menor abrazándose con más fuerza—¿Bebé, que ocurre?

—Llueve —susurra el chico, alzando apenas la vista. El corazón de Off se oprime con dolor al verle las mejillas encharcadas—. Y no me gusta...

Off entiende entonces que a Gun le asustan los truenos, quizás un poco más de lo que a la gente comúnmente le asustan. Sin embargo, no tiene tiempo de pensar en ello cuando siente que Gun tira de la tela de su camiseta, llamando su atención. El mayor se remueve un poco, tratando de verlo a la cara.

—Gun, estás helado —le explica, siempre mirándolo a los ojos para que se concentre en él y solo él— Necesitas más mantas, iré por ellas y te daré un té, ¿De acuerdo?

El menor asiente suavemente.

—¿Vas a volver?

—Por supuesto que sí mi amor.

Gun quiere hacer otra pregunta pero prefiere asentir en silencio.

—Eso es, ese es mi niño valiente —le besa frente suavemente antes de retirarse por completo, saliendo de las tibias mantas al helado suelo—. Volveré pronto, lo prometo.

Para mantener su promesa, Off corre rápidamente a la cocina, donde a movimientos veloces y un poco torpes porque todavía no despierta del todo, coloca el agua en una taza para meter al microondas con una bolsita de té dentro. Se lava la cara con rapidez y llena su boca de agua para, al momento de sonar la alarma del microondas, escupir y volver con Gun quien lo espera sentadito en la cama, cubierto con la manta.

La imagen le rompe el corazón, muy por el contrario de la que Gun recibe: Off con la camiseta mojada y los ojos bien abiertos, mucho más asustado que él.

El menor sonríe poquito, apenas perceptible, cuando Off coloca la taza en el buró a su lado, vertiendo la miel dentro.

—¿Papii? —Off responde con un "¿Mmm?" quedito, moviendo la cuchara dentro de la taza— ¿Por qué estás mojado?

El mayor se detiene un momento, analizando que efectivamente se secó la cara con su camiseta de pijama.

—Uhm, yo... No tenía una toalla, cariño.

Y agradece muchísimo que Gun no lo esté mirando mientras busca las mantas extra en el closet, porque se siente torpe y nervioso de haberse puesto en evidencia. Estaba tan preocupado por el menor que en las prisas por no dejarlo terminó en ese estado.

—Aquí —Off deja ambas mantas sobre la cama, al pie de Gun y extiende la taza para el menor quien la toma con cuidado—. Ahora, hay que ponerte calentito...

Gun observa como Papii le cubre con una y luego otra manta, con cuidado y paciencia, dejándolo perfectamente arropadito mientras bebe de su té de manzanilla con miel. Cuando termina, Off tira de su camiseta hacia arriba para sacarla frente a los ojos de un sonrojado Gun que trata con todas sus fuerzas de no verlo mientras busca otra en el closet.

Cuando la encuentra, se dispone a usarla metiendo un brazo en la manga. Sin embargo, una vocecita lo sobresalta.

—¡No! —Gun se cubre la boca inmediatamente después, absolutamente colorado cuando Off lo mira desde su sitio en la habitación— Y-yo... no dije, no quería...

Off le sonríe de lado, bajando el brazo junto a la camiseta.

—¿No quieres que la use?

—¡Ah, yo no dije eso! —y aunque quiera convencerse de ello, el sonrojo de su rostro lo delata terriblemente.

El mayor lo mira con media sonrisa coqueta, aproximándose a entrar a la cama junto al chico que tiembla contra la taza, misma que retira con cuidado y deja en el buró. Se recuesta totalmente y tomando a Gun de la cintura, lo une a su pecho, donde lo abraza con fuerza y una gran sonrisa.

—Bueno, no voy a usarla, pero tendrás que abrazarme para no pasar frío.

Gun asiente, nervioso y apenado por tener a Off tan cerca y tan poco vestido, peligrosamente cerca suyo su pecho firme y brazos fuertes que lo rodean, como el mejor y más seguro escudo contra cualquier miedo que existe en el mundo. Gun cierra los ojos y respira el aroma suave que desprende la piel de Off, escuchando el latir tranquilo de su corazón contra su oído. Se siente seguro, se siente en paz y a la vez tiene unas terribles ganas de alejarse presa del bochorno que le da tener así a Off.

Si, llevaban meses viviendo juntos como pareja. Por supuesto que en ese tiempo pasaron cosas, situaciones románticas y eróticas que iban subiendo tranquilamente de nivel, siempre a ritmo de Gun quien curioso se dejaba llevar en esos besos y caricias largas y tranquilas que compartían de vez en vez, algunas un poco más apasionadas que lo dejaban con los labios hinchados y la respiración difícil.

Pero eso, por mucho que hubieran compartido, definitivamente lo hacía sentirse ansioso, deseando poder llenar de besos y tocar el torso de Papii.

—¿Qué piensas? —pregunta Off con los ojos cerrados, acariciando el cabello del menor entre sus brazos.

—No pienso en nada... Importante. ¿Por qué?

Jumpol se ríe sutilmente.

—Estás moviéndote mucho, puedo sentir tus piecitos ansiosos. —abre los ojos con cuidado, mirando directamente al chico que lo ve con sorpresa—. Cuando piensas mucho en algo te pones ansioso.

Gun se lleva el índice a los labios en ese gesto peculiar que por mucho que pasen los años, no lo abandona.

—Ah... Yo... Estaba pensando si podía besarte, Papii...

Off lo aleja lo suficiente para verlo de lleno, con las cejas alzadas.

—¿Por qué me pides permiso para eso, mi amor? Sabes que puedes hacerlo siempre que quieras —y le deja un largo beso en la frente—Papii es tuyo, solo para ti. Puedes besarlo tooodo el día...

Gun sube la mirada hacia su mentón, donde deja un beso, seguido de dos en cada lado del cuello y se le escapa una pequeña risa cuando Off sonríe al besarle Gun los labios muchas veces, una después de la otra. Se deshacen en risas y besitos fugaces hasta que otro trueno estalla en el cielo, haciendo al menor crisparse de inmediato y esconderse en el pecho de Off, quien lo abraza con fuerza.

—Shhh... Ya está, está bien mi amor... Estás a salvo...—tranquiliza el mayor, sobando su espalda—. Estoy aquí, Gun, estás a salvo...

La respiración del menor se ralentiza suavemente, hasta tomar un ritmo controlado. En todo momento y sin detenerse hasta que puede escucharlo respirar en calma, Off lo acaricia con dulzura, haciendo círculos en su espalda. La lluvia no cesa y Gun ha comenzado incluso a reaccionar a los truenos más lejanos, aquellos que se escuchan amortiguados.

—Cariño, mírame —pide Off con un tono indulgente y suave, alzando el mentón del menor hasta que sus ojos se encuentran.

Los profundos pozos oscuros le devuelven miedo junto a su reflejo, empañados esos ojos que hacen que cada milímetro de su cuerpo se sienta débil, a los que no puede negarles absolutamente nada y significan, la luz en sus días más oscuros.

Off se inclina para besarlo, absolutamente llevado por el inundante sentimiento de desesperación al ver llorar a Gunnie. El chico devuelve el beso con la misma fuerza que lo recibe, aferrándose al salvavidas que aleja sus miedos y temores, dándole únicamente paz y cariño. Las manos de Off bajan suavemente por su abdomen, delinean su cintura y hacen camino entre sus muslos, como cada vez que se besan sin frenos y hasta que se les acabe el aire.

Gun suspira contra los labios del mayor, quien esperando que suceda como siempre que ha sido demasiado lejos para su pequeño, se detiene para mirarlo a los ojos, esperando su respuesta. Sin embargo esta vez no hay respuesta, ni un sólo sonido que provenga de esos dulces labios que atacan los suyos con desespero, corriendo Gun sus dedos por el cabello oscuro y desordenado del mayor. Pueden escuchar sus suspiros fuertes y la forma errática en la que sus labios chocan, pero poco importa cuando Gun acaricia sin pudor ni vergüenza el pecho desnudo de Papii, por primera vez.

El pequeño baja a su cuello y ahí deposita un camino pintado de besos hasta las clavículas de Off, quien echa la cabeza hacia atrás y se deja hacer absolutamente complacido. Cuando sus ojos se encuentran de nuevo, hay un rubor sutil en el rostro del menor, quien sonríe dulcemente.

—Quería hacerlo desde hace mucho... —se sincera el chico, jugando con sus dedos en el pecho de Off— ¿Estuvo mal?

Off le alza el rostro con el dedo índice, negando en silencio.

—Todo tuyo ¿Recuerdas?

Gun asiente apenas una sola vez, abrumado.

—Papii...

—¿Mmm?

Gun se coloca sobre las piernas del mayor, cubriéndose la espalda con las mantas. Por reflejo, Off le sujeta de la cintura.

—Yo... Yo también quiero ser todo de Papii. Solo suyo...

Off le responde con una sonrisa, llevándolo hacia su pecho para comenzar a besarlo de nuevo, repartiendo besos en todo su rostro, lo recuesta contra el colchón y al salir de las tibias mantas, siente el frío del ambiente golpearlo de lleno, pero le da absolutamente igual cuando su pequeño se cubre el rostro con ambas manos y abre de a poco sus piernas, invitándole a colocarse en medio de ellas, de rodillas en el colchón. Off le besa las manos, susurrando:

—¿Estás seguro de esto?

Gun asiente, con cada poro de su cuerpo emanando confianza ciega por el hombre que le besa los muslos y le acaricia los tobillos de arriba a abajo. Está a punto de lanzarse al vacío sin paracaídas, sabiendo que Off estará ahí para sujetarlo cuando caiga.

—Absolutamente...

Off le besa la frente antes de tomar con sus manos la ropa interior de Gun y bajarla lentamente, capturando cada gesto del menor en su memoria para guardarlo por siempre. La forma en la que su nariz se encoge cuando pasa las puntas de sus dedos entre sus muslos, el suave susurro que exhala cuando sus labios besan ese lunar en el cuello de Gun, como aprieta los ojos a medida que las manos de Off suben por su miembro y los pequeños temblores que dan sus labios entre besos, tratando de controlarlos sin mucho éxito el chico bajo sus manos.

El calor de Gun es suave, es abrumador y opaca al frío de afuera. Poco a poco, entre besos y caricias bien colocadas, la temperatura del cuarto sube a medida que incrementan los suspiros y gemidos, entre palabras dulces.

Gun sisea entre dientes al sentir la primera intromisión de un dígito en su entrada, siendo distraído rápidamente por el mayor quien se encarga de besarlo en ese sitio que lo vuelve loco. Lo escucha susurrar un quedo "Pídelo y me detendré" al que responde negando con la cabeza, apenas mirando bajo sus párpados al hombre que lo observa desde arriba, retirando el cabello húmedo de su frente.

—Estoy bien. —susurra Gun, con la voz pintada de éxtasis.

Y tras un suave movimiento de cadera, Off entiende el mensaje, dedicándose a preparar al menor. Ayudado de lubricante, paciencia y muchos besos haciendo gemir al chico, Gun parece estar listo cuando empuja con fuerza, al ritmo de la mano de Off manipulando su interior con maestría.

—Por favor... —es el dulce susurro que escapa de sus labios rosas contra los ajenos, al sentir a Off deslizarse fuera—. Te quiero ahora...

Off sella sus labios antes de colocarse, sin soltar sus manos. Abre los labios, listo para soltar la pregunta que ronda su mente, para decirle a Gun que todavía puede negarse y todo será siendo igual entre ellos, pero los ojos nublados del menor lo miran desde abajo, con una dulce sonrisa en sus labios.

—¿Qué sucede?

Gun niega lentamente con la cabeza, los ojos cerrados y una sonrisa que se hace más grande.

—Solo te amo. Como... Demasiado.

Off sonríe de vuelta y le besa los labios lentamente, a medida que entra en él, de forma lenta y suave, siempre procurando al menor. El primer impulso de Gun es abrazarlo, con los brazos alrededor de su torso y las piernas en su cadera. Un suave gemido sale de sus labios al mismo tiempo, su cabeza se recarga en su hombro y su espalda vuelve a tocar el colchón cuando se deja ir hacia atrás, gimiendo alto y con una mano entre sus dientes que Off retira con la respiración acelerada.

—Quiero escucharte...

Gun gime alto al sentir la primera estocada, apretando con fuerza los dedos que lo sujetan con fe, con amor, con cuidado. Puede ver a Off respirando con dificultad y sonríe, de pensarse tan pleno al lado de la persona que ama y piensa amar hasta que un día no despierte más. Sonríe y siente sus ojos nublados, riendo entre lágrimas de alegría al notar una gota caer en su abdomen, proveniente de los ojos de Off que ahora lo miran con pestañas cubiertas de rocío.

—Te amo, mi ángel... —susurra el mayor, tan solo para que Gun lo escuche.

Gun sonríe con los ojos cerrados, absolutamente pleno, con la definición de amor y felicidad en las manos.

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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