Capítulo 25. El sexy comisario Smoker

Día 1.

El chófer personal de Crocodile te dejó en un parque próximo para que te recogiese el siguiente Daddy. Estás sentada en el banco con la maleta a tu lado y el conductor está ahí. No se va a ir hasta que apareciese Smoker. Si Crocodile se enterase de que la abandonó, lo pasará muy mal. Miras a tu alrededor buscando al policía. No tardará en llegar. Habíais quedado a ese hora. Tú estás comenzando a aburrirte, estando ahí sin hacer nada. Levantarse temprano para nada. De pronto, un vehicular aparta delante de ti y reconoces al conductor. Smoker con unas gafas de sol y fumando con su típico puro.

Te levantas con prisa y casi con torpeza, que para los ojos de ese hombre fue gracioso la escena. Él camina en dirección hacia a ti para tomar tu maleta, no sin antes de acariciar tu rostro con suavidad. Un tacto dulce por su parte que deseas que hiciera lo mismo, pero en el resto de tu cuerpo. No es hora de pensar en esas cosas. Pasos lentos dedicas para dirigirte al coche y subirse. Te estás preguntando cómo será su casa. Una normal, tal vez. O un piso que es posible también. Smoker abre las ventanillas para que no te ahogues con el humo de sus puros. Realmente él fuma un habano bastante fuerte para tu gusto, pero se le veía atractivo.

Un hombre con un rostro duro y con un cuerpo de escándalo. Ese peinado que lleva le sienta de maravilla. Tus mejillas se tornan rojas imaginándote un montón de cosas de lo que puede suceder en su hogar. Él te considera su gatita. Y tú le debes considerar tu cazador; tu Daddy. El silencio es incómodo para ti que pediste permiso para poner música. Smoker no objetó. Tus dedos acarician y toquetean los botones buscando una radio adecuada para tus oídos. Ya encontrado, tu mano descansa en tu muslo y te sorprendes cuando sientes la de él encima de la tuya. Te la agarra con firmeza, mientras se centra en la carretera.

Al pasar un buen rato en la calle, pero el paisaje ya no es de edificios, sino una playa. Y ahí hay una casa que da acceso a la costa. ¿Esa es su casa? Tienes los ojos como platos no creyendo lo que estás viendo. Smoker busca las llaves del garaje para abrir y va metiendo el vehículo lentamente, con mucha suavidad porque tiene cierto cariño con el automóvil. La luz se prende. El lugar está bastante ordenado por lo que decides bajarte con mucha ilusión. Es como si estuvieras de vacaciones. Tomas el pomo de la puerta y entras sin dudarlo, lo único que te interesa es ver las vistas del mar. Tus ojos se iluminaron al momento al ver una panorámica espléndida. Dirías que estarías soñando.

Pasos escuchas detrás de ti y te giras para encontrarte a Smoker cargar la maleta. Oh, lo dejaste atrás. Has sido una maleducada por lo que te acercas para ayudarle, pero él suelta el objeto para tomar tus manos. Una forma de detenerte.

—Eres una invitada.

—Pero he sido una maleducada.

—Es normal. Nunca has conocido a un hombre con una casa como esta —dijo. Él vuelve a tomar tus mejillas para acariciarlo.

—Es que es increíble —confiesas muy anonadada—. Te ha costado mucho conseguirlo.

—Demasiado, pero el esfuerzo ha valido la pena. —Sonríe ladinamente, pero arquea un poco las cejas y ladea la cabeza, como buscando algo—. ¿Dónde esta el collar que te regalé? —pregunta de forma ronca que te puso los pelos de punta.

—Esta en la maleta —respondes. El ambiente se vuelve dominante y tú caes como sumisa que eres.

—Como gatita que eres, póntela. —No era una sugerencia, sino una orden.

No paras de temblar, mientras te agachas para abrir la maleta. Siempre lo has llevado hasta que llegara ese momento. El collar está aún metido en la caja que te regaló. Lo vas sacando con cuidado y se lo muestras a él. Smoker lo toma cuidadosamente con sus manos y te pide que te gires para colocártelo en el cuello, y lo hizo. Estuviste a punto de darte la vuelta, pero él no te deja. El hombre comienza a mimar tus brazos, mientras él aspira el aroma de tu cuello. Un ronroneo emplea cerca de tu oído provocando en ti un gran escalofrío que no evitas en suspirar.

Las manos de él estuvieron a punto de tocar tus pechos, pero su móvil empieza a sonar. Suelta un bufido de fastidio y tuvo que atender la llamada con un tono de malhumor. El trabajo es lo importante en la vida de un policía, pero esto provoca que haya una frustración sexual.

—Me tengo que ir. Hay un caso importante —te comenta—. No me esperes tarde, ¿sí?

—¿Estarás toda la noche fuera?

—Ser comisario es duro, créeme. —Un pequeño beso recibes a modo de despedida—. Cuando llegue, quiero verte dormida. Hay comida en la nevera, si no deseas prepararte algo de comer. Y puedes estar en la playa, pero como me entere de que estabas exponiendo tus pechos, tendré que encadenarte en la cama y castigarte como es debido.

Oh, tu imaginación fluye como nunca. Amarrada como una animal, mientras que él disfruta castigándote. Smoker se retira, dejándote en esa casa sola. Bueno, ¿por donde empiezas?

Día 2.

La noche es perfecta para ver el paisaje de la playa. La luna llena ilumina el océano como nunca. Estás hipnotizada por la belleza de la naturaleza. Lo único malo es el frío provocado por la brisa del mar; por ello, se tuvo que poner una rebeca e incluso una manta. Claro, estás sentada en una toalla grande para la playa para no llenarte de arena. Pasarías la vida observando las estrellas brillando en el cielo. De repente, escuchas pasos aproximarse y giras un poco la cabeza para encontrarte a Smoker. Recién llega del trabajo. Se sienta a tu lado para hacerte compañía y sonríes un poco.

—Que relajo —comenta, mientras se acuesta en la toalla. El puro que no falte.

—¿Qué tal ha ido?

—Bastante ajetreado —confiesa.

—¿Por eso compraste la casa cerca de la playa? ¿Para relajarte?

—Se podría decir que sí. —Toma su muñeca para que te acuestes también y apoyes la cabeza en tu pecho—. Y estar contigo es lo mejor.

—Oh, que detalle. —Ríes bajito, mientras escuchas la respiración del hombre.

El perfume caro que lleva consigo Smoker es adictivo y embriagador. Cierras los ojos para disfrutarlo detenidamente. Él, en cambio, acaricia suavemente tu brazo solo con la intención de calentarte para que no sintieras frío. Estar acompañada con él es de lo mejor. Smoker lo dijo. Oyes un suspiro por parte de él y lo miras para ver qué pasa. Su rostro muestra relajación absoluta. Pasarías toda la vida admirándolo. Esa mandíbula es perfecta. Te dan ganas de morderlo, pero no lo haces. Él es un Daddy. Un hombre dominante en todos los sentidos.

—Vamos adentro. No quisiera que te resfríes.

Sí, es una buena idea. Ambos os levantáis y él se encarga de recoger la toalla, mientras tú caminas en dirección a la casa con la manta encima. El ambiente que hay en el hogar es diferente a la de afuera. Cálido y reconfortante, como a ti te gusta. De pronto, unos brazos rodean tu cuerpo casi deja dote inmóvil. Smoker aspira tu dulce aroma, mientras sus manos van manoseando tu cuerpo sacándote pequeños suspiros.

—El cazador atrapó su presa —dijo. Su barbilla, que tiene un poco de barba, roza por tu nuca. Sueltas un gemido al notar algo duro chocar en tu trasero—. Y el cazador necesita jugar con su gatita.

Daddy —lo llamas a modo de suspiro, y él te lo devuelve con un gruñido. Un tirón sientes en tus cabellos que arqueaste la espalda.

—Esta noche quiero follarte. No sabes las ganas que te tengo —confiesa el policía. Una de sus manos descansan en tu cuello casi asfixiándote, pero no lo suficiente como para dejarte sin aire—. Y te follaré de una manera que lo vas a recordar para toda tu vida.

Todo tu vello corporal se eriza ante esas palabras y tu imaginación voló. En esa posición, vais caminando en dirección a la habitación porque el juego será ahí. Un lugar donde os sentiréis cómodos. Un hombre dominante que despierta todos sus sentidos. Un verdadero hombre que hará todo lo posible para satisfacerte sexualmente. Al llegar, te gira bruscamente y te empuja hacia la cama. No evitas soltar un grito de sorpresa. La mirada que te está dedicando Smoker es de un depredador sexual. Te está deseando demasiado. Pero no se ha subido a la cama, mas bien se dirige al armario para buscar esposas y objetos sexuales.

Conscientemente, cierras las piernas y no evitas en morderte el labio inferior imaginándote todo. Él se aproxima lentamente, mientras te va mostrando unos grilletes adornados por una esponjosidad de color rosa chillón y un vibrador bastante pequeño que pudiera caber perfectamente en el ano. O piensas que es para eso. Se va subiendo, colocando las rodillas a cada lado de tu cintura. Te ordena a que te quites la rebeca y la camisa porque son un incordio para sus ojos. Lo obedeces, no querías enfadarlo. Se veía en su mirada un deseo absoluto. Ya desnuda, toma tus muñecas para esposarte en el cabezal de la cama.

Inmovilizada para mirar a tu depredador. Smoker retira el puro de su boca para apagarlo en el cenicero que se encuentra en el comodín. Y con la esencia aún de su boca, te besa con mucho furor. El deseo lo consume y necesitaba desfogarse contigo. Vuestras le guas danzan sin descaro, queriendo dominar al otro. Al separarse, un hilo de saliva se forma a lo que él lo rompe. Coloca un dedo en tu barbilla y lo va bajando casi sacándote más suspiros de lo normal. Lo detiene en tu esternón casi presionando esa zona. Estás sintiendo un poco de dolor, pero no te quejas. De pronto, y sin descaro alguno, devora uno de tus pechos con hambre a lo que comienzas a gemir sin control alguno.

Con sus dedos gruesos va torturando el otro pezón dando leves tirones, mientras se centra en morder, succionar y lamer ese botón. No paras de gemir. De verdad, ese hombre está sacando muchas cosas que desconocías. Tu respiración se vuelve agitada y no paras de tirar tus muñecas. Está un buen rato así hasta cansarse, aunque dudas que él se cansaría de divertirse con tus montes. Te va quitando los pantalones junto con tus bragas porque ya no lo necesitas. Tus mejillas arden al ver a ese hombre corpulento oler tu ropa interior. Oliendo tu esencia.

—Delicioso —te comenta con una sonrisa ladina—. Y veo que ya estás bien mojada para mí, gatita.

No dice nada porque estás hipnotizada en su voz. Ruda y varonil. Ya estás deseando que te empale ahí mismo y gozarlo como nunca. Pero no es así porque él tiene otro pensamiento. Te exaltado al sentir el pequeño vibrador en tu clítoris. Tus piernas se mueven a modo de reacción porque es una sensación casi mejor cuando te hacen un cunnilingus. Gimes descontroladamente, llamándolo. Para él es una manera de decirle que siga. Y no te preocupes, no lo hará. Está disfrutando mucho de tus expresiones faciales. Vuelve a centrarse en tus pechos porque se volvió adicto a tus pezones duros. Una descarga eléctrica recorre por tu columna que va bajando hasta tu sexo. Es un pequeño hormigueo que se expande.

Hasta llegar al infinito orgasmo que arqueas la espalda completamente. No paras de temblar. Es un clímax bastante fuerte que nunca experimentaste. Sientes movimiento y tus ojos un poco llorosos observan a Smoker desnudarse delante de ti.

—Ahora, mi gatita, goza de tu Daddy.

Día 3.

¿Quién diría que un buen desayuno e ir a la playa para darse un baño sería lo mejor del mundo? Pues es lo que estás disfrutando ahora mismo. El agua salada despierta todos tus sentidos. Ayer fue una noche movidita para ambos. Él aún está durmiendo por lo que aprovecha para disfrutar del mar. Estás en una posición de cruz mirando el cielo despejado, mientras escuchas las olas romperse en la orilla de la arena. Si en este mundo pudieras obtener poderes, te gustaría dominar el agua porque lo consideran como un elemento curativo. Sin ello, la tierra se secaría y es vital para los seres humanos. No podemos vivir sin ese elemento.

Vuelves a tu posición inicial, de pie, y tus ojos ven a Smoker salir de la casa bostezando como nunca. No evitas reír bajito porque se veía adorable. Él está en bañador. Es como si hubiera sabido que estarías fuera. O a lo mejor te vio desde la ventana. Él se aproxima hacia a ti, pero se detuvo en la orilla casi dudando en meterse. Eso es suficiente para acercarte hacia él para ayudarlo.

—¿Miedo al agua? —preguntas a modo de broma.

—No, solo que está fría y yo soy un hombre de sangre caliente.

—¿Quieres que te abrace?

—Ni se te ocurra.

Demasiado tarde para él porque ya te abalanzaste hacia él. Las gotas de agua fría tocaron el cuerpo tibio del hombre y este se está quejando. El único modo de no sufrir, se mete contigo. Tú parecías un koala pequeño apegado a su madre. Hasta que Smoker decide meter la cabeza casi llevándote para que su cuerpo se acostumbrase al frío. Al salir, no paras de reír bastante porque él va girando contigo hasta que se detiene, abrazándote con fuerza. Las hebras que se le caen por su rostro le da un toque de un hombre adorable. De repente, notas algo distinto, un calor muy cerca de tu vientre. Oh, parece que el hombre salió juguetón y buscaba a su gatita.

—¿Crees que puedo desfogarme contigo aquí en el agua?

—Alguien nos podría ver.

—Es temprano. Dudo mucho que haya gente pasear en la playa —especifica—, pero es excitante que haya gente, ¿no crees?

Sus manos descansan en tu trasero que lo aprieta con fuerza y te atrae aún más. Esos dedos buscan tu entrada y, para ello, los va metiendo en tu bikini. Te aferras con fuerza a él sin evitar de gemir por lo bajo. No deseas llamar la atención. Cualquiera pasaría por ahí y estaría sospechando  de que están teniendo relaciones sexuales en el agua. Smoker se pone en una posición de estar sentado en una silla, mientras que tú estás encima de él. Vuestros sexos se rozan eróticamente que gemís al mismo tiempo. Estando ahí mismo no tuvo dificultades en entrar en ti. No te dolió, fue un momento placentero para ambos.

Te susurra en el oído pidiéndote a que te movieras y acatas la orden. Movimientos suaves sin llamar mucho la atención. Pero las palmadas de él en tu trasero no dejan centrarte y lo que hace es que gimas más alto. Te muerdes el labio con mucha fuerza porque esto es demasiado para tu cuerpo. Él se dedica en morder tu cuello de una forma suave, pero dominante. Lo estáis gozando demasiado. Ninguno de los dos queréis parar. Es un deseo que realmente es difícil de ignorar. Tú ni siquiera querías mirar atrás de ti por si ves a alguien pasear por la orilla. El miembro de Smoker te llena, golpeando tu cérvix con fuerza queriendo escuchar más de tus gemidos. Hasta que llegasteis al clímax que casi arañas la espalda del hombre.

—Eres una verdadera gatita.

—Perdón —te disculpas.

—No te disculpes. Me encanta que seas así.

Con la cabeza apoyada en su pecho, él va mimando tus cabellos mojados con leves caricias, mientras van saliendo del agua contigo en sus brazos, como si fueras un bebé. Realmente eres hermosa para sus ojos. Disfrutaría todos los días contigo. Te deja en la arena, mientras coge las toallas para darte uno a ti. Todo un caballero que enamora a cualquier mujer.

Día 4.

Cambiando de canal cada dos por tres porque no ves nada interesante. Te estás aburriendo mucho. De verdad, deberían poner programas interesantes y no cotilleos sobre los actores de cine y series. Un bostezo realizas señal de que el sueño te está conquistando. De vez en cuando miras el reloj para ver la hora y dentro de un rato llegará Smoker del trabajo. Ojalá te mandase un mensaje diciéndote de hacer algo por la ciudad. O pasear por la orilla de la playa. Te paras en un canal porque están echando una película y te quedas viéndola. Está muy interesante el trama que abrazas con fuerza el cojín.

La puerta de la casa se abre, dejando paso al hombre. Sus ojos se posaron en ti analizando tu comportamiento y luego observa a la televisión. Una película muy romántica y empalagosa. Se está empezando a preguntar si te gusta ver esas cosas. Camina en dirección hacia a ti dejando de lado las llaves y la cartera para sentarse a tu lado. Él no es para nada romántico. Él prefiere follar sin descanso, así es su forma de amar. Y seguramente que los otros Daddies pensarán igual. Te observa y su impresión es verte con unas lágrimas resbalar por tu rostro.

—¿Estás llorando? —te pregunta.

—No, se me metió algo en el ojo.

—No me mientas, pequeña gatita.

—¡Es la verdad! —Inflas un poco los mofletes un tanto molesta. Él toma tus muñecas y te tira con fuerza para abrazarte—. ¡Oye!

—Anda, llora sobre mi hombro.

Te sorprendes a que te pida eso, pero las imágenes de la película y ver a los dos protagonistas con mucho amor te emociona tanto que sigues llorando. Smoker palmea tu brazo para que estés tranquila. La verdad es que se lo agradeces en el alma.

Día 5.

—¿Qué estás preparando? —te asomas a la cocina para ver a Smoker cocinar.

—Un buen batido de piña y coco.

—¿Y está muy bueno?

—Oh, sin duda alguna —te dice con una sonrisa en sus labios.

Estás sentada en la butaca admirando los movimientos culinarios de Smoker. Ágil, preciso, cuidadoso y precavido. Si él fuera tu esposo, estaría todos los días preparándote un buen desayuno. Uy, que idea tan ridícula. Creo que la película de ayer te ha afectado demasiado. El ruido de la batidora es estruendosa, pero no es para preocuparse porque no hay vecinos alrededor. Un bostezo realizar, mientras te rascas un poco el párpado derecho casi adormecida.

—Ayer me dejaste con las ganas —dijo. Tu cara se pone roja ante tal comentario.

—La película de ayer me dejó muy mal.

—No entiendo por qué las mujeres os gustan ese tipo de temática.

—No a todas —le corriges—. ¿Alguna vez has visto a una gótica ver una película romántica?

—Me la imagino muriéndose de la tortura. Lo podría añadir para el interrogatorio —bromea. Va llenando los vasos del batido.

—Bueno, es una forma de sacarles información —ríes bajito. Tomas el vaso y vas bebiendo a través de la pajita—. ¡Está muy bueno!

—Me alegro que te guste.

Disfrutas de la bebida con una sonrisa de oreja a oreja. Tus ojos miran a Smoker que está relativamente tranquilo. No tuvo ninguna llamada por parte de la comisaría. La cosa está sumamente calmada. Extiendes la mano para coger una galleta salada y darle un pequeño mordisco. Este es un buen desayuno.

Día 6.

El frío recorre por todo tu cuerpo. Estás relativamente desnuda en la cama, boca abajo y tus pies y manos están amarradas por una simples esposas. Estás relativamente sumisa ante las acciones de Smoker. No estás muy segura lo que está haciendo porque tus ojos están vendados. Solo puedes utilizar el sentido del oído, del olfato y del tacto. Un tirón sientes, obligándote a ponerte de rodillas en las sábanas. Oyes un tintineo y es del collar que te regaló. Está jugando con el cascabel solo para decirte que está ahí, no se ha ido a ningún lado. Unos dedos gruesos van acariciando con firmeza tu cuerpo y tú respondes con leves gemidos y pequeños temblores.

Smoker sopla cerca de tu rostro, pero mezclado con el humo de su puro. Tuviste que aguantar la respiración, aunque tosiste luego. Esos dedos agarran con fuerza tus pezones para estirarlos y apretarlos. A él le encanta escuchar como te retuerces de placer. Y una palmada recibe en tu clítoris que un poco más y te encoges de tu sitio. Ese hombre está haciendo todo lo posible para que gimas más de lo debido. Un Daddy que disfruta tocando a su pequeña gatita. Un cazador que jugará contigo todo lo posible.

—Abre la boca. —No es una sugerencia. Es una orden. Lo vas abriendo poco a poco—. Más —te pide. Tu boca está del todo abierta hasta sentir algo duro y cálido meterse ahí dentro—. Chúpalo, gatita.

Estás lo suficiente roja que pudieras convertirte en un tomate maduro. El miembro de él está en tu boca y desea que le realices un sexo oral. Mueves la cabeza lentamente, mientras tu lengua acaricia el glande. Los suspiros de Smoker son escuchados por tus oídos y tu vello corporal se le eriza al instante. Realmente estás deseada porque notas que tus fluidos vaginales van resbalando por tus muslos. Necesitas atención con urgencia, pero Smoker te dará ese premio cuando quede satisfecho con tu lengua. Él agarra tus cabellos para que no sean un estorbo. Te susurra bajito, diciéndote que lo estás haciendo muy bien.

Sonríes complacida ante esa noticia, pero él se aleja de ti dejando que la saliva cayese por tus labios. ¿Hiciste algo malo? Un tirón de tus cabellos notas y te obliga a alzar la cabeza. Un beso fogoso recibes por su parte en busca de tu lengua, mientras Smoker trata de ponerte un juguete sexual en tu vagina a lo que gimes bajito. Es un vibrador que comienza a moverse en tu interior. Te refieres de placer, gimiendo con más fuerza. Notas como él se mueve alrededor tuyo para colocarse atrás de ti. Coloca sus dedos en tu espalda para acostarte, pero con las caderas alzadas. Mientras que el juguete se mueve, él acaricia tu ano.

Está claro que el hombre quería jugar en esa zona. Para ello, necesita la ayuda de un lubricante porque es un sitio bastante delicado. No paras de temblar y morderte el labio para amortiguar los gemidos; no obstante, recibes una palmada en una de tus nalgas como una advertencia de que no lo hagas más. Desea escucharte más. Un dedo va metiendo ahí y lo va moviendo poco a poco. Sensaciones nuevas vas descubriendo y él no para de azotar con fuerza tu trasero. Le gusta ese sonido, es gratificante. Otro dedo mete, pero estás suficientemente dilata para recibirlo con gusto. Aunque es mejor esperar. No desea hacerte daño.

Él aprovecha esa dominación para morder y lamer tus nalgas. Le gusta marcar por todos sitios. El vibrador te está ayudando mucho porque no sientes ninguna molestia. Entonces el miembro viril de él se adentra en ti poco a poco. «Mierda», dijiste a ti misma. Ahí hay doble penetración. El dolor es notable, pero eso se esfuma por cada movimiento lento que realiza Smoker. En cualquier momento vas a tener un orgasmo por culpa del juguete sexual y tienes que aguantar por él porque no tienes su permiso. Agarra con fuerza tus cabellos mostrándote una vez más que él es el dominante. Tu Daddy. Tienes que satisfacerlo. Estuvieron un buen rato así hasta que el clímax.

Has tocado el cielo y te rendiste en la cama jadeando. Smoker se va retirando al igual que el juguete. Con la llave va quitándote las esposas para liberarte de esa presión. Él acaricia suavemente tu cabeza a modo de recompensa y te da un beso en esa zona. Ha sido un día ajetreado.

Día 7.

Último día en esa casa de ensueño. Ojalá quedarse un poco y disfrutar de la playa. Si convives con Smoker es posible que decidas tomar el sol todos los días poniéndote crema solar, claramente. Te vas quitando el collar porque ya no lo necesitas, pero lo guardas porque es un tesoro.

—Voy a echar de menos vértelo puesto. —La voz de Smoker resuena en la habitación.

—Bueno, aún queda la decisión que debo tomar al final —dijiste.

—Tienes razón. —Toma tus manos pequeñas en comparación con lo suyos—. Solo quiero que sepas que eres lo mejor que me ha pasado. Soy un hombre que no se fija en mujeres, solo hago el deber de hacer mi trabajo o satisfacer a esas chicas en Daddy’s Corporation; aunque eso último ya lo dejé, cuando tuviste aquel accidente horrible. Pensé que te iba a perder y no fue así. Yo deseo vivir contigo, compartir mi vida contigo. En caso de que no se así, respetaré tu decisión y me alejaré de ti.

Unas palabras duras y sinceras provenientes de un hombre serio. Y es difícil elegir a alguien así, sabiendo que hay otros de por medio. Ahora ha llegado el momento. El último Daddy. Una persona que nunca creías que trabajaba en Daddy’s Corporation. Un muchacho atractivo que trabaja en Grand Line. Un buen doctor y un profesor excelente que ha estado contigo en cada momento. Te considera una persona curiosa. Sí, es hora de estar con él.

Marco.

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