Pequeño otooto
Giyu ya era un niño grande, era más alto, podía ser más independiente.
Sabía cómo lavar correctamente sus dientes, podía acomodar perfectamente su cuarto, incluso podía ir solo a la escuela, sin la necesidad de que su onee-san lo llevara.
Tenía que tener esa platica con su hermana, ya era un niño mayor y no podía seguir siendo tratado como un bebé.
- oh, pero si es el pequeño bebé ¿hoy también vendrá por ti tu hermana?-
Y ahí estaba, el motivo por el cual Giyu quería ser tratado de forma más independiente, las burlas de un compañero.
Al chico no le había molestado la ternura de su hermana, adoraba eso, pero ahora que era mayor, unos compañeros habían comenzado a burlarse de él.
Primero fueron comentarios sin importancia, pero poco a poco, comenzaron a incomodarlo, e incluso enojarlo.
- déjame en paz Naobito-
Giyu no tenía humor para soportar a su compañero
- pero si no es mi culpa que te traten como un bebé, la culpa es tuya y de tu hermana que no se comportan como personas de su edad-
Giyu estaba cada vez más molesto, por suerte el maestro había ingresado al salón y las burlas cesarían, por el momento.
Giyu estaba por sentarse en la mesa a comer, acababa de poner su bento en la mesa, cuando Naobito y dos amigos de este lo comenzaron a molestar.
- pero miren nada más, si es otro lindo bento hecho por la hermana para el bebé-
Giyu sabía a lo qué se referían, el bento tenía onigiris en forma de pingüinos, las verduras en forma de corazón y trozos de manzana con forma de conejo, quería sólo salir del lugar pero uno de los chicos lo detuvo
- ¡déjenme en paz!- grito Giyu molesto
Pero ahora estaba siendo sostenido de ambos brazos, al tiempo en que Naobito tomaba un onigiri y lo arrojaba al suelo
- deja mi comida-
- porque debería hacerlo, tú y tu hermana son un par de tontos, por eso sus padres los abandonaron, de seguro no los queri...-
Naobito no terminó la frase, ya que un Giyu molesto se había liberado de ambos niños y había tacleado a Naobito, un profesor había separado a los chicos, para llevarlos a detención, por primera vez en su vida, Giyu se había metido en problemas.
Lo bueno de ser buen alumno, es que tu palabra te respaldaba, Giyu le había explicado el incidente al director y este comprendió, aún así fue amonestado con trabajo extra por su acto de violencia, mientras que Naobito y sus amigos habían sido suspendidos y con una advertencia de futura expulsión en caso de otro incidente.
Pero lo malo, fue ver a su hermana llegar asustada, pensando que algo malo le había pasado
- me preocupe tanto por ti mi pequeño otooto, salí corriendo del trabajo pensando en que te habías lastimado-
Giyu escuchaba las palabras de su hermana, pero solo seguía pensado en ese mote, tan infantil, por el que su hermana aún lo llamaba
- pero estás bien, cuando lleguemos prepárate lo que mas te guste, puedo hacerte uvas en forma de corazón y...-
- deja de tratarme como un bebé Tsutako, ya no tengo cuatro años, ya soy grande, por eso me molestan, por llevar comida en forma de animales y corazones, se burlan de mi por cómo me llamas, dicen que nuestros padres nos abandonaron y yo solo quiero que seas una hermana normal-
Las palabras salieron de forma doliente, el rostro de Tsutako al llanto de las lágrimas, y contra todo pronóstico, ella abrazó a su pequeño otooto.
- se que es difícil, mamá y papá no están y yo, lo lamento, haré lo que tú digas, no quiero que te molesten, desde que ellos murieron, solo te tengo a ti y prometí siempre cuidarte, se que trabajo y mi forma de demostrarte mi amor es en cada detalle, en cómo tomo tu mano, porque tengo miedo de perderte, en cada alimento que comas, el cual preparo con amor, se que creces y tengo miedo que ya no dependas de mi, porque tengo miedo a perderte con los años, desearía que el tiempo se detuviera y siempre poder protegerte, pero se que debes crecer, perdóneme por ser egoísta-
Giyu comenzó a derramar lágrimas, su hermana era demasiado buena y él se había comportado mal, ella era amorosa y trabajaba para sacarlo adelante, ella era la mejor hermana, mamá y papá del mundo.
- onee-san- las lágrimas corrían por las mejillas de Giyu
- no llores peque.. perdón, pero dime ¿cómo quieres que te llame adora?-
- onee-san, yo soy tu pequeño otooto, perdón por ser grosero, yo... perdón-
Tsutako se dedicó a abrazarlo, no necesitaba más palabras, su pequeño otooto crecería y ella debía acompañarlo en ese camino, sin saber que ese camino, sería demasiado corto...
Y aquí otro pedasito del pasado de Giyu con su hermana :3
Espero les guste
Los kiere y ama inukagban
Rakel😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘
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