Capítulo 2. Mr. Donuts
Un viernes por la mañana, el sol sigue escondido entre las nubes no dando señales de vida. Tú, en cambio, te sientes sumamente nerviosa. Cuando salgas de clase, irás directa a Daddy's Corporation porque te citaron a las cuatro de la tarde. No sabes lo que puede ocurrir y dudas aún si fue una buena idea en llamar aquella vez. Querías experimentar algo nuevo que nunca antes hiciste, ir a una especie de psicólogo para que te ayude en tus problemas. Problemas familiares se podría decir. Sentir el amor de un padre que nunca tuviste. ¿Eso es lo que encontrarás cuando llegue allí? Ni siquiera has probado bocado, la comida está fría porque han pasado media hora y aún estás en tus nubes.
Intentaste por todas las maneras relajarte con música clásica y no da resultado, solo empeora las cosas. Lo incómodo de todo es que tienes el presentimiento de que la gente te mira, escondiendo un secreto en tu cerebro. No paras de mover el tenedor o intentas distraerte leyendo un libro sobre el cuerpo humano. Y un golpe en la mesa fue suficiente como para despertar tu consciencia. Miras al causante y es Law quien se sienta enfrente tuya para comer. Cada vez que lo ves no puedes evitar en apreciar su rostro bello y pulido, fue esculpido por un algún artista. En otras palabras más científicas, creado por su madre. Seguro que heredó algo de sus padres, nunca los conoció; es adoptado gracias a Rocinante que él lo suele llamar Corazón a modo de cariño. A veces, Law es un hombre que saca su lado tierno.
—Te noto rara, ni siquiera has tocado la comida —te habla, su tono es preocupante.
—Lo siento, solo estuve pensando en la nota del examen que hicimos el lunes —mientes.
—Aún el profesor no lo ha publicado. ___-ya, sacarás buena nota.
Lo sabes de sobra, pero no querías preocupar más al chico que te gusta. ¿De todos los hombres existentes que hay en este mundo tuviste que fijarte en él? Sí; inteligente, respetuoso, un poco maleducado —cuando quiere—, trabajador, poco sociable… Ah, recordaste esa vez que se interesó en ti para hacer un proyecto juntos de una operación sencilla. Law vio en ti un gran potencial y quería sacar una buena nota, y lo conseguisteis. Ahora te ve como una compañera de clase fiable a la hora de estudiar. Ojos grises; un color que representa la neutralidad, desapegado y equilibrado. Un color sin emociones, pero formal, conservador y sofisticado. Le representa a Trafalgar D. Water Law.
—Una cosa: es raro verte aquí almorzar. —Tu cuerpo se tensa cuando hizo ese comentario.
—Es que… tengo que ir a casa de una amiga que vive por aquí cerca, y me da pereza ir a mía y luego volver. —Buscas la excusa perfecta para que no sospeche.
—Haces bien. —Hinca el diente un trozo de carne. Para tus ojos fue demasiado sexy de cómo mordió y masticó—. Antes pregunté a Marco-ya cuando los publicará, me dijo que este fin de semana.
—¡Genial! Seguro que si sacamos buena nota podremos hacer prácticas con él.
—Esa es la idea, ¿no? —Sonrisa burlona aparece en sus labios—. Prefiero a él antes que a otro idiota.
—Estoy de acuerdo contigo.
Tienes miedo en confesar tus sentimientos, él no los tendrá porque está más centrado en sacar la carrera que tener novia. Empiezas a comer algo importándote poco si está fría, por lo menos no has perdido carne, entonces sí que te lo comerías crudo. Debes apresurarte para coger el primer autobús que pasa por la universidad para ir al edificio. Gracias a la ayuda de Google Maps, pudiste saber qué vehículo coger y dónde pararte porque tu destino está a siete kilómetros de tu ubicación. Te despides con rapidez de Law sin olvidarte de tu mochila y dejar la bandeja en su sitio; corres con prisa hacia la salida.
Llegaste a la parada de autobús a tiempo, te sentiste como el superhéroe Flash en un momento crítico. Te sientas en el banco cogiendo aire para los pulmones, necesitas relajar todo tu cuerpo antes de que llegue el chófer con el vehículo. Das una bocanada de aire mientras sacas de tu mochila una botella de agua, tu corazón no para de bombear sangre al haber corrido tanto. Parece que estuvieras a punto de tener un infarto y menos mal que no tienes problemas respiratorios. El líquido recorre por tu garganta calmando la zona seca, y retirando las gotas de sudor que recorren por tu frente. Guardas la botellas y sacas tus cascos; visualizas llegar el autobús y no dudas en subir. Ya es tarde para echarse atrás.
Without me de Halsey te acompaña en este viaje tan desconocido. Estás en una aventura a lo Indiana Jones, desconociendo lo que puede suceder. Es tener cita con el médico, pero es más personal. Por lo que viste en la portada de aquel libro, a las personas no se les veía la cara ocultando su rostro e incluso su cabello. Una forma de cubrir su identidad para que ninguno de los clientes los encuentre, o eso piensas. Pero ¿por qué esa necesidad de ocultarlo? Comienzas a tener preguntas que surgen en tu cerebro mientras notas a tu órgano más vital latir con más fuerza. Los nervios se están apoderando de ti, estás en un mar de emociones que no puedes remediar.
Al doblar la esquina, tus ojos (c/o) se agrandan a la par al ver el edificio. Es un rascacielos, las nubes pasan por el gran pico casi imposible distinguir si hay final. Formas un “o” en tus labios impresionada y la cuestión es: ¿cuánto dinero se han gastado para construir tal magnificencia? Un poco más y te hubieras pasado de parada, ya que no notaste que el autobús se paró para que los pasajeros bajasen. Saliste corriendo teniendo cuidado bajar por las escaleras, en el fondo sueles algo torpe cuando no miras donde pisas. Al marcharse el vehículo, aún sigues mirando el edificio. A saber cuántos empleados habrán ahí. Debes caminar cinco minutos para llegar allí, pasando los pasos de peatones y mirando alrededor a que alguien conocido no te reconozca.
A lo lejos puedes divisar a gente salir y entrar en el rascacielos. La gran mayoría son mujeres más o menos de tu edad o un poco mayores. Tragas saliva sintiendo como tus piernas flaquean a cada paso que das. Tus respiraciones se vuelven entrecortadas, nunca en la vida te has sentido así. Te repites una y otra vez dar la vuelta e irte a tu casa e ignorar lo sucedido. Que esto no ha pasado y seguirás con tu vida normal, pero la curiosidad mató al gato. Apoyas la mano en la puerta y empujas suavemente; lo primero que detectas es el buen ambiente que hay en el lugar.
Olor a durazno y jazmín detectas en tus fosas nasales. Es demasiado delicioso para ignorarlo. Escaleras y ascensores hay alrededor, una gran recepción donde te espera la señorita que seguramente te atendió la última vez, lámparas que dan ese toque de luz natural y no olvidar de las macetas. Con pasos ligeros te acercas mojándote los labios al tenerlos un tanto secos; guardas los cascos mientras recibes la cálida sonrisa de la chica y dice:
—Bienvenida a Daddy's Corporation, ¿en qué puedo ayudarla?
—Hola, mi nombre es ___ ___. Llamé el lunes y me dieron cita a las cuatro de la tarde.
—La estábamos esperando, señorita ___. —Te fijaste que la muchacha se llama Nojiko. Te resultó familiar el nombre—. Por favor, tome asiento, enseguida estaré con usted.
Asientes con la cabeza agradeciendo a la chica. Mira atrás encontrándote a bellas jóvenes esperando su turno, casi la gran mayoría tenían una cara de satisfacción. Un gran escalofrío recorre por todo tu cuerpo no sabiendo si es buena señal. Te sientas y tu cuerpo empieza a moverse solo, sin tu consentimiento. Estás nerviosa. Entraste en el infierno, evitas ese pensamiento a toda costa. No sabes lo que te puedes encontrar. Sin percatarte, Nojiko se acercó a ti sentándose a tu lado mientras te da unos papeles.
—Como es la primera vez que viene aquí, le daremos un paquete especial para novatas —te explica—. Es una prueba de una semana; es decir, no tendrá que pagar nada. Cuando termine, decidirá usted si desea continuar en este mundo maravilloso o prefiere terminar aquí. La empresa lo comprenderá perfectamente.
—Eso me alivia un poco.
—Una cosa más —sigue añadiendo—: le aconsejo que coja el paquete VIP de Daddy's Corporation. —Sientes confusión—. Es una oferta única para las novatas en experimentar a seis de nuestros mejores empleados. Hoy tendrá cita con uno, mañana con otro diferente, y así sucesivamente. Eso sí, los domingos no abrimos. —Normal, esa personas también se merecen un descanso en algún momento—. Aquí tiene el formulario que tiene que rellenar y las instrucciones. De todas maneras, no se preocupe, cuando firme todo le daré una copia de las instrucciones para que no se le olvide. Ahora le dejo tranquila para que rellene.
Nojiko se levanta para recibir más llamadas de clientes mientras que tú echas un vistazo a los papeles. «Son un montón», pensaste. Esto es peor cuando tienes un examen y tienes que estudiar diez temas seguidos. El gran título lo destaca demasiado diciendo lo siguiente:
Daddy's Corporation te da la bienvenida.
Antes de comenzar a rellenar el formulario, por favor, debe leer las instrucciones y si está de acuerdo con ellas. Si no es así, el contrato se rompe y no podrá disfrutar de esta gran experiencia.
Bueno, al menos te dejan leerlas primero antes de decidir que rellenes todos tus datos. Sigues leyendo.
Instrucciones en Daddy's Corporation:
1. Al empleado debes llamarlo Daddy.
2. Debes obedecer a Daddy en todo momento, él sabe lo que te conviene.
3. Si hay algo que no te guste, debes comunicárselo. La comunicación es muy importante entre ambos.
4. Siempre tiene que haber respeto mutuo entre el cliente y el Daddy.
5. Si Daddy te dice que “no”, debes aceptarlo. Sino recibirás un castigo.
6. Tienes que ir siempre con la verdad. Si Daddy descubre que le has mentido, te castigará.
7. Cuando deseas algo como comer algún dulce, debes pedir permiso a Daddy.
8. Debes acurrucarte con Daddy durante treinta minutos.
9. Si necesitas cariño, él te lo concederá. Igual él te pedirá lo mismo.
10. Cuídate de ti mismo cuando Daddy no está.
11. Si Daddy te lastimó sentimentalmente, debes contárselo.
12. Si has roto alguna de las reglas anteriores, díselo.
Tu rostro quedó perplejo ante las reglas. ¿Esto no es supuestamente una ayuda para aquellas chicas que tengan problemas? O a lo mejor es algún juego para que estés relajada. Piensas un momento en tachar el cuadro donde aceptas todas las instrucciones que se te ha indicado. Ya estás aquí, por intentarlo no pasa nada, ¿verdad? Aceptas los términos y pasas la siguiente hoja empezando a rellenar lo básico: tu nombre y apellidos, edad, fecha de nacimiento, donde vives, si estudiar y en qué, si trabajas o no, si tienes coche propio… Hasta que llegas a unas preguntas extrañas que te dejó a cuadros por unos segundos.
Cuántos novios has tenido, cuándo tuviste tu última relación sexual, si aún sigues siendo virgen… ¿Debes contestar todo esto? Lees el primer párrafo antes de iniciar el formulario y dice lo siguiente:
Por favor, ser sincera con lo que vaya a responder. Nuestros empleados prefieren saber la verdad de sus clientas antes de averiguarlo por ellos mismos, o sino se romperá el contrato.
Tus dedos te fallan y comienzas a hiperventilar. Saber en cómo estás a lo relacionado con el sexo es algo privado, es más, ni siquiera has tenido tiempo de tener algún novio o haber mantenido relaciones sexuales; es decir, eres virgen de pies a cabeza. ¿Esto afectará a lo que pueda suceder? Sin dudarlo, respondes a todo con sinceridad no queriendo estropear el momento. Y ahora viene lo importante que mencionó anteriormente Nojiko: escoger el paquete VIP o no. Descubrir a seis hombres diferentes y experimentar algo nuevo no será nada malo. Además, es una prueba, es una semana y gratis. Eliges la opción que te recomendó Nojiko y firmas, dando finalizado el papeleo.
Te levantes dirigiéndote hacia la mujer que estaba hablando por teléfono, dando consejos a su clientela. No es por ser cotilla, pero escuchaste que la clienta se había enamorado de otra persona y quiere dejar la empresa porque su pareja le pidió ser su novia. Nojiko le dio instrucciones de comer hacerlo y así romper el contrato. Es bueno saber esas cosas por si ocurre algo así. La chica de cabellos azules cuelga dando un leve suspiro para luego mirarte y sonreírte, cogiendo los documentos. Revisa de antemano que está todo correcto y sella el contrato.
—Muy bien, señorita ___. Cómo ha aceptado los términos y las instrucciones de nuestro contrato, ahora la llevaré a su respectiva habitación.
—¿Y quién vigilará la recepción?
—No se preocupe. Si no se ha fijado hay robots patrulla en el edificio. —Vaya, en eso si que no te has fijado. Te quedaste atontada al ver esas máquinas andar por ahí—. Ahora, sígame, por favor.
Nojiko se dirige al ascensor donde tú la sigues detrás, observas que ella mantiene los documentos en mano. Ya no hay vuelta atrás, ya está todo firmado. Ahora solo falta por saber cómo será está extraña experiencia que vivirás. Tienes el presentimiento de que te has metido en la boca del lobo. Las puertas se abren y las dos os adentráis. La chica aprieta el botón número cuarenta y ocho. Te sorprendes que el edificio tenga cincuenta pisos. Es normal: ¡es un rascacielos! Lo mejor de todo es que el ascensor va bastante rápido casi pasando del piso uno al piso veinte, y así sucesivamente. Cada vez estás más cerca de tu destino, los nervios crecen aún más.
Vuelven abrirse y las paredes de ese sitio son distintas a las de abajo. Tocas con cuidado notando que es simple mármol de color blanco y negro, dando sensación de paz y armonía. Sigues a Nojiko y no hay el más mínimo ruido. Es estar en un bosque repleto de la naturaleza misma. Eso te encantaba. Para ya estando enfrente a otra puerta que solo se activa con una llave magnética. Al abrir, la joven te da permiso para que entres primero y tus ojos se agrandan de nuevo. Un cuarto con una cama amplia al estilo matrimonial, paredes de color crema, cristales que dan al exterior porque hay un pequeño balcón, una gran mesa con unas cuantas sillas, y un ropero de madera enorme.
—Esta será su habitación a partir de ahora. Cómo verá ha pedido el paquete VIP, significa que se encuentra en la planta adecuada —explica la chica—. Tome asiento y póngase cómoda, enseguida llegará uno de nuestros empleados.
Y con ello, se retira dejándote sola en esa habitación amplia. Obedeciste a Nojiko sentándote en la cama con la mirada fija en la puerta, esperando pacientemente a que alguien entrase. No paras de moverte el labio inferior ansiosa, deseando que esto vaya rápido. Echas un vistazo hacia los cristales pudiendo ver el paisaje que hay afuera. Desde esa altura podrías ver perfectamente el atardecer sin necesidad de ir a la costa o a la montaña. Parece un sitio acogedor, te sientes como en casa. A lo mejor es la idea plantea la empresa para que las clientas no se sientan incómodas. Miras el reloj que hay en la pared encima de la puerta. Marca las 16:05 p.m., te diste cuenta que llegaste aquí a las 15:45 p.m.; es decir, no sueles llegar tarde a una cita o a una quedada.
Y todo tu cuerpo se tensó al momento cuando tus oídos detectaron movimiento por el pasillo. Son pasos fuertes y firmes, señal de que se acerca alguien. ¿Cómo será? ¿Será agradable con ella? Finalmente, la puerta se abre dejando ver a un hombre bastante corpulento. Lleva consigo una camisa celeste con botones, pantalones oscuros como la noche; toda su cabeza está cubierta con una gran máscara con forma de diablo. Malas vibraciones por tu parte. Lo peor de todo es que ese hombre al entrar era muy alto, por un momento pensaste que no pasaba; pero la entrada está lista para que pueda entrar con facilidad.
Sus botas resuenan por el cuarto —no sin antes poner el seguro— creando que el ambiente sea más tenso de lo normal. Tú no has desviado la mirada en ningún momento, sigues sus pasos. Él toma una silla levantándola con facilidad para quedarse justo enfrente de ti y sentarse. En sus manos porta el contrato que acabas de firmar hace un buen rato, tal vez quiera hablar contigo de algunas cosas en generales. Ese hombre te impone demasiado, ese aire de dominancia se percata a muchas leguas por lo que tragas saliva en seco.
—___ ___, estudiante en la Facultad de Medicina de Grand Line. —Un escalofrío recorrió por todo tu cuerpo al escuchar su voz. Serio y autoritario, si no fuera por la máscara diría que estás delante de un depredador—. Edad: veinte años —va comentando todo tu perfil—. Con lo que me contó Nojiko, eres nueva.
—Así es —dices temblorosa sin dejar de mirarlo. Hay algo en él que te cautiva.
—¿Puedo preguntarle del porqué vino aquí?
—No lo sé —te sinceras con la cabeza clavada en el suelo—, tal vez porque… sentía curiosidad.
—Esa es una respuesta muy poco común. —El hombre vuelve a la primera hoja—. Habrás leído todas las normas, ¿verdad? —Asientes con la cabeza. Sigue leyendo hasta llegar a la parte donde tuviste que ser sincera. Un suspiro sale de la boca del desconocido, ¿o fue una sorpresa?—. ¿Todo esto es cierto?
—Sí —contestas tímidamente.
—¿Veinte años y sigues siendo virgen? Además, me sorprende que no hayas tenido novio.
—Tal vez porque quiero centrarme en mis estudios y sacar buena nota para tener una beca. Y también añadir que a ningún chico le intereso.
—Escuchando tu argumento tiene sentido lo primero —habla él mientras su cuerpo se inclina hacia delante—, sin embargo, lo último es una estupidez. Eres bonita como para no ser vista. Yo te estoy viendo ahora y me parece increíble que nadie se da cuenta de ello.
Vaya, eso realmente te ha impresionado. Ningún chico se ha atrevido a decirte esas cosas y viniendo de un simple desconocido. Echas un vistazo todo de él y tiene pinta de que es un hombre que tiene más de treinta o cuarenta años. Que recuerdes ningún chico de tu edad obtiene ese cuerpo, a menos que tome proteínas y esas cosas.
—Este es un último aviso. —El hombre sigue hablando—. Entrarás en un mundo muy nuevo para cualquier mujer. Esta empresa se dedica a escuchar y a complacer a su clienta, y que el empleado salga satisfecho con su labor. ¿Quieres seguir con esto?
La pregunta te hace dudar nuevamente, pero has venido aquí para algo. Experimentar lo que es sentir el amor de un padre que te proteja y te cuide. Miras fijamente al hombre y dices—: Sí, quiero seguir con esto.
—Muy bien. —Se levanta por un momento para dejar los papeles en la mesa—. Has escogido el paquete VIP que te recomendó Nojiko. Hoy estarás conmigo. Mañana vendrá otro compañero y viceversa. Los domingos no estamos nosotros.
—¿Puedo saber su nombre? —Todo empleado deber tener uno.
—Mr. Donuts. —Un nombre clave que destaca de cualquier persona que trabaje en una empresa cuyo objetivo es ocultar la identidad de sus empleados—. Pero ahora me debes llamar Daddy. Lo dice las instrucciones.
Decir ese nombre te resulta extraño, pero las normas son las normas—. Está bien.
—¿Está bien qué? —repite a modo de pregunta, esperando a que lo digas de forma correcta.
—Está bien, Daddy. —Te costó y lo reconoces.
—Al principio cuesta, pero ya te acostumbrarás. A mis clientas las llamo por el seudónimo de Baby, es una forma de relajarlas y que estén sumamente centradas.
—Suena raro.
—Lo sé, pero te acostumbras.
Cabizbaja mirando a tus pies, decides preguntar algo que te ha carcomido desde un principio—. Quisiera saber cuánto durará la sesión. En el contrato no decía nada.
—Dejamos a nuestras clientas a que decidan a qué hora terminar hablándolo con nosotros; en este caso, conmigo. Tu cita la tenías a las cuatro, pero entre papeleos y demás tardaron un poco, algo que yo entiendo. —Se gira para verte mejor—. ¿Te parece bien hasta las 17:30 p.m.?
—Sí, me parece bien.
—Toda comunicación es muy importante —expresa él con total sutileza—. Sin ello, nunca podremos avanzar.
—Me supongo que usted tendrá sus propias normas, ¿no?
No recibes respuesta alguna. Mr. Donuts se acerca a ti con pasos que retumban en esa habitación tan espaciosa. Tú solo te encogiste aún más ante tal presencia. No querías ni mirarle por miedo; sin embargo, por el rabillo del ojo a ves que extiende el brazo hacia a ti a modo de invitación. La tomas y él te levanta con mucho cuidado. La diferencia de tamaño entre ambos es sumamente bestial, hasta dirías que tiene un récord Guiness. ¿Cuánto podrá medir? ¿2’40 cm? ¿2’50? Tu cabeza llega hasta la zona de su entrepierna, un poco más arriba en la cadera. Te sonrojado a lo bestia mientras tus ojos están clavados en la máscara de él. Un demonio rojo con cuernos, da mucho mal rollo y más si lo combinas con la voz de ese hombre.
Él te obliga a girar viendo cada facción de tu cuerpo, como si quisiera memorizarlo. Está claro que aquí pasa algo y no te está gustando demasiado. Te deja tranquila y camina en dirección al gran armario, tuviste la oportunidad de ver su espalda ancha. Debe ser un hombre fuerte y que intimida a sus enemigos. Sus manos se colocan en los pomos y abre con suavidad el ropero; tus ojos se agrandan al no creer lo que estás viendo. Un armario repleto de ropajes color crema, fustas, esposas, látigos y ¿dildos? Mr. Donuts no está atento a lo que hay en el filo del mueble, se centra más en los vestidos hasta que encuentra uno y busca en los cajones algún que otro accesorio.
Voltea cerrando las puertas viendo tu rostro de temor absoluto. No estás para nada tranquila con todo lo que has visto y menos aún con esa máscara que cubre todo tu rostro. Es un oni, un demonio japonés en todo su esplendor del mundo. Ya cerca de la cama, deja el vestido y unos calcetines en las sábanas.
—Quítate la ropa y ponte esa —te ordena, pero solo te quedas en tu sitio temblando.
—¿No se supone que esto es una consulta? —preguntas recibiendo una mirada —no visible— inquisitoria por su parte—. Por lo que entendí, ayudan a los clientes a sus problemas… familiares; sobre todo, relacionado con papás.
—Es una forma de empezar la sesión.
Vuelves a mirar ese vestido color pastel y luego a él mientras te abrazas a modo de timidez—. ¿Podía darse la vuelta?
—No.
Seco y rudimentario, fue suficiente para que te atreverías a decir algo; sin embargo, recordaste las instrucciones: «Si un Daddy dice un “no” como respuesta, no hay que contraatacar». Sin tener otro remedio, aceptas empezando a desnudarte quitándote primero la blusa para luego tus pantalones ajustados. Mr. Donuts no ha dejado de mirarte, está viendo una maravilla ante sus ojos. Piel como la seda misma que le daban ganas de tocarlo con sus propios dedos o con sus propios dientes. Tomas el vestido con tus manos observando con detenimiento si la prenda te puede servir. En la etiqueta pone que es talla única. Lo bueno es que no tiene cremallera y solo debes ponértelo como si fuera una simple camisa.
Se veía bastante cómodo, pero al observarte bien parecías una niña de diez años que suele llevar ese estilo de vestidos. Y ahora era el turno de los calcetines largos. Te sientas nerviosa mientras decides ponértelos; sin embargo, unas manos detienen tu proceso asustándote demasiado. Por un momento, pudiste ver sus ojos. Color granate como el vino mismo. Es un color precioso en comparación con los tuyos. Estuviste embelesada hasta notar como ese hombre te coloca el primer calcetín; y no una forma rápida, sino lento y tortuoso, disfrutando en tocar tu pantorrilla y tu muslo. Con su pulgar bastó para tocar un punto de presión en tu rodilla dejándote anonadada por unos segundos. Te lo colocó, pero sus manos siguen ascendiendo metiéndose en la pequeña falda del traje y un largo suspiro se escapa de tus labios.
Todo tu cuerpo se doblegó ante esas manos expertas que echaste todo el cuerpo hacia atrás. Emociones empiezan a resurgir por todo tu cuerpo. Termina y hace el mismo proceso con la otra pierna, y más suspiros salen de tu boca. Mr. Donuts está disfrutando mucho en escuchar esos sonidos que, para él, son sumamente lascivos. Nunca en la vida has experimentado algo tan sensacional. Es como si de un simple toque, ya sabe tus puntos más sensibles. Sin esperarlo, ese hombre te da la vuelta dejándote boca abajo en la cama. Ibas a protestar, pero sus manos vuelven a las andadas dándote leves masajes por tus hombros y espaldas. No pudiste evitar en hacer sonidos de satisfacción cuando tocaba algún punto que era glorioso. Eso lo hace para que estuvieras relajada.
Desde el primer momento en que te vio, te notó tensa. Él no es tonto como para no averiguarlo. Sabe que es la primera vez que pasas por esto y será suave contigo. Dedos que aprietan la columna vertebral, cada vértebra, una sensación en que estás en la nube infinita y blanca que te lleva al cielo.
—¿Mejor, Baby? —te pregunta muy cerca de tu oído.
—Sí, Daddy.
—Lo estás disfrutando, ¿verdad?
—Sí, Daddy. —Un poco más y te quedas dormida.
No obstante, él vuelve a girarte poniéndote boca arriba y te sientes indefensa al tenerlo encima de ti. Sus manos descansan en tu cintura sin dejar esos masajes suaves. Piensas que a lo mejor es un masajista en la vida, pero no quisiste preguntar. Mr. Donuts saca de su bolsillo del pantalón una especie de tela.
—Voy a vendarte los ojos, ¿entendido? —¿Eso se merece una respuesta o mejor asientes con la cabeza?
—Sí, Daddy. —Mejor la primera por si acaso.
—Como tu dijiste, tengo unas normas aparte —te dijo mientras te va vendando los ojos—. Son palabras de aviso y quiero que los tengas en la cabeza. Di donuts cuando es un aviso de precaución, significa que estaré entrando en un territorio que no te guste y cambiaré otra cosa; sin embargo, si dices mochi es un aviso que no te gusta lo que hago y paro la sesión. ¿Entendido?
—Sí, Daddy.
Donuts y mochi, vaya palabras clave ha puesto ese hombre. Debe ser que le gusta los dulces. Lo que te inquieta es que no ves absolutamente nada y desconoces cual es su siguiente paso. Sientes sus manos recorrer por tus muslos y pantorrillas casi marcando territorio con las uñas. Vuelves a suspirar relajándote un poco, tus músculos son como muelles que se ponen en tensión sino se liberan a tiempo, explotarías en todo caso. Oíste un sonido hasta notar a tu lado, como si hubiera puesto un objeto. ¿Se habrá quitado la máscara? Tus sospechas son ciertas porque comienzas a notar una leve respiración entre los dedos de tus pies y una lengua empieza a lamer desde el inicio del empeine hasta tu dedo gordo.
Una descarga eléctrica aparece por tus todas tus vértebras no evitando a suspirar. Ese músculo sigue lamiendo con ímpetu por tu pierna derecha dejándote en un estado de vulnerabilidad y cayendo en una tentación que no puedes rechazar. Te sonrojas un poco. ¿Por qué? Porque tus bragas están mojadas ante la acción de ese hombre. Es verdad que las mujeres cuando se excitan, segregan esa sustancia viscosa en su sexo; pero nunca ha experimentado tal cosa hasta ahora. Su clítoris está algo hinchado y proclama atención de inmediato. La lengua sigue subiendo metiendo la cabeza entre sus muslos, casi llegando a la zona de tu pelvis. Oh, estás gritando por dentro queriendo que toque esa zona, curvando tu otro pie e incluso tu espalda.
Pero él se aleja dejándote en mal estado; en cambio, hace lo mismo con tu otra pierna. Ese calcetín gordo es incómodo porque no puedes notarlo bien, pero es jodidamente excitante a que lama por encima de la ropa. Agarras con fuerza las sábanas con las manos, sintiendo tu cuerpo a punto de explotar como siga subiendo a lamer tu prenda húmedas. Y Mr. Donuts para en seco, su respiración choca contra tu prenda y lo único que haces es tiritar de placer. Y, sin esperarlo y que hiciera que gritases de sorpresa y excitación al mismo tiempo, posó su nariz ahí inhalando tu esencia. Ese hombre quiere recordar ese momento tan único en su vida, creo que ha encontrado a una nueva Baby que disfruta mucho de sus mimos y, sobre todo, que es receptiva.
Se coloca a su lado mientras toma su máscara para ponérselo y sus dedos tocan aquella tela para quitársela. Tú expresión fue lasciva para sus ojos granates. Boca abierta jadeando cómo puede, mejillas rojas de pura excitación y ojos de puro deseo y con ganas de mas; pero él quiere escucharlo de tu boca. No hará nada que no te guste o que no te sientas preparada, solo fue una iniciativa de lo que puede ocurrir en ese edificio.
—¿Qué has sentido? —pregunta con curiosidad.
—Calor… Mucho calor… —respondes jadeante.
—No pretendo a forzarte a algo que no estés preparada, como quitarte la virginidad. Prefiero que eso me lo digas y yo te lo concederé, Baby.
—¿Qué hora es? —preguntas un tanto confusa.
—Ya van hacer las 17:30. —¿Ya? Para ti fue muy rápido, no pensaste que el tiempo pasaría así sin más—. Si te soy sincero, eres la candidata perfecta.
—¿Qué quiere decir con eso?
—Eres muy receptiva y muy obediente. Las demás Babies siempre tienen que decir algo al respecto, no disfrutan del momento.
—Dígame la verdad. —Le miras a la cara mientras te sientas para verle—: ¿Esto es alguna especie de fetiche?
—En efecto. Esta empresa esta dedicada para aquellos que tengan interés en el Daddy Kink, un rol que se asume como padre e hija, pero que no llega a lo incesto —explica y tu rostro refleja impresión pura y dura. ¿En dónde te has metido?—. ¿Se esperaba otra cosa? —Asientes, ya muda—. Es normal. —Se levanta de su sitio para caminar hacia la mesa donde están los papeles—. Mañana le aconsejo que venga a las 20:00 p.m., mi compañero de mañana estará ocupado toda la tarde con sus clientas; pero cuando se trata de la zona VIP, prefiere estar mucho tiempo y más si es con una novata como usted.
Te tensaste con solo imaginarte el otro empleado que vendrá mañana—. Daddy, ¿puedo saber el nombre de su compañero de mañana.
Él se gira para mirarte directamente a los ojos. Sabe de sobra que no debe dar información así por las buenas, pero hay algo que captó en ti desde que te vio por primera vez—. Mr. Jaguar. —Está a punto de marcharse, pero te mira nuevamente—. No sé si te volveré a ver el próximo viernes, pero quiero que sepas que lo disfruté muchísimo.
Y con eso dicho, se retira dejandote tranquila para vestirte y recapacitar con lo que ha pasado. Te vuelves a preguntar: «¡¿En dónde demonios me he metido?!».
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top