Capítulo 3. Mr. Jaguar

Pasaste toda la noche pensando en lo ocurrido de ayer. No has pegado ojo. Estabas recordando esa lengua de Mr. Donuts que todavía estaba ahí, lamiendo cada poro de tu piel y tu cuerpo respondía a la perfección. Te estremeciste por ello, notando un leve cosquilleo por lo bajo de tu vientre. Se sintió bien, pero era un pecado que has cometido y ahora hoy te tocaba con otra persona. Mr. Jaguar, ¿cómo será? Con ese nombre ya te da un mal presagio que es un hombre poderoso y que le gusta la caza. Tragaste saliva no queriendo pensar cómo será con él. Juega un poco con tus dedos nerviosa. Faltan muchas horas para que sean las 20:00 p.m.; pero aún así la incertidumbre estaba presente en tu cuerpo.

Un sonido llega a tus oídos, es un aviso de WhatsApp. No dudas en saber quién te ha escrito y tu corazón se encoge al ver que es un mensaje de Law diciendo: «Ya están las notas». ¡Oh, por Dios! ¿Habrás sacado la máxima nota junto con él? Solo podrás averiguarlo encendiendo el ordenador y entrar a la página de la universidad lo más rápido posible. No tienes mucha paciencia, querías saber la nota ya cuanto antes y quitarte un peso de encima. Tampoco hay que darle mucha a tu ordenador porque ya lleva unos cuantos años, y todavía sigue vivo. Y el internet que hay en tu casa no es nada bueno, va muy lento.

Finalmente, pudiste entrar a la página de la universidad poniendo tu usuario y la contraseña. No puedes negar que los nervios están ahí. ¡Ahí está el listado! Lo abres sin pensarlo preparada para lo que viene, empiezas a buscarte y… ¡Un diez en el examen! Abriste la boca sorprendida de no creerte que hayas sacado una buena nota. Law también sacó la misma nota; de hecho, sois los únicos que tienen un diez. Los demás se han quedado muy atrás quedando en un siete o en un cinco, hasta hubieron algunos que han suspendido. Pensaste que a lo mejor hayas recibido un correo por parte del profesor Marco y, efectivamente, os mandé un mensaje a ti y a Law comunicando que habéis sido elegidos para hacer las prácticas con él en el hospital más famoso de Grand Line.

En sus ratos libres o que tenga algún que otro hueco, Marco va ahí para atender a los pacientes por si sus compañeros tienen algún problema con una operación. Tiene una doble vida como profesor y médico. Ese hombre era perfecto. Es guapo, apuesto, trabajador… Cualquier chica estaría maravillada con ese hombre. No obstante, tú ya tienes ojos para cierta persona y que será tu compañero de prácticas. Y un remordimiento aparece en todo tu ser recordando nuevamente con Mr. Donuts. Recapacitas si lo que estás haciendo es correcto porque estás traicionando el amor que sientes por el muchacho. Un suspiro fue suficiente como para darte cuenta que no debías pensar en esas cosas. Law nunca se fijará en una chica como tú.

Le mandas un mensaje al chico dándole las felicidades aprobar y él hace lo mismo, diciendo que ambos fuisteis escogidos por el mismísimo Marco que habéis conseguido vuestro objetivo. Sí, debes sentirte orgullosa. Ojalá tu padre lo estuviera si lo conocieras o tu madre si no estaría en rehabilitación. Tienes una vida muy dura que nadie lo valora. Y ayer con Mr. Donuts te sentiste cómoda, pero hubo algo de miedo porque descubriste algo nuevo en tu vida. Un fetiche muy famoso por todas las chicas y que lo suelen emplear hombres mayores como él, o incluso jóvenes que tengan pareja. Y ahora debes conocer a tu otro Daddy.

Oh sí, el contrato estaba en tu mesa para que revisaras de nuevo esas reglas que debes cumplir. Son tantas que no te acordarás de todo, más las nuevas que te puso ese hombre. Cómo te hubiera gustado verle su rostro y quedarte maravillada de esa lengua que pudo hacer capaz de que te mojaras al instante. Mira que te has tocado una vez para experimentar, pero ese extremo fue bestial. Daban ganas de intentarlo y hoy será diferente. Mr. Jaguar le gusta jugar por lo que le dijo Mr. Donuts. ¿Cómo será su voz? ¿Varonil supongo? Faltan tres horas para que sea esa hora y los nervios vuelven en ti. Ya ni sabes controlarlo.

Deberías ponerte con otra cosa para estar distraída antes de prepararte y coger el autobús para ir a la empresa. ¿Hablar con tus amigas, tal vez? Son muy preguntonas y sospecharía de que estás haciendo algo malo. O piensas que es malo. Descubrir un fetiche nuevo y que saben cómo provocarte. ¡No! Sacudes la cabeza con rabia, solo es una prueba. Una semana. Ya decidirás después si seguir con esa locura o no. Lo bueno que mañana ellos tendrán descanso y no tendrás que ir. Suspiros levemente mientras te levantas de tu sitio, ya decidida en bañarte cuanto antes. Debes estar presentable para el siguiente hombre. Seguro que su máscara es un leopardo o un jaguar como su nombre indica.

Ya metida en el baño, te desvistes y te metes en el plato de ducha, dejando que el agua recorra por todo tu cuerpo. Estabas sudando a mares por la incertidumbre de que pasará hoy. Lo más probable es que quiera probarte de pies a cabeza, pero Mr. Donuts te dijo que no irá más allá porque aún eras una inexperta y solo seguiría con tu consentimiento. Tienes el presentimiento de que en algún momento ocurrirá. Desatarás al demonio interno que llevas dentro y deseas que te hagan cualquier cosa, incluso el coito. ¡Deja de pensar en esas cosas! Te estás volviendo una pervertida sin darte cuenta. Vamos, debes relajar tus hormonas.

Recién salida del baño abres las puertas de tu armario y vas buscando una ropa adecuada. Lo mejor sería ponerte un pantalón vaquero largo y una camisa sencilla. No te gusta mostrar algo de más, y teniendo en cuenta de las reglas de la empresa. Seguro que si Mr. Jaguar la ve con escote le desagradará, o no. Recoge tus cabellos mojados para hacerte un simple moño que te da un toque elegante y bonita. Buscas en el armario tu perfume favorito, es neutra: ni dulce ni fuerte. Sabiendo la hora que es, debes coger el autobús cuanto antes para llegar puntual. Lo único que desconoces si Nojiko te acompañará o te dará la llave para el acceso a la habitación VIP. Ya estabas lista para irte de casa y coges tus cosas sin olvidarte de nada.

Caminar cinco minutos para ir a la parada no es un gran problema para ti. De hecho, te distraías con un poco de música. Suena la canción de Rihanna, Disturbia, una gran melodía para tus oídos; pero no era una buena forma para que te relajaras. Empiezas a imaginar lo que pueda suceder hoy con Mr. Jaguar, movías tus dedos una y otra vez mientras esperas por el vehículo. Recién llega y subes sin dudarlo, colocándote en tu asiento habitual. Las calles están tranquilas, no hay mucho movimiento de gente. Y es algo raro porque los sábados suele haberlo. Cierras los ojos dejándote llevar por la melodía de la música, pero cada cierto tiempo los abrías para saber más o menos por dónde ibas.

No querías despistarte en ningún momento. Enciendes el móvil de vez en cuando, calculando la hora. El autobús tardará media hora en llegar a tu destino, así que no te preocupas por ello. Eres puntual. No sabes a quién saliste, pero nunca te ha gustado llegar tarde. No es tu estilo que digamos. Varias canciones han sonado durante tu viaje: Abril Lavigne, Nickelback, Rihanna, Linkin Park… Muchos artistas que no te disgustaba para nada. El autobús da un giro a la izquierda ya visualizando la empresa: Daddy’s Corporation. Ese nombre impone mucho y sabiendo los tipos de hombres que pueden haber adentro. Mr. Donuts es un ejemplo. Un hombre de 2’60 cm y con una musculatura de escándalo. No quieres imaginar quién está detrás de esa máscara o cuando esté desnudo delante de ti. Te morirías en el acto.

Bajas en la parada y caminas con pasos lentos e inseguros hacia allí. Más chicas salían y entran en aquel gigantesco edificio. Algunas riendo y otras llorando. Risueñas y frustradas. Ahora que lo piensas, si en algún momento llegas a mantener relaciones sexuales con los Daddies y te viene la regla, ¿cómo será la cosa? Pero ¿qué preguntas te haces? Vuelves a sacudir la cabeza, riñéndote por pensar en esas cosas. Entras en la gran puerta, dirigiéndote hacia donde está Nojiko atendiendo llamadas a tutiplén. Te ve dedicándose una tierna sonrisa mientras va buscando algo y, al mismo tiempo, hablando.

—¿Puede esperar un minuto, por favor? —Nojiko desatiende un momento la llamada para darte la tarjeta electrónica—. Ahí tienes las llaves de la habitación VIP. Recuerda coger el ascensor y marcar la tecla número 48, giras la izquierda y la cuarta puerta a la derecha está tu habitación. Le avisaré a Mr. Jaguar que ya estás aquí.

Pues tus dudas se resolvieron al llegar. Sabes que ascensor coger, los nervios comienzan a florecer en tu vientre. Al fin vas a conocer al siguiente Daddy. Vas subiendo poco a poco mirando el gran paisaje que da la ciudad. Se veía genial desde tu posición, pero ya has llegado a tu destino. Sientes un nudo en tu garganta quedándote muda por un momento cuando las puertas se abrieron. Bien, es hora de que te dirijas a la habitación, entrar, sentarte y esperar. Y así lo hiciste. Dentro de poco serán las 20:00 p.m. y él aparecerá en cualquier momento. Debes estar muy atenta y preparada para lo que se viene.

Tus ojos se clavan en aquel armario donde contiene esos vestidos y esos juguetes sexuales. Te sonrojas, y te salvaste de que Mr. Donuts no haya utilizado ninguno de esos juguetes; en cambio, nunca sabe si éste los usará. De pronto, escucha pasos acercarse hacia el cuarto y se pone tensa. La puerta se abre mostrando a un hombre un poco más bajo que Mr. Donuts, pero impone igualmente. Cuerpo normal y corriente, y seguro que debajo de esa ropa elegante hay algo de musculatura. Y la máscara esconde todo su rostro menos sus labios, dando entender que escucharás su voz real. Él te analiza de pies a cabeza, un escalofrío recorre por todo tu cuerpo al sentir esa mirada.

Pasos seguros se presencian en esa habitación y te das cuenta que lleva el expediente que rellenaste ayer. Coge una silla para ponerse delante de ti como hizo Mr. Donuts ayer. Va analizando las hojas revisando la información que has puesto en el contrato. En cambio, comienzas a mirarlo detalladamente. No puedes ver sus facciones, pero tienes la sensación de que no es un hombre de cuarenta años. Tiene pinta de ser un joven que es experto en estas cosas.

—Señorita ___, ¿me equivoco? —Todo tu bello se erizó al momento al escuchar su voz. Varonil y demandante, con un toque sombrío, pero que no quita lo sexy. Asientes embobada ya sintiendo cosquillas en tu vientre—. Yo soy Mr. Jaguar y me encargaré de que lo pasé muy bien conmigo. —Y una sonrisa visible surca en sus labios. Parece que encontró un dato interesante—. Interesante.

—¿El qué? —preguntas curiosa.

—Mr. Donuts ha anotado que usted es muy sensible y muy receptiva. Obediente y sumisa. No tienes ningún problema en decir tal término, y eso que aún eres completamente virgen, ¿me equivoco? —Te sonrojas con fuerza al escuchar esas palabras por parte de ese chico—. Me gusta que mis clientas sean receptivas y obedientes, como gatas sumisas. Cuando una gata se porta mal, debo remediar un castigo y digamos que mis castigos no son nada agradables.

—¿Las… golpea con un barrote a lo bestia?

—Oh, a lo bestia no. Puede que me encante el sadomasoquismo, pero las mujeres son como joyas. —Le muestra una piedra incrustada en la máscara—. Hay que cuidarlas y mimarlas, pero si no obedecen y se vuelven revoltosas hay que emplear los castigos. Pero contigo no habrá ningún problema, ¿verdad? —Niega con la cabeza rápidamente—. Debes responder, no me valen gestos.

—No, Daddy.

—Dato: a mis clientas las llamo Kitten. Ya sabes el porqué.

—Sí, Daddy, por su máscara.

Ese hombre amplía más la sonrisa, satisfecho de tus respuestas. Querías saber si él lleva barba o que porque no se le ve a simple vista—. ¿Recuerdas la norma número ocho?

—Debo acurrucarme con Daddy durante treinta minutos. —Sí, esa norma lo recuerda muy bien y parece ser sencilla.

Con su dedo te indica que te levantes y te acerques mientras deja el registro en el suelo. Lo obedeces sin dudarlo, ya estás enfrente de él a escasos centímetros de que te toque. Y así fue tomando tu muñeca con mucha delicadeza y te hace sentar sobre una de sus piernas, como si fueras una niña pequeña. Te avergüenzas por estar en esa postura y no puedes negarte, o si no recibirás un castigo por su parte. Él comienza en acariciar tus cabellos aún recogidos por ese moño elegante que te hiciste. Y vas descendiendo poco a poco; sus uñas van arañando tu piel deleitando tus pequeños suspiros. Él mantiene esa sonrisa tan culinaria que tiene, casi atrayente.

—Veo que no eres de ponerte ropa sexy —comenta, aspirando el aroma de tu perfume en tu cuello.

—A veces me siento incómoda ponérmelas —confiesa—. Tantas miradas a mi alrededor no me inspira confianza que digamos.

—Haces bien en venir aquí. Digamos que la gran mayoría de clientas que vienen aquí, vienen con ropa extravagante, como queriendo llamar la atención o deseando lugar con uno de nosotros. —Ríe al tener ese pensamiento—. Son inútiles pensando que así conseguirán algo, pero somos inmunes a sus coqueteos.

—Me imagino que será incómodo. —De alguna manera, no sientes tensión al hablar con él. Parece como un padre de verdad, hablándote y dándote consejos.

—No incómodo, estamos acostumbrados; no obstante, no es el tipo de Baby o Kitten que nos gustaría tratar.

Ahí sí que te ha pillado desprevenida. Así que prefieren tratar a clientes mansas y que obedezcan sin ningún tipo de problema. Cómo escuchar un consejo de un padre cuando lo hace por el bien de su hija. Al ser un hombre sus yemas son suaves como la misma lana, aterciopelada que no pretenden a ser ningún tipo de daño. O a lo mejor cuida sus manos con gentileza, no mostrando ninguna yaga. Estás quieta como una muñeca de trapo siendo mimada y cuidada por Mr. Jaguar que está disfrutando de este gran momento. Recordaste las palabras de Mr. Donuts: «Cuando se trata de la zona VIP, prefiere estar mucho tiempo ahí que estar con las demás clientas». Tragas saliva notando la garganta seca.

Daddy, ¿puedo saber a qué hora acaba la sesión?

—La empresa cierra a las 23:00 p.m. —Espera, ¡¿pretende estar tres horas contigo ahí dentro?! Tus músculos se tensan y él lo nota, no evitando esbozar más la sonrisa—. ¿Demasiadas horas, Kitten?

—Yo… Yo… —Te quedaste muda en un segundo.

—Piensa que mañana es domingo. Yo que tú aprovecharía estás tres horas en descubrir más este mundo y, tal vez, a ti misma.

—¿Qué quiere decir?

—Ya lo verás. Oh, una cosa —sigue hablando—: en el expediente comenta que estás estudiando enfermería, ¿verdad?

—Sí, Daddy. —Tienes la sensación de que algo ocurrirá. Y tus sospechas fueron ciertas cuando sientes una presión en un punto exacto del lumbago, provocando que te sobresaltaras y soltaras un pequeño gemido.

—Entonces podrás decirme que músculo estoy tocando ahora, ¿no?

—M-Músculos extensores. —«¿Cómo demonios sabe dónde tocar?», un misterio que hay que resolver.

—Y si voy un poco más arriba, a la zona de la médula espinal —Sus manos ágiles llegan a otro punto que tú te doblegaste ante él con mucha facilidad—, son los músculos erectores, ¿me equivoco?

—¡Oh, Dios! —alzaste la voz no creyendo que estás en el bendito cielo.

Muy receptiva para gusta de Mr. Jaguar. Su otra mano descansa en tus muslos, arañando cada poro de tu piel. Su respiración choca contra tu cuello inhalando todo tu ser. En el fondo, le dan ganas de morderlo y la máscara se lo impide. Y no tiene opción porque tampoco quiere que sus clientas averigüen quien es él, entonces estarían detrás suya sin descanso. Sin embargo, con ella podría ser diferente, tiene esa certeza en su más profundo ser. Pero eso sería cuando las estrellas formaran una línea para que ambos se encontrasen por un casual de la vida. Se fija en el reloj que hay encima de la puerta y ya han pasado los treinta minutos de estar acurrucados los dos.

Es hora de que comience el juego. Sin ser maleducado, te hace levantar de su regazo y toma tu mano para hacerte girar viendo cada facción de tu cuerpo. Me da que está averiguando qué ropa ponerte. Se aleja dirigiéndose al armario, abriendo esas grandes puertas recordando lo que hay ahí. Demasiados juguetes tentativos para los ojos del hombre, pero no va por ahí. Busca en el primer cajón unos cuantos complementos y se da la vuelta para enseñártelos. ¿Unas orejas y una cola de gato?

—Me gustaría ver cómo que te quedan. Para ello, debes quedarte en ropa interior.

Otra vez a quitarte la ropa y no puedes decir nada al respecto porque no reciben un “no” como respuesta. Ante la atenta mirada de Mr. Jaguar, te vas desvistiendo con algo de vergüenza en todo tu ser. Si tú supieras que detrás de esa máscara hay un depredador con ganas de hacerte muchas cosas, pero se controla como humano que es. Ya semidesnuda, se acerca a ti para colocarte el cinturón con la cola y, luego, las orejas de gato en tus cabellos; sin embargo, desata tu moño dejando que caigan a modo de cascada. Vistas perfectas para un depredador para él.

—Una verdadera Kitten —dice, sacando de su chaleco un collar con una correa. Esto está yendo demasiado lejos, ¿no crees?—. Las gatas buenas deben tener su propio collar.

—¿Se las hace a todas sus clientas? —preguntas con duda, pero debes saberlo.

—Sí, a cada una de ellas. Así se demuestra quien manda. —Te va poniendo el collar, tocando ligeramente las venas que recorren por tu cuello.

Con la correa, te tira suavemente acercándote hacia él. Su mano fina toma tu barbilla obligándote a que la alces para que vea la perfección que tiene delante. Hasta hace ademán de acariciarlo como si fueras una felina, solo falta que ronronees y le satisfagas de una manera sobrenatural. Para sus ojos, eres un sujeto muy peculiar y que debe ser tratada al estilo princesa. Va contorneando la forma de tu barbilla, ascendiendo con mucha lentitud para llegar a una de tus orejas; caricias se hacen presentes en tu lóbulo mientras cierras los ojos disfrutando del momento. Su otra mano descansa en tu cintura, arañando lo que puede, pero sin hacer ninguna marca en tu piel.

—Suave, como la de un bebé —susurra bajito, pegando tu cuerpo al suyo.

El pudor se sobre cierne en ti, las cosquillas no tardan en surgir en tu estómago cuando notas presión de sus dedos en tus caderas. Pero un falange se coloca enfrente tuya, acercándolo lentamente a tu labio inferior a modo de acariciarlo y tirar suavemente hacia abajo. Entreabres la boca maravillada por sus movimientos hasta que lo sientes dentro, moviéndose con total libertad. La explora sin remordimiento tocando las paredes bucales y tu lengua, ésta última la juguetes por un rato mientras un poco de saliva resbala. Lo retira con su pulgar, sin desviar la mirada en ti. Está muy atento a tus acciones, le está encantando ver tus expresiones casi excitantes.

Deseos oscuros hay en su cabeza que no desearías averiguar; un hombre que no se conforma con simples caricias. Apoya un dedo en tu hombro haciendo fuerza hacia atrás para que caigas en la cama, sentándote encima de las sábanas. Tus ojos siguen sus manos hacia un bolsillo sacando un pañuelo, lo utilizará como una venda para tus ojos. Y estaba claro, los vendó dejándote ciega por unos momentos. Él se aleja de ti, puedes escuchar sus pasos, como sus zapatos resuenan por toda la habitación. Tu cabeza te advierte que Mr. Jaguar habrá ido al armario a coger algo. Comienzas a sudar de los nervios, no sabiendo que ocurrirá.

Un peso al lado tuyo fue suficiente para que giraras un poco la cabeza hacia esa dirección, queriendo escuchar su voz. Su respiración choca contra tu rostro dando entender que se ha quitado la máscara, aprovechando que cegó tus ojos para que no vieras nada. De pronto, te sobresaltas, un objeto está recorriendo por la zona de la clavícula y está vibrando. ¿No me digas que ha cogido un vibrador? Agarras con firmeza las sábanas no soltando ningún suspiro. Estás intentando aguantar esos cosquilleos que te produce la máquina; sin embargo, no te esperabas una lengua lamer toda la extensión de tu oreja hasta jugar con tu lóbulo, sin importar si está en medio tu pendiente de perla.

Ese vibrador va descendiendo llegando a las copas de tu sujetador. Tus pezones se erizan al momento cuando él lo pasa por encima. Más reacciones y gemidos vienen en camino, que hasta formas una curvatura de espalda perfecta para sus ojos. «Eres una verdadera gata», dijo para sí mismo con una sonrisa socarrona. Pasa por tu vientre no evitando encogerla, hasta llegar al borde tus bragas y, sin dudarlo, baja un poco más llegando a tu clítoris para estimularla. Ahora sí que empieza la diversión de Mr. Jaguar. Los gemidos se vuelven más tenues en ese cuarto. Al principio, cerraste las piernas con vergüenza de que esté tocando esa zona; pero poco a poco las ha ido abriendo permitiéndole que estimule a su antojo.

—Eres una buena gata, Kitten —susurra muy cerca de tu oído. Su voz grave y profunda te excita aún más—. Imagínate que fuera mi lengua que pasara por esos rincones prohibidos de una mujer. —Te estremeces con solo pensarlo—. Te pondría en celo, al instante.

Daddy —gimes ya sin control alguno. Dejas que el placer domine todo tu cuerpo.

—¿Piensas decirme algo, Kitten?

—¿Tiene usted reglas… aparte? —Te costó realizar la pregunta.

—Oh, me dejé llevar que no comenté. Precaución: felino; fin de la sesión: shigan.

Daddy yo…

—¿Ya estás a punto de venirte? —Ya leyó todo tu cuerpo. Estás tiritando de placer.

—Sí, Daddy.

—Te daré permiso que te corras, pero pensando en mí —ordena mientras sube el volumen del vibrador, provocando más gemidos en esa habitación. Tus bragas están tan mojadas que ya ni estás segura de cuanto líquido vaginal has liberado. Y todo se puso en blanco llegando al bendito orgasmo. Nunca pensaste que esto se sentiría genial, era una sensación de liberación. Caricias en tus cabellos aparecen, una forma de alabarte—. Muy bien, Kitten. ¿Cómo te sientes?

—Mejor… —Das bocanadas de aire para recuperar el aliento—. Fue una sensación increíble y… de liberación.

—Estas son las cosas que te puedo hacer si sigues en este mundo —dice—. No te irás de aquí con un mal sabor de boca; al contrario, te cuidaremos y te saciaremos como si fueras nuestra niña. Una pena que no pueda llegar a más. —Giras un poco la cabeza a la dirección donde está él, captando tu atención—. Qué mis manos y mi boca puedan recorrer sin ningún problema tus pechos, tu sexo… hasta quitarte la virginidad, si me lo concedieras. Pero supongo que, como chica casta y pura, estás esperando al adecuado.

Te sonrojas un poco al escuchar esas palabras provenientes de Mr. Jaguar. Entonces recordaste a Law, tu amor secreto—. Puede ser, pero no creo que ningún chico tenga interés en mí.

—Los jóvenes de hoy en día no aprecian lo que tienen delante de sus ojos hasta que lo prueben. En cambio, hombres como nosotros sabemos apreciar un tesoro cuando lo tenemos delante. Una cosa tiene razón Mr. Donuts: eres la chica que estábamos buscando. Alguien que descubre un fetiche nuevo, que obedece a todas las órdenes, y que es receptiva a las caricias y entre otras.

—Eso me dijo él.

—Pero claro, no podemos profundizar más allá contigo sin tu consentimiento —aclara nuevamente—. Somos Daddies, y nuestra mayor prioridad es cuidar de nuestras Babies o Kittens.

—¿Y si le doy mi consentimiento… que sucederá? —Una risa suave se escucha, estremeciéndote.

—Digamos que obtendrás mayor placer de lo normal. Imagínate: sexo oral, follar en muchas posiciones, tener varios orgasmos… Y entre otras cosas.

—No tomo pastillas anticonceptivas.

—De eso no te preocupes, somos nosotros quiénes tomamos una para no embarazar a nuestras clientas. —Eso te tomó de sorpresa.

—¿Hay pastillas anticonceptivas para hombres?

—Una buena tendencia. ¿Y se supone que tú estás estudiando enfermería?

—Para ayudar a las personas, no para descubrir cosas nuevas.

Otra risa suena en su garganta. Aún no le ha quitado la venda, está apreciando tu cuerpo. Es una figura hermosa lo que ven sus ojos, esculpida por las propias manos de Miguel Ángel—. Y volviendo al tema de la virginidad, seguramente que preferirás conocer a los demás Daddies, ¿no? —Asientes con la cabeza—. Una pena, puedo hacer que lo disfrutes mucho.

Sabes que el sexo no es nada malo, en realidad quisieras probarlo y sentir esa sensación que escuchaste de tus amigas. Pero hacerlo con un completo desconocido no era bueno. No sabes realmente que hacer, dejarte o no, es una cuestión que debes resolver cuanto antes. En cambio, él no para de seguir acariciando tus cabellos. Puede que los treinta minutos ya se han pasado desde antes, pero estar con ella es excelente. No tiene nada que ver con las demás mujeres que ha estado. Ojalá tuviera la gran suerte de encontrársela por la calle y no dudaría en pedirle una cita; pero nunca llegará a suceder.

Se vuelve a poner la máscara para quitarte las vendas. Parpadeas unas cuantas veces para acostumbrarte a la luz. Él se levanta de la cama arreglándose un poco mientras camina en dirección a la mesa, tomando el expediente y escribiendo ahí. Estará anotando lo que ha ocurrido, ¿eso quiere decir que la sesión ha acabado?

—No quiero incomodarte más e ir más allá. Los hombres, a veces, no suelen controlarse cuando tienen algo perfecto delante de sus narices —se sincera mirándote y tú solo tienes la cara embobada por sus palabras—. Mañana tendrás descanso, pero el lunes vuelve la rutina.

—¿Puede decirme quién es el siguiente, Daddy? —preguntas mientras te quitas los adornos para vestirte.

—Estamos entre dos, pero tengo la certeza de que le tocará a Mr. Biscuits por la disponibilidad. —Vuelve hacia ti, tomando tu barbilla para que le mires—. Te puedo asegurar que el mundo exterior no puede ofrecerte lo que te podemos ofrecer nosotros. Céntrate y no temas. Espero volver a verte, Kitten.

Y con ello se retira, dejando a la chica en el cuarto sola, pensando en aquellas palabras de Mr. Jaguar. Ahora la pregunta es: ¿cómo será con Mr. Biscuits?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top