Capítulo 6. Mr. Phoenix
Hoy es jueves, lo que significa que hoy es el día en ya has conocido a todos los Daddies que están en ese contrato. Y también es el día en que decides si seguir por este camino o dejarlo aún lado. Oh por Dios, te estás convirtiendo en una ninfómana sin dar cuenta. Te gusta que hagan cosas que en ningún momento imaginaste. Esas caricias candentes, esas mordidas y lamidas lascivas, esa forma de dar sexo duro… ¡Tu cara está al rojo vivo sin dar cuenta! Necesitarías un balde frío con hielo para tranquilizar esas neuronas revoltosas. Pero es que estas cosas ni siquiera las soñaste, incluyendo los sueños eróticos que tienes con Law.
Últimamente, sabes lo que estás soñando. La de anoche, por ejemplo, soñaste con casi todos los Daddies teniendo una de las mejores orgías del mundo. ¡Para ya! ¡Estás echando humo por las orejas! ¿Cómo es posible que llegaras a esto? Una pena que no pudieras ver sus rostros, seguramente que serían la mar de atractivos; aunque te puedo asegurar que ellos también desean que les quites las máscaras. No les importaba para nada incumplir una de las normas si es contigo. Eres una chica curiosa y peculiar para ellos que incluso desean encontrarte en cualquier sitio que no sea en la empresa; aunque ya uno te vio sin tú saberlo.
Esa habitación es el único lugar al que podías estar. Es una barrera que te protege de lo real y lo irreal. Tus dedos se mueven sutilmente estando lo más tranquila posible mientras esperas paciente a Mr. Phoenix. Seguramente que no tardará en llegar. Empiezas a pensar cómo será el comienzo de tus prácticas. Estás ansiosa de poder estar en el hospital y que Marco te vea como un gran prodigio; es decir, trabajar con el mejor médico. Y estar con Law también. Cómo dijo Nami, es tu gran oportunidad de mostrar tus sentimientos hacia él; sin embargo, todo comienza a darte vueltas. Estás tan confusa con respecto a Law y a los Daddies.
El moreno es el amor de tu vida y qué tal vez lo veas como tu pareja, pero los otros te ofrecen algo que ningún chico te lo puede dar: cariño y protección, aparte del sexo. Hasta piensas que Law puede hacerlo. La cosa es si supera con creces a esos cinco hombres. Bueno, seis, porque el sexto acaba de llegar abriendo la puerta. Su rostro, como siempre, está cubierto con una máscara con forma de pájaro, tal vez de fénix. Él está centrado en el expediente que ni siquiera te ha visto, solo camina en dirección hacia ti y cogiendo una silla. Te es curioso que sea un hombre que le gusta leer caminando, está en su mundo.
Se sienta con suma tranquilidad delante de ti y aparta un momento la vista de los documentos para verte un poco, y luego se centra en donde estaba. No obstante, vuelve a mirarte haciendo un movimiento un tanto brusco con la cabeza. ¿Eso fue bueno o malo? Mr. Phoenix te analiza con la mirada, todo su cuerpo se quedó completamente helado. Tienes la sensación de que te haya visto antes o son especulaciones tuyas. A lo mejor es que está asombrado de tu belleza. Quien sabe que le puede rondar a la cabeza. Minutos pasaron y no reacciona. Estiras el brazo moviendo la mano de un lado para otro enfrente de su rostro. Finalmente, el hombre hace un ademán con la cabeza volviendo en sí.
—Perdona, supongo que te he preocupado.
—Sí, pensaba que le dio un ataque o algo.
—No tranquila, suele pasarme muy a menudo. —Un toque de mentira notaste en su voz. Te sonaba de algo, pero lo ignoras—. Señorita ___, ¿me equivoco? —pregunta, asegurándose de que seas tú realmente. Asientes con la cabeza—. Soy Mr. Phoenix y soy el último Daddy que le queda por conocer. Leyendo el expediente, la han analizado muy bien y, por lo que han escrito, es la chica perfecta.
—Eso dicen ellos, pero me supongo que es una forma de animarme. Hay más clientas aparte de mí.
—Te puedo asegurar que no —especula él, poniéndose a tu lado para tenerte más cerca—. He trabajado con ellos y te puedo decir que sus clientas son un poco… como decirlo… necesitadas.
—Eso me contó Mr. Hunter. —Tus mejillas arden recordando ese buen momento con él.
Una sonrisa se forma en el rostro de Mr. Phoenix, una parte que solo puedes ver debajo de esa máscara. Tienes la sensación de que es un hombre muy diferente hacia los otros. Su mano acaricia con ternura tu pómulo, una corriente recorre por toda tu columna vertebral. Qué sensación más extraña y agradable, ¿verdad? Cierras los ojos disfrutando de ese momento tan íntimo. Ya empiezas a imaginar cómo sería probar sus labios un poco gruesos y que te desvistiera para que probara tu piel. Pero ¿qué cosas estás diciendo?
—Cuéntame un poco sobre ti. —Eso te ha sorprendido—. Debo conocer en profundidad a mi niña. Sus miedos, sus pasatiempos… Todo.
—Pues… —te pones en modo tímida, no pensando que alguien se interesa sobre eso—, mis pasatiempos son estudiar y leer. Me gusta aprender un montón, por eso he llegado tan lejos para estudiar enfermería.
—Una chica inteligente, ¿eh? Eso me gusta. Seguro que los profesores estarán orgullosos de tu progreso.
—Sí, el lunes empezaré con las prácticas aprendiendo del mejor. No sé si le sonará el doctor Marco.
—Lo conozco muy bien. Fue quién hizo las pastillas anticonceptivas para los hombres.
—¿En serio? —Sorpresa es lo que destaca en tu mirada—. Eso… no lo sabía.
—Daddy’s Corporation contactó con él al ver que sus pruebas de esas pastillas fueron efectivas para que sus empleados las tomasen y no emplear condón. Y también lo hicieron para que las clientas no deban tomarlas —explica. No deja de acariciar tu cabeza como niña que eres.
—Lo veo muy bien —dijiste con una sonrisa tierna.
Ambos os acostáis para tener un momento íntimo ente los dos. Sigue acariciando tu rostro, donde vuelves a cerrar los ojos. Sus yemas son suaves, es un hombre que le gusta cuidarse y que sus niñas disfruten de sus mimos. Sí, estáis en el momento de los treinta minutos de estar con Daddy. Mr. Phoenix admira cada detalle de tus expresiones. Una bella chica aquí no se ve todos los días; sin embargo, la impresión que refleja en sus ojos no es nada común. Es como si no esperara encontrarte de esta manera o en esta misma empresa disfrutando en la habitación VIP con cualquier empleado.
Por un momento, sin darte cuenta, te habías quedado dormida ante los mimos de Mr. Phoenix. Al despertar, ves al hombre a tu lado con una sonrisa de la mar tranquila. Jamás habías visto una sonrisa tan varonil como la de él. Te sorprende que no haya sucedido nada entre ambos, ¿o tal vez lo habrá ahora? Tienes tantas ganas que ese hombre te tome y te folle de una manera salvaje. No es el caso que esperabas porque él se levanta, estirando sus brazos. Huesos resuenan como si hubiera estado en una mamá posición.
—Te noté cansada al solo mirarte —habla, rompiendo el silencio—. Así que, mi obligación de hoy es que durmieras un poco.
—¿Entonces no vamos hacer nada? —Desilusión nota en tu voz cuando le preguntaste.
—En otro momento será. No creo que mi niña pueda aguantar una ronda conmigo, donde ha recibido sexo duro por parte de Mr. Hunter, ¿verdad? —Te sonrojas nuevamente cuando dijo eso. Él tiene la razón; aunque hayas descansado un poco anoche, todavía estabas adolorida. Es lo mejor que hizo por su parte, fue una forma de cuidarte—. Bueno, ¿ya has tomado la decisión? —te pregunta. Sabes a lo que se refiere.
Es algo importante debes tomar: seguir o no en la empresa. Realmente no querías traicionar el amor que sientes hacia Law, pero dudas que ese chico se fije en ti. Los únicos que prestan tu atención son ellos, aunque piensas que es su labor porque trabajan en esta empresa. Empezarás con las prácticas y necesitarás relajarte de alguna manera. Miras a Mr. Phoenix ya decidida.
—He decidido seguir en la empresa. Hablaré con Nojiko sobre el tema.
—Muy bien, sabia decisión. —Él se levanta en dirección a la puerta—. Entonces espero volver a verla, señorita ___.
—Y yo a usted, Daddy.
Mr. Phoenix se retira de la habitación dejándote sola para caminar en dirección hacia la sala donde se reúnen los mejores Daddies de la empresa, y él es uno de ellos. La empresa se construyó con el propósito de que los empresarios, que les gusta este fetiche, disfruten de nuevas bebés que quieran jugar. Casi ninguna tiene el papel que ellos buscan, pero ___ es la excepción de todo. Buena y delicada como una niña, sumisa como un animal y una verdadera mujer en la cama que disfruta mucho, y no se queja. Eso es lo que ha leído Mr. Phoenix en el expediente. Le hubiera gustado ver ese potencial que tiene ella, pero algo se lo impedía.
Al llegar a ese cuarto, se retira la máscara un momento para poder respirar tranquilo. No había nadie ahí, así que tiene su momento de soledad. El profesor y el doctor Marco no podía creer lo que sus ojos han visto, ¡su alumna más brillante estaba aquí, en la empresa! Hacerlo con ella es algo que no se lo perdonaría en la vida; pero los informes que han escrito sus compañeros son interesantes. «¿Por qué no aprovechaste el momento, joder?», se riñe así mismo. Esa chica, además de ser sumamente inteligente y saca buenas notas, es hermosa. Mira fijamente sus dedos que tocaron esa piel no áspera. Tiene la piel de un bebé recién nacido, algo que le encanta él.
Esa chica tenerla en sus brazos y que viniera debajo suyo debe ser placentero. Con solo pensarlo, no pudo evitar excitarse teniendo un gran problema en sus pantalones. «Tenía que haberme quedado», se mentaliza una y otra vez, tragando saliva. Y el lunes, cuando la vea, no podrá verla como una estudiante, sino como su linda niña. Si tuviera la gran oportunidad de acercarse más a ella, que confiara en él siendo Marco y no como Mr. Phoenix. Pero hay un problema: Trafalgar D. Water Law. Habría que ser idiota como para no darse cuenta como ___ mira con amor hacia el moreno. La ventana es que el chico no parece tener interés en tener pareja.
Se vuelve a poner la máscara al escuchar la puerta abrirse. Todos los empleados no se conocen; es decir, Marco desconoce los rostros verdaderos de sus compañeros y ellos de él tampoco. Están todos ahí: Mr. Donuts, Mr. Jaguar, Mr. Biscuits, Mr. 0 y Mr. Hunter.
—¿Y bien? ¿Qué tal te ha ido con Kitten? —pregunta el enmascarado felino, caminando hacia la nevera que hay ahí para tomar una copa.
—No hice nada al respecto —confiesa. En esa empresa nunca debes mentir, es una norma—. La vi tan agotada que hice todo lo posible para que durmiera.
—Si que la dejaste k.o., Mr. Hunter.
—Es lo que pasa cuando un cazador tiene ganas de jugar con su gata, Mr. 0.
—¿Te ha dicho algo con respecto al contrato? —pregunta Mr. Donuts apoyado en la pared.
—Seguirá aquí, sin embargo, mencionó que el lunes empezará con las prácticas de la universidad; así que, le será complicado ir todos los días.
—¡Qué faena! —grita decepcionado Mr. Biscuits que hasta bufa con desgana.
Hielo resuena en la copa de Mr. Jaguar y sus labios prueban el dulce sabor del brandy, una deliciosa bebida para un gato grande como él. Una sonrisa se forma en sus labios cuando escuchó esas palabras que tanto deseaba oír. La joven ___ iba a quedarse en la empresa a seguir probando nuevas experiencias con ellos; aunque eso significase que su contrato puede que cambie para que no tenga dificultades para seguir con las prácticas. Eso es lo primero y ya luego le dará prioridad a ellos. Tiene muchas ganas de seguir jugando con ella el sábado y más aún que ahora no es virgen.
—Avisemos a Nojiko lo que debe hacer.
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—¡¿Qué?! —gritaste impresionada.
—Le repito nuevamente, señorita ___. No tiene que pagar nada. Los Daddies se encargarán de pagarle todo.
—Pero…
—Entiendo que no está de acuerdo, pero es una forma de que usted no pague nada por los costes que le puede producir —sigue hablando Nojiko—. Aún sigue estudiando y ellos prefieren que no gastes nada, y se centre en ello.
Por un lado, agradeces que hayan hecho eso, preocupándose por ti. Por otro lado, una rabia inmensa invade por todo tu cuerpo. Tú te podías pagarlo. Ellos ni siquiera te lo han comentado y si te agrada la idea de que te lo pagasen todo; pero es demasiado tarde como para echarse atrás.
—Nojiko, en cuanto al contrato, el lunes empezaré con las prácticas y me gustaría saber si hay una forma de cambiar.
—¡Claro! —La chica de cabellos azules va en busca de unos papeles y se acerca a ti—. Si te fijas en esta hoja, tienes los números de los Daddies que han estado contigo esta semana. Ellos seguirán en sus respectivos días, pero esperarán a que les llames; es decir, si el lunes no puede ir porque está agotada llame al Daddy del lunes y explícale que no podrás ese día por ese motivo.
—Parece sencillo. —Y lo es realmente.
—Recuerde: no olvide en llamar. Oh, y una cosa más, si usted lo desea puede pediruna sesión en el cuarto de Daddy, al quien llame. Ellos tienen buen material en comparación a la que suele estar en su cuarto. —Un pequeño escalofrío recorre por todo tu cuerpo, no imaginándote lo que pueda suceder—. Que tenga buen día, señorita ___.
Eso fue todo. Tomás el papel que te entregó Nojiko y te retiras de la empresa, ya con el fin de irte a casa y descansar. ¿Esto ha sido una buena idea? Al menos, serás tú quien los llamé si quieres una sesión con ellos o no. Parece justo, ¿no? Suspiras algo agotada queriendo llegar a tu hogar y descansar un poco. Al menos no has tenido un día movidito. Oh, pero recuerdas un detalle: Nami y Vivi te dijeron de salir mañana por la noche a una discoteca. No eres mucho de salir por la noche porque no tienes ropa bonita. Y encima tendrías que maquillarte, algo que te desagrada mucho en todos los sentidos. Y pedir a Nami que te maquille no es una buena idea.
Ya en el autobús, por el camino, te da por mirar los números de los Daddies. Mañana es viernes, lo que significa que te tocaría con Mr. Donuts. No sabes si llamarlo ahora o que porque no quieres que nadie te escuche conversando diciendo esa palabra peligrosa para tus labios. Es como si estuvieras invocando al mismo demonio. Decides ponerte en la trasera para que nadie te oiga mientras vas tecleando los números nerviosa. Tragas saliva sintiendo tu garganta seca. El pitido suena y alguien lo coge.
—¿Diga? —Enseguida reconociste su nombre. ¿Qué deberías decir?
—Soy ___.
—Ah, baby, esperaba tu llamada. —¿Por qué su voz es tan jodidamente atrayente?
—Me preguntaba si usted tendría hueco mañana al mediodía.
—Por mí perfecto, por la tarde lo tendré algo liado.
—Genial, entonces le veré mañana. —Estás a punto de colgar, pero él dijo algo que te dejó helada.
—Dilo —ordena queriendo escuchar esa ansiosa palabra.
—… Daddy. —Un rubor se apodera de tus mejillas. Una risa escuchas detrás del teléfono.
—Nos vemos mañana, baby.
Ambos colgasteis al mismo tiempo. Lo único que no sabes es que, después de esa llamada, Mr. Donuts avisó a Nojiko que llamara a sus clientas para comentarles de cancelar sus citas. Él prefiere estar contigo y sin ningún tipo de reproche.
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